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domingo, 3 de noviembre de 2019

Fiesta para Macri, desafío para Fernández... @dealgunamanera...


Fiesta para Macri, desafío para Fernández... 

Exclusivo: el informe de la Umet sobre los efectos de la deuda y la fuga. Un reporte del Observatorio de la Deuda describe el “flujo cómplice de capitales” de los últimos cuatro años como “una gran estafa”.

© Escrito por Martín Granovsky el domingo 03/11/2019 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

A las puertas de una negociación dura pero inexorable con el FMI, el gobierno electo dispone de una herramienta valiosa para decir qué quiere y qué no quiere de ahora en adelante. El último informe producido por el Observatorio de la Deuda Externa de la UMET define al macrismo como “la fiesta de la deuda” y “una fiesta de la fuga de capitales”. Con un agregado: el macrismo no construyó un modelo neoliberal clásico, “pues no buscó compensar con exportaciones los resultados negativos de las balanzas comercial y de la cuenta capital”. Al contrario, “se sintió atraído por el flujo cómplice de capitales”. Lo que viene, al menos a nivel de metas, es un gobierno situado en la postura opuesta.

El ODE de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo está dirigido por el ex director del Banco Central Arnaldo Bocco. Las conclusiones de política económica y los datos surgen del vigésimo informe del observatorio, al que tuvo acceso Página/12.

“Gran estafa”

“Además de otros problemas, cuatro años de Cambiemos nos dejan la deuda externa como un problema complejo y difícil”, dijo el rector de la UMET Nicolás Trotta. “Porque además no es un problema que se pueda resolver de manera unilateral.” Según Trotta “Macri fue implacable y opaco con la deuda, la más cara y la menos necesaria de la historia”. Se trató de “una gran estafa que benefició a los aliados del Presidente: lo que ingresaba como carga simultáneamente salía como fuga de capitales”.

La opinión de Bocco es que la deuda fue tanto “el motor del modelo macrista” como la causa del derrumbe, y condujo al default. Si hay que buscar una causa de la inestabilidad económica en el período 2015-2019, esa causa es “el crónico desequilibrio de la balanza de pagos”, es decir la diferencia entre las divisas que entran y las que salen por todo concepto, incluyendo las importaciones, las exportaciones, los servicios y los intereses de la deuda. Además de desestabilizar la economía, la deuda empeoró la capacidad productiva y las condiciones de vida de los trabajadores.

Bocco dijo a este diario que la Administración Macri “se sintió atraída por la exuberante oferta de crédito internacional” a comienzos de la gestión y se movió en dos direcciones:

*Por un lado, Macri cerró las negociaciones con los fondos buitre, abrió la economía, dio ventajas a los amigos (las empresas de energía, por ejemplo) en los desajustes de precios y achicó la capacidad de producción hasta llegar a sectores con la mitad de las máquinas tapadas con lonas.

*Por otro lado promovió el endeudamiento público y benefició solo al negocio de una crema del agro, la energía, el petróleo, la minería, el gas y el negocio financiero. “Durante el primer período los acreedores externos y los fondos invirtieron en la Argentina sin límites, gracias a las altísimas tasas.” Ese período concluyó en marzo y abril de 2018, sostiene Bocco, “cuando las autoridades regresaron de Wall Street, donde actuaban como locales, con la espalda helada después de escuchar que los fondos no financiarían más sus excentricidades”.

Al margen de la fuga, el déficit generado por el turismo al exterior es calificado por Bocco como “alocado”, con una cifra superior a los cien mil millones de dólares.

Por la deuda “la Argentina es hoy más vulnerable y frágil”.

Todo lo agravó el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, buscado y firmado después del colapso del primer semestre de 2018. A 15 meses del arreglo la deuda llegó a la cesación de pagos hacia el exterior y tampoco el Gobierno pudo hacer frente a la deuda interna, aunque estuviera contraída en pesos y no en dólares. La catarata resultante “llevó a una devaluación aún no controlada y a un retiro de fondos en dólares y en pesos que hicieron la crisis aún más dolorosa”.

Bocco resume la catástrofe en cinco carencias que usan la preposición “sin”. La economía quedó sin precios, sin tasas de interés razonables, sin ingresos garantizados, sin empleo y sin futuro previsible. La destrucción de capital productivo a tal escala “ni siquiera ocurrió en la dictadura”. Y tampoco transformó la economía argentina en un modelo que permita aumentar la recaudación de dólares por sus exportaciones. Fue todo al revés: el déficit generado por el pago de la deuda generó una presión alcista en el tipo de cambio y “fue la principal causa de la inflación”. Un círculo vicioso que, cuando se acabó la cajita feliz del endeudamiento externo, se convirtió en un ajuste salvaje.

Malos aires

El informe del ODE calcula que, al ritmo actual, cuando Macri termine su mandato la deuda pública se habrá incrementado en 87.990 millones de dólares. En relación con el Producto Bruto Interno, en octubre de 2015 representaba un 37,3 por ciento. A fin de este año ese porcentaje podría alcanzar entre el 89,9 por ciento y un 119,9 por ciento. La diferencia depende del valor final del dólar. Ése será el núcleo financiero de la herencia que recibirán Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.

En cuatro años la fuga de capitales más el drenaje por turismo al exterior llegó a 114.127 millones de dólares. Si se añaden los intereses de la deuda la salida de dólares trepó a 152.050 millones.

La provincia de Buenos Aires es un capítulo especial. Ya se reunieron la gobernadora María Eugenia Vidal y el gobernador electo Axel Kicillof. Estos días entrará en funciones el equipo de transición integrado por Carli Bianco, Augusto Costa, Federico Thea y Agustina Vila. El informe del ODE les da una pista que podrán corroborar con el gabinete de Vidal. El 83,2 por ciento de la deuda emitida por el gobierno bonaerense se integra en divisas. Son 5.332 millones de dólares. Al momento de cualquier disputa jurídica se hará presente una dificultad: siete de cada diez títulos se rigen por legislación internacional y no argentina, de modo que los eventuales litigios se celebrarán afuera. El informe del ODE revela que entre 2020 y 2023, los años del mandato de Kicillof, la provincia de Buenos Aires tendría vencimientos por 10.030 millones de dólares.

Reinserción

Agosto de este año fue el mes más cruel. Se fueron divisas por 5.909 millones de dólares en simultáneo con la megadevaluación de un 33 por ciento. Desde 2003 que no ocurría un fenómeno similar.

Cuando hizo su balance, en los dos debates presidenciales, Macri subrayó la supuesta reinserción argentina en el mundo. También esa conexión parece haberse dado por el endeudamiento más que por cualquier otro factor. En el segundo trimestre de 2019 la deuda llegó a ser cuatro veces y media mayor que el monto de las exportaciones.






domingo, 26 de mayo de 2019

Buenos Aires: muertes a repetición… @dealgunamanera…

Las masacres de la gobernadora Vidal…

Imagen: Noticias Argentinas

María Eugenia Vidal busca no aparecer ligada a los asesinatos de Monte para no mancharse políticamente con la Bonaerense de la que es responsable. Pero el blindaje es cada vez más difícil.

© Escrito por Martín Granovsky el Domingo 26/05/2019 y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

María Eugenia Vidal, la esperanza blanca del macrismo, consolida su perfil más impiadoso. La matanza de un joven y tres chiquitos a manos de la Bonaerense, en San Miguel del Monte, confirma que las masacres hilvanan su gestión.

La responsabilidad política no entraña siempre una culpa penal. Pensar así sería fascista. El Derecho no puede ser una herramienta para fabricar enemigos. Sería persecutorio, también, colocar a Vidal como la presunta jefa de una asociación ilícita para cometer delitos. Entre otros, el de matar. Pero algo es seguro: la cabeza del Poder Ejecutivo siempre tiene la responsabilidad primaria sobre lo que pasa en su distrito.

¿Vidal no podría decir que es víctima de la mala suerte? Ya no. Uno, porque las masacres forman una serie. Y dos, porque su gobierno jamás se hizo cargo de ellas. La única constante fue que Vidal se escondió frente a las muertes. Ante los homicidios de Monte, por ejemplo, la táctica fue que aparecieran su ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, y el jefe de los fiscales, Julio Conte Grand. Es fácil: despellejan una capa de oficiales y agentes y todo bien hasta la próxima masacre.

No es que Vidal abandonó toda actividad pública. La masacre ocurrió en la madrugada del 20 de mayo.  En la cuenta de Twitter @mariuvidal figuran, entre otras, estas frases en sus tuits:

*”El DNI abre la puerta a los derechos básicos.” (20 de mayo)

*”Con Mauricio anunciamos la construcción de una nueva fábrica ferroviaria.” (21 de mayo)

*”Hoy hay un Gobierno que no busca atajos.” (22 de mayo)

*”Recién terminamos con @JulioGarro una reunión con vecinos de La Plata.” (22 de mayo)

*”Hace 209 años un grupo de patriotas se animó a soñar en grande. Hoy los recordamos y homenajeamos su revolución.” (25 de mayo)

El nivel de actividad de la gobernadora revela que callar cuando hay muertos a manos del Estado es una opción deliberada. ¿Para no mancharse?  Solo ella y Macri lo saben. 

No fue deliberada, en cambio, la ausencia en los actos por el 25 de Mayo de Danilo Sansone (13 años), Gonzalo Domínguez (14), Camila López (13) y Carlos Suárez (22). Están muertos por la persecución policial que los hizo estrellarse contra un camión. La quinta ocupante del Fiat Spazio atacado por la Bonaerense de Vidal, Rocío, está internada y grave en el hospital El Cruce de Florencio Varela. El abandono del Estado llegó a un nivel tal que la farmacéutica Fabiana López puso una alcancía en la Farmacia López de Monte para costear los viajes de los familiares. 

La Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional, Correpi, recopiló las muertes con participación de policías desde que asumió Vidal.

Sin agotar la lista, el 2 de marzo de 2017 una protesta de 19 presos terminó en la quema de colchones dentro de la comisaría 1° de Pergamino. Los policías demoraron en abrir las celdas. Siete jóvenes murieron por asfixia.

El 7 de octubre de 2017 el cabo primero del Servicio Penitenciario Bonaerense Julio Reynoso y otros dos hombres invadieron la casa de una familia y les dispararon a dos parejas. Murieron Carmen García Llanos (25), Sergia García Llanos (33) y el bebé de una de ellas, que estaba embarazada. Fue rescatado con vida pero falleció a los tres días.

El 15 de noviembre de 2018, 27 presos de la Comisaría 3° de Esteban Echeverría protestaron por las condiciones de hacinamiento. Hubo un incendio y la policía cortó la llave de agua. Cuando llegaron los bomberos ya había cuatro muertos. Otros seis morirían después. Diez en total.

El 2 de agosto de 2018 una explosión de gas mató en la escuela 49 de Moreno a la vicedirectora Sandra Calamano y al carpintero y auxiliar técnico Rubén Rodríguez. Las fallas en la instalación habían sido denunciadas ante la Gobernación. El Consejo Escolar estaba intervenido por el responsable provincial de Cultura y Educación, Gabriel Sánchez Zinny. Esa vez los responsables no fueron los policías sino las autoridades educativas.

El 26 de junio de 2002 el asesinato a manos de la Bonaerense de dos chicos, Darío Santillán de 21 años y Maximiliano Kosteki de 23, hizo que un político veterano como Eduardo Duhalde adelantara las elecciones y no fuese candidato a Presidente.

La sangre de una matanza salpica siempre. Y a la larga no hay blindaje mediático que lo resista.



domingo, 31 de enero de 2016

“Cristina no quiere competir por el PJ”… @dealgunamanera...

“Cristina no quiere competir por el PJ”…


La afirmación de Recalde sobre la ex presidenta y el rol partidario. La jefatura de Perón, un modelo que hasta ahora nadie alcanzó. El poder repartido. El PJ abandonado y su web para arqueólogos. El cordobesismo. Massa. El espacio de Cristina. ¿Y Scioli?

© Escrito por Martín Granovsky el domingo 31/01/2016 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Héctor Recalde, el presidente del bloque de diputados del Frente para la Victoria, lo afirmó ayer sin vueltas. Cristina Fernández de Kirchner “ya dijo que no quiere competir por la presidencia del Partido Justicialista”, citó Recalde, para quien “todo el mundo reconoce su liderazgo”. Dos mensajes en uno.

Las declaraciones de Recalde a Radio Continental ponen en un sitio módico de la política las expectativas desmesuradas que a veces rodean la renovación de autoridades del PJ programada en principio para los próximos meses. Es como decir que lo valioso en el peronismo es la conducción del conjunto y que además, para Recalde, esa conducción le pertenece a la ex presidenta.

La historia del movimiento que ganó sus primeras elecciones hace casi 70 años, el 24 de febrero de 1946, es pródiga en anécdotas por el estilo.

En 1972 dos jefes guerrilleros llegaron a Madrid a visitar a Juan Perón, que todavía estaba en el exilio. Lo saludaron cuadrándose. “Mario Eduardo Firmenich, jefe de la organización Montoneros”, dijo uno. “Roberto Quieto, jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias”, dijo el otro. El dueño de casa los sobró: “Juan Domingo Perón, jefe del Movimiento Peronista”. 

El episodio figura en el interesante libro La lealtad, de Aldo Duzdevich, contada por Alcira Argumedo. Revela muy bien que a Perón le importaba el peronismo como conjunto, más allá de las líneas y las organizaciones, y naturalmente quería ejercer en plenitud el liderazgo de todo el movimiento. Un liderazgo que, entendía Perón, le pertenecía por legitimidad popular.

Perón fue el único peronista que consiguió su objetivo de liderazgo sintético cuando el peronismo no tenía el control del Estado. Y lo mantuvo nada menos que 18 años, entre 1955 y 1973.

En la última dictadura el peronismo no tuvo un jefe nato. Entre 1983 y 1989, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, tampoco despuntó un líder indiscutible. Creció Antonio Cafiero en 1985 y aumentó su poder de forma notable cuando ganó la gobernación de Buenos Aires en 1987, pero ya en 1988 perdió la interna con Carlos Menem para determinar la candidatura presidencial de 1989.

El siguiente período con el peronismo fuera del Estado nacional fue el de Fernando de la Rúa instalado en la Casa Rosada. El peronismo mostró dos jefaturas. La de Menem, ya muy menguada. Y la de Eduardo Luis Duhalde, quien tampoco logró evitar un estado de dispersión y divisiones que aún perdura.

El peronismo volvió a gobernar durante diez días con Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá y Dante Camaño, y poco más de un año con Eduardo Duhalde. Luego tuvo el volante del Poder Ejecutivo durante doce años y medio con Néstor Kirchner y con Cristina Fernández de Kirchner. Por eso el comienzo del mandato macrista marca la tercera vez en la era democrática en que el justicialismo no tiene el control de la Presidencia de la Nación y plantea otra vez el desafío de hallar un liderazgo o al menos un sistema colectivo de resurrección política.

El cuadro de poder es heterogéneo:

- Los jefes territoriales peronistas no gobiernan en distritos importantes como Buenos Aires, Santa Fe, Capital Federal y Mendoza, y perdieron Jujuy por primera vez.

- El peronismo retuvo La Matanza, Lomas de Zamora, Ezeiza, Florencio Varela y Berazategui, pero perdió bastiones tradicionales como Quilmes y Tres de Febrero.

- Cristina es una figura de peso personal y político tras sus ocho años en la presidencia (la tercera para un mandato peronista luego de los diez años de Carlos Menem y los nueve de Perón), pero aún no puso a prueba su jefatura.

- El Congreso todavía no comenzó a funcionar. Su dinámica futura es un intríngulis y no hay jurisprudencia que permita un pronóstico exacto.

- Un peronista, Juan Schiaretti, es gobernador de Córdoba, pero pertenece al sector del también peronista José Manuel de la Sota, que nunca se sumó al FpV ni reconoció el liderazgo de Néstor Kirchner. Precandidato a vice con Cafiero en el 88 y gobernador de Córdoba las veces que lo deseó, la vez que De la Sota estuvo más cerca de la Presidencia fue en 2003, pero no llegó porque Duhalde bendijo a Néstor Kirchner como candidato y le puso a disposición el aparato del peronismo bonaerense.

- Schiaretti, que ganó la gobernación en una provincia que le aportó a Macri 1.540.018 votos en el ballottage de los 12.903.301 totales, y ella sola una diferencia de 900 mil votos sobre Daniel Scioli, construyó su propia relación cordobesista con Macri. No se integró al grupo de gobernadores peronistas formado por Carlos Verna (La Pampa), Juan Uñac (San Juan), Juan Manuel Urtubey (Salta), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Domingo Peppo (Chaco), Gildo Insfrán (Formosa), Alicia Kirchner (Santa Cruz), Sergio Casas (La Rioja), Lucía Corpacci (Catamarca) y Juan Manzur (Tucumán).

- El grupo es sólo funcional. Esos gobernadores son interlocutores de la Casa Rosada y no necesariamente coinciden en sus proyectos políticos y personales. Pero necesitan sumar masa crítica para discutir con mayor poder de negociación.

- Un peronista, Sergio Massa, salió tercero en las elecciones y domina parte del peronismo bonaerense.

- Todas las vertientes de origen peronista, de Cristina a Massa, respetan la tradición frentista, sólo que en cada caso buscan aliados distintos. Martín Sabattella es un ejemplo dentro del peronismo kirchnerista. Mario Meoni, un ejemplo en el peronismo de Massa. Incluso el PRO no reniega de los dirigentes que vienen del peronismo como Cristian Ritondo, Diego Santilli, Federico Salvai o Emilio Monzó, muchos de ellos convertidos en interlocutores de sus antiguos compañeros.

- El movimiento obrero está atomizado en tres CGT (Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo) y dos CTA (Pablo Micheli y Hugo Yasky). Los cinco son peronistas.

En este cuadro la obsesión por el control del Partido Justicialista parece un juego distanciado del poder real.

Sólo tres

Hasta ahora sólo tres personas hablaron con cierto interés de la futura conducción del PJ.

Uno fue Macri, cuando dijo en Davos que para él Massa es el que pinta mejor. Si lo hizo por candidez o por picardía (para desordenar al FpV o tal vez para tornarlo rígido y quebradizo) es una elucubración sin respuesta.

El otro fue Massa al proponer como jefe a un peronista virgen de kirchnerismo como De la Sota.

El tercero fue Guillermo Moreno, que volvió de su cargo de agregado comercial en Italia y se candidatea diariamente como postulante al PJ mientras alimenta el mito del peronista puro que desafió a las corporaciones. Audaz y frontal, Moreno confía en su estrella y en la escasez de debate a fondo sobre fenómenos como la quiebra de Cresta Roja.

Con este panorama no sería extraño que el presidente del PJ termine siendo un dirigente sin aristas públicas que sus adversarios busquen limar. El jujeño Eduardo Fellner, que no parece muy irritado por el virtual estado de excepción resuelto por su comprovinciano Gerardo Morales para encarcelar a Milagro Sala, fue un ejemplo.

La Argentina no tiene un régimen parlamentario donde los partidos sean una pieza clave porque el jefe de la agrupación habitualmente es el candidato a formar gobierno y transformarse en primer ministro. Aunque los partidos tienen rango constitucional desde 1994, la práctica del peronismo y la del mismo PRO ilustran que ambos son maquinarias electorales capaces de reforzar el peso de la estructura partidaria solo frente a elecciones inminentes. Más a la norteamericana que a la europea.

El partido desierto

En el peronismo nunca el partido fue decisivo. Cafiero logró sortear el obstáculo de Herminio Iglesias en el 85 yendo a las primeras legislativas del período de Alfonsín por fuera del peronismo, con el sello democristiano que le prestó Carlos Auyero. Y ganó. A fines de 2002 Néstor Kirchner era solo un gobernador más que soñaba con ser presidente en 2007. Ni Duhalde controlaba el PJ sino solamente un trozo, el bonaerense, sin duda más importante que la porción de Menem y la porción de Adolfo Rodríguez Saá, los otros dos candidatos presidenciales de las elecciones de abril de 2003.

Néstor se preocupó por el PJ según las épocas y de manera intermitente. Jamás se obsesionó por él. Cristina se ocupó de que el PJ fuera favorable o neutral respecto de su propio poder. No más.

Desde 2003 hasta ahora el PJ no conformó siquiera una gran escuela de cuadros o un núcleo unificado de técnicos, el sueño eterno de muchos peronistas veteranos que imaginan terminar con el silencio desértico que reina en Matheu 130, la sede nacional que el partido tiene en el barrio de Balvanera. Una inspección por la página http://www.pj.org.ar ofrece resultados increíbles. El último documento fue colgado el 15 de octubre de 2015. El listado de autoridades se remonta a 2013. Hay solo tres textos: Conducción política de Perón, Doctrina peronista y Las 20 verdades. En la era digital la web parece una estación de tren abandonada.

La paradoja es que, desde el 10 de diciembre, las unidades básicas reciben cada vez más preguntas sobre cómo y cuándo afiliarse al PJ.

Una ronda de consultas de Página/12 a dirigentes peronistas intermedios permitió detectar el origen de esos pedidos. Hay un sector de kirchneristas no peronistas que fantasea con una gran puja interna en la que habría que estar adentro para votar por Cristina o por quien Cristina mande. Hay una franja de jóvenes hasta ahora no encuadrados que se siente peronista y quiere un combo de fundamentos y militancia territorial. Y hay desencantados de La Cámpora que buscan en las unidades básicas sitios con mayor intensidad de discusión política.

Poder real

Pero el poder real está fuera del PJ y desagregado en provincias, grandes distritos del Gran Buenos Aires, dirigentes sindicales y legisladores. También en una persona que no entra en ninguna de esas categorías: Cristina, dueña a la vez de un predicamento construido desde la Presidencia, de su carácter mismo de ex presidenta reciente, y por lo tanto con un conocimiento cercano de los temas de gobierno, de su potencial como contracara de Macri y del manejo de resortes parlamentarios a nivel nacional y de Buenos Aires. La realidad indicará si puede mantener su jefatura sobre todos los sectores que formaban el Frente para la Victoria, si construye un liderazgo importante gracias a lo que en la jerga se llama “confianza en la conducción” o si queda como un punto de referencia importante pero no excluyente.

¿Y Daniel Scioli? Desde su ingreso al peronismo hace 19 años fue diputado, funcionario y candidato, pero no tuvo vocación de construir ni jefatura ni liderazgo.

No es un disparate pensar en un escenario de poder repartido, con distintos niveles cruzados de diálogo y disputa entre dirigentes peronistas y entre ellos y el oficialismo, con dos momentos en que la dispersión necesitaría mayor centralidad: las legislativas de 2017 y las presidenciales de 2019, que deberían mostrar si el peronismo enfrenta otra vez un ballottage temible o aprovecha el margen constitucional para ganar en primera vuelta si es que las otras fuerzas no se juntan. Siempre teniendo en cuenta, claro, que los contrarios también juegan. Lo decía siempre Garrincha, jugador de la selección que ganó el primer mundial para Brasil, el de Suecia 1958.

Y Garrincha algo sabía de fútbol. 



lunes, 26 de octubre de 2015

El corazón del peronismo está dañado… @dealgunamanera...

El corazón del peronismo está dañado…


El corazón del peronismo está dañado y no alcanzó para que el Frente para la Victoria ganara la primera vuelta.


Los resultados en la provincia de Buenos Aires excepto La Matanza y Lomas de Zamora y otros distritos (pocos) fueron insuficientes.

Por segunda vez en democracia una ola nacional abarca a la provincia de Buenos Aires en momentos en que se ponen en juego no solo candidaturas legislativas sino para el Poder Ejecutivo.

La primera fue en 1983, con el triunfo de Raúl Alfonsín a nivel nacional y el de Alejandro Armendáriz en la gobernación. El recuerdo es técnico. El presidente del Juicio a las Juntas Raúl Alfonsín no es Macri y, desde el punto de vista del peso personal, Armendáriz no contribuyó a la ola nacional como sí lo hizo de manera decisiva María Eugenia Vidal.

La diferencia obvia es que en 1983 esa ola nacional fue victoriosa y ahora, en cambio, el ganador a escala del país fue Scioli, también en Buenos Aires, y la ganadora de la provincia fue Vidal y no el candidato del FpV Aníbal Fernández.

Vidal hizo una gran elección no sólo en el interior de la provincia de Buenos Aires sino en el conurbano. Sin duda su figura potenció a la de Mauricio Macri y la de Macri potenció a la de Vidal. Sin duda la continuidad esgrimida por Daniel Scioli no fue lo que quería la mayoría de los votantes bonaerenses. Sin duda el discurso casi obligatorio de Aníbal Fernández según el cual no se quejaría de la herencia que le dejaba Scioli fue inútil. No podía decir otra cosa, porque Scioli era el candidato oficialista a nivel nacional, pero tampoco transparentar algunas de sus críticas. Por ejemplo, a la política hacia la Bonaerense, distinta de la implementada por Néstor Kirchner con la Policía Federal y dirigida luego en la práctica por Fernández. No podía mostrar su proyecto agrario distinto no solo del implementado por Scioli sino por el gobierno nacional.

A pesar de las críticas del oficialismo, que nunca tuvo en cuenta el trabajo de Vidal como candidata e incluso la cuestionó por el presunto desconocimiento de la provincia, la vicejefa del Gobierno porteño trabaja desde hace más de diez años con el jefe de Gobierno electo, Horacio Rodríguez Larreta. Fue una de las primeras personas que Larreta enroló en la Fundación Sophia, un grupo que trabajó primero para Francisco de Narváez y Macri y luego directamente como base de sustentación técnica de Macri. Primero en la ciudad. Después a nivel nacional.

La idea de que, o por su pertenencia a la Casa Rosada o por adherir al paradigma no punitivo y sí preventivo sobre las drogas Fernández fue un piantavotos que le espantó apoyos a Scioli, no parece razonable al observar otros resultados nacionales. Un ejemplo es Entre Ríos, donde el PRO hizo una buena elección con Alfredo De Angeli contra el FpV y obtuvo la victoria en Paraná. Otro ejemplo es Mendoza. Otro más, Jujuy. Y Córdoba. Y siguen las firmas. En todo caso el problema es genérico y afectó a todo el FpV, incluyendo al propio Fernández, al gobierno nacional y al candidato a presidente.

El kirchnerismo no había sacado anoche conclusiones tajantes sobre los motivos de un resultado que nadie esperaba.

Hoy es esperable que comience una serie de discusiones circulares. Si Scioli se diferenció de más o de menos. Si Cristina actuó en la campaña de más o de menos. Si La Cámpora debió trabajar más o mostrarse menos. De paso: en el principal distrito en juego, Lanús, perdió el secretario de Justicia Julián Álvarez frente al macrista Néstor Grindetti. Si, para seguir con la secuencia, la interna no habrá sido demasiado encarnizada y, en algunos casos, suicida. Un ejemplo es Quilmes, donde el intendente Francisco “Barba” Gutiérrez jugó contra Fernández pero al mismo tiempo se pegó un tiro en el pie, como dirían los brasileños. Ganó el chef Martiniano Molina, una figura pública similar por su bajo nivel de rechazo a la del periodista Diego Valenzuela, que propinó una derrota tremenda al intendente Hugo Curto.

No valen las explicaciones fáciles, como la repetición en el cargo. Julio Pereyra volvió a ganar en Florencia Varela por una diferencia amplia y garantizó los votos de Scioli y Fernández. Quienes escarben en estos resultados quizás encuentren una diferencia entre intendentes preocupados por modernizarse y participar de emprendimientos productivos, universitarios y tecnológicos mientras a la vez no descuidan la política, por un lado, y por otro lado los que simplemente cuidan el puesto y sólo aspiran a repetir una rutina sin cambios.

Un veterano dirigente del oficialismo que no quiso sacar conclusiones apuradas comentó después de la medianoche a Página/12: “Si alguien quiere entender cómo funcionan las cosas, cómo se articulan las políticas públicas y la campaña, debería investigar por qué el sucesor elegido por Maurice Closs en Misiones, Hugo Pasalacqua, ganó de manera aplastante”. Y agregó: “Algo deben haber hecho bien”.

Tal vez una pista más a explorar entre tantas sea el voto de los inundados, que en las PASO no fueron a las urnas y ayer sí.

© Escrito por Martín Granovsky el lunes 26/10/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la ciudad Autónoma de Buenos Aires. 




sábado, 25 de febrero de 2012

El espejo de los culpables... De Alguna Manera...

El espejo de los culpables…

 Grupo. Uno de los hermanos Cirigliano, dueños de TBA, junto al controvertido Ricardo Jaime.

Con los familiares de las víctimas en la puerta de la morgue, el cinismo oficial encontró rápido respaldo en el aparato de propaganda. “Al proclamar que quiere ser tenido como querellante por parte de la Justicia, el Gobierno parece haber querido enviar un mensaje: no será neutral sino acusador ante los eventuales responsables de tantas muertes”, escribió el ex presidente de Télam Martín Granovsky en una columna publicada por Página/12 con el título “Peor no cambiar que cambiar tarde”.

La estrategia de convertirse en querellante en una causa en la que bien podría ser tomado como cómplice es similar a la que siguieron las Madres de Plaza de Mayo en la eternamente postergada denuncia contra Schoklender. Ahora le tocará a la Justicia aceptar esta pretensión, la misma Justicia que ha dicho que sí tantas veces.

No hay muchas maneras de entender el caso Cirigliano: o es una mezcla de Henry Ford, Alexander Graham Bell y Bill Gates, o es un personaje que creció bajo las influencias del gobierno de turno, al calor de concesiones, subsidios y favores personales.

La empresa, que comenzó en 1959 con Nicola Cirigliano, inmigrante de Vaglio Basilicata, Potenza (sur de Italia), tenía el interno 16 de la línea 295, cubriendo el recorrido Palermo-Avellaneda. Hoy tiene 4.340 empleados en el país y algunos cientos en el exterior. Según un informe del periodista Ramón Indart, de Perfil.com, el Grupo Plaza recibe mensualmente 55 millones de pesos del Estado argentino, 37 millones por los trenes y 18 por los colectivos.

La adjudicación de TBA en 1994 fue firmada a bordo de un buque de la Armada, durante una excursión de pesca del entonces presidente Menem, en una escena de James Bond: Cavallo llegó al buque en helicóptero con el expediente para la firma aspirando a una resolución horas después de que la Comisión Bicameral de Seguimiento del Congreso la cuestionara pidiendo su postergación. El tiempo le devolvió su gestión: cuando ya no era ministro de Economía, el Grupo lo ayudó poniendo a su disposición sus oficinas privadas en Chacabuco y Diagonal Sur: allí funcionó la sede de Acción por la República. La relación entre Cirigliano y Menem funcionó a fuerza de partidos de golf en Olivos.

Ya en 2003, fueron los encargados de recolectar entre los transportistas los aportes para la campaña de Néstor Kirchner. Su jet Citation 501 llevó varias veces a Florianópolis al entonces secretario de Transporte, Ricardo Jaime, y los médicos del Grupo Plaza atendieron a Julio De Vido cuando empeoró su cuadro de diabetes.

Los Cirigliano eran, para entonces, parte de la tropa propia. Cuando fue necesario, pagaron los sueldos de una compañía ajena por pedido del Gobierno. Los hermanos crearon Safe Fly, que nunca voló, para tomar a su cargo los salarios de los empleados de Southern Winds después del escándalo de los vuelos narcos. Lograron hacerse con el monopolio de los micros interurbanos que conectan La Plata con Retiro y adquirieron las empresas de larga distancia de Córdoba y el transporte urbano en La Pampa y Bahía Blanca, donde se registra la tarifa más costosa del país.

Juan Pablo de Santis recordó en La Nación que hace tres años Jaime les adjudicó un contrato por $ 1.090 millones para el recambio de coches por unidades de doble piso, más grandes y con aire acondicionado. Después de seis anuncios y de tres años y cuatro meses de firmada la resolución, sólo están en funcionamiento cuatro de los 25 trenes comprometidos. El primer anuncio se había hecho público a poco de que un grupo de pasajeros incendiara cinco trenes y el sagaz Aníbal Fernández le echara la culpa al terrorismo internacional. Los “trenes doble piso” tendrían cabinas de conducción panorámica, ventanas ídem, capacidad para 320 pasajeros por coche, puertas dobles, aire acondicionado, calefacción; estarían comandados por GPS, con pantallas LCD de televisión digital terrestre y asientos ergonómicos. Las chicas y el whisky debían ser puestos por el pasajero.

El 27 de abril de 2006 TBA presentó su primera formación de trenes doble piso junto a Jaime, recién llegado de la playa. El 4 de septiembre del mismo año, El encabezó el llamado a concurso de precios para la fabricación de los coches bajo la atenta mirada de De Vido. La licitación se hizo efectiva en 2008. En 2011, Ella asistió a la remake de presentación de una formación de dos pisos en Puerto Madero.

Mientras no hacía los trenes de dos pisos, el Grupo tomó otro negocio K: los decodificadores digitales. A través de Corporate Corp. y Cometrans fabricó 330 mil convertidores de TV, un tercio del total de decodificadores oficiales, para ver Fútbol para Todos, Paka-Paka y CN23, por 160 millones de pesos,.

El Gobierno, ahora, intenta presentarse como querellante para pedirle a la Justicia que averigüe quién es el culpable. Deberían comprarse un espejo.

© Escrito por Jorge Lanata y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 24 de Febrero de 2012.