Berni, el ex espía...
Cómo fue el operativo que liberó la Panamericana y mantuvo
detenidos a 65 manifestantes ilegalmente y como en las más oscuras épocas.
Fue un operativo desproporcionado, arbitrario. Como un
ensayo general o como una advertencia. O como ambos. El jueves 30 de agosto los
obreros estatales precarizados del plan Argentina Trabaja cortaron la ruta
Panamericana para reclamar un incentivo que incrementara los magros 1200 pesos
que cobran por realizar obras públicas. La protesta se realizó en zonas
neurálgicas de los municipios de Malvinas Argentinas, La Plata, Esteban
Echeverría y Hurlingham. Los beneficiarios de los planes de asistencia social (que
en realidad los convierten en mano de obra hiperbarata) protestaban ya que,
debido a trabajar en municipios con conflictos con el oficialismo kirchnerista,
no recibían un plus que elevaba los sueldos percibidos a 2300 pesos. Rehenes y
sin respuesta a su reclamo, salieron a cortar rutas. Sergio Berni decidió que
había que impedirlo haciendo tronar el escarmiento.
Las imágenes del
operativo, tomadas desde un helicóptero de C5N -y que pueden verse en esta
página- son contundentes. El cerrojo desalojó la ruta por fuerza de la
masividad de las fuerzas represivas, de los perros, de los cascos. Los pocos
que quisieron mantener el reclamo fueron reducidos y detenidos.
“Fue todo muy irregular –indica Daniel Menéndez, vocero de
Barrios de Pie, organización que junto a la Corriente Clasista y Combativa se
había movilizado a través de sus miembros, integrantes del Plan Argentina
Trabaja–. Acabábamos de acordar con los funcionarios de Desarrollo Social que
nos iban a dar el incentivo que nos venían negando. En ese marco decidimos
realizar una asamblea para levantar la medida. Teníamos el ánimo de
desconcentrar y por eso nos sorprendió el avance de la Gendarmería”.
Liliana Ruiz, coordinadora de la CCC de Zona Norte,
coincide: “Estaba informando lo acordado con el ministerio una compañera de
Barrios de Pie cuando empezó la represión. Avanzaban con los perros, con los
cascos, muchas mujeres se cayeron, las pisaban encima, fue todo violento e
imparable. En ese momento detuvieron a seis compañeros. El resto, desalojado el
corte, se dirigió a los micros”.
“Fuimos a reclamar
por el aumento del plan, con 1200 pesos estamos desesperados, ¿cómo le damos de
comer a nuestros chicos? –pregunta Sandra, de la CCC de Pilar–. No nos oponemos
a trabajar, de hecho hemos realizado obras: levantamos clubes, polideportivos.
A las organizaciones sociales nos aprietan porque si no vamos a trabajar nos
quitan el plan, en cambio a los punteros del Frente para la Victoria no les
exigen contraprestación. Estamos de acuerdo con el trabajo, pero nos parece
injusto que nos paguen tan poco. Encima no nos dan el incentivo que reciben en
otros distritos por las peleas del gobierno nacional con los intendentes. Nos
convertimos en rehenes de esa situación política. Estábamos haciendo la asamblea
para que nos informen de los resultados de la negociación cuando llegó todo un
dispositivo de Gendarmería que dirigía Berni. Vinieron con perros, garrotes,
escudos, avanzaban sin parar, hubo gente que se cayó al piso, la pisotearon.
Las mujeres lloraban. Unos compañeros no pudieron evitar reaccionar ante esa
imagen de las compañeras en el piso e intentaron responder, pero los redujeron,
los patearon, esos compañeros están golpeados, con marcas de golpes en la
cara”.
Berni en persona dirigía el operativo. Sergio Berni, según
señaló el programa Periodismo Para Todos, que conduce Jorge Lanata, el último
domingo, comenzó su acompañamiento al kirchnerismo mediante una tarea poco
grata: se infiltró entre los mineros que habían tomado el socavón en 1994 durante
15 días. Médico militar, se ofreció como voluntario para cuidar la salud de los
huelguistas, mientras procuraba obtener información sobre sus planes y
filiaciones políticas que luego informaba a su jefe, el entonces gobernador
Néstor Carlos Kirchner. Los mineros sospecharon de su conducta y terminaron
echándolo de la mina. Tiempo al tiempo. Berni es hoy el segundo de Nilda Garré,
aunque según señalan en el ministerio de Seguridad, tiene muchas ganas de ser
el primero.
“Muchos salieron corriendo hacia los micros –continúa Sandra
su relato–. Nos subimos, estábamos preocupados por lo que había pasado, pero
nos estábamos yendo. De pronto nos rodearon los gendarmes y sus vehículos. Le
pidieron al chofer que abriera la puerta y entonces un grupo uniformado, armado
de gendarmes se subió al colectivo y ocupó todo el pasillo. El jefe de los
gendarmes nos dijo que a partir de ese momento estábamos detenidos, que no
podíamos usar los celulares y después les dijo a sus subordinados que si
intentábamos usarlos, se lo informaron. Nos dijo que tampoco podíamos hablar
entre nosotros. Varios empezaron a increparlo y preguntarle por qué nos llevaba
detenidos. ‘No tengo por qué darles ningún tipo de información’, nos respondió.
Yo le reclamé que trate bien a los compañeros, había señoras que lloraban.
‘Cállese, señora’, me dijo. Estábamos vigilados a centímetros por los
gendarmes. Fue así. Entonces nos quedamos todos mudos”.
En los cuatro micros
se repitió el mismo procedimiento. Rodeados por gendarmes y patrullas, los
colectivos fueron tomados por las fuerzas de la represión dirigida por Berni.
Ese jueves 30 se conmemoraba el Día del Detenido Desaparecido. Berni había
decidido que se lleve a los detenidos a Campo de Mayo, lugar donde funcionó,
durante la dictadura, un centro clandestino de exterminio. Uno de los más
salvajes, ya que casi no quedaron sobrevivientes que pudieran contar su paso
por esas celdas y esos catres de tortura. Para celebrar la fecha, Berni decidió
que por primera vez desde el retorno de la democracia manifestantes civiles
fueran detenidos en ese emblemático lugar. “Al enterarnos que los manifestantes
estaban en Campo de Mayo nos apersonamos al Juzgado Federal de San Isidro Nº 1,
Secretaría 3, a cargo de la jueza Sandra Arroyo Salgado –explica Patricio
Gaynor, abogado de Liberpueblo–. La jueza no se encontraba, pero nos atendió el
secretario Pablo Fonzo, que nos dijo que la justicia no había ordenado el desalojo
de la Panamericana y que tampoco había ordenado la detención ni el traslado de
nadie, sino que se habían enterado de los acontecimientos cuando la gente
estaba siendo trasladada hacia Campo de Mayo.
Hay que recordar que en ese lugar
funciona el centro de inteligencia de Gendarmería que dio origen al caso
Proyecto X. Esto indica que la decisión la tomó Berni. Llevaron detenidos a
cuatro micros con toda la gente que estaba en ellos: están registrados sesenta
y cinco personas, entre ellos 7 menores. No tomaron los nombres de dos
criaturas de cuatro y dos años que también estuvieron detenidas porque estaban
junto a sus madres. En Campo de Mayo, donde concurrimos junto a otro abogado de
Liberpueblo y la diputada Victoria Donda, el comandante Sandro Javier Garnica,
jefe de la Unidad Especial de Investigaciones Judiciales nos dijo que la orden
había venido del juzgado. Se lavan las manos todos. Fue una decisión política”.
“Nos ingresaron a Campo de Mayo –sigue contando Sandra–.
Estábamos callados, no nos dejaban hablar, vigilados por los de la Gendarmería.
Nos decían que nos estaban iniciando causas penales, que no teníamos que
mentir. Nos preguntaron nuestras direcciones y enviaron móviles de la fuerza
para comprobar que decíamos la verdad a cada barrio de los compañeros, según
nos enteramos después. Así pasaban las horas. Nos iban llamando de a uno, nos
decían que nosotros habíamos atacado a la Gendarmería. Cuando me dijeron eso a
mí les respondí: ‘Yo estoy hambreada y en patas y soy la violencia y vos estás uniformado
y armado y sos la paz. Dejate de joder’. Todos les respondíamos parecido.
Estuvimos detenidos en los micros durante toda la noche. Sólo nos dejaban ir al
baño en grupos de a cuatro, nos llevaban al baño con custodia. A eso de las
ocho nos llevaron unas viandas de arroz hervido con unos pedazos de pollo y eso
pudimos comer. Agua nos daban: un bidón y vasos de plástico. Nos sacaron diez
veces las huellas digitales a cada uno, nos sacaban fotos de perfil, de frente,
con esos carteles en los que ponían los números de nuestros documentos de
identidad. A las nueve los dejaron irse a los menores de edad. Nosotros íbamos
a permanecer toda la noche”.
Plazademayo.com se comunicó con la secretaría de
comunicación del ministerio de Seguridad y pidió hablar con Garré o Berni. Como
es costumbre en gran parte de los funcionarios del gobierno kirchnerista, su
contacto con la prensa es esquivo y solamente hablan con medios adictos. En
prensa, se pidió que se enviaran las consultas por mail y se dijo que serían respondidas
durante la jornada. Se envió el siguiente texto:
“Les envío algunas consultas respecto al operativo
desarrollado ayer en la Panamericana y otra respecto al secretario Berni:
1. Los abogados de las organizaciones que participaron de la
protesta señalan que el juzgado de San Isidro al que le habría correspondido
intervenir en la situación de ayer señaló que no había solicitado el desalojo
de la autovía y que la decisión le habría correspondido, entonces, a
Gendarmería, que depende del ministerio de Seguridad. ¿Qué posición tienen
respecto a esta información?
2. Los detenidos, entre ellos varios menores, permanecieron
vigilados por gendarmes en los micros durante toda la noche. Los menores fueron
liberados a partir de las 21. El resto tenía orden de no comunicarse con el
exterior con sus celulares y ni si quiera podían hablar entre ellos. Se les
dijo que estaban detenidos, cuando correspondía que estuvieran demorados. Se
les tomó la dirección y oficiales de Gendarmería fueron a cada domicilio a corroborar
la información. ¿Es usual este tipo de intervenciones o lo será en adelante?
3. El secretario Berni ha sido señalado en un informe
periodístico televisivo como informante de las fuerzas de seguridad durante la
huelga minera de Río Turbio en Santa Cruz. ¿Confirman o desmiente esta
denuncia?”
Las preguntas no fueron respondidas.
Las características del operativo indican que se trató de un
dispositivo que tenía el objetivo de escarmentar a los participantes de este
tipo de protestas para que no intenten cortar la Panamericana. Un acto de
intimidación. ¿Se trata de una advertencia sobre los modos de actuar del
gobierno ante la protesta social en el periodo inmediato? Hay que recordar que
la figura de Berni es la de un hombre en ascenso en el gobierno.
–¿Cómo quedó el ánimo de los manifestantes después de los
acontecimientos de la jornada y de la detención? –pregunta plazademayo.com a
Sandra.
–Los compañeros están convencidos. Salimos fortalecidos.
Cuando le tomaban los datos a un señor de 61 años, el gendarme, al escuchar su
edad, le dijo: “Mirá, si yo fuera tu hijo te cagaría bien a pedos por hacer
estas cosas”. El señor le respondió: “Mis hijos están orgullosos de lo que yo
hago porque estoy acá para luchar contra el hambre”. A otro compañero de 75
años le dijeron que no tenía que estar en la protesta. El abuelo les contestó:
“Mientras haya hambre o chicos que tengan que andar sin la zapatilla yo voy a
luchar hasta el último de mis días. Vos no me trajiste acá por delincuente,
sino por luchar”.
Toda una expresión de la dignidad.
Dignidad.
Esa virtud de la que carecen los hombres que se infiltran en
los movimientos de lucha, los buchones del Estado, esos parias a los que
pertenece, aunque devenido en funcionario del ministerio de Seguridad, el
secretario Sergio Berni.
© Escrito por Diego
Rojas y publicado en plazademayo.com el viernes 31 de Agosto de 2012.