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lunes, 18 de diciembre de 2017

Ley Previsional. Bochorno para todos… @dealgunamanera...

Bochorno para todos…

DARTH VADER NATIVO, Patricia Bullrich. Dibujo: Pablo Temes

Nadie se salvó el día de la sesión frustrada. Pases de facturas y negociaciones. El salvataje de Lilita.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Todo –la militarización perimetral del Congreso, los grupúsculos de violentos munidos de piedras y palos, la represión descontrolada de la Gendarmería, la conducta patoteril del diputado de Unión Ciudadana Leopoldo Moreau y compañía, el descontrol del presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó– fue bochornoso. El clima de violencia que se vivió en la tarde del jueves pasado está en consonancia con un germen de intolerancia que se ha instalado en un porcentaje creciente de la sociedad argentina. Las imágenes de la Plaza Congreso y sus adyacencias,  transformada en un verdadero campo de batalla, tuvieron reminiscencias de aquellas otras del trágico diciembre de 2001. 

El Gobierno cometió errores garrafales en la forma como manejó el trámite que desembocó en la fallida sesión de la Cámara de Diputados. A ese error lo llevó el apuro con que quiso aprobar este controvertido proyecto de reforma previsional que, en verdad, es otro ajuste. La realidad de los jubilados ha sido y es penosa para la mayoría de sus “beneficiarios”. 

El pago de esos haberes representa más del 40% del presupuesto nacional y su sustentabilidad es cada vez más compleja porque la relación trabajador activo/jubilado está desfasada. Por eso, a lo largo de los años, las reformas jubilatorias se suceden enmascaradas con discursos que hablan de mejoras que nunca llegan. La dirigencia política vernácula no ha tenido, a lo largo de estos 34 años de democracia, la capacidad de estudiar el problema en profundidad y establecer soluciones consensuadas, posibles y permanentes. La consecuencia de esto es un grotesco que no hace más que ahondar el drama de la clase pasiva.

Antecedentes. 

En octubre de 2010, el conjunto de la oposición encabezada por los legisladores  de Unión-PRO aprobó un proyecto que establecía el reconocimiento del ya legendario 82% móvil para el pago de las jubilaciones. La respuesta de la entonces presidenta no se hizo esperar: “He vetado esta ley de quiebras que ayer sancionó el Parlamento” (...) “Lo que se sancionó, es la ley de quiebra del país y no puedo permitir que el Estado quiebre porque tengo una ley que me obliga”, afirmó Cristina Fernández de Kirchner al justificar su veto.

Se da ahora una situación exactamente inversa: el oficialismo, integrado por muchos de los que en 2010 eran opositores, habla de una modificación del cálculo de haberes de las jubilaciones mínimas so pena de que el sistema es insostenible y la oposición, en la que el kirchnerismo ha hecho punta, lo niega. Lo que pasó el jueves en el Congreso fue el resultado de una trama política compleja de acuerdos débiles entre el gobierno nacional y los gobernadores del peronismo.  

En el entorno de los diputados del PRO insistían y repetían la misma versión: “Teníamos el quórum. Un sector de la oposición fue decidido a generar disturbios; a producirlos dentro y fuera del recinto para lograr el levantamiento de la sesión”. Los aludidos por el oficialismo son el FpV, la izquierda y el Movimiento Evita.

En sectores críticos de la UCR fueron duros con las espadas del PRO. “Cuando no tenés una mayoría parlamentaria como tuvo el kirchnerismo en gran parte de sus mandatos, no podés intentar hacer jugadas como ésta. Hicieron kirchnerismo embriagados por el resultado electoral. No supieron interpretar lo que el proyecto generaba en la calle en un tema tan sensible como sacarles plata a los que menos tienen, y del otro lado, la respuesta fue la barbarie. Le dieron al FpV y a la izquierda todo lo que necesitaban para generar lo que se generó. Pero no le podés echar toda la culpa a la oposición si tu visión de la realidad tenía vicios de miopía”, señalaba una voz radical que no fue escuchada en el Gobierno.

En la cúpula del poder hubo un enojo casi transitivo: el Presidente estaba furioso con los gobernadores y estos, a su vez, lo estaban con sus diputados. Hubo traiciones explícitas. Muchos diputados no soportaron la presión de la calle. Eso se notó cuando el quórum se sostenía de manera intermitente. “Nadie dejaba el culo pegado en la silla por más de tres minutos” –graficó un funcionario que vivió el minuto a minuto de lo que pasó en el recinto de los diputados.

El lunes el Congreso tendrá una segunda oportunidad. A decir verdad será la prueba de fuego para volver a testear lealtades y acuerdos. Hay quienes sostienen que de obtener un nuevo fracaso parlamentario la riesgosa apuesta del DNU vería la luz.

Luego de la reunión del viernes con los gobernadores en la que participaron el ministro del Interior, Rogelio Frigerio; su par de Hacienda, Nicolás Dujovne; el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana; los gobernadores Juan Manuel Urtubey (Salta), Domingo Pe-ppo (Chaco), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Alfredo Cornejo (Mendoza), Gerardo Morales (Jujuy), Omar Gutiérrez (Neuquén) y Rosana Bertone (Tierra del Fuego), la calma pareció volver a las filas del oficialismo.

¿Qué ocurrió?

¿Por qué el cambio? Algunas de esas provincias necesitan del acuerdo con el Gobierno y de las reformas pactadas y, por supuesto, la llegada de obras y financiamiento. Se dice que el trato fue duro, pero cordial y quienes conocen las cuentas provinciales no dudan de que la billetera del Gobierno logró zanjar las diferencias. Salta, por tomar un ejemplo, cerrará el año con un déficit superior a los 4 mil millones de pesos. Sus pares del norte no están mucho mejor.

El Presidente tiene una deuda de gratitud con Elisa Carrió, quien tuvo un rol clave en todo este penoso episodio para evitarle al oficialismo males mayores. De todo lo por ella hecho, lo más trascendente fue el tuit en el que le advirtió el carácter inconstitucional del Decreto de Necesidad y Urgencia que, de haberse promulgado, habría significado el fin de Cambiemos y una grave crisis de sustentabilidad para el gobierno de Mauricio Macri.

Producción periodística: Santiago Serra. 


martes, 24 de octubre de 2017

Mauricio Macri, el ganador neto de las elecciones… @dealgunamanera...

Mauricio Macri, el ganador neto de las elecciones…

Así fueron los festejos en el bunker de Cambiemos. Fotografía: Pablo Cuarterolo

Gracias a la polarización, el gobierno obtuvo una victoria resonante que el permite al Presidente encarar la segunda parte de su mandato más fortalecido que nunca.

© Escrito por Nelson Castro el martes 24/10/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El gobierno obtuvo una victoria resonante, no sólo porque se impuso en la provincia de Buenos Aires sino también porque logró superar a nivel nacional el umbral del 40%, signo de un crecimiento electoral que le permite consolidar su poder. Este es un dato muy importante para el nuevo período que se abre en la gestión de Mauricio Macri. El Presidente se podrá sentar, pues, fortalecido cuando el próximo viernes se reúna con los gobernadores de las 24 provincias para tratar aspectos clave que tienen que ver con temas impositivos y con la coparticipación federal. Lo mismo le ocurrirá al momento de discutir la reforma laboral con la dirigencia sindical. 

El gobierno sacó provecho de las enseñanzas que le dejó las PASO. Logró consolidar un escenario de polarización del cual se benefició en territorio bonaerense no sólo por una mayor concurrencia al sufragio del electorado sino por haberle sacado votos a Sergio Massa.  Además, lo cuidó a Florencio Randazzo y eso también funcionó. En efecto, el ex ministro del Interior y Transporte pudo retener su base electoral en su casi totalidad. 

Los triunfos de Cambiemos en La RiojaSaltaSanta Fe y Chaco tienen aire de batacazos. La victoria de Elisa Carrió –luego de su peor semana tras sus expresiones lamentable referidas al caso de la muerte de Santiago Maldonado- le significó una reivindicación, sobre todo puertas adentro de Cambiemos. Está claro que en esta elección la tragedia de la familia Maldonado no tuvo ninguna influencia ni consecuencia. 

El ganador neto de la jornada de ayer es el presidente Macri. Él le puso el cuerpo a la campaña y, a diferencia de lo que había ocurrido en las PASO, tuvo presencia en la difícil geografía bonaerense, principalmente en el conurbano. 

María Eugenia Vidal es otra ganadora neta. Su figura genera empatía; su presencia en distintos lugares de la compleja provincia que gobierna, es un hecho esencial de su gestión que en la gente impacta, inclusive en aquellos que no simpatizan con Cambiemos. Su temple y aplomo también.    

El derrumbe del peronismo ha sido estrepitoso. Las derrotas en Salta y en Córdoba han dejado fuera de carrera a sus respectivos gobernadores Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti- de cualquier aspiración de erigirse líderes del partido con aspiraciones presidenciales. 

Tienen para el PJ tiempos borrascosos, sobre todo por lo que anunció Cristina Fernández de Kirchner en su penoso discurso de la noche de ayer en la que afirmó su voluntad de comandar al peronismo y en la que exhibió su particular visión de la realidad. 

Habló de Cambiemos como si el oficialismo hubiera perdido y apeló a los mismos clichés de siempre. Sólo le faltó nombrara a Clarín. Pero además de eso, lo que mostró fue su enorme pequeñez. No dijo una sola palabra de salutación dirigida a sus adversarios. “En la victoria, magnanimidad y en la derrota, dignidad”, es una famosa frase de Winston Churchill que evidentemente nunca leyó.  

La de ayer fue la tercera derrota electoral consecutiva del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires. CFK pareció no haberse anoticiado. Nada que sorprenda. Su llamado a la unión de la oposición también es curioso, siendo que fue ella quien privó al peronismo de ir con una fórmula de unidad con Randazzo, a quien le negó la posibilidad de una interna que la ex presidenta hubiera  ganado.

La consecuencia más significativa de los resultados de ayer de cara al futuro, es la definitiva consolidación del proyecto de reelección para Macri en el 2019. La división del peronismo le abre un horizonte que, al día de hoy, tiene un solo obstáculo: los aciertos y la calidad de gestión que sepa mostrar el Presidente.

“Lo peor ya pasó”, dijo el jefe de Estado en la noche de ayer. Mucha gente –incluso de los que lo votaron- podrían demostrarle que, en los hechos, aún no.

Será importante que los siga escuchando. Ese es uno de sus grandes desafíos de ahora en más. Hay otro también relevante: superar la grieta y buscar los consensos que permitan enfrentar los grandes problemas socioeconómicos que afectan a nuestro país. Tal vez para eso también lo ayude otra célebre frase de Churchill: “Democracia es darle la razón, al menos por una vez, al otro”.