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martes, 9 de octubre de 2012

Hay que ayudarla… De Alguna Manera...


Hay que ayudarla…

 ¿JUAN DOMINGO FERNÁNDEZ? Dibujo: Pablo Temes.

¿Cristina lo permitirá? Los problemas del neofrepasismo light. El círculo que daña a la Presidenta. Y las trampas K a la ley.

Astuto, el senador Ernesto Sanz afirmó que el gobierno de Cristina está destruyendo el mito de que el peronismo sabe gobernar. Y puso mega ejemplos en los que la mala praxis nos hizo retroceder años y colapsar, como en el esquema energético y de transporte, con la delirante cifra de 76.205 millones en subsidios. Sugiero un debate todavía más provocador y pregunto: ¿Es el peronismo el que está gobernando? Si los problemas más graves fueron generados por Nilda Garré, Héctor Timerman, Juan Manuel Abal Medina, Axel Kicillof, y si el comandante de la madre de todas las batallas es Martín Sabbatella, el entorno de Cristina se parece más a un neofrepasismo testimonial y livianito que al poderoso y flexible justicialismo, capaz de anticipar conflictos y encauzarlos posteriormente con su pragmatismo genético.

Si los principales voceros de Cristina contra los imaginarios golpistas son Edgardo Depetri, Hebe de Bonafini, Luis D’Elía y Juan Cabandié, y si sus soportes culturales son Fito Páez y José Pablo Feinmann, se confirma que hay una preferencia presidencial por los que expresan el 10% de los votos.

Tal vez Cristina haya pretendido mejorar al peronismo. Convertirlo en un partido menos corrupto y corporativo y más republicano era una buena acción. Pero lo que está logrando es reemplazar el justicialismo por una fuerza propia temerosa de cuestionarla, infinitamente más débil, inexperta e ingenua, que todo lo explica como un complot de Magnetto. La política, la administración de las diversidades y el disciplinamiento de las corporaciones son algo mucho más complejo y sofisticado que el blanco y negro como única bandera. El verso conspirativo se vació de contenido, se agotó. Sólo produce risa cuando llega al paroxismo de Julio Alak, que atribuyó la rebelión “caradespintada” a Clarín. Ni hablar de los papelones con nombre y apellido: Leandro Despouy y el juez Raúl Tettamanti.

¿Se han erosionado aquellos históricos 12 millones de votos de la reelección? Es difícil asegurarlo. Sólo las urnas tienen la verdad, y para eso hay que esperar hasta 2013. Pero la fortaleza de un gobierno también se mide por lo que es capaz de construir y destruir. La fragilidad actual no ha logrado siquiera poner en caja a Daniel Peralta, que los desafía tal como está desafiándolos medio mundo. Ocurrió lo que tenía que ocurrirle a un gobierno que atacó con inédita ferocidad a sus adversarios. Apenas tuvo un tropiezo, todos los maltratados le saltaron a la yugular. Ya utilizaron la más vigorosa batería de operaciones contra el gobernador de Santa Cruz y ahí está, vivito y coleando, chicaneando al mismísimo Máximo Kirchner, que es la segunda persona más poderosa del país. El Gobierno sigue castigando como siempre, pero ahora sus golpes casi no duelen.

Pocos han dañado tanto a la Presidenta como los que le hicieron el regalito del Decreto-Mamarracho 1.307. Son los que parieron un motín tan inédito como peligroso. No porque la intención de los prefectos y los gendarmes sea derrocar a Cristina. Jamás se manifestaron como golpistas, pero su sola presencia insubordinada fue un alerta inquietante que destruyó la cadena de mando, la columna vertebral de toda fuerza jerárquica. Ellos reclaman mejor trato y más salario. Pero es riesgoso para el sistema democrático porque algunos grupúsculos fascistas se montaron sobre esa protesta y reaparecieron dinosaurios del terrorismo de Estado como Cosme Beccar Varela, Alejandro Biondini, o el apellido Seineldín como pancarta.

Se necesita ahora una operación quirúrgica muy prudente para recomponer lo que el Gobierno dinamitó con impericia y soberbia. Es correcta la idea de que los jefes sean los encargados de satisfacer algunas demandas de sus subordinados. Todo lentamente y con mucho cuidado, para no contagiar la protesta a otra fuerza y sin sanciones brutales que multipliquen la cantidad de uniformados indignados.

Es incorrecta la intención de patear la pelota hacia delante para deshilachar los planteos de las fuerzas de seguridad. En lo físico y anímico son muchachos que no se desgastan fácilmente. Están acostumbrados a la intemperie territorial y afectiva. Pero es una bomba de tiempo que gente que no sabe negociar y no tiene tradición de debate y asamblea se sienta acorralada. Puede salir un tiro para cualquier lado, y nunca para el lado bueno. Esta es una alerta roja que supieron ver Julián Domínguez y los diputados opositores que dejaron por escrito lo básico: dentro de la democracia, todo; fuera de ella, nada.

La sucesión de torpezas oficialistas nace de la imposibilidad de reconocer el mínimo error o escuchar alguna crítica. El senador Luis Juez dijo, escatológico pero eficaz, que “los cristinistas parecen bioquímicos: siempre están analizando las cagadas ajenas y nunca las propias”. Conoce el tema: es hijo de un suboficial del Ejército que murió sin la sentencia de la Justicia que certificara la ilegalidad de los pagos en negro. Otra vez: ¿cómo combatir la ilegalidad del trabajo informal desde un Estado que es el que más negro utiliza?

Esa presunta picardía de gambetear o directamente violar las normas es uno de los grandes fracasos del Gobierno. Todo por izquierda y no “de izquierda”. Siempre la trampita. Dividir todo lo que se mueve, “puentear” a gobernadores, poner doble comando en todos los organismos, desconocer los fallos de la Corte. ¿De qué le sirvió al Gobierno pagar con el eufemismo encubridor de los aumentos no remunerativos? El resultado fueron juicios por todos lados y una distorsión en las nóminas salariales que potenció la bronca entre integrantes de la misma fuerza, donde uno cobraba el doble que el otro con iguales tarea y cargo. El fin de ahorrarse unos pesos y castigar a los retirados porque “son todos golpistas” fue un remedio peor que la enfermedad. Lo mismo ocurrió en varios planos. ¿O la piolada del que se las sabe todas y malversa las estadísticas del Indec dio algún beneficio a Cristina?

¿Y la ficción de decir que la Ley de Medios es para democratizar la palabra cuando en realidad es para monopolizarla? La farsa se evaporó en el aire el día del cacerolazo que el amigopolio ignoró, y eso produjo que TN trepara hasta los diez puntos de rating. En lugar de diversificar las voces, hasta ahora achicaron todos los espacios de la libertad de expresión. Ir por todo es arriesgarse a quedarse sin nada. No se puede pedir respeto por la autopista de la ley si el Gobierno es el primero que va por la colectora y todo el tiempo busca atajos que rompen las reglas. Hay que ayudar a Cristina y rogar que se deje ayudar.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 6 de Octubre de 2012.

viernes, 9 de marzo de 2012

Fito Páez... De Alguna Manera...

Lo de Fito me jode…


Fito cobró 100.000 dólares por un recital y me jode. No se trata de que los valga o no. Ni siquiera se trata de Fito, porque podría ser cualquier otro artista.

Fito cobró 100.000 dólares y me jode, pero no se trata de cargar las tintas sobre el gobernador de Santa Fé o sobre Crisitna Kirchner o Macri, que pagan y pagaron cachets similares.

Fito cobró 100.000 dólares por un recital y me jode, pero lo sigo respetando porque son las reglas de su trabajo. León lo defendió y lo respeto porque se que cobra cachets similares pero que también apoya muchas causas en forma desinteresada. Los respeto como artistas y me gusta su música. Los respeto y no tengo nada que decir en contra de ellos.

Fito cobró 100.000 dólares por un recital y me jode. ¿Pero cuánto cobran los conductores de la televisión? Los de la Corpo y los de los medios oficialistas.

Fito cobró 100.00 dólares por un recital y me jode. ¿Pero cuanto cobran los jugadores de fútbol?

Fito cobró 100.000 dólares por un recital y me jode. Pero la lista de todos los que cobran mucho más que eso es larguísima.

¿Porque me tengo que enojar con Fito? Discúlpenme sé que está mal, pero sigo enojado.

Será que no es ninguna novedad, pero no por eso tenemos que mirar para el costado. Si lo pensamos un poco tal vez sea por eso que lo que cobran algunos animadores, jugadores o músicos se mantiene siempre en secreto. ¿Vieron que nadie dice cuanto cobra? Porque saben que jode.

Tal vez sea llevar muy lejos las cosas. Pero: ¿porque los diputados tendrían que cobrar tan poco en relación con estos mediáticos? Está muy mal que se aumenten sólo un 100% su sueldo. Mejor sería que se lo aumentaran un 1000 por ciento. No tengo dudas que muchos de ellos hacen mucho más por la sociedad que muchos jugadores de fútbol o conductores de tv por ejemplo.

Fito cobró 100.000 dólares por un recital y me jode. No por él, sino por confirmar una vez más que nuestro mundo está al revés.

¿Con qué cara podemos mirar a los docentes y decirles que no reclamen que tienen tres meses de vacaciones?

¿Con qué cara podemos enojarnos con los desocupados que cortan una avenida porque no pueden vivir con $1200 por mes?

¿Con qué cara podemos mirar a Moyano y enojarnos porque pelea por un aumento para los trabajadores?

Sé que Fito es un músico honesto y comprometido por eso pienso que él no debe pensar muy distinto que yo. Tal vez no acostumbrándonos a este mundo tan al revés, algún día lo podamos dar vuelta.

© Escrito por Matías Cambiaggi y publicado por plazademayo.com el jueves 8 de Marzo de 2012.



sábado, 16 de julio de 2011

El Asco de Fito Páez... De Alguna Manera...

Asco...

Fito Páez y Mauricio Macri. La polémica tras las elecciones refleja muchos malestares.

Si ves a tu adversario cometiendo errores, no lo distraigas.” Napoleón

Comprendo muy bien el rechazo cultural por Macri. No me sorprende que lo tenga alguien que vive frente a la Plaza San Martín de Tours, el lugar más caro de Buenos Aires, como Fito Páez. Y en un piso mucho más costoso que el departamento donde vive Macri.

Simplifican quienes dividen a la sociedad sólo por la posesión de bienes materiales. No es tan raro vivir en la Recoleta y haber votado por Filmus; uno de cada seis de sus habitantes lo hizo. Mucho más común aún es vivir en la Recoleta y no votar por Macri; cuatro de cada diez no lo votaron. No es tan diferente la proporción de los que votaron por Macri en la Recoleta que en los barrios del sur. Y si se quisiera poner énfasis en lo económico, lo que determina la ideología emocional son los primeros años de vida. No importa tanto si la persona es rica, sino si nació rica. Mauricio Macri es un heredero; su padre, que no nació rico, ya anunció que votará por Cristina Kirchner. Fito Páez tampoco nació rico.

Hay muchos motivos no económicos para no sentirse identificado con Macri. Disfrutar de la actividad intelectual o del esfuerzo. Si hay un punto que identifica a Macri con el menemismo no es el dinero, muchos empresarios kirchneristas son mucho más ricos. Ni la ostentación: Cristina Kirchner con su Rolex de oro daría más ese tipo. Lo que identifica a Macri con los 90 y el menemismo es su actitud hedónica y superficial. Limitada actividad intelectual, mucha corporal. Movimiento. La adhesión o rechazo a Macri no pasa por el vector derecha o izquierda, sino el de levedad sobre peso.

La gramática del PRO tiene una estética anestésica que no prioriza el pensamiento; dirían sus críticos que tanto movimiento se lleva toda la sangre a los músculos. En su editorial, Le Monde Diplomatique lo pintó así: “Ante el anuncio de una candidatura o luego de un triunfo electoral, el PRO reproduce la misma escena: sus dirigentes y funcionarios, de traje pero sin corbata, las mujeres casual, elegantes sin exagerar, salen a bailar, revoleando pañuelos, haciendo pogo, incluso un trencito. Una imagen repetida que, aunque produce esa sensación un poco incómoda de las cosas fuera de lugar, tiene su lógica: sin una tradición política a la que recurrir, marchita que cantar, sin boinas blancas o héroes que recordar, Mauricio Macri y los suyos recurren a lo que tienen más a mano, al universo cultural de su memoria emotiva, que los reenvía a los casamientos, los Bar Mitzvah o los tercer tiempo de la adolescencia”.

Un político es un envase representacional y una metáfora. Para personas como Fito Páez, Macri es un síntoma, el fantasma es la estupidez, la propia estupidez de uno, no sólo la eventual que tuviera Macri. Los psicólogos cuentan que todo el mundo está dispuesto a hablar de su síntoma, incluso hablar mucho y hasta reírse de él. Pero nadie habla de su fantasma porque el fantasma avergüenza.

No todo es significante, pero sí lo es para la hipersensibilidad de un artista cuyo ejercicio es producir subjetividad. Obviamente, su tema no es Macri persona, sino lo que representa, su investidura. Fito Páez debe haber leído que el hábito ama al monje porque gracias al hábito es que el monje es monje. O sea: no importa lo que Macri sea, sino lo que parece o lo que aparece a través de él aunque él mismo ni controle las consecuencias de lo que produce.

La furia lírica de Páez está encerrada tras los barrotes del binarismo. Pero es el pro y el antikirchnerismo mucho más resonante que la polarización a favor y en contra de Macri. Si no, el anodino rabino Bergman no podría haberle ganado al representante de La Cámpora, Juan Cabandié, por más diferencia de la que Macri le sacó a Filmus. Macri no es uno de esos líderes que representan “el ideal del yo” de todos sus seguidores. No es el líder carismático que unifica horizontalmente a sus votantes porque compartan una identificación vertical con él.

Mal que le pese a Macri, muchos porteños no votaron por él debido a la gran capacidad de gestión del PRO, sino para ponerle un límite territorial al poder del Gobierno nacional. Si hasta para diferenciarse del kirchnerismo el repertorio de confrontación del PRO es el de la no confrontación.

El conflicto que Fito Páez puso en palabras es cultural. Palabras que por otra parte lo exceden; hasta podría haber citado el verso de Oliverio Girondo que dice: “No soy yo quien escribe estas palabras huérfanas”. El asco por la cosmogonía macrista es un sentimiento enraizado en muchos ámbitos de la Ciudad que comparten un marco interpretativo opuesto al del PRO. Pero Fito Páez lo dijo sin filtro, produjo palabra desnuda (o plena) y quedó pornográfica.

* * *
Frente a lo adverso, las personas reaccionan de dos maneras: están los que cambian y están los que protestan. La economía se dirige a los que cambian; la política, a los que protestan. La política es mucho más popular que la economía porque son muchos más los que no cambian.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfíl de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 16 de Julio de 2011.