lunes, 23 de abril de 2012

Las viejas costumbres tardan en morir… De Alguna Manera...

Las viejas costumbres tardan en morir…

Ilustración de Pablo Blasberg.

Levantarse, apagar el despertador, lavarse los dientes, tomar le desayuno, llevar a los chicos al colegio, ir a la oficina, leer los diarios, chequear los mails.

Buena parte de nuestra vida -más de la que imaginamos- transcurre en piloto automático, en una suerte de círculo repetitivo que algunos neurocientíficos bautizaron como “el loop de la rutina”. Este estado se coordina desde los “ganglios básicos” del cerebro, y requiere mucha menos energía que el sistema que regula las decisiones a nivel consciente, y que tiene como base a la corteza prefrontal.

“Lo interesante es que lo que conocemos como el ‘loop’ de la rutina tiene en realidad tres componentes, y saber identificarlas puede ser muy útil para aprender a modificar hábitos que, en la práctica, son muy difíciles de cambiar”, explica Charles Duhigg, el periodista de New York Times que publicó hace tres meses el best seller de ‘pop-econ’ del momento: “The power of habits” (“el poder de la rutina”, aún no traducido). El primero de estos tres componentes es el “disparador”, que puede ser una sensación -tener hambre, sueño, etc.-, el segundo es el comportamiento rutinario en sí mismo, y luego viene una “recompensa”: “Algo que al cerebro ‘le satisface’, que parece decir: ‘recuerde este patrón para repetirlo en el futuro”, explica Duhigg.

Una de las principales conclusiones de neurocientíficos y expertos en ciencias cognitivas que investigan el tema de la rutina es que es muy difícil cambiar los tres elementos a la vez.

La clave está en mantener el disparador y la recompensa, pero modificar la conducta rutinaria. Duhigg cita el caso de Alcohólicos Anónimos, una entidad que ha demostrado ser muy exitosa porque sugiere encontrarse a compartir experiencias en reemplazo del hábito de ir al bar a socializar. Los mismos doce pasos aplicados en soledad, con un libro de autoayuda, no dan resultado.

Otra de las idea interesante es que los períodos en los que se da un “tsunami de cambios de hábitos” a la fuerza son muy propicios para cambiar conductas que se consideran nocivas.

Por ejemplo, las empresas de consumo masivo saben que la etapa del embarazo y la de los primeros meses del bebé son un lapso ideal para bombardear a madres y padres con mensajes publicitarios, porque están más propensos a cambiar la marca de café o de dentífrico que consumen. 

Otros momentos de “turbulencia” a nivel de rutinas son un divorcio o una mudanza. O unas vacaciones en un lugar desconocido.

“Por eso un viaje es una ocasión ideal para plantearse dejar de fumar o iniciar un deporte nuevo”, dice el autor de “The power...”, “las iniciativas de este tipo tomadas en tiempo de vacaciones han demostrado ser mucho más duraderas que aquellas que se asumen en momentos de trabajo”. Como dice la canción de Mick Jagger: “Los viejos hábitos tardan en morir”.

© Escrito por Sebastián Campanario y publicado por iEco de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el lunes 23 de Abril de 2012.


domingo, 22 de abril de 2012

Comida casera rusa... De Alguna Manera...

Rusia en Buenos Aires: platos del este 
preparados por sus dueños...


El Molino Dorado en Almagro ofrece comida casera de Rusia de la mano de una familia ruso-ucraniana.

Además de buenos escritores, bailarines y directores de cine, Rusia también se caracteriza por una riqueza innumerable de platos. En un pequeño y cálido restaurante de Almagro, en la esquina de Quito y 33 Orientales, una familia ruso-ucraniana prepara recetas típicas para todos los que quieren probar una auténtica comida del este de Europa.

Los fundamentos gastronómicos de Rusia provienen de las recetas de las poblaciones rurales ubicadas en lugares caracterizados por un clima extremadamente frío. Por eso los platos que se preparan en El Molino Dorado son ideales para el otoño e invierno. El menú incluye pastas, carnes y blinis (creppes salados o dulces con o sin relleno). Las pastas más populares son los vareniki (rellenos de papa con cebolla salteada y panceta ahumada) y los pelmeni (rellenos de distintas carnes y hierbas de origen ruso). Entre las carnes, el plato preferido por los comensales son las supremas a la kiev (una suprema de pollo envuelta en una masa fina, rellena con eneldo, manteca y finas hierbas). También hay salchichas con chucrut (ahumadas) y carne de cerdo guisada con chucrut.

Además, hay algunos platos especiales como la Buzhenina (carne que pasa por tres cocciones) o los Shashlyk con matzoni (brochettes de cerdo o pollo marinadas con hierbas árabes). Sin embargo, estos últimos platos hay que solicitarlos con anticipación porque requieren un tiempo mínimo de preparación de seis horas. En el local hay 21 botellas con distintos tipos de vodka y también se ofrece vodka casero, preparado por sus dueños. Además, hay té negro y verde para tomar en samovar, un curioso recipiente metálico que solían utilizar los rusos para mantener la temperatura del agua. El precio promedio de un almuerzo o cena es de $60 pesos.

El Molino Dorado es un negocio familiar con espacio para 22 cubiertos. El restaurante es atendido por Dimitri y la cocinera del lugar es su madre, Irina. Ambos tuvieron la idea de abrir un local de comida hace tres años, luego de vivir durante 14 años en Argentina. Si bien al principio pensaron abrir en un restaurante con minutas para la gente del barrio, terminaron decidiéndose por ofrecer comidas típicas del este.

Irina llegó al país con Dimitri en 1998 desde Ucrania cuando Argentina firmó un acuerdo promovido por la ONU para que los ciudadanos de ese país y de Rusia pudieran emigrar. Una vez en Buenos aires, Irina se hizo el tiempo para estudiar cocina después del trabajo en la Asociación Argentina de Gastrónomos del barrio de Belgrano. Dimitri terminó el secundario y trabajó en distintos locales de comida, como McDonald’s y Romanaccio. “Volví a Rusia hace poco y no me gustó lo que vi”, cuenta Irina con un marcado acento ruso. “Está todo dado vuelta y hay mucha pobreza. Las familias que antes tenían un buen pasar hoy están en la miseria”.

Sobre las paredes rojas del restaurante cuelgan posters soviéticos, mamushkas y fotos sacadas por la esposa de Dimitri, una traductora oriunda de Rusia que conoció en la Iglesia Rusa de Buenos Aires. También hay narguiles, periódicos rusos y una televisión donde se escuchan canciones folklóricas. El baño invita a viajar en el tiempo: se encuentra empapelado con diarios del 12 de abril de 1961, cuando el cosmonauta soviético Yuri Gagarin se convirtió en el primer ser humano en ir al espacio exterior.

© Escrito por Ana Laura Caruso y publicado por Perfil.com el viernes 20 de Abril de 2012. 

El Molino Dorado. Quito 4100. Reservas: 3528-8940. Abierto de martes a domingos de 11 a 15 y de 20 a 23. Sólo efectivo.


Regocijados... De Alguna Manera...

Regocijados...


Estamos chochos. Contentos con nosotros mismos, orgullosos por lo que recuperamos, con nuestra autoestima más alta que nunca. En el regocijo se anotan todos, kirchneristas y radicales, socialistas y post comunistas. El caso de los radicales es asombroso: resignados a la trampa nacionalista, y dispuestos a jugar dentro del brete en el que (una vez más) los coloca el peronismo, le regalan a Macri el centro de la alternativa opositora.

Esa embriaguez es una reiterada experiencia, porque ya la vivimos varias veces en las últimas décadas, pero nuestro disco rígido no nos falla. Una vez más, con banderas agitadas y puños en alto, nos reconfortamos en nuestra virilidad nacional. Convencidos de que, desde el aceite hirviente arrojado a los ingleses en 1806, nos la hemos pasado combatiendo a perversos enemigos de ultramar, una vez más la camiseta nos une y borra los matices. Atrapados sin salida en una metafísica de la confrontación eterna, somos apenas temporalmente cordiales, hasta que nos sale de adentro una hostilidad fiera y llamativa, nuestra verdadera e invariable personalidad. Nutridos del alimento existencial del conflicto, sólo en él estamos cómodos, asumiendo que estar aislados es un mérito incuestionable. No sabemos manejarnos sino mecidos por las oleadas crueles de la disputa. En ella nos significamos y nos reconocemos.

Desde el fondo de la mirada nacional surge un agrio irredentismo, hojarasca nacionalista motorizada por el combustible de una voracidad ostensible por los bienes ajenos. No queremos procesar de modo civilizado transferencias patrimoniales lógicas y normales en todas partes. El debido proceso es, aquí, apenas una delicadeza sutil, pero exenta de efectividades conducentes: la Argentina “recupera”, a lo macho y, si fuera posible, con prepotencia hiriente. Lo de 1982 en las Falkland-Malvinas es un auténtico paradigma, como la roja Ferrari Testarossa del Menem de los noventa, hoy (claro está) kirchnerista: lo que yo deseo es mío-mío, y después ¡andá-a-cantarle-a-Gardel! Este notable y poderoso rasgo identitario del país está condenado a los tiempos cortos. Carece de proyección porque la propia realidad así lo determina y, además, porque la Argentina es así por su tenaz negativa a vérselas con la realidad.

El Gobierno, por ejemplo, fue hace dos semanas a la cumbre presidencial de Cartagena alentando públicamente la infundada expectativa de que los Estados Unidos lo respaldarían en su reclamo malvinero. No leen las noticias o gozan autoengañándose, a la par que cierran los ojos. El 13 de ese mes el secretario británico de Relaciones Exteriores, William Hague, se convirtió en el primer jefe de la diplomacia del Reino Unido invitado a realizar una visita personal a la superconfidencial Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de los EE.UU., ente tan sensible y casi clandestino que su mera existencia hasta hace poco no era admitida en Washington. Días más tarde, en el curso de su visita a los EE.UU., el británico David Cameron se convirtió en el primer jefe de gobierno extranjero invitado a volar a bordo del ultrasecreto Air Force One con el presidente Barack Obama, que lo llevó a Ohio para presenciar juntos un partido de básquetbol.

¿Malvinas?

Al igual que Galtieri en 1982, la Argentina de 2012 se sigue riendo del mundo y de la realidad, actividad divertida y relajante, pero deprimentemente estéril, mientras que los brasileños preparan el Mundial de Fútbol de 2014 y las Olimpíadas de 2016 con sólida seriedad nacional, la que prefieren en lugar del folclore populista. La presidenta Dilma Rousseff inauguró hace pocos días el desembarco científico-tecnológico de su país en la gran feria alemana de Hanover, presentando al mundo su programa Ciencia sin Fronteras. En vez de autorrecluirse, como disfruta hacerlo el arcaico aislacionismo argentino, Brasil se abre a un escenario mundial de enorme competitividad, con audacia y, sobre todo, con inteligencia. Este nuevo programa de becas habrá situado a fines de 2015 a más de cien mil brasileños (la mitad cursando sus doctorados) en las mejores universidades del mundo, donde durante un año se perfeccionarán en temas seleccionados por el Estado: biotecnología, ciencias oceánicas e ingeniería del petróleo, calificados por Brasilia como esenciales para el futuro de la mayor economía latinoamericana. 

Costo del programa: 1.650 millones de dólares, con una cuarta parte a cargo de empresas privadas, y el resto de los contribuyentes. De esos cien mil, los Estados Unidos ya aceptaron 20 mil estudiantes, mientras que el resto irá a universidades de Gran Bretaña, Francia, Alemania e Italia, que tomarán entre seis y diez mil cada uno. No es una idea fundacional de Roussef y el programa tampoco fue anunciado en comparsa lamentable, mientras la hinchada se proclamaba “soldados de Dilma”. Es una política nacional, que se despliega desde los años sesenta, durante los cuales el Estado pagó con sus recursos los estudios de doctorado (PhD) de los graduados brasileños en áreas elegidas: exploración petrolera, investigación agrícola y diseño de aviones. En todas esas aéreas, Brasil es hoy líder mundial.

El problema es que ellos, pobres desgraciados, no tienen líderes como Cristina, funcionarios como De Vido, empresarios como los Esquenazi, ni ideólogos como Kicillof. La Argentina es diferente, entre otras cosas porque una mayoría de sus habitantes vive fascinada con el poder de las ilusiones, y –sobre todo– con la irresistible seducción de las propias mentiras. Existencialismo notable y a menudo amoral, su verbo clave es “recuperar”: Malvinas, hielos continentales, Beagle, deuda externa, Obras Sanitarias, Correo, AFJP, Aerolíneas, ahora YPF. Con una rareza antropológica: entregamos para recapturar luego lo regalado. Pasó antes de 1989, cuando los peronistas se opusieron a las privatizaciones parciales y reguladas de Aerolíneas y ENTel impulsadas por Raúl Alfonsín, para luego entregarlas ellos, sin controles y de manera corrupta. Línea de argumentación idéntica: somos así, acostúmbrense, porque no vamos a cambiar.

© Escrito por Pepe Eliaschev y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 21 de Abril de 2012.


Héctor "Chulo" Rivoira... De Alguna Manera...

“Agarro un meteorito”...

“Mi familia sabe por qué lo hice. Yo soy hincha del Globo, mi viejo y mi hijo también, hay muchas cosas que me identifican.

Héctor Rivoira ya es el nuevo entrenador y mañana estará en el Ducó: “Vuelvo para dar una mano”.

A la dirigencia de Huracán se le quemaron los papeles cuando Néstor Apuzzo decidió regresar a la coordinación de las Divisiones Inferiores luego de la catastrófica derrota 1-5 frente a Aldosivi, en Mar del Plata (en 2012, el Globo acumuló un partido ganado -Boca Unidos-, ocho empates y tres derrotas). Sin embargo, tanto Mariano Juan, manager, como Alejandro Nadur, presidente, tenían un plan B: Héctor Rivoira. “Mi familia sabe por qué lo hice. Yo soy hincha del Globo, mi viejo y mi hijo también, hay muchas cosas que me identifican. Además, siento que vuelvo para dar una mano. Y ojo porque no agarro un fierro caliente, eh. Agarro un meteorito”, avisa el Chulo, quien se fue de Parque Patricios en 2010. Así las cosas, ayer el técnico se reunió con una parte de la CD y arregló un contrato hasta junio de 2013, aunque se cree que pondría el gancho entre mañana y pasado. “Igual, el lunes (por mañana) quiero estar en el Ducó, haya firmado o no”, le cuenta el DT a Olé .

No fue fácil para los dirigentes de Huracán encontrar un alma que se siente en el banco. En parte, es lógico porque el equipo no da pie con bola y muchos lo piensan cinco veces antes de agarrar. Entre esa lista de posibles técnicos pasaron la dupla Medero-Marini y hasta el propio Antonio Mohamed, quien por ahora seguirá en el Tijuana mexicano. Sin embargo, los popes quemeros se sorprendieron ante la buena predisposición de Rivoira, ya que no dudó ni medio segundo. “Sé que el club atraviesa un momento muy complicado, de eso no quedan dudas. Pero la única que nos queda es trabajar y empezar a salir de esta situación. Lo primero es dejar a Huracán en la B Nacional y después, a partir de mitad de año, comenzar a pensar en un proyecto más largo”, dice el Chulo, que tendrá a su lado a Ricardo Somma y Sergio Ramos, al igual que en su último paso por el club.

Mientras, Mariano Juan anunció que el plantel quedará tal cual está al menos hasta junio, y que no habrá bajas. “Hay que cambiar el ánimo. Estuve viendo los partidos y no fueron buenos”, reconoce el entrenador que debutaría ante Atlético Tucumán, su ex equipo. Y cierra: “Soy consciente de que tengo más para perder que para ganar, pero también sé que si vuelvo es porque estoy convencido de que lo vamos a sacar adelante”.

© Escrito por Nicolas Migliavacca y publicado por el Diario Deportivo Olé de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 22 de Abril de 2012.


¡Paren al cacique!... De Alguna Manera...

¡Paren al cacique!...

 Félix Díaz de la comunidad Qom de la provincia de Formosa. 

La gira de los Qom por el oeste formoseño y la campaña del oficialismo contra Félix Díaz.

La esperada recorrida de la Comunidad la Primavera por el oeste formoseño comenzó, una vez más, con incidentes. La gira, que se había iniciado con una conferencia de prensa en Las Lomitas, encontró su primer obstáculo en la ruta 81, a la altura de Yema, cuando un corte impulsado por supuestos luchadores aborígenes interrumpió el tránsito hacia El Potrillo, donde debía realizarse la primera reunión.

Según el padre Francisco Nazar, ex candidato a gobernador de la provincia que acompaña la gira, se trata de “operadores gildistas que se encuentran desde hace días por la zona desprestigiando a Félix Díaz y amenazando a la gente para que no participe de las Asambleas indígenas”. En consonancia con la medida, el diputado oficialista Roberto Vizcaíno fue entrevistado en una FM local para hablar de la bondades de la política de derechos indígenas. Según el legislador, el crecimiento demográfico del 28% es una muestra inobjetable de que las políticas provinciales están lejos del exterminio y calificó de “mentiroso” a “cualquier fulano disfrazado en la 9 de julio en Buenos Aires y con la prensa nacional, influenciado quién sabe por quién”, en referencia a Félix Díaz, quien mantuvo un acampe durante varios meses en reclamo por las tierras de la comunidad Qom.

“Nosotros vamos a la Asamblea del Potrillo porque queremos escuchar a nuestro hermano Qom porque sabemos que dice la verdad y encabeza con sus palabras verdaderas a todos los aborígenes de Formosa”, manifestó ayer uno de los caciques wichis que asistieron a la primera asamblea.

La jornada en El potrillo fue extensa y congregó a varias comunidades del departamento Ramón Lista. Félix y los miembros de La Primavera fueron calurosamente recibidos: “Me emociona ver a este hombre que es valiente y que no se rinde, señal de que lleva la verdad en su corazon. ‘Lechowej ihi’ corazon limpio como decimos nosotros” dijo Valentín, un anciano Wichi de la comunidad.

En la semana de los Pueblos Originarios, los Qom Potae Napocna Navagoh seguirán en contacto con varias comunidades que, como ellos, continúan reivindicando sus derechos territoriales. Mujeres, ancianos y jóvenes tomaron la palabra y celebraron las de Félix Díaz: “Existen muchas divisiones y conflictos entre nosotros que antes no existían. Nos dividen y compran a nuestra gente. Ellos no pueden tapar mi boca por unas monedas. No podemos sostener esta metodología de dominación del Estado. Tenemos que parar estas peleas entre hermanos con la verdad, la humildad y los derechos. La unión es lo que tenemos que buscar”. Este encuentro fue muy esperado por las comunidades, ahora que la lucha de los originarios se hace escuchar más que nunca, los palos en la rueda no podrán aminorar la marcha por las tierras formoseñas.

© Publicado por plazademayo.com el sábado 21 de Abril de 2012.


La confesión de Videla... De Alguna Manera...

La confesión...

 

Horacio Verbitsky expuso en el Palazzo della Ragione de Padua sobre “La Argentina y su tragedia”. El proceso de justicia, de Videla a los Kirchner. El estado de los juicios y el significado de la confesión del ex dictador. Académicos italianos destacaron el impacto global de la política de derechos humanos de Kirchner. Por primera vez desde su fundación en 1222 la universidad donde enseñó Galileo otorga una distinción a un político.

El homenaje

El reconocimiento otorgado a Néstor Kirchner es el primero que la Universidad de Padua concede a un político desde su creación en 1222. Por pedido de la presidente CFK, lo recibió en su nombre la madre de Plaza de Mayo Vera Vigevani de Jarach, nacida en Milán y emigrada en 1939 a la Argentina, para huir de las leyes raciales de Mussolini. Su hija Franca fue secuestrada en 1976 y continúa desaparecida. Conmovida hasta las lágrimas, Vera recibió el pergamino y la escultura de la distinción de manos del vicerrector de la Universidad, Francesco Gnesotto.

Esta Universidad es la única de Italia que recibió la Medalla de Oro por su rol en la resistencia al fascismo. Estaban presentes el canciller Héctor Timerman y la directora del curso de Actualización Profesional en Estudios Latinoamericanos, Antonella Cancellier, promotora del acontecimiento. Antonio Varsori, director del Departamento de Ciencias Políticas, Jurídicas y Estudios Internacionales expuso sobre la coincidencia entre los valores de la Universidad de Padua y la defensa de los derechos humanos que Kirchner colocó en el centro de su acción política, con la consigna Memoria, Verdad y Justicia.

Paolo De Stefani, profesor de Protección Internacional de los derechos humanos, reconoció el “papel de extraordinaria importancia en la globalización de los derechos humanos” ejercido por la Argentina, que goza hoy de credibilidad y respeto internacional debido a la decisión de algunos de sus presidentes y en especial Néstor Kirchner “de fundar la legitimidad democrática del Estado sobre los derechos humanos internacionalmente reconocidos”.

La Argentina “puede ser tomada como ejemplo de cómo los procesos políticos y de producción jurídica interna pueden influenciar la evolución del régimen internacional de los derechos humanos”, que deben ser analizados en una perspectiva no eurocéntrica. La Argentina “asume un valor paradigmático y tiene mucho que enseñar, en particular a las democracias europeas y a la misma Unión Europea”. Stefani valoró la acción durante la dictadura de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, del CELS de Emilio Mignone y el SERPAJ de Adolfo Pérez Esquivel y el apoyo internacional que esa resistencia democrática obtuvo con la visita y el informe de la Comisión Interamericana de Derechos humanos. Se produjo a partir de entonces un “proceso de ósmosis entre la Argentina y el régimen internacional de los derechos humanos”.

La CONADEP fue la primera de las Comisiones de la Verdad que en todo el mundo se convirtieron en una valiosa innovación institucional y la precisa voluntad de Kirchner de remover las leyes y decretos de impunidad, que la justicia declaró incompatibles con la Constitución, permitió reanudar los procesos interrumpidos. “La historia reciente de la Argentina –entre momentos de aceleración y freno– es el ejemplo de una democracia que ha sabido refundarse creando una síntesis original entre valores nacionales y universales. En este sentido puede ser un modelo para muchos sistemas políticos y para muchas sociedades.” 

Enrico Calamai, quien como cónsul de Italia ayudó a salvar la vida y salir del país a decenas de argentinos e italianos evocó su llegada en la primera mitad de la década del ’70, donde conoció “una juventud bellísima, entusiasta, preparada, convencida de que había llegado el momento de liberar al país de un sistema oligárquico que bloqueaba toda instancia progresista”. Para contener “esta marea creciente, los militares argentinos declararon la guerra a su propio pueblo” y golpearon a los más jóvenes. Cómplices de este crimen contra la humanidad fueron “las democracias occidentales” que “colaboraron en el oscurecimiento de lo que estaban haciendo los militares que, en cambio, abrieron el país a los espíritus animales de sus multinacionales. Cuanto más prolongada la complicidad, mayor la recompensa”.

Luego de encomiar el coraje de Kirchner al poner los derechos humanos en el centro de la actividad política de una Argentina renovada, Calamai lamentó que mientras los militares están cumpliendo sus condenas “poco se sabe todavía de las complicidades con que contaron a nivel internacional”. El gobierno de Italia antepuso “los intereses del propio sistema productivo a la tutela de los derechos humanos no sólo del pueblo argentino sino incluso de una de las colectividades italianas más numerosas del mundo”. Falta sacar estas complicidades a luz ya que “estos comportamientos colusivos de parte de los Estados son todavía una constante de la política exterior”.

© Escrito por Horacio Verbitsky y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 22 de Abril de 2012.


Desde Padua

Las sucesivas declaraciones del ex dictador Jorge Videla a periodistas argentinos y extranjeros son una involuntaria apología al modelo argentino de transición a la democracia. Videla eligió interlocutores condescendientes que no le repreguntaron en forma detallada sobre sus revelaciones más escandalosas. Pero aún así su testimonio tiene un notable valor político, contradictorio con sus propósitos. Quienes prefieren el modelo sudafricano, en el que se planteó el canje de información por impunidad, sostienen que al abrirse la puerta de la persecución penal, se cierra la de la información sobre los crímenes cometidos. La locuacidad de Videla lo relativiza. No habló al comenzar el proceso, pero lo hizo al concluir, ya condenado a prisión perpetua. En un viaje a Sudáfrica donde me reuní con familiares de detenidos-desaparecidos y con organismos defensores de los derechos humanos, encontré una queja generalizada: es insoportable escuchar en los tribunales el relato minucioso de las torturas sufridas hasta morir por los seres más queridos y después ver cómo los criminales permanecen en libertad. La transición desde el régimen del apartheid a una democracia de un hombre un voto fue exitosa. Pero de poco le sirve a quien ha perdido un hijo, conocer qué dedo le cortaron primero si el que lo deshizo en pedazos termina el relato y se va impune a su casa. Además en Sudáfrica no se alteraron las bases económicas de la dominación y las mayorías no han visto reivindicados sus derechos económicosociales.

El modelo argentino

En la Argentina, en cambio, el proceso de justicia restauró la dignidad de las víctimas, cubrió de ignominia a sus perpetradores y hasta los aisló dentro de las instituciones a las que deshonraron al trocar el sable de San Martín por la picana de Videla. Al día de hoy se han pronunciado 253 condenas y 20 absoluciones (prueba, además, de que los juicios se realizan con respeto por los derechos y garantías de los acusados, cuya culpabilidad debe ser probada). Que al cabo de este largo recorrido, Videla se haya decidido a hablar muestra la superioridad del modelo argentino de transición a una democracia distinta, respetuosa de los derechos humanos y con un rol constitucional para las Fuerzas Armadas, donde además se están revirtiendo las consecuencias socioeconómicas de aquella dictadura. Videla dijo que el fracaso del ex senador Eduardo Duhalde y la reelección de CFK lo convencieron de que no podía seguir ilusionándose con un nuevo pacto de impunidad. Dijo que el gobierno justicialista de 1975 les había dado licencia para matar y que el partido radical apoyaba el golpe, y que la toma del poder no era necesaria para terminar con la guerrilla pero sí para reordenar la economía y disciplinar a la sociedad. Reconoció que el golpe había privado a la dictadura de legitimidad. Admitió que la desaparición de personas fue un eufemismo que se utilizó para enmascarar la eliminación clandestina de 7 u 8 mil personas, porque el mundo no hubiera tolerado su fusilamiento, como ocurrió con las tres últimas ejecuciones de Franco en España. 

Este es el mismo número de bajas y la misma comparación internacional que el ex general Ramón Díaz Bessone le comunicó a la periodista francesa Marie-Monique Robin, quien lo filmó sin que él lo supiera. Díaz Bessone fue más explícito que su camarada: la reacción que temían era la del Papa. Pero es obvio que Videla piensa en lo mismo, ya que de inmediato destaca la actitud favorable de la Iglesia Católica, su amistad personal con el presidente de su Episcopado de entonces y la importantísima colaboración de los capellanes castrenses, que estaban presentes en todas las unidades y guarniciones de las tres armas. Agregó que también los empresarios apoyaron la masacre y que algunos opinaban que los desaparecidos deberían haber sido diez mil más.

De Alfonsín a Menem

El proceso hasta llegar a la situación presente fue cualquier cosa menos lineal. El presidente Raúl Alfonsín (1983-1989) creó una comisión investigadora sobre la desaparición de personas, la CONADEP, una comisión de la verdad que inspiró muchas otras en el mundo. Una vez que recibió sus conclusiones, promovió el enjuiciamiento de los integrantes de las tres primeras juntas militares, que terminó en diciembre de 1985 con la condena a prisión perpetua de Videla y del jefe de la Armada, Emilio Massera, entre otros. Pero luego de ese fallo y ante el temor de que la justicia continuara con oficiales de rangos inferiores, dictó la primera ley de impunidad, la de punto final, que fijó un exiguo y arbitrario plazo de prescripción de 60 días. Los jueces no aceptaron que se les endilgara la responsabilidad y dentro del plazo previsto procesaron a todos los militares contra los cuales hubiera algún indicio, por tenue que fuera. Cuatro centenares de oficiales fueron citados a indagatoria a partir de febrero de 1987, entre ellos muchos en actividad y con mando de unidades. Esto derivó en el alzamiento carapintada de la Semana Santa de 1987, luego del cual Alfonsín firmó la segunda ley de impunidad, la de obediencia debida, por la cual quedarían excluidos de responsabilidad los oficiales de rango inferior a general y sus equivalentes en las otras fuerzas. Pero esto no fue suficiente.

El presidente Carlos Menem (1989-1999) indultó a todos los condenados y procesados durante el gobierno anterior, incluso a aquellos que habían sido enjuiciados por la decisión política de recuperar las islas Malvinas y por la forma en que condujeron la guerra en la que Gran Bretaña volvió a ocuparlas. Pero tanto Alfonsín como Menem dejaron dos ventanas abiertas, que resultarían de enorme importancia más adelante: en ningún caso incluyeron entre los delitos a perdonar el robo de los hijos de las personas detenidas-desaparecidas ni el saqueo de sus bienes. Las leyes y decretos de impunidad nunca contaron con adhesión mayoritaria en la sociedad. Pero durante los primeros años de la década de 1990 la cuestión pareció olvidada, salvo por la tenaz resistencia de los organismos defensores de los derechos humanos. El tema volvió a la primera plana de los diarios en 1993, cuando Menem pidió al Senado el ascenso de dos oficiales que habían sido denunciados por su actuación en la ESMA, el mayor campo clandestino de concentración de la Marina. 

Cuando conté en esta columna que esos oficiales estaban acusados de haber participado en el asesinato de un grupo de sacerdotes en una iglesia de Buenos Aires y de la desaparición y asesinato de dos monjas francesas, comenzó un debate público que condujo al rechazo del ascenso por parte del Senado, en un trámite que tuvo amplia difusión pública. Al mes siguiente de la decisión senatorial un hombre se me aproximó en el subterráneo de Buenos Aires y me dijo que había estado en la ESMA. Durante tres meses mantuve una docena de entrevistas con ese hombre, el capitán de la Marina Adolfo Scilingo, en las cuales terminó por confesar que había asesinado con sus propias manos a treinta prisioneros, a quienes arrojó al mar desde aviones militares, luego de atontarlos con una droga. Nunca antes uno de los verdugos había reconocido sus acciones en forma tan explícita. Esto tuvo una enorme repercusión y el 24 de marzo de 1996, al cumplirse veinte años del golpe tuvo lugar una gigantesca movilización popular, que marcó el espectacular regreso de la cuestión reprimida al primer plano de la atención pública.

De la verdad a la justicia

Una de sus consecuencias fue que los hijos de detenidos-desaparecidos se reunieran en una nueva organización, la primera formada por descendientes y no ascendientes de la generación diezmada, ya sin temores ni vergüenza. Otra, que el padre de la detenida-desaparecida Mónica Candelaria Mignone pidiera a la justicia que averiguara qué habían hecho con ella luego de secuestrarla de la casa familiar. Así se llegó a un fallo trascendente de la Cámara Federal de la Capital, que reconoció el derecho de Emilio Mignone a la verdad, al duelo y a la disposición del cuerpo de su hija, y depositó en la justicia el cumplimiento de esa obligación, por más que las leyes de impunidad impidieran castigar a los autores del crimen. Con esa decisión comenzaron los juicios por la verdad, que en poco tiempo se extendieron a todo el país. En octubre de 1998 el juez español Baltasar Garzón ordenó el arresto en Londres del ex dictador chileno Augusto Pinochet y su extradición a Madrid para juzgarlo por crímenes cometidos en Chile contra ciudadanos chilenos. 

Nacía la doctrina de la jurisdicción universal: en caso de delitos que afectan a toda la humanidad, cualquier país tiene el derecho y el deber de juzgar a los responsables, si su propio país no lo hace. Este aggiornamento de una antiquísima escuela jurídica produjo todo tipo de efectos legales y políticos. En la Argentina el Congreso derogó las leyes de punto final y de obediencia debida, aunque no le alcanzaron los votos para declararlas nulas, con lo cual conservaron efecto ultraactivo. Pero también se reactivaron los juicios por el robo de bebés y fueron detenidos Videla y Massera por ese delito que las leyes de impunidad habían exceptuado de su efecto. Al mismo tiempo avanzaban en distintos puntos del mundo las causas contra militares argentinos por crímenes contra ciudadanos de esas nacionalidades. Scilingo fue condenado en España a prisión perpetua, el mismo castigo que la justicia italiana impuso en diciembre de 2000 a los generales argentinos Carlos Suárez Mason y Santiago Omar Riveros por secuestros y asesinatos cometidos contra ciudadanos italianos residentes en la Argentina. Causas similares avanzaron en la justicia de Francia, Alemania y Estados Unidos.

La nulidad

La suma de estos hechos hizo concebible la anulación de las leyes de impunidad, cosa que el CELS pidió a la justicia cuando se aproximaba el aniversario 25 del golpe de 1976. Tres semanas antes de esa fecha, las leyes de punto final y obediencia debida fueron declaradas inconstitucionales y nulas y se pudieron reabrir los procesos cerrados en 1987. Esas decisiones fueron ratificadas por decenas de jueces y de cámaras de apelaciones en todo el país. Hasta los militares acusados sintieron alivio: preferían un juicio en el país, cerca de sus familiares y de la red de complicidades que los rodeaban antes que un encuentro con jueces y cárceles de España. En los casi cinco años transcurridos desde los arrestos de Videla y Massera hasta las elecciones presidenciales de 2003, por lo menos 115 represores fueron imputados ante la justicia, 19 fueron procesados por distintos tribunales y ocho condenados en primera instancia. 

Este avance logrado por los organismos defensores de los derechos humanos inquietó a sectores políticos y sociales. El senador Eduardo Duhalde, quien durante esos meses ocupó en forma interina el Poder Ejecutivo, indultó al coronel Mohamed Seineldín y al guerrillero Enrique Gorriarán Merlo, ambos condenados a prisión perpetua, uno por el último alzamiento en el que murieron varios militares, y el otro por el ataque al cuartel militar de La Tablada, donde además de militares y civiles muertos hubo una vez más detenidos-desaparecidos. Estos indultos debían preceder a un fallo de la Corte Suprema, revocando aquellos de primera instancia y de cámara que habían permitido la reapertura de los juicios. El obispo castrense en persona visitó a los jueces de la Corte Suprema para urgirles esa decisión. La denuncia pública de los organismos defensores de los derechos humanos consiguió demorar una vez más su firma. Ante la insistencia de Duhalde con el proyecto de olvido, el presidente electo Néstor Kirchner le pidió que le dejara manejar a él la cuestión. Pero en cuanto asumió tomó como propias las tres banderas de Memoria, Verdad y Justicia sostenidas por los organismos defensores de los derechos humanos. En pocos días demostró que hablaba en serio. Pasó a retiro a la cúpula militar, que intentaba volver a condicionar al sistema político, instó el juicio político a la mayoría automática de la Corte Suprema y, más adelante, desconoció al obispo castrense que justificaba la represión. 

También promovió la nulidad legislativa de las leyes de punto final y obediencia debida y pidió al Congreso la ratificación del tratado internacional que declara imprescriptibles los crímenes contra la humanidad. En marzo de 2004 ordenó descolgar los retratos de los ex dictadores Videla y Benito Bignone de la galería del Colegio Militar donde se homenajea a sus ex directores. También propició el establecimiento en la ESMA del Museo de la Memoria que reclamaban los organismos. Esta voluntad política expresada de modo tan contundente permitió que en 2005 la Corte Suprema, integrada ya por personas honorables y capaces, ratificara la inaplicabilidad de las leyes de perdón, olvido y silencio, lo cual permitió la reapertura de las causas cerradas en 1987 y el inicio de otras. Según las estadísticas que lleva el CELS, al promediar abril de 2012 se habían pronunciado 253 condenas y veinte absoluciones. Estos porcentajes avalan la seriedad de estos juicios, en los que se respetan el debido proceso y todas las garantías para los acusados, de modo que nadie es condenado sin pruebas contundentes sobre su participación en los crímenes investigados. 

Por supuesto que para los familiares de las víctimas esto es frustrante y desconsolador, pero este resultado también explicita la diferencia entre estos procesos realizados en democracia y los simulacros de juicio que según Videla se realizaban entre sus subordinados para decidir, sin defensa ni pruebas, quién debía morir. Sólo el 46% de los condenados recibió penas de prisión perpetua; el 32% deberá cumplir entre 16 y 25 años de cárcel; el 21% entre 4 y 15 años y el 1% hasta tres años. Esta dispersión del castigo es una prueba adicional del respeto que se observa por los derechos de los imputados.

Lo que falta

Más allá de la satisfacción legítima por estos avances, queda mucho por hacer y los estudios del CELS señalan dónde están los problemas. Un significativo 58 por ciento de las causas abiertas está en trámite de instrucción; el 21 por ciento ha concluido esa etapa pero esperan ser elevadas a juicio; el 4 por ciento están en juicio en este momento y apenas el 17 por ciento han llegado a sentencia. Pero de este lote de causas con sentencia, el abrumador 73 por ciento no han pasado de la primera instancia; el 16 por ciento han sido confirmadas por la Cámara de Casación y apenas el 11 por ciento por la Corte Suprema. En su excelente discurso de inauguración del año judicial el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, dijo que estos juicios formaban parte del contrato social de los argentinos. Esta apreciable definición hace aún más urgente un cambio de ritmo en las instancias superiores, para que no sigan muriendo testigos e imputados sin que se haya llegado a una sentencia firme.

© Escrito por Horacio Verbitsky y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 22 de Abril de 2012.

Sobre YPF... Aldo Ferrer... De Alguna Manera...

“Fue lo peor que nos hizo el 
Estado neoliberal”...

 Aldo Ferrer. Foto: Silvia Cartasso.

Aldo Ferrer, economista, embajador en Francia, sobre lo que significó la pérdida de YPF en los ´90. Recuperar YPF, señala Ferrer, es “otro paso hacia la gobernabilidad”, como lo fue el fin de las AFJP, la recuperación de la política cambiaria y la reforma del Banco Central.

“Un paso más en la recuperación de la gobernabilidad de la economía argentina.” Así califica el economista Aldo Ferrer la decisión del Gobierno de expropiar el capital de Repsol en YPF y estatizar la petrolera. En diálogo con Página/12, el embajador argentino en Francia, de paso por Buenos Aires, ubicó la medida sobre YPF en la línea de la recuperación de la política cambiaria, la estatización del sistema previsional y la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, todos avances en la búsqueda de la soberanía perdida en manos del neoliberalismo, explica. Ferrer resaltó el rol científico-tecnológico que YPF debe volver a tener y aseguró que los capitales interesados en realizar las inversiones necesarias junto a YPF para desplegar una política exploratoria agresiva van a aparecer. También destacó la potencialidad de los recursos propios derivados del ahorro interno.

–¿Cómo evalúa la intención del Gobierno de expropiar a Repsol y recuperar para el Estado la conducción de YPF?
–Creo que es una decisión correcta. La venta de YPF fue una de las peores medidas tomadas por el Estado neoliberal. En esa etapa se enajenaron herramientas fundamentales de la política pública. Brasil, por ejemplo, preservó el ejercicio de su soberanía, nosotros la entregamos. Entre esas entregas está la de YPF, con las consecuencias inevitables que conocemos. Como algunos lo advertimos en aquel momento, se verificó que las cosas no iban a andar bien. No sólo desde el costado específico de los hidrocarburos, sino también desde el punto de vista científico y tecnológico. Extranjerizar ese sector fue un retroceso muy grave. Este es el epílogo de un largo camino que llegó adonde tenía que llegar.

–Usted suele remarcar la diferencia entre el Estado neoliberal y el Estado nacional. ¿Cómo se inserta esta medida en ese esquema?
–La decisión es importante porque es un paso más en la recuperación del Estado nacional. En el período neoliberal se maniató al Estado para someterlo a los intereses privados, a la especulación financiera, que provocó el endeudamiento, desindustrialización, aumento en el desempleo, pobreza e indigencia. Desde la salida de la crisis reaparece el Estado nacional. Del mismo modo que la recuperación de la capacidad para hacer política monetaria, el manejo del tipo de cambio, la reforma del sistema previsional y la modificación del rol del Banco Central, YPF es un paso muy importante en la reconstrucción del Estado nacional. En el escenario mundial está claro que a los países que les va bien son aquellos que tienen fuertes políticas nacionales. El Estado neoliberal busca desmantelar la política pública para que no se puedan tomar medidas de transformación en un país en desarrollo como el nuestro. Se está recuperando la gobernabilidad de la economía argentina. Pienso también que la reparación del Estado nacional requiere de sólidos equilibrios macroeconómicos, en el plano fiscal y externo.

–¿Qué espera de una nueva YPF estatal?
–Espero que se amplíen las reservas de hidrocarburos y la producción, que haya un esfuerzo para fortalecer el acervo científico de la firma y poder vincularlo al resto de la sociedad. Hay que recordar que el desarrollo es la capacidad de gestión del conocimiento. Esa dimensión científico-tecnológica es fundamental. Desde el punto de vista financiero, hay infinidad de posibilidades de conseguir recursos del exterior, ese aspecto no es el más complejo. Pero también se pueden hacer las inversiones con recursos propios. Si lográramos frenar la fuga de capitales, tendríamos el dinero para aumentar la extracción de hidrocarburos. Hay que tener en cuenta que el ahorro interno es la principal fuente de desarrollo económico del país. Esto no es para volver a la YPF que en muchos aspectos fue negativo, sino para recuperar la YPF del pasado que tuvo muchos aspectos positivos. Hay que tener cuidado con los manejos corporativos en la firma.

–¿Qué recursos deberían utilizarse para afrontar el pago de la indemnización?
–Me parece que no es el aspecto más importante. Será con recursos propios o alguna otra variante. El monto a pagar se resolverá por las vías que están previstas.

–Como sucedía en la convertibilidad ante una potencial devaluación, hay sectores que aseguran que esta decisión hace de la Argentina un país poco creíble, que nos aísla del mundo y ahuyenta inversiones. ¿Cómo analiza la vigencia de ese planteo, cuando en alguna medida ya quedó refutado por el propio proceso de recuperación económica de los últimos años?

–Sucede que este tipo de decisiones confronta visiones de país. Desde la perspectiva de Raúl Prebisch de centro-periferia, algunos sectores tienen la idea de que nuestro país se vincule al mercado mundial de forma subordinada. Todo gesto que vaya en contra de eso no es bien visto. Se confronta la visión neoliberal que concibe a la Argentina como un segmento del mercado mundial y la visión del Estado nacional, la de un país que tiene que afianzar su soberanía a través de la aplicación de políticas industriales y tecnológicas, entre otras. En el plano externo, a pesar de la presión de algunos actores internacionales, las cosas se van a encarrilar.

–En particular existe la idea de que la falta de condicionamientos a los capitales es un factor que en sí mismo atrae inversiones.

–Eso es parte de la literatura neoliberal. Un estudio reciente de la OCDE analiza las regulaciones a la inversión de China y Corea, las dos más severas, y también de Japón, que son todos países muy atractivos para la inversión incluso habiendo hecho políticas de captación de capitales en el marco de su política de desarrollo nacional. En el otro extremo está la Argentina, que tiene un nivel de extranjerización extraordinario, donde la inversión no generó desarrollo, aumentó la pobreza y la deuda externa. La inversión extranjera va hacia los países que ofrecen oportunidades de ganar plata, y se adapta a las reglas del juego que establece el Estado receptor. Si el Estado que fija las reglas tiene una política de desarrollo en el marco de un proceso de crecimiento, atrae a la inversión extranjera. Por otra parte, existe la idea de que el proceso de formación de capital en el país descansa sobre los recursos externos. Eso no es cierto, ya que más del 90 por ciento de la formación de capital se financia con ahorro interno. La literatura neoliberal está cada vez más desacreditada y se mantiene sobre la base de prejuicios y la fortaleza del sector financiero. Esto se demostró en la Argentina y en el mundo. Esa visión pierde la perspectiva de que estamos en un mundo global y que debemos comandar nuestra propia realidad, y que esa es una condición indispensable para el desarrollo.

–¿Cómo explica que gran parte de la sociedad argentina haya de algún modo acompañado un proceso de privatización inédito en el mundo como fue el de YPF?
–La explicación pasa por la carencia de densidad nacional, la falta de suficiente cohesión social en Argentina. Eso sucede por una serie de cuestiones. Una de ellas es la falta de liderazgos con una impronta nacional. Hubo una sucesión extensa de líderes con una visión de país periférico, vinculados a intereses transnacionales. En segundo lugar, en el siglo pasado tenemos el record mundial de debilidad institucional, y eso se paga. Entonces se implantó el pensamiento alienado, el pensamiento neoliberal en la dictadura. Fue a través del terrorismo de Estado. Y en los ’90, a partir de un gobierno legítimo. Ese gobierno construyó el Estado neoliberal más ambicioso del mundo. No hay otro país que haya avanzado tanto, incluida la venta del petróleo. A la vez, existió una falta de pensamiento crítico. En definitiva, la falta de densidad nacional impidió tener un Estado al servicio del desarrollo. Eso explica que hayamos tomado cursos de acción tan negativos. En los últimos años se ha ido produciendo una cierta recuperación. Han emergido dirigencias con visión nacional, las instituciones mejoraron, existe pensamiento crítico con visión nacional mucho más fuerte y visible, como por ejemplo el Grupo Fénix. En definitiva, ha habido un fortalecimiento de la densidad nacional.

© Escrito por Javier Lewkowicz y publicadoo por el Díario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 21 de Abril de 2012.

Cristinizar o reventar... De Alguna Manera...

Cristinizar o reventar...

 Super expropiadora, Cristina Fernández de Kirchner. Dibujo: Pablo Temes

El caso YPF como otra muestra de intentar acomodar la historia, los errores y las mentiras tras un barniz épico.

Cristinización es la palabra que mejor define lo que el Gobierno hizo con YPF-Repsol. No es riguroso denominar estatización o nacionalización a la expropiación del 51% de las acciones que manejaba un señor apellidado Brufau, al que la Presidenta elogiaba y llamaba afectuosamente “Antonio” hace apenas cinco meses. El neologismo “cristinizar” funciona como un verbo que implica someter o satanizar a una persona o institución que hasta hace poco en términos históricos reportaba con obediencia a la propia Cristina. Fueron cristinizados, por ejemplo, Alberto Fernández, Clarín, Jorge Brito, Esteban Righi y, ahora, Antonio Brufau.

La familia Eskenazi y el juez Rafecas están en proceso de cristinización. Es un espasmo que cambia de frente sorpresivamente, al estilo  Riquelme en sus mejores tiempos, y obliga a medio mundo a reacomodarse a la nueva realidad decretada por CFK. El lema es: “Los amigos de hoy serán los enemigos de mañana”. Tanto a la hora de justificar el romance como el divorcio, se hace desde el púlpito que les otorga un certificado de absolutos dueños de la verdad. No importa que lo que digan ahora sea contradictorio con lo que venían diciendo antes. Otra de las veinte verdades kirchneristas dice que “los que se equivocan, siempre son los demás”.

En 1992, “los demás” eran los que no comprendían por qué tanto Néstor como Cristina, en nombre de “la verdadera soberanía”, apoyaban a paso redoblado la privatización y extranjerización corrupta que comandó Carlos Saúl Primero.

El archivo no perdona y se puede consultar para asombrarse incluso con la terminología sobreactuada con la que el matrimonio Kirchner atacaba a los que los acusaban (con absoluta razón) de “traicionar sus historias militantes y entregar la soberanía”. Los detalles se pueden consultar, entre otros textos, en el Diario de Sesiones de la Legislatura provincial o en La Opinión Austral del 26 de septiembre de 1992. “No hay nada más soberano que conseguir inversiones. YPF era una empresa manejada por 15 o 20 gerentes pero que no llegaba a los santacruceños. Estos 500 millones de dólares van a llegar a todos los habitantes.” Néstor se refería a los tristemente célebres fondos de Santa Cruz que fueron depositados en el exterior. ¿Qué pasaría ahora si Scioli depositara algún dinero provincial en Suiza? Esa fortuna, además, se perdió en el agujero negro de la historia. Nadie vio jamás una boleta de depósito ni un resumen de cuenta de ese pago que era de los santacruceños y que Néstor recibió por respaldar la decisión más neoliberal de Menem.

Otro que hizo lo mismo fue el entonces diputado neuquino Oscar Parrilli, miembro informante del bloque. Fue todo un logro del menemismo porque Parrilli era cafierista. Aquel 24 de septiembre fue un día glorioso para Alvaro Alsogaray, que como diputado votó el proyecto que presentó el actual secretario general de la Presidencia. Parrilli sin ponerse colorado dijo: “No sentimos vergüenza por lo que somos y tampoco venimos a pedir disculpas por lo que estamos haciendo. Esta ley servirá para darle oxígeno a nuestro gobierno y será un apoyo explícito a nuestro compañero presidente (Carlos Menem)”.

La indignidad no fue generalizada. Uno solo de los cinco diputados de Santa Cruz levantó la manito: el actual ministro de Defensa, Arturo Puricelli. Lo acompañaron otras actuales estrellas K: José Luis Gioja y Eduardo Fellner. No quisieron ser cómplices Chacho Alvarez, Germán Abdala, Rafael Flores, entre otros, y el bloque radical, que se fue del recinto.

Es historia que merece recordarse, aunque en estos últimos días se pudo registrar una novedad. Hasta ahora el Gobierno ni se preocupaba por dar alguna explicación para justificar la modificación del rumbo. A Cristina siempre le alcanzó con no responder preguntas a los periodistas. Pero esta vez el cambio de convicciones fue demasiado veloz.

Fueron patéticas las declaraciones de Julio De Vido, citando a Cristina sobre “la excelencia de la empresa” y asegurando en Página/12, en diciembre de 2010, que con Brufau y Eskenazi “tendremos gas para noventa años”. O Guillermo Moreno alardeando que “va a llover gasoil” (12/10/06, con Néstor al lado, en la Casa Rosada), pese a las advertencias de opositores y periodistas que no se alquilan ni se venden que fueron acusados de “agoreros y destituyentes”.

Algo había que explicar. Hasta Horacio Verbitsky le dijo a Manuel Alzina, de la CTA oficialista, que “tengo muy claro lo desastrosa que ha sido la política de desnacionalización, pero también el ingreso de accionistas privados argentinos en condiciones absurdas como pagar su participación con utilidades, lo cual ya garantizaba que no iban a invertir porque todo lo que obtuvieran lo iban a aplicar para pagar su deuda”.

La Presidenta, consciente de sus responsabilidades, por lo menos en dos ocasiones trató de argumentar algo que no los dejara tan mal parados. Primero dijo que su esposo, en el libro de diálogos con Torcuato Di Tella editado en 2003, planteó que “el gran problema energético fue la desnacionalización de YPF”. Después respondió la pregunta que muchos se hacían sobre por qué no lo hicieron antes. Autocomplaciente, se quedó tranquila: “La historia no se construye como uno quiere sino como uno puede. El camino de la historia es sinuoso, con altibajos y obstáculos que hay que sortear”. 

Fue un resumen de lo que el profesor de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo Gabriel Chamorro utilizó para rematar una columna que citó la Presidenta: “(…) La humanidad sólo se plantea los problemas que puede resolver porque al examinarlos con mayor detalle siempre descubre que el problema mismo sólo surge cuando las condiciones materiales requeridas para su solución ya existen o, por lo menos, están en proceso de formación”. El concepto de Karl Marx en Contribuciones a la crítica de la economía política nos lleva al otro Marx, a Groucho, para tratar de entender cómo el máximo responsable de la desastrosa política energética que permitió el vaciamiento fue colocado al frente de la revolución cristinizadora. 

De Vido, de culpable a interventor de la YPF nac & pop, debería decir, como Groucho, que no pertenecería a un club que permitiera a un socio como él. El asesoramiento para la soberanía de Roberto Dromi y el voto K de Carlos Menem completan ese laberinto que encierra a los Marx. Y ya que estamos citadores, podemos terminar con Jean-Paul Sartre para iluminar mejor: “Incluso el pasado puede modificarse; los historiadores no paran de demostrarlo”.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 21 de Abril de 2012.

Yo expropio... ¿Y tú?... De Alguna Manera...

Ya se perciben las consecuencias 
por la expropiación de YPF...


La Argentina se aisla, aún más, del mundo. El debate fue planteado de manera equivocada desde un comienzo: no se trata de discutir si YPF debe ser nacionalizada o no, sino de la manera en que esto se lleva adelante. ¿Por qué el gobierno decidió hacer las cosas mal si podía actuar correctamente y de acuerdo a lo que dice la ley?

El apuro gubernamental por expropiar a Repsol, violando el artículo 17 de la Constitución Nacional —ver oportuno análisis de Tribuna de Periodistas— fue el pasaje a una millonaria demanda judicial que será fácilmente ganada por la firma española. Los costos, mal que le pese a la sociedad, no serán pagados por los funcionarios de turno, sino por los ciudadanos argentinos.

No se trata del único problema a futuro: ¿Cómo explicar a eventuales inversores extranjeros que la Argentina es un lugar seguro para invertir? ¿Cómo hacer que no se escapen a otros destinos como Chile, Uruguay, Brasil y hasta Colombia?

Lamentablemente, no se trata de futurismo sino de la más cruda actualidad. Por caso, la poderosa empresa española de tecnología energética N2S emitió esta semana un duro comunicado anunciando la cancelación de sus planes de entrar a la Argentina, inmediatamente después de que trascendió la expropiación a YPF. "Incertidumbre jurídica", fue el argumento esgrimido.

Quien aprovechó la ocasión para llevar agua a su molino fue el presidente colombiano Juan Manuel Santos, quien abrió las puertas de su país a las empresas españolas y hasta le garantizó al jefe del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, que cumpliría todas "las reglas del juego". "Aquí no expropiamos", vociferó el mandatario foráneo para despejar toda duda.

En la Argentina, mientras tanto, el Gobierno debió jurar públicamente que no se estudiaba forzar la propiedad de ninguna otra empresa. "Por ahora no hay ninguna decisión de este tipo", aseguró el ministro del Interior, Florencio Randazzo, al ser consultado sobre el tema. Todo un síntoma de la preocupación que impera en estas horas en Casa de Gobierno. 

El dilema de las provincias

En estas horas, el caso YPF no solo preocupa a la ibérica Repsol, sino también a los gobernadores que integran la revaluada Organización Federal de los Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi). ¿Qué ocurrirá a partir de hoy con las regalías que estos cobraban puntualmente por parte de la empresa ahora expropiada? ¿Seguirán percibiendo esos fondos? ¿De qué manera?

Debe recordarse que existen provincias como Mendoza, que ostentan fuerte déficit en sus cuentas y que precisan de esa relevante caja. Si bien el Gobierno ha prometido a los mandatarios que integran la Ofephi que serían parte integrante de la nueva YPF, lo único que recibirán son acciones caucionadas a 50 años. En buen romance, les darán "espejitos de colores".

Al ejecutivo nacional poco le interesa la opinión de los gobernadores, a quienes insiste en ahogar a través de la coparticipación de impuestos. Hoy todas las fuerzas del oficialismo se enfocan en las reservadas negociaciones que vienen llevando adelante con dos petroleras internacionales a efectos de impulsar la exploración de la descomunal reserva de gas shale "Vaca Muerta" en Neuquén. Es un anuncio que fue anticipado por Tribuna y que será dado a conocer la semana entrante, seguramente a través de la voz del ascendente Axel Kicillof.

De más está mencionar que la mera divulgación de esa exploración será una fuerte carta de victoria para Cristina Kirchner, no solo por el respaldo que le dará la ciudadanía en plena sequía de combustible, sino también por el interés que generará en compañías petroleras foráneas.

Será, de todos modos, un naipe de distracción popular, ya que el interés real de la mandataria en torno a la expropiación de YPF, es lograr hacerse de una millonaria caja para enfrentar con eficacia un año que se presenta fuertemente deficitario. Nada de patriotismo.

La que supo definirlo con palabras sencillas ha sido la ex ministra de Salud, Graciela Ocaña, en el marco de una entrevista que le hizo este mismo medio: “Cristina toma YPF por problemas fiscales y no como estrategia productiva para el país”.

Debe recordarse que, tanto la Presidenta como su fallecido marido, han sido, no solo grandes propulsores de la privatización de YPF en los denostados años 90, sino también los que han pergeñado el ingreso de la familia Eskenazi a la misma empresa sin poner un solo peso.

Más aún: durante los últimos años, el oficialismo supo exactamente cómo Repsol vaciaba YPF, ya que el kirchnerista Roberto Baratta era representante del Estado en esa compañía. ¿Debió esperar hasta ahora para denunciarlo públicamente? ¿O el faltante de combustible —y dinero para adquirirlo afuera— obligó al kirchnerismo a tener que traicionar a sus ex socios?

Como sea, la expropiación ha servido también para desviar la atención de otro tema, el que involucra a Amado Boudou en el posible delito —entre otros— de negociaciones incompatibles con la función pública.

La situación es de una paradoja tal, que el propio Vicepresidente se animó a hablar del tema YPF, vinculándolo de alguna manera a su propia situación personal. "No tenemos miedo, no vamos a dejar que nos callen", aseguró Boudou en plena Feria del Libro.

Surrealismo aparte.

Concluyendo

El pasado martes 17, la patronal europea (BusinessEurope) y las cámaras de comercio de la Unión Europea (EuroChambres) enviaron una carta conjunta a Cristina Kirchner en la que le hicieron saber que la expropiación de YPF constituye una "decisión desafortunada" que "representa una señal muy negativa para los inversores, tanto a nivel nacional como internacional".


Según publicó oportunamente diario La Nación, las dos entidades han resaltado en su texto la importancia de la "seguridad jurídica" y recuerdan que la protección y las garantías de las inversiones constituyen "el principal pilar" de las transacciones empresariales a nivel mundial.

"Una ruptura de estos principios básicos puede conducir a consecuencias internacionales negativas y devastadoras", añade la misiva, firmada por los presidentes de BusinessEurope, Jürgen Thumann; y de EuroChambres, Alessandro Barberis.

La gravedad de esas palabras jamás tocaron el corazón de la Presidenta, quien prefirió redoblar la apuesta e ironizar con la decisión española de no comprar más combustible argentino: "Si quieren pagar más caro el biocombustible, no lo vamos a cuestionar; es una decisión soberana". Un funcionario de la cercanía de Cristina fue más directo aún: "No hay ninguna preocupación en el Gobierno por futuras represalias".

Lo que para la mandataria y sus ministros parece ser un chiste, es en realidad la pérdida de un negocio que representa para la Argentina casi 1.000 millones de dólares anuales. A eso debe sumarse el pedido del Parlamento Europeo de suspender las preferencias arancelarias para productos argentinos, que representan otros 3.100 millones. ¿Adónde está la humorada?

En fin, esta suma de desaciertos ha llevado a la Argentina a estar cada vez más aislada del mundo. Revertir esa situación no será nada sencillo, se precisará de un trabajo conjunto a largo plazo y de la lenta generación de confianza ante el mundo.

Esta vez, mal que le pese a Cristina, no alcanzará con las palabras de ocasión del camporista Axel Kicillof.

© Escrito por Christian Sanz y publicado en Tribuna de Periodistas el domingo 22 de Abril de 2012.