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sábado, 19 de agosto de 2023

Jorge Omar Carrascosa. El Gran Capitán... @dealgunamaneraok...

 Jorge Carrascosa, el capitán que no aceptó jugar el Mundial 78: “Renuncié a la Selección para tener la conciencia tranquila”

Gloria del mítico Huracán campeón en 1973.      

El Lobo participó de Alemania 1974 y hubiera lucido la cinta en 1978, pero le pidió a Menotti no ser incluido en la lista para la Copa del Mundo en la que Argentina se consagró frente a Holanda. Sus recuerdos del Huracán campeón y las razones de su retiro anticipado del fútbol: “Me fui con dignidad”

© Escrito por Luca Gatti el martes 15/08/2023 y publicado por el Periódico Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Jorge Omar Carrascosa, que hoy cumple 75 años, renunció a la selección argentina el 13 de enero de 1978. La forma de comunicarlo fue pedirle al entrenador César Luis Menotti que no lo incluyera en la prelista de jugadores que iban a viajar a Mar del Plata para comenzar la preparación de cara a la Copa del Mundo 78. “No va más César…”, le dijo el defensor al técnico rosarino, con quien mantenía una relación muy estrecha. Hasta el día de su renuncia, el Lobo Carrascosa era el máximo referente y el capitán del elenco argentino desde que disputó su único Mundial, el de Alemania 74.

“Renuncié para tener la conciencia tranquila. Me fui cansando de un montón de cosas que desvirtuaban la esencia del fútbol, dentro y fuera del campo de juego. Ocurrieron muchas cosas dentro de mí que hicieron que renuncie. Lo volvería a hacer porque no me arrepiento de haber renunciado a la selección argentina”, reveló en un mano a mano con Infobae el zaguero, quien hizo de su silencio por décadas una marca registrada. 

Carrascosa jugó en el seleccionado en 29 oportunidades y llegó a convertir un gol, pese a lo cual se retiró el año en que Argentina iba a conquistar su primera estrella.

“Me pueden cuestionar que renuncié a la Selección nacional, pero no pueden hablar de mi carrera futbolística porque ya tenía años en eso. Me pueden llevar en andas como ocurrió, ya que se gana, se empata o se pierde, pero lo más importante es jugar con dignidad. Todo tiene un costo en la vida. Yo tomé esa decisión sabiendo lo que me iba a costar, pero consciente de lo que hacía”, reflexiona en un bar de Adrogué, donde vive desde aquella época. 

Carrascosa, el día que Argentina y Escocia jugaron un amistoso en La Bombonera en junio de 1977.  

Fue un símbolo del fútbol argentino. Querido por sus compañeros, respetado por sus rivales, el Lobo Carrascosa caminó los campos de juego defendiendo valores y principios que jamás abandonó. Más allá del éxito o el fracaso deportivo, privilegió otras actitudes. Sus comienzos fueron en 1967 como lateral izquierdo, fuerte y aguerrido, en Banfield, luego se consagró campeón con Rosario Central en 1971 y con Huracán en el gran equipo de 1973. Carrascosa fue protagonista fundamental de un cambio en la selección nacional cuando se inició la era del Flaco Menotti. En ese marco, se transformó en el capitán del equipo desde el inicio del ciclo en 1974 hasta enero de 1978, cuando dio un paso al costado.

Cuando Carrascosa decidió no disputar el Mundial 78, la Argentina transitaba los primeros años de la dictadura militar. Sin embargo, aclara que: “Específicamente no influyó para nada de la manera que uno puede imaginarse. Te hablo de lo deportivo. Para un acontecimiento de esa naturaleza hay que estar física, mental y espiritualmente preparado, estar 10 puntos. Y yo relativizo todo”, subrayó.

- ¿Siempre estuvo alejado del mundo del fútbol desde que se retiró?

- Sí, porque tomé la decisión de alejarme relativamente joven, con apenas 31 años. Hoy, mañana o pasado debía abandonar de una u otra manera el fútbol. Desde que me alejé, me preparé para tener la agencia de seguros de autos y también estuve desempeñándome en una empresa que no estaba relacionada con este deporte.

- ¿Qué lo llevó a alejarse totalmente del fútbol?

- Tiene que ver con que siempre me manejé buscando el gran viaje interior a nivel de conciencia, con lo que pensaba y con lo que sentía. En mi vida, siempre busco tener un aprendizaje permanente y en ese andar saqué también mis conclusiones. Yo viví cosas que me superaban y eso me llevó a alejarme un poco del fútbol. Aun así, me siento íntimamente ligado a este deporte.

- ¿Cuáles fueron esas conclusiones?

- Por supuesto no voy a desconocer la importancia del fútbol, pero hay también un montón de concesiones y de cosas que relativizan lo que es la esencia del deporte. El fútbol no deja de ser un negocio muy importante, bastante salvaje, y como todo tengo el modo de pensar en la actividad y en la profesión. No es fácil, pero trato de hacer lo que siento para estar tranquilo con mi conciencia.

- Fue integrante del Huracán del 73 que marcó una historia en el fútbol argentino. ¿Qué le quedó de aquella época?  
- Se cumplen 50 años en este 2023. Es terrible. Estoy negado a la tecnología, pero hay un grupo de WhastApp que somos campeones que estamos comunicados siempre. Hay gente amiga que me manda mensajes en determinados aniversarios y conservo recuerdos en mi altillo.

- ¿Cómo cuáles?

- Un poster de cuando fui elegido el jugador más correcto del año ‘73 jugando para el Globo. Esos recuerdos me levantan un poco el ego, ¿no? Tuve la suerte de caer en un gran equipo que quedó grabado en la memoria de todos. Salir campeón en Huracán no es una cosa menor. También, tuve la suerte de haber jugado los 32 partidos de aquel torneo. En 1973 llegué al Globo y me quedé siete años. Era un club de características muy especiales.

- ¿Qué tenía de especial?

- Huracán está muy identificado con Parque Patricios, un barrio popular y con características muy familiares. En esa época se vivía un ambiente de bohemia, de amistad, tanto con la gente como con los dirigentes. Y a partir de una gran campaña se forjó un clima muy bueno entre todos los que conformábamos aquel grupo. Mucho tuvo que ver el cuerpo técnico y le mando un abrazo a Menotti que fue el artífice de aplicar la filosofía al fútbol, muy bien definida por cierto. Además, había jugadores que pudieron plasmar esa idea para llevarla a la práctica. Más allá de todo, no hay que ganar siempre. Se gana, se empata o se pierde, pero lo más importante es jugar con dignidad.

- ¿Aquel equipo que integró fue el mejor de tu carrera?

- Sí, fue el equipo que plasmó y quedó grabado a la vista de todos. Yo venía de Rosario Central, que habíamos sido subcampeones del 70 y campeones en 1971, y enfrentábamos a rivales muy fuertes. Ese equipo sorprendió a todos con futbolistas excepcionales y era obra pura y exclusivamente de César Menotti. No es fácil manejar un grupo heterogéneo, con distintos niveles educacionales, con diferentes orígenes, consensuarlo, plantearle un ideal e intentar lograrlo a través de los resultados.

- Con el paso del tiempo, ¿observó algún plantel similar al de Huracán del 73?

- De esa característica no, porque cada jugador es una personalidad distinta. Juega mucho lo humano, con quién estuviste y estás. Hubo grandes equipos y tuve la suerte de integrar éste que es inolvidable.

 

El notable Huracán de 1973, Carrascosa es el primero de los parados, con su característico bigote.  
 

-Pero fue su paso por Central lo que le valió tener una oportunidad en la selección argentina. Lo convocó Juan José Pizutti en 1971, y llegó a disputar el Mundial 74, el único de su vida.

- En 1970, estaba Enrique Omar Sívori como técnico de Central y teníamos un gran equipo, pero Sívori se fue al Mundial de Suiza como periodista. Entonces, llegó Ángel Labruna y fuimos campeones al año siguiente. Ya en esa época me habían convocado para el seleccionado. Ese año arribé a Rosario y producto de mi buen desempeño me citó Pizutti para la Argentina.

- ¿Es cierto que lo quiso River antes de su llegada al Canalla?

- Yo arranqué en las Divisiones Inferiores de Banfield en 1967 y me quedé dos años. En enero de 1970 me vino a buscar River. También Racing, pero me venden a Central que me marcó para toda la vida. Tuve tres años muy buenos en todo sentido, porque siempre miro la parte humana también. La gente que conocí fue maravillosa y lo recuerdo con mucho afecto. Como dice la canción de Fito Páez, “Rosario siempre estuvo cerca. Recuerdos que no voy a borrar, personas que no voy a olvidar”. En mi vida, siempre priva lo humano y eso se refleja dentro de la cancha.

- ¿Qué le dejó el Mundial Alemania 74?

- Fue una experiencia muy grande en mi carrera. Arrancamos una gira previa por distintos países, donde fuimos a Italia, España, Inglaterra, Francia y Holanda (hoy, Países Bajos). Ahí saqué mis conclusiones. Lo que es una convivencia de dos meses en un grupo, en un equipo y tomar ciertas responsabilidades, y toda la riqueza que te da el conocimiento de otras culturas. Todo eso te va enriqueciendo.

- ¿Por qué no le fue bien al seleccionado argentino en Alemania?

- En 1974 la Selección no tenía la organización que llegaría después con Menotti. La Copa de Alemania fue la experiencia final para iniciar un proceso de cambio. Se hacían cosas improvisadas, a último momento, y por eso la cosa no funcionó. Había jugadores de excelentísimo nivel, incomparables de alguna manera, pero ocurre que no teníamos competencia.

 

Jorge Carrascosa, a la izquierda, y René Houseman, a la derecha, en uno de los encuentros de los campeones del 73

 

- ¿Qué cambió con la llegada de Menotti?

- Tuvimos actividad permanente para formalizar un grupo. No basta con designar a 30 jugadores para formar un equipo. A partir del 74 al tener un grupo unido y con salidas al exterior se trató de fortalecer un equipo que sabía muy bien cuál era su objetivo y de qué manera se lograba; eso fue muy importante. Una cosa son grandes futbolistas y otra muy distinta es formar un grupo y cumplir un objetivo, con qué medio y manera se lo logra todo, ¿no?

- Entonces, ¿esa fue la diferencia entre Pizutti y Menotti?

- No comparo, pero lo de César fue un trabajo bárbaro, con un calendario internacional y permanente para conocer a sus futbolistas. De Menotti tengo los mejores recuerdos y trato siempre de comunicarme con él. Es un amigo y compartimos cosas únicas e inolvidables. Mi admiración y respeto permanente hacia César. Recuerdo que fuimos un año antes del Mundial 78 a Europa para competir con selecciones de ese continente, y de esta manera aprovechamos a probar uno y otro equipo para afilar una idea de juego. Si tenés un calendario internacional de Mundial a Mundial es vital aprovecharlo para la preparación.

- En esa gira por Europa, se enfrentaron a la URSS en Kiev, Ucrania. ¿Se acuerda de aquel partido?

- Sí, lo tengo presente más ahora por lo que está pasando con la guerra en Ucrania. Aquel encuentro fue el 20 de febrero de 1976, fechas inolvidables para nosotros. Estuvimos en Ucrania, Polonia, Hungría y en Rusia. Fijate como son las cosas que hoy dos de esos países están en Guerra y nos lleva a reflexiones muy profundas.

- ¿Cómo cuáles?

- Es increíble este sacudón a la humanidad por el mal sueño que tuvimos, producto primero de la pandemia y luego por el conflicto bélico. Esto muestra lo limitados, frágiles y vulnerables que somos. Siempre fui un tipo con muchos ideales desde muy joven, pero la realidad es que no vamos por buen camino. Al contrario, y eso implica una responsabilidad muy grande de todos y en cualquier lugar. No puedo entender cómo llegamos a tener otro conflicto bélico.

Como capitán argentino, Jorge Carrascosa con los presentes para entregar a los rivales de un amistoso jugado en Buenos Aires


-Me fui cansando de todo un poco, de un montón de cosas que desvirtuaban la esencia del fútbol, dentro y fuera del campo de juego. Ocurrieron muchas cosas dentro de mí que hicieron que renuncie al seleccionado. No estaba en condiciones de organizarse el primer Mundial en la Argentina y no era una cosa menor. Era una gran responsabilidad para todos y yo hice lo que sentía en ese momento. Y lo volvería hacer porque no me arrepiento de haber renunciado a la selección argentina.

- ¿Pero por qué lo hizo?

-Renuncié para tener la conciencia tranquila. En otras circunstancias similares que atravesó nuestro país tampoco hubiera jugado y hubiera renunciado. Hice lo que sentía, pero aporté desde mi lugar y con limitaciones el granito de arena también para ser campeones. Fui el capitán antes del Mundial y fue lo más importante de mi carrera.

- ¿Cómo fue el proceso para tomar esa decisión?

-No estaba en condiciones de aportarle al grupo lo que necesitaba. Ya había vivido la experiencia del Mundial 74, que no es un tema menor desde mi óptica, mi visión, experiencia y aprendizaje; y vi cosas que no me gustaron. Bah, que no me gustan en general que pasen en un deporte. Para un evento mundial de semejante trascendencia, uno debe estar física, mental y espiritualmente preparado, tenés que estar 10 puntos sino que vaya otro que esté mejor que vos... Ninguno es tan importante como todos juntos para el grupo, y no me sentía a pleno para disputar el Mundial. Si podés aportarle algo desde tu lugar que le haga bien al plantel es lo mejor que te puede pasar porque es un deporte y un juego en equipo.

- En su momento se habló de una pelea que tuvo con el entrenador por cuestiones políticas. ¿Cuánto hay de cierto?

- Para nada, soy amigo de César que fue quien nos abrió la mente y nos tiró un montón de cosas a la cancha muy importantes, más allá del triunfo o la derrota. Además, compartí con él cosas únicas e inolvidables. Es decir, el fútbol es un grupo de gente de distintos niveles, heterogénea y de diferentes edades, con un éxito en lo deportivo que te lleva por otros lados. No me peleé con Menotti.

- ¿Su experiencia en el Mundial 74 no había sido positiva?

- Fue una experiencia. La vida es un aprendizaje permanente y somos todos aficionados. Vi y veo un montón de cosas en los Mundiales que no me gustan. Hay cosas que viví durante Alemania 74 que me hicieron mal y no me gustaron para nada. Todo lo que hay detrás de una Copa del mundo y sus manejos. El año pasado se estaba jugando el Mundial y el mundo estaba en guerra. Pónganse en el lugar del otro. Estás viendo por televisión que un misil mata a un soldado que podría ser tu hijo, tu padre, tu tío en Ucrania, mientras rodaba la pelotita en Qatar. Por eso estamos viviendo de esta manera…

-Siempre hay sucesos políticos en una Copa del Mundo. En el 78 estaba la dictadura militar en Argentina, en 1982 la Guerra de Malvinas…

- No, no, hablo en general y es un fracaso de la humanidad. Años de humanidad y no se resolvió lo esencial de la vida. Rusia y Ucrania están en guerra, y en Qatar se llevaba la gran fiesta del deporte. Son temas muy complicados. Es el gran misterio del hombre. Siempre pasaron cosas en el mundo.

- Jugó con Diego Maradona en el seleccionado y fue el capitán en el día de su debut. ¿Qué recuerda de aquel partido?

- Sí, fue en el 5 a 1 a Hungría en la cancha de Boca. Es algo que ahora se viraliza por las redes, pero en esa época fuimos unos privilegiados de observarlo en vivo y en directo. Tenía un talento innato, pero entiendo que Menotti no lo haya incluido en la lista definitiva de 22.

- ¿Por qué?

- La decisión que tomó Menotti de dejarlo afuera de la convocatoria por ser un primer Mundial en Argentina con un montón de jugadores en su máximo nivel y en el puesto en el que se destacaba Diego con 16 años, con el miedo escénico de tomar semejante responsabilidad y con un seleccionado que venía trabajando hacía cuatro años para lograr un rendimiento como equipo, más allá de las individualidades. Hasta te diría que pudo haber sido malo para él. Porque si el seleccionado no ganaba el Mundial, Diego fracasaba en el intento. No hay que desmerecer a los jugadores que tenía Argentina con todas las opciones que había. Es como que en nuestro trabajo nos reemplacen por un chico de 12 años, tenés que pensarlo bien. Se estaba jugando un primer Mundial en Argentina, ¿viste? No era un tema menor.

- ¿Hubieras jugado el Mundial 82?

- Durante la Guerra de Malvinas no hubiera jugado un Mundial. Es más, Argentina no debió haber participado de España 82. No se puede participar de un evento deportivo cuando hay compatriotas que están luchando en plena guerra. Ahora pasa igual. Está bien castigada Rusia para que no fuera a Qatar. Para cualquier objetivo en tu vida tenés que estar lo mejor posible; es una cosa lógica y coherente. En plena guerra en Malvinas, como argentino, de ninguna manera iba a ir al Mundial.

- Tuvo la oportunidad de jugar en contra de Pelé en un amistoso Huracán-Santos. Algunos lo ponen por encima de Maradona. ¿En qué lugar lo ubica al brasileño?

- Yo vi nacer a Maradona, tuve la oportunidad de jugar en contra de Pelé en un amistoso Huracán-Santos y lo vi a Cruyff en el Mundial del 74. Ellos fueron los mejores futbolistas que vi.

Miguel Ángel Brindisi y Jorge Carrascosa, integrantes de Huracán campeón de 1973, en una cena de gala. 

- ¿Se arrepiente de haber concluido su carrera tan joven, a los 31 años? 
- No, para nada. Tuve todas las posibilidades y gente que me tuvo en cuenta para seguir trabajando dentro del fútbol, como ayudante de campo, como entrenador en Divisiones Inferiores o captador de talento, pero hice lo que realmente sentía y tengo la conciencia tranquila. Puedo dormir de noche sin tener algún tipo de preocupación. Todo tiene un costo en la vida y yo tomé esa decisión sabiendo lo que me iba a costar, pero consciente de lo que hacía. Yo me retiré a los 31 recién cumplidos, cuando me quedaban dos o más años de contrato. Estaba cansado y dije basta. Me fui bien, como siempre lo quise: con dignidad. El fútbol es limitado, y la vida es mucho más larga.

- ¿Qué puso en la balanza para tomar esa decisión?    
- Fue un cúmulo de cosas. No me hacía ninguna gracia concentrarme seis meses. Además, la presión del periodismo, la necesidad de obtener un resultado hacen que un jugador pueda sentirse mal. Porque se pierde un partido y surgen un montón de críticas. Hasta se piden cambios sin pensar cómo se destruye a otro ser humano. El barrio, los amigos, la familia, las concentraciones largas, etcétera. Todo tiene un costo en la vida y cuando elegís algo, dejas de lado otras cosas. Yo le doy mucha importancia al barrio, a mi familia, a los amigos. Como el tema musical “Corazón al Sur “, de Eladia Vázquez, que dice “la geografía de mi barrio llegó a mí”. Yo siempre viví en Abrogué y sufrí las ausencias cuando tuve que dedicarme al fútbol: concentraciones, viajes y todo lo que implica estar lejos de los tuyos. Por este motivo, yo tomé una decisión y me alejé de la pelota. Ante la exigencia de algo, hay que elegir hacia dónde vas o cómo te sentís y de qué manera eso que sentís influye en algo fundamental, que es un equipo. Primero está el hombre y la profesión en todas las actividades.  

- ¿Qué sintió como ex jugador al observar a la selección argentina consagrarse en Qatar 2022?     
- Vi con mucha tranquilidad a la Selección junto a mi señora que se ponía bastante nerviosa. La vida es un aprendizaje e hice un camino desde adentro del fútbol y del deporte en sí. Tengo una visión más generalizada sobre lo que es el fútbol. Lo que se ponía de manifiesto es que ninguno es tan importante como todos juntos y eso es muy importante para llevar a cabo un plantel. Se notaba que había una solidez en un grupo humano en ese nivel y en esa competencia, muy unido y compenetrado por la misma causa. No conozco a ningún jugador en particular y tampoco al entrenador, pero se manifestaba como un grupo que tenía en claro a dónde y cómo iba para adelante, de qué manera tenía que hacer las cosas y eso es muy importante.   

- Como ex integraste de la Selección, ¿lo llamaron alguna vez para invitarlo a ver un Mundial?    
- No, para nada, tampoco sé si hubiera ido. No me duele. Siempre fui coherente con lo que pienso y siento, y con la toma de decisiones.