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jueves, 22 de octubre de 2015

Campañas y Elecciones 2015. Lenta agonía de la Mediocridad… @dealgunamanera...

Lenta agonía de la Mediocridad…


La peor campaña política de una elección Presidencial en estos 32 años de democracia, está llegando a su fin. Todos sabemos que estas últimas horas continuará la acostumbrada senda de mediocridad, mal gusto, ausencia de ideas y cuantiosas sumas de dinero que en la mayoría de los casos provienen de presupuestos públicos, cuyo origen hay que buscarlo en la corrupción y en el uso inescrupuloso del aparato de los Estados que gobiernan quienes son candidatos.


En lo que respecta a la candidatura de Margarita Stolbizer, que apoyo y milito y en la que estamos involucrados los socialistas, la eximo de esta descripción. 

Ha sido y es la única campaña que trató y trata de ir contra una corriente mediática descaradamente de “Derechas” (como dirían los españoles). 

Corriente decidida a convertir en pecaminoso el voto a una alternativa política seria, propositiva y sobre todo decente, como la de Margarita, por ser disfuncional a la guerra binaria que nos ofrece el Oficialismo y gran parte de la Oposición.

Si el espacio Progresista llegó a esta situación, es producto de múltiples factores y errores y no culpa de una candidatura contra todos los pronósticos y sin recursos económicos como la de Stolbizer.

Será motivo de debates en el futuro, pero queda claro que en Argentina todavía sigue faltando un espacio Socialdemócrata en serio que termine con el síndrome de echarle la culpa al Radicalismo y al Peronismo de los padecimientos de la Centroizquierda.

El haber dilapidado los 4 millones de votos de la elección del 2011, es el resultado de una larga lista de errores que hemos cometido colectivamente y que deberíamos discutir sin trampas y sin tirarnos resultados por la cabeza.

Repasemos el resto del escenario.

La Izquierda dura en Argentina no tiene mayores novedades, ni siquiera con un candidato treintañero. Que Del Caño haya tomado como modelo a la Cuba Castrista (por lo menos en Educación) ha sido la única noticia.

Desde el punto de vista de la exquisitez política, cometió un sacrilegio, el trotskismo siempre fue crítico de la revolución cubana. 

Pero hablemos con sinceridad y reconozcamos que Nicolás hizo avanzar de un plumazo 88 años al trotskismo argentino. La última vez que le preguntaron lo mismo a Altamira, tomó como modelo a seguir la rebelión de la Comuna de Paris de 1871 ante el azorado periodista que en vano buscaba una pista en la ley de Comunas de mi autoría.

Vayamos a lo preocupante: los tres candidatos que han construido una telenovela del poder, idea y producción de los grandes Medios, de algunos consultores y de los grandes grupos económicos y políticos conservadores del país. Hablamos, claro está, de Macri, Scioli y Massa.

Los tres nacieron políticamente en los 90, dos de ellos formaron parte del ciclo kirchnerista. El otro hizo con amigos y familia, grandes negocios en la misma década. 

Ninguno de los tres pudo hacer nada con el narcotráfico: a uno lo acusan de que en el territorio que gobierna viven la mayoría de los narcos, otro critica a los demás pero en la Ciudad que gobierna, florecen las cocinas de Paco a pocas cuadras de la Casa Rosada y crecen enormes zonas liberadas donde manda la narcocriminalidad y el tercero representa al gobierno en el que se desarrolló y creció el Narcotráfico como nunca antes en la Argentina.

Dicen tener profundas diferencias pero lo cierto es que son previsiblemente parecidos. Macri respaldó a Massa hace dos años, Massa estuvo en el mismo gobierno de Scioli y Scioli es amigo de Macri. Hasta tienen esposas que juegan a ser (bizarramente por supuesto) la esposa de Underwood en la serie House of cards.

Sus propuestas son tan simplistas que ni el dictador más bananero del mundo se las hubiera tolerado a su publicista. Se corren por derecha para ver quién es el más duro, el que imposta la mandíbula más apretada. A veces recuerdo brumosamente a López Murphy y me da la sensación que era un personaje bonachón de Disney al lado de este trio.

Sus puestas en escena son cada vez menos creíbles. ¡Se sacan fotos para el diario con gente humilde, mientras miran con cara de asco la milanesa que le ofrecen en la casa que visitan, y ni lo disimulan!
¡Nooo … lo viralizan en las redes sociales!

Uno imposta tonadas, el otro cuando saluda a un pobre no puede disimular su cara de asombro y su mirada de antropólogo positivista del siglo 19. 

Miro los spots del Frente para la Victoria donde se muestran miles de policías uno al lado del otro jurando frente al gobernador en un solo grito, y pienso en la similitud estética (aclaro lo de estética) con las películas de los congresos nacionalsocialistas de Nuremberg. 

Meta coaching, esquivar bombazos que se tiran unos a otros, saber llevar las cruces que arrastran con ellos (los Anibal, los Niembro) y una cara de piedra impagable, les alcanzó a estos tipos para llegar a la final… Y enloquecernos a muchos si tenemos que tomar una decisión en un hipotético balotaje.

Atrás de miles de anécdotas de esas características se esconde la esencia del problema: son de Derecha. Son de Derecha de una chatura intelectual que asombra (si amigos del Progresismo Ingenuo, una cosa es ser Winston Churchill y otra Donald Trump, y nosotros desde Carlos Pellegrini, Sarmiento y Alberdi a la fecha, no hemos tenido más que una sucesión Trumps).

Unos serán morochos, otros de ojos celestes, unos hablan de pueblo y otros de república, pero los “laboratorios” de los que salen nuestros candidatos, no tienen ni la más mínima idea de esos dos conceptos y mucho menos ganas de aprender qué significan. 

Separar lo más posible pobreza de desigualdad, subordinar la distribución al crecimiento y una visión estúpida y codiciosa del funcionamiento de una economía de mercado, es su alfa y omega. 

Su biblia: Gestionar enumerando obras muchas veces inservibles o que no son ciertas e insistir por enésima vez que todo se solucionará cuando lleguen las inversiones. Y chorear impunemente. Muchísimo.

¡Encima el mundo… el mundo! 

Estamos en las puertas de un cambio civilizatorio, con una gigantesca revolución industrial en países orientales occidentalizados que haría empalidecer a las revoluciones industriales inglesa y norteamericana.

Y será a caballo de futuras guerras climáticas a causa de la escasez de agua y del manejo de los grifos de gas y petróleo del que disponen algunos países, en un mundo que no se preparó para la escasez de dichos combustibles.

Nuevamente en Medio Oriente se dan cita, el choque de intereses de las tres superpotencias, las diferencias religiosas, los odios étnicos ancestrales, los renacimientos de las ambiciones imperiales, el deambular de millones de personas haciendo caso omiso de las fronteras nacionales y exigiendo como el capital, libre circulación para migrar y escapar de sus propias pesadillas. Lo hacen forzando a que los reciban con éxodos que avergüenzan a la humanidad entera o cada tanto abrumando con pesadillas de nuevo tipo a bucólicos turistas en las playas europeas y turcas: niños muertos flotando en sus orillas.

En ese mundo tan complejo, Argentina ofrece el aporte de un conjunto de estadistas con visión estratégica. Si, ofrecemos a Scioli, Massa o Macri.

No soy creyente, pero si hay una crisis de esta magnitud, (no hablo de la descripción que hice de la situación internacional, sino de afrontar la realidad de que uno de los tres será Presidente de Argentina en ese mundo)… espero que actúe el Papa. Yo lo admiro mucho, quizá algo pueda hacer.

Así las cosas, mientras tanto, no todo está perdido.

Quizá haya un batacazo en las elecciones de USA y Gran Bretaña y se consolide un nuevo pacto del Atlántico de sesentones y setentones ex hippies, ex izquierdistas y ex pacifistas con la dupla Sanders- Corbyn.

Un resultado electoral de esta naturaleza, habilita a pensar que todas esas profecías de las que tanto se habla, son reales y que ahora sí, definitivamente, el fin del mundo podría estar cerca.

Pero aun así, amigos, que buen fin del mundo seria.

Post Data:

Voy a votar a Margarita Stolbizer lista completa con Victoria Donda.

Si fuera santafesino votaría por Hermes Binner Senador.

Igual insisto que fue un error la estrategia del corte de boleta en esa Provincia.

Hace 35 años milito en el Socialismo así que conozco donde hay que hacer las críticas: ACA.

El mejor candidato para el Parlasur es Juan Carlos Zabalza y lo voto con orgullo.

Nadie rompió el FAP ni UNEN, simplemente no se supo liderar.

Si hay Balotaje… pensaré mucho.

Sea cual sea el resultado después de las elecciones estaría buenos que nos escuchemos todos…

Suerte a todos en sus campañas, fuerza ¡PROGRESISTAS!


© Escrito el martes 20/10/2015 por Roy Cortina, Diputado del Partido Socialista y publicado en RoyCortina.


domingo, 24 de febrero de 2013

Reportaje a Laura Ginsberg... De Alguna Manera...


"Este acuerdo con Irán es una maniobra perversa"…

Decisión. "Yo denuncié a nuestro abogado patrocinante, el doctor Alberto Zuppi, porque él se incorporó como ministro de Justicia del gobierno de Rodríguez Saá."


Perdió a su esposo en el atentado a la AMIA y fue miembro de Memoria Activa. Considera que, desde Menem, todos los gobiernos han sostenido este crimen en la más absoluta impunidad, y que éste quiere ponerle punto final al tema. Mientras, ellos buscan el juicio y el castigo a los culpables.

El 18 de julio de 1994 a las 9.53 de la mañana, yo estaba viajando rumbo a mi trabajo –recuerda Laura–. Nosotros vivíamos en Villa Crespo y recuerdo que un gran estruendo había hecho vibrar las ventanas de mi dormitorio, pero recién cuando llegué a mi lugar de trabajo me dijeron que habían volado la AMIA... y bueno, me fui inmediatamente para allá.”

Laura tiene en la mirada sin lágrimas la huella de los que han sido golpeados por el destino.
—Durante tres días estuvimos buscando a quien era mi marido –explica–. Estuvimos buscando a José… Lo hicimos porque todas las explicaciones que provenían fundamentalmente de quienes nos brindaban algún dato acerca de las personas que trabajaban en el edificio coincidían en que habían visto a Cuqui (así llamábamos a José) aún con vida. Por eso, durante esos tres días estuvimos buscándolo en comisarías, en hospitales, con fotografías que mi hermana había fotocopiado y ampliado para repartirlas en distintos barrios de la ciudad de Buenos Aires. Finalmente, el 31 de julio me avisan que lo habían encontrado muerto entre los escombros.
—Ustedes eran muy jóvenes.
—El tenía 43 años, y… –aquí se produce una larga pausa que no interrumpimos, claro–. En verdad, durante esos días de búsqueda yo recuerdo que me dije a mí misma: “Esta debe haber sido la misma sensación de los que buscaban desaparecidos”, por aquello de que “está” pero “no está”. “Está” pero “no lo encuentro”. “Nadie me dice adónde está”. Algo muy terrible, ¿no? Sobre todo después del crimen de la bomba… Fue devastador, sobre todo teniendo en cuenta que apenas dos años antes habían volado la Embajada de Israel.
—Ahí es entonces donde comienza tu lucha… terrible lucha. ¿Estabas sola o acompañada?
—Sobre todo en los inicios, yo me acerqué al grupo de los familiares de las víctimas, y a Memoria Activa a principios del año ’95. Nos acompañamos todos porque nos encontrábamos en la misma situación. Incluso, una de las primeras cosas que recuerdo era tratar de establecer el número real de muertos. Aún hoy es una cifra que lleva un signo de interrogación. Todo el mundo habla de 85 muertos, pero resulta que uno de ellos reapareció con vida muchos años después. Incluso ésta es toda una historia en sí misma, y es muy reveladora de lo difícil que resulta en este país contar a los muertos.

—Ese hombre que apareció, ¿había perdido la memoria, o qué?
—No. Apareció cuando su mujer reclamó, si mal no recuerdo, la indemnización. Este hombre estaba con vida. Trabajaba como cocinero en el ejército paraguayo. Era efectivamente una víctima de nacionalidad paraguaya, así que resulta impresionante pensar que tanto desde la Embajada como desde la AMIA pasó mucho tiempo, y el Estado no nos puede decir realmente cuántos muertos hubo. Y recuerdo que una de las primeras cosas que discutíamos era cuántos muertos había realmente. Aparecieron muertos que no pertenecían a estos atentados. El propio Estado blanqueaba gente que no había fallecido allí. En aquel momento no lo veíamos, pero marcaba toda una impunidad que llega hasta hoy. Así, entonces, en el grupo de familiares de las víctimas llegamos al acto de 1997 y, a partir de allí, comenzamos a padecer los quiebres y las rupturas que propiciaban tanto la dirección judía como el gobierno de Menem.
—¿El gobierno de Menem quería propiciar la fractura tanto dentro de la dirección judía como dentro de su propio gobierno?
—Siempre dio la sensación, es cierto, de que Menem deseaba favorecer esta fractura no solamente dentro de la colectividad, sino que tenía en la mira la necesidad de dividir y fracturar un movimiento de familiares de víctimas de la AMIA que mostraba una posición independiente, opositora al gobierno de Menem e independiente de la dirección judía. Ni lerdo ni perezoso, el gobierno de Menem advirtió que eso se estaba transformando en un problema, y más después de 1997. Con lo cual comenzaron una campaña en paralelo, tanto el gobierno nacional como la dirección judía, para quebrar el movimiento de familiares. Esto fue lo que ocurrió. Después se fortaleció nuestra intervención como familiares con una postura más crítica durante muchos años hasta que, finalmente, yo fui separada de Memoria Activa en 2001; me quitaron su representatividad con un comunicado de prensa fechado el 14 de enero de 2002.
—Pero ¿por qué?
—Porque yo denuncié quién era nuestro abogado patrocinante en la causa, el doctor Alberto Zuppi, con quien hacía poco tiempo habíamos logrado que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos aceptara una denuncia contra el Estado argentino. ¿Me preguntás por qué lo denuncio? Pues porque él se incorpora como ministro de Justicia del gobierno de Rodríguez Saá. Renuncié entonces a su patrocinio y lo denuncié públicamente, porque para mí era inconcebible que quien era nuestro abogado, patrocinándonos en toda esta lucha, pasara (directamente, sin escalas) a trabajar como ministro de Justicia para el Estado.
—Y vos, que has sido una víctima directa, ¿cómo ves el comportamiento de los partidos políticos? Y te lo pregunto porque a quien mencionaste en primer término fue a Menem.
—El tema es que, desde 1994 hasta hoy, ha habido una continuidad política en lo que se refiere al atentado, a la criminalidad perpetrada por el Estado y al encubrimiento mismo. Te explico: ¿una continuidad política en qué sentido? Todos los gobiernos que siguieron al de Menem (Menem, De la Rúa, Rodríguez Saá, Duhalde, Néstor Kirchner y, ahora, Cristina Fernández de Kirchner) se han puesto de acuerdo de alguna manera en sostener este crimen en la más absoluta impunidad. Y esto es así porque, de alguna manera, los hechos confirman la acusación que nosotros sostenemos desde hace tantos años. El Estado argentino sabía que el crimen se iba a cometer porque contaba con los informes de servicios de inteligencia de otros países y también propios. Puso entonces todas sus fuerzas de seguridad y sus servicios de inteligencia al servicio del hecho del atentado, encubriéndolo durante 19 años.
—Según tu pensamiento, ¿cuál sería el motivo para obrar así?
—Porque el Estado argentino es el responsable del atentado. Y hoy estamos frente a una situación en la que el Gobierno nos pone y nos pretende llevar al terreno de la discusión de cómo involucrar la conexión iraní cuando, en realidad, todavía, 19 años después, no hay certezas. Nosotros, por lo menos, no las tenemos. No tenemos certeza de que hayan sido los iraníes o los sirios o una conexión local. Pero sí tenemos certezas de lo que ocurrió aquí con nuestras fuerzas de seguridad, con la sustanciación de una instrucción judicial en manos de funcionarios, jueces y fiscales corruptos que han cometido delitos. Que han armado una construcción que luego se elevó a juicio y que, después de tres años, terminó liberando a todos. A Telleldín, a los Ribelli. A los primeros eslabones de la conexión local. De manera tal que nosotros ya calificábamos esto como un juicio totalmente fraudulento.
—¿Vos decís “nosotros” desde Apemia?
—Es decir, la Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA. Nosotros teníamos muy claro lo que estaba pasando porque además seguíamos el juicio prácticamente de manera cotidiana y teníamos la claridad de que el resultado no iba a ir en el sentido del esclarecimiento del crimen, y que estaban todos al borde de ser liberados. Y así fue. A partir de que el gobierno de Kirchner empieza a percibir (y no porque sea ajeno sino porque ayudó a construir esa impunidad) el resultado del juicio. Y, por eso, desde 2003 empieza a abonar la necesidad de liquidar, de terminar la conexión local; no hablar más de las conexiones locales y abonar, en ese sentido, la conexión iraní. Poner la culpa afuera. Y el primero que comienza a trabajar en eso es el propio ex canciller Bielsa, con quien también estuvimos reunidos.
—¿Cuál era el pensamiento de Bielsa?
—El propiciaba la investigación, digamos, y el juicio a la conexión iraní y un tercer país. Llegó incluso a presentarnos papers en relación con eso. Los leímos atentamente y le respondimos por escrito al entonces canciller Bielsa, y con él también mantuvimos una reunión en la que le dijimos que lo que estaba proponiendo era totalmente inviable; que no había ninguna legislación internacional que avalara semejante aventura, y que estaban poniendo la causa a miles de kilómetros de distancia, alejándola así de quienes somos las partes más interesadas en intervenir y en ponerla cerca. De manera tal que, como en aquel entonces la condición era que “todos estén de acuerdo con llevar adelante la propuesta del tercer país”, y como nosotros no estuvimos de acuerdo (de hecho salió publicado que Apemia le dobló el brazo al canciller), la propuesta no prosperó. Pero lo que sí prosperó después fue, durante el gobierno de Néstor Kirchner, la entrega (producto de una decisión política) de la causa en sí misma creándole un fiscal especial a partir del año 2004/2005.
—¿Te referís al fiscal Nisman, hoy terriblemente amenazado?
—Claro. Nosotros le expresamos nuestra solidaridad al fiscal Nisman, pero no perdemos de vista que esa fiscalía fue creada precisamente para terminar de cerrar este tema AMIA acusando a los iraníes basándose en diferencias. Nosotros lo hemos dicho en más de una oportunidad (y seguimos sosteniéndolo). Los documentos que produjo la fiscalía, y a los cuales nosotros tuvimos acceso, se basan en diferencias: nosotros no acusamos a Irán porque defendamos el régimen iraní ni mucho menos, sino sencillamente porque entendemos que la única manera de avanzar en este terreno (pero más especialmente poniendo en evidencia las responsabilidades locales) es que se pongan los archivos secretos sobre la mesa. Y podamos así tener acceso a aquello que ahora quieren poner en manos de esta Comisión de la Verdad que nosotros consideramos que, otra vez, va a ser sólo una comisión encubridora. Vamos a estar en presencia de una comisión que va a ayudar al encubrimiento, y ahora con el acuerdo del régimen iraní.
—¿Creés que Irán va a aceptar la detención de los acusados si así lo ordena el juez Canicoba Corral? No hay que olvidar que el actual ministro Ahmad Vahidi tiene pedido de captura internacional con grado rojo. ¿Aceptarían esa detención?
—Hay un antecedente al respecto: en 2003, cuando el gobierno de Kirchner apunta en esta dirección (sacar las responsabilidades afuera), lo que estaba ocurriendo era que habían detenido en Gran Bretaña a Soleimanpour (uno de los que eran justamente acusados de ser parte de la conexión internacional). Y cuando Argentina envía la evidencia (la documentación) que supuestamente iba a lograr que esa acusación terminara en una extradición, en Gran Bretaña dicen que la evidencia no es formal, que no es suficiente; tuvieron que liberar a Soleimanpour y finalmente la Argentina tuvo que pagar. Después de ese episodio, ocurrido hace tantos años, no tenemos ninguna acusación concreta con evidencias concretas. Y el tema es el siguiente: antes de que Canicoba Corral pueda hacer nada (de hecho, desde que lo nombraron derivó todo a Nisman), pero antes de que eventualmente pudiera hacer algo, reunieron a esta Comisión de la Verdad, que va a tener que analizar la evidencia que la Argentina envíe. ¿Y si la evidencia no es suficiente, como en 2003? ¿Qué va a decir Timerman? “¿Nosotros hicimos lo que pudimos?” “¿Lo lamento?”.

—¿Cómo evalúan ustedes el comportamiento del canciller Timerman?
—Hay que entender el comportamiento del canciller en el marco de una decisión política de gobierno que, en algún sentido, es la continuidad de lo que ya se había implementado (o se intentaba) en 2003. Dejando de lado sus características personales y su actitud patoteril, me parece que lo que hay que poner de relieve es lo siguiente: tal como lo reconoció en la sesión primaria de la Comisión en el Senado, en la que estuve presente, Timerman viene negociando con el régimen iraní desde hace por lo menos dos años en el sentido siguiente: “Vamos a una negociación”. 

Porque, hasta ayer, el gobierno de los Kirchner iba a cada una de las sesiones de apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas a decir “los iraníes son los responsables”; “tienen que venir a la Argentina”; “tienen que someterse a la Justicia argentina”; “tienen que declarar”. Producto de un giro político, de pronto, en la última reunión la Presidenta dice: “Vamos a negociar con Irán”, y nosotros observamos que esto no es un capricho de la Presidenta. Esto va en sintonía con un cuadro internacional donde el Departamento de Estado y el gobierno de Obama están buscando un terreno de diálogo con Irán para superar los problemas que no han podido superar hasta ahora. 

Son problemas relacionados con energía nuclear, con la salida de las tropas norteamericanas de Irak y de Afganistán. El cuadro más general es el de negociar con Irán. Un cuadro donde, hoy en día, aún sin saber cómo va a terminar desarrollándose este acuerdo, lo cierto es que no es un cuadro para hacer intervenciones bélicas. Por lo menos en este contexto. En este sentido, el gobierno argentino sigue disciplinándose con los lineamientos políticos que marca el gobierno de los Estados Unidos. Hasta ayer, la causa AMIA estaba puesta al servicio de la guerra cuando Irán constituía el Eje del Mal. Hoy está puesta al servicio de un supuesto cuadro de “paz” (así, entre comillas), de “diálogo”. En ninguno de los dos casos al servicio del esclarecimiento ni del juicio y el castigo para todos los culpables, que es lo que nosotros reclamamos. Entonces, de este modo el Gobierno argentino resuelve dos problemas: el primero (que es el más importante para ellos) es poner un punto final al tema AMIA. 

Pensamos que el Gobierno está decidido a ponerle un punto final al tema AMIA. Y por dos motivos: primero, sacarse sus propias responsabilidades como Estado argentino en la criminalidad y el encubrimiento. Que no es un tema menor. En ese aspecto, Irán viene a tenderle una mano. Y el segundo motivo es que está otra vez poniendo la causa al servicio de un cuadro internacional que entiendo que es de una complejidad muy grande pero que, probablemente, va en un camino de acuerdo y negociación con Irán. En cualquier caso, insisto, nada de esto tiene que ver con lo que nosotros venimos exigiendo desde hace tanto tiempo, y de ninguna manera vamos a conformarnos con algunas opiniones que hemos escuchado tanto por parte del Gobierno como de otros familiares que dicen: “Bueno, por lo menos esto es algo”, “tal vez tengamos un poco de verdad” y “en todo caso, si esto no resulta todo quedará igual”. 

Esto no es cierto. En primer lugar, la verdad no viene en dosis. Sabemos la verdad o no la sabemos. Es lo que está ocurriendo hasta ahora. No sabemos la verdad porque el Gobierno la oculta. Y en segundo lugar, no es cierto lo que dice Timerman cuando, apretado por las circunstancias, el otro día en el Senado dijo: “Bueno, en el peor de los casos, si esto no progresa no habrá pasado nada”.  Sí pasa. No es que no pasa nada. Pasa que retrocedemos otra vez en el sentido de lo que significa la obligación del Estado por perseguir justicia. Nosotros somos conscientes de que esto se abandonó hace rato pero, formalmente, ¿qué va a decir el Gobierno? “Nosotros hicimos lo que pudimos”; “si Irán no responde...”; “si las pruebas no son suficientes...”; “si los iraníes no quieren declarar, están en su derecho”, dijo Timerman en el Senado. Entonces, ¿adónde nos está llevando el Gobierno? 

Lo presentan como si fuera un gesto de buena voluntad y una maniobra inocente. No. Es una maniobra perversa, elaborada y pergeñada consciente y deliberadamente para el Punto Final.

© Escrito por Magdalena Ruiz Guiñazú el domingo 24/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.