Guiños
externos, calamidades locales…
© Escrito por Carlos Heller el Jueves 24/07/2025 y publicado por la
Revista Acción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
La pobreza en la Argentina sigue siendo elevada y afecta
a un 38,1% de la población, en un contexto en que los salarios reales ‒formales
e informales‒ están rezagados. Así lo consignó esta semana el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID).
El organismo financiero multilateral con sede en
Washington aludió, por otra parte, aunque indirectamente, a la paralización de
la obra pública que llevó a cabo el Gobierno. A modo de ejemplo, ilustró el
banco, «el 75% de los corredores principales de la Red Vial Nacional se
encuentra en estado deteriorado, lo que incrementa los costos logísticos por
mayor consumo de combustible, desgaste vehicular y tiempos de viaje más
prolongados».
Los señalamientos del BID fueron formulados en ocasión
del anuncio de créditos por cerca de 10.000 millones de dólares para el
cuatrienio 2025-2028. Lo cual sería un respaldo importante, si no
fuera porque en ese mismo período hay que pagarle a la entidad amortizaciones
de capital por unos 4.600 millones de dólares e intereses por unos 2.900 millones.
En todo caso, según el Banco Interamericano, 7.000
millones de dólares de los recursos prometidos serán para «respaldar
iniciativas del sector público» (un concepto más que amplio) y el resto se
canalizará para «fortalecer la inversión privada». El desembolso para lo que
queda de 2025, de 3.000 millones de dólares, permitirá fortalecer las reservas
monetarias internacionales.
La comunicación del BID se completó con elogios al ajuste
fiscal practicado por la gestión libertaria mediante recortes en los subsidios
económicos, las transferencias a provincias y gastos de capital, entre otros
rubros. La entidad advirtió, sin embargo, que «los tiempos de reformas clave
pueden extenderse por falta de mayoría en el Congreso y la potencial fatiga
social ante medidas de ajuste».
Sobre este tema considero relevante que no se desconozca el necesario tratamiento parlamentario de las reformas estructurales planteadas en los tiempos que requiera cada cuestión. Las instituciones de la democracia no deberían ser percibidas como un obstáculo, ya que ellas actúan en representación del interés del conjunto de la ciudadanía.
Riesgos.
Otra novedad de los últimos días, presentada con
optimismo por el Gobierno, fue la mejora relativa de la calificación de la
deuda argentina por parte de la calificadora de riesgo Moody’s, aunque solo se
haya alcanzado el mejor nivel de los bonos que son considerados de «mala
calidad».
Tras destacar que el programa con el Fondo Monetario
Internacional habilita la «disponibilidad de liquidez en divisas y alivia la
presión sobre las finanzas externas», Moody’s señaló su expectativa de «una
transición gradual hacia una cuenta de capital más abierta». Lo cual, sostuvo,
sería «un primer paso hacia la sostenibilidad de los pagos externos».
En realidad, ese contexto bien podría generar el efecto
contrario, ya que incentivaría la salida de divisas del sistema y con ello
agudizaría la problemática externa. Fue esta debilidad, en parte, la que
advirtió hace unas semanas J.P. Morgan.
Las señales presuntamente favorables provenientes del
exterior coincidieron con la verificación de que se profundiza un proceso de
apertura importadora, particularmente de bienes de consumo, con efecto
inmediato sobre el trabajo nacional. El desempleo ascendió en enero-marzo a
7,9% de la población activa, el valor más alto desde la postpandemia.
Las compras al exterior en la primera mitad del año
registraron una suba interanual del 34,5%, frente a un aumento de las ventas de
apenas el 4%. De este modo, el ingreso de dólares disminuyó en 7.920 millones
de dólares frente a enero-junio de 2024.
El deterioro en cuanto al ingreso genuino de divisas y
otros indicadores macroeconómicos coincide con el empeoramiento de la situación
que experimentan franjas cada vez más amplias de la población, más allá de los
análisis y diagnósticos favorables de calificadoras y bancos de inversión.
Estos últimos esperan que el Gobierno logre un buen
resultado en las elecciones de octubre y luego avance con las reformas que los
mercados y organismos como el FMI están pidiendo, y que recortarían derechos
ciudadanos en materia laboral, impositiva y previsional. Se profundizaría así
un modelo de acumulación y distribución de la riqueza que va en contra de las
mayorías.
En dirección contraria a ese modelo regresivo va
fortaleciéndose el accionar coordinado de distintos sectores, dentro y fuera
del Parlamento, con miras a apuntalar una iniciativa política capaz de sostener
propuestas alternativas.
Alcanzar una economía sostenible, que genere los recursos
para afrontar el balance externo y al mismo tiempo promueva el empleo y el consumo
es el círculo virtuoso que nuestro país necesita para salir adelante.
Se trata de mejorar la matriz productiva, diversificarla,
aprovechar la potencialidad de los recursos naturales, por ejemplo, continuar
invirtiendo en los yacimientos de Vaca Muerta y fortalecer la industria, en
especial a las pymes manufactureras.
Todo eso, con el complemento de un Estado presente que
fije, entre otras prioridades, una mejor calidad de vida para la mayoría de los
argentinos y argentinas, con salarios que recuperen poder adquisitivo, menor
informalidad laboral, aumento de los haberes jubilatorios, optimización de los
sistemas de salud y educación y redistribución del ingreso hacia quienes más lo
necesitan, entre otros objetivos, hoy en las antípodas de lo que propone la
gestión libertaria.