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jueves, 7 de abril de 2016

Hacernos los boludos, deporte nacional... @dealgunamanera...


Hacerse el boludo…

Un asesino es un asesino.
Un violador es un violador.
Un chorro es un chorro.
Un estafador es un estafador.
Y un evasor es un evasor.

Me llama nauseabundamente la atención como nuestra sociedad acomoda los tantos según donde le pique el culo.

Probablemente bienintencionados militantes K se hicieron los boludos mirando para otro lado porque "había que bancar los trapos " mientras algunos de los funcionarios de su gobierno afanaban a mansalva. Ellos se quedaron con los trapos y las buenas intenciones y los piolas de siempre se llevaban la guita...

Miles de caceroleros que, libremente, marchaban pidiendo muerte a la yegua y vociferaban palabras como República, Democracia y demás y vivían poniendo como ejemplo países que funcionaban en serio, hoy no dicen ni mu ante las novedades de los negocios espurios que cometía su líder moral y actual presidente. Islandia queda tan lejos...

Tenemos una especial habilidad en hacernos los boludos.

Creo, en realidad, que más que hacernos, formamos una sociedad de pelotudos irredentos.

Los que miraban hacia otro lado cuando desaparecían miles de personas.

Los que se babeaban admirados cuando Menem viajaba a Pinamar en 2 horas en una Ferrari mal habida y decían, embobados, "¡¡¡Qué bien la hizo el turco!!".

Los que lo volvieron a elegir.

Los que toleraron megacanjes, Cavallos, endeudamientos vergonzantes (y las suculentas comisiones que se llevaban los mismos de siempre...),

¿Alguien, realmente bien intencionado, podía ignorar la historia del Grupo Macri?

¿Qué pensamiento fantasioso podría suponer que alguien que se ha manejado en su vida privada de modo, por lo menos, sospechoso, haciendo su fortuna en base a negocios con el estado, con varias causas judiciales generadas por sus accionares, podría cambiar de la noche a la mañana y ser el nuevo Gandhi?

Insisto: lo único que cambia entre los que nos afanaron ayer, los que nos afanan hoy y los que nos afanarán mañana, es el número de la cuenta suiza donde irá a parar nuestro dinero.

¿Nadie sabía que existen, hace muchos pero muchos años, decenas de oficinas en el micro centro donde se cuentan millones de dólares por día para fugarlos al exterior?

¿Y que muchas de esas oficinas pertenecen a "respetables" bancos de aquí y de allá?

¿Alguien, realmente, puede creer que el vídeo que circuló día y noche las últimas semanas es un descubrimiento?

¿Cómo suponen que llegaron los doscientos mil millones de dólares de argentinos a descansar en cuentas de otros países?

¿Los propietarios de esa escalofriante suma de dinero, no son lavadores y evasores?

Ayer leí en una publicación de un amigo un comentario de un tipejo hablando de honor y decencia. El detalle es que ese tipejo, hace años, se robó un reloj de mi estudio que sólo devolvió cuando fue descubierto e invitado amablemente a restituirlo a su dueño...

Leo comentarios de varias personas (que conozco) indignadas por la corrupción e invocando la moral, y que ha cimentado sus muy acomodados pasares obligando a pagar cometas a los proveedores que contrataban, como condición indispensable para ser contratados, y muestran fotos de sus vacaciones, sus hermosas casas de veraneo y hablan de la felicidad y se indignan con los políticos corruptos.

Doble moral…
Flojera de papeles...

¿Hay estafas tolerables y otras que no?

¿Sólo depende si la comete el que voté o el que no?

Somos una sociedad de sofistas, que acomodan sus argumentaciones en base a sus egoístas conveniencias.

Y vamos repitiendo la historia cíclicamente, volviendo, una y otra vez, a cometer los mismos errores y desaguisados.

Y, como siempre, la culpa la tienen los otros...

Dale no más, dale que va… Que allá en el horno “se vamo” a encontrar.

© Escrito por Edu Zvetelman el miércoles 06/04/2016 y publicado en Edu Zvetelman