No fue magia en la Ciudad...
El triunfo de Manuel Adorni fue, efectivamente, un batacazo. Y no fue magia sino algo bien planificado. La estrategia del candidato de La Libertad Avanza fue clara: nacionalizar el comicio.
Tan sorprendido como todos estuvo Leandro Santoro quien, a las 6 de la tarde del domingo estaba convencido de que la victoria le pertenecía envalentonado por algunos medios afines al kirchnerismo que salieron a proclamar el triunfo antes de tiempo. Pero esto es historia repetida. Con el correr de los minutos esa convicción se transformó en una vana ilusión que se terminó esfumando totalmente cuando, poco después de las 7, se conocieron los primeros datos oficiales dando cuenta de una tendencia favorable a Adorni que resultó ser indescontable. Ante la certeza de una derrota, varios referentes del kirchnerismo y del massismo que se encontraban in itinere hacia el comando electoral de Santoro detuvieron su marcha y, con el alma en pena, decidieron regresar a sus casas. La derrota es siempre así. Como dice el poema del escritor y pintor libanés, Khalil Gibran: “Derrota, mi derrota, mi soledad y mi lejanía”.
Hay un dato muy importante para tener en cuenta y dar una idea de la realidad política del momento en la Capital Federal: si se suman los votos de Adorni más los de Lospennato, la unión entre La Libertad Avanza y el PRO hubiese ganado en todas las comunas. Es un dato clave para el próximo test electoral que será, ni más ni menos, que en la provincia de Buenos Aires. Hay que recordar que si en 2023 Néstor Grindetti, candidato por el PRO, y Carolina Píparo, candidata por la LLA, hubieran unido fuerzas, hubiesen ganado la elección y, hoy en día, alguno de los dos sería el gobernador. ¿Habrán aprendido la lección? En las últimas horas el presidente Milei bajó el tono de sus desaires al líder del PRO y en una extensa entrevista concedida a Radio Mitre aseguró que: “En la provincia de Buenos Aires vamos a ir juntos –con Macri– y la vamos a ganar. Espert es mi candidato. Es el presidente de la comisión más importante del Congreso. Es un jugador importantísimo y clave. Siendo dos fanáticos de la economía, no venimos a perder el tiempo”. Sin embargo, la propia personalidad del primer mandatario hace que sus palabras estén sujetas al cumplimiento efectivo sobre la marcha, ya que los arranques de ira a los que nos tiene acostumbrados podrían derrumbar todo el castillo de naipes. Por el contrario, el expresidente sí parece haber aprendido la lección. Esperó pacientemente, se tragó su orgullo y varios sapos en materia de desencuentros hasta encaminar un posible acuerdo para la competencia en la Provincia. ¿El color? Será difícil combinar el amarillo con el violeta y resta saber si efectivamente el PRO deberá teñirse o ponerse la peluca para avanzar en la concresión de los planes electorales. Buenos Aires es demasiado importante en materia de caudal de votos como para no avanzar en ese sentido.
La Libertad Avanza volverá a nacionalizar la elección, estrategia que tan buenos resultados le dio en CABA. Toda la narrativa libertaria está puesta en pos de lograr ese objetivo. Basta con tomar como ejemplo el anuncio del “blanqueo” de los dólares del colchón bajo el lema “tus dólares, tu decisión”. En el fondo se busca demostrar que es este gobierno el que ha venido a devolverle a la gente las libertades perdidas y que ha llegado el tiempo de los ciudadanos. Hasta ahora la estrategia no parece errada, pero esa narrativa debe sustentarse en hechos reales que hoy se encuentran a mitad de camino. En el haber figuran la baja sostenida de la inflación –con algunas excepciones– el equilibrio fiscal y el dólar en calma. No es poca cosa para una Argentina acostumbrada a las turbulencias. Sin embargo, en el debe resuena la preocupación por el estancamiento de los salarios –puesta de manifiesto por la poca cantidad de dinero disponible en las billeteras de los ciudadanos luego de afrontar sus gastos fijos– y por ende, la lenta reactivación del consumo. Por eso, el pomposamente llamado “Plan de Reparación Histórica del Ahorro de los Argentinos” lo que busca es impulsar –a quien tiene la dicha de– a sacar sus “verdes” de la sombra y gastarlos para despertar el consumo y darle cuerda a la economía.
Muy a pesar de los cálculos en frío, los efectos de la nueva medida apuntan a la clase media o media alta, compuesta por los que todavía tienen poder de compra. El problema de fondo sigue siendo el mismo: los sectores medios buscan mantenerse y despegar, pero los segmentos de la población históricamente castigados siguen sin poder llegar a fin de mes. Ambos fueron destinatarios del pedido de paciencia y ajuste del Presidente apenas asumió el poder; es por eso que el líder libertario no debería extender más los tiempos de penuria. La gente ha demostrado estar a la altura de los sacrificios solicitados y acompañó con un tremendo esfuerzo, que no puede ser eterno.
Desde los Estados Unidos, las noticias son ambiguas. En las oficinas del Fondo Monetario existe la preocupación por las muestras de “independencia” del Gobierno respecto a la hoja de ruta trazada en sinfonía con los hombres de Washington. Les preocupa el tiempo que se está tomando el Presidente para continuar fortaleciendo las reservas del Banco Central. Quienes lo conocen bien, aseguran que “irá con pie de plomo y comprará dólares en el mejor momento para hacerlo”. No sería extraño que una vez entrado el grueso de la liquidación de la cosecha, más el efecto arrastre del dólar colchón, la moneda estadounidense vuelva a cotizar más cerca de la banda inferior de flotación y sea ése el momento elegido para tales operaciones. El ministro Caputo lo sabe bien y saborea el manejo de los tiempos ante parte del staff del directorio, que no lo trató bien en otros tiempos no tan lejanos. Sería bueno que el propio Milei y sus principales funcionarios del Gobierno dejen de lado sus batallas personales, para volver a poner a los ciudadanos en el centro y prioridad de todos sus esfuerzos.