Los derrotados...
OLLA IMPOPULAR. Cristina
Fernández de Kirchner. Foto: Pablo Temes.
Laclau y Capitanicj. El
Gobierno es hoy víctima de las confrontaciones que alimentó. El corte como
símbolo de quiebre.
Para Mao, el poder nacía
del fusil. Para Ernesto Laclau y sus intelectuales a la carta, el poder nace de
la confrontación popular prolongada. Esa es la irresponsable justificación
ideológica que encontraron para explicar el resentimiento y el revanchismo que
el matrimonio Kirchner construyó desde su llegada al poder en la intendencia de
Río Gallegos. Un infantilismo que necesitó revestirse con el jurásico marco
teórico del neopopulismo que cobra suculentos honorarios y, por las dudas,
sigue viviendo en Londres, mientras el “ los pibes argentinos dan la batalla
feroz contra las corporaciones y por la liberación”. Siempre fue una locura
semejante ignorancia sobre el fracaso planetario de la violencia como partera
de la historia. Pero en estos tiempos, cuando las turbulencias hacen que los
funcionarios del oficialismo se aferren temerosos a sus poltronas, todo se hace
mas bizarro y patético.
La solicitada publicada
exclusivamente en los medios K, reclamando (casi rogando) “por una navidad en
paz y un 2014 fortaleciendo la democracia que es convivencia y respeto por la
diversidad”, firmada por Milagro Sala y Luis D´Elía, entre otros patoteros de
estado, es tragicómica. La suscribe el elenco estable del cristinismo (con
pocas excepciónes como Perez Esquivel y algún empresario ingenuo) y repite la
misma exigencia de diálogo y coexistencia que estigmatizaban hasta hace dos
semanas.
¿Desde cuando le dan
valor a los consensos? ¿Que los hizo virar tan bruscamente? ¿ El diálogo no era
una demanda de las corporaciones y la derecha destituyente como una manera de
frenar el avance de los revolucionarios de la justicia social? ¿No gastaron
seminarios y ríos de tinta en explicar que la crispación de Cristina (a la que
reconfiguraron en las remeras como “Cris-pasión” era la pulsión necesaria para
lograr la inclusión?
Desde muchos sectores se les advirtió que era temerario y peligroso agitar todo el tiempo la división y el odio como una forma de reinar. Y que era mucho mas grave sembrar la semilla del resentimiento en una tierra que fue regada por la sangre de miles de muertos y desaparecidos del terrorismo de estado.
Pero no entendían
razones. Se regodeaban en su soberbia y seguían insultando a quienes pensaban
distinto y tirando mas leña al fuego de la “cris-pasíon”. Hoy ese discurso
nefasto implosionó. Permeó en grandes sectores que tampoco quieren respetar ley
ni regla alguna. Y esa anomia se convirtió en un bumerán brutal contra
Cristina. El corte como símbolo de quiebre. Cortes de luz, de calles, de
relaciones con los semejantes. Hoy la desesperación llevó al gobierno a hacer
convocatorias vacías y formales que no fueron correspondidas. Es natural y
humano. Si uno le vive pegando cachetazos a los demás en épocas de vacas
gordas, es ridículo que convoque a los que humilló cuando llegan las vacas
flacas.
No era tan difícil
mantener las relaciones cordiales con todos y ser firmes en la defensa de sus
convicciones. Pero eligieron la piolada de hacerse los guerreros y justicieros
y ofendieron a tanta gente que ya les cuesta encontrar aliados. Incluso dentro
del kirchnerismo la cosa pudo ser distinta. El ejemplo es el de Julián
Domínguez. Mantuvo siempre un trato respetuoso con todos los bloques y en diez
minutos los tuvo a todos los jefes en su despacho firmando un firme respaldo a
la democracia. No fingió buenas maneras a último momento mientras el rancho se
quemaba. Tuvo el tino de tener siempre un criterio responsable.
Pero la gran enseñanza en
este plano la dio una vez mas la Iglesia hoy potenciada por la cultura del
encuentro que pregona el Papa Francisco. Monseñor Jorge Lozano logró juntar a
casi todo el abanico político para ponerlo al frente del combate contra el
enemigo común mas letal: los narcos y la droga. Es inédita una foto con Massa y
Sanz, Binner y Macri, Margarita y Solanas, entre otros. Solo faltó Daniel
Scioli, el mas opositor de los kirchneristas o el oficialista mas parecido a
los opositores. Envió una carta de adhesión y se quedó con las ganas de poner
la cara en esa foto histórica. Cristina no podía permitir que semejante
pluralismo no fuera generado por ella. Hasta Jose Manuel de la Sota vió la
oportunidad para sumarse y apostó a la continuidad de ese espacio al agregarle
otros temas de agenda.
La Iglesia pudo lo que
Cristina no puede. Dinamitó sus relaciones con todos y ahora es muy difícil
reconstruirlas. Por eso hoy aparecen palabras con el preocupante aroma del
2001. “Cuasi monedas”, dijo el gobernador de Corrientes, “Dialogo Argentino”,
fue lo que muchos vieron en esa foto madura y multipartidaria y “Liga de
gobernadores” es lo que que está funcionando de hecho y en forma casi
clandestina como una manera de evitar los incendios proviniciales que reduzcan
a cenizas a sus jefes provinciales.
Es que Cristina no puede
con su genio. No puede dejar de ser ella. Licuó el poder de Jorge Capitanich en
un par de semanas. Lo vació de contenido porque le quitó sus presuntas virtudes
de buen trato y pensamiento propio y lo disciplinó con facilidad porque lo hizo
justificar lo injustificable con malabarismos verbales. El pedido de censura de
Lázaro Báez, la pelea con Julio de Vido por cortar o no cortar lo que de hecho
está recontra cortado, la obligación de hacer saludo uno, saludo dos, ante el
vergonzoso ascenso del general Milani y el error original de castigar en lugar
de ayudar a De la Sota al comienzo de la crisis, lo cortaron en pedazos. A una
semana de haber asumido, me pregunté en esta columna, cuanto tiempo iba a durar
Capitanich. Apostó su capital a un pleno y está a punto de perderlo todo en un
juego donde siempre gana la banca, es decir Cristina.
Hay una metodología
antidemocrática y escandalosa a la que hay que ponerle límite para que no siga
deteriorando las instituciones. Me refiero a estatizar Ciccone para ocultar la
corrupción de Boudou, la de intentar descabezar a Campagnoli y al periodismo
para proteger a Lázaro y Cristina, y el colmo de que todos los argentinos
(incluso los mas humildes) se hagan cargo de las deudas irracionales y oscuras
de Hebe de Bonafini, Sergio Schoklender y sus cómplices.
La obsesión bulímica
tanto de Néstor como de Cristina por el dinero y el poder hoy empieza a
cobrarse las facturas mas abultadas. La caída del Imperio Laclau y su capital,
Jorge Capitanich, es un aviso.
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