domingo, 5 de noviembre de 2017

Superliga Argentina. Godoy Cruz de Mendoza 2 vs. Huracán 1... @dealgunamanera...


Huracán no pudo ante Godoy Cruz…


El Globo cayó 2 a 1 en Mendoza ante el Tomba. Ángel González en la primera etapa y Santiago García en la segunda convirtieron para el local. Ignacio Pussetto había puesto el empate parcial para el conjunto que dirige Gustavo Alfaro.

© Escrito por Laura Corriales el viernes 03/11/2017 y publicado por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Foptografías: Nicolás Roncoroni y Prensa de  Godoy Cruz.

Por la octava fecha de la Superliga, Huracán visitó esta noche a Godoy Cruz en el Estadio Malvinas Argentinas de Mendoza.

En el primer tiempo, el equipo dirigido por Gustavo Alfaro no pudo crear muchas situaciones de peligro, a pesar de poseer mayor tenencia del balón. A los 6’, Marcos Díaz salvó al Globo tras un rebote en Santiago García. A la media hora de juego, Romero Gamarra intentó desde afuera del área, pero el balón se fue cerca del travesaño. A los 42’, llegó el primer tanto del partido para Godoy Cruz en los pies de Ángel González.

Durante la segunda etapa, Huracán fue decido a revertir el marcador. Habiendo pasado 3 minutos de juego, Ignacio Pussetto le dio el empate parcial al Globo. A los 15’, un remate de Toranzo no pudo ser bien controlado por Burián y, tras varios rebotes, Diego Viera envió el balón al córner. A los 27’, Santiago García intentó desde lejos y convirtió el segundo gol para el local. Casi en el cierre del partido, Lucas Villalba fue expulsado.

El próximo partido de Huracán en la Superliga será ante Vélez en el Estadio Tomás Adolfo Ducó, el sábado 18 de noviembre a las 21:30 hs.

Godoy Cruz 2

Leonardo Burián; Cristian Báez, Diego Viera, Leonel Galeano (Tomás Cardona), Fabricio Angileri; Pol Fernández, Fabián Henríquez (Victorio Ramis), Gastón Giménez; Ángel González, Santiago García y Felipe Rodríguez (Luciano Abecasis). DT: Mauricio Larriera.

Huracán 0

Marcos Díaz; Cristian Chimino, Saúl Salcedo, Hugo Martín Nervo, Lucas Villalba; Ignacio Pussetto, Adrián Calello, Mauro Bogado (Daniel Montenegro), Alejandro Romero Gamarra (Santiago Silva); Patricio Toranzo (Fernando Coniglio) y Ramón Ábila. DT: Gustavo Alfaro.

Goles: Ángel González (GC, 42’ PT), Ignacio Pussetto (H, 3’ ST) y Santiago García (GC, 27’ ST).

Amonestados: Pol Fernánez (GC, 39’ ST) y Fabricio Angileri (GC, 43’ ST).

Expulsados: Lucas Villalba (H, 46’ ST). 

Árbitro: Diego Abal

Estadio: Malvinas Argentinas





Toda la bronca. Toda.  A que no podía ver el partido por tele, (al final la pasé espectacular con amigos en una cervecería, llena de hinchas del Globo) se sumó perder sin merecerlo y la bronca se agranda cuando ayer me confirmaron que dieron el partido que jugó Boca sin codificar… vuelo de bronca, je.

Llegábamos con toda la ilusión y la alegría a Mendoza.  Si ganábamos éramos los escoltas de la Superliga y se notaba en la semana previa que el plantel estaba contento, con muchas ganas.  Y empezó el partido bien, tranqui, moviendo la bola de acá para allá, pateando desde afuera, de vez en cuando alguna pared y mientras tanto el rival no hacía… nada.  Pero claro, ellos tienen al Morro García que de la nada inventa una jugada que de tan rápida que fue, sumado a que estaba viéndolo por pantalla, no llegué a darme cuenta como lo hizo.  Pero la injusticia la sentí fuerte.  Todos nos mirábamos encogiendo los hombros y mostrando las palmas de las manos.

El segundo tiempo llegaba y la ansiedad era total.  Huracán estaba bien, como que sabía que se tenía que dar vuelta la cosa y el Kaku roba una pelota y se la pone a Pussetto, quien define al primer palo y la cervecería explotó.  Y tomamos aire y la sangre volvía a circular normalmente.  A partir de ahí, fuimos dueños del partido.  Tuvimos muchas, muchísimas situaciones para marcar.  Se veía venir nuestro segundo gol. Un disparo de Toranzo es uno de los que me acuerdo y una jugada de (otra vez) Nacho Pussetto termina en lo que para mí fue un penal no cobrado por el juez Abal.  Pero como Huracán era una máquina, no me calenté mucho… hasta que una jugada rara se arma y sale un pelotazo imposible de inquietarnos pero Nervo sale mal al cruce y claro, lo vengo diciendo: ellos tienen al Morro García.  Y perdimos.

La bronca me duró todo el fin de semana.  A punto tal que hoy es lunes y el partido fue el sábado y recién tuve fuerzas para escribir la nota.  Pero ya, más tranquilo, me doy cuenta que Huracán es un buen equipo y que puede perder pero va a ser muy jodido para el rival o va a tener que tener la “suerte” que tuvo Godoy Cruz.

El finde que viene no hay futbol y el otro jugamos de local con Vélez.  Partido fundamental, que hay que ganar como sea ya que los tenemos a tiro en la tabla de abajo y sería un envión anímico de esos que vienen muy bien.  Obviamente hay que dar vuelta la página y pensar en lo que viene, personalmente lo veo bien al Globo. 

¡Saludos Quemeros!

Carlos Biondi. Posted: 06 Nov 2017 06:36 AM PST (Patria Quemera)



sábado, 4 de noviembre de 2017

Muriel Mercedes Wabney... La enfermera del cuadro... @dealgunamanera...

La verdadera historia de la enfermera del cuadro que pide silencio en los hospitales y clínicas de medio mundo…

Muriel Mercedes Wabney

Era argentina y modelo. Presentó colecciones de Harrod’s, participó del programa de TV de Jean Cartier, y mostró los vestidos de la estrella norteamericana Linda Darnell. Los secretos detrás de la foto que la hizo anónima y famosa al mismo tiempo.

© Escrito por Alfredo Serra el jueves 11/05/2017 y publicado por el Portal de Noticias Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Todos la conocen. Medio mundo o más. Pero nadie –o muy pocos– saben su nombre. Ella, su cara, su gesto, acompaña a millones en la alegría de un nacimiento, en el suspenso de un quirófano, en el dolor del final de una vida. Es, urbi et orbi, "La enfermera del cuadro". De ese cuadro que preside hospitales, clínicas, maternidades.

Su gesto es más que elocuente: un dedo índice sobre los labios. Shhhh. Silencio. Una orden suave, nada autoritaria, que pide crear en las salas de espera un ambiente sereno: apenas un murmullo, a pesar de la ansiedad, de la euforia, de la desesperación, de las protestas. Los sucesos límite que convocan a la voz humana en toda su escala sonora…

¿Quién es?

Primera noticia nacional y popular: como Favaloro, Maradona, Messi, el dulce de leche, Gardel, la calle Corrientes… ¡es argentina!, aunque su apellido lo desmienta.

Se llama Muriel Mercedes Wabney. Era modelo. En 1947 firmó un contrato de exclusividad para presentar las colecciones de Harrod's, la versión calle Florida de la célebre cadena inglesa. Orgullosa todavía en Londres, y una triste ruina entre nosotros…

Una vieja foto de Península Valdés

Y no fue todo: modeló para Ducilo, una empresa y marca de telas, para el modisto Jean Cartier y su programa "El arte de la elegancia" (Canal 7, tevé black and white, finales de los 50), y en un desfile paseó los vestidos que usó Linda Darnell en el film Por siempre ámbar: Twenty Century Fox, 1947, dirigida por Otto Preminger.

Según la única historia rastreable del cuadro "shhhhh", revelada por la ya desaparecida revista Paralelo 38 en los 70, la idea fue de un tal Juan Craichik, jefe de visitadores médicos de la empresa "Taranto", fábrica de instrumental y laboratorio.

El hombre reveló en una entrevista de Paralelo 38 que la chispa se le encendió en 1953, mientras visitaba por su trabajo un hospital de Rosario. "La sala estaba atestada, y cada tanto una enfermera pedía, sin éxito, silencio. Entonces se me ocurrió crear una imagen elocuente que cumpliera la misma función".

El “símbolo” se volvió universal

Presentó el proyecto en su empresa, lo aprobaron, convocaron a varios modelos profesionales, y ganó Muriel Mercedes Wabney.

¿Qué se tuvo en cuenta para ungirla protagonista? Craichik explicó que "su cara era distinta, suave, armoniosa, de mirada dulce…, autoritariamente dulce".

La sesión fotográfica duró toda una tarde. El autor de la idea dijo que la empresa "Taranto" no lucró con la distribución mundial de esa imagen: "la regaló a hospitales, maternidades, clínicas, etcétera".

En cuanto a Wabney, rara vez aceptó hablar públicamente, dijo que era casada, que no tenía hijos, y negó confesar cuánto le pagaron por la foto y su multiplicación ad infinitum…: casi tan enigmática como su anónima cara impartiendo silencio.

La famosa tapa de Paralelo 38

Hoy, mayo 12, la recordamos porque es el Día Mundial de la Enfermería, aunque en la Argentina el Día de la enfermera se celebra el 21 de noviembre.

Y no es poco. Porque Wabney, mujer de mediados del siglo XX, engarza su historia en la más emblemática enfermera de la historia: Florence Nightingale, nacida en el entonces Gran Ducado de Toscana el 12 de mayo de 1820, y murió en Londres el 13 de agosto de 1910, cuando en la Argentina no se apagaban todavía los fastos del Centenario de la Revolución…

Enfermera y también escritora, fue epidemióloga, estadígrafa sanitaria, y pionera de la enfermería moderna.

Florence Nightingale

Primera mujer admitida en la hermética Royal Statistical Society británica, inspiró a Henri Dunant a fundar la Cruz Roja.

Pero no logró su fama con tinta y sobre papeles: empapó sus manos y su alma entre las atroces heridas de los soldados de la guerra de Crimea.

La llamaban "La dama de la lámpara", por su hábito insomne de rondas nocturnas alumbradas por esa luz. En 1883, la Reina Victoria la honró con la Real Cruz Roja. En 1908 recibió las Llaves de la Ciudad de Londres.

Y aunque no lo sepa, cada vez que alguien obedece el pedido de silencio de Muriel Mercedes Wabney desde su cuadro, también convoca el indomable espíritu de Florence Nightingale.

Porque a su manera, las dos abren sus alas sobre las risas o las lágrimas humanas.


Daniel Viglietti, el vanguardista. Q.E.P.D. dealgunamanera...

Daniel Viglietti, el vanguardista…


Murió Daniel Viglietti, con él se murió un vanguardista, un artista descomunal, el tipo que llevó la sofisticación hecha canción y guitarra a una masividad imposible.

© Escrito por Pablo Marchetti el miércoles 01/11/2017 y publicado por el Periódico La Vanguardia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Miren la tapa de ese disco. Es Trabajo de hormiga, de Daniel Viglietti, grabado en vivo en el Luna Park en 1984. Ahí estoy. Adelante de todo. Tenía primera fila, al medio. Si hay gente adelante es porque hubo algunos colados de las filas de atrás que se sentaron en el piso.

Tenía 16 años y fui con mi hermano César al Luna Park el día en que se ponían en venta las entradas, a las seis de la mañana, a hacer la cola. Ahí saqué las entradas. Después fuimos al concierto con mi mamá, Marisa, con mi papá, Néstor, y con César, que es el de rulos y jardinero, remera celeste con mangas rojas, el que más destaca en la foto.

El primer momento en que Daniel Viglietti interactuó en mi vida, mi primera anécdota, fue a los tres o cuatro años. Yo tenía la edad que tiene Trilce -mi hija-ahora, más o menos. Vivíamos en Valentín Alsina, típica casa del Conurbano, con jardín modesto, limonero, rosas, jazmín del país. Había una canilla que a mí me encantaba abrir. Me lo contaron después mis viejos, yo no lo recuerdo, era muy chico.

Mis viejos me retaban, me decían que no la abriera, y yo iba y la abría. Siempre. Sí, como hace Trilce ahora cuando le gusta algo. O simplemente cuando quiere llamar la atención hinchando las pelotas. Abría la canilla hasta que mis viejos se cansaron y la ataron con un alambre. Me dicen que cuando la fui a abrir, no pude, obviamente. Y que, al ver que lo que me lo impedía era un alambre, empecé a cantar: “A desalambrar, a desalambrar”. Obviamente, canté eso porque a mis viejos les encantaba Viglietti. Y se la pasaban escuchándolo.


Viglietti es para mí como Mafalda o Los Beatles: un gusto que me marcó de chico y que me iba a acompañar toda la vida. Con una diferencia: Mafalda y Los Beatles son puertas universales y es obvio que funcionan de esta manera. Tienen tantos niveles de lectura que cualquier chico del Mundo puede entrar al arte, sumergirse en una obra que los va a acompañar siempre.

En momentos en que la izquierda no parece estar pasando su mejor momento, revisar la obra de Viglietti y compararlo con lo que el imaginario nos dice que es la obra de Viglietti, se parece mucho a un ejercicio necesario y hasta indispensable.

Viglietti, en cambio, es mi héroe imposible, el tipo que, a priori, no parece crear para que lo escuchen los niños. Pero siempre hay anomalías. Y esas anomalías pueden ser constitutivas.

¿Por qué soy como soy? Hay un montón de respuestas posibles. Pero sin dudas, una de ellas es: soy como soy porque fui un niño que creció escuchando a Daniel Viglietti. Y también soy como soy porque fui creciendo descubriendo las múltiples capas que había en ese artista magistral que es, fue y será siempre Daniel Viglietti.

Viglietti es, ante todo, un gran malentendido. Por un lado, en el imaginario colectivo se lo confinó al universo de “cantor político” o “cantor de protesta”. Así titulan la noticia de su muerte la mayoría de los diarios, que tienen que actuar respeto pero jamás lo entendieron. Claro que ese confinamiento, ese malentendido, lo llevó a tener un público amplio, masivo, cuando ese canto urgente era también una necesidad de un público amplio.

A diferencia de otros autores de trazo más grueso y una simpleza acorde al mensaje político que se quería transmitir, Viglietti siempre fue un sofisticado. Inclusive cuando se puso más directo o rozó, en los textos, lo panfletario. Sus letras más directas están acompañadas por piezas de guitarra deudoras de la escuela clásica: Viglietti fue alumno de, entre otros, Agustín Carlevaro, maestro uruguayo y referente mundial de la guitarra de concierto.

Su primer disco tiene un nombro propio de la música erudita: “Canciones folklórica y seis impresiones para canto y guitarra”. Da la sensación de que se trata de un músico de raíz clásica o erudita, haciendo música popular. Como si fueran las composiciones de Ginastera o Villa-Lobos. ¿Coincidencia? No, ni un poco. Al contrario, coherencia absoluta.

Si hay un signo distintivo en la obra de Daniel Viglietti es la vanguardia, su tozuda e inquebrantable vocación vanguardista. Era un tipo de izquierda, sin duda. Un tipo que no dejaba duda de su condición política en ninguna de las cosas que hacía. Pero era, ante todo, un vanguardista. Alguien que, como León Ferrari o Mauricio Kagel, pretendía que vanguardia y política confluyeran en una misma dirección. 
A diferencia de muchos cantautores “de protesta” que eligieron simpleza para llegar al pueblo, Viglietti jamás cedió ni un poco de sus convicciones artísticas. Ni como autor, ni como difusor de otros autores. Porque Viglietti fue también periodista, escritor, investigador, comunicador. Pero quiero hablar aquí de su obra artística. Y de su condición de difusor desde lo artístico.

A diferencia de muchos cantautores “de protesta” que eligieron simpleza para llegar al pueblo, Viglietti jamás cedió ni un poco de sus convicciones artísticas. Ni como autor, ni como difusor de otros autores.

En los 70, cuando buscó difundir a autores contemporáneos o un poco más chicos, menos conocidos que él, hizo el disco “Trópicos”. Allí cantó temas de Silvio Rodríguez (un perfecto desconocido en ese momento), Noel Nicola o Chico Buarque, otro desconocido, al menos en Argentina y Uruguay. Cuando volvió del exilio, puso como telonero de sus conciertos a Leo Maslíah (que es fan de la obra de Viglietti e hizo una gran versión en piano del tema “Gurisito”), Jorge Lazaroff o Luis Trochón.


Recuerdo un concierto en Obras donde apareció Trochón solo en el escenario, barba larguísima, disfrazado, recitando un texto delirante no apto para fundamentalistas de “a desalambrar”. Sus discos posteriores al exilio, si bien no marcan una ruptura con el pasado, sí dan cuenta de otras búsquedas, más personales, menos terminantes, más llenas de preguntas que de certezas.

“Esdrújulo”, su disco post caída del Muro de Berlín y la Unión Soviética es una obra maestra. Las dudas lo volvían gigante, la falta de respuestas lo hacían más y más grande artista.

El gran musicólogo brasileño residente en el Uruguay, Guilherme de Alencar Pinto tiene una buena respuesta para el malentendido de Viglietti. Guilherme dice que Viglietti quedó atado, en el imaginario, a una obra de un momento, que fue la que tuvo más repercusión en el público. Pero que su obra política directa fue breve y que encasillar toda una vida en aquel momento es como circunscribir toda la obra de Jean-Luc Godard a la marca que dejaron las películas más políticas directas de fines de los 60 y comienzos de los 70.

Godard podría ser un buen punto de partida para mirar comparativamente la obra de Viglietti. Pero si de buscar referencias y semejanzas se trata, me quedo con dos poetas a los que admiraba profundamente: Vladimir Maiakovski y César Vallejo. Ambos fueron comunistas, ambos tuvieron una obra signada por una ideología colectiva y hablaron de manera urgente sobre su tiempo. Pensemos en el poema “Lenin”, de Maiakovski; o en “España, aparta de mí ese Cáliz”, de Vallejo.

Hay una mirada política, sí. Pero lo que importa en Vallejo y en Maiakovski es la forma poética. O, en todo caso, cómo la forma se vuelve contenido y viceversa. En momentos en que la izquierda no parece estar pasando su mejor momento, revisar la obra de Viglietti y compararlo con lo que el imaginario nos dice que es la obra de Viglietti, se parece mucho a un ejercicio necesario y hasta indispensable.

Son los viejos dogmas, las certezas incuestionables, todo lo que creíamos correcto lo que está en juego. ¿Cómo hacer para barajar y dar de nuevo sin perder la identidad de izquierda, sin dejar de estar parados en este lado del mundo? La reinvención, el rigor y la dedicación que existen en la obra de Viglietti pueden ser una clave para pensarnos.

Por último, una anécdota: ya les conté que cuando yo tenía la edad de Trilce ya cantaba “A desalambrar”. Ya más grande, cuando decidí que quería que mi hija menor se llamara Trilce supe que, además de llamarse como el libro clave de César Vallejo (y de la poesía castellana del siglo XX), se iba a llamar como la hija de Daniel Viglietti. Sí, Viglietti tiene una hija que se llama Trilce.

Si hay un signo distintivo en la obra de Daniel Viglietti es la vanguardia, su tozuda e inquebrantable vocación vanguardista. Era un tipo de izquierda, sin duda. Pero era, ante todo, un vanguardista.

Le comenté a Viki del nombre, le hablé del libro de Vallejo (ella no lo conocía) y le hice escuchar “La canción de Trilce”, la bellísima canción que Viglietti le escribió a su hija. A Viki le emocionó tanto que dijo que sí y asumió su versión de los hechos: Trilce sería para ella “la que vence la tristeza”. O sea, su versión de Trilce es más viglettiana que vallejiana.

Y hay más: si Trilce era varón, pensábamos ponerle Vladimir. Aquí también había distintas versiones de los acontecimientos: ella decía que era por Lenin; yo decía que era por Maiakovski.


Ayer se murió lo último que quedaba en la Tierra de la huella de Vallejo y Maiakovski. Se murió un vanguardista, un artista descomunal, el tipo que llevó la sofisticación hecha canción y guitarra a una masividad imposible.

Se murió un creador cuya obra me acompañó toda mi vida. Me queda el consuelo de la grandeza de esa obra, de tener aún mucho por descubrir en su legado. Eso sí: no me pidan que no esté triste, muy triste.



A.R.A. Almirante Irizar (Q-5)... Pruebas finalizadas... @dealgunamanera...

El rompehielos ARA “Almirante Irízar” concluyó las pruebas de hielo en la Antártida…


El buque de la Armada Argentina regresó a Buenos Aires tras haber navegado por aguas antárticas luego del proceso de reconstrucción y modernización al que fue sometido.

© Publicado el jueves 02/11/2017 por el Periódico Gaceta Marinera de la Ciudad de Punta Alta, Provincia de Buenos Aires.

Tras haber zarpado del puerto de Ushuaia, el rompehielos ARA “Almirante Irízar” arribó esta mañana a los Talleres Navales de Dársena Norte (TANDANOR) luego de haber efectuado las pruebas de hielo en aguas antárticas. A su regreso desde la zona austral operó en el Mar Argentino con unidades de la Flota de Mar.

Por su parte, la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros también se embarcó en la unidad y volvió a sobrevolar la zona, a una década de su último viaje por el continente blanco.

Para su recibimiento, estuvo presente el Ministro de Defensa Oscar Aguad, acompañado por el Jefe del Estado Mayor General de la Armada, Almirante Marcelo Eduardo Hipólito Srur, y el Director General del Material de la Armada, Contralmirante David Fabián Burden. También asistieron el Comandante Conjunto Antártico, Comodoro de Marina Pablo Fal, junto a su antecesor y actual Director de Sanidad de la Armada, Comodoro de Marina Marcelo Cristian Tarapow.

Ya amarrado el rompehielos, las autoridades navales y del Ministerio de Defensa realizaron un breve recorrido por el “Irízar”; y tras saludar a su Comandante, Capitán de Fragata Maximiliano Mangiaterra, Plana Mayor y tripulación, recibieron una exposición sobre las diferentes pruebas concretadas por el buque.

La Banda de Música de la Armada también participó del acto rindiendo honores.


Las pruebas de hielo.

Las mismas tuvieron como objetivo principal observar el desempeño de la unidad, en el marco del proceso de reconstrucción y remodelación al que fue sometida en los últimos años.

Para eso, en una primera instancia, el buque navegó por zonas con “hielo a la deriva” y, una vez superada esa etapa, lo hizo por campos de hielo de mayor espesor y altura. De esta forma, se buscó exigir a los sistemas, equipos y motores de propulsión a condiciones de temperaturas bajo cero, para luego evaluar sus reacciones.

Las actividades contaron con el apoyo de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros –perteneciente a la Fuerza Aeronaval Nº2–, que a bordo de un Sea King y tras diez años sin sobrevolar la zona, llevó adelante viajes a la base antártica Orcadas y exploraciones junto a profesionales, para determinar el área de operaciones del rompehielos.

“Ha sido un desafío cumplido que hace a la integración y al espíritu del rompehielos”, comentó el Comandante de la unidad, Capitán de Fragata Maximiliano Mangiaterra. “Esta navegación cierra un ciclo de adiestramiento e instrucción fundamental para que toda la tripulación pueda participar en sus roles de forma adecuada durante la campaña antártica”, detalló.

A lo largo del recorrido, el buque de la Armada Argentina operó con hielos de hasta 4 metros, sobre los cuales se realizaron prácticas de ramming, impactando sobre éstos hasta conseguir agrietarlos y así abrirse paso.

Esta fue la última de las pruebas de aceptación de puerto, mar y hielo, que le permitirá a la Armada Argentina obtener la certificación final del buque. Una vez adquirida, la unidad será entregada al Comando Naval Antártico y comenzará con su alistamiento para la Campaña Antártica de Verano.

Las pruebas en el “Irízar” habían comenzado en abril, cuando el buque zarpó desde el Complejo Industrial y Naval Argentino (CINAR) para efectuar el primer ajuste de sistemas. A aquella navegación inicial le siguieron varias más por Buenos Aires, Puerto Belgrano y Ushuaia. En todas ellas, así como en esta última visita antártica, científicos, investigadores y profesionales de diferentes organismos fueron sumándose a la dotación del buque para supervisar su comportamiento y asegurar el óptimo desempeño de la unidad.



Ganar capacidades.

Concluido el proceso de reconstrucción y modernización que lo mantuvo alejado de las aguas por diez años, el “Almirante Irízar” adquirió capacidades propias de buques logísticos y multipropósitos, convirtiéndose en un rompehielos único en el hemisferio Sur.

La unidad incorporó tecnología de última generación, duplicó su capacidad de transporte de Gas Oil Antártico (GOA) e incrementó en un 600 por ciento la cantidad de espacio dedicado a la investigación científica; que de 40 metros cuadrados pasó a ocupar 400.

Entre muchas otras novedades, también sumó un sistema de obtención de información física a partir de sedimentos, y una campana que le permite generar un ambiente aislado para activar reacciones químicas.

Asimismo, el característico puente de observación de la unidad también fue ampliado significativamente para ganar espacio interno y poder alojar a un mayor número de personas y equipamiento. 

Volver a los hielos.

Para el Suboficial Mayor Raúl Oscar Godoy, la próxima Campaña Antártica de Verano será la sexta de su carrera naval. Feliz por esta nueva etapa en su vida, cuenta que entre las campañas y su antigüedad en el buque, ya suma 14 años junto al rompehielos de la Armada Argentina.

Su último viaje a la Antártida había sido en 2006. De ahí estuvo destinado al buque logístico ARA “Patagonia” y desde 2008 permanece en el “Irízar”. “Esta es mi segunda casa; fui testigo de todo el proceso de reparaciones, así que hoy es una emoción muy grande verlo en el medio de los hielos”, describe desde el puente de comando del buque.

En cambio, el Guardiamarina Mathias Real Toro se prepara ansioso para la que será su primera campaña. Egresado el año pasado de la Escuela Naval Militar y desempeñándose actualmente como ayudante del Departamento de Operaciones, señala que poder ser parte de la dotación del rompehielos es una experiencia única y una aventura: “Estar acá es increíble, todos los días son un desafío”.

Así también lo siente la Cabo Segundo Romina Juárez Dávila, destinada hace cuatro años a la unidad. “Desde la primera salida que hicimos en abril estoy disfrutando y aprovechando al máximo para aprender. 

Es impresionante ver cómo se trabaja a bordo. Sentir el movimiento del barco, la forma en la que rompe el hielo, o salir y que te encandile el blanco de la nieve; todas son vivencias hermosas”, concluye.




La Aviación Naval presente una vez más en el continente antártico


Luego de diez años sin sobrevolarla, la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros, de la Fuerza Aeronaval Nº2, volvió a operar en la base antártica Orcadas y efectuar ejercicios con el rompehielos ARA “Almirante Irízar”.

Si hay algo que caracteriza al rompehielos ARA “Almirante Irízar”, sin dudas es su tamaño. El buque de la Armada Argentina es la única unidad con capacidad para alojar dos helicópteros Sea King y esto se da gracias a los enormes hangares situados en la popa del buque.

Por eso, en estos años de reparaciones y modernización de la unidad, la Aviación Naval se vio restringida para llegar hasta el continente blanco y operar sobre sus hielos y bases.

“En total fueron cuatro las Campañas Antárticas en las que participé, y hoy poder volver me deja orgulloso y muy contento; son muchas sensaciones que se me vinieron al momento de subir y volar”, comentó el Capitán de Fragata Jorge Nieto, piloto del Sea King destinado y Jefe del Grupo Aeronaval Embarcado que, en el marco de las pruebas de hielo llevadas adelante por el ARA “Almirante Irízar”, tuvo la oportunidad de regresar al continente blanco luego de diez años.

En esta vuelta, la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros –perteneciente a la Fuerza Aeronaval Nº2 (FAE2) con asiento en la Base Aeronaval Comandante Espora– se encargó de trasladar científicos e investigadores que observaron los hielos desde el aire para luego proponer posibles rutas al buque; efectuar vuelos hacia la base Orcadas para acercarle a su dotación víveres y suministros; y adiestrarse en ejercicios de carga y descarga de peso junto al “Irízar”.

“Es un volver a empezar para todos; para toda la cubierta de vuelo. Muchos de los cabos que estaban por venir se quedaron con las ganas cuando pasó lo del incendio, así que era una gran ilusión regresar. Desde la FAE2 y la Escuadrilla siempre continuamos transmitiendo nuestras experiencias mediante capacitaciones y cursos, con la idea de compartir las vivencias y prepararlos para el trabajo que los esperaría acá”, expresó el Suboficial Primero Mauricio Peña, mecánico de vuelo, desde uno de los hangares del rompehielos.

A su lado, el Suboficial Primero Pedro Castillo agregó: “A diferencia de la última campaña, el buque está muy renovado. Si bien mantiene la esencia, las nuevas remodelaciones se notan. La verdad que se disfruta mucho el estar a bordo”.


De esta manera, la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros dio inicio a los preparativos para lo que será la próxima Campaña Antártica de Verano, en la que jugará un rol esencial reabasteciendo a las distintas bases antárticas, colaborando en el recambio de sus dotaciones y trasladando a los profesionales que invernarán.

La Segunda Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros volvió a operar en la base antártica Orcadas.