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domingo, 22 de diciembre de 2019

Educación Sexual. ¿Qué es el squirt o la eyaculación femenina?... @dealgunamanera…

¿Qué es el squirt o la eyaculación femenina?... 

Todo lo que tenés que saber sobre la eyaculación femenina.

Un tema súper polémico, lleno de contradicciones y falta información, que genera confusiones, mucho dolor y hasta traumas.

© Escrito por Tati Español el sábado 20/12/2019 y publicado por la Revista Mari Claire de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Traumas para un lado para el otro, desde las que eyacularon toda la vida y como era un tema del que nadie hablaba y no se veía en ningún lado creían que se hacían pis encima, hasta las que nunca eyacularon y como desde hace unos años se empezó a ver en la pornografía la eyaculación, creen que les falta algo durante el encuentro sexual.

“¿Por qué me hago pis cada vez que tengo sexo”?”

“¿Por qué yo no puedo eyacular, estoy rota, me falla algo?”

“Yo no squirteo, ¿no puedo tener orgasmos?”

“¡Quiero aprender a eyacular!”

“Yo quiero dejar de eyacular, ¿cómo se hace?”


Estas son algunas de las tantísimas preguntas que me hacen al respecto y todo es gracias a la falta de información y negligencia sobre el tema.

La eyaculación es normal, súper normal, es una reacción natural del cuerpo ante la estimulación de lo que yo llamo nuestra próstata (hay quienes le dicen esponja de la uretra o punto G)

La eyaculación puede ser un chorrito, chiquitito cortito bastante parecido al de los varones, o puede ser un chorro enorme seguido de otro y otro.

Pero nunca en ningún caso es pis.


Hay quienes distinguen entre el chorro chiquito y los grandes, diciendo que solo el primero es eyaculación femenina y el otro es squirt, una discusión que me parece un tanto misógina y machista, que lo único que pretende es simular la eyaculación a la del varón.

Y la verdad, es que no me resulta tan importante detallar con lujo de detalle de donde viene, qué es y  cómo se origina, sino desterrar los mitos que la rodean y que entendamos que es algo natural.

Es normal si te pasa, no es pis, (puede llegar a estar mezclado con algunos líquidos que están en la uretra, por no son en su totalidad los que conforman el pis)

Es un líquido blanquecino y acuoso, muy distinto en color al pis. Y también distinto en textura a la lubricación que nada tiene que ver con este tema.

Pero también, es normal si no eyaculas, y ese es el mayor tema, nuestra sexualidad y nuestra respuesta sexual es distinta a la del varón.

Y las nuevas generaciones que crecieron con la pornografía al alcance de un click quizá entiendan que así como el varón eyacula al momento del orgasmo, la mujer también.

Pero no siempre pasa, no a todas nos pasa, algunas eyaculamos y algunas no y quien lo hace no tiene por qué ocultarlo, ni preocuparse.


Es importantísimo entender que la eyaculación o squirt no es una meta más en la sexualidad femenina, que ya tan cargada de mitos, mentiras y tabúes está.

En estos últimos años, siento que mucha gente se confunde con eso, no es algo más que le debemos al mundo, ni a nosotras ni a nadie, si eyaculas buenísimo y sino también.

Porque además, así como los hombres tienen la eyaculación ligada al orgasmo, nosotras no.

La eyaculación femenina puede llegar a suceder en el momento del orgasmo pero también puede suceder antes, o después, o incluso después de varios orgasmos.

Pero como estamos acostumbradas a medirlo todo en función del varón (porque así nos enseñaron) y porque además en el porno siempre se ve así, tendemos a creer que nuestra eyaculación sucede al mismo tiempo que el orgasmo, y no, no en todos se dan al mismo tiempo.

Hay mujeres orgásmicas, mujeres con un signo de intenso placer sexual y otras que ni se dan cuenta cuando sucede, ni lo encuentran placentero.

Como todo en nosotras, la eyaculación también es distinta en cada una.

Lo mismo pasa con la manera de hacer que suceda, hay un montón de textos, videos e ilustraciones que hablan de eso, y algunos me parecen hermosos, pero hay otros (sobre todo los de mayor alcance) que pasan un método o tip, como si fuese la única manera posible para todas las mujeres.

Y la realidad es que no es lo mismo para todas, la forma en que se logra tiene muchísimo que ver con lo fortalecido o débil que este nuestro suelo pélvico, la forma de nuestra vulva y vagina, y por sobre todas las cosas el lugar donde tengamos la mayor concentración de glándulas prostáticas alrededor de nuestra uretra.


Todas tenemos dos glándulas en la parte delantera de la vulva, que se llaman glándulas de skene o parauretrales, y todas tenemos esta próstata o esponja que rodea toda nuestra uretra para adentro, pero esto está organizado de maneras diferentes en cada cuerpo.

Entonces, algunas tienen este tejido más adelante de su uretra, con lo que la estimulación externa les será suficiente, y otras más hacia adentro, por lo que van necesitar estimulación en esto que nos enseñaron que se llama punto G (que no es un punto, es todo un órgano, y es parte de nuestro sistema clitorial).





viernes, 2 de noviembre de 2018

Sangre de su sangre. Cómo "maté" a mi hija… @dealgunamanera...

Sangre de su sangre. Cómo "maté" a mi hija…


"Cómo maté a mi hija” la removedora crónica de un padre conquista las redes

© Escrito por Cadu de Castro el martes 04/09/2018 y publicado Montevideo Portal de la Ciudad de Montevideo, República Oriental del Uruguay.

Narrado en primera persona, el relato procura llamar la atención sobre la responsabilidad colectiva en los casos de feminicidio.

Brasil es un país sumamente castigado por el flagelo del feminicidio, lacra que en nuestro país también campa a sus anchas.

Conmovido por esas muertes cotidianas -trece al día, según las estadísticas- el historiador brasileño Cadu de Castro escribió y compartió en Facebook una conmovedora crónica.

En su breve relato, el autor deja claro que un feminicidio no se produce sólo en el instante en el que un hombre le arrebata la vida a una mujer. Comienza mucho antes, y con la involuntaria y anónima complicidad de todos.

Publicado hace menos de un mes, el relato de Castro fue compartido más de cincuenta mil veces y reproducido en varios medios de prensa brasileños.

A continuación, ofrecemos el texto traducido al español.

Soy machista. Fui criado así. Crecí, me casé y tuve una hija. Siempre sometí a mi mujer, algo que me parecía completamente natural. Al fin y al cabo, el machismo es tan estructural que se naturaliza. Usaba adjetivos como incompetente, idiota, estúpida, para criticar muchas de sus palabras y posturas, y así disminuirla, empequeñecerla. Nunca la agredí físicamente, pero ejercía violencia psicológica. Mi hija fue criada en ese ambiente.

Me reía de los chistes que humillan o descalifican a las mujeres, y los reproducía. Cuando alguna se ofendía y protestaba le preguntaba si no tenía sentido del humor, era sólo un chiste, una broma. Aparte de eso, siempre fui muy moralista, especialmente cuando veía mujeres con ropas muy cortas. Muchas veces dije que estaban pidiendo ser violadas. Recuerdo que una vez me contaron sobre un caso de violación de una chica "modernosa" del barrio donde vivo, y cuestioné si se trataba realmente de una violación. Al fin y al cabo, ella abusaba, lo pedía ¿no? Mi hija escuchaba todo eso.

Defendía que hombres y mujeres son muy diferentes y por eso sus derechos no podían ser iguales. Reproducía las falacias de que el hombre es más racional y la mujer más sentimental, que tener muchas mujeres en un mismo lugar de trabajo no da resultado, que la mujer habla demasiado, que le gustan los chismes, que los hombres son más competentes para gerenciar negocios, que hay mujeres a las que les gusta que les peguen, que los niños mal educados lo son por culpa de la madre, etc. Mi hija aprendió todo eso.

Una vez, un vecino agredió físicamente a su mujer. Mi esposa y mi hija hablaron de llamar a la policía, pero lo impedí. Dije que "en pelea de marido y mujer no se mete cuchara". ¿Quién sabe lo que ella hizo para hacerle perder a él la cabeza? Mi hija incorporó esa idea.

Deshumanizaba la figura femenina. A las mujeres más independientes y despegadas de esas reglas morales que yo defendía, las llamaba vacas, yeguas, cerdas. Decía que el feminismo era cosa de mujeres "mal atendidas", feas, desequilibradas, desubicadas. Me ofendía cuando alguien me llamaba machista, y decía, "ni machismo ni feminismo, nada de ismos". Mi hija llegó a reproducir algunas de mis expresiones.

Recuerdo cuando ella me lo presentó. Estaban empezando a salir. Una vez la oí conversando con una amiga y le contaba que a veces era un poco grosero, pero los hombres son así, ¿verdad? Yo era su referencia.

En otra ocasión hablaba con una prima sobre cómo lo encontró con otra, pero él se disculpó y dijo que era sólo un desliz, que la amaba. Recordó que unos años antes, su madre había descubierto algunas aventuras mías, y que eso era, al fin y al cabo, cosa de hombres.

Él me caía bien. Era un muchacho simpático y trabajador. Reía mucho de los chistes sobre mujeres que le contaba, y hasta aportó algunos nuevos que ampliaron mi repertorio.

Se casaron. Con mi bendición. Una vez ella se quejó con la madre de que él era muy celoso y posesivo, que la agobiaba. Me metí en la conversación y dije que él era el hombre de la casa y que ella tenía que respetarlo, y que los celos eran señal de amor. Ella estuvo de acuerdo. Noté que algunas veces hablaba con ella de manera agresiva. Lo llamé para tener una charla. Me pidió disculpas y dio que procuraría controlarse "pero que la mujer habla demasiado y sabes cómo es eso, a veces hace que uno se ponga nervioso". Terminé concordando con él.

Hace poco ella llegó a casa con un hematoma en un ojo, el rostro hinchado y marcas en los brazos. Le pregunté sobre eso y contestó que se había caído por las escaleras, pero que estaba bien, que no hacía falta que me preocupara. Le pregunté si todo iba bien con su marido y me dijo que sí, que él la amaba.

Ayer recibí una llamada de la policía. Supe que mi hija estaba muerta. Su compañero la había tirado del balcón desde un décimo piso. O la había apuñalado, o baleado, o estrangulado, o golpeado hasta la muerte durante una pelea conyugal.

Los vecinos oyeron sus gritos pidiendo socorro, pero nadie intervino ni llamó a la policía. Al fin y al cabo, en pelea de marido y mujer no se mete cuchara.

Yo caí, o fui apuñalado, o baleado o estrangulado junto con mi hija. Ahora yazgo en este suelo frío, La caída, o el tiro, o el estrangulamiento, o los golpes, o la puñalada que destrozó mi alma, agudizó mis sentidos. Puedo ver, oír. Veo ahora con una claridad y lucidez que me lastiman: el machismo, que siempre naturalicé y reproduje, oprime, hiere, mata. Oigo el grito de los feminismos. Es un grito de dolor. Es un grito ancestral. Es un grito por igualdad de derechos y oportunidades. Es un grito por respeto. Es un grito por la vida. Es el grito de mi hija. Es el grito de tu hija.

Es tarde para mí. Es tarde para ella. Maté a mi hija. En cada acto machista maté a mi hija. Maté también otras hijas, hermanas, madres. Defender y reproducir el machismo es mancharse las manos con sangre. Tú puedes aún salvar a tu hija, hermana, madre y tantas otras mujeres. Actúa antes de que sea tarde.

Debes estar preguntándote si esta historia es verídica. Respondo: sí y no. Sí porque ocurre todos los días, en muchos lugares y a muchas familias. Criamos una serie de feminicidas, y algunos feminicidas en serie. Brasil está entre los países con mayor tasa de feminicidios: ocupa la quinta posición en un ranking de 83 naciones. Mueren 13 mujeres al día en casos de feminicidio, y casi el 80% de ellas a manos de sus parejas.

Y no, no es verídica porque no me ocurrió a mí.

Simplemente escribí esta crónica porque me sentí tocado por un grave problema social: el machismo, al que tenemos que exponer, revelar y combatir todos los días y en todas partes.

Tengo la dicha de estar rodeado de mujeres feministas. Esposa, hija, sobrina, nuera, primas y amigas

Crié una hija feminista. Desde pequeña le enseñé a aceptar un NO sólo si tenía una justificación coherente, proviniera de quien proviniera, incluido yo.

Cuando surgieron expectativas sobre hacerla estudiar ballet, la apoyé para que entrenara taekwondo como ella quería. Ahora es cinturón negro segundo dan. Fue campeona brasileña combatiendo con hombres (en aquella época no había otras mujeres) y campeona panamericana. Está casada con un tipo maravilloso. Y ahora esperamos a Mel, su hija y mi primera nieta, y sólo de pensarlo me lleno de amor y ternura.

Necesito luchar por un mundo mejor para ella. Por un mundo mejor para todas las mujeres. Quiero un mundo mejor para todas las personas.

Y para eso, nosotros, los hombres, tenemos que empeñarnos en una férrea lucha que comienza dentro de cada uno de nosotros, contra el machismo nuestro de cada día. Tenemos que desaprender lo que somos.

¡Sólo los feminismos salvan! Esa lucha es de todos nosotros. Le enseño eso a mi hijo, que es un tipo maravilloso.


martes, 31 de marzo de 2015

El pene y tú salud… De Alguna Manera…

Esto es lo que el pene dice sobre tú salud… 

Tu pene, que tantas satisfacciones te procura, es un indicador de tu estado de salud. Así que aprende a leer sus mensajes:
1. Pierdes potencia, por mucho que lo niegues.
Escabullirse del dormitorio más de dos veces al mes puede significar que tu corazón –en sentido literal– reclama algo de atención. Un estudio austriaco demostró que el riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca en los próximos 10 años era un 65% mayor en los hombres con disfunción eréctil moderada o severa. Los vasos sanguíneos del pene son significativamente más pequeños y se estrechan mucho antes que antes que los del corazón o el cerebro. Nuestro consejo: ve al médico ya y no sientas vergüenza.
2. Tu orina ha pasado de amarillo a rojo.
Una orina rosada es una señal de alarma. La sangre puede ser indicativo de enfermedad de la próstata, la vejiga o el riñón, y hay que averiguar de dónde viene. Por otra parte, un semen con sangre es menos probable que indique un riesgo mortal. Aun así, pide a tu médico que lo compruebe. Podrías tener prostatitis, una inflamación glandular que suele estar causada por una infección de E. coli. Si fuera eso, se puede tratar con antibióticos. ¡De cabeza al médico!
3. Tu líbido se ha ido de vacaciones sin avisar.
Si el fuego en la cama se apaga, quizá no sea culpa de tu relación. Una apnea obstructiva del sueño puede bloquear las vías respiratorias, dinamitando el deseo. Un grupo de investigadores alemanes descubrió que los hombres con niveles nocturnos más bajos de oxígeno en sangre declaraban niveles de deseo sexual un 11% inferiores a los que respiraban bien La apnea puede bajar la testosterona. Si roncas fuertemente, te despiertas con sensación de ahogo o te sientes cansado durante el día, consulta a un médico.
4. Tu amigo está hinchado (y no en el buen sentido).
Nada que ver con una erección. Nos referimos a inflamación, enrojecimiento y dolor en la cabeza de tu pene. Se conoce como balanitis, y suele estar provocado por bacterias, virus u hongos, y frecuentemente escasa higiene. Puede que necesites un antifúngico sin receta, o una receta médica para crema esteroidea o antibióticos. Y no es-taría de más que pidieras que te hicieran las pruebas de diabetes. Investigaciones recientes mostraron que los diabéticos tienen el triple de probabilidad de desarrollar la maldita balanitis.
5. Notas que no es tan sensible como antes
Un mango insensible puede ser un síntoma de una mala alimentación. Asegúrate cada día de consumir al menos 2,4 microgramos de vitamina B12 –presente en la leche, ternera, almejas– y 400 microgramos de folatos –hojas verdes y las alubias–. Un déficit hace que las fibras nerviosas no conduzcan bien las señales de tu pene al cerebro. Hazte también una analítica de azúcar en sangre para descartar la diabetes. Incluso si el nivel es levemente alto (más de 100mg/dL tras 8 horas de ayuno), podría influir en la sensibilidad.
6. Necesitas orinar más de lo habitual
La causa más probable de tus problemas de fontanería es una hiperplasia benigna de próstata, o BPH, que no suele causar síntomas antes de los 40 pero afecta hasta al 90% de los hombres entre los 70 y 80 años. Cuando el tamaño de la próstata aumenta, aprieta sobre el conducto que lleva la orina hacia el exterior del cuerpo y te causa esa sensación de urgencia. En estos casos los médicos acostumbran a recetar alfabloqueantes, unas pastillas que ayudan con el BPH (y a veces también te echan una mano con la tensión alta).
7. Eyaculas menos cantidad y no llegas al orgasmo
No es lo mismo que chispee, como que caiga una tormenta. En términos de eyaculación, el chispeo puede deberse a niveles bajos de testosterona. Esta ayuda en la producción de semen y la fuerza con que eyaculas depende de cuánto semen tengas. Otra razón posible: estás medicándote con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina para la depresión. Según un estudio iraní, este tipo de fármacos puede provocar dificultades para alcanzar al orgasmo. Pregunta si puedes modificar la dosis o cambiar de medicamento.
8. Tu erección se angula de manera sospechosa
¿Se ha vuelto loco tu mando? Puede que formes parte del 23% de los hombres de más de 40 años con la enfermedad de Peyronie, una patología que provoca que el pene erecto se doble con un ángulo de 30º o más. Se debe a la formación de placas de colágeno en el tejido conjuntivo que rodea el interior esponjoso del pene. La causa puede ser genética, un signo de demasiada actividad sexual o demasiado poca. Acude al médico en 24 horas. Un nivel alto de glucosa también provoca que las células madre de tu pene estén fabricando placa.
© Publicado el martes 31/03/2015 por El Ciudadano. Fuente: notihoy.com

viernes, 30 de mayo de 2014

Sexo en el trabajo... De Alguna Manera...

El 28% de las mujeres tuvo sexo con alguien del trabajo...


Erotismo, juegos, histeriqueo…situaciones que se dan en el ámbito laboral y pueden desembocar en algo más. Un estudio al respecto.

Según un estudio realizado por el Departamento de Educación Sexual de PRIME Argentina*, el 45% de las mujeres alguna vez “histeriqueó” con un colega del trabajo.

Para los sexólogos, la clave está en erotizar. Erotizar los vínculos, erotizar el preservativo, erotizar la vida y, por supuesto, erotizar el trabajo. Pero muchas veces, en este esfuerzo por erotizar, las cosas se confunden – o no – y se termina en la cama con un compañero de trabajo.

No se puede afirmar que tener relaciones sexuales entre compañeros de trabajo sea bueno o malo en sí mismo. Es sabido que tiene aspectos positivos, pero también hay que ocuparse de sus complicaciones y evitar posibles conflictos.

Tantas horas de trabajo compartidas, tantas presiones y exigencias, hacen que muchas veces un compañero de trabajo sea un buen refugio o un buen recreo con quien descargar tensiones o recargar energías.

Empezar por lo positivo

Sentir atracción por un compañero de trabajo puede ser muy motivante. Cuando esta atracción se transforma en histeriqueo también puede sumar porque funciona como condimento para una jornada por momentos aburrida y, la mayoría de las veces, demasiado larga. Es por esto que el sexo puede ser un muy buen cable a tierra en trabajos muy estresantes donde se está sometido a presiones y exigencias muy altas.

Algunas investigaciones afirman que cuando el ambiente de trabajo esta erotizado aumenta el rendimiento laboral, se reducen las ausencias y el nivel de motivación es más alto.

La otra cara

¿Qué pasa cuando uno de los dos se confunde o le empiezan a pasar otras cosas? Esto es algo que puede pasar en cualquier relación, pero es El 49% de las mujeres tiene fantasías sexuales con compañeros del trabajo, importante tener en cuenta que a un compañero de trabajo hay que seguir viéndolo todos los días.

Otro de los problemas que pueden surgir son los celos entre compañeros. Estos temas en la oficina suelen salir a la luz y pueden generar roces, sobre todo cuando hubo otra aventura anteriormente, aunque no sólo ocurre en estos casos. Los horarios de almuerzo que solían compartirse con compañeros, dejan de ser tan frecuentes y cada vez son más las veces que se pasan en un hotel alojamiento cercano al trabajo. Es por esta razón que el horario de almuerzo es donde los hoteles alojamiento más convocatoria tienen.

Cuando la motivación de ambos compañeros se va perdiendo, la ruptura no es conflictiva, pero cuando es uno el que empieza a perder el deseo y no el otro, es un poco difícil de manejar la situación y se complica el hecho de tomar distancia sin herir susceptibilidades.

Además, una de las mayores complicaciones suele ser cuando alguno de los dos es casado ya que se corre el riesgo de un escándalo que puede perjudicar la reputación laboral.

Las parejas

El 28% de las mujeres tuvo sexo con alguien del trabajo. Muchas veces ocurre que, una pareja que comienza en el trabajo, termina consolidándose para formar un matrimonio de muchos años. Es posible que, en el trayecto, deban superarse varios obstáculos y dificultades, pero no es imposible. 

Lo importante, como siempre, es tener las cosas claras. Así como en todos los ámbitos de la vida hay roles paralelos, como por ejemplo el de padres y pareja, también se pueden manejar la relación de compañeros de trabajo por un lado y amantes por otro, pero requiere de un esfuerzo extra: hay que ser lo más claro posible para evitar problemas.

Lo importante es disfrutar y poder entender cuando hay que dejar la relación sólo en el histeriqueo o la fantasía, y cuando pasar a la acción, con todas sus ventajas y desventajas.

© Escrito por Patricio Gómez Di Leva Sexólogo del Departamento de Educación Sexual de preservativos PRIME Argentina, el Lunes 12/05/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.