Una física del
Balseiro trabajará con dos Premios Nobel en Noruega…
Soledad
Gonzalo Cogno, junto con su directora de doctorado Inés Samengo. Fotografía:
Prensa Instituto Balseiro.
En abril comenzará a desempeñarse en el
Instituto Kavli de Trondheim. Se llama Soledad Gonzalo Cogno, se acaba de recibir de
Doctora en Física en el Instituto Balseiro y en pocos días viajará a Noruega
para empezar a trabajar en el laboratorio de dos Premios Nobel en Medicina.
© Publicado el miércoles 14/03/2018 por http://www.anbariloche.com.ar, de la Ciudad de San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro.
La sonrisa de la joven física evidencia
felicidad: a principios de abril comenzará a trabajar en el Instituto Kavli de
Trondheim, en Noruega, en el laboratorio de Edvard y May-Britt Moser. Ella se
llama Soledad Gonzalo Cogno, y sus directores de posdoctorado son dos
neurocientíficos que ganaron el Premio Nobel en Fisiología o Medicina junto con
John O`Keefe en 2014 por el hallazgo de neuronas involucradas en el “GPS
interno” del cerebro (ver recuadro "Premio Nobel...").
La joven investigadora, que acaba de
defender su tesis de Doctorado en el Instituto Balseiro, cuenta que en agosto
de 2016 asistió a una escuela de verano en el Instituto Kavli. “Como parte de
mi visita, Edvard y May-Britt me invitaron a dar una charla sobre el trabajo
que hice durante la última etapa de mi doctorado. Luego de la presentación hubo
un intercambio de ideas muy estimulante y a continuación, en una conversación
privada, los Moser me propusieron que considerase su laboratorio para mi
postdoctorado”, rememora Gonzalo Cogno.
La física, que es oriunda de la ciudad
de Buenos Aires, ingresó en 2007 en la carrera de Licenciatura en Física del
Instituto Balseiro, que es una institución de educación pública y gratuita
dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad
Nacional de Cuyo (UNCuyo). En el Balseiro también se dictan carreras de
ingeniería y el campus está integrado al Centro Atómico Bariloche. Para
ingresar a este instituto es requisito realizar materias de los primeros dos
años en otra universidad. En su caso, ella cursó esos primeros años en la carrera
de física de la Universidad de Buenos Aires.
En el Instituto Balseiro, donde todos
los estudiantes de grado y de maestrías reciben becas de estudio completas de
la CNEA para dedicarse de forma exclusiva al estudio, también se recibió de
Magíster en Ciencias Físicas. Y luego realizó una estadía en Alemania. En 2012,
regresó al Balseiro para iniciar su Doctorado en Física, que acaba de concluir,
en el Grupo de Física Estadística e Interdisciplinaria bajo la dirección de
Inés Samengo.
Soledad Gonzalo Cogno
Cuenta la joven investigadora que su
interés por la física nació en la escuela secundaria. “Recuerdo que en mi casa
había libros de física básica que eran de mi papá, y que por curiosidad empecé
a mirar. Ese interés, acompañado del gusto que tenía por la matemática, hizo
que terminara estudiando física”, cuenta nostálgica. Afirma que la primera vez
que fantaseó con ingresar al Instituto Balseiro también fue durante la
secundaria, pero que decidió rendir el examen de ingreso el verano anterior al
examen. “Fue una idea que maduré durante bastante tiempo, y una decisión que
sin dudas cambió mi vida”, dice de forma contundente.
El doctorado en
neurociencias
“Mi tesis estuvo enfocada en el estudio
del código neuronal, es decir, en el estudio de cómo los estímulos se traducen
en los impulsos eléctricos con los que se comunican las neuronas”, cuenta
Soledad Gonzalo Cogno. Y detalla que abordó la neurociencia desde un punto de
vista computacional y que en la segunda mitad de su doctorado agregó el
análisis de datos experimentales. “Estos datos los midió Emilio Kropff, que es
investigador del Instituto Leloir y colaborador nuestro, en el laboratorio de
los Moser hace unos años, y luego de su retorno a Argentina empezamos una
colaboración que terminó teniendo un gran impacto en mi carrera profesional”,
agrega. Una curiosidad es que su colega Emilio Kropff es barilochense e hijo de
dos físicos que son egresados del y han sido investigadores en el Centro
Atómico Bariloche: María Teresa Causa y Fernando Kropff.
Ante la consulta de cuáles fueron los
principales resultados de su tesis de doctorado, que defendió el pasado 16 de
febrero en el Salón de Actos del Instituto Balseiro, Gonzalo Cogno explica que
los mismos están asociados al estudio de dos áreas del cerebro: el hipocampo y
la corteza entorrinal. Estas regiones juegan un rol muy importante en la
formación de memorias y en la navegación espacial. “Estudié cómo transmiten
información las neuronas de esas regiones y cómo las señales eléctricas de las
mismas están vinculadas con los procesos de orientación en el espacio”,
describe.
Con respecto a su formación en el
Instituto Balseiro, cuenta que vivió una gran experiencia como estudiante.
“Luego de recibirme tuve una especie de enamoramiento con el estudio del
cerebro. Me voy del Balseiro agradecida por la formación que recibí y por la
gente que conocí, entre la que se encuentra mi marido”. Y agrega: “Estoy
contenta por los años vividos y lista para enfrentar lo que sigue”.
El futuro en Noruega
El día que le ofrecieron el puesto, en
agosto de 2016 mientras estaba en Noruega, Soledad Gonzalo Cogno llegó al hotel
y llamó a su marido, Iván Davidovich, un joven físico también egresado del
Balseiro y que trabaja en el campo de la física de partículas. Inmediatamente
después contactó a su directora de tesis de Doctorado Inés Samengo, del grupo
de Física Estadística del Centro Atómico Bariloche.
“¡No aguantaba un segundo más sin
contarles la noticia! Una semana más tarde, como parte del proceso de
selección, tuve una conversación con un psicólogo y con May-Britt. Fue una
charla amena pero yo estaba muy nerviosa”, cuenta. Y agrega que al concluir la
charla, le contaron que había obtenido el puesto. “En ese momento no podía más
de la alegría, me sentía muy feliz y con ganas de compartir la noticia con mi familia
y con la gente con la que trabajo. May-Britt me abrazó y me felicitó.”
¿Qué expectativas tiene de los próximos
cuatro años que vivirá en Noruega junto con su marido? “En este momento lo que
más deseo es aprender mucho, y hacer ciencia de gran nivel en un laboratorio
fascinante. También espero que ese proceso esté acompañado de mucho disfrute, y
de conocer gente y lugares nuevos. Creo que me esperan buenos años, de mucho
trabajo pero también de mucha alegría”. Por último, destaca que está convencida
de que “con determinación y esfuerzo uno puede lograr lo que se proponga. Mi
caso es un ejemplo de eso, pero también fue un ingrediente fundamental la
invaluable ayuda que recibí de Inés Samengo y Emilio Kropff”.
Premio nobel por
descubrir el “Gps interno”
Edvard y May-Britt Moser, que son los
neurocientíficos que formarán a Soledad Gonzalo Cogno en su laboratorio en
Noruega, fueron premiados con el Premio Nobel en Fisiología o Medicina en 2014
junto con el estadounidense John O`Keefe. Fue “por sus descubrimientos de
células que constituyen un sistema de posicionamiento en el cerebro”.
Ese sistema de posicionamiento o “GPS
interno” hace posible que el cerebro cree un mapa para orientarse en el
espacio: permite que uno sepa dónde está, encontrar el camino de un lugar a
otro y almacenar esta información para que esté disponible cuando sea
necesario. Los tres neurocientíficos hicieron grandes aportes que demostraron
una base celular de estas funciones cognitivas, según explica el sitio web de
la Fundación Nobel.
En 1971, John O'Keefe descubrió el
primer componente de este sistema de posicionamiento. “Halló que un tipo de
neurona en el área del cerebro llamada hipocampo siempre se activaba cuando una
rata estaba en un determinado lugar de una habitación. Otras neuronas se
activaban cuando la rata estaba en otros lugares. El científico concluyó que
esas ‘células de lugar’ formaban un mapa del cuarto”, se comunica en el
material de prensa de la Fundación Nobel.
Hace más de 10 años, en 2005, May-Britt
and Edvard Moser descubrieron otro componente clave del GPS cerebral.
“Identificaron otro tipo de neurona que nombraron ‘célula grilla’, que generan
un sistema de coordenadas y permiten el posicionamiento y la orientación. Sus
investigaciones subsecuentes demostraron cómo las células grilla y las células
de lugar hacen posible determinar la posición y navegar”, informa el mismo
sitio web.
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