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lunes, 8 de octubre de 2012

Laberinto sin salida… De Alguna Manera...


Laberinto sin salida…
 
UNIFORME DE KOMBATE. Ministra Nilda Garré. Dibujo: Pablo Temes.

Mala praxis de gestión, fijación por la suma del poder, desesperación por la re-re y obsesión contra Clarín. Pasos en falso del gobierno.

Preso de sus obsesiones políticas, el Gobierno ha entrado en un laberinto del cual no sabe cómo salir. Algunos de sus integrantes ya no pueden disimular su fastidio ante este panorama en el cual abunda la inconsistencia. Como se sabe, en este recrudecimiento de esta “patología política”, para el Gobierno la culpa por las preguntas de los estudiantes de la Universidad de Harvard, que descolocaron e hicieron enojar a la Presidenta, fue de Héctor Magnetto y de Clarín. Pero eso no es todo: para el Gobierno, las protestas por reclamos salariales de los efectivos de Gendarmería –su fuerza de seguridad preferida– y Prefectura son producto de las maquinaciones de Magnetto y Clarín. Y para el Gobierno la desaparición por 24 horas de Alfonso Severo –un testigo clave en la causa del asesinato de Mariano Ferreyra que complica a adictos K como José Pedraza y la cúpula de la Unión Ferroviaria– sería el resultado de una estrategia perversa de Héctor Magnetto y Clarín para evitar la aplicación de la Ley de Medios.

A este paso, para el Gobierno no habrá fenómeno natural –frío, calor, sequía o lluvia–, pestes y otros males que no queden libres del influjo de Magnetto-Clarín. Así es como, en definitiva, el “relato” de la administración de Cristina Fernández de Kirchner busca cubrir sus garrafales errores de gestión. “Si se nos acaba Clarín, ¿a quién le vamos a echar después la culpa?”, se preguntaba el viernes un conspicuo funcionario con despacho en la Casa Rosada viendo el ridículo al que se exponía el ministro de Justicia, Julio Alak, en su intento de vincular el caso Severo con la Ley de Medios, disparate que el mismo Severo desmintió.  

El conflicto desatado por los reclamos salariales de  Gendarmería y Prefectura se veía venir. Una nota firmada por el entonces comandante de Gendarmería Héctor Schenone advertía ya en mayo a la ministra de Seguridad Nilda Garré de lo que se estaba viviendo en la fuerza a causa del fallo “Zanotti”. “La aplicación del mencionado fallo producirá una disminución significativa del salario inclusive menor al salario administrativo, afectando al personal más joven y de baja jerarquía, generándose una disminución monetaria que en algunos casos superaría el 25%”, decía una parte de esa nota. El decreto 1307/12 empeoró las cosas. Nadie del Gobierno le prestó atención a este aviso. Tampoco la Presidenta, quien en su “Aló Presidenta” del 26 de junio se lamentó por la muerte de los gendarmes que habían cumplido tareas en el conflicto de Cerro Dragón y reconoció lo poco que ganaban.

En tren de adjudicar culpas, los dardos apuntan a Raúl Garré, a su hermana  la ministra, e incluyen al secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Zannini. La intención de los sectores ultracristinistas de otorgarle  a este reclamo un carácter golpista no hizo más que desnudar la inconsistencia de la acusación. Lo que sí existe en esas fuerzas es un estado deliberativo sin liderazgo, producto de la protesta generada por la pauperización de las condiciones de vida de la mayoría de sus integrantes.

A esta altura, es evidente que el Gobierno está afectado por cuatro problemas fundamentales: la “mala praxis” de su gestión, su desesperación por la re-reelección, su fijación por lograr la suma del poder público y su obsesión contra Clarín. 

La mala praxis de gestión es el origen de varios inconvenientes. Además del presente conflicto con Gendarmería y Prefectura, la lista incluye el cepo cambiario, la alteración de los índices del Indek, el creciente déficit fiscal, las idas y vueltas con las retenciones a las exportaciones de biodiesel y con la Ley de Riesgos de Trabajo, por citar algunos. Al respecto, la Presidenta debería pensar si Juan Abal Medina está capacitado para llevar adelante la compleja tarea que exige el cargo de jefe de Gabinete. En su última aparición pública, exhibió una notable escasez de conocimientos técnicos sobre el decreto 1307/12, a lo que agregó una falta de aplomo y una pobreza de lenguaje que sorprende a varios de sus profesores en Ciencia Política que lo recuerdan como uno de sus alumnos más brillantes.

La desesperación por la re-reelección le impide consensuar con gobernadores que se oponen a la iniciativa.

La búsqueda de la suma del poder público, recalentada en estas horas por los episodios sucedidos en la Auditoría General de la Nación y en el Consejo de la Magistratura, representa una de las contradicciones y claudicaciones más flagrantes del discurso con el cual el kirchnerismo ingresó al poder. Uno de los logros indiscutibles del primer gobierno de Néstor Kirchner fue la creación de una Corte Suprema prestigiosa como signo claro de la decisión política de respetar y valorizar la independencia de la Justicia. La Presidenta está tirando esto por la borda. Al hacerlo, además, ha inducido a quienes buscan complacerla a echar mano a recursos que recuerdan a aquellos usados por el menemismo. He ahí el “recurso de arrancatoria”, giro acuñado para denunciar al ex cortesano Antonio Boggiano, quien en 1993 ordenó a uno de sus asistentes arrancar la hoja de un fallo que condenaba al Banco Central.

 Igual que entonces, ahora el oficialismo pretende recusar a Ricardo Recondo, representante de los jueces en la Magistratura que se opone al bochornoso intento de nombrar al frente del juzgado a cargo de la controversia por la Ley de Medios a Lorena Gagliardi, funcionaria dependiente de Abal Medina, y que mágicamente saltó del puesto 15 en el orden de méritos al 6. A Recondo se le quiere atribuir una firma que nunca puso en el dictamen que nombró al juez jubilado Raúl Tettamanti para subrogar el cargo. Para sostener esa acusación, se arrancó la hoja del dictamen.

La Ley de Medios fue algo abstracto para la mayoría de la sociedad. Pero las cosas cambiaron a partir del cacerolazo, al que la corporación multimediática oficial y paraoficial intentó ignorar primero y minimizar después. Sólo El Trece y TN lo transmitieron en su dimensión, por lo que una parte de la sociedad comprendió que el verdadero significado del 7D es el de silenciar esos canales. Esa sociedad comprendió también que si el Gobierno fuese exitoso lo que conseguiría sería silenciar sus voces.

Esto no es más que otra muestra de la irrefrenable necesidad de dominación a la que la Presidenta lanzó a su gobierno. Y, como decía Voltaire, “la pasión por dominar es la más terrible de las enfermedades del espíritu humano”.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en sábado 6 de Octubre de 2012.



martes, 21 de febrero de 2012

Proyecto X... Conmoción en el poder... De Alguna Manera...

Conmoción en el poder...

Cantor y "Guitarrero". Amado Boudou. Dibujo: Pablo Temes

El impacto del escándalo por el espionaje de Gendarmería. Las sospechas sobre Boudou. Y el eterno doble discurso oficial.

El Proyecto X ha producido conmoción. Y esa conmoción abarca también sectores del Gobierno y a las organizaciones sociales que lo apoyan. Es que en la base de ese accionar reconocido por el titular de la Gendarmería, comandante Héctor Schenone, está la criminalización de la protesta social, algo que socava una de las columnas de sustentación del discurso del kirchnerismo.

Está claro que los hechos que en principio se han denunciado hasta aquí son anteriores a la creación del Ministerio de Seguridad y a la asunción al frente de esa cartera de Nilda Garré. Los testimonios y la causa judicial se refieren al episodio de las protestas por los despidos de trabajadores de la empresa Kraft, allá por 2009. En ese tiempo las fuerzas de seguridad estaban bajo la órbita del entonces jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. No es casual que el hoy senador haya salido de inmediato a intentar desacreditar la grave denuncia. A sus palabras las desmiente la presentación de Schenone. De algunos párrafos de esa presentación se desprende la existencia de esas tareas de inteligencia.

Hay un dato fundamental que debe ser subrayado: las fuerzas de seguridad están habilitadas a hacer inteligencia sobre organizaciones delictivas a los efectos de prevenir y/o de evitar un delito. Lo que no pueden ni deben hacer es inteligencia sobre organizaciones políticas o sociales. Decíamos que esto viene desde antes de Garré. Pero bajo su gestión ha continuado. ¿Pudo a alguien como la ministra, que hace de la obsesión en el control un dogma, habérsele pasado un proyecto así?

¿Qué hubiera dicho la Presidenta si un proyecto de este tipo lo hubiera pergeñado Mauricio Macri? 

¿Habría respondido con el silencio como ha hecho hasta ahora?

Todo esto ha complicado las horas presentes de la ministra de Seguridad. Es cierto que sus horas vienen complicadas desde hace unos días. La represión contra los manifestantes que reclamaban un reconocimiento por haber sido movilizados durante la Guerra de las Malvinas no la dejó bien parada. La ministra acusó a los que protestaban de extorsionadores e intentó excusarse de responsabilidad alguna por el accionar policial, explicando que sus efectivos habían actuado así como consecuencia de una orden emanada de un juez. Ante esta argumentación, vale recordar que en otras ocasiones –toma del Parque Indoamericano, ocupación del club Albariño e intrusión de las viviendas destinadas a los habitantes de Villa Riachuelo– en las que también existieron órdenes judiciales la ministra se arrogó para sí la potestad de impedir el accionar de la policía, en una clara actitud de desobediencia.

El análisis de la causa es fundamental para tener una noción exacta de la dimensión de este Proyecto X. De la lectura del expediente surge que el juez se valió de los datos obtenidos por la Gendarmería para procesar a varios de los incriminados. Cortar una calle o una ruta es un delito que, cuando está promovido por sectores que no son afines al Gobierno, es castigado por los jueces pero que, cuando es protagonizado por quienes son cercanos al oficialismo, queda impune. De los testimonios de los efectivos de la Gendarmería vale como muestra el siguiente, perteneciente a la oficial Elisabeth Calisaya, quien dijo que “pudo observar que había tres personas, claramente identificables, que evidenciaban ser los cabecillas, dando indicaciones a los manifestantes y siendo entrevistados por medios periodísticos que allí se manifestaban. Por tal motivo, encontrándose la dicente de civil, se entremezcló con la multitud, de manera encubierta, y comenzó a recabar los datos de las personas en cuestión, preguntando entre las personas que se manifestaban el nombre de los cabecillas, obteniendo los datos de los imputados Gentile, Norniella y Coria”.

El tema no termina aquí. A esta altura es imprescindible saber cuál es la vastedad y la implementación de este Proyecto X. Está claro, además, que será la decisión política la que pueda determinar esa amplitud, ya que hasta aquí los jueces han convalidado el accionar de la Gendarmería. Si se tiene en cuenta que el juez que está a cargo de la causa penal a que dio pie el Proyecto X es Norberto Oyarbide, se entenderá que la probabilidad de una investigación seria es prácticamente nula.

Hay otra realidad que complica al Gobierno: es el escándalo que involucra a Amado Boudou con las operaciones de la ex Ciccone Calcográfica. Por algún sino desconocido del destino, es evidente que el kirchnerismo no tiene suerte con los vicepresidentes: Néstor Kirchner y la entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner nunca digirieron a Daniel Scioli cuando ocupó ese cargo (ahora tampoco); con Julio Cobos las cosas no estuvieron bien ni antes ni después de su voto, que pulverizó la Resolución 125; y ahora con Boudou este hecho de corrupción que lo involucra y que en el Gobierno no saben cómo manejar. La contundencia de las evidencias que lo complican están comenzando a incomodar en forma creciente a varios funcionarios. “El silencio de Amado es algo tremendo porque significa que no hay respuesta capaz de demostrar que todo lo que se está diciendo es mentira”, reconoció con muchísimo temor de ser identificada una fuente con despacho en la Casa Rosada. Un hecho que era vox populi en la City porteña en la semana que pasó fue la participación de Jorge Brito, el banquero del poder que ahora parece haber caído en desgracia, a quien se menciona como el aportante de los fondos destinados a levantar la quiebra de Ciccone. Esa decisión de Brito dio origen a lo que se conoció como el “divorcio del año”, ya que Eduardo Ceballos, su socio, se negó a avalar esa operación.

Que el kirchnerismo, con la impronta de su cruzada contra los estandartes del menemismo que se enseñorearon en los 90, se vea ante semejante escándalo que involucra nada menos que al vicepresidente con la saga de una empresa como Ciccone, emblemática de la corrupción de aquellos años, ligada a Alfredo Yabrán e involucrada en los orígenes del escandaloso caso de los DNI, no hace más que confirmar las contradicciones permanentes del kirchnerismo puro que constituyen, al fin y al cabo, su mismísima esencia. En Alemania acaba de renunciar el presidente Christian Wulff, acusado de tráfico de influencias por haber recibido de parte de un empresario amigo un préstamo de 500 mil euros destinado a comprarle una casa a su segunda mujer. Ante la difusión de semejante hecho, la indignación de la opinión pública forzó la renuncia de Wulff. Igualito que acá.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 18 de Febrero de 2012.

domingo, 19 de febrero de 2012

Nilda, Gendarmería Nacional y el Proyecto X... De Aguna Manera...

Garré descabezó a más de la mitad de la conducción de la Gendarmería...

  Mando. Garré había dicho ayer que investigaría qué pasó. En solo un día dio un golpe inesperado.

Fueron pasados a retiro 19 comandantes de la fuerza. Es la purga más grande de la última década. Está en duda el futuro del jefe de los gendarmes, Héctor Schenone.

Tras el escándalo por las tareas de inteligencia interna que realizó Gendarmería, la ministra Nilda Garré aceleró la purga de la cúpula de esa fuerza al pasar a retiro a nueve comandantes generales y diez comandantes mayores. En el Ministerio de Seguridad aseguraron que el recambio de más de la mitad del personal superior responde al “ciclo normal de ascensos y pases a retiro” y descartaron que los cambios hayan tenido que ver con el escándalo que se desató por el denominado Proyecto X.

También hubo cambios y pases a retiro en la Policía Federal y en la Prefectura Naval. Pero en ninguna de las otras dos fuerzas se produjeron modificaciones tan radicales en las estructuras de mando como en los Centinelas.

Al cierre de esta edición, se especulaba con que el jefe de Gendarmería, comandante general Héctor Bernabé Schenone sería reemplazado por el segundo de la fuerza, el comandante general Juan Sainz. Entre los comandantes generales desplazados se encuentran el director general de Personal, Jorge Nieto; el director general de Operaciones, Jorge Cabral; el director genera de Apoyo, Daniel Pérez.

Otro de los comandantes generales obligados a pasar a retiro sería Marcelo Martinengo, director de Inteligencia Criminal y jefe del área donde se desarrollaba el Proyecto X, una gigantesca base de datos con información personal de dirigentes sociales, sindicales y políticos que terminaba nutriendo el engranaje de espionaje interno. El propio Schenone admitió la existencia del sistema de inteligencia cuando envió al juez Norberto Oyarbide una jugosa explicación de por qué sus hombres espiaban a delegados de la empresa Kraft Food y Pepsico Snacks, entre otros dirigentes sociales.

También fueron pasados a retiro los oficiales que conducían el Servicio de Administración Financiera de la institución, encabezado por el comandante mayor Oscar Raúl Guidone. La salida de nueve comandantes generales representa la purga de más de la mitad del máximo escalafón de la fuerza.

Ayer, en el Ministerio de Seguridad se mantuvieron cautelosos y herméticos a la hora de hablar de los recambios. “La ministra Garré será quien va a dar mayor información cuando asuman los nuevos mandos, de todas maneras es algo común y ya estaba programado, no se hagan películas”, deslizó un funcionario de esa cartera.

En Prefectura sólo fueron pasados a retiro dos prefectos generales y cuatro prefectos mayores. Menos que lo previsto. Hasta ahora, en la cúpula de la vapuleada Policía Federal no habrá cambios, sólo se resolvió el pase a retiro de tres comisarios mayores. Pero sí se barrió a 24 comisarios inspectores, una suma considerable. “En simultáneo ascendieron 12 comisarios inspectores, incluyendo a la primera mujer que llegó a esa jerarquía, y 34 comisarios a comisarios Inspectores, consolidando un proceso de renovación generacional en la fuerza”, informaron en el Ministerio de Seguridad.

Anoche algunos miembros de la plana mayor de Gendarmería no sabían nada. “Son 19, es una barbaridad. La verdad es que no sé nada”, se excusó un oficial de alto rango.

“El proceso de selección que se inició en septiembre de 2011 implicó que por primera vez autoridades políticas del Ministerio participarán como observadores de los procesos de las juntas de calificaciones que realizaron cada una de las fuerzas. Esto permitió evaluar los procesos y los criterios aplicados por cada una de las instituciones”, informaron desde la cartera de Seguridad a través de un sorpresivo comunicado de prensa lleno de incógnitas que nadie quiso despejar.

© Escrito por Fernando Oz y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Como funciona el Proyecto X...

 Escudo de Gendarmería Nacional.

Cada tarde, los espías de Gendarmería Nacional llegaban a la Unidad de Investigaciones y Procedimientos Judiciales, con asiento en los cuarteles que tiene la fuerza en Campo de Mayo, para elaborar los informes de inteligencia. Luego, los documentos eran enviados para su análisis y archivo en la poderosa Dirección de Inteligencia Criminal que se encuentra en el complejo del edificio Centinela.

Una vez “tamizada”, la información era volcada en una gigantesca base de datos denominada Proyecto X. Pero allí no solamente ingresaban los trabajos de inteligencia que se realizan en Centro de Reunión de Información Campo de Mayo, sino que se almacena toda la “data” que llega de todo el país.

“Cada una de las regiones –la fuerza tiene cinco– tiene su Centro de Reunión de Información. Todo eso después se envía a Buenos Aires”, reconoció a PERFIL una fuente de Gendarmería que sabe de qué se trata. El Centinela aseguró que “siempre” fueron normales las actividades de inteligencia: “Sobre todo, en casos de narcotráfico, contrabando. También se recolecta información del exterior”.

Gendarmería cuenta con tres sistemas de datos. El Sistema de Antecedentes de Gendarmería (SAG) es el más común y el que se suele utilizar en los pasos fronterizos, hasta se lo comparte con los funcionarios de Migraciones. El otro es el Sistema de Gestión Operativa (SGO), está relacionado a todas las causas judiciales que investiga Gendarmería, es un listado completo de los procedimientos realizados en todo el país. La tercera base de datos es considerada como “confidencial” y de difícil acceso, su nombre es Proyecto X.

© Escrito por Fernando Oz y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Documentos publicados en la página -Plazademayo.com-


 
 
 

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