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martes, 20 de junio de 2023

Esteban Schmidt. La muerte de un héroe del 83... @dealgunamaneraok...

La muerte de un héroe del 83...

En el año que se cumple el 40 aniversario de la restauración democrática muere uno de sus más destacados artífices.

© Escrito por Esteban Schmidt el viernes 10/03/2023 y publicado en su Newsletter en Substack, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.  
 


Esteban Schmidt

Ayer fui al entierro de Enrique Vázquez, quien murió el martes a los setenta años por las secuelas de una ACV que sufrió el sábado en su casa de Ingeniero Maschwitz. Hasta el viernes pasado sostenía un programa de radio de una hora, pequeño, artesanal, desde su living, y con una audiencia naturalmente ínfima dado el alcance del medio. Fue internado primero en el hospital de Garín, próximo a su hogar, luego en el sanatorio Nuestra Señora del Pilar, que está en la cartilla de la obra social de los trabajadores de prensa, a ver si mejoraba su suerte.

Su ataúd llegó desde la cochería en un Volkswagen Vento blanco adaptado para estos traslados. En el vidrio de uno de los lados se leía, sí, Enrique Vázquez, esas letras intercambiables, de acrílico en el mejor de los casos, con nombres propios, que son tan irresistibles a la vista como el cajón. Gente grande, arriba de los cincuenta la inmensa mayoría, en su despedida, que se reunió a la entrada de la primera de las capillas donde la iglesia certifica, en el cementerio de la Chacarita, la partida de un cristiano. 

El hijo de Enrique, Rodrigo, un joven robusto y calvo, de camisa blanca, pantalón negro del que sobresalía en su bolsillo trasero un paquete de tabaco para armar, y cuando ya éramos muchos, anunció que el cura le había pedido que liberara la vereda inmediata a la capilla porque impedía el normal funcionamiento, lo cual era cierto, e implicó para muchos de los convocados la confirmación de que la capilla era el punto de encuentro señalizado por la cochería y nada más. 

“Yo a mi viejo no lo voy a meter acá adentro” dijo Rodrigo, y nos trasladamos a una plazoleta que se encuentra frente a esa capilla y que de mis anteriores visitas al cementerio, una hace muy poco a despedir a mi vecino Oscar, uruguayo, hincha de Peñarol, y remisero, no habría podido recordar. Pero ahí está esa plazoleta, para despedidas laicas y contreras, lo cual me parece práctico recordar de aquí en más, y que sirvió para detenerse otro buen rato, y charlar con sus hijos, compañeros de trabajo, viejos amigos y conocidos.

El hijo de Enrique llevaba un parlante subwoofer en su mano, como un valijín, de aquí para allá, lo cual alimentó la expectativa de que intervendría el ambiente en algún momento, con alguna canción o quién sabe. A Enrique, que no le faltaron palabras, quien fue un orador elocuente, como lo describieron sus hijos en su propio Facebook, fue despedido como si fuéramos todos muditos, como si nada importante pudiera ser dicho, o como si hablar y decir cosas con peso fuera algo completamente al pedo en la Argentina. Sí había pena verdadera, nadie estaba ahí para impresionar a alguien, sino para despedir una vida. Quien no estaba acongojado, estaba donde interpretaba que correspondía estar, más allá de comodidades personales.

Así como los diarios brindaron la noticia para cumplir, o por las dudas, y se abastecieron de Twitter o de un mismo cable de Telam que se abasteció de Twitter, exhibiendo profunda ignorancia y ausencia de criterio, sorprendieron también la falta de señales institucionales, como Radio Nacional, de la que fue subdirector, de la Universidad de Buenos Aires, de cuya carrera de Comunicación fue director, o de la Unión Cívica Radical, partido al cual Vázquez unió su biografía. (Acotación de la Redacción: Estuvo presente Gustavo López)

Lo que brinda protección también te achica la cancha, lo sabe cualquier héroe, pero atención: eso no es lo mismo que elegir no ser libre de ninguna manera o no tener ideas propias jamás.

Pensé, entonces, que el estilo Gatica, de Vázquez, “monito las pelotas” se había cobrado vidas en su carrera y que muchos podían no encontrar el incentivo necesario para despedirlo más allá de que pudieran reconocer, si sacaran los ojos del celular o del espejo, que Enrique fue uno de los héroes del ‘83, como muchos de los que faltaron. 

Como dijo Facundo Suarez Lastra, a mi lado, bajo un sol tremendo, cuando los enterradores soltaron las sogas, “en estos momentos uno tiene que concentrarse en lo más importante de una vida”.

Aun en la plazoleta, con el Vento estacionado, los asistentes, unos cincuenta, hicieron su pasada personal, como quien no quiere la cosa, por al lado del auto, para otorgar un pensamiento último al amigo muerto. En nombre de la cochería, había un jovencito de traje que trataba de manejar los tiempos de cada estación. Rodrigo interpretó, por el merodeo insistente del chico, que era la hora de partir y caminamos unos 300 metros a una zona de tumbas abiertas, y bastante frescas, cavadas esa mañana por un bobcat detenido y sin maquinista que, a pocos metros, con su aspecto de dinosaurio metálico, revelaba el carácter industrial del cementerio y rompía la ilusión de una ceremonia sin tiempo.

Para Rodrigo, encontrar la que sería la tumba de su padre no fue fácil. Dijo que había hecho todo el recorrido previamente, pero al llegar ya había demasiados rectángulos abiertos. Los números tallados en el suelo estaban cubiertos de polvo así que le pasamos los zapatos para despejarlos, pero los enterradores no tenían dudas de dónde debían cumplir su siguiente misión, de hecho llevaban un tiempo esperando. Debieron esperar aún más, Rodrigo les dijo: “me van a matar pero me olvidé algo” y empezó a correr esos 300 metros de regreso sorteando tumbas hacia la zona de las capillas donde había estacionado su auto y donde había quedado aquello que no quería dejar pasar en la ceremonia. 

Así fue, minutos después, llegó muy agitado, pero en cierto modo feliz de poder cumplir con su padre y acomodó un cigarro Cohíba en la tapa del cajón, lo cual naturalmente fue visto como un acto que justificaba cualquier demora; luego sí, los municipales soltaron amarras, y el ataúd, que nunca cae recto, aportó una desprolijidad más al acto de volver a la tierra después de una vida jugando a los indios y los vaqueros.

Vázquez escribía la columna de política en la Revista Humor desde el año 81, y eso quedará de él, como Francisco de Laprida declaró la independencia con su voz; e hizo un programa de radio llamado El árbol y el Bosque que fue todo lo que se podía esperar de la radiodifusión democrática acompañado de periodistas de gran nivel entonces, e ideas propias como Hugo Paredero, Diego Bonadeo, y Sandra Russo. Suena ridículo que haya terminado sus días dirigiéndose solo a un centenar de oyentes o pidiendo que le den click a unas notas en Infobae para que del medio le soliciten nuevas colaboraciones. 

Era muy activo en su perfil en Facebook donde mantenía viva sus micro militancias en contra del maltrato animal, en contra de la sociedad de la UCR con el PRO y en contra de los diarios nacionales cuyos papelones editoriales, problemas gramaticales, errores ortográficos y de congruencia, describía con gracia y sin ninguna piedad. Como cualquier persona de bien, Enrique estaba perfectamente hinchado las pelotas de la justificación de cualquier cosa en nombre de una causa superior, por lo tanto, si es que alguna vez lo fue, ya no era un hombre de Estado, no era el hombre de las explicaciones sino el de las quejas.

Diego Barovero, un buen amigo de Enrique y mío, historiador que historia en vivo, antes de que las cosas amarilleen, y que rescata siempre lo mejor de una vida, liberando los hechos y las personas de las pasiones para ver a qué sirvieron, y que acompañó ayer sus restos, dijo de él: “su compromiso con la libertad, la verdad y la justicia siempre serán un norte”.

Con Enrique Vázquez fuimos colegas de una profesión extraña donde se parasita a los hombres públicos y sus acciones pero en la que si se tiene suerte, y huevos, puede uno darse el lujo de transparentar la vida pública presente y ayudar a abrirle paso a una vida pública futura mucho mejor. Así fue como se lució en sus columnas contra la dictadura militar sin dejar de alentar la expectativa con la candidatura de Raúl Alfonsín. Tuvo la oportunidad de lucirse y hacer historia. Y lo hizo. No mariconeó, ni se paró en el medio a ver qué decían por un lado el general Trimarco y por otro el doctor Tróccoli y trazar una bisectriz.

En oportunidad de un artículo que escribí para la revista Seúl en 2021 sobre la salida de Marcelo Longobardi de Radio Mitre, Enrique me dijo:

A medida que pasan los años, no encuentro mejor momento de la cultura, de la política, que aquel que se abrió con Serú Girán y la Revista Humor en el 78, Tiempo de Revancha en el 80 y Teatro Abierto en el 81. La guerra de Malvinas vino a echarle un balde de lava a una sociedad civil que quería salir de la mugre de la violencia armada y del terrorismo estatal. Y la Argentina, aunque no había conocido la libertad plena aún, ya era una fiesta de libertad en los teatros, en las casas. Algo muy bueno estaba por empezar, y Enrique Vázquez, entre muchos otros (y de pie para mencionar a Andrés Cascioli y Tomás Sanz, también) con gran osadía y manejo escénico pudo infundir coraje a la clase media que leía Humor, revista que quincena a quincena reducía a los milicos del proceso a la cagada moral y cultural que fueron.

Ah, antes de que el cajón quede cubierto de tierra, Rodrigo conectó el parlante a su celular y todos escuchamos Owner of a lonely heart, de Yes, una canción lanzada en 1983, y que se ve, se siente, lo definió un montón.

Que brille, entonces, para Enrique Vázquez la luz que no tiene fin.

 



   

lunes, 17 de abril de 2023

Enrique Vázquez y un tilingo ejemplar… @dealgunamaneraok...

 Enrique Vázquez y un tilingo ejemplar…

 

Enrique Vázquez, si, el mismo. El que nos hacía ir corriendo al Kiosco el día que salía Humor. El académico del periodismo de investigación. El tipo que se formó en Córdoba y Londres. El hombre de confianza de Raúl Alfonsín. El que en plena dictadura publicaba lo que casi nadie se animaba a publicar. El que en soledad, brava soledad, siguió escribiendo desde el exilio interno durante el Menemismo que se prolongó durante el Kirchnerismo, porque siguió investigando y publicando libros.

 

© Escrito por Luis "Coni" Cherep el sábado 01/08/2020 y publicado en conichrep.com de la Ciudad de Santa Fe, Provincia de Santa Fe, República Argentina

 

Ese Vázquez. El que se negó a callarse y se ganó el desprecio de los grandes grupos de medios. El coherente, el decente. El que nos enseñaba radio en las noches de la Belgrano en la primavera democrática. Ese Vázquez, ese mismo Vázquez, publica en su facebook:

Autoestima por el piso.
Llamo al dueño de una radio. Me presento y le pregunto cuánto cuesta una tira de lunes a viernes. Antes de soltar una cifra, el tipo tantea:
– ¿Pero vos ya hiciste radio antes?


Y se ríe, pero a mí me da bronca. Me angustia y me enoja. ¿Qué pedazo de ignorante se atreve a preguntarle a Enrique Vázquez si alguna vez hizo radio?

¿A qué clase de tilingos le dan la responsabilidad de recibir los proyectos periodísticos, en las radios periodísticas?

Si no conoce a Enrique, es probable que no conozca a decenas de periodistas centrales de la historia argentina. Y yo me niego a aceptar que eso sea posible. Ese tipo que ignora a Vázquez, ignora a Neustand, a Grondona, a Abrevaya, a Grondona White, a la Mona Moncalvillo, y a todos los que sobreviviendo, se fueron quedando afuera del «Mainstream», por cuestiones políticas o decisiones editoriales.

 

Es probable que no sepa de sus libros. Esos que publicaba con los represores vivos y jóvenes. Esos a los que denunciaba cuando todavía ocupaban la Casa Rosada, la Policía Federal y los peores servicios de inteligencia.

Ignorar la carrera y el prestigio de Enrique Vázquez no es ignorarlo a él, sino a una generación de periodistas trascendentes. Y nadie que ignore lo estructural de su trabajo puede hacerlo bien.

 

Cuando veo a chicos de veinte insultando a Lanata por sus esperpénticos productos de TV, me dan ganas de gritarles que guarden respeto. Que nadie que haya fundado Página/12 o inventado productos memorables en los medios que ellos mismos creen estar inventando, merece esa burla.

 

Me da igual la ideología de los periodistas que ignoran o prefieren ignorar, pero me resulta insultante que se vanaglorien de ignorar sus historias, y el peso que tuvieron en su propia historia. Lanata, Vázquez, Aliverti, Caparrós, Ulanovsky, Héctor Ruiz Nuñez y un montón de tipos se encargaban de decir las cosas que Cascioli se ocupaba de convertir en dibujos extraordinarios, que serán por siempre las caricaturas que cuentan la historia del país de los últimos 4 años de la dictadura y los primeros de la democracia.


¿Cómo es posible que ignoremos a cualquiera de esos nombres, si estamos a cargo de seleccionar proyectos periodísticos?


No le importa a nadie, lo sé. Ahora están los fundadores del neo-periodismo, de la Post-Verdad. El periodismo ligero, los militantes del riesgo cero, los guapos con sobres de asesores de los gobiernos de turno. Los rebeldes de Prime Time. Y todos ellos, o la inmensa mayoría de ellos, ignoran a los padres que nos permitieron hacer, decir y pensar, antes de que naciéramos. Antes de que soñáramos con hacer lo que hacemos. Y yo no lo quiero dejar pasar.

 

Me da mucha tristeza que un tal Enrique Vázquez, esté buscando espacio en una radio. Sobre todo cuando se repasa los diales de las radios porteñas y nos encontramos con un 70% de analfabetos políticos. Con repetidores de consignas, con mediocres descriptores del presente que convierten en leyenda a figuras que no pueden explicar sus cuentas.

 

Y más bronca aún, que se tope con gente que lo desconoce. Que no se toma el trabajo siquiera de googlearlo para tratarlo con el mínimo respeto que se merece: el reconocimiento a las bases de tu propio piso.

No. No vale ignorar lo que nos permitió ser. Vázquez es, sin ninguna duda, uno de los tipos que me ilusionó – y para ser sincero, uno de los pocos que no me defraudaron en 40 años- para hacer este oficio que amo.

 

Vázquez es y será siempre un periodista definido desde la identidad de su pensamiento. Radical alfonsinista, sí, pero sobre todo un socialdemócrata que no soporta las levedades del Macrismo y el Kirchnerismo, y pelea desde los pocos lugares que le quedan, para decir que la verdad no es esa verdad moldeada desde las usinas de los bunkers que miden clics y shares.

 

Que lo maltraten, que lo ignoren, que lo desconozcan, me parece un síntoma del triunfo de la vulgaridad. Ese escenario de tilingos que gobierna los espacios centrales de los medios, donde funcionan como repetidoras de pensamientos ajenos. Dónde no hay lugar para el pensamiento diferente a los polos. Dónde no caben los que piensan, los que estudian, los que investigan y los que trabajan al periodismo desde un lugar profundo.




 

domingo, 16 de abril de 2023

Nos quedamos sin la “Otra Cosa”… @dealgunamaneraok...

 Nos quedamos sin la “Otra Cosa”…

Se terminó el “programejo de radio” por culpa de Enrique Vázquez, porque se murió.    

© Escrito por Pablo Galeano, Periodista y Oyente del Programa de Enrique Vázquez, el miércoles 08/03/2023 y publicado por EcoMedios.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


 Decía que «Otra Cosa«, el nombre de su programa de radio en las mañanas de
 Ecomedios AM 1220, lo escuchaban 4 o 5 pero, viendo las primeras reacciones en redes sociales, seguro que eran más. Y marcó a fuego el cerebro de muchos más durante décadas.

 

Hay mucho para decir de este amigo, admirado colega y compañero de radio.

 

Para que no me putee desde donde quiera que esté, si es que está en algún lado, no voy a escribir mucho más de este señor, que no solo me hacía reír con sus ocurrencias (llamaba BOTOXICA a CFK, Patricia BULLSHIT a la Bullrich, “Peronlandia” a la Argentina), sino que voy a reproducir lo que escribieron sus hijos en las redes y algunas de las palabras de sus amigos y conocidos, quienes bien rescatan a Enrique, a pocas horas de su partida:

 

“Fui seguidora fiel. Siempre lo respeté por su inteligencia, coraje y honestidad intelectual. Esa lucidez única” 

“Fuimos vecinos, ahí le profese mi admiración desde aquellos años en la revista Humor, un periodista valiente en tiempos de cagatintas, lo lamento. 

Trabajó y vivió con sus reglas, fue nuestra memoria y conciencia democrática, gran polemista, un amigo entrañable e inolvidable. 

Cuánta tristeza!! Cuánto extrañaremos sus palabras. Se fue uno de los mejores!! 

Tristísima noticia. Quizás la peor en lo que va de este 2023. 

Gracias por tu Talento, por tu profesionalismo y la independencia de trabajo. 

Una tristeza enorme. Lo seguí desde aquella revista Humor cuando se jugó la vida hasta éstos tiempos dónde el mismo decía que hacia un stand up radial que escuchábamos 4 locos, yo era uno de ellos. Lo vamos a extrañar. 

Qué pena grande. Un maestro. Un hombre de la democracia. Cabeza dura, sensible. Amante de los animales. 

Directo. Enamoradizo. Pintón. Con buen gusto y sarcástico. 

Protagonista de la renovación del periodismo nacional. Generoso discutidor y polemista. Militante y hacedor de la Revolución Nicaragüense. 

Querido y cuestionado. 

Me alegro haberlo conocido y me entristece pensar que no lo veré más. 

Un hombre necesario. Mi maestro entre otros maestros elegidos. 

No lo puedo creer. Al principio pensé que era él mismo con alguna de sus humoradas políticamente incorrectas. Un ser humano excepcional, sin dobleces. Un periodista modelo, que marcó a fuego a quienes nacimos a la política en la primavera alfonsinista. Voy a extrañar esa ética profesional y esa acidez. Incluso ese criterio intransigente, con el que no siempre coincidí pero que siempre me interpeló. Queda algo de Enrique en muchos de nosotros. 

Lo admiré muchísimo por su valentía en la revista HUMO(r). 

De una lucidez extraordinaria. 

Siempre me contestaba los mensajes privados con mis comentarios sobre Otra Cosa. 

Descansa en Paz. Junto a Raúl A. y Alfredo B. 

Una gran pena. Realmente, perdemos a un imprescindible en estos tiempos de negocios a partir de grietas irracionales. Una voz libre, coherente, sensata, profesional. 

Conocí a Enrique en Nicaragua, en el año 78, en la mera lucha contra la dictadura de Somoza y lo volví a ver hace unos años porque quería escribir un libro sobre el Poeta Ernesto Cardenal. 

Que lamentable noticia!!! Su pensamiento sensato y humanista reflejó los ideales históricos de la UCR y con fundamentos puso en relieve la subordinación al conservadurismo que sufre el partido actualmente. Cuestión que muchos soslayan o minimizan. 

Amigo personal y de Opus Cuatro desde la llegada de Alfonsín a la presidencia. Sencillo e inquieto difusor de la música popular de buena factura, humilde en su perfil, comprometido siempre con las ideas del más puro radicalismo. 

Vacío!!! En estos tiempos de mierda, es demasiado pronto para adolecer de un imprescindible de la calidad e integridad de Enrique Vázquez!!! Gran calentón que no vengan ahora las lágrimas de ocasión ni los pésames livianos. No es una despedida honorable hacia vos. Que el que recuerda o se duela mantenga la indignación como tarea diaria y práctica y busque la verdad con los ardores de la ética. Que la tierra te sea leve. 

Esperaba su «programejo» para escuchar al más sensato, culto, periodista de los que no hay. Estoy devastada, no está Enrique y ya no me queda nada para escuchar. 

Gran periodista. Imprescindible en los primeros y turbulentos momentos de la transición democrática liderada por Don Raúl. 

Periodista agudo, con posición formada, qué opinó y dejó opinar. Hacía el periodismo que nuestra generación conoce y no el de la grieta descalificadora y que sólo responde a intereses económicos. 

Un gran periodista; su talla y sus méritos eran inversamente proporcionales al ocultamiento que de su figuran hacían los medios tradicionales. El precio de ser independiente. Irreemplazable. 

Los que lo hemos seguido, lo que nos costaba encontrarlo en el dial, duraba poco, no lo condicionaba nada. Ejemplo de periodismo serio, independiente, profundo, investigador, formado. Ejemplo en extinción lamentablemente. Se lo va a extrañar mucho. 

Yo era una de esas 4 o 5 personas que lo escuchaba, como él decía, por supuesto que éramos muchos los que apreciábamos a un tipo que sabía lo que hacía, con una gracia muy cordobesa, pero implacable cuando tenía que hacer una crítica. No lo puedo creer todavía, pienso en los perros, en lo que sufrió cuando se fue su Knut querido. Qué será de su barcito, donde atesoraba sus botellas. ¡Cómo te voy a extrañar cordobés! 

 

¡Querido Enrique, "Tú Gerente de Marketing" te despide, azorado por tan infausta noticia! . Mis respetos a tus hijos.



   

martes, 7 de marzo de 2023

Falleció el Periodista y Amigo Enrique Vázquez. Q.E.P.D. @dealgunamaneraok...

 Falleció el Periodista y Amigo Enrique Vázquez. Q.E.P.D. 


Murió papá.

Enrique Vázquez, periodista, escritor, orador elocuente. Gran defensor y amante de los animales. Polemista y polémico él mismo. Amigo de sus amigas y amigos.

Amante y curioso de la música y de todos los cambios y dilemas éticos, políticos, culturales, sociales y económicos de la historia y de la actualidad. Con mirada crítica sostuvo una práctica de la comunicación social en sus términos.

Vivió y murió a su manera.

Con profundo amor lo despedimos.

Sus hijos.

Así despedían su hijos a nuestro Amigo Enrique Vázquez, fallecido en el día de la fecha.


Cada mañana anunciábamos a partir de la hora 08:00 que comenzaba el "Programejo", cada mañana recibíamos un "Muchas Gracias Señor Gerente de Marketing"



Video con Audio del su último prograna el viernes 3 de Marzo de 2023


Publicaron los diferentes medio de comunicación:

Murió a los 70 años el periodista Enrique Vázquez 


El periodista Enrique Vázquez. Fotografía: Facebook

El comunicador y escritor fue referente en los medios durante la vuelta de la democracia en Argentina. Su columna de periodismo político en la revista Humor, entre sus trabajos más recordados.

© Publicado el martes 07/03/2023 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


El periodista Enrique Vázquez falleció este martes 7 de febrero a sus 70 años. De amplia trayectoria, el comunicador se desempeñó en diversos medios y publicaciones y también como subdirector de Radio Nacional y director de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires.

Entre sus trabajos más recordados se encuentra su columna de periodismo político en la Revista Humor en los años ochenta, como así también su rol como comunicador en la vuelta de la democracia en el país y su trabajo como periodista de investigación, que plasmó en documentales para Canal á y Canal 7.

Vázquez, nacido en la provincia de Córdoba en 1953, publicó además los libros "El osario de la rebeldía. Campo de Mayo, de Roca a los Kirchner” (Planeta), sobre el centro de detención de Campo de Mayo durante la dictadura, y luego, en 2018, “Aduana, corrupción y contrabando”.

La publicación de los hijos de Enrique Vázquez.


Fueron sus hijos quienes confirmaron la noticia de su muerte en sus redes sociales. “Murió papá. Enrique Vázquez, periodista, escritor, orador elocuente. Gran defensor y amante de los animales. Polemista y polémico él mismo. Amigo de sus amigas y amigos”, empieza el escrito que publicaron.

Y sigue: “Amante y curioso de la música y de todos los cambios y dilemas éticos, políticos, culturales, sociales y económicos de la historia y de la actualidad. Con mirada crítica sostuvo una práctica de la comunicación social en sus términos. Vivió y murió a su manera. Con profundo amor lo despedimos. Sus hijos”. 


Con esta fotografía lo despidieron sus hijos. 

Falleció el periodista Enrique Vázquez: la despedida de sus colegas y admiradores.

La periodista Natalí Schejtman escribió: “Murió Enrique Vázquez, símbolo de la apertura cultural y libertad de expresión de la vuelta democrática. Una vez, antes de empezar su programa, explotó una bomba en la terraza de ATC. Además, encabezó la protesta para que el Juicio a las Juntas se pasara en vivo y con sonido”.

“Uno de sus programas se llamaba "El país que tenemos que cambiar", y su misma producción y emisión, con sus amenazas y tensiones internas, mostraba lo complejo que fue para el periodismo y las instituciones públicas pasar de una dictadura a una democracia. QEPD”, agregó Schejtman, autora de "Pantalla Partida. 70 años de política y televisión en Canal 7”.


Javier Timerman, asesor y analista financiero, escribió: “Murió Enrique Vázquez un gran periodista. Durante mis años de exilio en Israel nos devorábamos sus artículos en Humor. Eran de una gran valentía. Se jugó x la democracia como pocos de su generación. Le agradecí siempre su solidaridad con Héctor. Te vamos a extrañar”.

Radio Nacional despidió al periodista con el siguiente mensaje: “Con profundo pesar informamos el fallecimiento de Enrique Vázquez, periodista de amplia trayectoria y ex subdirector de Radio Nacional. Desde los tiempos de la revista Humor ejerció el periodismo de investigación, que plasmó en documentales para Canal á y Canal 7.”

Por su parte, el investigador y especialista en medios Martín Becerra publicó: “RIP Enrique Vázquez, periodista, ex director de la Carrera de Cs. de la Comunicación de la UBA en su creación, inquieto, polemista y abierto al debate”.

 

AG  / DS