jueves, 8 de noviembre de 2012

8N, El valor de la protesta, siempre… De Alguna Manera...


El valor de la protesta, siempre…


i) Escucho a viejos compañeros de ruta (...) renegando del valor de la protesta, porque la protesta, la que llega mañana, no les gusta. Me da pena verlos argumentar, diciendo que la democracia se juega en las elecciones, y que los que protestan -aunque no lo digan- deben estar pensando ideas horribles.

ii) Contra lo que ellos dicen, defendemos acá el valor de toda protesta, aún de las protestas con las que uno no coincide total o parcialmente. En países como el nuestro, con el sistema político tomado por burócratas y adulones, y por un poder judicial siempre interesado en defender, primero, los propios privilegios, la ciudadanía suele encontrar las puertas cerradas para todo reclamo. Cuando el poder define como lícitos sólo los caminos que controla, no es extraño que el pueblo opte por vías alternativas, extra institucionales, muchas veces de desafío al derecho vigente, para hacerse escuchar. 

La alternativa que deja el poder es clara: tratar toda protesta como ilegítima, como ilegal, o sino ignorarla. Pregúntenle a los jubilados, que ya sin fuerzas, son obligados por el gobierno a peregrinar ante los tribunales para rogar que les den lo que les corresponde y que el gobierno les niega, porque usa sus recursos para financiar propaganda y servicios de inteligencia. Hay que salir a la calle, y el poder tiene que estar dispuesto a escuchar a los que salen a la calle. La democracia empieza con el voto, no termina allí, por más que les pese a estos neo-conservadores que se creen de avanzada.

iii) Imaginemos, sin embargo, una marcha con cuyo contenido sustantivo estemos parcial o totalmente en desacuerdo. Pienso, por caso, en la marcha "Blumberg" sobre la seguridad. Qué debemos pensar, frente a ella, los que estamos del lado de la protesta? Ante todo, cuando la ciudadanía se moviliza masivamente, como entonces, debemos hacer un esfuerzo especial por leer la protesta a su mejor luz, en su mejor versión. El gobierno y los aplaudidores, en cambio, la demonizan, leyéndola en su peor versión posible: "son todos fascistas", "quieren pena de muerte", "están con la dictadura". Pero lo cierto es que cualquier marcha puede ser demonizada de ese modo. 

Los adulones del poder, frente a la "primavera árabe", podrían decir "son fundamentalistas religiosos", "son violentos", "están cargados de odio." Frente a la "primavera de Praga," y siempre del lado del poder, hubieran dicho "quieren que vuelva la desigualdad," "son pro-capitalistas." Se equivocan siempre. Aún la marcha de Blumberg puede ser bien leída, porque encierra reclamos importantes: familias destrozadas por la inseguridad, madres sin hijos, hijos sin padres, que quieren vivir en paz, que quieren que se les asegure un derecho básico a la integridad física, que aborrecen del obvio pacto entre política, policía y narcotráfico. El gobierno, en cambio, promueve otra lectura: "son los últimos vestigios de la ultraderecha que muere," "son los que extrañan a Videla". Dan pena.

iv) Todas las principales consignas de la marcha convocada para mañana ("contra los abusos", "contra la corrupción," "contra la re-reelección") representan demandas absolutamente generalizables y sensatas. Por eso el gobierno necesita hablar de "lo que deben estar pensando realmente", "lo que no quieren decir". Es que quieren que hagamos el ejercicio de imaginar lo que piensa la Presidenta, cuando se junta con sindicalistas o le hablan de demandas indígenas? Lo que piensa Berni, cuando reprime? Lo que piensa Schiavi, frente a la muerte de 50 trabajadores en los trenes que él no controló?

v) Luego de haber hecho el esfuerzo por entender qué de importante hay en la protesta, el poder debe procesar esa demanda, conforme a los mejores principios constitucionales que rigen su conducta. Frente a la protesta de Blumberg deberá decir entonces, por ejemplo: "pongamos fin al pacto entre política y narcotráfico," "cuidemos los derechos de todos (también los de los delincuentes)", "reconozcamos la urgencia del problema de seguridad, que requiere resolver problemas de desigualdad." Alguien dirá: esto es utopía, la gente no piensa así. Se equivoca. Siempre cito la curiosa estadística que me comentaba Gabriel K., luego de la crisis del 2001: un 80 por ciento de la ciudadanía reconocía que el origen del aumento de la inseguridad tenía que ver con incrementos en desigualdad...pero como solución al problema no pedía igualdad (aún reconociendo, ella misma, que allí estaba el origen del problema), sino mano dura. 

Ahí está la labor del dirigente, retomar esos conocimientos y procesarlos del modo constitucionalmente apropiado. Nótese, sin embargo, que el kirchnerismo obró en ambos casos del peor modo: primero demoniza la protesta, y luego -es lo que hizo en el caso Blumberg- en lugar de procesar las múltiples demandas entonces presentes, del modo constitucionalmente más aceptable... convirtió en ley las peores propuestas derivadas de la marcha¡¡¡ Eso es, exactamente, el máximo paradigma de lo que NO se debe hacer. El kichnerismo actuó frente a la protesta, como suele hacerlo, del peor modo imaginable.

vi) Los adulones, sin embargo, que ya no conocen la calle porque ahora ven la ciudad desde detrás de vidrios polarizados (pobre la Presidenta, que no se anima a recibir a alguien que la critique, pobre Boudou, que no puede salir a la calle, pobre Bossio, corrido desde su lujoso auto por un grupo de jubilados¡), prefieren denunciar conspiración. Se preguntan a quién beneficia la protesta. Más les valdría preguntarse a quién perjudica. Les digo algunos nombres: perjudica a Cirigliano, y los negociados del gobierno con el transporte; perjudica a los empresarios megamineros que necesitan a un gobierno adicto; perjudica a Boudou, a Jaime, a López, y a todo el empresariado corrupto que pacta con el gobierno; perjudica a los Insfrán, asesino de indígenas; perjudica a los Urtubey, con su educación pública religiosa; perjudica a los Alperovich, y a tantos gobernadores que ven la política como negocio. En definitiva, no es éste el modo de pensar la protesta. Siempre podemos y necesitamos aprender de la protesta, no repudiarla. El pueblo, como decía Locke, suele adoptar una actitud comprensiva y pasiva frente al gobierno. Por eso es tan importante prestar atención cuando en todo o en parte se pone de pie.

vii) Pensar sobre la protesta, siempre, requiere pensar sobre democracia. Desde acá pensamos la democracia desde el ideal de una discusión inclusiva, sin voces excluidas. Por eso defendimos siempre la protesta piquetera, en una sociedad que los margina. Por eso defendemos que se escuchen todas las ideas, aún las que no nos gustan: no para que pierdan el tiempo hablando, sino porque podemos estar equivocados. Por eso creemos que el Congreso debe estar atravesado por la disidencia y marcado por el mutuo aprendizaje. La democracia necesita todas las voces, pero no como consigna: el gran test para saber si el poder se toma en serio o no la disidencia es ver qué hace con las ideas que no les gusta: las toma en cuenta, aprende de ellas, o las ignora, las margina las repudia? Todo lo demás es verso. La democracia debe alimentarse, sobre todo, de las voces de los críticos, y por ello esas voces necesitan de una especial protección. Las decisiones válidas, por su parte, necesitan nutrirse especialmente de pensamiento crítico: por eso el Congreso debe dar lugar amplio para tales voces, y las mayorías deben atender esos reclamos, o dar justificada respuesta de por qué no los atiende. Ésta, claramente, no es la concepción de la democracia que defienden el gobierno y sus amigos. 

Por ello, en el Congreso no se interesan por discutir: simplemente imponen, porque asumen que no tienen nada que aprender de sus críticos. Por ello piensan la Ley de Medios no desde el compromiso con la diversidad, sino de la mano de los empresarios que simbolizan, hasta la caricatura, la corrupción en la historia argentina reciente: Manzano y Moneta. Por ello quieren invisibilizar a los qom, y urgidos los borran de la 9 de julio. Por ello ahora hablan sólo de elecciones, y criminalizan a la protesta, y procesan a los piqueteros, y encierran a mujeres y niños en Campo de Mayo, y denuncian en público a los que los contradijeron, y mandan a la AFIP a perseguir a los que hablaron en contra, y usan los servicios de inteligencia contra los que piensan diferente. Ellos ven a la democracia como la ven los conservadores: como elecciones periódicas, y el que gana se lleva todo. Y que los movimientos de protesta se organicen en un partido político, y se animen a ganarles las elecciones. Difícil encontrar una concepción más conservadora de la democracia, una aproximación más pobre al ideal del debate inclusivo y robusto, una visión más limitativa de la protesta.

© Escrito por Roberto Gargarella y publicado por http://seminariogargarella.blogspot.com.ar el miércoles 8 de Noviembre de 2012.


8n, Los usos de la protesta... De Alguna Manera...

Los usos de la protesta...

Bandera de la República Argentina.

Alcances e implicacias de la manifestación conveocada para el día de hoy en la República Argentina


Himno Nacional Argentino interpretado por Juanjo Dominguez.

La capacidad de liderazgo

Algunos dirigentes políticos pretenden presentar la marcha de este 8-N (N de negatividad) como un hecho necesario para evitar un 7-D (democracia, diversidad). “Con un gran 8-N no hay 7-D”, circula por las redes sociales. Estos dirigentes que promueven la participación “espontánea” no irán a la marcha. ¿Por qué? ¿Será acaso una movilización con claro tinte desestabilizador? ¿Será por ello que verían dificultoso, en el futuro inmediato, presentarse como parte de la democracia?

Lejos ya de discutir la libertad de empresa y menos aún la de prensa, van sincerándose los negocios fraudulentos, las especulaciones económicas y se reconocen los vínculos de subordinación de esos dirigentes con los grupos de poder concentrados. Se sincera también su incapacidad de ser líderes políticos. No hay dudas de ello.

¿Pero qué es el liderazgo político? Lejos de identificarlo con teorías que lo presentan puramente como un atributo personal, lo considero propio de las relaciones sociales y sus tensiones, y en un sentido restringido del término: para el ejercicio de una influencia positiva en la sociedad. Ya desde la filosofía política antigua se hace referencia al líder como quien trabaja con otros y en pos de alcanzar la felicidad plena y el bien común de la sociedad. Desde la sociología, Max Weber hace hincapié en comprender el liderazgo como una relación social en la que distingue distintos tipos, pero en todas hay una aceptación y adhesión de los seguidores a la legitimidad construida. Por mi parte, diferencio también entre los gobernantes administradores y los líderes. Mientras los primeros obtienen resultados dirigiendo las actividades de los demás y sus metas son la “eficiencia y la eficacia”, los segundos, además, son estadistas con propósitos definidos e interpelan y convocan a los demás sujetos a hacerlos realidad para la transformación social.

Los liderazgos políticos fuertes como los de Mao, Fidel, Perón, Chávez, Lula o Kirchner proyectan la legitimidad que los sustenta hacia una resolución de la conflictividad social y tienen capacidades organizativas-instrumentales en tanto conducción de las masas, movimientos o partidos, para el anclaje y desarrollo de sus medidas políticas, ampliando aun más su legitimidad. Los líderes débiles no pueden o quedan a mitad de camino.

La conjunción de las virtudes del pensamiento abstracto científico de la política y su consecuente materialización determinará el éxito o no de sus acciones y su trascendencia en la historia de un pueblo. El liderazgo va más allá de un momento determinado, de una frontera geográfica, se crea y se recrea en la propia historia.

Hoy, nuestra Presidenta, consciente del rol que tiene su liderazgo, exporta un modelo político. Lo hace en la ONU y da cuenta de la experiencia argentina que durante los años ’90 ofició como conejillo de Indias de las políticas neoliberales. En 2003, Néstor Kirchner, en el mismo ámbito, sostuvo que Argentina necesitaba una oportunidad para crecer porque “los muertos no pueden pagar sus deudas”. Desde entonces se implementaron los programas de política social más importantes de Latinoamérica que posibilitaron un crecimiento por demás significativo.

Esa visión compartida con Néstor, esa proyección-acción, es lo que transfiere nuestra Presidenta en cada asamblea, en cada foro internacional, para no continuar repitiendo recetas del pensamiento dominante que inevitablemente traen como resultado más desigualdad y más pobreza. Grecia y España son un claro y triste ejemplo. Los espacios referenciados y sus integrantes tienen una temporalidad, por ello Cristina suma un nuevo desafío: poner en valor las ideas-acción en algunos importantes centros de formación política donde se debaten y construyen nuevas corrientes de pensamiento.

La importancia de tener una verdadera líder política como Cristina Fernández de Kirchner, y no sólo un gobernante administrador, se sustenta, por ejemplo, en ese tipo de acciones. Los líderes trascienden tiempos y fronteras y su acción política va más allá de los períodos constitucionales porque su impronta se eterniza a la luz del reconocimiento y el amor de su pueblo. Por eso, frente a esta líder, podrán existir tantos 8-N como tapas de Clarín. Siempre nos encontrarán acompañando y trabajando junto a Cristina, unidos, solidarios y organizados.

© Escrito por Gustavo Oliva, Senador de la Provincia de Buenos Aires (FpV) y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueves 8 de Noviembre de 2012.


Caceroleo y golpismo

No todos los caceroleros son golpistas, afortunadamente. Pero todos son usados por el golpismo. Veamos, si no, la estrategia planteada por Gene Sharp, estratega del “golpe de Estado blando” (estilo Paraguay u Honduras) y muy probable agente de la CIA. El define diversos “momentos”, crecientes en intensidad, de esa estrategia para voltear gobiernos democráticos. Transcribamos sus puntos principales, que cualquiera encuentra por Internet.

Primera etapa: ablandamiento (empleando la guerra de cuarta generación). Encabalgamiento de los conflictos y promoción del descontento. Promoción de factores de malestar, como desabastecimiento, criminalidad, inseguridad, manipulación del dólar, paro patronal y otros. Denuncias de corrupción, promoción de intrigas sectarias y fractura de la unidad.

Como se ve, todo esto está practicándose en la Argentina, muy obviamente viabilizado por algunos grandes medios de comunicación.

Segunda etapa: deslegitimación. Manipulación de los prejuicios anticomunistas o antipopulistas. Impulso de campañas publicitarias en defensa de la libertad de prensa, derechos humanos, libertades públicas.

Esto lo vemos diariamente en frases como “vamos a ser como Cuba” o “como Venezuela”, y en cómo se declara con total libertad que estaríamos en una supuesta situación de falta de libertad.

Tercera etapa: calentamiento de la calle. Generación de todo tipo de protestas, exponenciando fallas y errores gubernamentales. Organización de manifestaciones, trancas y tomas de instituciones públicas que radicalicen la confrontación.

Cuarta etapa: combinación de diversas formas de lucha. Desarrollo de operaciones de guerra psicológica y acciones armadas para justificar medidas represivas y crear un clima de ingobernabilidad. Impulso de rumores entre fuerzas militares y tratar de desmoralizar los organismos de seguridad.

Quinta etapa: fractura institucional. Sobre la base de las acciones callejeras, tomas de instituciones y pronunciamientos militares, se obliga a la renuncia del presidente. En caso de fracasos, se mantiene la presión en la calle y se migra hacia la resistencia armada. Preparación del terreno para una intervención militar o el desa-rrollo de una guerra civil prolongada.

Nada menos que a todo esto se está empujando al país. Y se lo hace bajo lo que León Gieco llamó “la pobre inocencia de la gente”. Porque es cierto que algunos que cacerolean estarán dispuestos a estos niveles de ataque, a liquidar las instituciones y llegar a enormes enfrentamientos en nombre de tirar abajo como sea al gobierno actual; pero ciertamente habrá una mayoría que no. La mayoría es inconsciente de que están siendo llevados por expertos en guerra psicológica a hacer exactamente lo que allá en el Norte los estrategas quieren que ellos hagan.

No se puede convencer de los logros del Gobierno a quienes no pueden verlos por prejuicios ideológicos. Por más que se muestre un presupuesto educativo multiplicado casi por tres, la entrega de computadoras para todos los niños y jóvenes escolarizados, las jubilaciones que han llegado a mucha más gente, los niveles de consumo y gozo de vacaciones para las clases medias como pocas veces se ha visto. Por más que se haya sancionado una ley de salud mental que es ejemplar, que se cuente con beneficios para discapacitados que existen desde hace más de cinco años, con una excepcional negociación de la deuda externa que frenó nuestra –antes– vertiginosa caída económica.

Ninguna razón convence a los que creen, desde su lugar de inscripción ideológica, que ayudar a los de abajo es “darles mis impuestos a los vagos”, que no reprimir la protesta social –claro, no la de ellos mismos sino la de los piqueteros– es demagogia y falta de control. Imposible que asuman que evitar la salida de dólares no es un atentado a la libertad, y que una dictadura jamás permitiría los derechos y garantías que hoy se ejercen.

Que hay problemas, los hay, los hay en cualquier país y en cualquier situación humana. Que el Gobierno podría comunicar mejor sus decisiones, por ejemplo, es evidente. Que debe intensificarse la lucha contra la inseguridad, es cierto. Que se pudo subir un tiempo antes el mínimo imponible sobre las ganancias, es verdad.

Pero la pretensión de que estamos en el peor de los mundos es absurda cuando tenemos estabilidad, se cobran salarios en dinero y a tiempo, se consume considerablemente por sectores medios y altos, se tiene una política exterior vigente y destacada, se negocia los sueldos en paritarias, se cuenta con una institucionalidad firme, se han mantenido niveles de crecimiento de los más altos a nivel mundial.

Por ello, está claro que hay profesionales de la guerra psicológica agitando el descontento. Su meta es la liquidación de la democracia en el país, como se ha hecho en Paraguay, y se ha intentado –hasta ahora sin éxito, pero con fuertes intentonas– en Bolivia o Ecuador.

Si este intento golpista tuviera éxito, lo que viene después no es difícil de adivinar. Revancha, país enfrentado de manera definitiva, espiral de violencia. Todos podrán recordar que el año 1955 no fue el tranquilo final que los enemigos del peronismo quisieron, sino el inicio de una crisis que atrasó al país –enfrentado en luchas intestinas– por casi veinte años.

Ojalá aprendamos. Que el cacerolazo se ponga a la altura de una protesta legítima y no al servicio de una operación golpista que algunos estrategas de la guerra ideológica manejan desde lejos.

© Escrito por Roberto Follari, Doctor en Filosofía; Profesor de la Universidad Nacional de Cuyo y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueves 8 de Noviembre de 2012.


La cacerola no se mancha

Mi cacerola de Zapiola (de mi asamblea de Zapiola y Lacroze), un modelo 2001 verde y sonoro, abollada pero sonriente en un estante de mi cocina, seguirá bien guardada este 8N, como lo estuvo el pasado 13S, esperando impaciente verdaderas desobediencias civiles contra el orden, la “normalidad” y el “modelo” neocolonial, en el país y la ciudad.

La cacerola no se mancha. Se reserva contra las Barrick Gold, contra los Monsanto, contra los negocios de CFK y Macri con las tierras públicas de la ciudad, y en fin, contra todas las CKorporaciones que los sirven (con C de Clarín o con K de Kanal 7) privadas, gubernamentales, partidocráticas, que expropian a los argentinos de sus bienes públicos y de su Estado, profundizando (en la Cordillera, la Pampa, las metrópolis) un modelo neocolonial desarrollista, extractivista, que expropia a los argentinos de sus bienes comunes, de su soberanía económica y también de la política, entendida como ejercicio soberano y participativo sin cheques en blanco ni delegaciones.

No, este 8N no tiene nada que ver con eso; es un circo dirigido no contra lo peor, sino contra lo mejor (en realidad o en intención) de este Gobierno. No nos usarán para cacerolear contra la política de derechos humanos y de memoria, universalmente ejemplares; ni contra la ley de medios (de la que sí exigimos su plena aplicación antimonopólicka completa a favor de las mil voces plurales de la sociedad civil); ni contra la Asignación Universal por Hijo, tímido inicio enrumbado hacia un verdadero Ingreso o Renta Básica de Ciudadanía, universal, incondicional, mínimo, vital y móvil, para todas y todos, de la cuna a la tumba.

Este 8N, donde tampoco habrá sesión en la Legislatura (¿una forma de adhesión?), estaremos participando comprometidamente en el encuentro de Camino Colectivo, un espacio de militancia productiva donde concurren emprendedores de la base social, cooperativas, mipymes, huerteros, productores y ferias agroecológicas de comercio justo, muchos técnicos y especialistas con vocación de servicio social y público. Un lugar donde se busca impulsar una red de saberes y productores que prefiguran los valores estratégicos de un verdadero modelo social argentino; un espacio que debemos al talento generoso y compromiso militante de Enrique Martínez (ex presidente del INTI) y a la sintonía espontánea de muchas decenas de actores diversos, muchos de los cuales también mantienen sus cacerolas en remojo. Hoy haremos muchas cosas, hablaremos desde los valores estratégicos de cómo “industrializar la ruralidad” en serio, agregando valor a las cadenas productivas locales. Y el miércoles 14, en la propia Legislatura, en otro encuentro organizado por nuestro equipo legislativo Verdealsur, hablaremos de agroecología urbana, y también de “ruralizar la urbanidad”, de construir otra ciudad posible, en otro país posible, libre de colonialismo neodesarrollista minero, agribusiness, libre del monocultivo de la soja como del cemento. Con energías limpias y descentralizadas; con reducción de consumo alienante, compostaje y reciclado de residuos, transporte social limpio, reforma agraria y urbana que permita repoblar el territorio, entre tantas medidas estratégicas de un verdadero proyecto (pluri)nacional, (eco)popular y democrático de participación directa. En esa vigilia está mi cacerola de Zapiola.

© Escrito por Pablo Bergel, Doctor en Filosofía; Sociólogo, Legislador Porteño. y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueves 8 de Noviembre de 2012.





miércoles, 7 de noviembre de 2012

La banda de Moreno... De Alguna Manera...


La banda de Moreno...

Guillermo Moreno. 

"Somos la banda de Guillermo Moreno/ la que banca a Moreno poniendo huevo/ la que deja la vida por Argentina/ somos la agrupación Pueblo Peronista...". Un video que se viraliza por Internet muestra a un grupo de jóvenes cantando a favor del Secretario de Comercio. El escenario: un avión de Aerolíneas Argentinas. El cotillón: globos blancos con la leyenda "Clarín Miente". A simple vista parece una estudiantina. Jóvenes camino a un campamento o algo así. Según trascendió, las imágenes muestran a parte de la comitiva empresaria que viajó a Vietnam para abrir mercados para la Argentina.

El viaje que se desarrolló entre el 20 y el 30 de octubre, tiene como antecedentes misiones similares a Angola y a Azerbaiján. El próximo destino será Nigeria. Como es lógico y previsible, lloverán las críticas a medida que se difundan las imágenes realmente impropias para una delegación oficial. Otra vez opositores y periodistas le pedirán la renuncia y, otra vez, no la conseguirán. Pero más allá de lo anecdótico, ¿quién es Moreno?.

Para muchos es más kirchnerista que los Kirchner. Se trata del funcionario más cuestionado y polémico del gobierno nacional. En estos años le han dicho de todo: autoritario, violento, despótico y maleducado. Sin embargo, ni sus críticos más feroces dudan de su honestidad ni de capacidad de trabajo. "Sus horarios son los de un militar: acostumbra citar a los empresarios a las seis de mañana, en punto, en su despacho. No es una hora humana para nadie, salvo para Moreno. Debe reconocérsele que es un trabajador incansable: solo a las once de la noche apaga la luz de su despacho", contó Joaquín Morales Solá después de crucificarlo en un editorial en La Nación por su modos y manejos. Moreno es el responsable, entre otras medidas, de la brutal intervención del Instituto de Estadística y Censos (INDEC) y es la cara visible del Estado en la disputa por Papel Prensa. Se mantiene en el cargo desde 2005. Era uno de los funcionarios preferidos de Néstor Kirchner. Goza de la confianza absoluta de la presidenta de la Nación, quien habitualmente lo cita en sus discursos de manera coloquial y cómplice: "No se ría, Moreno, que está hablando la presidenta", suele reprenderlo. Moreno asiente, su pecho luce un pin con la sigla YPF, y siempre parece dispuesto a sumarse a alguna pelea.

El Loco —como lo llaman sus amigos de los setenta— o el Napia, para los más cercanos, Moreno pasó su infancia y juventud en el sur de Buenos Aires. Comenzó a militar en los años setenta en unidades básicas de Parque Patricios y el Bajo Flores. Tras la normalización democrática abrió su propio centro partidario con el nombre "Pueblo Peronista" en Palermo, local que funcionó hasta 2006. Se graduó de licenciado en Economía en la Universidad Argentina de la Empresa en 1985, en donde presidió el Centro de Estudiantes. Es dueño de una ferretería en el partido de San Martín.


Su primer cargo gubernamental data de 1989 en la Subsecretaría de Producción del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, bajo la intendencia de Carlos Grosso. Conoció a Néstor Kirchner antes de que lo eligieran presidente de la Nación. Se desempeñó primero en la Secretaría de Comunicaciones, luego pasó a la Secretaría de Coordinación Técnica del Ministerio de Economía hasta que fue designado en la flamante Secretaría de Comercio Interior. Desde ese sillón se ocupó de las cuestiones más diversas, muchas veces invadiendo terreno de funcionarios de rango superior: acuerdos de precios, defensa de la competencia, subsidios agropecuarios, política energética, mercado cambiario y comercio exterior, entre otras. Desde ese sillón construyó su propia leyenda. Aficionado al boxeo, llegó a concurrir a una asamblea de Papel Prensa con guantes de box y, dicen, alguna vez exhibió un arma ante un empresario, aunque Moreno lo niega. Más fácil de demostrar son sus gritos y maltrato ante la menor objeción a sus ideas o propuestas.

Moreno nunca concedió un reportaje. Sin embargo, nutrió de imágenes a los medios de comunicación. Desde el gesto de degüello a Lousteau, hasta sus saltitos junto al conductor bailantero "Tota" Santillán en una marcha. Desde la persecución de caceroleros, junto al campeón de kick-boxing "Acero" Kali, hasta la pelea con un automovilista que lo increpó en la calle, hay para todos los gustos. Ahora se lo ve arengando a los suyos en un vuelo de Aerolíneas Argentinas. Pero la acción que más se le reprocha es la intervención del INDEC realizada con el objetivo de domar a la inflación.

Se podría calificar esa medida como su fracaso más notable: el maquillaje no logró disimular lo evidente. Moreno será autoritario y hasta prepotente; trabajará mucho y hará gala de su honestidad, pero hace cinco años que no logra controlar el aumento constante de los precios. La misión específica para la que fue designado.

© Escrito por Reynaldo Sietecase y publicado por el http://noticias.latam.msn.com/ar/blog-reynaldo-sietecase/view.aspx  el lunes 5 de Noviembre de 2012.






martes, 6 de noviembre de 2012

Atacan a Binner y pactan con Macri... De Alguna Manera...


Cristinato desvergonzado…

SAM, EL MALO. Andrés Larroque. DIBUJO: PABLO TEMES

Ataca a Binner y pacta con Macri. El oficialismo duro, dispuesto a todo. Freno opositor y un 8N que promete una masividad inédita de indignados independientes.

Ni la mente más afiebrada se hubiera imaginado que La Cámpora, al mismo tiempo y por orden de Cristina, iba a atacar a Hermes Binner y a pactar con Mauricio Macri. Sorpresas te da la vida. Y la conducción unipersonal y zigzagueante de CFK. Fue un operativo de pinzas calculado. Andrés Larroque provocó a los socialistas acusándolos de narcotraficantes y Juan Cabandié lideró las transacciones con el PRO que terminaron en lo que la oposición a ambos definió como “el megacanje”. ¿Fue sólo otro paso atrás de un gobierno que retrocede pegando? Falta ver algunas cartas para comprobar la estrategia definitiva, si es que realmente existe. Porque muchos sostienen que son volantazos y espasmos del momento. Que en todos los planos, Cristina actúa recién cuando salta la liebre y que, por eso, muchas veces se le escapa la tortuga.

Larroque es el jefe nacional de La Cámpora y uno de los pocos que tiene la llave para entrar al despacho presidencial. Cuando un legislador quiere hacerle llegar una carpeta importante a ella, el único camino que tiene es pedírselo a Larroque. Esa es la fuente de su poder. Y entre los congresistas que deben seguir ese camino incluyo al jefe del bloque, Agustín Rossi, y hasta al presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez.

Las jerarquías institucionales nunca fueron muy respetadas en el planeta K. En casi todos los ministerios y agencias del Estado las que mandan son las segundas líneas. Hay que escuchar los siete gritos, casi ruegos, de Domínguez tratando de calmar a Larroque. Nunca le apagó el micrófono, pese a que está entre sus atribuciones. Hay que ver con detenimiento el video de ese discurso rudimentario para comprobar que casi no fue aplaudido por sus compañeros de bancada. Veían con horror cómo se les evaporaba la certeza de sumar unos 170 votos para aprobar la ley que se sancionó con el estrecho margen de 131 manos levantadas. A Rossi le corrió frío porque estuvieron a punto de no lograr el objetivo. Cuatro diputados (Facundo Moyano y Omar Plaini entre ellos) que no votan siempre con el bloque le salvaron la vida.

Lo que iba a ser por goleada terminó con un penal sobre la hora. Otra vez un kirchnerismo que consigue por violación lo que podría lograr con seducción. “Te quieren llevar al paraíso pero a patadas en el culo”, dicen por lo bajo los peronistas. ¿Fue una torpeza del “misógino Larroque”, como lo caracterizó Victoria Donda, o de un “fachista de izquierda”, como lo acusó Ricardo Alfonsín? Difícil de creer. Sólo ejecuta las órdenes de Cristina.

¿Qué quiso hacer la Presidenta, entonces? Varias lecturas posibles:

a) Intentó quedarse sola con la bandera de la ampliación de derechos de los jóvenes. Algo dijo en su discurso.

b) Fue fiel a la filosofía Laclau que impone la guerra popular y prolongada del maoísmo. Del dividir para reinar o del confrontar con todos y todas para construir identidad.

c) Todo fue programado para que esos fuegos artificiales pasaran a la clandestinidad el contrato multipropósito que firmaron con Macri.

El cristinato, vertical y blindado, convierte en príncipe a quien tenga acceso a la reina. El gran problema es que esa monarquía tiene fecha de vencimiento constitucional en 2015. Hasta los comicios de medio tiempo, la astuta jugada de 28 senadores sepultó la posibilidad de reformar la Constitución para habilitar “Cristina eterna”. Y todo indica que, en la Cámara alta, después de que se cuenten los votos los números van a ser todavía más favorables a la oposición.

Se analizó mucho el deterioro que la imagen de Cristina sufre por enhebrar un collar de errores que preocupan porque no frenan. Muchos la ven demasiado descontrolada para dominar la situación. “Están tan obsesionados con la re-re y el 7D que hacen cualquier disparate”, dijo Binner al denunciar un intento de desestabilización de Santa Fe.

La respuesta más contundente copará las calles de la Argentina dentro de cien horas en el emblemático 8N que promete una masividad inédita. El kirchnerismo, en su afán de ensuciar la convocatoria y quitarle autonomía, le da a la derecha organizada un papel protagónico que no tiene. Torpeza que regala méritos a sus enemigos políticos que son apenas un par de gotas en un océano de indignados independientes que no se casan con nadie.

Lo novedoso de los últimos tiempos son las grietas que el relato sufre puertas adentro. Empezó con la Ley Antiterrorista y el freno de la actividad económica con destrucción de empleo. Siguió con la injusta mano del Gobierno metida en el bolsillo de los trabajadores para cobrarles impuesto a las ganancias a quienes, inflación mediante, apenas llegan a fin de mes: el 26% de los docentes y el total de los bancarios padece los descuentos. Para el progresismo es tan inexplicable como gritar desde la Casa Rosada que se va a pagar todo al contado rabioso y en dólares y presentar eso como si fuera el asalto al cuartel Moncada. O la alianza sindical con Gerardo Martínez-Armando Cavalieri y la ley de riesgos del trabajo que fue un ensayo de concubinato con el macrismo y el primer sapo amarillo que indigestó a La Cámpora. No es que los acuerdos entre gobiernos y privados sean malos en sí mismos. Todo lo contrario, es el diálogo y el trabajo mancomunado para progresar que tanto se reclama. El punto es que si se estigmatiza a Macri y se lo acusa de basura y de ser la dictadura, cuando se firma con él todo suena a pacto con el diablo. En el populismo sin escrúpulos, la derecha y la izquierda suelen ser dos caras de la misma moneda.

Los jóvenes autodenominados “revolucionarios” no encuentran palabras para explicar cómo fue que Cabandié, entre gallos y medianoche, lejos de la TV oficial, se asoció legislativamente al macrismo. Nadie en su sano juicio puede pensar que fue una decisión personal. Para que no queden dudas, todo el tiempo tuvo como guardaespaldas y stopper a Axel Kicillof y Diego Bossio, los autores intelectuales de decisiones económicas insólitas. Nadie en la historia pagó tanta deuda como el matrimonio K y, sin embargo, nuestros bonos valen menos que los de Guatemala y El Salvador. No entienden por qué el riesgo país está a la altura de Grecia, que se cae a pedazos. El viejo truco de que todo el mundo conspira contra Cristina (“una campaña antiargentina orquestada”, dijo con lenguaje procesista) se derrumba cuando Evo Morales se endeuda al 4,8%, Dilma Rousseff al 3% y Argentina al 11%, como mínimo. No es la ideología, estúpido. Es el infantilismo inepto. Salvo que se acuse a Bolivia y Brasil de haber transado con el imperialismo y los fondos buitre. Hay cosas que no se pueden sostener sin que la cara se caiga de vergüenza.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 3 de Octubre de 2012.