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domingo, 21 de abril de 2013

Mauro Viale & y los Servicios... De Alguna Manera...

“Mauro Viale siempre estuvo vinculado con la Secretaría de Inteligencia"…

 
Maurito Viale... Un periodista especial...
Explosivas declaraciones de un es productor de TV. En una extensa entrevista en Ahora es Nuestra la Ciudad, programa radial de FM Identidad, el ex productor de Bernardo Neustadt y Mauro Viale, Héctor Yemmy, habló de todo. Del 18A a la actualidad periodística, el productor recordó a Neustadt como un "operador político que hacía de periodista y que convirtió al menemismo en bernadismo".
Habló de "operaciones de prensa" y de los pagos de la SIDE por hablar "o por callar".

Dijo que tuvo la sensación que "esta semana estuvo la secretaría de Inteligencia y al Estado mismo utilizar otra vez los Falcon Verde".
Criticó duramente a Rolando Graña pues "las denuncias aparecen por canal 13 y los arrepentidos por América y esto tiene cierta lógica por el directivo de José Luis Manzano, otro de los que iba a las oficinas de Bernardo Neustadt". 

La entrevista dejó anécdotas, datos, información, trascendidos y comentarios en off que Yemmy reveló sobre algunas de las estrellas del periodismo. Algunos criticarán el periodismo de periodistas pero esta nota echa luz sobre algunas cuestiones que permanecen oscuras.
Mientras que el periodismo "mainstrem" acusa a pequeños medios en ascenso, como Tribuna de Periodistas de recibir pauta de la SIDE, la realidad demuestra que las estrellas "operan" hablando o callando por igual.

Dio ejemplos como Mauro Viale quien "siempre estuvo vinculado con la Secretaría de Inteligencia del Estado".
Aquí, la primera parte de la entrevista.


© Publicado el domingo 21/04/2013 por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


América, Vila, Manzano y el Periodismo Rentado... De Alguna Manera...


La operación mediática del periodismo y la SIDE para salvar a Báez...


Las grietas quedaron expuestas. Fue después del Fariña-gate que desnudó Jorge Lanata y que involucró al siempre sospechado Lázaro Báez.

A partir de entonces, la locura mediática llegó a los lugares menos pensados. Por un lado, el grupo Clarín llevó la historia a una hipérbole de bombardeo de información insistente, como si se tratara de un tema relevante a los intereses de la sociedad.

Por el otro, puntuales periodistas a sueldo de la Secretaría de Inteligencia —ex SIDE— montaron una vergonzosa operación a efectos de “farandulizar” la denuncia efectuada por Lanata.

A esos efectos, se conjuraron Rolando Graña, Facundo Pastor, Gustavo Sylvestre y Mauro Viale. Luego se agregaron Jorge Rial y Luis Ventura. Casi todos, cobran interesantes salarios por parte del Dirección de Reunión Interior de la Secretaria de Inteligencia, Fernando Pocino.

Bajo un libreto armado por Carlos “Chino” Zannini, secretario de Legal y Técnica del kirchnerismo, todos siguieron al pie de la letra una actuación casi perfecta del plan oficial. “Casi”, sí; pero no perfecta.

El primer tópico que levantó sospechas fue el sintomático silencio que se dio durante todo el lunes pasado. El mutismo fue tal que ni siquiera los siempre activos blogueros K se dejaron ver ese día.

Al mismo tiempo, comenzaron los reservados contactos entre Zannini y Leonardo Fariña a efectos de pergeñar el culebrón que se vería 24 horas más tarde. No sería en cualquier canal, sino en América TV, perteneciente a los operadores Daniel Vila y José Luis Manzano. Ambos siempre sedientos de negocios con el Estado.

Luego llegaría uno de los momentos más vergonzosos para el periodismo vernáculo: la sorprendente defensa periodística de las figuras de Fariña y el financista Fernando Elaskar, ambos asesorados por otro oscuro personaje, el abogado Fernando Burlando.

El encargado del trabajo sucio fue Graña, por instrucciones directas y precisas de Zannini. Él fue el que “bajó línea” a los periodistas arriba mencionados para que avanzaran en el plan de “farandulización” de la investigación de Lanata y, al mismo tiempo, blanquear las figuras de Fariña y Elaskar.

La estrategia jamás tuvo que ver con la protección de estos últimos, sino con la necesidad de detener la curiosidad periodística —y judicial— sobre la figura de Lázaro Báez, quien a su vez puede llevar hasta los incómodos rastros de Néstor y Cristina Kirchner.

Todos, cada uno a su manera, actuaron su papel estelar en esta pieza. Eso sí, lo hicieron tan desprolijamente que hasta copiaron sus argumentos entre sí a la hora de desacreditar el informe de Lanata. La postal cruda de la operación llegó de la mano de Mauro Viale, quien no solo colaboró en la farandulización del caso, sino que además criticó al conductor de Periodismo Para Todos con duros e innecesarios calificativos. Toda una sobreactuación que nadie le había pedido en realidad.

Así fue, en resumidas cuentas, cómo se llevó adelante esta operación que se armó en plena Casa Rosada y que contó con la participación de periodistas de la talla de Graña, Pastor, Viale y Sylvestre. Un verdadero muestrario de lo que es el antiperiodismo.


No obstante ello, a pesar de todo lo ocurrido, la ciudadanía no le termina de creer a Fariña y menos aún a Elaskar. ¿Cómo dar fe a un cambio de discurso tan repentino y sugestivo de ambos personajes?

Más allá de la prueba concreta, la ciudadanía insiste en respaldar a Lanata y a creer que la corrupción dentro del oficialismo es un hecho.

Mañana, Periodismo para todos promete evidencia concisa sobre esta misma trama. Más allá de lo que se muestre, la sociedad ya ha dado su veredicto: Báez es culpable y la corrupción oficial es innegable.

No es poco.

© Escrito por Christian Sanz el sábado 20/04/2013 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



martes, 15 de enero de 2013

Deje de mentir Señora Presidente... De Alguna Manera...


Deje de mentir...

Ser o no ser, esa es la cuestión. Darín - CFK. Dibujo: Pablo Temes.

Mensaje a Cristina. La Presidenta niega realidades y hace su relato. Bienes, Darín, Fragata y los derechos humanos.

De fondo, en esta conversación, se escucha un tema de Los Redondos, Nuestro amo juega al esclavo, en el que el Indio Solari canta, a modo de estribillo “violencia es mentir”. Usted, señora, dice que no miente, pero negar es una forma de mentirse a uno mismo y a los demás.

Por ejemplo, señora, su patrimonio. Si un ciudadano quiere que se lo explique, usted tiene que hacerlo. Se llame Darín o Clarín, si es un medio el que pregunta. Tiene, señora, tanta experiencia en la función pública –tanta que casi no trabajó en otro lugar que no sea el Estado– que seguro comprende los motivos. Y entiende, señora, que no basta con la declaración jurada, porque en esas planillas usted dice “qué” tiene en bienes y dinero pero no cuenta “cómo” logró semejante aumento, de seis millones a ochenta en sólo diez años. No hay otro empleado público en la historia que haya alcanzado semejante fortuna en tan poco tiempo. Ni Manzano ni Menem.

La duda es: ¿Por qué no revela los detalles y da una lección de trasparencia que sirva de ejemplo a todos los que la sucedan? ¿Por qué no, señora? En estos casos, señora, negar información es ocultar, y sólo oculta el que no quiere revelar la verdad. ¿Será que la verdad resulta indecible?

Y usted sabe, señora, que no alcanza con enojarse y remitirse a la Justicia cuando, por otra parte, es usted misma, señora, quien día por medio dice que la Justicia no responde a los intereses del “proyecto nacional y popular”. ¿Por qué, entonces, debería creer un ciudadano de a pie lo que dice un juez como Oyarbide sobre su patrimonio?

Le cuento otro caso, del que seguramente usted no está enterada, porque si no ya habría tomado medidas. Se trata de su vicepresidente, Amado Boudou. Al parecer, por su inexperiencia o por su formación en un partido de la “derecha”, el muchacho cometió, digamos, “algunas irregularidades” administrativas. Nada importante, según él, pero por las dudas hizo echar al jefe de los fiscales, al juez y al fiscal que lo investigaba, y el expediente pasó a manos más confiables.

Y así, señora, podría hacerle una larga lista de “contradicciones” con la verdad. Esta semana nos conmovió usted con el encendido discurso sobre la “liberación” de la fragata Libertad, pero no dedicó un párrafo a contarnos por qué arriesgamos el navío en un puerto que no debió incluirse en el recorrido, y por qué nadie pagó con su cargo por eso.

Ni por los 51 muertos en la estación de Once. El ministro responsable sigue ahí. Pero ahora, a casi un año de la tragedia y después de diez de gobierno, usted anuncia un plan de inversión para los trenes. ¿Comprende por qué resulta cada vez más difícil creerle?

Le doy un último ejemplo. Con la excusa de la “guerra” que estamos ganando a los fondos buitre, decía usted que padecimos dos períodos de endeudamiento provocado por ellos, con la ayuda de los “caranchos” de adentro. Recordó los años del ‘76 al ‘83, cuando los militares asaltaron el Estado, y luego los años del llamado “menemismo”, de 1991 a 2001, y de la convertibilidad, que concluyó con el estallido de la Alianza y de la sociedad.

Pues bien, señora, no quiero obligarla a negar o a mentir nuevamente, pero si alguien se lo preguntara, ¿podría decir dónde estaban usted, su marido y su cuñada Alicia, y qué hacían en cada uno de esos períodos? Fue su marido, señora, el que consagró a Menem como “el mejor presidente de la historia”. Fue su marido, señora, el que aprovechó para depositar a su nombre los mil millones de dólares que recibió Santa Cruz por la privatización de YPF y que ya se esfumaron. Era su marido, señora, el que compró dos millones de dólares una semana antes de que aumentara el precio.

El mal, señora, que contamina desde hace años al kirchnerismo , al menemismo y a todas las versiones de lo mismo, y lo que violenta, es la mentira sistemática desde el poder. Eso, al cabo de los años, es lo que indigna. El “relato”, escrito y sostenido por los fanáticos o beneficiarios de turno, o por los intelectuales del “proyecto”, capaces de envolverlo y protegerlo en el “espesor” de las palabras, no resiste la confrontación con los protagonistas y los hechos.

¿En qué “proyecto nacional y popular” se puede creer, señora, cuando el que lo quiere vender es Boudou? ¿En qué bandera de los “derechos humanos” se quiere envolver usted, señora, si se saca fotos con Gerardo Martínez, el secretario general de la Uocra que fue un comprobado informante de la dictadura? ¿En qué “defensa de los trabajadores” se puede confiar, señora, si sus aliados son Cavalieri, Lezcano y el resto de “los gordos” que se hicieron multimillonarios al frente de sus sindicatos? ¿De qué “juventud maravillosa” hablamos, señora, si los responsables políticos de los Montoneros que usted tiene de asesores no se hacen cargo de los pibes que mandaron a morir?

¿De qué “patria” habla, señora, en discursos que recuerdan a Galtieri? ¿Por qué citar en vano a próceres austeros y modestos, como Belgrano o San Martín, que se sentirían avergonzados frente a las fortunas personales que ostentan usted y sus ministros?

De eso se trata, tal vez, señora: de dejar de simular sacrificio. De dejar de hacer asados en la ESMA, conferencias en cadena para anunciar promesas, de pagar por los aplausos, y de ver, mirar, reconocer, aceptar, bajar el tono, callar, pensar, hacer un minuto de silencio y acompañar en el dolor a los que padecen y a los que sufren por sus muertos.

Y haga a la vez, señora, el esfuerzo para dejar de fumarse a los que ya se sabe quiénes son, de vender humo, de negar y de mentir.

© Escrito por Carlos Ares el domingo 13/01/2013 y publicado por el Diario Perfíl de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


jueves, 8 de noviembre de 2012

8N, El valor de la protesta, siempre… De Alguna Manera...


El valor de la protesta, siempre…


i) Escucho a viejos compañeros de ruta (...) renegando del valor de la protesta, porque la protesta, la que llega mañana, no les gusta. Me da pena verlos argumentar, diciendo que la democracia se juega en las elecciones, y que los que protestan -aunque no lo digan- deben estar pensando ideas horribles.

ii) Contra lo que ellos dicen, defendemos acá el valor de toda protesta, aún de las protestas con las que uno no coincide total o parcialmente. En países como el nuestro, con el sistema político tomado por burócratas y adulones, y por un poder judicial siempre interesado en defender, primero, los propios privilegios, la ciudadanía suele encontrar las puertas cerradas para todo reclamo. Cuando el poder define como lícitos sólo los caminos que controla, no es extraño que el pueblo opte por vías alternativas, extra institucionales, muchas veces de desafío al derecho vigente, para hacerse escuchar. 

La alternativa que deja el poder es clara: tratar toda protesta como ilegítima, como ilegal, o sino ignorarla. Pregúntenle a los jubilados, que ya sin fuerzas, son obligados por el gobierno a peregrinar ante los tribunales para rogar que les den lo que les corresponde y que el gobierno les niega, porque usa sus recursos para financiar propaganda y servicios de inteligencia. Hay que salir a la calle, y el poder tiene que estar dispuesto a escuchar a los que salen a la calle. La democracia empieza con el voto, no termina allí, por más que les pese a estos neo-conservadores que se creen de avanzada.

iii) Imaginemos, sin embargo, una marcha con cuyo contenido sustantivo estemos parcial o totalmente en desacuerdo. Pienso, por caso, en la marcha "Blumberg" sobre la seguridad. Qué debemos pensar, frente a ella, los que estamos del lado de la protesta? Ante todo, cuando la ciudadanía se moviliza masivamente, como entonces, debemos hacer un esfuerzo especial por leer la protesta a su mejor luz, en su mejor versión. El gobierno y los aplaudidores, en cambio, la demonizan, leyéndola en su peor versión posible: "son todos fascistas", "quieren pena de muerte", "están con la dictadura". Pero lo cierto es que cualquier marcha puede ser demonizada de ese modo. 

Los adulones del poder, frente a la "primavera árabe", podrían decir "son fundamentalistas religiosos", "son violentos", "están cargados de odio." Frente a la "primavera de Praga," y siempre del lado del poder, hubieran dicho "quieren que vuelva la desigualdad," "son pro-capitalistas." Se equivocan siempre. Aún la marcha de Blumberg puede ser bien leída, porque encierra reclamos importantes: familias destrozadas por la inseguridad, madres sin hijos, hijos sin padres, que quieren vivir en paz, que quieren que se les asegure un derecho básico a la integridad física, que aborrecen del obvio pacto entre política, policía y narcotráfico. El gobierno, en cambio, promueve otra lectura: "son los últimos vestigios de la ultraderecha que muere," "son los que extrañan a Videla". Dan pena.

iv) Todas las principales consignas de la marcha convocada para mañana ("contra los abusos", "contra la corrupción," "contra la re-reelección") representan demandas absolutamente generalizables y sensatas. Por eso el gobierno necesita hablar de "lo que deben estar pensando realmente", "lo que no quieren decir". Es que quieren que hagamos el ejercicio de imaginar lo que piensa la Presidenta, cuando se junta con sindicalistas o le hablan de demandas indígenas? Lo que piensa Berni, cuando reprime? Lo que piensa Schiavi, frente a la muerte de 50 trabajadores en los trenes que él no controló?

v) Luego de haber hecho el esfuerzo por entender qué de importante hay en la protesta, el poder debe procesar esa demanda, conforme a los mejores principios constitucionales que rigen su conducta. Frente a la protesta de Blumberg deberá decir entonces, por ejemplo: "pongamos fin al pacto entre política y narcotráfico," "cuidemos los derechos de todos (también los de los delincuentes)", "reconozcamos la urgencia del problema de seguridad, que requiere resolver problemas de desigualdad." Alguien dirá: esto es utopía, la gente no piensa así. Se equivoca. Siempre cito la curiosa estadística que me comentaba Gabriel K., luego de la crisis del 2001: un 80 por ciento de la ciudadanía reconocía que el origen del aumento de la inseguridad tenía que ver con incrementos en desigualdad...pero como solución al problema no pedía igualdad (aún reconociendo, ella misma, que allí estaba el origen del problema), sino mano dura. 

Ahí está la labor del dirigente, retomar esos conocimientos y procesarlos del modo constitucionalmente apropiado. Nótese, sin embargo, que el kirchnerismo obró en ambos casos del peor modo: primero demoniza la protesta, y luego -es lo que hizo en el caso Blumberg- en lugar de procesar las múltiples demandas entonces presentes, del modo constitucionalmente más aceptable... convirtió en ley las peores propuestas derivadas de la marcha¡¡¡ Eso es, exactamente, el máximo paradigma de lo que NO se debe hacer. El kichnerismo actuó frente a la protesta, como suele hacerlo, del peor modo imaginable.

vi) Los adulones, sin embargo, que ya no conocen la calle porque ahora ven la ciudad desde detrás de vidrios polarizados (pobre la Presidenta, que no se anima a recibir a alguien que la critique, pobre Boudou, que no puede salir a la calle, pobre Bossio, corrido desde su lujoso auto por un grupo de jubilados¡), prefieren denunciar conspiración. Se preguntan a quién beneficia la protesta. Más les valdría preguntarse a quién perjudica. Les digo algunos nombres: perjudica a Cirigliano, y los negociados del gobierno con el transporte; perjudica a los empresarios megamineros que necesitan a un gobierno adicto; perjudica a Boudou, a Jaime, a López, y a todo el empresariado corrupto que pacta con el gobierno; perjudica a los Insfrán, asesino de indígenas; perjudica a los Urtubey, con su educación pública religiosa; perjudica a los Alperovich, y a tantos gobernadores que ven la política como negocio. En definitiva, no es éste el modo de pensar la protesta. Siempre podemos y necesitamos aprender de la protesta, no repudiarla. El pueblo, como decía Locke, suele adoptar una actitud comprensiva y pasiva frente al gobierno. Por eso es tan importante prestar atención cuando en todo o en parte se pone de pie.

vii) Pensar sobre la protesta, siempre, requiere pensar sobre democracia. Desde acá pensamos la democracia desde el ideal de una discusión inclusiva, sin voces excluidas. Por eso defendimos siempre la protesta piquetera, en una sociedad que los margina. Por eso defendemos que se escuchen todas las ideas, aún las que no nos gustan: no para que pierdan el tiempo hablando, sino porque podemos estar equivocados. Por eso creemos que el Congreso debe estar atravesado por la disidencia y marcado por el mutuo aprendizaje. La democracia necesita todas las voces, pero no como consigna: el gran test para saber si el poder se toma en serio o no la disidencia es ver qué hace con las ideas que no les gusta: las toma en cuenta, aprende de ellas, o las ignora, las margina las repudia? Todo lo demás es verso. La democracia debe alimentarse, sobre todo, de las voces de los críticos, y por ello esas voces necesitan de una especial protección. Las decisiones válidas, por su parte, necesitan nutrirse especialmente de pensamiento crítico: por eso el Congreso debe dar lugar amplio para tales voces, y las mayorías deben atender esos reclamos, o dar justificada respuesta de por qué no los atiende. Ésta, claramente, no es la concepción de la democracia que defienden el gobierno y sus amigos. 

Por ello, en el Congreso no se interesan por discutir: simplemente imponen, porque asumen que no tienen nada que aprender de sus críticos. Por ello piensan la Ley de Medios no desde el compromiso con la diversidad, sino de la mano de los empresarios que simbolizan, hasta la caricatura, la corrupción en la historia argentina reciente: Manzano y Moneta. Por ello quieren invisibilizar a los qom, y urgidos los borran de la 9 de julio. Por ello ahora hablan sólo de elecciones, y criminalizan a la protesta, y procesan a los piqueteros, y encierran a mujeres y niños en Campo de Mayo, y denuncian en público a los que los contradijeron, y mandan a la AFIP a perseguir a los que hablaron en contra, y usan los servicios de inteligencia contra los que piensan diferente. Ellos ven a la democracia como la ven los conservadores: como elecciones periódicas, y el que gana se lleva todo. Y que los movimientos de protesta se organicen en un partido político, y se animen a ganarles las elecciones. Difícil encontrar una concepción más conservadora de la democracia, una aproximación más pobre al ideal del debate inclusivo y robusto, una visión más limitativa de la protesta.

© Escrito por Roberto Gargarella y publicado por http://seminariogargarella.blogspot.com.ar el miércoles 8 de Noviembre de 2012.