Idas y vueltas. Acuerdos que no llegan…
“Vidala para mi
sombra” María E. Vidal. Dibujo: Pablo Temes.
El Gobierno aleja al país del
mundo y la oposición mantiene viva su división entre halcones y palomas.
Escrito por Nelson Castro el sábado 08/01/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
Se habló y discutió durante más de diez días. La idea inicial del
Gobierno era que el ministro de Economía, Martín Guzmán expusiera
ante los gobernadores y jefes de bloque de la oposición sobre lo actuado en la
negociación con el Fondo Monetario.
Una forma de evacuar
dudas, pero sobre todo, de comprometerlos de algún modo en los pasos a seguir
para alcanzar un acuerdo que cada vez se torna más lejano. La invitación
dividió las aguas de No Tan Juntos Por el Cambio. En el PRO halcones y palomas
definieron que participarían en una reunión virtual antes del encuentro de la
mesa nacional de la coalición que tuvo lugar el jueves. El tema también se
discutió con vehemencia en la cumbre opositora y hasta ameritó el envío de un
comunicado oficial en el que confirmaron su asistencia, pero reclamaron al Gobierno
que “traiga información concreta sobre cuáles son los pasos a seguir para que
la Argentina retome el camino de crecimiento”. Sin embargo, el convite con el
ministro entró en una nebulosa sin fecha y lugar definidos al menos hasta la
tarde del viernes.
La cumbre de los líderes
de la oposición estuvo lejos de ser amable. Germina allí un empeño inentendible
por transitar el camino de la borrasca. Otra vez, el blanco de las críticas fue
el gobernador de Jujuy Gerardo Morales, quien había dicho días atrás y
públicamente que: “la deuda la contrajimos nosotros, lo
menos que podemos hacer es ir a escuchar a Martín Guzmán”. Sus
palabras sonaron como un tiro por elevación a Mauricio Macri y su gestión ya
que los radicales cercanos a Morales siempre se sintieron –y con justa razón–
al margen.
“Los desplantes y pases
de factura a esta altura no conducen a nada. Parece que las heridas de algunos
no cierran. Nosotros aprendimos de nuestros errores ya es momento de mirar para
adelante”–dijo un dirigente del PRO apuntando directamente contra el jujeño.
También es cierto que Morales se ha venido mostrando intransigente en casi
todas las negociaciones que le ha tocado encarar y eso empieza a ser un
problema señalado por todos en el equipo amarillo.
“Siempre habrá temas por
discutir y acordar, pero empieza a preocupar ese resentimiento que termina
siendo disfuncional para todos. La unidad no está en discusión, pero necesita
de cierta armonía. No se puede vivir en un terremoto constante” –dijo otro
referente de la oposición más cercano al radicalismo disconforme con los
últimos vaivenes del partido.
Finalmente –y a
destiempo– María Eugenia Vidal habló.
Dijo que en su gobierno no se armaban causas y condenó los dichos de su ex
ministro de Trabajo Marcelo Villegas: “La expresión no constituye
delito, pero es absolutamente repudiable e injustificable”. Aclaró además, que
ya se pidieron las disculpas del caso y que se inicia el “camino de la
reparación”.
Insuficiente.
Todos estamos de acuerdo en
que gremialistas de la talla del Pata Medina hicieron mérito propio para tener
que dar explicaciones a la Justicia. Pero también es cierto que episodios que
involucran espías, funcionarios e intendentes, terminan sin una explicación
lógica y corren el riesgo de convertir en víctimas a los victimarios. Vidal
solo se limitó a decir que la AFI deberá dar explicaciones por lo ocurrido. Una
condena muy tibia para una agrupación oscura que estaba espiando a su propio
gobierno.
En el Frente de Todos
contra Todos las aguas parecen calmas. Es tan solo una apariencia. No solo por
las evidentes dificultades para cerrar un acuerdo con el FMI sino porque
parecen haber vuelto los cruces y declaraciones públicas entre los dos bandos
del oficialismo. Alberto Fernández había dicho que “no se puede hacer política
con la pandemia”. Debería recordárselo a Nicolás Kreplak, el impulsivo ministro
de Salud bonaerense que responde al Instituto Patria.
En medio del pico de
casos de Covid-19 y
del colapso de los centros de testeo el gobierno nacional habilitó –con buen
tino– el uso de autotest hogareños para descomprimir esa situación. En este
marco, el Dr. Kreplak no perdió la oportunidad para salir a decir públicamente
que los test rápidos de antígeno “son peligrosos porque se hacen sin capacitación
y tienen muchas dificultades”.
Más allá que la
discusión sobre las dificultades y falta de certezas sobre los autotest existe,
hubo en la declaración del ministro una intencionalidad política evidente.
“Olvidate, ya sabemos que nos van a venir a marcar la cancha cada vez que
puedan. Sobre todo Kreplak y Daniel Gollán en todo lo referido al virus y
Kicillof y sus amigos en todo lo referente a la economía” –asumió una fuente
parlamentaria cercana al Presidente.
Hacia el abismo.
Alberto
Fernández dio otro paso en
dirección al precipicio al asumir la presidencia de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). La convalidación de los regímenes
antidemocráticos y totalitarios de Cuba, Venezuela y Nicaragua que se hace
desde esa organización, habla de por sí, de su inconsistencia e
intrascendencia. ¿Aceptaría AF vivir en un país donde a los opositores se los
persigue y se los encarcela? Seguramente no.
Entonces, ¿por qué calla ante semejante flagrancia? En la visión del pseudoprogresismo que encarna el kirchnerismo los abusos y violaciones de los derechos que se cometen en regímenes dictatoriales de izquierda son tolerables. Los de derecha, en cambio, no. He aquí una demostración clara del relativismo moral. Por lo demás, es poco probable que el gobierno de Joe Biden se sienta particularmente atraído por ayudar al gobierno de la Argentina.
“El presidente Fernández parece no
comprender cómo funcionan las cosas aquí” –comentaba en la fría mañana de
Washington un importante funcionario de carrera del Departamento de Estado.
Si lo que el Gobierno
pretende es alejar a la Argentina del mundo, hay que reconocer que lo viene
logrando con creces.
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