sábado, 20 de mayo de 2017

Rebajar lo humano… @dealgunamanera...

Rebajar lo humano…


El pretexto, la coartada, la excusa o el subterfugio son todas figuras propias de una conciencia que busca otra versión disimulada para sus verdaderos deseos o apetencias.

© Escrito por Horacio González el jueves 18/05/2017 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Se podría decir que esa es una característica de las personas que mantienen su ansiedad sobre un objetivo, pero que por distintas razones, vacilan en presentarlo con su identidad verdadera. Tejen redes arácnidas, tienen miedo de sus propias desmesuras. Su táctica es la de hacer constantes excepciones  sobre sí mismo, pero han aprendido que la palabra es un simple cortinado ocasional. Luego de un choque con quienes considerarán ajenos o inadmisibles esos anhelos suyos, no les cuesta ausentarse de lo que han dicho. Hacen desaparecer lo dicho como en una propagando de mosquitos. 

El atenuante de este comportamiento es conocido. Nunca es difícil encontrar un uso inevitable de coartadas en la acción humana. Esto no ocurriría en las excepcionales conductas que actúen no por intención sino en nombre de una ley universal. Pero la coartada sistemática nos lleva a una conducta de mala fe que los funcionarios de este gobierno han “protocolizado” como gravísima eximición del mundo del habla y lo que ella implica como compromiso y autoexamen. Al contrario de lo que toda persona cree, para ellos hablar no implica costos sino efímeras actuaciones. Se consideran así exentos de censuras o autocensuras.

La  teoría de una conciencia gubernamental insoportablemente opaca pero pavorosamente desdeñosa del drama del lenguaje (esto es, de la promesa, la culpa o el dolor). Hablar entonces son emisiones encadenadas de excusas y venganzas contra el tiempo. “Esto hoy lo creemos pero lo negamos, fojas cero; pero volveremos.” Y reinician el ciclo de sus alucinaciones.

De ahí el uso del pretexto y todo un bagaje de recursos evasivos para darle curso a acciones que tienen la estructura de esa mala fe, la que aplican ignorando conscientemente su verdadero sentido. En su reemplazo, esgrimen una segunda cuerda, un acorde menor, de apariencia indiscutible, para que sirva para la justificación de una decisión desmedida o agraviante. Así, para concluir el plazo de la Escuela Itinerante, el macrismo alegó que era necesario arreglar las veredas de Plaza Congreso.

Para justificar lo bochornoso del fallo de la Corte, se lo disimuló alegando la independencia de poderes. Quieren reivindicar el pasado terrorismo estatal, pero se exoneran a medida que la Ciudad les hace llegar los indicios masivos del repudio. ¿Rosenkranz? ¿Rosenkranz? ¿Quién es? ¡Ah! Un personaje “totalmente independiente” de una obra de Shakespeare. Sí, uno que tuvo que hacer un viaje con un tal Guilderstein. Con razón ni sabíamos en dónde estaban. ¿Y Rosatti y Nolasco podemos decir que son personajes de una ópera de Verdi? ¡No, no exageremos con las exoneraciones compulsivas!

Para  masacrar la vida urbana como inherente a un conjunto vital de ciudadanos-trabajadores, la desmenuzan en la atomización extrema en la figura del vecino. Es el paso para justificar  la conversión de la ciudad en vías de circulación extremadamente agresivas con sus clásicas instalaciones urbanas. Dicen que con el Paseo del Bajo se ganará en espacios verdes. Para desmantelar el jardín zoológico dicen que pondrán un parque ecológico. Para intervenir políticamente en el municipio de La Matanza dicen que lo favorecen con la extensión del Metrobús.

Los asuntos políticos los hacen pasar por cuestiones técnicas, las cuestiones técnicas por políticas de seguridad, la seguridad se transforma en un protocolo, el protocolo sustituye a la ley, y la ley ya no es más un acto deliberativo de la conciencia pública –individual o colectiva–, sino un sondeo de opinión, un nivel de encendido de un canal de televisión, un rito publicitario para vender una ciudad postiza como los pícaros que hacían loteos falsos en la película El Jefe (Ayala, Viñas, 1962). Diagramar conductas con tecnologías de sujeción de la conciencia pasó a llamarse Ley. Manipular un Metro-carpetazo-bus para investigar irregularidades, en vez de crear tribunales ecuánimes –lo que todavía no es imposible a pesar de la corrosión institucional imperante–, muestran una vocación inquisitorial que entre el necesario juicio ponderado y la metodología global del escándalo, elige una cámara de castigos a la “buena de dios”. Su verso parece republicano, pero no es la poética de Rousseau sino la de Savonarola.

Así se transforma la vida en un flujo de acoplamientos mecánicos revestidos de grácil ligustrina. Se la lleva a lógicas de experimentación humana que están por encima de códigos o de tradiciones jurídicas. Antes gobernó el Proceso, al que el macrismo añora en sus clubes políticos. Ahora gobiernan por medio de procesamientos. Denominan ley a una aleación empresarial-jurídica- gerencial y disciplinaria. De allí sale la decisión, la voluntad o el capricho. Incluso el caprichito. Y la ley siempre llega después, para sufragar un hecho consumado. Es ley macrista. Ley que recubre lo ya decidido; ley que es la retaguardia justificadora, luego que una orden de desmantelamiento fue ejecutada; ley es una retícula hueca que se hace presente con calculada demora para cubrir lo que premeditadamente fue  destruido antes.

El macrismo es fáctico, brutal, sus intelectuales disfrazan el daño realizado con ropajes de constitucionalismo republicano. La república se extingue en sus manos, la aplastan al convertirla en actos de injuria, en persecuciones basadas en exterminios morales.

¡Toquen la palabra República cada vez que Macri la pronuncia! Suena a hueca, como si una lanza hubiera rebotado contra el caballo de Troya. Adentro esperan para tomar la Ciudad los arregladores macristas de veredas.

El código que admiten es el del insulto a lo popular, para luego solaparlo todo con el dicho de que lo mejor que tenemos es el mismo conjunto de personas que acaban de vejar. (Pueden sonar bombos del Tula en este preciso momento.) Al peronismo lo consideran un pellejo vacío y precisan peronistas que se digan macristas y viceversa. No faltan apostadores. La excavación automática del subsuelo social no da abasto; lo dedos se electrizan de tanto timbrear. La leyenda del arreglador de veredas merecería estar en la Biblia.

El macrismo convirtió a la república en una monarquía del pretexto, en una autocracia de la coartada. Ese catálogo completo de la aplicación de señuelos saca de apuro de cualquier gabinete, con su jefe y todo. Incluye a trolls off shore, que globalizaron el insulto como se globalizaron las computadoras chinas.  Desaparece el lenguaje con mínimos anclajes de verosimilitud. Siempre un lenguaje vivo contiene su retractación, su pensar sobre sí mismo, su aire confesional o excusatorio. No aquí. 

Estos genuinos recursos han  desaparecidos ahogados por un planicie metálica de dos fríos enchapados: primero muestran un acto reglamentario intrascendente para impedir el juego político trascendente; luego presentan un ámbito público  individualizado –por ejemplo, la Ecobicicleta–, como cobertura bucólica de actos de afrenta laboral, vejación personal, lapidación de nombres y prestigios. La pesada herencia es lo más liviano que hay cuando es una obtusa metáfora y más pesada de lo que creen cuando es una eficaz memoria social que decide no volver a fojas cero.

La palabra volátil y desarticulada es transportada sobre decisiones de guerra. Para eso, los publicistas oficiales pintarrajean la destrucción como si fuera un umbral para la esperanza futura. Es el ameno pasaje macrista al desmigajamiento del trabajo, la anulación del legado histórico nacional en su amplitud soberana. Es el aplastamiento de la nación misma tragada en juegos corporativos no declarados algunos, alegremente declarados otros. Endeudamientos inconcebibles, operaciones contra otros estados –Venezuela–, y un proyecto de perdurabilidad infinita.

Nada tenemos contra el metrobús, como es obvio; sí contra su ideologización alcornoque; nada contra la bicisenda y sí con su explicación obtusa; nada contra la felicidad sino contra la pánfila intención de anunciarla con eufemismos melosos y huecos. ¿Por qué llamar Paseo del Bajo a una modalidad de circulación urbana que representa nada más que a una visión del capitalismo que mira las ciudades  como ámbito privilegiado de su reproducción financiera? La Avenida 9 de Julio era un verdadero Paseo antes del Metrobús. Allí sí fue una imposición de la Bicicleta financiera absorbiendo metrobuses  y Bicicletas amarillas.

No es chiste, Mordisquito; te regalan diez minutos de transporte pero te cobran la plusvalía urbana bajo la forma de un ocio represivo. ¿Te acordás, Mordisquito, quién escribió esa frase? Olvidemos. Te empobrecen bajo un protocolo obligado y te mandan a pedalear en una Eco-Ciudad que ya no es tuya. Es un eco del circulador inmaterial del gran Capitalismo. Es el plato fuerte de la globalización irresponsable, que anula lo que toda nación debe resolver en su seno, la preparación del hombre universal, de un humanismo incisivo que piense el planeta bajo el estímulo de una nueva humanidad del trabajo y la cultura emancipada.

Todos estos son planos del laboratorio maquinístico que robotiza el trabajo, lo brutaliza para quienes lo tienen y lo “pilotea cancheramente” para quienes no lo tienen y quizás no lo tendrán.  La circulación humana, un derecho histórico consagrado, la acicalan con calcomanías de alegría  y el éxtasis de un tuteo falsificado. Por eso, “vos” que me estás escuchando, vos, sí, vos, Mordisquito, como te decía Discépolo, ¿qué harías si oyeras al soberbio e improvisado Macri decir que habló con Trump sobre “vos”…?  ¿Te creías que antes, cuando el gobierno anterior decía capitalismo serio, hacia solo obra capitalista? No, Mordisco, hacía cosas a las que por improvisación les daba ese nombre pero  merecían otro. 

Ese otro nombre, costaba hacerlo salir de las gateras. Pero mirá como está el mundo, Mordi. Todo ha mutado, vos y yo también. Pensalo. Te quiero decir una cosa más, ponételo en la cabeza, que junto al corazón son emblemas alegóricos de la libertad ¡Qué frase! ¿Te diste cuenta, no? Bueno, ante esta destrucción de la lengua, la política, la cultura de textos e imágenes, de la libertad urbana, de la vocación laboral, hay una persona que debe presentarse a la lid. Con urgencia –mirá lo que te digo–, con urgencia. Porque guarda una distancia enorme con el resto. Se llama Cristina, vos la conocés. Sé que primero la viste con suspicacia y luego  te diste cuenta. Y empezaste a reírte del tintineo de mucha moneda falsa lanzada por los truchos del pretexto infinito y de la coartada sistemática. Son momentos cruciales, perentorios. Dicen que polariza mal, que con ella se discute el pasado y no “para adelante”. ¿Y? ¡Si justamente se trata también de discutir contra esos conceptos de ocasión! Es un tema de tragedia clásica no de estadística profesional.

Bueno, Mordi. Tiene  que presentarse porque no tiene otro remedio que presentarse. No me mires así. Y encima te agrego: dijo cosas importantes en Europa. ¿Pero por qué ponerlas bajo la invocación de un capitalismo serio? Concepto equívoco,  aunque sea dicho con toquecito irónico y teniendo en cuenta los nubarrones de violencia que imperan por doquier, el drama de los migrantes, las graves militancias sacrificiales de nuevas teologías políticas. Mordisquito, vos no sos el de antes, yo tampoco. Cristina debe decir presente, ni siquiera en nombre de su liderazgo ni de cómo “tracciona votos” –ojo a la jerga–, sino por la incumbencia fatal que una persona no puede eludir. Pues encarna ese pathos de la distancia –no te asustes por la frase, hasta la dicen en la Casa Rosada; es de Nietzsche pero lo comprenden mal–, distancia que la separa inevitablemente del absolutismo trivializado que nos gobierna.

Esa distancia primordial y fuera de discusión puede esfumarse en la indigna crueldad de estos días si no se asumen las quijotadas y las valentías necesarias. Debe presentarse –no me mirés así, Mordisquito–, y te digo más, debe presentarse poniendo otra palabra sugestiva y convocante en el lugar donde dice capitalismo, palabra que no está a la altura de todo lo demás que dice.

¡Date cuenta, Mordisquito! date cuenta, no es un tema político ni económico; es que están rebajando lo humano, nos dicen que estamos demás, aquí y allá, que nos corramos, que nos vayamos, que tienen que reparar esta vereda, que ni para pedalear servimos. No nos rebajemos, vos no sos el mismo Mordi, ya te lo manifesté de entrada. No sos el que desconocía por qué se estaba así, como te pinchaba Discepolín, que en el fondo te tenía como un hijo descarriado, como se decía antes. Comprendiste, comprendimos. Está el país en juego y una noción de la emancipación humana se podrá abrir ente nosotros. Dos cosas nos deben llenar el ánimo de admiración y respeto, Mordisquito. El cielo estrellado sobre nosotros y la ley moral en mí, en vos, y en todos nosotros.

Horacio González




martes, 16 de mayo de 2017

Los Jubilados y el Impuesto a las Ganancias... @dealgunamanera...

Fallo de la Justicia…

El Presidente Mauricio Macri con jubilados, en un acto reciente.
Foto de Archivo

Declaran inconstitucional que los jubilados paguen Ganancias. Fue un fallo de dos jueces en base a un caso en el cual un beneficiario se le retuvo el pago por ese impuesto. Argumentaron que las jubilaciones no son una © renta.

© Escrito por Ismael Bermúdez el martes 16/05/2017 y publicado por el Suplemento Económico el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La Justicia declaró inconstitucional que los jubilados y pensionados paguen el impuesto a las ganancias. Así, con el voto de los jueces Nora Carmen Dorado y Luis René Herrero, lo resolvió la Sala II de la Cámara Federal de la Seguridad Social. Los jueces sostienen que la jubilación no es ganancia, no es una retribución por una actividad, no es una renta ni un beneficio sino un ingreso financiado por los aportes efectuados durante la etapa activa.

El pronunciamiento judicial fue porque al jubilado Leonardo Gualberto Cardenale le descontaron el impuesto a las ganancias cuando cobró una sentencia de reajuste de haberes.

Al efectuarse la liquidación de la sentencia que incluye la retroactividad y el reajuste del haber, a Cardenale le efectuaron retenciones por el impuesto a las ganancias por superar en varios años, con el pago retroactivo del haber reajustado, el mínimo no imponible de esos períodos.

En su fundamento, el juez Herrero sostuvo que la Corte Suprema definió que la jubilación debe tener una “proporción justa y razonable” con el ingreso de los activos, que tiene un carácter integral y es financiada con los aportes efectuados durante la etapa activa.

En consecuencia, Herrero sostiene que “resultaría a todas luces contradictorio reconocer que los beneficios previsionales están protegidos por la garantía de integridad, proporcionalidad y sustitutividad, que consagra la Ley Suprema, y a la vez tipificarlos como una renta, enriquecimiento, rendimiento o ganancia gravada por el propio Estado que es el máximo responsable de velar por la vigencia y efectividad de esos principios constitucionales”.

Además, dice que sería “una flagrante injusticia” que un jubilado estuviera exento de tributar el impuesto a las ganancias como trabajador y obligado a sufragarlo como jubilado. Y agrega que a diferencia de un trabajador que podría percibir una remuneración que por su cuantía podría ser alcanzada por las escalas o bandas” fijadas por el impuesto a las ganancias, “las jubilaciones, pensiones o retiros, por el contrario, no se configura este requisito insustituible del concepto legal de “ganancia”, pues ningún miembro del sector “pasivo” presta servicios, u obtiene rentas, enriquecimientos o rendimientos merced a una actividad “realizada” por él”.

La juez Dorado argumentó que corresponde “proteger la cuantía de los haberes previsionales de cualquier quita o disminución que resulte confiscatoria” y que “cuando exista una norma que se contraponga con tal claro principio debe ser revisada y desestimada”. Y remite a un pronunciamiento de la Cámara Federal de Paraná que señaló que “el beneficio jubilatorio no es ganancia en los términos de la ley tributaria, sino un débito social que se cumple reintegrando aportes efectuados al sistema previsional.

En consecuencia, al considerar la jubilación como un reintegro o débito social, aplicar el impuesto sobre los aportes efectuados en vida activa y repetir la tributación sobre los mismos aportes al devolverlos en forma de beneficio previsional, produce agravio a diversas garantías constitucionales al afectar la naturaleza integral del beneficio y el derecho de propiedad como consecuencia de una doble imposición y el carácter confiscatorio de la reducción”.

El fallo de Cámara declara inconstitucional el artículo 79 inciso c de la ley 20.628 de impuesto a las Ganancias y el artículo 115 de la ley 24.241 de jubilaciones, que dicen que las jubilaciones y pensiones están alcanzadas al impuesto a las ganancias.

Si bien este año, se elevó a seis haberes mínimos el mínimo no imponible para las jubilaciones y pensiones, ($ 38.364) se estima que más de 300.000 jubilados y pensionados del sistema nacional, provincial y municipal están afectados por ese impuesto.


domingo, 14 de mayo de 2017

Cómo construir una pirámide sin deslomarse… @dealgunamanera...

Cómo construir una pirámide sin deslomarse…

Herminio Fernández, gallego, jubilado y barcelonés, patenta un ingenio que ofrece una respuesta al gran misterio de la arquitectura.


© Escrito por Carles Cols el jueves 11/05/2017 y publicado por El Períodico de la Ciudad de Barcelona, España.

Dejó dicho Gustave Flaubert que los libros no se conciben como los niños, sino como las pirámides, a costa de amontonar bloques de piedra unos sobre otros, una comparación magnífica, sin duda, pero el escritor se quedó más pancho que Madame Bovary y no aclaró, ya de paso, exactamente eso, cómo se construye una pirámide, tremendo misterio de la arqueología desde que Heródoto (que si de rigor se trata era el Pío Moa de la antigüedad) dejara escrita una vaga descripción sobre aquella hazaña de la arquitectura.

Las cifras, porque no es algo que se recuerde así sin más, como las tablas de multiplicar, hay que subrayarlas. Solo en Keops, la mayor de las pirámides, se amontonan más de 2,3 millones de bloques de piedra de más de dos toneladas de peso cada una. Se dice pronto, pero ¿cómo se hace? Pues en la calle de Bou de Sant Pere (por situarla en el mapa, a un minuto del Palau de la Música) vive Herminio Fernández Fernández, gallego y jubilado, que no solo tiene patentado un método para construir pirámides, sino que en el recibidor de su casa tiene un prototipo a escala de su ‘rampa elevadora manual’, un ingenio que ya le hubiera gustado a Howard Hawks para su ‘Tierra de faraones’.

Esta suerte de Arquímedes gallego trabaja sin planos, pura intuición. La demostración práctica de su invento es la monda.

Una teoría común, extraterrestres al margen, es que los egipcios subieron los bloques de las pirámides con legiones de esclavos a través de rampas, un disparate a poco que se hagan cuatro cálculos de trigonometría. Una inclinación de la pendiente superior al 10% hubiera puesto el reto solo al alcance de Obélix. De ser así, para la de Keops, por ejemplo, la rampa habría tenido una longitud de un kilómetro y medio. Total, que habría sido mayor y más impresionante que la propia pirámide. 

Herminio levanta 100 kilos en su 'rampa elevadora manual'.

El cuarto piso sin ascensor en el que vive Herminio es una corta pero extenuante ascensión que invita a la reflexión, que predispone, qué caray, a abrazar cualquier sabia solución si de levantar kilos de peso con la fuerza de los brazos se trata. Y eso es lo que (si hay que jurarlo por Amón, que así sea) resuelve la desconcertante ‘rampa elevadora manual’. Herminio coloca 100 kilos de peso en la plataforma e invita a asir por las puntas las dos palancas del invento. Un simple alehop y los bloques de cemento suben un escalón. Se acomodan las palancas en el siguiente diente (eso se hace en un pispás) y, alehop de nuevo. El esfuerzo es insignificante. Es la monda. Clark Kent debe sentirse así cuando levanta en brazos a Lois Lane.

Cual Encofrado Autoportante

En la arquitectura moderna se emplea en ocasiones excepcionales, en rascacielos singulares, por ejemplo, un dispositivo que parece bautizado por el mismísimo Lex Luthor, el encofrado autotrepante. El más célebre de Barcelona fue el de la torre Agbar. Aquel invento se abrazaba a la columna vertebral del edificio y literalmente escalaba por ella como un niño se sube a un árbol. Cada cinco días subía un piso.

Lo que Herminio ha diseñado, sin planos, con pura intuición de carpintero, es un puzle de madera, un conjunto de escalones, engranajes y palancas, todo tallado a mano, que tan pronto como ascienden las piedras se desmontan las piezas de abajo y se colocan arriba para proseguir sin pausa la escalada. Brillante.

Nada menos que el encofrado autotrepante de la antigüedad. Asegura Herminio que una sola persona mínimamente en forma puede mover bloques de 300 kilos. No hace una demostración dentro de casa porque ya la hizo tiempo atrás, con nefastas consecuencias para los azulejos del piso. La hace en el tejado. La cuestión, en resumen, es que asegura que una veintena de personas, cada una con su palanca, podrían levantar al alimón un bloque de 6.000 kilos.

Plinio el Viejo desdeñó el fin mismo de las pirámides, "trabajo en vano", dijo, pero no dejó ni una buena pista sobre cómo se construyeron, igual que Heródoto.

Eso sirve en bandeja el debate sobre cuántas personas eran necesarias para levantar una pirámide en un plazo razonable de tiempo. Plinio el Viejo, que en cierto modo las menospreciaba, decía de ellas que eran “un trabajo en vano” o, peor aún, sostenía que eran simplemente el mezquino propósito del faraón de turno de dejar las arcas vacías tras su muerte y fastidiar así a su sucesor, calcula que en una de las más notables que conoció, que sitúa en Arabia, trabajaron durante 20 años unos 360.000 hombres. No estuvo allí, por supuesto, para verlo. Herminio tampoco, claro, y en igualdad de condiciones, discrepa de Plinio.

Defiende que bastaba una plantilla de unos 4.000 trabajadores para completar una pirámide en 20 años, y solo una cuarta parte de ellos destinados a esa espectacular tarea de subir las piedras.

Herminio, con su prototipo de catapulta y ballesta, un dos por uno insólito.

“No, nunca he estado en Egipto, y no voy a ir, me da miedo el avión”, explica Herminio en el saloncito de su casa, entre ballestas de fabricación propia y catapultas de miniatura, que, por cierto, funcionan. Este hombre está hecho un Arquímedes.

El lanzamiento de lápices cual flechas a lo largo del pasillo daría para otra crónica, igual que su teoría sobre los desconcertantes conductos de ventilación de las pirámides, de los que sostiene que son una suerte de pararrayos fallido. Lo dicho, eso, otro día. De momento, si alguien necesita una pirámide, Herminio es su hombre.  

A él le gustaría probar su invento a lo grande. Su suerte, claro, sería ser anglosajón, que la National Geographic Society le prestara atención, como cuando en el 2012 le dio por financiar la demostración de la teoría Terry Hunt y Carl Lipo de que los moais de la isla de Pascua fueron trasladados a pie, en un gracioso paseo.


Quién sabe, quizá algún día...  


Para "vivir" en C.A.B.A. se necesitan $ 32.442,44... @dealgunamanera...

Por la inflación, una familia necesita más de $ 1.000 por día para vivir en la Ciudad.

Una familia porteña de clase media de cuatro personas necesita más de $1.000 diarios para pagar sus gastos.

La canasta de alimentos y servicios para un matrimonio con dos hijos en el ámbito porteño se ubicó en $ 32.442,44 en abril.

© Escrito por Natalia Muscatelli el domingo 14/05/2017 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma e Buenos Aires.

Un nuevo informe sobre los ingresos que necesita tener una familia tipo que vive en la Capital Federal para cubrir la totalidad de sus gastos, llegó a la conclusión de que esa cifra asciende a unos $ 1.000 diarios.

Con lo cual, para el mes de abril, esta canasta de alimentos y servicios para un matrimonio con dos hijos en el ámbito porteño se ubicó en $ 32.442,44.

El cálculo corresponde a la asociación de consumidores Centro de Estudios Sociales y Acción Comunitaria (CESyAC) a pedido del Ente Regulador de los Servicios Públicos porteño.

El resultado de los gastos de esta canasta difiere de las mediciones oficiales, básicamente porque este sondeo toma en cuenta los consumos de un grupo familiar que alquila la propiedad donde vive, e incluye, además otros gastos típicos de una familia de clase media que no están ponderados en las mediciones más conocidas.

Por ejemplo, la Canasta Básica Total (CBT) del INDEC, que marca la línea de pobreza de los hogares, ascendió en marzo, a $ 14.090,52. Esta canasta mide a alimentos, servicios, movilidad y la indumentaria mínima que una familia de dos adultos y dos menores requiere para no caer debajo de la línea de la pobreza.

En el caso de la medición del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la erogación mensual llega a los $18.686,47, en el caso de una familia tipo que es propietaria de la vivienda. En cambio, no está disponible el gasto de la misma familia que paga un alquiler.

Según la medición del CESyAC, el cómputo del gasto mensual de la canasta se desglosa de la siguiente manera: el 21% ($7.082,92 mensuales en promedio) se destina a los productos de consumo masivo: alimentos y productos de limpieza, higiene y tocador. Y el restante 79% ($ 25.359,52) se destina a los servicios que demanda el hogar y quienes lo habitan.

Estos últimos (los servicios), a su vez, se dividen en cuatro grupos: el primero engloba los gastos del alquiler e impuestos de la vivienda (expensas 19%, ABL 3% y alquiler 78%). El segundo, los servicios para la vivienda (internet 36%, agua 8%, luz 7%, gas 8%, cable 38% y telefonia fija, 3%).

El tercer grupo está vinculado al gasto en los servicios de las personas, como las cuotas de un colegio privado subvencionado (32%), medicamentos (2%), cuotas del club para los niños (17%), medicina privada (45%) y celulares (4%).

El último grupo, contempla los gastos de transporte. Entre ellos, taxis (8%), colectivos (10%), combustible (28%) y seguros (54%) teniendo en cuenta que esta familia tiene un auto de 10 años de antigüedad.

Para elaborar esta medición, según explica Fernando Barrera, uno de los directores del Ente porteño, “se tomaron en cuenta los consumos de una familia de clase media o media baja, que es la que predomina en la Ciudad de Buenos Aires”, señaló.

También es necesario aclarar que la medición muestra un promedio pero los precios en la zona Norte claramente resultan más caros que en la zona Sur de la ciudad”, sostuvo Barrera.

En el informe surgen brechas de precios muy amplias (que llegan al 150%) entre productos iguales comprados en distintos barrios e hipermercados.

Cuando se le consulta a Barrera sobre la alta incidencia que muestran en la canasta los servicios respecto de los productos de consumo masivo, explica que de ese modo “se ve reflejado el alto impacto de los servicios en la composición de la canasta, especialmente en los últimos meses. Básicamente a partir de la mayor inflación en los costos que en la demanda”, consideró.

Los aumentos tarifarios que empezaron a aplicarse en 2016 revirtieron el escenario que mostraba los costos de los servicios mucho más bajos en el área metropolitana que en el resto del país. Por otra parte, si bien el costo de esta canasta acusó una suba del 1,59% en promedio respecto del mes anterior (marzo), los artículos de consumo masivo subieron en promedio 0,46% y los servicios lo hicieron en 1,91%.

Según los datos del CESyAC, en marzo la canasta completa costaba $ 31.993,75, mientras que en abril de 2016, doce meses antes de la última medición conocida, esos productos y servicios que necesita una familia por mes alcanzaba los $ 23.158,97.

Esos datos históricos muestran que las dos variaciones mensuales más significativas ocurrieron en mayo de 2016, cuando se produjo un salto de 8,8% respecto de abril de ese año, y en noviembre de ese mismo año, cuando se produjo un incremento de los precios del 7,8% respecto del mes anterior.


Causas pendientes…

2x1= -3 Elena Highton de Nolasco. Foto: Pablo Temes

La Corte debe atender sus cuentas internas, además del 2x1. Denuncias made in Brasil.

Hacía mucho tiempo que el Congreso no era protagonista central de la vida institucional del país. Ese rol lo retomó en la semana que pasó cuando, con conciencia política, apuró la sanción de un instrumento legal que clausura definitivamente la posibilidad de aplicar el 2x1 a los condenados por crímenes de lesa humanidad.

La marcha del miércoles fue un hecho contundente. El repudio social terminó de legitimar las críticas a la aplicación del 2x1 que ya habían sido expresadas por la mayoría del arco político y por muchos de los integrantes del Poder Judicial. La aprobación en forma unánime por parte del Congreso de la norma mencionada en el párrafo anterior sirvió para bajarle el volumen político al documento que en la Plaza de Mayo leyeron Tati Almeida, Nora Cortiñas, Lita Boitano y Estela de Carlotto.

Un experimentado juez acostumbrado al diálogo y a la generación de consensos expresó lo que está en la mente de muchos miembros de la Justicia: “El fallo fue desastroso, innecesario e incomprensible. Para ser juez supremo, además de un conocimiento técnico sostenido, hay que tener cintura política. El prestigio de esta Corte se acabó por los tres que votaron de forma extraña”.

En los pasillos de muchos tribunales se piensa que Elena Highton de Nolasco –la ministra que junto a sus pares Horacio Rosatti y Carlos Fernando Rosenkrantz votaron a favor de otorgar el beneficio del 2X1 al condenado Luis Muiña– deberá hacer malabarismos para permanecer en su cargo porque ahora tiene puesta sobre sí la lupa del bloque peronista del Senado. La especulación política sobre el porqué del fallo y su oportunidad estuvo a la orden del día.

¿Tuvo Mauricio Macri algo que ver con el fallo? Tres fuentes distintas que conocen al dedillo lo que pasa en el seno de la Corte coincidieron en una respuesta: “No”. De todas maneras, el Presidente reaccionó tardíamente. Su rechazo al fallo debió haber sido inmediato. En el interior de la Corte se vive un estado de revuelo como hacía mucho tiempo no se veía. Sobre sus miembros también recae la sospecha de maniobras con trasfondo político. Del lado del presidente del cuerpo, Ricardo Lorenzetti –cuyo voto, que terminó siendo el más razonable en cuanto a los argumentos lo dejó, junto con Juan Carlos Maqueda, mejor parado ante la opinión pública–, parecería demasiado rebuscado pensar el fallo como una jugada para conservar el poder.

El día de acuerdo de la Corte, los secretarios letrados acercan a la sala las fojas con las decisiones para su revisión y firma final. No es usual que un juez deje firmado de antemano un fallo de esta envergadura, es decir que todos pudieron revisarlo y firmarlo. Por lo tanto, si algún ministro advirtiera o sospechara una maniobra conspirativa tendría la oportunidad de discutirla con sus pares. Además, los jueces del voto mayoritario no son tan ingenuos.

“Del lado de los tres jueces que conformaron la mayoría –asegura otra fuente de vasto conocimiento de los pasillos de Talcahuano 550– sería un costo muy alto para una maniobra política. Aunque hay quienes miran de reojo su insistencia para tratar el expediente, cuando no había apuro para hacerlo”. En esa línea dos de los tres ministros que firmaron fueron Horacio Rosatti y Elena Highton de Nolasco. Uno fue ministro de Justicia y Derechos Humanos de Kirchner entre 2004 y 2005, la otra, nombrada por el mismo presidente en 2004.

Cuando parecía que el fin de la semana traería alivio para el Gobierno, se reabrió el caso que compromete a Gustavo Arribas.

Repasémoslo brevemente. La causa se inicia por una denuncia de la diputada Elisa Carrió, a raíz de una publicación del periodista de La Nación Hugo Alconada Mon, en la que se manifiesta que el actual jefe de inteligencia argentino recibió en cuentas suyas en Suiza por lo menos cinco transferencias por US$ 600 mil de parte de Leonardo Meirelles, operador financiero condenado en Brasil por el escandaloso Lava Jato.

La causa cayó en manos del fiscal Federico Delgado y del juez federal Rodolfo Canicoba Corral. Para demostrar efectivamente dichas transferencias era necesario por lo menos tomar dos medidas de prueba: por un lado, pedir al banco suizo los movimientos bancarios de Arribas y por otro, pedir la declaración del arrepentido Meirelles como testigo. El fiscal Delgado impulsó la investigación y le pidió al juez que se realizaran estas medidas que, sin embargo, no fueron efectuadas. Dos meses después de iniciada la causa, el juez Canicoba Corral sobreseyó a Arribas. ¿Cuáles fueron sus fundamentos? Sostuvo que el fiscal había propuesto “una investigación abierta”, con lo cual faltaba un delito concreto para imputarle a Arribas.

Todo se da en el marco de múltiples investigaciones relacionadas al posible pago de coimas por parte de la constructora brasileña Odebrecht en la Argentina. La causa mayor es la del presunto pago de coimas por parte de la constructora brasileña a funcionarios de nuestro país en el marco del soterramiento del Ferrocarril Sarmiento, a cargo del juez Martínez de Giorgi y el fiscal Franco Picardi.

El contrato del soterramiento lo ganó una unión transitoria de empresas que, además de Odebrecht, integraron Iecsa (en ese momento empresa de Angelo Calcaterra, primo de Mauricio Macri), Ghella y Comsa-EMTE. Es curioso que la declaración de Meirelles se dé en la causa que parece ser la menos trascendente de todas, la de Aysa. Por eso será que cuando les preguntaron a los arrepentidos si conocían a Carlos Ben (presidente de Aysa) o si recordaban algo de la planta de Aysa dijeron que no.

Pero lo más llamativo es que no recordaban ningún nombre salvo el de Gustavo Arribas. Es decir, al ser consultados por Julio De Vido, por Ricardo Jaime o por José López (los investigados en la causa a cargo de Martínez de Giorgi) ninguno reconoció conocerlos ni recordar sus nombres. De todos modos, no cerraron la puerta respecto de la participación de ellos; sostuvieron que van a chequear la documentación y ver los nombres.

Todas estas incógnitas deberán ser esclarecidas por la Justicia. Mientras tanto, la situación de Arribas es complicada. La reapertura de la investigación ha sido ordenada por la Sala I de la Cámara Federal en lo Penal y Correccional integrada por el cuestionado juez Eduardo Freiler, Jorge Ballestero y el subrogante Leopoldo Bruglio. También Elisa Carrió y Graciela Ocaña, flamante incorporación de Cambiemos, pidieron lo mismo. El Presidente está en problemas.

Producción periodística: Santiago Serra, con la contribución de Lucía Lopreiato.