martes, 2 de febrero de 2016

Isla de los Estados y Los Guardianes de la Soledad... @dealgunamanera...

Guardianes de la Soledad…


La isla de los Estados está ubicada en el océano Atlántico Sur al este de la península Mitre de la isla Grande de Tierra del Fuego, de la cual está separada por los 24 km del estrecho de Le Maire.


Un fotógrafo del Diario Clarín, Gustavo Castaing, viaja junto a un grupo de hombres y mujeres que se enfrentan al rigor del clima y el aislamiento para custodiar el extremo más lejano y desolado del territorio argentino, la Isla de los Estados. (Gustavo Castaing) 

El Aviso A.R.A. Olivieri aguarda en las tranquilas aguas de Puerto Parry, el fiordo más largo que penetra seis kilómetros en las entrañas de la Isla de los Estados. Donde está ubicado el puesto Luis Pierdrabuena, de la Armada Argentina. (Gustavo Castaing)

Amanece en el Atlántico Sur, mientras el Aviso A.R.A. Olivieri se aproxima a las costas de la Isla de los Estados, donde un grupo de cuatro hombres y mujeres, custodian su soberanía. (Gustavo Castaing)

El teniente Alberto Espinosa, asoma por un ojo de buey, mientras el Aviso A.R.A. Olivieri hace su ingresa a Puerto Parry, en la Isla de los Estados. (Gustavo Castaing)

Un gomón se adelanta para realizar la maniobra de amarre del Aviso A.R.A. Olivieri, en la boya de Puerto Parry. Justo frente al puesto que la Armada tiene en la Isla de los Estados. (Gustavo Castaing)

Rocky mira atento al oficial Enrique Querejeta, mientras este se despide. Junto a Dalma son los únicos perros que habitan en la Isla de los Estados.  (Gustavo Castaing)

Una Centolla se desplaza lentamente por el lecho del fiordo. Son abundantes en estas aguas y más dentro de la Isla de los Estados, que es una reserva natural intangible. (Gustavo Castaing)

Vista desde la base del salto de 350 metros que vuelca sus aguas dulces dentro del mar. Desde esta altura puede verse la longitud del fiordo de Puerto Parry y al Aviso A.R.A. Olivieri, flotando en el centro de la escena. (Gustavo Castaing)

La Isla de los Estados es una reserva provincial intangible. La fauna del lugar no está acostumbrada a la presencia del hombre. Como este macho de Sobrepuesto, un ave característica del sur Americano, que se muestra confiada frente al fotógrafo.  (Gustavo Castaing)

El mítico faro de Punta Lasserre en la Isla de los Estados. Más conocido como el Faro del Fin del Mundo, por la novela de Julio Verne de 1905. (Gustavo Castaing)

Una pareja de Delfín Oscuro nada junto al Aviso A.R.A. Olivieri mientras, este, atraviesa las peligrosas aguas del Estrecho de Le Maire. Hito que separa la Isla Grande de Tierra del Fuego con la Isla de los Estados. (Gustavo Castaing)

Una pareja de Quetro Austral (más conocido como Pato Vapor) se alejan presurosos, de la playa donde desembarcan los hombres que relevarán el puesto de Puerto Parry en la Isla de los Estados. (Gustavo Castaing)

Uno de los oficiales del ARA Olivieri, disfruta de la vista mientras conduce un gomón frente a unas cavernas en la costa norte de la Isla de los Estados. Las enormes cuevas se formaron por el incesante embate del oleaje provenientes de más abierto. (Gustavo Castaing)

Parte de los restos de la antigua prisión naval de Puerto Cook. En este edificio de material vivió Felipe Zuccarelli, el único habitante de la isla entre 1903 y 1912. Que fue más conocido como el “gobernador de la Isla de los Estados. (Gustavo Castaing)

Las solitarias cruces del cementerio del antiguo presidio de Puerto Cook en la Isla de los Estados. (Gustavo Castaing)

Restos del antiguo presidio de Puerto Cook en la Isla de los Estados. (Gustavo Castaing)

Un fotógrafo de Clarín viaja junto a un grupo de hombres y mujeres que se enfrentan al rigor del clima y el aislamiento para custodiar el extremo más lejano y desolado del territorio argentino, la Isla de los Estados. (Gustavo Castaing)

Un fotógrafo de Clarín viaja junto a un grupo de hombres y mujeres que se enfrentan al rigor del clima y el aislamiento para custodiar el extremo más lejano y desolado del territorio argentino, la Isla de los Estados. (Gustavo Castaing)

Un fotógrafo de Clarín viaja junto a un grupo de hombres y mujeres que se enfrentan al rigor del clima y el aislamiento para custodiar el extremo más lejano y desolado del territorio argentino, la Isla de los Estados. (Gustavo Castaing)

Publicado el sábado 30/01/2016 por Las imágenes de Clarín en HD de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 


El periodismo que se cayó en la grieta… @dealgunamanera...

Una deriva insólita, de los hechos a las “interpretaciones”.


Fue Luciana Geuna quien me dijo, durante la era k “el periodismo se ha transformado en una cuestión de fe”. Su diagnóstico de entonces fue exacto: durante el kirchnerismo desaparecieron los hechos, y todo se llenó con interpretaciones.

© Escrito por Jorge Lanata el martes 02/02/2016 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

–Lo que usted está viendo es un vaso.

–No, es una vaca.

¿Cómo sigue ese diálogo? Esta costumbre fue advertida primero por los periodistas –porque nos afectaba directamente en el trabajo– pero al poco tiempo también el público descubrió la trampa.

El combate del kirchnerismo contra el periodismo fue básico pero efectivo:

* Desacreditar a quien denunciaba sin mencionar jamás los hechos que constituían la denuncia.

* Sostener que la “desmentida” del funcionario cuestionado alcanzaba para derrumbar la denuncia. (¿Qué esperaban? ¿Que, entre lágrimas, él tipo se confesara culpable?).

* Argumentar que la denuncia era “política”, algo que podría resumirse así: el gobierno (político) acusa al periodismo (político) de hacer política. Esta conducta puso de moda un término del argot periodístico-político: “operación”, y entonces cada noticia se convirtió en una “operación”, con lo cual, al calificarla así, se trataba de evitar sus efectos. Esa vieja lógica siguió, gracias a Dios sin resultado, Aníbal Fernández cuando nos acusó de operar en su contra semanas antes de las elecciones, como si tuviéramos que pautar las notas según el calendario electoral de cada partido.

De esta manera el intento ilegal de quedarse con la Casa de la Moneda de Boudou, los bolsos con euros de Fariña, Lázaro y Cristina, las sociedades de Cristóbal López y Electroingeniería con Cristina y Néstor, los hoteles del Nene, etc., etc., con la ayuda de jueces tan abyectos ayer como ahora mismo, se transformaron en ”opiniones” y eran “hechos”. Un sector de la sociedad aceptó la existencia del “periodismo militante” como una parte de la realidad deseada: todos opinan, todos operan, todos interpretan.

En la madrugada del 17 de junio de 1972, Frank Wills, guardia de seguridad del Complejo Watergate de edificios en Washington, advirtió que alguien había penetrado violando los controles de seguridad: eran agentes de la CIA y del Comité de Reelección de Nixon. Llamó a la policía y minutos después cinco hombres fueron arrestados dentro de la oficina del Comité Nacional del Partido Demócrata, el principal partido de la oposición.

Nixon y su equipo conspiraron para ocultar el allanamiento sólo seis días después de los hechos. Después de dos años reuniendo pruebas contra el entorno del presidente, que incluía a miembros de su equipo testificando contra él en una investigación del Senado de los Estados Unidos, se reveló que Nixon tenía un sistema de grabación de cintas magnéticas en sus oficinas y que había grabado una gran cantidad de conversaciones dentro de la Casa Blanca.

Con la certeza de una acusación de parte de la Cámara de Representantes y de una condena en el Senado, Nixon dimitió diez días más tarde. Se convirtió así en el único presidente estadounidense que renunció al cargo.

Nadie se preguntó nunca, en esos años, si el Watergate era una “operación” de los demócratas, o si Frank Wills se había drogado alguna vez. Nixon, obviamente, intuyendo a Aníbal Fernández, desmintió los hechos hasta que fue sepultado por las pruebas. Otro detalle nada menor: los legisladores y los jueces que investigaron eran honestos. Aquí hoy, a un año de los hechos, sentado sobre el cadáver del fiscal, Horacio Verbtisky aún deja abierta la hipótesis del suicidio del fiscal Alberto Nisman.

El tema de la desaparición de los hechos y su reemplazo por las opiniones resurge ahora, cuando el gobierno entrante trata de convertir a los medios del Estado en medios del Estado. Veo en el programa Intratables a Hernán Lombardi & Panelistas caer en la misma trampa: discuten el pluralismo sin mencionar la capacidad.

“Hay que dejar a algunos kirchneristas para ser pluralistas”, es la entrelínea de lo que dicen. Si están discutiendo periodismo el enfoque esta errado: ¿Si fuera K o si fuera macrista –da igual– dejaría de contar lo que sucede? En ese caso ya no sería periodista. Buscamos un medio del Estado donde alguien diga “¡Lázaro es socio de Cristina, estas son las pruebas!” y el programa siguiente afirme “¡Lázaro y Cristina nunca se vieron!”. ¿En qué lugar de la grieta se perdió el periodismo? He formado redacciones durante décadas y nunca le pregunte a nadie a quién votaba –de hecho, viví la paradoja que muchos ex colaboradores de mis medios formaron luego parte de los grupos de tareas de propaganda K–.

Así planteado el “pluralismo” se parece a la brutalidad del que confiesa tener un amigo judío para demostrar que no es antisemita. Entiendo esa visión al armar un “panel”, pero no una redacción. El “panelismo” es un fenómeno reciente, parte del deterioro del nivel televisivo, un sitio en el que, como vecinas en la vereda, se mezcla a algunos periodistas con otros mediáticos, casi nunca cuentan con información propia y opinan desde ningún lugar. Hablo de medios: necesitan buenos conductores, buenos periodistas, columnistas formados; la desesperación de las señoras Veiras, García, Russo, etc., es que nunca más van a ganar cien mil pesos al mes porque no es eso lo que vale su trabajo. Los medios del Estado –y los privados, claro– necesitan buenos periodistas: gente que escriba con sujeto, predicado y datos, que tenga buenas preguntas y que sea sensible a lo que sucede en su entorno.

¿A quién votan? Es una pregunta menor.


domingo, 31 de enero de 2016

China le contesta al macrismo: “No existen acuerdos secretos”… @dealgunamenra...

China le contesta al macrismo: “No existen acuerdos secretos”…

Diplomático. Yang Wanming posó para Perfil en los jardines de la residencia oficial del embajador chino en Buenos Aires. Meses atrás, con el entonces candidato Mauricio Macri en la Embajada de China en la Capital. Foto: Sergio Piemonte

El embajador chino defendió los contratos firmados con CFK que Macri prometió revisar. Presión por las represas en Santa Cruz.

© Escrito por Facundo F. Barrio el domingo 31/01/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Son días intensos para Yang Wanming, el embajador de China en la Argentina. El cambio de mando en la Casa Rosada generó preocupaciones para Beijing, que ha escuchado a los funcionarios de Mauricio Macri decir que el nuevo gobierno revisará –y eventualmente cancelará– acuerdos multimillonarios que China había firmado con Cristina Kirchner. El macrismo sostiene que dichos contratos –entre los que figura la construcción con financiamiento chino de dos represas hidroeléctricas en Santa Cruz– fueron suscriptos por un gobierno en retirada y que, en algunos casos, incluyeron cláusulas “secretas”.

En las últimas semanas, la embajada china desplegó sus artes diplomáticas para evitar que el Gobierno dé marcha atrás con esos acuerdos ya cerrados. Días atrás, el embajador se reunió con la canciller Susana Malcorra para expresarle las inquietudes al respecto. La diplomacia china esperó el momento adecuado para expresar públicamente su posición. Lo hizo a través de un cuestionario que Yang respondió por escrito a Perfil esta semana. El embajador aseguró que “no existen acuerdos secretos” entre China y Argentina y dijo que espera que la construcción de las represas se termine “según los planes previstos”, ya que tendrá un “efecto orientador y ejemplificador” para la cooperación bilateral. También celebró la apertura comercial impulsada por Macri: dijo que creará “condiciones propicias” para que aumente la inversión extranjera y afirmó que las empresas chinas “ven con buenos ojos” las perspectivas económicas argentinas.

—El nuevo embajador argentino en China, Diego Guelar, dijo que “con China hay que negociar con la mayor dureza”. ¿Le preocupa?
—Tras la asunción del nuevo gobierno, las autoridades de ambos países expresaron su voluntad de otorgar importancia al desarrollo de la Asociación Estratégica Integral entre China y la Argentina. En su encuentro con el Enviado Especial del presidente Xi Jinping, el presidente Macri calificó a China y la Argentina como aliados estratégicos naturales. Tanto la vicepresidenta Gabriela Michetti como la canciller Susana Malcorra expresaron la voluntad de considerar los vínculos con China como prioridad en la práctica exterior. Me asiste la convicción de que ambos países continuarán llevando adelante las relaciones animados por el espíritu de igualdad, confianza mutua, beneficio recíproco y ganancia compartida para consolidar y expandir los frutos de nuestra cooperación sobre la base existente. Esperamos contar con la contribución del nuevo embajador de la Argentina en China para la promoción de los lazos y la amistad entre pueblos.

—El nuevo gobierno también dijo que revisará “acuerdos secretos” firmados con China por el gobierno anterior. ¿La revisión de contratos ya cerrados puede generar inseguridad jurídica para los inversores chinos?
—China siempre desarrolló y seguirá desarrollando su cooperación con la parte argentina en los diversos ámbitos a la luz de los principios de apertura y transparencia y en cumplimiento de las leyes y normas. Por ende, no existen ni pueden existir acuerdos secretos. Estamos convencidos de que el nuevo gobierno argentino tomará como punto de partida el impulso activo de la implementación de los proyectos pertinentes y evaluará de forma objetiva e integral los acuerdos ya firmados entre ambos países para cumplirlos, lo cual hará firme la confianza de las empresas y bancos de la parte china sobre el mercado argentino, manteniendo su entusiasmo por la inversión y la cooperación, a la vez que creará condiciones favorables para la profundización de nuestra cooperación sustancial en el futuro.

—El gobierno argentino evalúa frenar la construcción de dos represas en Santa Cruz con financiamiento chino; y cancelar el acuerdo para construir dos centrales nucleares ¿Cuál es la opinión del gobierno chino sobre eso?
—Estamos atentos porque en la prensa argentina han surgido rumores acerca de los relevantes proyectos de cooperación entre China y Argentina, los cuales no son más que rumores. Que yo sepa, el nuevo gobierno argentino se encuentra evaluando los acuerdos de todo tipo firmados por el gobierno anterior con distintos países, lo que tiene por objetivo esclarecer el contenido y dar impulso a la implementación de los proyectos, sin apuntar específicamente contra China. El proyecto de las dos represas hidroeléctricas en Santa Cruz, abierto, transparente y cumplidor de las leyes y normas, tuvo un proceso de licitaciones públicas internacionales. Los preparativos de la construcción del proyecto han avanzado felizmente y reunieron todas las condiciones legales para su arranque tras ser aprobado por la audiencia sobre el impacto ambiental. El contrato del proyecto tiene un valor de aproximadamente 5.500 millones de dólares y el 85% de su financiamiento proviene de China. Tras el inicio de su construcción, la obra no sólo creará de cinco mil a seis mil empleos directos para la población local, sino que también ayudará a la provincia de Santa Cruz en el aprovechamiento de sus recursos hidráulicos. A su vez, las centrales nucleares de agua pesada y agua presurizada constituyen un fruto de beneficio mutuo del desarrollo de la energía nuclear de China y Argentina, y son un ejemplo de cooperación entre los países en vías de desarrollo en materia de energía nuclear. De los 15 mil millones de dólares del valor total de las dos centrales, la parte china proporciona el 85% de su financiamiento, en tanto que el convenio también incluye temas como la transferencia tecnológica por la parte china y la exploración conjunta de los terceros mercados, lo que favorecerá el desarrollo de la industria nuclear de Argentina y, desde una óptica largoplacista, beneficiará el mejoramiento de la matriz energética y el suministro eléctrico del país. Estos proyectos, caracterizados por su gran magnitud e impacto, revisten un significado transcendental para el desarrollo socioeconómico de Argentina y tendrán un efecto orientador y ejemplificador para la cooperación sustancial chino-argentina en el futuro. Tenemos la certeza de que ambas partes promoverán la concreción de los proyectos pertinentes según los planes previstos.

— ¿Existe interés en que el presidente Xi Jinping se reúna con Mauricio Macri?
—Una vez electo el presidente Macri, el presidente Xi Jinping lo felicitó a primera hora y designó al vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional de China como su enviado especial para participar en los actos de la transmisión del mando. Fue recibido por el presidente Macri y le entregó una misión personal del presidente Xi en la que hizo patente su voluntad de establecer buenos vínculos en lo personal y profesional con su homólogo argentino. China albergará en Hang Zhou la Cumbre del G20 del 4 a 5 de septiembre y la parte china ya extendió su calurosa bienvenida al presidente Macri, a la expectativa de concretar un encuentro entre los dos jefes de Estado.

— ¿Cuáles son hoy los temas prioritarios en el diálogo con el gobierno argentino?
—China siempre concede suma importancia a las relaciones chino-argentinas desde una perspectiva estratégica. Ahora que las relaciones entre nuestros países han entrado en una nueva fase de desarrollo, la parte china tiene la mejor disposición para trabajar junto con el nuevo gobierno argentino para elevar la Asociación Estratégica Integral China-Argentina a un nuevo peldaño. Hacia esta meta, primero hay que promover el intercambio de alto nivel, consolidar la confianza mutua en materia política y mantener el apoyo recíproco en los temas tocantes a los intereses y preocupaciones esenciales del otro; segundo, es necesario impulsar los importantes proyectos de cooperación en las áreas de energía, transporte, telecomunicaciones e infraestructura, a la vez que profundizar la cooperación comercial, financiera y de inversiones; tercero, no es menos importante ampliar los intercambios en lo relativo a la cultura, educación, ciencia y tecnología, turismo y deporte, en aras de la amistad y el conocimiento mutuo de nuestras sociedades; y cuarto, se debe intensificar nuestra comunicación y coordinación en los foros multilaterales como la ONU y el G20, para salvaguardar los intereses comunes de los países en vías de desarrollo y economías emergentes.

— ¿La apertura comercial de Argentina atraerá más inversiones chinas?
—Nuestra trayectoria de más de treinta años de desarrollo se ha encargado de demostrar que la apertura constituye el camino ineludible para la prosperidad del país. Las políticas de la apertura comercial impulsadas por el nuevo gobierno argentino crearán condiciones propicias para atraer más inversiones extranjeras. Las empresas chinas ven con buenos ojos las perspectivas de la economía argentina y el mercado argentino, y abrigan positivos deseos e intereses por invertir en Argentina. De hecho, China figura como la tercera fuente de inversiones extranjeras para Argentina. En el último lustro, el monto de las inversiones y las operaciones de adquisición y fusión de China en Argentina ronda los 8.300 millones de dólares, lo cual ha contribuido a la creación directa e indirecta de más de 40 mil puestos de trabajo para los argentinos. Ahora que las relaciones binacionales están inaugurando una flamante etapa de desarrollo, la parte china desea trabajar junto con el nuevo gobierno argentino para promoverlas mediante medidas como el arranque del Foro Empresarial China-Argentina.

— ¿Se podría potenciar el intercambio comercial?
—Se contemplan una alta complementariedad y enormes potencialidades en la cooperación económico-comercial entre China y Argentina en los próximos cinco años. Se prevé que China importará bienes por un valor de 10 trillones de dólares e invertirá en el extranjero más de 500 mil millones de dólares, lo cual generará valiosas oportunidades para la profundización de nuestra cooperación. Estamos dispuestos a aunar esfuerzos para promover la cooperación binacional dando certeza a un mayor número de productos agropecuarios argentinos en busca de un mayor equilibrio del comercio bilateral. Por otro lado, nos empeñamos en fortalecer el enlace de las ventajas relativas industriales y la cooperación de inversiones en materia de nueva energía, ciencia y tecnología agrícola, infraestructura y turismo, a fin de concretar en forma gradual una cooperación en toda la cadena de valor, que dará un impulso a la exportación de los productos argentinos con alto valor agregado al mercado chino.



“Cristina no quiere competir por el PJ”… @dealgunamanera...

“Cristina no quiere competir por el PJ”…


La afirmación de Recalde sobre la ex presidenta y el rol partidario. La jefatura de Perón, un modelo que hasta ahora nadie alcanzó. El poder repartido. El PJ abandonado y su web para arqueólogos. El cordobesismo. Massa. El espacio de Cristina. ¿Y Scioli?

© Escrito por Martín Granovsky el domingo 31/01/2016 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Héctor Recalde, el presidente del bloque de diputados del Frente para la Victoria, lo afirmó ayer sin vueltas. Cristina Fernández de Kirchner “ya dijo que no quiere competir por la presidencia del Partido Justicialista”, citó Recalde, para quien “todo el mundo reconoce su liderazgo”. Dos mensajes en uno.

Las declaraciones de Recalde a Radio Continental ponen en un sitio módico de la política las expectativas desmesuradas que a veces rodean la renovación de autoridades del PJ programada en principio para los próximos meses. Es como decir que lo valioso en el peronismo es la conducción del conjunto y que además, para Recalde, esa conducción le pertenece a la ex presidenta.

La historia del movimiento que ganó sus primeras elecciones hace casi 70 años, el 24 de febrero de 1946, es pródiga en anécdotas por el estilo.

En 1972 dos jefes guerrilleros llegaron a Madrid a visitar a Juan Perón, que todavía estaba en el exilio. Lo saludaron cuadrándose. “Mario Eduardo Firmenich, jefe de la organización Montoneros”, dijo uno. “Roberto Quieto, jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias”, dijo el otro. El dueño de casa los sobró: “Juan Domingo Perón, jefe del Movimiento Peronista”. 

El episodio figura en el interesante libro La lealtad, de Aldo Duzdevich, contada por Alcira Argumedo. Revela muy bien que a Perón le importaba el peronismo como conjunto, más allá de las líneas y las organizaciones, y naturalmente quería ejercer en plenitud el liderazgo de todo el movimiento. Un liderazgo que, entendía Perón, le pertenecía por legitimidad popular.

Perón fue el único peronista que consiguió su objetivo de liderazgo sintético cuando el peronismo no tenía el control del Estado. Y lo mantuvo nada menos que 18 años, entre 1955 y 1973.

En la última dictadura el peronismo no tuvo un jefe nato. Entre 1983 y 1989, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, tampoco despuntó un líder indiscutible. Creció Antonio Cafiero en 1985 y aumentó su poder de forma notable cuando ganó la gobernación de Buenos Aires en 1987, pero ya en 1988 perdió la interna con Carlos Menem para determinar la candidatura presidencial de 1989.

El siguiente período con el peronismo fuera del Estado nacional fue el de Fernando de la Rúa instalado en la Casa Rosada. El peronismo mostró dos jefaturas. La de Menem, ya muy menguada. Y la de Eduardo Luis Duhalde, quien tampoco logró evitar un estado de dispersión y divisiones que aún perdura.

El peronismo volvió a gobernar durante diez días con Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá y Dante Camaño, y poco más de un año con Eduardo Duhalde. Luego tuvo el volante del Poder Ejecutivo durante doce años y medio con Néstor Kirchner y con Cristina Fernández de Kirchner. Por eso el comienzo del mandato macrista marca la tercera vez en la era democrática en que el justicialismo no tiene el control de la Presidencia de la Nación y plantea otra vez el desafío de hallar un liderazgo o al menos un sistema colectivo de resurrección política.

El cuadro de poder es heterogéneo:

- Los jefes territoriales peronistas no gobiernan en distritos importantes como Buenos Aires, Santa Fe, Capital Federal y Mendoza, y perdieron Jujuy por primera vez.

- El peronismo retuvo La Matanza, Lomas de Zamora, Ezeiza, Florencio Varela y Berazategui, pero perdió bastiones tradicionales como Quilmes y Tres de Febrero.

- Cristina es una figura de peso personal y político tras sus ocho años en la presidencia (la tercera para un mandato peronista luego de los diez años de Carlos Menem y los nueve de Perón), pero aún no puso a prueba su jefatura.

- El Congreso todavía no comenzó a funcionar. Su dinámica futura es un intríngulis y no hay jurisprudencia que permita un pronóstico exacto.

- Un peronista, Juan Schiaretti, es gobernador de Córdoba, pero pertenece al sector del también peronista José Manuel de la Sota, que nunca se sumó al FpV ni reconoció el liderazgo de Néstor Kirchner. Precandidato a vice con Cafiero en el 88 y gobernador de Córdoba las veces que lo deseó, la vez que De la Sota estuvo más cerca de la Presidencia fue en 2003, pero no llegó porque Duhalde bendijo a Néstor Kirchner como candidato y le puso a disposición el aparato del peronismo bonaerense.

- Schiaretti, que ganó la gobernación en una provincia que le aportó a Macri 1.540.018 votos en el ballottage de los 12.903.301 totales, y ella sola una diferencia de 900 mil votos sobre Daniel Scioli, construyó su propia relación cordobesista con Macri. No se integró al grupo de gobernadores peronistas formado por Carlos Verna (La Pampa), Juan Uñac (San Juan), Juan Manuel Urtubey (Salta), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Domingo Peppo (Chaco), Gildo Insfrán (Formosa), Alicia Kirchner (Santa Cruz), Sergio Casas (La Rioja), Lucía Corpacci (Catamarca) y Juan Manzur (Tucumán).

- El grupo es sólo funcional. Esos gobernadores son interlocutores de la Casa Rosada y no necesariamente coinciden en sus proyectos políticos y personales. Pero necesitan sumar masa crítica para discutir con mayor poder de negociación.

- Un peronista, Sergio Massa, salió tercero en las elecciones y domina parte del peronismo bonaerense.

- Todas las vertientes de origen peronista, de Cristina a Massa, respetan la tradición frentista, sólo que en cada caso buscan aliados distintos. Martín Sabattella es un ejemplo dentro del peronismo kirchnerista. Mario Meoni, un ejemplo en el peronismo de Massa. Incluso el PRO no reniega de los dirigentes que vienen del peronismo como Cristian Ritondo, Diego Santilli, Federico Salvai o Emilio Monzó, muchos de ellos convertidos en interlocutores de sus antiguos compañeros.

- El movimiento obrero está atomizado en tres CGT (Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo) y dos CTA (Pablo Micheli y Hugo Yasky). Los cinco son peronistas.

En este cuadro la obsesión por el control del Partido Justicialista parece un juego distanciado del poder real.

Sólo tres

Hasta ahora sólo tres personas hablaron con cierto interés de la futura conducción del PJ.

Uno fue Macri, cuando dijo en Davos que para él Massa es el que pinta mejor. Si lo hizo por candidez o por picardía (para desordenar al FpV o tal vez para tornarlo rígido y quebradizo) es una elucubración sin respuesta.

El otro fue Massa al proponer como jefe a un peronista virgen de kirchnerismo como De la Sota.

El tercero fue Guillermo Moreno, que volvió de su cargo de agregado comercial en Italia y se candidatea diariamente como postulante al PJ mientras alimenta el mito del peronista puro que desafió a las corporaciones. Audaz y frontal, Moreno confía en su estrella y en la escasez de debate a fondo sobre fenómenos como la quiebra de Cresta Roja.

Con este panorama no sería extraño que el presidente del PJ termine siendo un dirigente sin aristas públicas que sus adversarios busquen limar. El jujeño Eduardo Fellner, que no parece muy irritado por el virtual estado de excepción resuelto por su comprovinciano Gerardo Morales para encarcelar a Milagro Sala, fue un ejemplo.

La Argentina no tiene un régimen parlamentario donde los partidos sean una pieza clave porque el jefe de la agrupación habitualmente es el candidato a formar gobierno y transformarse en primer ministro. Aunque los partidos tienen rango constitucional desde 1994, la práctica del peronismo y la del mismo PRO ilustran que ambos son maquinarias electorales capaces de reforzar el peso de la estructura partidaria solo frente a elecciones inminentes. Más a la norteamericana que a la europea.

El partido desierto

En el peronismo nunca el partido fue decisivo. Cafiero logró sortear el obstáculo de Herminio Iglesias en el 85 yendo a las primeras legislativas del período de Alfonsín por fuera del peronismo, con el sello democristiano que le prestó Carlos Auyero. Y ganó. A fines de 2002 Néstor Kirchner era solo un gobernador más que soñaba con ser presidente en 2007. Ni Duhalde controlaba el PJ sino solamente un trozo, el bonaerense, sin duda más importante que la porción de Menem y la porción de Adolfo Rodríguez Saá, los otros dos candidatos presidenciales de las elecciones de abril de 2003.

Néstor se preocupó por el PJ según las épocas y de manera intermitente. Jamás se obsesionó por él. Cristina se ocupó de que el PJ fuera favorable o neutral respecto de su propio poder. No más.

Desde 2003 hasta ahora el PJ no conformó siquiera una gran escuela de cuadros o un núcleo unificado de técnicos, el sueño eterno de muchos peronistas veteranos que imaginan terminar con el silencio desértico que reina en Matheu 130, la sede nacional que el partido tiene en el barrio de Balvanera. Una inspección por la página http://www.pj.org.ar ofrece resultados increíbles. El último documento fue colgado el 15 de octubre de 2015. El listado de autoridades se remonta a 2013. Hay solo tres textos: Conducción política de Perón, Doctrina peronista y Las 20 verdades. En la era digital la web parece una estación de tren abandonada.

La paradoja es que, desde el 10 de diciembre, las unidades básicas reciben cada vez más preguntas sobre cómo y cuándo afiliarse al PJ.

Una ronda de consultas de Página/12 a dirigentes peronistas intermedios permitió detectar el origen de esos pedidos. Hay un sector de kirchneristas no peronistas que fantasea con una gran puja interna en la que habría que estar adentro para votar por Cristina o por quien Cristina mande. Hay una franja de jóvenes hasta ahora no encuadrados que se siente peronista y quiere un combo de fundamentos y militancia territorial. Y hay desencantados de La Cámpora que buscan en las unidades básicas sitios con mayor intensidad de discusión política.

Poder real

Pero el poder real está fuera del PJ y desagregado en provincias, grandes distritos del Gran Buenos Aires, dirigentes sindicales y legisladores. También en una persona que no entra en ninguna de esas categorías: Cristina, dueña a la vez de un predicamento construido desde la Presidencia, de su carácter mismo de ex presidenta reciente, y por lo tanto con un conocimiento cercano de los temas de gobierno, de su potencial como contracara de Macri y del manejo de resortes parlamentarios a nivel nacional y de Buenos Aires. La realidad indicará si puede mantener su jefatura sobre todos los sectores que formaban el Frente para la Victoria, si construye un liderazgo importante gracias a lo que en la jerga se llama “confianza en la conducción” o si queda como un punto de referencia importante pero no excluyente.

¿Y Daniel Scioli? Desde su ingreso al peronismo hace 19 años fue diputado, funcionario y candidato, pero no tuvo vocación de construir ni jefatura ni liderazgo.

No es un disparate pensar en un escenario de poder repartido, con distintos niveles cruzados de diálogo y disputa entre dirigentes peronistas y entre ellos y el oficialismo, con dos momentos en que la dispersión necesitaría mayor centralidad: las legislativas de 2017 y las presidenciales de 2019, que deberían mostrar si el peronismo enfrenta otra vez un ballottage temible o aprovecha el margen constitucional para ganar en primera vuelta si es que las otras fuerzas no se juntan. Siempre teniendo en cuenta, claro, que los contrarios también juegan. Lo decía siempre Garrincha, jugador de la selección que ganó el primer mundial para Brasil, el de Suecia 1958.

Y Garrincha algo sabía de fútbol.