La batalla madre…
El cierre legislativo del capítulo holdouts es vital para
el Gobierno. Máximo da pelea.
© Escrito por Nelson Castro el domingo 13/03/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
No hay plan B. Con esta afirmación, el jefe de Gabinete, Marcos Peña,
sintetizó el valor y la dimensión de la trascendencia que tiene el cierre del
conflicto con los holdouts. Esa definición no sólo estuvo presente en el
reportaje que el jefe de Gabinete le concedió a Alejandro Fantino, sino también
en la reunión que hubo con los gobernadores de cada una de las provincias.
Compartir esa realidad con los mandatarios provinciales es un recurso de importancia para enfrentar la gran batalla política que ha comenzado a desarrollarse en el Congreso. Allí, el panorama con el que se encuentra Cambiemos exhibe contrastes: en Diputados las cosas parecen encaminadas hacia la aprobación de los proyectos de ley que el Gobierno necesita para poder firmar los acuerdos con los holdouts. En cambio, las cosas están más complicadas en el Senado. Es en esa Cámara donde el oficialismo necesita que los gobernadores hagan sentir el peso de su poder para “convencer” a sus senadores para que acudan a la sesión y voten a favor de esa propuesta.
Compartir esa realidad con los mandatarios provinciales es un recurso de importancia para enfrentar la gran batalla política que ha comenzado a desarrollarse en el Congreso. Allí, el panorama con el que se encuentra Cambiemos exhibe contrastes: en Diputados las cosas parecen encaminadas hacia la aprobación de los proyectos de ley que el Gobierno necesita para poder firmar los acuerdos con los holdouts. En cambio, las cosas están más complicadas en el Senado. Es en esa Cámara donde el oficialismo necesita que los gobernadores hagan sentir el peso de su poder para “convencer” a sus senadores para que acudan a la sesión y voten a favor de esa propuesta.
Esta batalla tiene, además, una connotación política de alto voltaje
para la vida interna del peronismo. Es que Cristina Fernández de Kirchner juega buena parte de
su decreciente poderío. Por eso, en las postrimerías de la semana pasada
reapareció Máximo Kirchner, quien fatigó alguno de los despachos de
los jefes de bloque del Frente para la Victoria pidiendo –en realidad,
presionando– que no den quórum. El panorama con el que se encontró
no fue el mejor.
Esta actitud de comisario político que encarna el hijo de la
ex presidenta molesta a muchos legisladores que forman parte de ese universo
enrarecido en el que casi todos experimentaron el sabor amargo del maltrato que
padecieron durante los dos mandatos de CFK: ante ese embate de Máximo Kirchner,
que pasa la mayor parte de su tiempo en Santa Cruz, algunos ya se
rebelaron. Por lo que se sabe, han dicho hasta aquí. Ni el diputado José Luis Gioja ni
el jefe del bloque de senadores del Frente para la Victoria, Miguel Angel Pichetto,
han estado de acuerdo con esa demanda de la ex mandataria. Las relaciones entre
una parte significativa del peronismo y Máximo Kirchner no son buenas. El ahora
diputado se sigue comportando como si aún su madre ejerciera la presidencia.
Sus conmilitones de La Cámpora, que añoran la plata del Estado y los cargos con
los que fueron beneficiados, le adjudican un rol y una ascendencia que de
ninguna manera se corresponde con la realidad política de la hora.
Antes su voz
era tomada como la de un álter ego de la presidenta; eso ya no
existe más. Se terminó el verticalismo; Cristina no es más presidenta y las
elecciones se perdieron, algo a lo que ella no es ajena, señala una voz del
Frente para la Victoria que no olvida las humillaciones a las que los solía
someter CFK.
La reunión del jueves pasado en la Casa Rosada entre el ministro
del Interior, Rogelio Frigerio, y los gobernadores fue leída en el
kirchnerismo con disgusto y preocupación. En verdad, todo lo que se construya
en base al diálogo entre el oficialismo y la oposición espanta a la ex
presidenta y a su núcleo de cercanía política. Las razones son dos: la primera
es práctica: CFK sabe que si esos diálogos proliferan y fructifican, su
poder se evanescerá; la segunda es conceptual: la ex jefa de Estado nunca
supo dialogar con alguien que pensara distinto; todo lo que hizo durante sus
dos mandatos fue ordenar, nunca escuchar.
Mal parados. La sesión de comisiones de la Cámara de Diputados en la que se
discutió el acuerdo con los holdouts tuvo, entre sus expositores más notables,
a Guillermo
Nielsen y a Juan Carlos
Fábrega, ex presidente del Banco Central en el momento en que
fracasó la negociación que pudo haber puesto punto final al litigio con los
holdouts a un costo mucho menor en julio de 2014. Nielsen dejó mal parado a Axel
Kicillof y Fábrega también. El ex titular del BCRA contó, además, cuán cerca se
estuvo de ese acuerdo, del aporte que se habían comprometido a hacer los bancos
privados y de cómo todo eso se cayó de un plumazo por una sorpresiva –apoyada
por CFK– negativa del ex ministro.
Inflación y desempleo son efectos
indeseados de un sinceramiento de la economía
Mauricio Macri atraviesa
los momentos más difíciles de su gestión.
La inflación y el desempleo son
los efectos indeseados de un sinceramiento de la economía que representa un
ajuste severo que golpea, como siempre, a los que menos tienen. Se sabe que el
Presidente está decepcionado con varios sectores empresariales de los que
esperaba más. Lo abrumaron con promesas que, hasta aquí, no se
concretaron, señala una voz de la cercanía del jefe de Estado. Las dificultades
del momento generan tensiones en el gabinete que llegan hasta el
ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, y el presidente del Banco Central,
Federico Sturzenegger. Macri las conoce y, como se lo manifestó a Ari Paluch,
ese asunto no lo inquieta. Habrá que ver cómo sigue esa historia.
Sergio Massa ha
anunciado que esta semana dará a conocer una serie de iniciativas
parlamentarias para combatir la inflación. La relación del Gobierno con el
líder del Frente Renovador genera tensiones. Por eso, algún asesor al que Macri
escucha con atención le ha sugerido ser más medido en sus gestos hacia el ex
intendente de Tigre, recordándole que en política “nunca es bueno pagar en
efectivo y cobrar en cuotas”.
La renuncia forzada de Miguel Galuccio a
la presidencia de YPF promete traer cola, no sólo porque ha
pedido una alta indemnización, sino por algunos aspectos del contrato entre la
petrolera argentina y Chevron. Uno de los puntos que generan más
sospechas tiene que ver con algunas cuentas offshore a través de las que se
habrían viabilizado las inversiones de la empresa estadounidense.
Esas cuentas, ubicadas en paraísos fiscales, están en el centro de las
controversias originadas por la confidencialidad del contrato de marras. Como
decía Virgilio: “Fascilis descensus averno”. “Fácil es el descenso a los
infiernos”, máxima de plena vigencia en la Argentina.
Producción periodística: Guido Baistrocchi.
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