Errores de comunicación…
‘Fortaleza’:
Jones Huala, Congreso y economía. Foto: Cedoc Perfil
La conferencia de prensa del jefe de Gabinete con el presidente del Banco
Central y los ministros de Hacienda y Finanzas fue un error de comunicación que
agrandó el problema que pretendía aplacar.
© Escrito por Jorge Fontevecchia el sa´bado 30/12/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“Por
momentos uno piensa que son inútiles... –dijo Cristina Kirchner por la
devaluación– pero en realidad saben lo que están haciendo: esto es lo que
quieren hacer porque piensan que los pobres deben ser más pobres y los ricos
más ricos”. Y por momentos, quienes no creen que Macri quiera a los pobres más
pobres tuvieron que coincidir con la ex presidenta en que a veces parecen
inútiles.
La
conferencia de prensa del jefe de Gabinete con el presidente del Banco Central
y los ministros de Hacienda y Finanzas fue un error de comunicación que agrandó
el problema que pretendía aplacar. Nadie creía en la meta de 10% de inflación
para 2018 del Banco Central, no era necesaria una puesta en escena que obligara
a Sturzenegger (la gestión no puede sacarle canas pero lo engorda) a lucir
disminuido.
Esto ya pasó en julio-como en
este diciembre-el dólar aumento 10% en un mes
El
timing del Día de los Inocentes pareció elegido por el enemigo, porque el
momento cambia el efecto de la comunicación. En medio de una escalada del dólar
y un día después de aprobado el presupuesto, generaría todo tipo de sospechas.
Innecesariamente se hirió hacia el exterior la imagen de la independencia del
Banco Central (aunque no sea real comunicarla como real ayuda). Se generó
gratuitamente un crecimiento de expectativa inflacionaria para 2018, aumentando
la conflictividad paritaria. Produjo una irreal sensación de engaño que fuera
el día posterior a la aprobación del presupuesto, cuando en él ya constaba la
meta de inflación corregida.
Asustó
a la mayoría de la población, a la que le puede costar calibrar las
consecuencias de una mayor proporción del déficit fiscal financiado con deuda
que con transferencias del Banco Central, pero entiende el lenguaje gestual e
imagina que se debe tratar de algo importante si por primera vez se junta
públicamente todo el equipo económico, creando una percepción de cambio cuando,
en realidad, no cambiaba nada más que la comunicación.
Puede que sea un error creer que la comunicación es el fuerte del Gobierno, cuando el fuerte de Cambiemos tal vez sea la comunicación electoral. O que la comunicación del Gobierno comenzó a cambiar últimamente, a partir de que Macri se sintió más fuerte o más irritado. Repasemos los tres ejemplos recientes.
Caso
1. Hace dos semanas, en el reportaje a Gerardo Morales, como Jujuy tiene la
mayor población descendiente de pueblos originarios –se acerca al 40% del total
de sus 750 mil habitantes, en su mayoría collas–, le pregunté si con los
mapuches se estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua. Respondió: “Sí”.
Si no fuera porque Macri es quien promueve la política de mano dura en las fuerzas de seguridad, se podría especular con que la ministra de Seguridad agranda la peligrosidad del ex flogger líder de Resistencia Ancestral Mapuche, Jones Huala, como los militares agigantan enemigos para tener más presupuesto y protagonismo. En lugar de conducir el conflicto por la desaparición y luego la muerte de Santiago Maldonado, situación que le puede pasar a cualquier gobierno, reduciendo daños, salió a promover que la soberanía territorial de Argentina estaba amenazada por una organización temible, colaborando así con quienes buscaban mayor visibilidad para el caso Maldonado.
Caso
2. Nuevamente por el mismo tabú relacionado con cómo demostrar autoridad con
las fuerzas de seguridad, se envió a la Gendarmería con uniforme de combate a
garantizar la primera sesión en Diputados para aprobar la reforma previsional,
frustrada en parte por la violencia que percibían los diputados que se estaba
desatando afuera del Congreso. Eso le generó a Macri una doble derrota al dejar
herida la relación personal con varios legisladores y a la opinión pública más
enojada con el Gobierno que con los agresores por los hechos de violencia. Que
afortunadamente corrigió el lunes siguiente con un operativo de seguridad que
dejó a la Policía de la Ciudad, salvo excepciones, mucho mejor valorada. Pero
el costo político de pérdida de imagen del Gobierno se mide en una caída de
veinte puntos en la aprobación de Macri y de su gestión, acumulada desde su
pico posterior al triunfo electoral de fines de octubre.
Caso
3. Ya pasó lo mismo que en este diciembre a mitad de año, cuando en el mes
anterior a las elecciones PASO el dólar pasó de $ 16,90 a fin de junio a $
18,60 a fin de julio, aumentando también 10% en un mes, alza atribuida entonces
a las encuestas que mostraban a Cristina Kirchner ganando las elecciones en la
provincia de Buenos Aires por un margen que luego no se dio.
Y
eran María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta quienes tenían la
responsabilidad de la campaña electoral sobre sus espaldas y llamaban al
Ejecutivo nacional para que contuviera la escalada del dólar en medio de las
elecciones primarias. No es casual que el sentido común de Vidal y Larreta se
haya manifestado también en su actitud para resolver los conflictos derivados
de la toma del espacio público: ayer la gobernadora, en lugar de apelar a la
Policía Bonaerense, se bajó de su auto para increpar al piquete que cortaba el
tránsito en Mar del Plata, y la semana previa se notó la intervención de
Larreta en el operativo de protección del Congreso, más moderado.
Acaso
Sturzenegger –y probablemente Macri– crea que para que “la sociedad piense en
pesos” es natural y hasta sano que el precio del dólar suba y baje, como ya
también sucedió en marzo de 2016 cuando, después de costar algo más de $ 14 en
febrero, pasó a más de $ 16 para luego volver a los más de $ 14 en abril y
mantenerse en ese valor hasta junio. Pero no es así; un ejemplo: el Gobierno
correctamente incentiva los créditos hipotecarios en pesos, pero las
propiedades están tasadas en dólares; que el dólar aumente y baje algunas veces
en el año 10% en un mes genera una incertidumbre que produce que la gente
piense más aún en dólares que en pesos.
La foto por primera vez del "gabinete
económico" unido generó más miedo que tranquilidad
Sin duda, es complejo
gobernar un país como la Argentina, donde ser presidente es insalubre, por eso
mismo no hay que agregar problemas ni agrandar los existentes.
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