Razón y
pasión…
Que
golpazos recibió el hincha en el corazón en tan solo horas. Dos golpes, que en
cualquier otro momento serían de nocaut. Primero, la salida de un referente,
uno de los jugadores más determinante de la historia del club como Marcos Díaz.
Un tipo que llegó siendo ese actor de reparto que se coló por la ventana de un
casting y termina siendo marquesina en calle Corrientes pero finalmente, a
pesar de todos sus éxitos, se va detrás de un manto de dudas, silencios, hasta
insultos por no renovar ese contrato económico que lo ligaba al club y elegir
seguir su carrera por un diferente camino, pero el problema es otro, que
desarrollaré luego de explicar el segundo golpe.
© Escrito por Nicolás
Federico el sábado 22/12/201/ y publicado por el Sitio Patria Quemera de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Luego, casi sin levantarse
del piso, el segundo golpe. La salida de Gustavo Alfaro. Un entrenador que así
como pasó con el primer protagonista, llegó mirado de reojo, con pergaminos de
buenos trabajos pero con una forma de pensar contraria a lo que este club
demanda – o al menos así, desde mis abuelos me enseñaron, que en Huracán el
paladar es negro – un técnico pragmático, con antecedentes de un fútbol
amarrete y mezquino, pero llegó, tomó el equipo en una situación difícil y lo
sacó adelante.
Levantó jugadores que estaban
casi fuera del club, hasta insultados por todo un estadio como Martin Nervo,
logró romper rachas negativas que llevaban años, metió al equipo en los puestos
de vanguardia del torneo local pero sobre todo creo, desde su personalidad y
sus palabras, una relación de amor con gran parte del hincha, ese amor de los
primeros dulces meses, de pasión, de fuego, realmente se metió en el corazón
del hincha. Pero, ¿Qué pasó? esa chica que apareció sin buscarla y te enamoró
con sus palabras, decidió que hay alguien mejor y marcharse, y ahora sí
explicaré la razón de esta nota.
A que voy desmenuzando estos
dos golpes, que son situaciones para reflexionar, sobre todo para el hincha.
Debe entender que la pasión y la razón nunca fueron pareja, siempre fueron
padres separados. Que el hincha vive por la camiseta, hasta hace sacrificio que
no haría por nadie, pero los que la visten, los que la representan son
trabajadores, tipos que aprendieron el oficio de jugar al fútbol, dirigir un
equipo o hasta el de llevar un club adelante. Entonces, a vos, hoy que estás
enojado, insultando, te pregunto ¿El problema son los protagonistas que se van
o los hinchas que tienen la necesidad de idealizarlos?
Y obviamente, como en la
vida, todos los extremos no son buenos, y en este caso hay un poco de cada
lado, pero en mi humilde reflexión creo que la mayor parte del error pasa por
el hincha. Sí, si estás leyéndome, primero gracias pero no me insultes, pensalo.
El fútbol, es el trabajo más difícil del mundo, ¿Por qué? simple, porqué además
de ser un ingreso de dinero como cualquier otro entra en juego la pasión. Los
tipos que representan a los clubes tienen detrás de ellos gente, hinchas, que
le exigen por su buen rendimiento.
Para graficarlo es como si
vos en tu laburo de oficina tuvieras una tribuna detrás de 20 jefes que te
estuvieran aplaudiendo o insultando dependiendo la fórmula de Excel que hagas,
o la cantidad de casos resueltos por día. Pensalo. Pero asimismo, reflexioná
que es un trabajo, simple y llano. Al que realmente hay que idealizar es al
hincha, al que paga la cuota mes a mes, manguito a manguito, que se banca ir
con lluvia, sol, de tarde de noche, cualquier día de la semana, al que lo sigue
por la televisión, al que lo sigue desde cualquier país del mundo, a esos tipos
hay que idealizar y abrazar.
El resto, son empleados, nada
más. Por eso Quemero, es momento de pensar, dar vuelta la página y alentar a
los que estén, hoy, mañana serán otros pero siempre alentar o exigir a los que
vistan la camiseta, porque realmente lo importante siempre fue y será el Globo
que tienen bordado en el pecho, jamás nadie será tan importante como Huracán.
¡Hasta la Victoria Siempre!