martes, 15 de enero de 2013

El Secreto de su Lengua... De Alguna Manera...

Hecha una furia...

El Secreto de su Lengua, Ricardo Darín. Dibujo: Pablo Temes.

Dardos a Darín, a dirigentes no acólitos, a jueces y a empresas. La culpa siempre es de los demás.

Los tuits contra los jueces y la reivindicación de los asados en la ESMA; la carta a Ricardo Darín; las alusiones despreciativas hacia Daniel Scioli en el acto propagandístico con el que se recibió en Mar del Plata a la fragata Libertad; las críticas, acusándolos de ser los responsables de la inflación, tanto a Mauricio Macri como a gobernadores e intendentes en el Aló Presidenta del jueves. Todos mojones de una semana en la que Cristina Fernández de Kirchner hizo, con su fenomenal despliegue de furia incontenible, una exhibición de perfecto kirchnerismo. Tal despliegue abarcó también los carpetazos, que incluyeron los depósitos en dólares del gobernador bonaerense, la estatización de las deudas de Socma y de Sevel –Macri– y la causa por supuesto contrabando de automóviles para discapacitados en la que Darín –a quien no debería sorprenderle si en algún momento futuro le cae encima una inesperada visita de la “Gestafip”– fue sobreseído.

Según pasan los días, los meses y los años, la riqueza extraordinaria de los Kirchner, alusión que tanto molesta a la Presidenta, va reafirmando una certeza: es inexplicable. Es decir que, desde el punto de vista de la fundamentación lógica de cómo se gestó y cómo se consolidó, esa fortuna no resiste el más mínimo análisis. Fue por ello que en su momento la AFIP envió a cuatro supervisores a reunirse en Santa Cruz con el contador del matrimonio presidencial, Víctor Manzanares. Urgía arreglar una serie de inconsistencias groseras de la declaración jurada anual presentada en el año 2008. Por eso es que, en la larga carta que Fernández de Kirchner le envió a Darín motivada por sus dichos –en los que manifestaba que le gustaría que la jefa de Estado explicara el origen de su fortuna– no había respuesta alguna al respecto. Es que existe allí un combo explosivo en el que se mezclan cobros de algunos alquileres a precios que no parecen ser los del mercado, intereses devengados por plazos fijos en dólares a tasas que no se pagan en el mundo y la compra de terrenos en El Calafate a valores bajísimos que hacen acordar a la época en que, después de la segunda Campaña del Desierto, el general Julio Roca vendió a precio vil esas tierras –hasta entonces habitadas por aborígenes– a amigos y familias afines a su gobierno. La investigación judicial por la compra de esos terrenos por parte de los Kirchner fue rápidamente cerrada por la fiscal de la causa, Natalia Mercado, casualmente hija de Alicia Kirchner.

El acto de recibimiento de la fragata Libertad fue para el Gobierno una oportunidad perdida. Una más. La Presidenta pudo haber hecho de esa circunstancia una muestra de integración y participación popular. Terminó transformándolo en un episodio minúsculo. Fue un acto de campaña en el que todo fue aparato. Aun así, varios intendentes peronistas del Conurbano se negaron a participar de un acontecimiento al que se le quiso dar tono de gesta épica y terminó siendo algo cercano a la pantomima.

Comienza a verse en ese universo del peronismo que conforman varios intendentes del Gran Buenos Aires un hastío ante ese estilo de gestión basado en el “relato”. Ese hastío todavía no se hace visible sino muy a cuentagotas. He ahí el caso, por ejemplo, del intendente de Olavarría, José Eseverri, quien se negó a participar del último Aló Presidenta en el que la jefa de Estado inauguraba una fábrica que, en verdad, ya había sido inaugurada treinta días antes. La situación que están atravesando las gestiones municipales –kirchneristas o no– se complica día tras día. “La Presidenta cree que con la promesa de obras públicas se solucionan todos nuestros problemas, y ése es un grave error de concepto. Nosotros debemos prestar servicios, sostener la administración y comprar insumos”, se quejaba un intendente K que ve cómo la inflación hace más costosa su gestión. Muchos de esos jefes comunales se sienten humillados por la forma en que se los ignora olímpicamente desde el centro del poder. “Estoy cansado de que me llamen sólo para movilizar gente”, se quejaba el miércoles un intendente K del sur del Conurbano que se negó a poner micros y empleados públicos con rumbo a Mar del Plata.

La novedad de la semana fue que, en su Aló Presidenta del jueves, Fernández de Kirchner reconoció la existencia de la inflación. Lo hizo, por supuesto, a su manera; es decir, echándoles la culpa de ello a los demás. Esta realidad –la de la inflación– está complicando la vida de los caciques de la CGT Balcarce. La presión de las bases va en aumento, y este crescendo no hace más que robustecer la postura de Hugo Moyano.

Los números de la economía van mostrando inexorablemente los flancos débiles de la actual gestión con uno de los pilares del así llamado modelo: el superávit fiscal, algo que Néstor Kirchner cuidaba a rajatabla. La disparada del dólar que no cede es otro punto contradictorio con los postulados del ex presidente. Los acuerdos de YPF con Chevron y Bridas están también en contraposición con el “relato”. En todos los casos, las compañías que se asocian con la renacionalizada petrolera lo hacen asegurando ganancias de nivel internacional que van a traer como consecuencia un aumento paulatino del precio de los combustibles. Curiosamente, al echar culpas sobre las causales y los causantes de la inflación, la Presidenta olvidó mencionar este ítem, sobre el cual la responsabilidad del Gobierno es absoluta. Hay que recordar que el área de hidrocarburos está bajo la tutela de Axel Kicillof, quien desde su cargo de titular de la Comisión de Planificación Estratégica del Plan Nacional de Inversiones supervisa, a la manera de un auditor, las inversiones, los costos y los precios de las ventas de todos los productos del sector petrolero.

La Presidenta viaja por estas horas con rumbo a Emiratos Arabes e Indonesia. Se traslada en un avión alquilado a la empresa británica Chapman Freeborn, que tiene contratos con Desire Petroleum, Falkland Oils & Gas y Oil Spill Response, que hacen tareas de exploración petrolera en nuestras Malvinas. Lo llamativo es que la Ley 26.659 prohíbe, tanto al Estado como a los particulares argentinos, contratar a cualquier empresa que colabore con la búsqueda de petróleo en las Malvinas sin la autorización del gobierno argentino. Esta ley fue sancionada el 26 de marzo de 2011 y respondió a un proyecto impulsado por Fernández de Kirchner, quien ahora no tiene problemas en violarla. Kirchnerismo puro.
 
Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 13/01/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.







País niño... De Alguna Manera...


Carpetazos…

País niño. La Presidenta, bailarina, y Darín, marinero.

Después de lo de Darín hay en los actores menos predisposición a hablar porque temen que el kirchnerismo y la misma Presidenta respondan a cualquier crítica con un carpetazo recordando aspectos no deseables de su biografía. Bien lo saben los empresarios que sintieron su rigor antes: el habla es plata, el silencio es oro. No sólo le pasó a Darín, a quien Cristina Kirchner le recordó su problema aduanero con una 4x4, también a Eliseo Subiela cuando, después de decir que no podía comprar dólares para ir a un festival de cine, la AFIP salió a denunciar irregularidades impositivas porque, según ellos, figuraba como astrólogo y lustrabotas. Otro caso reciente, aunque no de un artista, es el de Jorge Toselli, quien por quejarse del efecto negativo del cepo al dólar en la actividad inmobiliaria vio cómo la AFIP difundía públicamente que no habría presentado la declaración de impuestos de su empresa desde hacía tres años.

El “carpetazo”, tirarle a alguien con la parte de su pasado para denunciar su  actual impostura, no es sólo una técnica kirchnerista. El uso del archivo es una herramienta habitual del periodismo, muy útil para descubrir inconsistencias. La propia Beatriz Sarlo cuando estuvo en el programa oficialista 6, 7, 8 le paró el carro a Barone con su famoso “a mí no” y le recordó que el periodista militante había trabajado para Neustadt.

La crítica ad hominem (responder atacando a la persona y no su idea) es tan vieja como la humanidad. Lo que el kirchnerismo agregó de singular fue que no pocas veces miente al denunciar pecados falsos en su esencia o en su descontextualización. Si dijera toda la verdad no habría muchas más quejas que las estéticas, las cuestiones de estilo, ser “comadrona de barrio”, como le achacó Sarlo a la Presidenta por su tendencia a la chicana al responder, o morales por su mayor poder.

La técnica  kirchnerista ejerce una réplica que se podría sintetizar en “usted nos acusa de mentir (la impostura K) cuando su pasado muestra que usted es tan trucho como nosotros”.

Al recibir el Premio Perfil a la Libertad de Expresión en 2011, Horacio Verbitsky dijo que los periodistas no teníamos que ser tan sensibles a las críticas que recibíamos de los medios oficialistas. Algo así como que si tenemos la lengua tan filosa debemos bancarnos las heridas de otras lenguas filosas, o en porteño de antaño: “Calavera no chilla”.

Pero este carpetazo a Darín llamó más la atención que los otros, en parte porque no fueron la AFIP ni los medios oficialistas los autores materiales de la lapidación simbólica del crítico, sino que la mismísima Presidenta ejecutó la tarea con sus propias manos de principio a fin.

Esa atención especial tiene diferentes explicaciones. Entre otras, que para el Gobierno lo simbólico es más importante que lo real, que las puestas en escena son acciones primordiales de gobierno y que el apoyo de los actores es uno de sus mayores capitales. Desde esta lógica, que el principal actor argentino critique el modelo produciría más daño que si lo hiciera un Premio Nobel o un presidente de otro país.

Pero de tanto prestar atención a lo simbólico sobre lo real, confunden apariencia con realidad, investidura con encarnadura, los personajes de sus películas con el propio Darín, persona que en su vida real puede no tener la misma ideología que refleja la mayoría de sus interpretaciones.

En uno de los 8.758 comentarios de la página de Facebook de la Presidenta, Osvaldo Contreras Iriarte escribió el viernes: “Buen actor, buen director. ¿Y qué más? Ex pareja de Susanita y actual amigo. Dime con quién andas y te diré quién eres.”

Peor fue el comentario en la página de la Presidenta de Esther Peñaranda: “Nunca me gustó Ricardo Darín, y tenía razón. No tiene ni idea del país en que vive, pues vive en una burbuja en un mundo irreal. Está casado con Florencia Bas que es de la ciudad de San Nicolás, el padre de esta chica es médico, el hermano es médico y tienen campos. No hay que ser inteligente para darse cuenta en qué sitio está Darín, es decir con la Oposición, los chacareros, con el PRO, etc. ¡Ah! me olvidaba comentarles que la hermanita de Darín, Alejandra, también está casada con un médico, o sea está todo dicho. Son fachos enmascarados que se la dan de buena gente.”

Ser médico o chacarero es sinónimo de facho y Darín (como pasó con los seguidores K de Lanata  hace unos años) “parecía una cosa pero es otra”.

Al revés de estos comentarios, el texto de la respuesta de Cristina Kirchner a Darín resulta mucho más respetuoso de lo que surge al leer los extractos de los medios que naturalmente ponen el acento sobre la controversia. Y está muy bien escrito. La Presidenta sería una gran periodista. Es una lástima que no utilice su capacidad de comunicación para hacer verdaderas conferencias de prensa: hasta Putin debutó haciendo su primera conferencia de prensa este 2013.

Pero no es a Darín sino a los medios a quienes verdaderamente ataca. Cristina escribió: “Seguro que sus múltiples ocupaciones y compromisos propios de un artista exitoso le restan tiempo para una observación más completa de la realidad, pero no se preocupe, tampoco es culpa suya, seguramente los medios que usted lee no publican esa información”.

Le molestó que Clarín amplificara las declaraciones y titulara: “Darín: Que alguien me explique el crecimiento patrimonial de los Kirchner”. Y que TN lo repitiera cada media hora (son expertos). De allí que en las redes se jugara con la similitud entre las palabras Darín-Clarín. Dos semanas antes Darín ya había hecho declaraciones duras en PERFIL donde decía que le gustaría vivir en otro país (en la edición de ayer, PERFIL volvió a reproducirlas: http://e.perfil.com/darin).

Extendiendo la recomendación de Verbitsky, habría que pedirles a los actores que soporten las réplicas y no se autocensuren, que critiquen con coraje, nadie muere por un carpetazo, es un mito como aquel de que ningún político resistía tres tapas de Clarín en contra.

Participar del debate público tiene sus costos, pero es casi una obligación para aquellos a quienes la sociedad colocó en una posición de privilegio.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 13/01/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.