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viernes, 18 de octubre de 2019

Los espías de la libertad… @dealgunamanera...

Los espías de la libertad…

Permanece la natural tensión que debe existir entre el periodismo y el poder. Ilustración: Horacio Cardo.

"Subversivos”, la palabra escrita en grandes letras, podía leerse desde lejos en la portada de la revista Cabildo, un pasquín de la ultraderecha que había apoyado a la dictadura militar. Con la mentalidad burocrática de los ficheros policiales, los nombres de una centena de periodistas llenaban las páginas de esa revista. En la lista figuraban casi todos los periodistas conocidos, o cuyos artículos habían sido analizados bajo la lupa de los espías del Estado a la caza de subversivos.

© Escrito por Norma Morandini, periodista, ex senadora nacional, el miércoles 16/10/2019 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

He contado más de una vez la anécdota porque nada revela mejor esa concepción autoritaria que equipara la prensa con un delito; dejó centenas de periodistas desaparecidos y al imponer el terror congeló la libertad individual, la más eficaz de las censuras. Importa volver a narrar ese episodio sucedido en el final de la dictadura, ahora, que bajo el sistema de la legalidad democrática se vuelve a penalizar la actividad de los periodistas. Una malversación, si no intencionada, al menos ignorante de esas funciones en democracia, la de los periodistas que cuando son valientes e independientes “espían”, en beneficio de la ciudadanía, lo que los poderes buscan ocultar; en cambio, los agentes de inteligencia cometen delito cuando se meten y hurgan en la vida privada de las personas.

Han pasado más de 30 años, la democratización fue liberando ese chaleco de fuerza del terror con leyes que protegen la actividad periodística y garantizan el derecho de la sociedad a ser informada. Sin embargo, hoy preocupa que persista la idea de delito nada menos que en la letra de un juez y la bendición de los que por indagar en las lacras del pasado ejercen una superioridad de comisarios morales.

Esa “pasión por la censura”, la expresión de otro Premio Nobel, de literatura, el sudafricano John Maxwell Coetzee que por haber vivido en una sociedad totalitaria, la de la supremacía blanca, escribió un ensayo “Contra la censura” para comprender qué se expresa detrás de esa manía de “silenciar y censurar”. Si en el fin de la dictadura, ironizar en una asamblea de periodistas, como hice, para que los que no figuraban en la lista de la revista pidieran ser incluidos, era toda una definición política ya que para las tiranías la que es subversiva es la prensa.

Hoy debiéramos pedirle a la Comisión de la Memoria de La Plata que preside el Premio Nobel de la Paz, Pérez Esquivel, reconstruya históricamente la censura de la dictadura, las persecuciones, las mordazas y la responsabilidad que tuvieron los agentes de inteligencia, los “temidos servicios” que se hacían pasar por periodistas para mentir sobre las acciones de la “guerra sucia”, enfrentamientos que en realidad eran fusilamientos, la propaganda “somos derechos y humanos” para contrarrestar las denuncias, los “desaparecidos están en el extranjero” y las mentiras de una humillante guerra perdida, la de las Malvinas, esa sí “acción psicológica”, una expresión bélica, incompatible con la legalidad democrática y el respeto a la capacidad de discernimiento de las personas.

Al final, el único propósito de la reconstrucción del pasado y de una auténtica Comisión de la Memoria es el “Nunca Más” para evitar que regrese la dictadura de la unanimidad y la mentira que contaminó la prensa con esos espías disfrazados de periodistas., o lobbista confundidos igualmente con empresarios de prensa.

No deja de ser paradójico, y a riesgo de ser mal comprendida por el sarcasmo, que en democracia los buenos periodistas son los que mejor “espían” en lo que se quiere ocultar, la corrupción de los funcionarios del Estado. En cambio, en democracia, los espías del Estado cometen delito cuando violan el derecho a la privacidad de los ciudadanos, sean sus cartas, sus teléfonos o sus alcobas.

Detrás de esa malversación, sólo puede haber una intención: desvirtuar las investigaciones de la prensa en la Causa de los Cuadernos y volver a imponer el miedo, la más eficaz de las censuras. Pero, también, revela nuestro fracaso democrático ya que culturalmente sobreviven las odiosas expresiones “operación de prensa” o “la carne podrida”, como se llama a la información mentirosa e intencionada.

No hay nada más difícil que argumentar sobre lo obvio. La prensa está protegida constitucionalmente para cumplir mejor su mediación entre la información del estado y la ciudadanía, una protección que se extiende también a las ideas que molestan porque son la condición del pluralismo democrático. Sin la protección de la fuente es muy difícil actuar de manera independiente y ganarse la credibilidad de la ciudadanía.

En Argentina, los periodistas debimos estrenar la libertad con los miedos, los fantasmas del pasado y el autoritarismo adherido como una ameba. Al igual que otras instituciones de la democracia, el periodismo camina con esa marca de origen, entre una prensa cortesana, de los despachos, a una prensa independiente, como expresión de la sociedad. Permanece la natural tensión que debe existir entre el periodismo y el poder. Y los argentinos ya hemos hecho un largo camino.

Muchas denuncias periodísticas desbarataron redes de corrupción y complicidad de los funcionarios del Estado, indicios sobre los que la Justicia no siempre investigó ni condenó; muchas han sido, también, las tentaciones del poder para domesticar a la prensa, ya sea con la distribución de la pauta oficial, “los sobres” para los propagandistas de los gobiernos o la distorsión del “periodismo militante”.

A la par, en la defensa de la libertad de expresión, los periodistas debemos ser humildes y debatir honestamente sobre cómo se ejerce el periodismo hoy, distorsionado por la espectacularidad, la dictadura del rating y el lenguaje del odio, a los que debemos contraponer la única limitación posible, la responsabilidad y la razonabilidad. Pero cuando las concepciones autoritarias atentan contra ese pilar de la democracia, los periodistas no podemos ser ni omisos, ni neutros porque lo que está en riesgo es precisamente el sistema que nos da fundamento: la democracia.


martes, 14 de junio de 2016

Héroe de Malvinas y talento argentino… @dealgunamanera…

El héroe de Malvinas que hizo un túnel récord quiere volver al país…

Leonardo Rondi, responsable del proyecto dirección y construcción del Túnel del San Gotardo en Suiza. Foto: Luciano Thieberger.

Leonardo Rondi peleó en Monte Longdon. Se recibió de ingeniero en La Plata e hizo toda su carrera en Europa. La de Leonardo Rondi es una historia de superación. Nacido en Dolores, provincia de Buenos Aires, es ingeniero, tiene 55 años y tres hijas. Hasta aquí nada extraordinario. Pero basta googlear su nombre para encontrar artículos con títulos como “Leonardo Rondi, un orgullo”, “El héroe de Malvinas que dirige el proyecto de Agua Negra”, o “Un argentino, responsable de la construcción del túnel récord”.

© Escrito por Cayetana Mercé el martes 14/06/2016 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.  

Rondi, como buen ingeniero, es un hombre de perfil bajo, y por ahí un poco tímido. Se suelta y toma confianza cuando empieza a hablar de sus pasiones: la Argentina y la ingeniería. Y ahora está en un momento en que ve la posibilidad de unirlas y comenzar una nueva etapa de su vida, después de haber terminado el túnel ferroviario de San Gotardo en Suiza, el más largo del mundo (ver San Gotardo...) 


Viajó desde Europa para representar a Lombardi –la empresa suiza donde trabaja desde hace más de 17 años– en la serie de charlas del encuentro EcoSuiza. También vino para continuar las gestiones de los proyectos que Lombardi tiene en el país: el Túnel de Agua Negra –que unirá San Juan con Chile– y la Autopista Ribereña en la Ciudad. Ansioso por que todo esto se concrete, Rondi piensa que es su oportunidad para aportar al país todo lo que aprendió desde que se fue, cuando terminó de cursar Ingeniería.



De chico jugaba en el corralón que tenía su padre. Entre bolsas de cemento, cal y arena, se fue familiarizando con el mundo de la construcción. Pero él quería estudiar, aspiraba a más. Empezó en la Universidad de la Plata y cuando comenzaba el servicio militar en el Regimiento 7 de Infantería Mecanizada, estalló la Guerra de las Malvinas. Tenía 19 años y se convirtió en héroe. 

Estuvo en Monte Longdon, la batalla más sangrienta. Cuesta hacerlo hablar del tema: “Podés buscar en Internet, hay muchas notas que hablan de mi participación”, cuenta. Nicolás Kasanzew, en su libro “Los chicos de la guerra”, relata cómo Rondi, con un fusil FAL, peleó cuerpo a cuerpo solo contra los ingleses y volvió con un trofeo de guerra: una boina color marrón que perteneció a un piloto enemigo. Por estas acciones fue galardonado con la medalla La Nación Argentina al Valor en Combate.


Volvió a Dolores herido, estuvo internado y la pasó muy mal. Su familia se convirtió en su principal contención y los cariñosos cuidados de su madre lo ayudaron a retomar casi inmediatamente los estudios. Empezó tercer año de Ingeniería, además de idiomas. Estudiaba día y noche hasta que logró recibirse. “Decidí seguir en Europa porque quería perfeccionarme, pero también porque necesitaba concretar algún proyecto. Corrían los 90, las obras estaban paradas, y yo no me quería detener otra vez”, explica en referencia a Malvinas.

En Europa obtuvo las dos becas a las que se presentó. Primero se fue a Italia y luego a Alemania, donde se especializó en tunelería. Postergó su objetivo de volver a la Argentina por trabajar en las obras del Aeropuerto de Frankfurt. 

“¿Algún fracaso, ingeniero?”, es la pregunta que parece hacer falta frente a semejante trayectoria. “Por supuesto –contesta–. Cuando terminé la beca en Alemania, confiado, salí a buscar trabajo en constructoras alemanas y en ninguna me tomaban. Preferían a los alemanes, más que a un argentino casi sin experiencia. Ahí me di cuenta de que el problema era tratar de insertarme en una empresa local. Busqué trabajo en consultoras internacionales, donde ser extranjero y saber idiomas fuera una ventaja”.


Estaba terminando en Frankfurt cuando, sorpresivamente, le llegó un llamado del dueño de Lombardi: quería sumarlo a San Gotardo, el proyecto que estaba por comenzar. Otra vez se alejaba la posibilidad del regreso al país. Terminaron siendo 17 años de obra, porque se fueron agregando trabajos y porque los suizos, aclara Rondi, querían que no sólo fuera un túnel ferroviario récord por su extensión y profundidad sino también “el mejor del mundo”. Durante esos 17 años estuvo a cargo de muchas áreas y quedó casi como su cara visible.


Pero San Gotardo ya se terminó, ¿Y ahora qué? “Tengo la sensación que está empezando un nuevo capítulo en mi vida. Y quiero que sea en la Argentina. Quiero volver a mi país, estar con mi familia, con mi hermana, traer a mis hijas... Lamentablemente, mi mamá falleció el año pasado y por eso también siento que no puedo dejar pasar el tiempo. En este país hay mucho por hacer en materia de tunelería. 

Son proyectos largos, complicados, necesitan un contexto favorable y con reglas claras para poder concretarlos. Y se puede si los argentinos nos unimos en pos de cumplir objetivos que beneficien a mucha gente como este tipo de obras. En Lombardi hay proyectos en otros países donde podría insertarme, pero yo elegí el mío. Creo que llegó el momento de volver”.


lunes, 8 de febrero de 2016

Chile condena vandalismo contra memorial a caídos en las Malvinas… @dealgunamanera…

Fútbol: Chile condena vandalismo contra memorial a caídos en las Malvinas… 


El gobierno chileno condenó hoy la actitud de un grupo de aficionados violentos del club de fútbol Universidad de Chile, que en su paso por Argentina provocaron daños a un memorial a las víctimas de la Guerra de las Malvinas.

© Publicado el miércoles 02/02/2016  por Agencia de Noticias Xinhua de China de la República Popular China.

"Expresamos nuestro total repudio y condena a estos actos. No hay nada que lo justifique. Es un acto de vandalismo inaceptable", dijo el vocero del gobierno chileno, Marcelo Díaz.

El caso se encuentra en manos de la justicia argentina, donde el cónsul chileno Marcelo Flores está en contacto con las autoridades de la provincia de Rosario y con los chilenos detenidos, agregó.

Unos 40 aficionados de la Universidad de Chile que viajaban a Uruguay para el duelo por la Copa Libertadores ante el club uruguayo River Plate fueron detenidos por rayar el monumento en Rosario.

De los detenidos sólo dos de ellos asumieron la responsabilidad y quedaron en manos de la justicia transandina.

Las autoridades chilenas trabajan en una legislación para endurecer las actitudes de las "barras bravas", ante el aumento de denuncias por violencia y vandalismo de los aficionados al fútbol profesional.