Los motivos de un
“panquecazo”...
Julio Grondona. Foto: CEDOC
Grondona había
aprobado el formato de campeonato que querían los representantes de los clubes.
Pero tuvo un llamado de arriba y todo cambió.
Señor 2: Ya hablé con todos y consensuamos que sigan
los torneos cortos.
Señor 1: Bueno, andá para adelante. El martes lo aprobamos
en Comité Ejecutivo.
El “Señor de los anillos” (todo pasa), el uno, descansaba en Loma Verde,
en el campo familiar. El Señor dos lo llamó por teléfono el jueves 3 para
avisarle lo que habían decidido, por amplísima mayoría, los dirigentes del fútbol
argentino: dos campeonatos, dos campeones. Sin esgrimir argumentos contrarios,
el Señor uno dio el sí. Lo raro empezó después.
El sainete cuenta con actores elegidos de un casting de fútbol y,
también, de la política nacional. Una fuente de un club importante de Primera
División le confirmó al diario PERFIL que hubo un llamado del presidente de
Lanús, Nicolás Russo, a Julio Grondona. Russo está a cargo de la Comisión de
Torneos, un organismo creado como parte de la nueva estrategia del titular de
AFA; para que los dirigentes crean que se sientan a la mesa en la que se
decidirán asuntos estructurales.
La burbuja democrática duró lo que tardó Grondona en desactivar la
decisión colectiva: un día. El viernes 4, se cambiaron los roles. Fue Don Julio
el que llamó a Russo y lo conminó a cambiar de idea; había que jugar una final.
Un allegado al Jefe, lo justifica: “Nos conviene tener un gran campeón y no dos
campeoncitos”. Hojarasca.
El guión tiene actores de reparto y un protagonista: el Gobierno. “Me
llamaron: tiene que haber un sólo campeón”, retransmitió Grondona a sus
adláteres. Así se lo confió a PERFIL alguien que participó del boceto que
escribieron los dirigentes; ése del campeonato que querían todos.
El poder. Los interlocutores de la Casa Rosada son el
secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, y el ministro de Justicia y
Derechos Humanos, Julio Alak. Son los
hombres que tienen la pelota desde que Aníbal Fernández pasó a ser senador. Ya
sin peso en AFA, el ex jefe de Gabinete había salido al cruce en la semana en
el programa Rock and Closs, ante los rumores que emparentaban al Gobierno con
el nuevo formato: “No hay injerencia en el torneo, sólo compramos los
derechos”.
La pretensión es bajar el nivel de histeria y conflictividad. Ergo,
reducir la violencia en el fútbol. Esa es la cuenta que se hace: un campeón
equivale a la mitad de tensión que dos. Sin embargo, los dirigentes de Primera
desconfían del éxito de la teoría. Lo raro empezó después, otra vez: por
unanimidad, los hombres de los clubes votaron el campeonato que nadie quiere
jugar.
El único que se opuso abiertamente fue Boca. Juan Carlos Crespi,
vicepresidente segundo, le reprochó a Grondona: “Hace quince días votamos un
formato (en verdad, lo que hicieron fue consensuarlo) y ahora es un papelón que
lo cambiemos. ¿Qué digo yo en mi club?”. Grondona gritó y ensayó una puesta en
escena, a partir del desalineamiento. Al Señor del anillo no le había gustado
que lo evidenciaran.
La dupla que llama al teléfono rojo de la calle Viamonte la componen
Zannini y Alak. Son quienes, desde el Gobierno, monitorean a Grondona. De ellos
parten ideas y eventuales modificaciones sobre asuntos del fútbol. En tanto,
Cristina, también, suele escuchar los consejos de su hijo Máximo. No es casual
la participación de Alak. El ministro cuenta con experiencia en materia
futbolera. Por lo bajo, Gastón Cogorno y Rodolfo Molina reconocen que Alak
interviene en el día a día de Racing. De hecho, fue el ex intendente de La
Plata quien gestionó el predio que ahora el club de Avellaneda tiene en el
partido de Esteban Echeverría.
Silenzio stampa. El operativo seducción
distó de retórica. Apenas consistió en un aspecto económico, que ni siquiera
puede resultar atractivo para las economías de los clubes: un millón de pesos
(hoy, 227 mil dólares) para el ganador de cada torneo y la misma cifra, además,
para el campeón. Los dirigentes agacharon la cabeza y refrendaron el
“sijulismo”. En términos financieros, hay una razón: casi todos los clubes
tienen en default la cuenta corriente con la AFA. Un dirigente de un club sin
deudas, se excusó en off: “No íbamos a ir a la guerra con Grondona por el tema
del campeonato”.
En efecto, el estímulo del premio como argumento es tan endeble como los
mismos antecedentes: sólo en el primer año de contrato con el Fútbol Para
Todos, Grondona les pagó a los clubes los 25 millones de pesos para operativos
de seguridad. Nadie alza la voz. No es raro; todo pasa.
“Estamos pintados”, se queja ante este medio
un dirigente que, al igual que todos, pide no ser nombrado. El ninguneo
consistió en desoír a la Comisión de Torneos, que tenía como única función
definir con qué formato se jugaría la próxima temporada del fútbol argentino; los
encargados eran Miguel Angel Silva (Arsenal), Enrique Lombardi (Estudiantes de
La Plata), Nicolás Russo (Lanús), Guillermo Lorente (Newell’s), Horacio
Martignoni, Francisco Marín y Fernando Araujo (categorías del Ascenso) y
Alfredo Derito (torneos del Interior).
Cuentan que por el enojo, el presidente de Lanús se desenfocó. Tras
recibir el llamado de Grondona le comentó a algunos allegados que estaba
dispuesto a renunciar al cargo en AFA. Después, lo raro: en la reunión de
Comité Ejecutivo del martes pasado, sonrió y acomodó su discurso a la
pretendida bajada de línea.
El campeonato “por orden de arriba”, como explica Grondona en su círculo
íntimo, se jugará sin el gusto de los directivos. Mientras, los futbolistas
callan. El torneo que retoma la inédita modalidad de 1991 se disputará como la
Casa Rosada le mandó a decir a la Casa Madre del fútbol. Ese lugar que perdió
hace un tiempo la posesión de la pelota.
La historia de las mil vueltas. Entre el miércoles 2 y el
viernes 4 de mayo circularon tres proyectos distintos sobre el formato del
campeonato. El primero ya había sido consensuado por los dirigentes en la
anterior reunión de Comité Ejecutivo de AFA. El mismo mantenía el esquema
actual, pero eliminaba las promociones y contemplaba tres descensos directos en
lugar de dos. Uno de ellos correspondería a quien saliera último en la tabla
anual. También introducía leves modificaciones en lo que tenía que ver con las
clasificaciones a la Copa Libertadores y Sudamericana.
El jueves 3 comenzó a evaluarse la alternativa de que los campeones
disputaran una final en territorio neutral. El ganador jugaría una final contra
el campeón brasileño en Miami o Japón. Julio Grondona se había comprometido a
gestionar el nuevo torneo internacional, y a vender sus derechos televisivos.
La idea fue tomando forma, pero fue el propio presidente de la AFA quien la
abortó por indicación de funcionarios del Gobierno nacional.
Una propuesta que aún sigue siendo estudiada en la calle Viamonte es la
organización de la Supercopa argentina. ¿Quienes la protagonizarían? El
triunfador de la súper final y el de la Copa Argentina.
© Escrito por Marcelo Rodríguez y Gabriel Zandoná y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires el sábado 12 de Mayo de 2012.