domingo, 24 de febrero de 2013

Reportaje a Laura Ginsberg... De Alguna Manera...


"Este acuerdo con Irán es una maniobra perversa"…

Decisión. "Yo denuncié a nuestro abogado patrocinante, el doctor Alberto Zuppi, porque él se incorporó como ministro de Justicia del gobierno de Rodríguez Saá."


Perdió a su esposo en el atentado a la AMIA y fue miembro de Memoria Activa. Considera que, desde Menem, todos los gobiernos han sostenido este crimen en la más absoluta impunidad, y que éste quiere ponerle punto final al tema. Mientras, ellos buscan el juicio y el castigo a los culpables.

El 18 de julio de 1994 a las 9.53 de la mañana, yo estaba viajando rumbo a mi trabajo –recuerda Laura–. Nosotros vivíamos en Villa Crespo y recuerdo que un gran estruendo había hecho vibrar las ventanas de mi dormitorio, pero recién cuando llegué a mi lugar de trabajo me dijeron que habían volado la AMIA... y bueno, me fui inmediatamente para allá.”

Laura tiene en la mirada sin lágrimas la huella de los que han sido golpeados por el destino.
—Durante tres días estuvimos buscando a quien era mi marido –explica–. Estuvimos buscando a José… Lo hicimos porque todas las explicaciones que provenían fundamentalmente de quienes nos brindaban algún dato acerca de las personas que trabajaban en el edificio coincidían en que habían visto a Cuqui (así llamábamos a José) aún con vida. Por eso, durante esos tres días estuvimos buscándolo en comisarías, en hospitales, con fotografías que mi hermana había fotocopiado y ampliado para repartirlas en distintos barrios de la ciudad de Buenos Aires. Finalmente, el 31 de julio me avisan que lo habían encontrado muerto entre los escombros.
—Ustedes eran muy jóvenes.
—El tenía 43 años, y… –aquí se produce una larga pausa que no interrumpimos, claro–. En verdad, durante esos días de búsqueda yo recuerdo que me dije a mí misma: “Esta debe haber sido la misma sensación de los que buscaban desaparecidos”, por aquello de que “está” pero “no está”. “Está” pero “no lo encuentro”. “Nadie me dice adónde está”. Algo muy terrible, ¿no? Sobre todo después del crimen de la bomba… Fue devastador, sobre todo teniendo en cuenta que apenas dos años antes habían volado la Embajada de Israel.
—Ahí es entonces donde comienza tu lucha… terrible lucha. ¿Estabas sola o acompañada?
—Sobre todo en los inicios, yo me acerqué al grupo de los familiares de las víctimas, y a Memoria Activa a principios del año ’95. Nos acompañamos todos porque nos encontrábamos en la misma situación. Incluso, una de las primeras cosas que recuerdo era tratar de establecer el número real de muertos. Aún hoy es una cifra que lleva un signo de interrogación. Todo el mundo habla de 85 muertos, pero resulta que uno de ellos reapareció con vida muchos años después. Incluso ésta es toda una historia en sí misma, y es muy reveladora de lo difícil que resulta en este país contar a los muertos.

—Ese hombre que apareció, ¿había perdido la memoria, o qué?
—No. Apareció cuando su mujer reclamó, si mal no recuerdo, la indemnización. Este hombre estaba con vida. Trabajaba como cocinero en el ejército paraguayo. Era efectivamente una víctima de nacionalidad paraguaya, así que resulta impresionante pensar que tanto desde la Embajada como desde la AMIA pasó mucho tiempo, y el Estado no nos puede decir realmente cuántos muertos hubo. Y recuerdo que una de las primeras cosas que discutíamos era cuántos muertos había realmente. Aparecieron muertos que no pertenecían a estos atentados. El propio Estado blanqueaba gente que no había fallecido allí. En aquel momento no lo veíamos, pero marcaba toda una impunidad que llega hasta hoy. Así, entonces, en el grupo de familiares de las víctimas llegamos al acto de 1997 y, a partir de allí, comenzamos a padecer los quiebres y las rupturas que propiciaban tanto la dirección judía como el gobierno de Menem.
—¿El gobierno de Menem quería propiciar la fractura tanto dentro de la dirección judía como dentro de su propio gobierno?
—Siempre dio la sensación, es cierto, de que Menem deseaba favorecer esta fractura no solamente dentro de la colectividad, sino que tenía en la mira la necesidad de dividir y fracturar un movimiento de familiares de víctimas de la AMIA que mostraba una posición independiente, opositora al gobierno de Menem e independiente de la dirección judía. Ni lerdo ni perezoso, el gobierno de Menem advirtió que eso se estaba transformando en un problema, y más después de 1997. Con lo cual comenzaron una campaña en paralelo, tanto el gobierno nacional como la dirección judía, para quebrar el movimiento de familiares. Esto fue lo que ocurrió. Después se fortaleció nuestra intervención como familiares con una postura más crítica durante muchos años hasta que, finalmente, yo fui separada de Memoria Activa en 2001; me quitaron su representatividad con un comunicado de prensa fechado el 14 de enero de 2002.
—Pero ¿por qué?
—Porque yo denuncié quién era nuestro abogado patrocinante en la causa, el doctor Alberto Zuppi, con quien hacía poco tiempo habíamos logrado que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos aceptara una denuncia contra el Estado argentino. ¿Me preguntás por qué lo denuncio? Pues porque él se incorpora como ministro de Justicia del gobierno de Rodríguez Saá. Renuncié entonces a su patrocinio y lo denuncié públicamente, porque para mí era inconcebible que quien era nuestro abogado, patrocinándonos en toda esta lucha, pasara (directamente, sin escalas) a trabajar como ministro de Justicia para el Estado.
—Y vos, que has sido una víctima directa, ¿cómo ves el comportamiento de los partidos políticos? Y te lo pregunto porque a quien mencionaste en primer término fue a Menem.
—El tema es que, desde 1994 hasta hoy, ha habido una continuidad política en lo que se refiere al atentado, a la criminalidad perpetrada por el Estado y al encubrimiento mismo. Te explico: ¿una continuidad política en qué sentido? Todos los gobiernos que siguieron al de Menem (Menem, De la Rúa, Rodríguez Saá, Duhalde, Néstor Kirchner y, ahora, Cristina Fernández de Kirchner) se han puesto de acuerdo de alguna manera en sostener este crimen en la más absoluta impunidad. Y esto es así porque, de alguna manera, los hechos confirman la acusación que nosotros sostenemos desde hace tantos años. El Estado argentino sabía que el crimen se iba a cometer porque contaba con los informes de servicios de inteligencia de otros países y también propios. Puso entonces todas sus fuerzas de seguridad y sus servicios de inteligencia al servicio del hecho del atentado, encubriéndolo durante 19 años.
—Según tu pensamiento, ¿cuál sería el motivo para obrar así?
—Porque el Estado argentino es el responsable del atentado. Y hoy estamos frente a una situación en la que el Gobierno nos pone y nos pretende llevar al terreno de la discusión de cómo involucrar la conexión iraní cuando, en realidad, todavía, 19 años después, no hay certezas. Nosotros, por lo menos, no las tenemos. No tenemos certeza de que hayan sido los iraníes o los sirios o una conexión local. Pero sí tenemos certezas de lo que ocurrió aquí con nuestras fuerzas de seguridad, con la sustanciación de una instrucción judicial en manos de funcionarios, jueces y fiscales corruptos que han cometido delitos. Que han armado una construcción que luego se elevó a juicio y que, después de tres años, terminó liberando a todos. A Telleldín, a los Ribelli. A los primeros eslabones de la conexión local. De manera tal que nosotros ya calificábamos esto como un juicio totalmente fraudulento.
—¿Vos decís “nosotros” desde Apemia?
—Es decir, la Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA. Nosotros teníamos muy claro lo que estaba pasando porque además seguíamos el juicio prácticamente de manera cotidiana y teníamos la claridad de que el resultado no iba a ir en el sentido del esclarecimiento del crimen, y que estaban todos al borde de ser liberados. Y así fue. A partir de que el gobierno de Kirchner empieza a percibir (y no porque sea ajeno sino porque ayudó a construir esa impunidad) el resultado del juicio. Y, por eso, desde 2003 empieza a abonar la necesidad de liquidar, de terminar la conexión local; no hablar más de las conexiones locales y abonar, en ese sentido, la conexión iraní. Poner la culpa afuera. Y el primero que comienza a trabajar en eso es el propio ex canciller Bielsa, con quien también estuvimos reunidos.
—¿Cuál era el pensamiento de Bielsa?
—El propiciaba la investigación, digamos, y el juicio a la conexión iraní y un tercer país. Llegó incluso a presentarnos papers en relación con eso. Los leímos atentamente y le respondimos por escrito al entonces canciller Bielsa, y con él también mantuvimos una reunión en la que le dijimos que lo que estaba proponiendo era totalmente inviable; que no había ninguna legislación internacional que avalara semejante aventura, y que estaban poniendo la causa a miles de kilómetros de distancia, alejándola así de quienes somos las partes más interesadas en intervenir y en ponerla cerca. De manera tal que, como en aquel entonces la condición era que “todos estén de acuerdo con llevar adelante la propuesta del tercer país”, y como nosotros no estuvimos de acuerdo (de hecho salió publicado que Apemia le dobló el brazo al canciller), la propuesta no prosperó. Pero lo que sí prosperó después fue, durante el gobierno de Néstor Kirchner, la entrega (producto de una decisión política) de la causa en sí misma creándole un fiscal especial a partir del año 2004/2005.
—¿Te referís al fiscal Nisman, hoy terriblemente amenazado?
—Claro. Nosotros le expresamos nuestra solidaridad al fiscal Nisman, pero no perdemos de vista que esa fiscalía fue creada precisamente para terminar de cerrar este tema AMIA acusando a los iraníes basándose en diferencias. Nosotros lo hemos dicho en más de una oportunidad (y seguimos sosteniéndolo). Los documentos que produjo la fiscalía, y a los cuales nosotros tuvimos acceso, se basan en diferencias: nosotros no acusamos a Irán porque defendamos el régimen iraní ni mucho menos, sino sencillamente porque entendemos que la única manera de avanzar en este terreno (pero más especialmente poniendo en evidencia las responsabilidades locales) es que se pongan los archivos secretos sobre la mesa. Y podamos así tener acceso a aquello que ahora quieren poner en manos de esta Comisión de la Verdad que nosotros consideramos que, otra vez, va a ser sólo una comisión encubridora. Vamos a estar en presencia de una comisión que va a ayudar al encubrimiento, y ahora con el acuerdo del régimen iraní.
—¿Creés que Irán va a aceptar la detención de los acusados si así lo ordena el juez Canicoba Corral? No hay que olvidar que el actual ministro Ahmad Vahidi tiene pedido de captura internacional con grado rojo. ¿Aceptarían esa detención?
—Hay un antecedente al respecto: en 2003, cuando el gobierno de Kirchner apunta en esta dirección (sacar las responsabilidades afuera), lo que estaba ocurriendo era que habían detenido en Gran Bretaña a Soleimanpour (uno de los que eran justamente acusados de ser parte de la conexión internacional). Y cuando Argentina envía la evidencia (la documentación) que supuestamente iba a lograr que esa acusación terminara en una extradición, en Gran Bretaña dicen que la evidencia no es formal, que no es suficiente; tuvieron que liberar a Soleimanpour y finalmente la Argentina tuvo que pagar. Después de ese episodio, ocurrido hace tantos años, no tenemos ninguna acusación concreta con evidencias concretas. Y el tema es el siguiente: antes de que Canicoba Corral pueda hacer nada (de hecho, desde que lo nombraron derivó todo a Nisman), pero antes de que eventualmente pudiera hacer algo, reunieron a esta Comisión de la Verdad, que va a tener que analizar la evidencia que la Argentina envíe. ¿Y si la evidencia no es suficiente, como en 2003? ¿Qué va a decir Timerman? “¿Nosotros hicimos lo que pudimos?” “¿Lo lamento?”.

—¿Cómo evalúan ustedes el comportamiento del canciller Timerman?
—Hay que entender el comportamiento del canciller en el marco de una decisión política de gobierno que, en algún sentido, es la continuidad de lo que ya se había implementado (o se intentaba) en 2003. Dejando de lado sus características personales y su actitud patoteril, me parece que lo que hay que poner de relieve es lo siguiente: tal como lo reconoció en la sesión primaria de la Comisión en el Senado, en la que estuve presente, Timerman viene negociando con el régimen iraní desde hace por lo menos dos años en el sentido siguiente: “Vamos a una negociación”. 

Porque, hasta ayer, el gobierno de los Kirchner iba a cada una de las sesiones de apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas a decir “los iraníes son los responsables”; “tienen que venir a la Argentina”; “tienen que someterse a la Justicia argentina”; “tienen que declarar”. Producto de un giro político, de pronto, en la última reunión la Presidenta dice: “Vamos a negociar con Irán”, y nosotros observamos que esto no es un capricho de la Presidenta. Esto va en sintonía con un cuadro internacional donde el Departamento de Estado y el gobierno de Obama están buscando un terreno de diálogo con Irán para superar los problemas que no han podido superar hasta ahora. 

Son problemas relacionados con energía nuclear, con la salida de las tropas norteamericanas de Irak y de Afganistán. El cuadro más general es el de negociar con Irán. Un cuadro donde, hoy en día, aún sin saber cómo va a terminar desarrollándose este acuerdo, lo cierto es que no es un cuadro para hacer intervenciones bélicas. Por lo menos en este contexto. En este sentido, el gobierno argentino sigue disciplinándose con los lineamientos políticos que marca el gobierno de los Estados Unidos. Hasta ayer, la causa AMIA estaba puesta al servicio de la guerra cuando Irán constituía el Eje del Mal. Hoy está puesta al servicio de un supuesto cuadro de “paz” (así, entre comillas), de “diálogo”. En ninguno de los dos casos al servicio del esclarecimiento ni del juicio y el castigo para todos los culpables, que es lo que nosotros reclamamos. Entonces, de este modo el Gobierno argentino resuelve dos problemas: el primero (que es el más importante para ellos) es poner un punto final al tema AMIA. 

Pensamos que el Gobierno está decidido a ponerle un punto final al tema AMIA. Y por dos motivos: primero, sacarse sus propias responsabilidades como Estado argentino en la criminalidad y el encubrimiento. Que no es un tema menor. En ese aspecto, Irán viene a tenderle una mano. Y el segundo motivo es que está otra vez poniendo la causa al servicio de un cuadro internacional que entiendo que es de una complejidad muy grande pero que, probablemente, va en un camino de acuerdo y negociación con Irán. En cualquier caso, insisto, nada de esto tiene que ver con lo que nosotros venimos exigiendo desde hace tanto tiempo, y de ninguna manera vamos a conformarnos con algunas opiniones que hemos escuchado tanto por parte del Gobierno como de otros familiares que dicen: “Bueno, por lo menos esto es algo”, “tal vez tengamos un poco de verdad” y “en todo caso, si esto no resulta todo quedará igual”. 

Esto no es cierto. En primer lugar, la verdad no viene en dosis. Sabemos la verdad o no la sabemos. Es lo que está ocurriendo hasta ahora. No sabemos la verdad porque el Gobierno la oculta. Y en segundo lugar, no es cierto lo que dice Timerman cuando, apretado por las circunstancias, el otro día en el Senado dijo: “Bueno, en el peor de los casos, si esto no progresa no habrá pasado nada”.  Sí pasa. No es que no pasa nada. Pasa que retrocedemos otra vez en el sentido de lo que significa la obligación del Estado por perseguir justicia. Nosotros somos conscientes de que esto se abandonó hace rato pero, formalmente, ¿qué va a decir el Gobierno? “Nosotros hicimos lo que pudimos”; “si Irán no responde...”; “si las pruebas no son suficientes...”; “si los iraníes no quieren declarar, están en su derecho”, dijo Timerman en el Senado. Entonces, ¿adónde nos está llevando el Gobierno? 

Lo presentan como si fuera un gesto de buena voluntad y una maniobra inocente. No. Es una maniobra perversa, elaborada y pergeñada consciente y deliberadamente para el Punto Final.

© Escrito por Magdalena Ruiz Guiñazú el domingo 24/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




sábado, 23 de febrero de 2013

Rieles argentinos... De Alguna Manera...

Rieles argentinos... 


Argentina volverá a contar el año próximo con una empresa que fabricará rieles, con vistas al plan de renovación de la red ferroviaria, informó ayer la ministra de Industria, Débora Giorgi.

La funcionaria formuló este anuncio luego de visitar en Villa Constitución la planta de la empresa Laminados Industriales, que a fines de 2014 comenzará a fabricar rieles de acero con lo que sustituirá importaciones por casi 200 millones de dólares, informó el ministerio a través de un comunicado.

“Estas iniciativas se enmarcan en el plan de sustitución de importaciones y desarrollo de proveedores para la red ferroviaria nacional”, afirmó Giorgi.

Laminados Industriales desembolsará $500 M para producir rieles de acero
 

La ministra de Industria, Débora Giorgi, visitó la planta industrial de la empresa Laminados Industriales, ubicada en Villa Constitución, quien desarrollará inversiones por $500 M que le permitirá, a fines de 2014, comenzar a fabricar rieles de acero con lo que sustituirá importaciones por casi 200 millones de dólares. “Es una instrucción de la presidenta que se fabriquen rieles en Argentina”, aseguró la ministra.

La titular de Industria visitó también la planta industrial de Paraná Metal – ubicada en la misma ciudad santafecina – donde los directivos de la empresa adelantaron que, a mitad de año, comenzarán a fabricar fijaciones para durmientes de vías ferroviarias, tanto para consumo doméstico como para exportar.

“Estas iniciativas se enmarcan en el plan de sustitución de importaciones y desarrollo de proveedores para la red ferroviaria nacional, que estamos llevando adelante desde el ministerio de Industria para recuperar nuestra soberanía productiva” afirmó Giorgi.

Laminados Industriales

Los directivos de la empresa explicaron a la ministra que están iniciando la segunda y tercera fase de una inversión total de $500 M, con lo que comenzará a producir rieles y perfiles de acero, sustituirá importaciones por casi u$s200 M y generarán en total 250 puestos de trabajo.

La primera etapa (de $ 350 M) fue inaugurada en noviembre pasado – por video conferencia – por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Ese desembolso generó 50 nuevos empleos y permitió a la empresa fabricar productos siderúrgicos planos.

Acompañaron a la ministra el Secretario de Industria, Javier Rando, representantes del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inti) y de la Secretaría de Transporte de la Nación. Estuvieron presentes, entre otros, el presidente de Laminados Industriales, José de Martino; el vicepresidente, Antonio Beltrame, y el gerente de planta, Claudio Llanos.

Paraná Metal

La presidenta también inauguró a fines del año pasado la puesta en marcha de la planta, dedicada a la fundición de piezas y partes de la industria automotriz, con lo que puso fin a dos años de inactividad y generó 210 nuevos puestos de trabajo.

Para reactivar la producción se desembolsaron $ 30 M, lo que permitió reacondicionar las maquinarias – seis hornos eléctricos, dos líneas de moldes, una línea para el proceso de limpieza – y comenzar la fabricación de campanas de freno para vehículos livianos y pesados. Además, se podrá nacionalizar una gran diversidad de piezas fundidas y, así, sustituir importaciones en el sector y generar nuevas exportaciones.

Los directivos de la firma señalaron a la titular de Industria su objetivo de aumentar su participación local y regional, así como comenzar con nuevas líneas de producción en el país.

Participaron de la reunión el presidente de la firma, Héctor Daniel González; el gerente de administración y control, Héctor Baer y el gerente de control de calidad, Carlos Mosca.

Además estuvieron presentes representantes de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Villa Constitución: el secretario general, Héctor Ibarra, y el secretario adjunto, Sergio Pisaneli.

© Publicado el viernes 22/02/2013 por http://www.puntobiz.com.ar y Página/12 de la Ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe.








A usted, Aliverti… De Alguna Manera...

A Propósito de víctimas, política y carroña… 

 Eduardo Aliverti.

Cuando Eduardo Aliverti comunicó que fue su propio hijo quien atropelló y mató al ciclista Rodas, en Panamericana, antepusimos la decencia y el sentido común a cualquier otro comentario.

No era de bien nacido caerle a un tipo, por lo que su hijo de 28 años hubiera hecho.

Era de canallas regodearse atacando a un periodista que justifica y defiende este modelo, a causa de la desgracia que a su muchacho le tocó protagonizar.

Pero Aliverti tuvo el desatino de salir a hablar nuevamente, y, tal como acostumbra a hacer su presidente Cristina Kirchner, descerrajó una buena dosis de ese odio tan común a los izquierdistas severos de la Argentina.

Ese odio que se soporta cada vez menos, y que provoca, cada día, más indignación.

A más de tildar de "carroña" a quienes acaso injustamente lo criticaron, Aliverti se declaró crucificado.

A usted

Aliverti, no crea que lo crucifican tres tipos con micrófono. Lo crucifica la larga lista de argentinos por usted humillados, desde su tradicional soberbia, su ironía, su miserable estigmatización del que piensa distinto.

Usted es un exitoso profesional de los medios, Aliverti. Sabe perfectamente a lo que se expone cuando habla o cuando escribe. Conoce como pocos los mecanismos para decir lo que su audiencia quiere y espera oír. Y sabe también que su palabra trasciende a los del propio palo.

Sabe, o debería saber, que también llega a los que, luego de las marchas ciudadanas del 13S y 8N, usted calificó como tilinguería.

Esa masa abstracta, según palabras de Horacio González que usted destaca, a la que se preocupó de restarle cualquier tipo de entidad mínimamente atendible.

¿Recuerda cuando escribió: "Salieron a marchar no por lo que le pasaría al país sino por lo que me pasa a mí y a los míos o, aunque repique extremadamente antipático, por lo que los medios me dicen que me pasa"?

¿O cuando desde su sitial de policía moral del pensamiento ajeno los etiquetó como "gente incapaz de tolerar que los de abajo hayan subido un poquito"?

¿No fue acaso usted mismo el que declaró: "Me importa una infinita cantidad de carajos tener el más mínimo grado de consenso con esta gente. Quiero tener con ellos una profunda división"?

Bueno, Aliverti, su cruz es recoger el desprecio de las víctimas de su soberbia.

A usted lo crucifican sus palabras. Lo crucifica haber elegido ser enemigo de muchos. Tal como afirmó cuando dijo "Eso de que en una democracia no hay enemigos sino adversarios. Pues bien: uno ya está harto de estas boludeces monumentales".

Usted eligió ser enemigo de tanta gente, Aliverti, no fueron ellos.

Luego de su comunicado inicial, usted debió callar. Era lo adecuado para que no lo hostiguen algunos de sus colegas, a quienes su presunta superioridad intelectual le impide, siquiera, reconocer como tales.

Esos a los que usted llamó "salames televisados, en rol de conductor".

Nos preguntamos cómo se debería catalogar, entonces, al miserable que tituló “El hijo de Aliverti también es víctima. ¿Qué hacía el ciclista en Panamericana?”¿….lo leyó, Aliverti? ¿Le pareció un canalla Gelblung? ¿Un salame, parte de la carroña, acaso?

Usted es un periodista político que milita para su causa. Siempre lo fue.

Su estilo no es confrontativo: es insultante.

Y la política, desgraciadamente, salta siempre. Aún cuando algunas desgraciadas situaciones personales requieren que no salte. ¿Y sabe qué, Aliverti? No lo afirmamos nosotros, lo dijo usted.

"Porque cada vez que salta lo político —y no hay forma de que no salte, por un lado o por otro y más temprano o más tarde—los choques son irreconciliables"

Su carrera no se interrumpirá por este suceso, Aliverti. Su pibe es un hombre grande, usted y yo sabemos que dentro de unos años esto será recordado como un mal trago, una pifiada de las más fuleras. Y nada más.

Pero haría bien, por su pibe y por usted mismo, en callarse un poco.

Ya que éste es, como dijo, el peor momento de su vida, amerita pues que haga lo que nunca hizo, y deje de destilar odio cada vez que habla o escribe.

Quédese musicardi y lama sus heridas en silencio; que mientras a usted, mediáticamente, lo crucifican, a Rodas le están llevando flores.

© Escrito por Fabián Ferrante el sábado 23/02/2013 y publicado en Tribuna de Periodistas.



Cuando al dolor no se lo mira de frente… De Alguna Manera...


Cuando al dolor no se lo mira de frente…

A un año de la Tragedia de Once, los familiares realizan un homenaje y fuerte pedido de Justicia, en el andén de la estación. Foto: Cecilia Profético

Las palabras de la Presidenta en la noche del jueves al recordar la tragedia de Once llegaron tarde y mal. Cristina comparó la muerte de su esposo con la de las 52 víctimas de la corrupción y la desidia estatal luego de un año de deliberado silencio oscurecido por todo tipo de preguntas que aún continúan sin respuesta: ¿hubiera pasado lo mismo de no estar involucrados en la tragedia dos amigos personales de Néstor como Jaime y De Vido? ¿Por qué, de las 850 víctimas, sólo una docena recibieron algún tipo de atención discrecional y el resto continúan siendo ignorados? ¿Qué le pasa a los Kirchner con las tragedias? ¿Negación, desinterés o conciencia culpable?

“¿Vos pensás que yo quiero estar acá? Yo estoy acá porque mataron a Lucas”, dijo en Radio Mitre Paolo Menghini Rey, con lágrimas en los ojos. Discutíamos sobre la reticencia de la AFA para realizar un minuto de silencio en homenaje a los muertos de Once cuando, en paralelo, podía verse en los canales de noticias la negativa de Pichetto al pedido radical de rendir el mismo homenaje en el Congreso.

“No está de acuerdo con las formas”, dijo el pequeño señor Pichetto y terminó la discusión.

La reacción del Gobierno frente a las tragedias excede lo político y quizá haya que buscar en la psicología para comprenderla. El empecinamiento oficial pretende que, al negar la tragedia de Once, la tragedia no existe. No existe en el Congreso cuando Pichetto se escuda en el reglamento del consorcio o no existirá en los estadios cuando -aunque suene inverosímil- debe pedirse autorización a Fútbol para Todos para desplegar un cartel en cualquier tribuna.

La negación es un mecanismo de defensa del “Yo” que lo preserva de lo que no le gusta, de lo que no tiene capacidad para afrontar. El otro truco del “Yo” para defenderse de un entorno hostil es la proyección. Ambos se desarrollan en una etapa en la que el individuo está inmaduro y no puede enfrentar la realidad como se le presenta.

“La Presidenta no percibe, no se da cuenta de las cosas que suceden o de lo que se muestra diferente a su imagen de cómo son. La negación le opera permanentemente -dice a Clarín la psicóloga Alicia López Blanco- y lo combina con la proyección: esto es culpa de otro, la culpa siempre viene de afuera”.

Para López Blanco, a los sesenta años de Cristina es difícil esperar que esos mecanismos cambien, están “cristalizados”. La psicóloga sostiene que la Presidenta extiende su negación al duelo: “Hace veintiocho meses que murió El y ella sigue de negro -dice-. ¿Qué significa eso, que no puede elaborar el duelo? ¿o que el interlocutor era esencial para su identidad? ¿Se pregunta qué será ella sin Él?”.

“La Presidenta de la Nación expresa su profundo pesar por la muerte de ciudadanos en la tragedia ferroviaria ocurrida en horas de la mañana de hoy y envía sus condolencias a los familiares de las víctimas”. Esas treinta y seis palabras, escritas en el lejano tono anónimo de los telegramas, fueron las únicas declaraciones de Cristina sobre Once. Fueron dictadas desde El Calafate. En El Calafate estaba Néstor Kirchner durante la primera marcha de Blumberg y en El Calafate estaban cuando el poder escapó con espanto de la foto de Cromañón. Cristina también levantó su muro de silencio frente a la aparición sin vida de Candela o con las víctimas del accidente aéreo de Sol en Río Negro: veintidós muertos. Mientras el Papa Benedicto XVI hacía llegar sus condolencias a los familiares de las víctimas de Once y el presidente paraguayo llegaba al país para brindar su apoyo a las familias de las víctimas, el silencio oficial se volvía más evidente.

"Ibarra no fue a la puerta de Cromañón para evitar una foto con los muertos”, me recordó esta semana Beatriz Sarlo. “Y esa cobardía moral le costó la carrera política. Los Kirchner se quedaron en Calafate…” -Es que tienen un problema de reacción frente a las tragedias...

-Es cierto, es muy extraño que su extrema sensibilidad para gobernar su imagen no pueda enfrentarse a eso… -Y es curioso, porque a la vez usaron la tragedia para su crecimiento, la muerte de Néstor acercó a la gente a Cristina...

-Es una política narcisista, concluyó Beatriz.

“No, no, más adelante”, dijo Cristina en París cuando le pidieron una declaración sobre las muertes de Once. La Presidenta inauguraba en Francia una exposición fotográfica sobre el Rally Dakar en Argentina.

Y el “más adelante” nunca llegó. Cuando la negación se convierte en negación sicótica, el individuo está afectado para captar la realidad. La negación sicótica es más común de lo que parece: el fumador, por ejemplo, sabe que podrá ser víctima del cáncer pero lo niega e incluso imagina que, al ser placentero, es favorable para su salud. La conciencia del dolor en Cristina Kirchner parece la de una persona ensimismada. Le tocó comprobarlo a Zulma Ojeda Garbuio, la madre de un joven de 32 años que murió en la tragedia. Zulma fue convocada por Parrilli al despacho de Cristina en la tarde del 6 de marzo: “Presidenta, usted está rodeada de pirañas y una es Schiavi”, le dijo.

“No hablés así de él, pobre, que tuvo un grave problema de salud como producto de este hecho”, le interrumpió Cristina.

La reunión cayó en un abismo cuando la Presidente le dijo, condescendiente: “Vos, ahora, hablás desde el dolor, pero todavía no sabés bien de qué se trata ”.

La despreocupación por el presente pone en cuestión, también, la legitimidad de su declamada preocupación por el pasado: ¿existen “monopolios del dolor”? ¿desaparecen los muertos de Once porque se los ignore? El Gobierno sólo tiene memoria a largo plazo; la muerte política cotiza en bolsa más que la muerte civil y ambas están sujetas a la manipulación. Cristina parece estar rodeada de fantasmas: de hechos que no existen pero que no puede mirar a los ojos.

© Escrito por Jorge Lanata el sábado 23/02/13 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.