Partidos difíciles…
6-1 Mauricio
Macri. Dibujo: Pablo Temes
El Gobierno se debate con la Justicia, se alivia con la baja de pobreza y
teme que el Mundial no lo ayude.
© Escrito por Nelson Castro el domingo 01/004/208 y publicado por el Diario
Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Los números revelados esta semana trajeron un enorme dolor de cabeza al
Gobierno. Aun cuando en público fueron todas sonrisas, internamente un manto de
preocupación invadió los despachos que en la Casa Rosada habitan conspicuos
funcionarios, comenzando, naturalmente, por el de Mauricio Macri. En un año donde cada hilo se mueve en
dirección a la reelección de 2019, que en los titulares de todos los diarios
del país estuvieran esas cifras escalofriantes perturbó e inquietó. No estamos
hablando de los datos publicados por el Indec; no estamos hablando de las
7.079.764 personas que se encuentran por debajo de la línea de la pobreza, ni
de las 1.323.747 que están por debajo de la línea de indigencia. Estamos
hablando de dos números: 6-1.
Fue la derrota por paliza sufrida por
la selección argentina ante España, la que cayó como una bombamolotov
dentro del oficialismo que, como los oficialismos de otros turnos, deposita
enormes expectativas en el “pan y circo” que trae bajo el brazo el Mundial de
Fútbol. Ni hablar del clima social chauvinista sobre el que surfearía el
oficialismo la campaña electoral si Messi trajese una tercera copa, sueño cada vez más lejano en la era Sampaoli.
Vamos bien.
El Gobierno cree que le fue mejor. Eso es lo que representó el anuncio
sobre el descenso de la pobreza que, con bombos y platillos, el Presidente
reveló el miércoles pasado. El nuevo índice –25,7%– significa que 1,9
millones de personas salieron de la pobreza. Gol.
Sin
embargo, en la calle la sensación es otra. Los curas villeros cuestionan la
cifra, los referentes sociales a cargo de comedores aseguran que aumentó la
cantidad de gente que los frecuenta, y una simple caminata por la calle nos
muestra la cruda realidad de mucha gente sin techo. “Tenemos cifras porque
recuperamos el Indec”, se defienden en el oficialismo. Eso es verdad.
No
obstante el Gobierno no debe equivocarse en la lectura que hace. Las cifras del
Indec se miden sobre la base de la valorización de la canasta básica comparada con
los ingresos de los hogares, metodología que muchos analistas respetables e
independientes cuestionan, ya que el análisis no contempla los numerosos
aumentos tarifarios que sucedieron en el último semestre: electricidad, trenes,
colectivos, celulares y nafta; y se vienen los aumentos del agua y del gas
–hasta del 40%–. En este contexto la negociación paritaria del 15% augura un
segundo semestre con una pérdida adquisitiva que traerá aún más dificultades
sociales.
“Montesquieu
ha muerto”.
Con esas palabras, en 1985, el diputado español Alfonso Guerra sepultó
figurativamente a Charles Louis de Secondat –Barón de Montesquieu–, el filósofo
de la Ilustración considerado padre de la división de poderes del sistema de
gobierno, cuando el Partido Socialista aprovechó su mayoría parlamentaria para
reformar la Ley de Poder Judicial. En nuestro país, desde el cambio de gobierno
de Mauricio Macri, después de 12 años de kirchnerismo, somos testigos de la
reestructuración de un organigrama que mueve a protagonistas inmersos en lo más
profundo de un entramado de poder.
Las pronunciaciones de la Corte Suprema de Justicia
respecto de la designación del TOF9 en la causa de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner;
el cuestionamiento de la Corte a la participación del juez Eduardo Farah en la Sala I de
la Cámara de Apelaciones por el fallo López y el cuestionamiento público del
presidente Mauricio Macri por su liberación; el dardo de Lilita
Carrió hacia la Justicia insinuando el cobro de coimas; las excarcelaciones de
Zannini y D’Elía; el apartamiento del fiscal Stornelli en
la causa de Julio De Vido son algunos de los mensajes directos entre bandos que
pelean por legitimación y permanencia dentro de las instituciones.
“En Comodoro Py hay pocos jueces y fiscales que son
autónomos, que ejercen como verdaderos jueces; hay un grupo grande que debe muchos
favores por sus nombramientos y subsistencia, que
pertenece a diversas estructuras. Las decisiones que toman dependen de eso”,
dice una fuente conocedora de la interna judicial. La “guerra” que se vive
dentro de Tribunales responde a los intereses de esos poderes y sus
influencias, y aquellos que osan tomar el camino de la independencia son
sometidos a escandalosas operaciones mediáticas con el objetivo de
amedrentarlos.
Existe un ala ligada a la vieja SIDE de Stiuso, en donde se
encuentra el operador judicial Javier Fernández, amigo del juez Luis Rodríguez
(a cargo de la causa de Julio De Vido); existe otra estructura vinculada a los
grandes medios hegemónicos; otra vinculada a Lorenzetti y otra vinculada a lo
que quedó de la SIDE radical.
El poder es finito, y Macri sabe que los funcionarios que
hoy le conceden sonrisas y que también le sonrieron a Cristina son
potenciales adversarios cuando termine el mandato amarillo. Tal es el caso de
Julián Ercolini, el juez que elevó a juicio oral a la ex presidenta en la causa
de asociación ilícita, es el mismo magistrado que cerró la causa de
enriquecimiento ilícito de los Kirchner entre 1994 y 2006. Esta desconfianza
fue la que llevó al presidente Macri –con el pragmatismo de un ingeniero– a
proponer como procuradora general a Inés Weinberg de Roca, una persona
completamente ajena a las internas de Py.
El pedido de explicaciones de la Corte Suprema a la Agencia Federal de Inteligencia, a cargo de Gustavo Arribas, por la filtración de las escuchas de Cristina Fernández de Kirchner, fue otro ejemplo. La CSJN buscó con este pedido tirarle la pelota al Gobierno y desligarse de la responsabilidad por la escandalosa filtración. Pero es esa misma Corte la que tenía a cargo la Oficina de Escuchas cuando efectivamente se filtraron los audios, y la misma que actuó en connivencia con el Gobierno, cuando a inicios de 2017 extendieron las facultades de la oficina dándole la potestad también de investigar delitos complejos.
La pelea que atraviesa hoy la Argentina entre la Justicia
y el Gobierno no hace más que revelar la relación simbiótica y
cómplice entre aquellos sistemas que deberían funcionar de
manera independiente para garantizarnos un legítimo sistema democrático. Montesquieu ha muerto.
Producción periodística:
Lucía Lopreiato.
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