Expectativas e incertidumbres…
Futuro. Los
independentistas avanzan con destino incierto. Fotografía: AFP
La gente está
tranquila. Mientras escribo estas líneas estoy en un bar, rodeado de muchas
personas contrarias a la declaración de la independencia.
Presidente del Gobierno Catalan. Carles Puigdemont
©
Escrito por Nelson Castro desde la Ciudad de Barcelona el sábado 28/10/2017 y
publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La
gente está tranquila. Mientras escribo estas líneas estoy en un bar, rodeado de
muchas personas contrarias a la declaración de la independencia. Hay mucha expectativa,
miedo y, a la vez, incertidumbre sobre cómo se va a implementar este
procedimiento declarado por el Parlamento catalán y sobre el anuncio del
presidente Mariano Rajoy acerca del cese del gobierno de Cataluña,
la disolución de su Parlamento y el llamado a elecciones autonómicas para el
próximo 21 de diciembre.
Durante
la jornada hablé con unos veinte militantes independentistas. Los noté muy enfervorizados, con un fuerte nivel
de fanatismo. Hay mucho sentimiento en sus posturas. La mayoría festeja
porque ve el proceso como una liberación, como el fin de cierta “esclavitud”,
cuando bien sabemos que Cataluña está bien lejos de algo por el estilo.
Por
otro lado, hoy por la mañana, cuando se hizo el anuncio de la resolución del Parlamento, la mayoría de la gente que estaba en la puerta empezó a dispersarse, ya
que quedó muy impactada por la represión que hubo el día del referéndum por
parte del gobierno nacional. Ellos pensaron que podían llegar a ser un blanco
fácil de la guardia nacional.
Afortunadamente, esto no pasó. Un grupo, luego
del anuncio, se quedó para poner el cuerpo. Esto demuestra que muchos defienden
la causa con alma y vida, lo que hace dar cuenta del nivel de visceralidad con
el que algunos lo viven.
Sin
embargo, no se notan barricadas ni se vive en una ciudad cortada. No hay violencia en las calles. No se
ven agresiones. La división existe
y se nota una gran ausencia de liderazgo político. La gente se
pregunta quién manda y por qué no lograron llegar a un acuerdo sin necesidad de
atravesar esta crisis.
Al
momento del debate, nosotros nos encontrábamos dentro del Parlamento. Ahí se
pudo ver el nivel de discusión y enfrentamiento cuando la oposición se
retiraba. Las declaraciones fueron fuertes. Hubo un nivel de diálogo elevado
entre las dos partes. Pudimos hablar con Artur Mas, quien en un principio apoyó
fuertemente la independencia y luego dio marcha atrás. Esto demuestra algo que
se nota dentro del ambiente político independentista: una propia interna dentro
de los partidos que la apoyan.
En
los medios se refleja fielmente lo que se ve en las calles. Por un lado estaban
los medios catalanes, que mostraban la imagen dentro del Parlamento con un
videograph que decía “A minutos de la declaración de la independencia
histórica”, y por otro se veía a los medios madrileños con la misma imagen pero
otra frase: “A minutos de la
declaración ilegal de la independencia”.
Respecto
de la parte de la sociedad que defiende el No, puedo decir que hablé con muchos
ciudadanos que no están a favor, como artistas, mozos, empleados bancarios y de
una farmacia. Se mostraron con muchísimo temor de perder sus empleos por esta
tendencia de las empresas de irse de Cataluña y radicarse en España.
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