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sábado, 12 de agosto de 2023

Una vergüenza política... @dealgunamaneraok...

 Una vergüenza política…


Córdoba. Bullrich no suspendió la convocatoria. Se subió al estrado y dijo su speech. Fotografía: Agencia Telam
 

Frente a un hecho atroz como fue el asesinato de una niña estudiante de Lanús, la respuesta de la política es mostrar que no tiene respuesta, pero a su vez burlarse de la gente diciendo que levantaban los actos de cierre, pero continuando de otra forma con su campaña proselitista.

© Escrito por Hugo Haime, Consultor y Analista Político, el viernes 12 de agosto de 2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.  

Ante el hecho aberrante, ante la iniciativa de Grindetti-Bullrich que habían programado su acto de cierre en Lanús, Larreta y el peronismo inmediatamente hicieron lo mismo. Parecía que habían suspendido las campañas. Pero no, lo que se suspendió en realidad fue hablarles a sus propios militantes desde tribunas efervescentes en donde se escuchan bombos y  aturde la música. Ya por la tarde unos se tiraban el muerto a los otros, y por la noche se paseaban sin pudor por los canales de TV. Al comienzo, dando el sentido pésame, y luego avanzaban desarrollando sus plataformas. 

Es más, Bullrich en Córdoba no suspendió la convocatoria. Se subió al estrado, dijo su speech político y pidió que no festejen. Luego de tamaños hechos, cómo pretenden que la mayoría de los ciudadanos, más allá de a quién voten, no se pliegue al que se vayan todos. Hay mucho para reflexionar sobre lo sucedido. 

Dado que en forma permanente hay sucesos similares en el Conurbano, nos preguntamos si el asesinato hubiera ocurrido en otra localidad en la que no estuviera involucrado un candidato a gobernador e intendente del lugar y en la que se haría el acto de cierre de la campaña presidencial, si hubieran suspendido el acto. Supongamos que el caso hubiera sucedido en Chascomús o en Gral. Alvear en La Pampa. Apuesto que no. Es más, se hubieran dedicado a mencionar el tema sin pudor. El peronismo, obviamente para no desentonar, también suspendió los dos cierres programados, el de gobernador y el de presidente.  

Un electorado que teme al presente y duda del futuro  

Todos los días por los canales de televisión conocemos sucesos parecidos. No hay nada nuevo. Los personajes son los mismos. La droga, la violencia, la falta de normas, la impunidad, el dolor de una familia, la impotencia, la indignación popular. En Lanús estuvieron todos los ingredientes. Menores involucrados que se saben inimputables, utilizados por adultos como modo de esconder sus delitos. Bandas de delincuentes que están localizadas, pero ante las cuales no se actúa con eficiencia. El interrogante sobre si llegó o no a tiempo la única ambulancia municipal. La mirada sobre la Policía y sobre la Justicia. Intendentes que no viven en el lugar y además tienen otras ocupaciones, como ser presidentes de clubes de fútbol. 

Por caso, Grindetti no es solo intendente de Lanús, también es presidente de Independiente. Poco tiempo le queda para ejercer su responsabilidad en el municipio, y delega en Kravetz, su aspirante a la sucesión. Este, hasta ahora, aparecía como quien era capaz de ocuparse de la seguridad en el municipio, haciendo campaña electoral sobre ello. Hace años que el principal problema de Lanús es la inseguridad, como lo es en una gran parte de los municipios del Conurbano. 

La población cree que resolverla les corresponde a los tres niveles políticos: nacionales, provinciales y municipales, los que, en vez de coordinar, se echan la culpa entre sí o se sacan la responsabilidad de encima. También tenemos a quienes  juegan de defensores de menores pobres, y entonces aparece el discurso sobre la criminalización de la pobreza. Todo parece una película repetida. La política reacciona echando culpas cuando aparece involucrada. En Rosario sucedió algo parecido; el Estado reacciona tarde. Lo sucedido en Lanús es solo una muestra del drama por el que están pasando diariamente millones de familias. 

La pregunta persistente que se hace la población es de quién es la culpa, si de la falta de leyes adecuadas, si de la incapacidad de tomar el problema de la inseguridad como un todo, si de la situación económica que incrementa la pobreza y la marginalidad, si de quienes impiden que se cumplan con los días mínimos de escolaridad, si de la baja calidad educativa. Podríamos seguirla al infinito con las preguntas y la asignación de culpabilidades. 

Hoy estamos en un momento álgido, en el que la relación entre la dirigencia y la sociedad está rota, al punto tal que luego del asesinato de Morena los vecinos, además  de sollozar su pena, decían todo el tiempo: “Tenemos miedo, vivimos con miedo, y los políticos solo vienen para pedirnos el voto”. Por ello mismo, que haya o no acto de cierre nada cambia, solo pone en evidencia la imposibilidad que tiene la dirigencia de pensar en grande.



   

lunes, 22 de mayo de 2023

Ingratitudes y traiciones… @dealgunamaneraok...

 Ingratitudes y traiciones…

Hasta que rompa el hervor. Ilustración: Pablo Temes

La campaña genera demasiadas preguntas ante una realidad dura que no ofrece respuestas al ciudadanía.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 20/05/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Tenemos que entrar en el ballottage”, fue la frase con la que Cristina Fernández de Kirchner reconoció la posición de debilidad en la que se encuentra el Frente de Todos contra Todos. Y, al hacerlo, confirmó implícitamente la razón por la que decidió no presentarse como candidata a la Presidencia en las elecciones de octubre próximo: el objetivo del oficialismo ya no es ganar. 

“Se bajó, porque no le dan los números y encima está molesta porque siente que todos en el peronismo están tratando de exprimir hasta la última gota del limón” –dijo un dirigente que la conoce bien y agregó: no puede seguir cobijando al movimiento detrás de su pollera, más aún cuando siente que nadie, pero nadie, se jugó por ella en estos cuatro años para el olvido”. Ella sabe que el FdT se encamina a perder. Sabe también que no hay magia posible que pueda revertir la debacle económica que castiga a los sectores más pobres de la sociedad, a los que la vicepresidenta dice cuidar. 

La aparición televisiva de CFK en C5N, en lo que quiso disfrazarse de una entrevista a la que ella manejó en todo momento y con total comodidad, generó mucha atención mediática, a la vez que careció de peso político. La expresidenta en funciones ha perdido poder. Es el resultado obvio de una gestión gubernamental catastrófica de la que, por más relato que haya, no se puede despegar. Alberto Fernández es a quien ella designó como candidato hace cuatro años. Sergio Massa es ministro de Economía porque ella lo decidió y dio su visto bueno. 


Lo más notable de las apariciones y manifestaciones públicas de CFK es que generan un zafarrancho interno que hacen más compleja la complicada situación interna del FdT. Viene el tiempo de los hijos de la generación diezmada, dijo, y mencionó a su hijo Máximo –cuya relevancia deviene del hecho de ser su hijo y ninguna otra cosa más– a Eduardo “Wado” de Pedro y a Andrés Larroque. 

La pobreza de ese elenco habla a las claras de la falta de visión política de CFK, y a la ausencia de figuras con llegada real al electorado. Es lo que le ocurre cada vez que se siente arrinconada. Nada que sorprenda. Esa falta de visión política y esa angurria de poder y plata del matrimonio político que constituyó con Néstor Kirchner, está en la base del fracaso del proyecto que intentó imponer el kirchnerismo.

No fue precisamente un tono de alegría el que utilizó el ministro Massa en su perorata del viernes pasado, para fustigar a quienes pretenden competirle en la interna. El exintendente de Tigre estaba exultante con el elogio que le prodigó CFK cuando dijo que “había agarrado una papa caliente”. Sin embargo, no lo incluyó dentro de la lista de posibles presidenciables. No es un dato menor. El efecto “humo” de toda la gestión de Massa se va diluyendo día tras día. Se hace un despliegue sobreactuado de reuniones, declaraciones y medidas que tiene efectos escasos o directamente nulos. Claro ejemplo fue lo que pasó a comienzos de la semana con las inspecciones a los que importan frutas y verduras en el Mercado Central, cuando una veintena de camionetas con agentes de la AFIP y de la Aduana ingresaron en medio de un gran aspaviento para controlar tan sólo diez puestos de venta de verduras y frutas. 


Tamaño despliegue no hizo más que espantar a los compradores, lo que generó un enorme perjuicio a la mayoría de los puesteros que viven al día. Si esa es la metodología con la que el Gobierno pretende controlar o hacer bajar la inflación, el fracaso está asegurado. Pero hay otro motivo determinante para que la vice en funciones no termine de bendecir al superministro. Cristina Fernández no confía en Sergio Massa. Sabe que si colabora para sentarlo en el sillón de Rivadavia, finalmente la traicionará. La soledad del poder abraza a la líder del Frente de Todos como nunca antes. Son horas aciagas que deberá transitar. Ni siquiera la promocionada marcha del 25 de Mayo podrá llenar ese vacío. 


La misma sensación de ingratitud cubre a varios de los soldados del PRO. La brutalidad de la interna no cesa y sigue minando las posibilidades de No tan Juntos por el Cambio de volver al poder. Todos en la coalición opositora siguen con atención las desventuras de los miembros del equipo amarillo un poco por preocupación y mucho de oportunismo y sarcasmo. La Unión Cívica Radical espera su momento como si semejante revuelo no afectara las chances del conjunto. 


Ya no se trata de la pelea en la Ciudad donde Jorge Macri dio a entender que no aceptaría un resultado negativo de las encuestas que propusieron para dirimir entre su candidatura y la del ministro de Salud porteño, Fernán Quirós. ¿Para qué tanto revuelo entonces? ¿El primo Jorge tiene tanto miedo a perder?


También en la provincia de Buenos Aires el desenlace será áspero y abierto. Patricia Bullrich eligió al intendente de Lanús, Néstor Grindetti como su delfín. Por estas horas en el entorno de Diego Santilli se preguntan si no hubiera sido mejor ir por la vía del acuerdo. Demasiadas preguntas, para una realidad dura que no ofrece respuestas al ciudadano de a pie. 




   

martes, 19 de enero de 2021

Desgaste oficial… @dealgunamanera...

 Desgaste oficial…


Guardapolvos, Alberto Fernández y Rodríguez Larreta. Dibujo: Pablo Temes. 

Gobierno desconcertado. Preocupa la grieta, pero no la que existe con la oposición sino la que divide al Frente de Todos.


© Escrito por Nelson Castro y publicado el sábado 1601/2021 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

 


El gobierno necesita oxígeno. El gabinete necesita oxígeno. No hay que tomarlo a mal, es algo lógico. Cuando asumimos nadie imaginó que estaríamos condicionados por una pandemia a nivel mundial. No estoy diciendo que sin Covid la gestión hubiera sido ejemplar, lo que quiero transmitir es que el nivel de desgaste de algunos sectores y funcionarios ya se empieza a notar y los errores están a la vista”. Quien así se expresa  es un hombre del sector de la coalición más cercano al Presidente con despacho en la Casa Rosada.

 

Es una confesión de una realidad cruda que todos los días trasciende los muros de la Casa de Gobierno. No hace falta transitar sus pasillos para detectarla. Los que deambulan por esos corredores observan con preocupación los rostros de desconcierto y hastío que dejan ver muchos de los funcionarios más cercanos a Alberto Fernández.

 

“La grieta que más preocupa no es la que divide aguas con la oposición. Hay una grieta interna dentro del Frente de Todos. A los que no buscamos la confrontación como herramienta para una supuesta revolución política -en el buen sentido- nos llaman tibios o moderados, sin ver que lo que buscamos en la gestión de acuerdos es el bienestar de los que nos votaron y de los que no. Esto no puede seguir pasando dentro del gobierno. Porque el sector más dialoguista no es ajeno a las críticas y se desgasta la capacidad de trabajo. Del otro lado deberían canalizar mejor las posturas extremistas que se escucharon esta semana” -se quejó otra fuente albertista-.

 

La crítica va dirigida al ex vice gobernador Gabriel Mariotto y a Milagros Sala que en los últimos días arremetieron con virulencia contra el Presidente.  

 

Muchos funcionarios que responden a Alberto Fernández se preguntan por qué resignó su aspiración de liderazgo y, en cambio, decidió someterse a la voluntad de Cristina Fernández de Kirchner. “Cristina tiene la mayoría de los votos pero con eso no le alcanzaba para ganar. La victoria se la posibilitó Alberto”, completa otra voz de su cercanía con tono de decepción y cierta angustia. Lo que dice es absolutamente cierto. La presencia de AF permitió recomponer una cierta unidad del peronismo con la reincorporación de Sergio Massa y el aporte de algunos gobernadores que aún hoy no quieren tener nada que ver con CFK y sus secuaces. Y eso abarca a La Cámpora.

La “revolución” que, según le reveló el Presidente a Eduardo van der Kooy,  reclaman los sectores K es el reconocimiento de los objetivos diferentes que anidan en el Frente de Todos. El kirchnerismo no volvió para ser mejor. Nada mejor se puede esperar de una estructura de pensamiento arcaico encaramado paradojalmente en gente joven. Ese es uno de los estigmas K: su atraso ideológico y metodológico.

 

Los atisbos de “revolución” parecen ser el ida y vuelta de las tensiones con el campo, la nueva fórmula aplicada para el cálculo de los haberes con los que se castigó a los jubilados, el bochornoso fallo que le permite a CFK cobrar jubilaciones y pensiones exorbitantes que ningún otro ciudadano percibe, el intento de expropiación de Vicentín y la reforma de la Justicia buscando no sólo la tan anhelada impunidad de la vicepresidenta  y sus ex funcionarios sino también la suma del poder público.

 

Uno de los territorios en donde la disputa interna se da con más crudeza es la provincia de Buenos Aires. La resistencia de varios dirigentes a la imposición de Máximo Kirchner como presidente del PJ distrital no es poca. No es sólo la oposición a su figura sino también a la metodología de conducción que aplica La Cámpora.

 

Ello está teniendo consecuencias en dirigentes peronistas que quedaron a la intemperie luego del fiasco de Roberto Lavagna y Consenso Federal, quienes están dialogando desde hace varios meses con sus pares justicialistas que forman parte de Juntos por el Cambio. Hay que recordar que tanto Horacio Rodríguez Larreta como Diego Santilli provienen de las entrañas del PJ. En esa tarea están muy activos el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, su secretario de Seguridad, Diego Kravetz y el ex ministro de Gobierno de María Eugenia Vidal, Joaquín De la Torre, un peronista que fue intendente de San Miguel.

 

Las clases, otra vez en duda. En medio del rebrote de Covid 19 y los avatares de la vacunación, la educación y el regreso a las aulas fijado -en principio para el 17 de febrero- vuelve a estar en primer plano. El ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, determinó esta semana que cada provincia fijará la fecha y la modalidad de ese retorno. Desde el massismo reiteraron que la presencialidad es fundamental y  recordaron que a fines del año pasado “el ministro Trotta chocó de frente con los gremios y hubo que elaborar una ingeniería política con gobernadores e intendentes para volver a las aulas. Anticipan que la negociación será muy dura”. Lo que no dicen es que, desde el nivel nacional, esta vez no quieren pasar por lo mismo y por eso delegaron las negociaciones en cada provincia o jurisdicción. Todo un síntoma de la falta de conducción que asoma desde casi todas las áreas de gobierno. En las últimas horas se supo la decisión presidencial de avanzar con la presencialidad para no regalarle esa bandera a la oposición. Un absurdo.

 

La presencialidad escolar está internacionalmente recomendada. Es algo fuera de discusión. Su desafío es la implementación. Lamentablemente la mezquindad de la puja política de la cual forman parte las conducciones gremiales ha alejado la posibilidad de un trabajo conjunto e inteligente entre gobiernos y sindicatos. De haber existido esa actitud se hubiesen encontrado las formas de lograr ese objetivo de forma segura, como merecen alumnos, docentes y personal auxiliar, según las posibilidades de cada escuela. “En ausencia de un gran sueño, la mezquindad prevalece” (Peter Senge).

 

Producción periodística: Santiago Serra.









 

lunes, 6 de noviembre de 2017

El caso de los Panamá Paper… @dealgunamanera...

Fugar y evadir…

Presidente de la Nación Argentina, Ingeniero Mauricio Macri.Imagen: AFP

El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) difundió, hace un año y medio, los documentos del Panamá Papers, investigación que reveló la participación en sociedades offshore del presidente Mauricio Macri y un lote de funcionarios de Cambiemos, como el primo Jorge Macri y el ex ministro de Hacienda porteño Néstor Grindetti. Los documentos revelaron los mecanismos utilizados por la cúpula empresaria, o de manera más general, los grupos de poder, para fugar divisas y evadir impuestos.

© Publicado el lunes 06/11/2017 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Macri apareció vinculado a dos empresas: inicialmente como director en la sociedad Fleg Trading Ltd, registrada en las islas Bahamas en 1998 y que se mantuvo en funcionamiento hasta 2009. Más tarde le fue detectada una segunda empresa, Kagemusha SA, todavía activa.

El Presidente no las había incluido en sus declaraciones patrimoniales. Tras las denuncias, comenzó a ser investigado por lavado de activos y por la omisión de incluir esas compañías en sus declaraciones juradas. Sin embargo, estas imputaciones no avanzaron.

El mandatario admitió su vinculación con Fleg Trading Ltd y Kagemusha SA, pero aseguró que no las había creado él sino su padre, y que por su parte no había puesto capital ni se había llevado dividendos.

En agosto pasado, la Cámara Federal confirmó el cierre del expediente que se había abierto en el fuero federal por presunto lavado de dinero, al confirmar una decisión tomada en este sentido por el juez Sebastián Casanello. Y un mes más tarde, mientras se desarrollaba la campaña para las elecciones legislativas, el juez civil Andrés Fraga dio por ciertos su argumentos y también despegó al Presidente de las offshore.

Al igual que en estas causas, los Panamá Papers aportaron información en 20 expedientes penales sobre presuntas maniobras de evasión en la Argentina, sin embargo, en la Justicia no hubo avances significativos que fueran más allá de la recolección de documentos.

En otras latitudes, la divulgación de los Panamá Papers generó cimbronazos políticos. El primer ministro de Islandia, Sigmundur David Gunnlaugsson, renunció tras conocerse que estaba vinculado a una empresa en un paraíso fiscal. Su entonces par británico, David Cameron, se vio obligado a dar a conocer sus declaración de impuestos y admitió que su familia se había beneficiado de un fondo offshore legal creado por su padre. En España, el ministro de Industria, José Manuel Soria, tuvo que dimitir.

Según el balance que hizo la propia ICIJ ocho meses después de la publicación de sus investigaciones, los documentos llevaron a que se tomen medidas –como auditorías, juicios y proyectos de ley– en al menos 150 casos en 79 países y territorios.   

Varios gobiernos como los de Estados Unidos, Taiwán, Nueva Zelandia, Mongolia, Panamá, Líbano, Irlanda o Alemania, presentaron proyectos o implementaron leyes para combatir de una manera más fuerte este tipo de evasión, agregó la organización en su balance. Gobiernos como los de Colombia, México, Eslovenia y Uruguay, recuperaron millones de dólares en impuestos sobre los fondos no declarados. Como era de esperar, las medidas para generar una mayor transparencia han encontrado una fuerte oposición, y la implementación de nuevas leyes continúa siendo un desafío frente al poder de los actores puestos en juego.





miércoles, 5 de diciembre de 2012

Mentirocracia... De Alguna Manera...


Mentirocracia...

Pepe Eliaschev

Prevalece en la Argentina una mezcla letal de mentira y chapucería. Farsantes, mitómanos y brutos mienten por diferentes razones, pero juntos son dinamita. Se ve todos los días en una sociedad delirante y turbo-recargada, ebria de fintas, plagada de imposturas y descompuesta de excesos. Los aparatos sindicales de docentes y empleados del subte son ejemplos vivientes. Son y actúan como lo hacen, gracias al marco político nacional que les permite hacerlo. Su casi total impunidad es avalada por el Gobierno. Docentes bonaerenses y empleados del subte porteño son funcionales a la Casa Rosada mientras les hagan daño a Daniel Scioli y a Mauricio Macri. En esa batalla, el Gobierno nacional se vale de lo que hay.

En la Capital, por ejemplo, el proyecto de ley elevado por Macri para hacerse cargo del subterráneo plantea que en caso de medidas de fuerza, los gremios deben garantizar el 90% de viajes en horas pico y 60% en horas normales. Para el ministro de Hacienda del GCBA, Néstor Grindetti, “no se pueden hacer cortes intempestivos sin avisar, sin dar tiempo para negociar. Cuando el transporte público se denomina esencial tiene algunos requisitos, que no eliminan el derecho de huelga. Hay que respetar y mantener bajo responsabilidad del concesionario y trabajadores un cierto nivel del servicio, sin cortarlo”. De inmediato, la réplica oficial no se hizo esperar. Expeditivo al servicio del Gobierno en el que resiste hace casi diez años, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, calificó de “amedrentamiento” antiobrero la iniciativa, porque “claramente es una intención de impedir el ejercicio de una huelga”. Para el jerarca, el subte “no es un servicio esencial en el sentido técnico que utiliza la Organización Internacional del Trabajo, porque hay otros medios alternativos para desplazarse”.

Por supuesto, no es así. España articuló en la reciente huelga general del 17 de septiembre, como en la previa del 29 de marzo, importantes servicios mínimos para metro (subte), tren y autobuses, garantizando entre 50% y 75% de los viajes en las horas punta y 20% el resto del día, con personal necesario para asegurar servicios mínimos y garantizar información y venta de pasajes. Nada del otro mundo; el trabajador tiene derecho a la huelga, pero el pueblo tiene derecho a viajar. El derecho a la huelga se garantiza en paralelo al derecho popular de circular y vivir. Los servicios de transporte son esenciales y no pueden ser dinamitados por reclamos sindicales.

Lo mismo sucede con la educación. Los paros eternos del gremio en la provincia de Buenos Aires ya son una plaga. Esencialmente castigan al pueblo, porque la educación estatal es la agredida y devaluada. Actúan con tanto cinismo como para armarse un obsceno puente turístico de cinco días. Pararon jueves y viernes, descansaron del paro sábado y domingo, y siguieron de largo el lunes, cuando –para peor– el país entero se paralizó para recordar una fecha histórica de seis días antes. ¿Estos argumentos son neoliberalismo puro y duro? ¿Tesis reaccionarias, gorilas y antiobreras? Buenas preguntas. Responderlas permite impugnar la mentirocracia asfixiante en que vivimos.

La nueva Constitución Nacional del Ecuador, de inspiración claramente socialista, fue aprobada con el 64% de los votos en el referendo del 28 de septiembre de 2008 y entró en vigor en octubre de ese año. El texto constitucional promovido por el presidente Rafael Correa fue redactado por una asamblea constituyente controlada por el oficialismo. En sus 444 artículos, la Constitución ecuatoriana sancionó reformas económicas socialistas y habilitó la reelección inmediata de Correa, reforzando el control estatal sobre la economía y otorgando más poderes al presidente. Correa ganó las elecciones de 2006 con casi el 57% de los votos y asumió en enero de 2007, proponiendo luchar “por una Revolución Ciudadana, consistente en el cambio radical, profundo y rápido del sistema político, económico y social vigente”. Fue reelecto en las elecciones de 2009, en las que recogió en la primera vuelta el 52% de los votos (porcentaje más alto de la historia ecuatoriana). Asumió su segundo mandato en agosto de 2009, flanqueado por Cristina Fernández, Evo Morales, Raúl Castro y Hugo Chávez.

En su Constitución, el Ecuador revolucionario proclama que el gobierno de Correa es “heredero de las luchas sociales de liberación frente a todas las formas de dominación y colonialismo” y declara su decisión de construir “un país democrático, comprometido con la integración latinoamericana –sueño de Bolívar y Alfaro–, la paz y la solidaridad con todos los pueblos de la tierra”. Pero en la Sección IIIª (Formas de trabajo y su retribución), el artículo 326 de la vanguardista Constitución ecuatoriana estipula explícitamente (numeral 15) que “se prohíbe la paralización de los servicios públicos de salud y saneamiento ambiental, educación, justicia, bomberos, seguridad social, energía eléctrica, agua potable y alcantarillado, producción hidrocarburífera, procesamiento, transporte y distribución de combustibles, transportación pública, correos y telecomunicaciones. La ley establecerá límites que aseguren el funcionamiento de dichos servicios”. Tienen prohibido hacer huelga médicos, enfermeros, recolectores de basura, maestros, personal judicial, bomberos, trabajadores de la energía eléctrica, agua y alcantarillado, petroleros, camioneros que distribuyen combustible, operarios del transporte público, y empleados de correo y telecomunicaciones.

Subrayo el verbo al que apelan los revolucionarios ecuatorianos: “se prohíbe”. Pero la Argentina cristinista está a la izquierda de todo eso: la Casa Rosada pregona huelga para todos y para todas, todo el tiempo, sin servicios mínimos de ningún tipo. Clasismo hiperburgués de la peor calaña: el “huelguismo” serial, ideología a la que adhieren estas conducciones sindicales de vanguardia avaladas por el Gobierno, sólo castiga a los chicos que se quedan sin clase y a sus padres. Es una praxis eminentemente reaccionaria y corporativa, al servicio de causas inconfundiblemente antipopulares. Dirán que el marco en el que se ejerce el derecho de huelga en España es posible porque a la derecha de Mariano Rajoy sólo está la pared. Vale, pero ¿y el Ecuador de Correa? Aliado principal de Chávez, no dudó en prohibir paralizaciones de tareas que en la asombrosa Argentina son rutina cotidiana. Chapoteamos en mentiras.

© Escrito por Pepe Eliaschev y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 1º de Diciembre de 2012.