Efecto Trump. La hora del shock…
Raros peinados
nuevos. Foto: Pablo Temes
Qué cosas
definieron la elección. Macri, frente a una nueva y necesaria relación.
© Escrito por
Nelson Castro el domingo 13/11/2016 y publicado por el Diario Perfil de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
“Un viaje de mil millas comienza con el primer paso”, es
una famosa frase de Lao-Tse, filósofo chino –cuya existencia histórica es
motivo de controversia– que pudo haber vivido alrededor del siglo VI o del
siglo IV antes de Cristo. La máxima contiene un mensaje claro: que nada
se obtiene si nunca se intenta luchar por alcanzar un objetivo y que todo lo
que vemos a nuestro alrededor tuvo un comienzo.
El largo, tortuoso y turbulento proceso que culminó con la
elección de Donald Trump como el cuadragésimo quinto presidente de los Estados
Unidos se enmarca a la perfección en el significado de esta ancestral frase. En
esta hora de shock, muchísima gente dentro y fuera de los Estados Unidos debe
estar preguntándose cómo, dónde y cuándo comenzó esta historia. La pregunta
tiene una respuesta puntual y concreta que nos lleva al 7 de febrero de 2013.
Ese día, Russ Steinberg, furioso por una andanada de críticas que Trump le
había hecho a Barack Obama, le envió un tuit con el siguiente mensaje: “Si usted
odia tanto a América, debería candidatearse a la Presidencia y arreglar las
cosas”. Para su sorpresa, tal vez, Steinberg recibió una respuesta del magnate
de los bienes raíces que, a la luz de los hechos, fue premonitoria: “Tené
cuidado”.
In situ.
La elección de Donald Trump impacta por una razón muy
simple: es la representación más brutal del antisistema que pone en jaque a la
dirigencia política de los Estados Unidos y, por añadidura, del mundo.
Viví en los EE.UU. y lo recorrí de Este a
Oeste y de Norte a Sur. Hablé, conocí y conviví con gente de ciudades grandes,
medianas y pequeñas y de las zonas rurales. Hay un
océano de diferencias entre
el ciudadano medio nacido y criado en Manhattan y aquel nacido y criado en
Amarillo (Texas), o en Verdad o Consecuencias (Nuevo México), o Galena
(Illinois), o Akron (Ohio). En el así llamado “Deep USA”, el pensamiento de la
mayoría de las personas es más simple y lineal. Desde esos lugares, Washington
y su atmósfera representan algo que va contra sus valores. “En Washington
todo es corrupción”, es el slogan que resume el pensamiento de marras. La
corrupción significa no sólo la indecencia sino también la indiferencia.
El impacto que este estado de cosas ha
tenido sobre el habitante de esos lugares ha sido y es todavía mayor por la
situación de crisis que aún castiga a buena parte de quienes ahí viven. El derrumbe
de la economía de los Estados Unidos que ocurrió en 2008 y 2009 dejó secuelas terribles que
todavía se sienten. El desempleo sigue siendo un gran problema al cual se le ha
agregado otro de gran impacto: el empleo de mala calidad. Ese combo
–corrupción política más crisis económica– constituyen el caldo de cultivo
ideal para la aparición de personajes como Trump que con un discurso simple,
populista, y agresivo cooptan la atención y el voto de esos muchos que no se
sienten representados por lo establecido. Es lo que fue Hugo Chávez en
Venezuela. Es lo que significa Jean-Marie Le Pen en Francia. Hay Trumps en
todos los países del mundo.
Paradojas.
Es paradojal que a Barak Obama le suceda Donald Trump. Si
hay algo pendular, es esa sucesión. Marca el cambio de humor que reina en los
Estados Unidos. Obama encarnó una esperanza que entusiasmó a muchos pero que,
lejos de cerrar las divisiones raciales, las exacerbó. La pérdida del
entusiasmo se reflejó en la menor cantidad de votantes en estados clave en
donde el actual presidente ganó con claridad en las elecciones de 2008 y de
2012. El agravamiento de las actitudes xenofóbicas se vio en la oleada de
ataques y asesinatos de ciudadanos negros por parte de agentes de la policía,
en hechos de gatillo fácil convalidados por la Justicia.
Si Trump cumple con sus promesas –y nada
indica que haya llegado hasta aquí para no hacerlo– se viene un país difícil no
sólo para muchos de sus ciudadanos sino también para el mundo. Un país
proteccionista e imperial.
El gobierno de Macri ha
quedado descolocado ante el triunfo de Trump. La apuesta por Hillary Clinton había sido expresada sin disimulo por la canciller Susana
Malcorra, una imprudencia llamativa en una mujer con su experiencia de años en
la ONU. Los comentarios críticos hacia la ministra de Relaciones Exteriores
desde dentro del Gobierno fueron muchos y son muchos por estas horas. De todas
maneras, Macri tiene la convicción de que la relación entre ambos gobiernos va
a ser necesariamente buena.
¿Y ahora?
Si bien el carácter de Trump es complicado, Macri va a
poner lo mejor para que la relación sea armoniosa. “El mundo de la política
está lleno de locos. No se puede sucumbir ante los locos, Macri ha desarrollado
una capacidad de paciencia notable”, señalaba una voz de Cambiemos que supo
desempeñarse como diplomático en Washington.
Con el triunfo de Trump preocupa que se
eleven las tasas. La primera reacción de los mercados fueron tasas elevadas, a
pesar de lo cual en el mundo de las finanzas se espera que se regularicen y se
estabilicen.
El Presidente confía
en relanzar su relación personal con Trump a quien lo imagina razonable y deseoso
de establecer un buen vínculo mutuo.
Será también un desafío. Sus comentarios públicos y
privados hacia el futuro presidente de los Estados Unidos no lo dejan bien
parado. La historia de la relación entre los Macri y Trump tiene ribetes que
parecen salidos de la ficción. Durante el secuestro de Mauricio Macri, su padre, presa de la desesperación, llegó a sospechar
que Trump pudo haber estado directamente involucrado en el hecho ni más ni
menos que como el instigador. La sospecha fue tan fuerte que hubo necesidad de
establecer un contacto directo con el hoy presidente electo para que éste
negara terminantemente cualquier relación con el hecho. De novela.
Producción
periodística: Santiago Serra.