Mostrando las entradas con la etiqueta Afganistán. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Afganistán. Mostrar todas las entradas

domingo, 4 de noviembre de 2018

Los ciclos dirigidos desde Estados Unidos de Norte América de la política latinoamericana… @dealgunamanera...

Los ciclos dirigidos desde Estados Unidos de Norte América de la política latinoamericana… 


Hay una ilusión bastante recurrente entre los latinoamericanos acerca de su autodeterminación política. ¿Realmente creen que sus políticas estatales son independientes de la influencia de la gran potencia global del norte, EEUU, que es capaz de ejercer presión sobre gigantes económicos como China o Alemania o sancionar a una potencia nuclear como Rusia? Si lo creen así están totalmente engañados y seguramente ese engaño sirve a los propósitos estratégicos de EEUU.

© Escrito por Héctor Casavieja Píriz y publicado el sábado 03/11/2018 por Red Filosófica del Uruguay de la Ciudad de Montevideo, República Oriental del Uruguay.

Pero antes de considerar nuestra situación veamos lo que ocurrió con África. Todos sabemos que los gobiernos africanos fueron levantados y depuestos según antojos de las potencias occidentales desde siempre, por lo menos hasta el ciclo de las “independencias” programadas en todo el continente que ocurrieron casi simultáneamente en los años 60. Es decir, es indudable en el caso africano que la política de casi todos sus estados es manipulada desde el exterior, incluyendo la política de los estados del norte de África cuyos gobiernos están siendo utilizados hoy día como un arma contra los propios africanos en su intento de migrar a Europa.

Y ahora regresemos al caso latinoamericano. ¿Acaso podemos pensar que la historia de América Latina no se encuentra tan manipulada por las potencias occidentales como la de África? Sería imposible sostener que la destrucción sistemática de los gobiernos nacionalistas latinoamericanos de los años 50 y 60 fue simultánea por otro motivo que no sea que el destructor de todos ellos fue, sin duda, EEUU.


También sería imposible sostener que todas las dictaduras militares que se dieron en la región en los años 70, fueron simultáneas por pura casualidad porque bien sabemos que EEUU, a través de esquemas en los que la CIA fue una fundamental herramienta, usó a los ejércitos de los propios países latinoamericanos en su campaña contra la influencia del comunismo soviético y cualquier cosa que se le pareciera, mediante la práctica del terrorismo de estado, mediante la cual se exterminaron decenas de miles de personas por mecanismos tan feroces como la desaparición forzada.

Y fue el retroceso de esa política estadounidense, justamente, lo que permitió que de ese proceso de instalación de autoritarismo militar digitado se pasara en primer lugar a democracias con un sesgo neoliberal totalmente agradable a los ojos de nuestro gran hermano, también simultáneamente en todo el continente. Pero luego, y bien sabemos esto, EEUU concentró sus esfuerzos militares, políticos, económicos y de inteligencia en una campaña en el mundo árabe que duró hasta hoy día, una costosa y larga campaña iniciada allá por el año 2000, aproximadamente, y que tenía como principal objetivo desestabilizar la región sobre todo en países que fueron en el pasado aliados de la Unión Soviética como Libia, Siria, Irán, Irak, Afganistán.


Probablemente esta maniobra fuera al mismo tiempo el producto de la creencia en las alturas del poder estadounidense de que ya no había ningún obstáculo para políticas agresivas de cualquier tipo a partir de la caída de la URSS, algo que sin duda también se reflejó en la intervención de EEUU para desmembrar a Yugoslavia, en el avance de la OTAN hacia el este de Europa, y la introducción de un gobierno pro-occidental en Ucrania, así como en Georgia.

Pero esa zona de avance geopolítico de EEUU se ha enfriado últimamente a causa de la reconstrucción de las capacidades militares y económicas rusas, demostradas en su contención de la desintegración del gobierno pro ruso de Assad, en su creciente influencia sobre Turquía, en su apoyo tácito a Irán, en el aumento de los lazos geoestratégicos entre Rusia y Alemania y la alianza de tremenda profundidad y dimensión Rusia-China.

Lo que ocurrió mientras EEUU se distraía con sus grandes avances geopolíticos en Medio Oriente y el Este de Europa, es que bajo cuerda en América Latina se fueron creando algunos gobiernos claramente anti-estadounidenses como el de Venezuela, Ecuador, Nicaragua o Bolivia, y otros moderadamente nacionalistas o progresistas en sus políticas, como el de Brasil con Lula da Silva o el del Frente Amplio en Uruguay. Si miramos el mapa veremos que ese proceso nació básicamente hacia el año 2000, justo un poco antes de que EEUU iniciara su feroz campaña en el Medio Oriente y cuando todavía estaba más que ocupado en hacer avanzar a la OTAN hacia las fronteras de Rusia. 

Pero EEUU ya no está tan distraído en aquellas actividades por el simple hecho de que su avance se encuentra estancado por el contraataque geopolítico de Rusia y China en toda Eurasia e incluso en África. Y lo peor es que China, que todavía sigue siendo una potencia comunista que solo enfrió estratégicamente su conflicto con EEUU por un período corto de tiempo, ha hecho grandes avances para enlazar a África y a Latinoamérica a su poder económico de crecimiento imparable, lo cual tiene que resultar absolutamente preocupante para EEUU.

Y este es el momento en que debemos sacar las apropiadas conclusiones sobre el paso de un mapa naranja a un mapa azul: EEUU ha decidido no distraer más sus intereses en América Latina, y está interviniendo fuertemente para que se produzca este cambio de color en el mapa latinoamericano, de nuevo en simultáneo, como reflejo de su acción geopolítica total sobre este pobre continente que por el momento es incapaz tanto de unificarse, como de autodeterminarse frente al intervencionismo del hermano norteño.


Es EEUU el que está digitando en este momento con fuerza demoledora el avance del poder conservador favorable a sus políticas regionales en toda Latinoamérica, no solo poniendo bajo presión económica feroz a Nicaragua y Venezuela y manteniendo, por supuesto, la que ya tiene 50 años de historia sobre Cuba, sino usando los sistemas judiciales manipulables, la nostalgia de los militares por el pasado dictatorial, la cooperación de partidos políticos locales, su control corporativo sobre los medios de comunicación y sobre las redes sociales que usan los latinoamericanos, etc. 

Latinoamérica, como desde hace décadas, vuelve a ser encarrilada según los mandatos de su hermano intervencionista con engendros como Macri y Bolsonaro como piezas fundamentales de su ajedrez regional. Y es muy difícil que algo lo impida excepto una toma de conciencia sobre el intervencionismo estadounidense que parece muy lejos de concretarse dada la escasa criticidad y la perpetua distracción en asuntos locales que caracteriza el pensamiento político de los latinoamericanos.

Breve nota final:


Resta decir que en el cambio de color del mapa latinoamericano son Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Uruguay los que aparentemente aún no han sufrido el proceso. Pero son casos muy distintos, sin duda. Venezuela es un enclave fuerte de los intereses de China y Rusia, que la están apoyando militar y económicamente desde la época de Chávez. Nicaragua tiene una vieja tradición antiestadounidense debida al sandinismo y también tiene cierto apoyo de China y Rusia, lo que la hace un hueso duro de roer para EEUU a pesar de su pequeñez.

En ambos casos la intervención militar directa escandalosa ha sido sustituida por la intervención indirecta mediante el agenciamiento de fuerzas internas poderosas y bien financiadas y por el bloqueo y el sabotaje económico. Con respecto a Bolivia, el gobierno boliviano ha tenido la temprana idea de expulsar todas las organizaciones no gubernamentales relacionadas con EEUU impidiendo la infiltración de inteligencia y se apoya, además, en una identidad indígena muy fuerte, muy nacionalista y que puesta a prueba, puede llegar a ser muy resistente.

Y finalmente nos queda considerar el caso de Uruguay, un caso muy especial, porque sin duda Uruguay, dada su total debilidad geopolítica, ha optado por mantener relaciones lo más amistosas posibles con EEUU (recordemos la recepción de prisioneros de Guantánamo en tiempos de Mujica, o las relaciones muy amistosas entre este y la embajadora de aquel país) al tiempo que liga cada vez más su economía a China, que constituye hoy día su principal comprador. La fortuna de Uruguay consiste, quizás, en que no tiene prácticamente importancia para EEUU y el discurso oficial uruguayo es sumamente apacible y silencioso cuando se trata de criticar las políticas estadounidenses en Latinoamérica o en el mundo.

La izquierda gobernante en Uruguay ha optado, por lo que se ve, por un pragmatismo de sobrevivencia frente a un poder que podría borrarla de un plumazo al primer pronunciamiento equivocado. Sin embargo, no es una izquierda como la de Bachelet en Chile, que de izquierda solo ha tenido el nombre ya que ha aplicado políticas neoliberales siempre y además, ha mantenido el eje Chile-E.E.U.U. sin cambio alguno.



domingo, 27 de mayo de 2018

La libertad de información y de prensa en 2018 en una gran infografía... @dealgunamanera...

El estatus de la libertad de información en 2018.
La libertad de información y de prensa en 2018 en una gran infografía.


Para hablar de Libertad de Prensa y de información en 2018, sólo hay que asomar un poco la vista al retrovisor para recordar cuán peligroso es ser un reportero.

© Escrito por Andrés Tovar y Luis Roberto Martínez el martes 22/05/2018 y publicado por la Revista Cambio 16 de la ciudad de Madrid, España.  


Los recientes horrores que asesinaron a nueve periodistas en AfganistánEl asesinato de tres periodistas ecuatorianos en la frontera con Colombia. Los once periodistas que perdieron la vida en México tan sólo en el 2017. Los excesos autoritarios y el control de la información en Venezuela y Cuba. Los encarcelamientos en Turquía. Y la creciente violencia verbal contra la prensa presente en los cinco continentes, desde Filipinas a Estados Unidos. Todo parece configurar un obituario con más retos que celebraciones.

El libre ejercicio del periodismo está seriamente comprometido en muchos países. Por ende, la situación de la Libertad de Prensa 2018 presenta importantes retos a mejorar. “Cada vez más jefes de Estado electos democráticamente ven a la prensa como un adversario”, advirtió Reporteros Sin Fronteras (RSF) en su Ranking Mundial de la Libertad de Prensa 2018, presentado el mes pasado.

Los problemas de la libertad de prensa

Los problemas de libertad de prensa no se limitan a una región o tipo de gobierno. Países como Reino Unido y Estados Unidos cayeron dos niveles en el ranking. El Reino Unido cayó al número 40, mientras que Estados Unidos se hundió a 45. Por ende los coloca detrás de lugares como Ghana, Eslovaquia y Uruguay.

América Latina, por su parte, es el triste escenario de algunos de los casos más alarmantes a nivel mundial en términos de libertad de prensa. Según la clasificación de RSF, países como Colombia (130), Venezuela (143), México (147) y Cuba (172) se encuentran hacia el fondo de la tabla global. Y nada más en esta región está el país más mortífero para los periodistas (México) y dos de los países más represivos en cuando a la libertad y acceso a la información se refiere (Cuba y Venezuela).

Y si extendemos la mirada de forma más amplia, la situación en el Medio OrienteTurquía –el peor carcelero de periodistas del mundo, con 73 reporteros actualmente encerrados de 262 que estuvieron tras las rejas en 2017-, Siria, Gaza o Afganistán nos muestran escenarios de terror para la profesión.

¿Qué no hay nada que celebrar?

Hay mucho de qué preocuparse sobre el clima actual de la libertad de prensa. Pero los medios no han dejado de ser combativos y eso le proporciona a nuestro mundo una gran esperanza. Las “nuevas armas” lo han permitido. Un mayor conocimiento de la tecnología. Nuevas formas creativas de contar historias y una tenacidad y valentía que no se aprende en las escuelas forma parte de esta nueva generación de periodistas en los cinco continentes.

Por ello, pesar de los horrores en Oriente Medio. De la situación crítica en Latinoamérica y de una censura cada vez más estricta en todo el mundo, estamos convencidos que los periodistas de todo el mundo continuarán recogiendo sus equipos, saliendo y cubriendo las historias importantes. Incluso si eso significa que ellos mismos podrían convertirse en objetivos. Ya hay muchas pruebas de ello. 




lunes, 10 de octubre de 2016

Pobreza: Panorama general… @dealgunamanera...

Pobreza: Panorama general…

Población mundial que vive bajo la línea de pobreza..

Contexto:

La misión del Grupo Banco Mundial está tallada en piedra en la sede central de la ciudad de Washington y señala: “Nuestro sueño es un mundo sin pobreza”. Este cometido orienta todos los estudios analíticos, las operaciones y las actividades de convocatoria en más de 145 países clientes, y se ve reforzado por los objetivos de poner fin a la pobreza extrema en el curso de una generación y fomentar la prosperidad compartida de manera sostenible en todo el mundo.

Los avances logrados en la reducción de la pobreza han sido notables en las últimas décadas. El mundo cumplió la meta del primer objetivo de desarrollo del milenio (ODM) de disminuir a la mitad para 2015 la tasa de pobreza registrada en 1990, lográndolo en 2010, cinco años antes del plazo previsto. Pero pese a este logro, la cantidad de personas que viven en condiciones de pobreza extrema en el mundo sigue siendo inaceptablemente alta.

De acuerdo con las últimas estimaciones, el 12,7 % de la población mundial vivía con menos de US$1,90 al día en 2011, cifra inferior al 37 % de 1990 y al 44 % de 1981.

Esto significa que 896 millones de personas subsistían con menos de US$1,90 al día en 2012, en comparación con 1950 millones en 1990 y 1990 millones en 1981.

El progreso ha sido más lento en las líneas de pobreza más altas. En total, 2200 millones de personas sobrevivían con menos de US$3,10 al día en 2011, que es la línea de pobreza promedio de los países en desarrollo y otro indicador común de profundas carencias. Se trata de una reducción marginal con respecto a los 2590 millones registrados en 1981.

Si bien las tasas de pobreza han disminuido en todas las regiones, los avances no han sido uniformes:

Asia oriental experimentó la reducción más marcada en materia de pobreza extrema, bajando del 80 % en 1981 al 7,2 % en 2012. En la actualidad, en Asia meridional se registra el porcentaje más bajo de pobreza extrema desde 1981, dado que este indicador disminuyó del 58 % en 1981 al 18,7 % en 2012. En África al sur del Sahara, la pobreza llegaba al 42,6 % en 2012.

China por sí sola experimentó la mayor caída en los niveles de pobreza extrema en los últimos 30 años. Entre 1981 y 2011, 753 millones de personas lograron superar el umbral de US$1,90 al día.

Durante el mismo periodo, 1100 millones de personas salieron de la pobreza en todo el mundo en desarrollo.

En 2012, un poco más del 77,8 % de las personas en situación de pobreza extrema vivía en Asia meridional (309 millones) y África al sur del Sahara (388,7 millones). Además, otros 147 millones vivían en Asia oriental y el Pacífico.

Menos de 44 millones de personas extremadamente pobres vivían en América Latina y el Caribe, y en Europa oriental y Asia central en conjunto.

Sin embargo, queda aún mucho por hacer y siguen existiendo varios desafíos. Es cada vez más difícil llegar a quienes todavía viven en la pobreza extrema, dado que con frecuencia se encuentran en contextos frágiles y zonas remotas.

El acceso a buena educación, atención de salud, electricidad, agua segura y otros servicios fundamentales sigue estando fuera del alcance de muchas personas, a menudo por razones socioeconómicas, geográficas, étnicas y de género.

Es más, el progreso frecuentemente es temporal para quienes han logrado salir de la pobreza: las crisis económicas, la inseguridad alimentaria y el cambio climático amenazan con quitarles aquello que han conseguido con tanto esfuerzo y corren el riesgo de caer nuevamente en la pobreza. Será fundamental encontrar formas de enfrentar estos problemas a medida que se avanza hacia 2030.

Estrategia:

El primer objetivo del Grupo Banco Mundial de poner fin a la pobreza extrema en el curso de una generación incluye la meta específica de reducir la tasa mundial de pobreza extrema a no más del 3 % antes de fines de 2030, dado que es probable que persista una pequeña cantidad de pobreza por "fricciones". Aunque se trata de un reto difícil, es posible lograrlo si se cambia la manera de hacer las cosas. Para ello, será importante promover un crecimiento que sea sostenible e inclusivo, crear más y mejores empleos y desarrollar programas eficaces de redes de protección social para asegurar que los más vulnerables sean capaces de enfrentar las crisis. Si bien el crecimiento es crucial, la calidad de ese crecimiento también es importante.

El segundo objetivo de promover la prosperidad compartida se mide por el aumento de los ingresos del 40 % más pobre de la población de cada país. En términos generales, esto se traduce en centrar la atención en el bienestar de los menos acomodados. Este objetivo es paralelo al objetivo en materia de pobreza, y hace hincapié en combatir las persistentes desigualdades que mantienen a las personas en la pobreza generación tras generación.

No existe una solución mágica para acabar con la pobreza. Los programas para llegar a los más desfavorecidos deben diseñarse según el contexto de cada país, teniendo en cuenta los últimos datos y análisis, y las necesidades de las personas. Para poder reducir la pobreza, los países necesitan adoptar tres medidas:

Crecer de manera inclusiva y con un uso intensivo de mano de obra.

Invertir en el capital humano, especialmente en aquellas personas que no pueden beneficiarse de los servicios básicos debido a circunstancias que escapan a su control.

Proteger a los pobres y vulnerables ante las crisis que los pueden sumir aún más en la pobreza, como fenómenos meteorológicos extremos, pandemias, inestabilidad de los precios de los alimentos y crisis económicas.

Resultados:

El Grupo Banco Mundial busca lograr su objetivo de poner fin a la pobreza a través de diversas maneras. Estas incluyen el financiamiento de proyectos que pueden tener efectos transformadores en las comunidades y la recopilación y el análisis de los datos y las pruebas fundamentales requeridas para focalizar estos programas en los más pobres y vulnerables, así como el respaldo a los Gobiernos para que formulen políticas más inclusivas y eficaces que beneficien a todas las poblaciones y sienten las bases para la prosperidad de las futuras generaciones.

Algunos ejemplos son:

En materia de crecimiento:

Un proyecto en gran escala de caminos rurales en India ayuda a conectar a las familias de las zonas rurales con los mercados urbanos, mejores escuelas y fuentes de agua más limpia.

Un informe analítico intersectorial (i) permitió establecer un nuevo parámetro para medir la pobreza en Haití y que ayuda al Gobierno a focalizar mejor los programas y las políticas.

Los análisis del impacto social y sobre la reducción de la pobreza –por ejemplo, acerca de los obstáculos al comercio en África– (i) ayudan a los Gobiernos asociados y a otras partes interesadas a entender las posibles repercusiones de las políticas y los programas propuestos en los pobres, y en la desigualdad de los ingresos y las oportunidades.

En materia de inversión:

Un curso de capacitación en aptitudes para niñas adolescentes en Rwanda (i) enseña destrezas básicas y técnicas que son indispensables para que ellas tengan éxito en el mundo laboral y en sus comunidades.

Datos y estudios sobre la desigualdad de oportunidades entre los niños (i) de todo el mundo son mecanismos que ayudan a los países clientes a incorporar los resultados de las investigaciones en sus análisis fiscales y en el desarrollo de sus programas sociales.

Mapas específicos de algunos países, como Afganistán, (i)Bangladesh (i) y Vietnam, (i) así como de los Territorios Palestinos (PDF, en inglés) muestran la diversidad económica y las brechas en los servicios que existen en dichos lugares. Esta actividad, que forma parte del proceso de evaluación de la pobreza, ayuda a las autoridades y a sus asociados a focalizar mejor las políticas y los programas dirigidos a los más pobres y cuyo fin es beneficiar a estas comunidades.

En materia de protección:

Un proyecto de electrificación rural en Bangladesh, (i) que incluye sistemas de energía solar, permite suministrar electricidad a millones de hogares y, al mismo tiempo, enfrentar el cambio climático y proveer servicios básicos.

Iniciativas de recolección frecuente de datos, por ejemplo en Liberia (i) y Sierra Leona, (i) durante la crisis del ébola ayudaron a complementar las encuestas tradicionales de hogares y a identificar necesidades públicas urgentes.

Un programa de reforma de las finanzas públicas en República Dominicana incluyó transferencias monetarias condicionadas para mejorar la protección social de los pobres.

© Escrito por Maura K. Leary y publicado el miércoles 07/10/2015 http://www.bancomundial.org en la Ciudad de Washington, Estados Unidos.



domingo, 15 de junio de 2014

Ciegos… De Alguna Manera...


Ciegos…


Agenda periodística encogida. Núcleo de temas de interés reducido a casi nada. Manda el Mundial y ya se desdibuja, velozmente, la historia de las tropelías de Boudou. Imposible situarse en otras bases de interés público. El llamado “mundo mediático” vive sobrecogido en su propia pequeñez de miras. Las lóbregas obscenidades farandulescas pueblan la mañana, la tarde y la noche de la TV y de la radio, y de pronto llegó el Mundial. 

Si el equipo nacional prospera, la locura ensimismada prosperará. El mundo ofrece, sin embargo, escenas de valioso interés sobre las cuales el interés colectivo es casi nulo, al menos por estas latitudes. Todo sucede como si el planeta, supuestamente globalizado, se hubiese vuelto más ajeno que nunca. Una sociedad absorta en sí misma se desentiende de modo casi completo de las barbaries y villanías que se consumen todo el tiempo en diversas latitudes.

Esta semana, dos países ocupados en su momento por tropas de los Estados Unidos (Afganistán e Irak), y otro severamente implicado en esas guerras, Pakistán, han vuelto a vivir momentos trágicos, en esa secuela infinita de ataques terroristas que el mundo ya ha naturalizado como normales. Toda la sangre derramada, incluso por las propias tropas que intervinieron, que no fueron sólo estadounidenses, parece haber sido rematada en vano.

En Karachi, Pakistán, país fronterizo con Afganistán, ataques de escalofriante osadía dejaron un saldo de decenas de muertos. No fueron hechos consumados por aficionados; las de los talibanes fueron acciones militares importantes y muy poderosas, ejecutadas por comandos bien equipados. Movimiento de perfil medieval y de estirpe sangrienta, los talibanes pesan en ambos países, Afganistán y Pakistán. 

Dogmáticos, fundamentalistas y violentos, ellos eran la retaguardia de Osama bin Laden y Al Qaeda cuando entraron los norteamericanos en el país, tras el salvaje atentado del 11 de septiembre de 2001. En Afganistán, los norteamericanos dejaron 2.229 uniformados muertos En simultáneo a eso, dos años y medio después de la retirada completa de las tropas de Estados Unidos de Irak, el jihadismo levanta su perfil convirtiendo este trágico país árabe en un pantano imposible. 

Lo demuestra la caída de la ciudad iraquí de Mosul en manos de las furiosas brigadas de Al Qaeda. Ahora se sabe que tras la expedición militar norteamericana, tras sus propios 4.448 muertos, la violencia y el exterminio entre las facciones islámicas (sunitas y chiitas) no sólo no menguaron, sino que se han hecho más letales y salvajes que nunca. Con los apóstatas occidentales fuera de escena, la guerra interislámica, tanto en Irak como en Siria, es más brutal que nunca.

La tragedia de Siria no le mueve un pelo a nadie. Ya son 160 mil los muertos de una guerra civil primitiva y bestial, cuya repercusión en Occidente es irrelevante. El gran periodismo internacional cubre estos hechos con guantes quirúrgicos, pese a la documentada enormidad de la barbarie en curso. El periodismo norteamericano e inglés, en lugar de hablar de “terroristas” alude a los “radicales”; en lugar de escribir “asesinos”, los menciona como “militantes”. Las bombas y los ataques asesinos más inescrupulosos son contra estaciones de buses, escuelas, liceos y mercados.

No es una típica guerra convencional. Es un escenario de terrorismo puro y duro; sólo procura intimidar, destruir y aniquilar. La idea es que lo que hoy son Siria e Irak se convierta en un gigantesco y negro califato, formateado en los moldes del siglo XII.

No sólo la peste letal en Irak y Afganistán/Pakistán continúa su curso en medio de una evidente pasividad internacional. En Nigeria, las 200 niñas secuestradas nunca aparecieron. La misma desgracia en el origen: una banda de terroristas denominados islamistas cuyo grupo Boko Haram es el nombre de la etnia tribal hausa, que se traduce como “la educación occidental es un pecado”. 

Preadolescentes raptadas a punta de fusil por una banda de masculinos forajidos que dicen ser más islamistas que el islam, que se proponen que Africa sea un continente monocolor y –sobre todo– monorreligioso. Por eso, niñas nacidas de hogares cristianos son islamizadas con trágica violencia.

En este marco, el cristianismo es una de las grandes víctimas y uno de los grandes perseguidos en esa Africa copada por la beligerancia brutal del hiperislamismo.

Formidable desprecio por la vida. Estos grupos terroristas (Al Qaeda, los talibanes, las sectas islamistas enfrentadas en la guerra de Siria, Boko Haram) exhiben un denominador común: para todos ellos, la vida no importa nada, esté dicho o no en el Corán. Estas “guerra santas” son toleradas, como si se tratara del perfil natural y folclórico de pueblos diferentes, una desgracia que, como gotea día a día, es una práctica de liquidación y exterminio admitida y hasta santificada.

Es también un fanatismo de barbarie, extremo, directamente surgido de los túneles más oscuros de la alta Edad Media, un proceso difícil de comprender y menos de admitir. Si, al menos, se tratara de recuperar la dignidad integral del mundo islámico y sus sociedades nacionales, estos terroristas empachados de sangre desde hace ya tantos años no están en condiciones de comprender, ni lo pretenden, que su accionar no sólo no recupera la dignidad y la autoestima del mundo islámico. Al contrario, ratifica la idea de que ese mundo sangriento que ellos denominan “islámico” sólo produce destrucción y violencia infinitas.

¿De qué “genocidio” palestino hablan algunos para justificar su silencio  por estos hechos de barbarie? Lo del genocidio palestino es una falsedad inverificable, pero es tangible que ya hay 160 mil seres humanos realmente muertos en Siria, como lo son la violencia asesina de Al Qaeda en Irak, las bombas de los talibanes en Pakistán y Afganistán, y lo que sucede en Nigeria con esas pobres criaturas secuestradas. No pasa nada. Hay un mundo que mira para otro lado, y una Argentina preocupada por Wanda Nara.

© Escrito por Pepe Eliaschev el Domingo 15/06/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.