martes, 25 de septiembre de 2012

Instituto de Córdoba 1 vs. Huracán 0... De Alguna Manera...




Y no está chocho...


Huracán, con el debut de Llop, había sido más que Instituto en el partido, pero en el final Burzio apareció para el local, dándole la primera victoria en el torneo. El Globo quedó en el último lugar.

¿Técnico nuevo, cara nueva? Eso se preguntaban muchos hinchas de Huracán. Claro, con la llegada de Juan Manuel Llop como DT, los quemeros estaban esperanzados en que el Globo revirtiera su imagen y comenzara a salir del fondo de la tabla. Y qué mejor oportunidad que ante Instituto, también de flojo nivel en lo que va de la temporada. Pero los de Parque Patricios siguen sin ligar: cayeron por 1-0 en el final del partido, con gol de Pablo Burzio.

El Globo mejoró lo mostrado en anteriores partidos. Se mostró más ambicioso, dispuesto a buscar el resultado desde el arranque. Contó con un par de situaciones, especialmente en el primer tiempo, pero por fallas en la definición no logró hacer la diferencia. Levantó, desde luego, en referencia a sus anteriores presentaciones. En el segundo tiempo –interrumpido durante algunos minutos por incidentes de los hinchas locales-, la Gloria, lejos de la versión mostrada en la temporada pasada, emparejó las acciones y, en el cuarto minuto adicionado, Burzio decretó la victoria para su equipo.

De esta forma, Instituto sumó su primer triunfo en la BN y salió del fondo. El que no pudo hacerlo es Huracán, ahora en la última colocación. En la próxima, el Quemero visitará a Banfield. Por su parte, Instituto irá hasta Caballito para jugar con Ferro.

© Publicado por el Diario Deportivo Olé de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el lunes 24 de Septiembre de 2012.



Las fotos:





















Los goles:



Las estadísticas:


 




Digerir otra piedra no te deja levantar de la cama...

 

Otra derrota, que por más que se analice seguirá siendo derrota, la quinta en lo que va de la temporada. A pesar de todo lo que se pueda decir en beneficio del equipo, la realidad es la tabla y ahí estamos hundidos.


Empezó con el pie izquierdo el ciclo de Llop. Pareció más valiente y comprometido, presionando arriba aunque con ausencia de punch final para concretar y todavía con desaciertos defensivos (y un poco de mala leche también) que consumaron el triunfo del rival. Huracán paga con creces sus errores. No hay retorno luego de un rechazo defectuoso y menos si va de la mano de un infortunio. Se imponía conseguir una victoria y teniendo enfrente a otro que tampoco tiraba flores, podía eyectar el despegue, sin embargo, ya en el descuento, el 0-0 cerraba y servía por el cambio mostrado. No. ¡Cero! dijo el crupier y la plata se la quedó el dueño de casa.


Tendrá el entrenador que volver sobre sus pasos. Si los buscó convencer de una idea, de un potencial a explotar, de un timonazo al presente, todo se fue al tacho porque lo anímico sufrió un golpe en la mandíbula por enésima vez y echa por tierra cualquier avance futbolístico.


Ahora, si paramos la pelota y desviamos el foco del dolor de la caída, al Globo le falta para ser una formación con aspiraciones. Las bases son flojas y los pibitos dan imagen de estar verdes, con una maduración tardía. Y si les toca ser titulares o recambio, no están para ser determinantes: son para acompañar y no para resolver. El Pity Martínez debe ir más adelante y lastimar con gambeta en los metros finales. Battaglia, no gravitó para asociarse al resto. Quintana (salvo su formidable cabezazo) y Bottaro, las opciones arriba, aportaron poquito.


Nos espera un duro camino y la llave para salir a la luz la tienen ustedes. Apoyemos pero cambiemos la bocha. No se soporta tanto dolor en las vísceras enfermas.


© Publicado por el Diario Deportivo Olé de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el lunes 24 de Septiembre de 2012.
 

¡¡¡Feliz Cumpleaños "Ringo"!!!... De Alguna Manera...


Oscar “Ringo” Bonavena cumpliría 70 años…

Oscar "Ringo" Bonavena

Si el polémico camino que eligió para su vida no lo hubiese llevado a una muerte tan temprana, este 25 de setiembre habría sido un día de fiesta: Oscar Natalio Bonavena, el popular "Ringo", cumpliría 70 años.

Bonavena nació el 25 de septiembre de 1942 en el barrio de Parque de los Patricios y de su amplio anecdotario quedó una frase saliente, una metáfora o una alegoría: "Cuando suena la campana estás tan solo en el ring que te sacan hasta el banquito".

"Ringo" fue dueño de una personalidad singular, también discutida, que tuvo su momento cumbre cuando combatió con Muhammad Alí en el Madison Square Garden de Nueva York en la medianoche del 7 de diciembre de 1970.

El país entero observó por televisión -60 puntos de rating- cómo aquel muchacho con "cara y alma de niño" le hacía frente al mejor boxeador de la historia y hasta le hacía tocar las rodillas en la lona en dos oportunidades, aunque el árbitro no contara.

Y aunque luego el argentino claudicó en el decimoquinto round, se ganó para siempre la consideración de los aficionados argentinos y se transformó en una "leyenda".

Bonavena, quien en uno de sus inolvidables `arrebatos` compró el pase del cordobés Daniel Willington en ocho millones de pesos para cedérselo a Huracán, el club de sus amores, debutó como profesional el 3 de enero de 1964 con una victoria por nocaut ante Louis Hicks, en el Madison Square Garden de Nueva York.

El 4 de septiembre de 1965, Bonavena, con el también recordado Gregorio ´Goyo´ Peralta, produjo un hecho histórico para el boxeo argentino: metieron 25.236 espectadores en el Luna Park, cifra jamás superada, quienes vieron la paliza que ´Ringo´ le propinaba a su rival para quitarle la corona nacional de los pesados.

Al día siguiente, Peralta se sentaba en la mesa grande de Doña Dominga Bonavena, que inmortalizó sus inolvidables "ravioladas".

´Goyo´ Peralta fue un invitado especial, dado que la rivalidad había quedado esa medianoche en el ring del Luna Park, y el vencedor compartió los ravioles de su madre, Doña Dominga, con el hidalgo perdedor, un hecho que prácticamente el boxeo produce. Rivales en el ring, amigos en la vida.

Bonavena peleó con grandes figuras de la época: además de Alí, también combatió con Floyd Paterson, Zora Folley, Joe Frazier, Jimmy Ellis, George Chuvalo y Karl Mildenberger, entre otros.

"No quiero ser el más rico del cementerio", dijo Bonavena después de cobrar 100.000 dólares por la pelea con Alí, en una verdadera declaración de principios: nunca le gustó guardar el dinero. Era, más bien, todo lo contrario.

´Ringo´ protagonizó shows musicales en la televisión, grabó discos -su hit fue `pío pío pa`, del cual vendió miles de placas-, tuvo romances de revista y también fue amigo del ex dictador Alejandro Agustín Lanusse.

El 22 de mayo de 1976, Bonavena fue asesinado en un oscuro burdel de Nevada (en Estados Unidos), y coincidentemente el también desaparecido Víctor Emilio Galíndez, ese mismo día, logró su triunfo más resonante en Sudáfrica, al vencer en un combate épico al norteamericano Richie Kates.

El disparo del rifle Winchester accionado por Willard Ross Brymer, uno de los guardaespaldas de Joe Conforte (el dueño del burdel Mustang Ranch), hirió mortalmente a un corazón que a partir de allí se alojaría para siempre en el pecho de todo un pueblo.

Eran las 6,20 de la mañana en el Oeste de Estados Unidos, cuando un disparo traicionero de un matón acertó al pecho de Bonavena, provocándole la muerte instantánea a los 33 años, "la edad de Cristo" según el decir de su madre, Doña Dominga.

Las 150.000 personas que lo despidieron una semana más tarde, poblando un Luna Park que jamás se vio tan triste, ratificaron el cariño hacia el hombre que irritó al mismísimo Alí y que inmortalizó las ravioladas del fin de semana en su casa materna, que hasta dieron origen a un programa de televisión.

© Publicado por informereservado.net el martes 25 de Septiembre de 2012.


lunes, 24 de septiembre de 2012

Cacerolas y falta de proyecto político... De Alguna Manera...


Cacerolas y falta de proyecto político...
 

¿Por qué en muchos países las divergencias se expresan electoralmente y en otros se manifiestan en la calle? Esencialmente, la diferencia está en la existencia o inexistencia de ofertas políticas capaces de expresar a quienes tienen algo por lo que protestar. En Grecia o en España, por ejemplo, una enorme cantidad de gente que se siente “indignada” se vuelca a las calles; los partidos se han quedado cortos en su capacidad de expresar a esa gente. En Estados Unidos, para tomar un caso opuesto, casi toda la sociedad está contenida en las propuestas de los partidos que compiten en la elección presidencial; y la poca gente que tiene algo que decir y que no se siente representada se pliega detrás del movimiento Occupy Wall Street, que hace un poco de ruido pero no mueve el amperímetro.

Si esto es así, la protesta de la semana pasada en la Argentina es un mensaje tanto para el Gobierno nacional como para las fuerzas políticas opositoras.

Otra cosa es que el gobierno argentino haya magnificado la protesta en lugar de minimizarla –como pudo fácilmente haber hecho– y haya alimentado el círculo de la hostilidad mutua cuando bien pudo haber reaccionado como un gobierno de todos y no como una parte en las hostilidades.

Actuando como actuó, el Gobierno contribuyó a darle a la protesta una entidad más definida de la que tuvo, a instalarla como un potencial político con proyección y a crear incentivos para que los dirigentes opositores busquen una inserción en un movimiento que no lideraron.

La sola palabra “cacerolazo” –aplicada a una manifestación donde escasearon las cacerolas– remite a las protestas de 2001, que buena parte de la sociedad asocia al derrumbe del gobierno de la Alianza. Esa referencia es útil para barajar algunas conjeturas. En 2001 el gobierno no se derrumbó por las cacerolas sino por las muertes y la crisis de legitimidad del Ejecutivo, fomentada por los máximos dirigentes políticos de los dos mayores partidos en ese momento. 

Las consecuencias últimas de las protestas estuvieron muy lejos de parecerse a lo que los manifestantes de aquellos hechos pudieron imaginar; más bien fueron lo opuesto. Si alguien omnisciente les hubiera dicho cómo estaría la Argentina diez años después, como consecuencia de un proceso que ayudaron a desatar, es posible que muchos de esos manifestantes de 2001 se hubieran quedado en su casa mirando la televisión, con las cacerolas bien guardadas.

No es posible anticipar qué consecuencias tendrán los hechos resonantes de estos días en el futuro político de la Argentina. Sin proyecto, sin estrategia, sin liderazgos y sin organización, es posible hacer bastante ruido, poner nerviosos a los gobernantes y hasta generar algunas señales significativas, pero difícilmente se construye un futuro. Un gobierno más moderado y una oposición con más iniciativa le harían bien a la Argentina.

© Escrito por Manuel Mora Y Araujo, Sociólogo, Profesor de la Universidad Torcuato Di Tella y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 22 de Septiembre de 2012.



Mitomanías... De Alguna Manera...


Mitomanías...


Los problemas con la verdad son sólo cuestiones personales cuando el sujeto de esos episodios responde nada más que ante sí mismo. Mitómanos patológicos o cínicos seriales sólo afectan con esos rasgos a ellos y a sus círculos íntimos. Pero cuando esa mitomanía se perpetra desde altas funciones de gobierno, la situación deviene gravísima. Una cosa es la mentira o la media verdad invocada por los gobiernos por realpolitik, en defensa de coyunturas puntuales. Otra es cuando es pura exaltación de la propia farsa del funcionario, que inventa para protegerse o elogiarse.

Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, el caso de Juan Manuel Abal Medina (h.) es notable. Insiste en no decir la verdad, pero pretende zafar de las consecuencias. Es imposible, en la era de internet, no dejar huellas. El, que tiene 44 años, no puede ignorarlo.

El año pasado escribí (“¿Un bebé montonero?”, Perfil, 11 de diciembre de 2011) que “El 3 de septiembre de 2006, Juan Manuel Abal Medina le dijo a Laura Di Marco, de La Nación, que ‘de bebé, mi tío me llevaba a las reuniones sin que se enterara mi viejo’. El hoy jefe de Gabinete de la presidenta Cristina Kirchner nació el 5 de mayo de 1968. Su tío, Fernando Luis Abal Medina, murió el 7 de septiembre de 1970 en la localidad bonaerense de William Morris, en un enfrentamiento con fuerzas policiales en pleno régimen militar. Fernando Abal había nacido en 1947, o sea que muere a la temprana edad de 23 años. ¿Cómo y para qué un guerrillero de 22 años llevaba a reuniones de revolucionarios a un bebé de dos años? ¿Le daba la mamadera? ¿Le cambiaba los pañales, que entonces eran de tela? En ese reportaje de hace cinco años, Juan Manuel Abal Medina (h.) profesaba palabras que hoy lo explican casi todo: ‘Cuando uno critica la anécdota, está equivocado. (…). En los procesos históricos siempre se mezcla lo viejo y lo nuevo, pero lo esencial es lo que prima”. El jefe de Gabinete nunca rectificó esta infantil invención, pero vuelve a incurrir ahora en un síntoma preocupante: dice que no dijo lo que dijo. La mañana del viernes posterior a las manifestaciones en varias ciudades argentinas, proclamó a través del interlocutor radiofónico del Gobierno que los participantes fueron “gente (a la que) le importa más lo que ocurre en Miami que lo que ocurre en San Juan”.

Pocos días después reiteró el procedimiento, esta vez en relación con su padre homónimo, viejo militante del nacionalismo católico de ultraderecha, de participación activa en el peronismo entre 1972 y 1974 que en 1976, tras la llegada al poder de las FF. AA, se refugió en la embajada mexicana en la Argentina hasta 1982. Radicado en ese país desde ese año, con el regreso argentino a la democracia en 1983, Abal Medina decidió afincarse en México, muy cerca del poder. Nunca desmintió haber trabajado para el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), repartición estatal “cuyo propósito es generar inteligencia estratégica, táctica y operativa que permita preservar la integridad, estabilidad y permanencia del Estado mexicano, dar sustento a la gobernabilidad y fortalecer al Estado de derecho”. En el Cisen, un organismo consagrado a “alertar y proponer medidas de prevención, disuasión, contención y neutralización de riesgos y amenazas que pretendan vulnerar el territorio, la soberanía, el orden constitucional, las libertades e instituciones democráticas de los mexicanos, así como el desarrollo económico, social y político del país”, Abal Medina habría permanecido de 1988 a 1994, a órdenes del secretario de Gobernación (Interior) del presidente Carlos Salinas de Gortari, Fernando Gutiérrez Barrios, uno de los barones del entonces todopoderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI).

El 15 de junio pasado, a pocas horas de que la sede central de Repsol YPF en Buenos Aires fuese tomada por el Gobierno, Abal Medina padre atendió telefónicamente desde su casa del Distrito Federal a Roberto Caballero, que lo llamaba desde Radio Nacional. Si bien advirtió no ser asesor ni abogado de Carlos Slim, de inmediato se sinceró: “Somos amigos y tenemos una relación cercana. (…) Ha hecho una enorme fortuna con su trabajo y el trabajo de sus hijos, todos ellos muy idóneos para los grandes negocios internacionales”. Explicó los negocios de Slim con las privatizaciones: “Creó uno de los grupos que se presentaron a la licitación cuando se decidió la privatización del sistema telefónico mexicano, en 1990. Ganó esa licitación y a partir de allí inició una enorme expansión. Con la liquidez que dan los negocios telefónicos más su capacidad financiera, hizo que el grupo se expandiera enormemente. Ahí comenzó a ser considerado el segundo o tercer CEO del mundo, como propietario de paquetes importantes y conocidos de acciones de empresas que cotizan en Bolsa. Es de una enorme fortuna, es un gran inversor y ha manifestado una clara confianza en la economía argentina, no de hoy, sino desde hace tiempo. Tuvo una relación muy cercana con el ex presidente Néstor Kirchner, y a posteriori con Cristina. Carlos (sic) no hace malos negocios”.

El hijo de Abal Medina consideró oportuno esta semana “aclarar” las cosas, pero las oscureció. Para él, hay “un espacio mediático tan sesgado que ya no se conforma con el viejo ‘saquemos de contexto’, sino que directamente inventan, e inventan lo peor que se les pueda ocurrir”. Acusó a los medios por informar que su padre asesoraba al multimillonario mexicano Carlos Slim. “[Pueden] repetirlo y repetirlo en esa cadena ilegal del odio y de la bronca y querer que nosotros nos sintamos avergonzados”, se ofuscó.

Similar pirueta protagonizó Axel Kicillof, viceministro de Economía que a los 41 años se ufanó de poder fundir a Techint si quisiera, pero luego dijo que tergiversaron sus dichos. Kicillof había sostenido que el Gobierno podría bajar el precio de la chapa y “fundir a Techint”, pero aclaró luego que no lo iba a hacer. Ahora enmienda aquella bravuconada: “Inventan las frases textuales, las rebotan, las rebotan, las rebotan en sus noticieros, en su cadena nacional paralela, blue, se ocupan de potenciarlo, reproducirlo”.

Lo notable de Abal Medina (h.) y Kicillof es que no parecen tener conciencia de que todo lo que dicen o escriben queda registrado, no es impune. Teóricamente jóvenes, su anacronismo radica en que desafían la moderna ley de gravedad en la red: todo lo dicho permanece. Es grave que como prominentes jerarcas del Gobierno no parezcan advertir la diferencia entre verdad y mentira. Es un pésimo presagio.

© Escrito por Pepe Eliaschev y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 22 de Septiembre de 2012.