El dólar no es cultural…
Pese a la insistencia del
gobierno en considerar al dólar como una “patología” cultural, quienes trabajan
y ahorran siguen optando por dicha moneda como reserva de valor. Por supuesto
que más allá de los ardides del kirchnerismo y aliados para tratar de
confundirnos, lo cierto es que no debiera extrañarnos la huida que el argentino
hace del peso. Lejos de deberse a una antipatía inexplicable propia de la
cultura, nuestra historia da sobradas pruebas del “por qué” este país no da
garantía en materia de estabilidad monetaria.
Desde el primero Perón a
la fecha, el promedio inflacionario nacional ha sido de un 29% con una fuerte
suba entre los períodos 1973-1988, que se disparó a un 150%. Ya en 1989, con un
presidente totalmente desatendido de la economía se batió todos los records en
la asignatura al escalar a un temerario 3200%.
Fue finalmente en el
período que comprende la época del menemismo donde se logró paliar la pesadilla
inflacionaria, sólo que se hizo contrayendo deuda e incrementando el gasto
público al mismo tiempo. Grave error del que ya atestiguamos las consecuencias
(semejanza: el menemismo nos sacó de una crisis hiperinflacionaria y nos sumió
en otra que derivó en un caos social. Lo mismo hizo Kirchner en 2003, nos sacó,
con ayuda de Duhalde de 2001-2002; veremos como termina).
Visto y considerando que
Argentina ha naufragado por infinidad de vaivenes respecto a su moneda,
demonizar al ciudadano argentino (que es precisamente es desde los mentados
períodos que nace su amor por el dólar) por querer resguardar sus ahorros en un
“papel” con mayores avales raya el ridículo.
Es claro que a los
distintos gobiernos les ha importado más subsanar el impacto político que
implican los desajustes económicos que atender a la propia economía. Lo que no
terminan de comprender, es que la resolución de esta última viene aparejada con
su imagen como gobernantes.
Más que enlodarse en
ambiciosas pretensiones como fue el caso de la famosa “tablita” en su momento-
impulsada por el ministro de entonces, José Alfredo Martínez de Hoz- y el
“corralito cambiario” hoy, debieran recordar el postulado máximo del Banco
Central de la República Argentina: “preservar el valor de la moneda” (Vale
recordar que el cartel que contenía éste mensaje fue retirado).
Que hay inflación le
consta a cada uno de los que habitamos esta tierra, lo triste es que las
herramientas para combatirlas sean la mentira, la prepotencia y el ataque a
quienes pretenden resguardar lo que han obtenido con el sudor de su frente.
Lastimosamente ya no se discrepa en los métodos para, sino que unos han optado
por desconocer el problema.
El indicador del gobierno
se deslegitima por sí solo con cada enunciado mientras que los acólitos
funcionarios del oficialismo se desprestigian cada vez que restan importancia a
la desvalorización del peso. Es evidente que la postura no esta en vísperas de
ser modificada; en absoluto. Mienten descaradamente y pareciera no importarles.
La percepción del
ciudadano común, muy distante a la clase privilegiada que conforma el staff K,
es diametralmente opuesta. Quien quiere hacer sus negocios lo hace a razón de
lo que muestran los elevados precios. Claro que este dato no interesa a quienes
hoy blanden las riendas del poder.
El gobierno, emisor de
una moneda que cada día se debilita más gracias a una serie de factores que
conforman su política económica, bajo el eufemismo de “lo patriótico” quiere
convencer a toda una nación para que pierdan un 25% de su capacidad de compra
anual.
Actualmente el mercado
considera barato un tipo de cambio en el orden de los $ 6,20 por dólar mientras
que el monopolio del dinero decide mantener un inexistente “cambio oficial” (a
estas alturas sustituido por el “blue”), pesificar deuda en dólares, hostigar a
los viajantes, exigir información a las agencias de turismo y, en síntesis,
perseguir a todo aquel que cometa la intrepidez de “soñar en verde”.
Mientras el gobierno siga
emitiendo a una tasa del 35% anual y en consecuencia repetir los mismos yerros
que sus antecesores, bien podremos afirmar que el problema del dólar no es
cultural, es de sentido común.
© Escrito
por Federico Perazzo y publicado el sábado 13 de octubre de 2012 por http://www.perspectivaspoliticas.info
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