Sexo anal, la idea fija de los hombres...
Pareja. Foto: Getty
¿Por qué siempre piden lo mismo? ¿A las mujeres no nos
gusta? ¿O no nos animamos a intentarlo? Mitos o ideas preconcebidas que privan
a la pareja de beneficios eróticos.
Si el sexo genital tuvo que liberarse de la carga de la
procreación para encontrar lugar en el placer por el placer mismo, el sexo anal
está luchando por el suyo, sin prejuicios ni censuras. Y bien que vale la pena.
“Mi novio quiere y yo no quiero, tiene la idea fija”,
escucho decir a una joven. Este comentario aparenta ser una diferencia de
gustos sexuales, pero encubre preconceptos ligados a pautas de género. El
hombre gozará más del acto cuando se ofrece con alguna resistencia, y esto es
lo que ocurre. Vencer la intransigencia de su compañera primero y del esfínter
después es una doble ganancia para su virilidad. La elección de esta práctica
se convierte entonces en un refuerzo para el macho. Un logro para la fuerza, la
jactancia y el vigor, todos atributos de dominación.
En la mujer ocurre lo contrario, despierta sentimientos de
humillación, de ser sometida por el hombre. Teme ser el objeto sumiso, pasible
de ser dominada. Muchas se reprochan haberlo entregado sin convencimiento. Se
sienten avergonzadas, “sucias”, que no tienen pudor ni amor propio.
El placer del sexo se convierte entonces en un referente de
dominación y sumisión, como si aún las antiguas pautas de género, aquellas que
sumían a las parejas a roles fijos, siguieran en plena vigencia.
Estamos hablando de una zona erógena, que tiene la
inervación suficiente para provocar infinidad de sensaciones placenteras. En el
hombre, la región prostática que linda con el recto es una fuente de un placer
intenso. Las parejas deberían dejar de lado los preconceptos y entregarse al
goce que este tipo de sexo ofrece.
Algunos consejos:
* Los juegos previos son fundamentales, se debe conseguir un
buen nivel de excitación.
* La higiene previa ayuda a despejar ideas de “suciedad” o
de “inconvenientes “en el encuentro.
* Conseguir una buena relajación y usar lubricantes al agua.
* Llegar a la zona gradualmente. Jamás se debe abordar con
fuerza o a “lo bruto”. Hay que ser cuidadosos.
* La estimulación en la parte inferior favorece la
relajación.
* Alternar las poses. Las de espaldas al hombre pueden
disgustar a algunas mujeres. Una recomendable es “de costado”, como haciendo
“cucharita”. Ayuda a relajarse, despierta ternura y favorece la estimulación.
© Escrito por el Doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo, el viernes publicado por Entre Mujeres el 20 de Abril de 2012.