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miércoles, 18 de mayo de 2022

Guerra de Malvinas. Operación Mikado... @dealgunamaneraok...

Guerra de Malvinas. Operación Mikado...

 Monumento a Malvinas. Río Grande. Tierra del Fuego

Operación Mikado: el fallido ataque británico que disparó una noche de alarma en Río Grande. 

© Publicado el martes 17/05/2022 por el portal El Ciudadano de la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, República de los Argentinos.

La ciudad alberga al Batallón de Infantería de Marina 5 (BIM 5), una de las unidades que intervino durante el conflicto, y a una base aeronaval, desde donde partieron muchas de las misiones aéreas de combate contra la flota británica. 

La Operación Mikado, recordada por la historiografía como una frustrada acción militar que los británicos emprendieron para atacar las instalaciones de la Armada en Río Grande, Tierra del Fuego, es también la evocación de una vivencia colectiva sobre la angustia de la guerra de Malvinas en una ciudad en la cual hace 40 años sonaron las alarmas de un ataque enemigo en suelo argentino. 

Situada a 600 kilómetros al oeste de Malvinas, Río Grande es el punto continental más cercano con el archipiélago que el Reino Unido usurpa desde 1833. 

La ciudad alberga al Batallón de Infantería de Marina 5 (BIM 5), una de las unidades que intervino durante el conflicto, y a una base aeronaval, desde donde partieron muchas de las misiones aéreas de combate contra la flota británica. 

“La intendencia de Río Grande y las Fuerzas Armadas generaban simulacros para que la gente esté preparada ante una emergencia. Las familias tenían que tener una linterna, radio, pilas y comida por si pasaba algo y había que salir”, recordó en diálogo con Télam el historiador riograndense Esteban Rodríguez. 

Tres días después del desembarco, el 5 de abril de 1982, al hablar en el Parlamento del Reino Unido, el diputado británico Ian Lloyd exhortó a los mandos de la Royal Air Force (RAF): “Ataquen a la aviación naval argentina para que no hostiguen a la fuerza británica, deben perder la capacidad de utilizar sus aviones porta misiles desde sus pistas situadas en tierra”. 

Un mes después, y tras el hundimiento del crucero A.R.A. General Belgrano (C-3), dos aviones Super Étendard de la Armada salieron de la base de Río Grande y cumplieron el objetivo de hundir con misiles Exocet al destructor británico HMS Sheffield, en uno de los ataques más fulminantes sufridos por la flota británica en la contienda. 

En su libro “Los cien días”, el almirante británico John Forster Woodward -quien dirigió la fuerza naval enviada por la primera ministra Margaret Thatcher a las Islas Malvinas- recuerda que durante el conflicto se pensaba como “una pésima noticia” que la Aviación Naval de Argentina pudiera “incrementar el suministro” de los misiles Exocet. 

Por ese motivo, resultaba imperioso “eliminar de alguna manera” a los Super Etendard y a los misiles que la Armada argentina alojaba en esta base de Río Grande, una ciudad que pasó a considerarse como un objetivo por parte de las fuerzas británicas. 

“En algunas esquinas de la ciudad, arriba de los postes de luz, había un motor con una sirena”, evocó en diálogo con Télam Juan Carlos Lara, un voluntario que en los días de la guerra integraba una unidad denominada Red de Observadores Adelantados (ROA). 

Como parte de ese grupo, Lara tuvo -con sólo 18 años- la tarea de vigilar los movimientos en la frontera con Chile, a más de 50 kilómetros de la ciudad. 

“Cuando sonaba la sirena había que realizar el oscurecimiento de toda la ciudad”, repasó Lara al momento de revivir aquellas traumáticas jornadas. 

Río Grande tenía en ese entonces 13 mil habitantes, además de al menos 1.200 hombres de las tres fuerzas armadas (Ejército, Armada y Fuerza Aérea) y de la Prefectura Naval. 

“Dos de los 16 soldados caídos que partieron desde acá se alojaron en mi casa”, contó Lara. 

Además de ser el lugar donde cada 2 de abril se congregan miles de personas para realizar una vigilia en conmemoración del conflicto con Gran Bretaña, Río Grande fue declarada el año pasado como “Ciudad Heroica” por el importante rol que tuvo durante la guerra. 

“Había muchas razones para que la ciudad sea foco de un ataque, y eso ocurrió a mediados de mayo”, subrayó el historiador Rodríguez. 

A un mes de iniciado el conflicto, la Royal Navy lanzó la Operación Mikado, que significa “la puerta” en japonés, en alusión a la importancia que tenía para los británicos neutralizar esta base con el propósito de ganar la guerra. 

En su libro “Ataquen Río Grande”, el investigador Jorge Muñoz plantea las distintas versiones existentes alrededor de esa operación. 

En su trabajo, Muñoz aborda la historia del helicóptero Sea King que partió desde portaaviones HMS Invincible rumbo al continente llevando un equipo de nueve hombres del Servicio Aéreo Especial (SAS). 

También menciona el caso de los dos aviones C-130 Hércules que salieron de la base militar británica de la Isla de Ascensión. 

“Según los informes de la Armada, las operaciones de los comandos británicos fueron entre el 16 y 17 de mayo, cuando el A.R.A. Bouchard (D-26) detectó en su sonar a gomones que navegaban hacia la costa”, según indicó a Télam Rodríguez, quien considera que esta operación constituyó uno de los momentos “de mayor angustia vividos en Río Grande durante la guerra”. 


A.R.A. Bouchard (D-26) - Fotografíahttps://deyseg.com/

Si bien no hay una fecha precisa en la que las fuerzas armadas británicas decidieron poner en marcha su ataque, la mayoría de las versiones coinciden en al menos dos cuestiones: que un operativo del SAS intentó llegar a Río Grande con la misión de destruir los misiles, los aviones y matar a los pilotos, y que esta situación disparó la alarma de la ciudad durante una noche a mediados de mayo.

“El Gobierno avisó que no había más simulacros, es decir que si sonaba la alarma era en serio”, explicó Rodríguez.

“Estábamos mirando la tele, habíamos terminado de cenar, y en un momento sonó la sirena, se apagó la pantalla, se cortó la radio y ahí nos asustamos”, recordó emocionada Graciela Quiroga, una vecina que tenía siete años cuando se estremecía la ciudad. 

“Mi vieja estaba embarazada, se metió abajo de la cama y no podía salir después. Nos costó sacarla”, agregó. 

Al igual que las distintas versiones de cómo y cuándo se desplegó la Operación Mikado, los testimonios recabados por Rodríguez para su libro también tienen diferencias. 

“Algunos decían que fue un domingo porque estaban viendo a Tato Bores, pero hay gente que no tiene registro de cuándo fue”, explica el historiador y argumenta que esto sucede porque “cada persona tiene una percepción distinta sobre la historia y sus experiencias”. 

Sin embargo, el hecho que confirma la inusual incursión británica en Tierra del Fuego fue cuando el 25 de mayo, el Ministerio de Relaciones Exteriores chileno afirmó que tres británicos habían sido encontrados al sur de Punta Arenas, en Chile, a 200 kilómetros de Río Grande. 

Los pilotos permanecieron unos días a la deriva y decidieron entregarse una vez que estuvieran seguros de que estaban en territorio chileno. 

Durante una rueda de prensa, estos militares argumentaron que fue “una falla en el motor” la que los obligó a descender de urgencia mientras hacían una patrulla marítima a bordo de su helicóptero Sea King, una nave que fue encontrada destruida también por aquella zona. 

Pese a las distintas versiones del frustrado ataque y de la información militar que puede conseguirse para intentar reconstruir los hechos, el denominador común de aquellos días en Río Grande fue el miedo y la angustia. 

“No hay certezas” de la noche que sonó la alarma. “La mayor certeza es el miedo. Lo que une a todos los relatos de los vecinos es la angustia”, concluyó Rodríguez.






domingo, 18 de marzo de 2018

A.R.A. San Juan (S-42). Cuatro meses de búsqueda ininterrumpida… @dealgunamanera...

Cuatro meses de búsqueda ininterrumpida… 
La Armada Argentina mantiene su esfuerzo de búsqueda desde el último contacto con el submarino A.R.A. San Juan (S-42), para lo cual contó con apoyo de medios nacionales e internacionales.

 

© Publicado el jueves 15/03/2018 por el Periódico Digital Gaceta Marinera de la Ciudad de Punta Alta, Provincia de Buenos Aires.

A lo largo de estos 120 días transcurridos desde la última comunicación con el submarino A.R.A. San Juan (S-42), la Armada Argentina mantiene el esfuerzo de búsqueda, con personal y medios, tarea en la que no se escatimaron arrojos ni esfuerzos. De cara a los próximos meses, se están evaluando distintas opciones tecnológicas disponibles en el mundo que permitan dar con la localización de la unidad.

Desde los primeros días de búsqueda y rescate, la Armada Argentina conformó en el Comando de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada (COAA), con sede en la Base Naval Puerto Belgrano, un Estado Mayor Naval Combinado integrado por personal de la Flota de Mar, Aviación Naval, Infantería de Marina y Fuerza de Submarinos; sumando oficiales de enlace de las Marinas de los Estados Unidos, Reino Unido y Federación Rusa –permaneciendo esta última hasta la fecha–, a los efectos de compatibilizar esfuerzos y optimizar la búsqueda.

Esto permitió contar con el asesoramiento de las Marinas del mundo que poseen mayor experiencia en esta clase de operaciones de máxima complejidad sin precedentes en la historia naval mundial.

A este Estado Mayor Naval Combinado se sumó una comisión formada por analistas operativos, quienes están evaluando las acciones emprendidas en la búsqueda, analizando las áreas y los medios empleados.

Asimismo, la Armada mantiene el compromiso de asistir y contener a los familiares de los 44 tripulantes del submarino A.R.A. San Juan (S-42), reuniéndose frecuentemente con ellos y transmitiéndoles la situación actual del esfuerzo de búsqueda y escuchando sus inquietudes. Desde el primer día, un equipo de psicólogos, psiquiatras y médicos, militares y civiles, de la Armada y de los Ministerios de Defensa y Justicia, trabaja en la contención, apoyo y asistencia a cada uno de los familiares de los 44 tripulantes.

A través del Centro de Atención Permanente a los familiares, con sede en la Base Naval Mar del Plata, se da respuesta a sus requerimientos y necesidades de toda índole; dando desde allí respuesta, a través de todo canal de comunicación (teléfono, correo electrónico y postal, etc.), a las necesidades e inquietudes que pudiesen surgir.

LAS CERTEZAS EN ESTOS CUATRO MESES.

A lo largo de 120 días de esfuerzo inquebrantable, se investigaron 78 contactos en el lecho marino sin resultado positivo, correspondiendo éstos a pesqueros hundidos, formaciones rocosas y desniveles del fondo, entre otros objetos detectados.

Durante estos cuatro meses la Armada Argentina afectó a la búsqueda 15 unidades navales: las corbetas ARA “Rosales”, “Espora”, “Robinson”, “Spiro”, “Drummond” y “Granville”; el buque logístico ARA “Patagonia”; los avisos ARA “Puerto Argentino” e “Islas Malvinas”; los buques oceanográficos ARA “Puerto Deseado” y “Austral” (ambos del CONICET); los destructores ARA “La Argentina”, “Sarandí” y “Almirante Brown” y el transporte ARA “Bahía San Blas”.

Asimismo, fueron destacadas unidades aeronavales: aviones B-200, Turbo Tracker, y helicópteros Fennec (embarcados).

Por parte de las Fuerzas Armadas y de Seguridad nacionales, la Fuerza Aérea Argentina se sumó al esfuerzo con un Hércules C-130; el Ejército Argentino aportó camiones para transporte de materiales en Comodoro Rivadavia; la Prefectura Naval Argentina sumó el buque del Servicio de Salvamento “Tango” y el Ministerio de Agroindustria el buque oceanográfico “Dr. Angelescu”.

Asimismo, personal del Ejército Argentino participó del análisis de interpretación de imágenes satelitales provistas por la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales).

Se contó también con el apoyo de medios provenientes de cinco países extranjeros (Brasil, Chile, Estados Unidos, Federación Rusa y Reino Unido) que aportaron personal altamente calificado, aviones, buques y equipos con tecnología de última generación para las tareas de búsqueda, rescate e identificación. Más el ofrecimiento de apoyo de otros 13 países que pusieron a disposición personal, medios y tecnología.

Durante los meses de enero y febrero, la Armada mantuvo un esfuerzo de búsqueda ininterrumpido, con todo el personal y los mejores medios disponibles. Los destructores ARA “La Argentina” y ARA “Sarandí”; las corbetas ARA “Spiro” y ARA “Robinson”; el transporte ARA “Bahía San Blas” y el buque oceanográfico “Yantar” de la Federación Rusa continúan infatigablemente rastrillando la zona de búsqueda.

En el día de hoy, continúa los rastrillajes del fondo marino el destructor ARA “Sarandí”, que zarpó el sábado de la Base Naval Puerto Belgrano para destacarse al área de búsqueda en reemplazo del destructor ARA “La Argentina”.

En tanto el buque “Yantar” de la Federación Rusa, luego de casi cuatro meses ininterrumpidos de trabajo en el área de búsqueda, se encuentra reabasteciéndose en Buenos Aires para luego continuar con la misión de búsqueda del “San Juan”.                              
Además, el aviso ARA “Islas Malvinas” está finalizando su puesta a punto en el Arsenal Naval Puerto Belgrano y volverá al área asignada con el ROV Panther Plus ruso a bordo, como lo hizo desde los primeros días de búsqueda.