País angustiado. Tiros por elevación...
ARGENTINA, 1983. Raúl Alfonsín. Dibujo:
Pablo Temes
La trampa de la antinomia, que permite ganar las elecciones, pero no gobernar.
Un domingo como hoy, de hace 39 años, la fórmula
integrada por Raúl Alfonsín y Víctor Martínez, ganaba las
elecciones que marcaban el fin de la dictadura más cruel de la historia de la
Argentina.
La victoria de la Unión Cívica Radical fue impactante y expresó el
deseo mayoritario de una sociedad que quería vivir bajo los valores de la
democracia, es decir, el pluralismo, la tolerancia y el respeto al pensamiento
diferente. Desde aquel 30 de octubre de 1983 hasta hoy, la democracia
argentina ha venido experimentando un nivel de degradación que parece ser
imparable, producto de la crisis de representación que hoy padece nuestro país.
El concepto del otro se ha trastrocado significativamente. Ese trastrocamiento
ha representado una mutación del concepto de pluralismo hacia el de antinomia.
El pluralismo es la esencia de la democracia.
La antinomia, por el contrario, no. La antinomia, cuya
utilización o exacerbación permite ganar elecciones, impide gobernar. Es lo que
le está pasando a esta administración. Es lo que le pasó a Mauricio Macri. Y es
lo que le va a pasar al próximo que gobierne si decide insistir con esta
táctica.
La sesión de la Cámara de Diputados en la
que se dio media sanción al proyecto del Presupuesto de la Nación, fue un ejemplo más
de la caída libre en la que se encuentra la dirigencia política
vernácula.
La conducta funcional al kirchnerismo de
Javier Milei y sus secuaces, que se ausentaron del recinto y permitieron que se
aprobara el nuevo impuesto a los billetes de avión, fue escandalosa. De igual
calibre es el calificativo que le cabe a la diputada Margarita Stolbizer, quien, ante la eventualidad de caer
en las manos de Morfeo –el rey del sueño– optó por irse a dormir, importándole
tan poco como la nada lo que pasase en la votación en particular del
proyecto.
Lo que pasó con el Presupuesto bien puede
repetirse con el proyecto para la derogación de la PASO.
Por si alguien lo olvidó, las PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y
Obligatorias), fueron impulsadas por la entonces presidenta Cristina Fernández
de Kirchner, cuyos partidarios quieren hoy derogarla. Como decía el gran poeta
sevillano Antonio Machado, “no es triste la verdad, lo que no tiene es remedio,
y no es bueno ir por la vida permanentemente camuflado”.
¿De qué gobierno
habla Cristina Kirchner cuando lanza sus críticas por
Twitter? De su gobierno.
Las negociaciones que fluyeron en el detrás
de escena de la votación del miércoles también se convirtieron en un toma y
daca que debería avergonzar a la dirigencia toda. Una parte significativa del
radicalismo terminó votando el Presupuesto por conveniencia que, de la boca
para afuera, disfrazaron de convicción. “Los radicales necesitaban fondos para
las universidades que manejan, no olvidemos que Emiliano Yacobitti es el
vicerrector de la Universidad de Buenos Aires.
Parece que los de Evolución que prometieron
ser diferentes al resto, echaron mano bastante rápido de las costumbres de la
vieja política.
“Eso sin contar que, varios de ellos sin
ninguna pericia técnica, no tenían la más mínima idea de lo que estaban
votando” –dijo furioso un diputado de su propia coalición.
El que avisa no traiciona.
Dentro de la fallida coalición gobernante
las cosas se complican en el día a día. La obsesión de CFK y de La Cámpora por
eliminar las PASO es, a esta altura, una cuestión de Estado sobre todo por
la férrea, pero solitaria resistencia del Presidente. Alberto Fernández, en su mundo de fantasía,
insiste en que quiere competir.
El tuit de la vice es otra muestra de la falta
de respeto a su propia investidura y a la ciudadanía: “Resulta francamente
inaceptable el aumento, esta vez de dos dígitos (13,8%) que el Gobierno
autorizó a las empresas de medicina prepaga y que, de esta forma, suman el 114%
anual”.
La pregunta que cae de maduro es la misma
que surge cada vez que CFK intenta despegarse de los problemas: ¿De qué
gobierno habla? Su gobierno. Por más que lo intente, ella es tan responsable de
todo lo que ocurre dentro de la coalición como su elegido a quien hoy
detesta.
Uno de los apuntados con ese tuit es
Claudio Belocopitt, el cerebro de la Unión Argentina de Salud (UAS). Pero hay
allí un tiro por elevación a Sergio Massa por el supuesto manejo “permisivo” de
la economía. El tigrense ya había avisado que si no lo dejaban hacer su
trabajo, se iría. Todo es humo y escombros en el oficialismo, pero la vida
tampoco es color de rosa en la oposición.
Mauricio Macri hace el juego que más le gusta.
Se coloca por encima de todos los
dirigentes del espacio con la vara para bendecir candidatos. En JXC todo es nerviosismo. La duda en torno a la
decisión de la candidatura del ex presidente sigue latente como una espada de
Damocles.
La Argentina sin rumbo, vuelve a condenar a sus ciudadanos a la angustia, la desesperanza y a la nada misma.