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domingo, 24 de agosto de 2014

El Relato genial y las incongruencias K…De Alguna Manera...


El Relato genial y las Incongruencias K…

Thomas Grieta. Foto: Pablo Temes

Kicillof se ha transformado en un gran generador de los dislates oficiales. Para desacreditarnos, los buitres nos van a decir negros”, fue la frase que utilizó Axel Kicillof para atacar, una vez más, el fallo favorable a los fondos buitre del juez Thomas Griesa. De haber sido algún dirigente de la oposición quien hubiese pronunciado esa frase, ya habría sido acusado por todo el kirchnerismo de xenófobo y, seguramente, el Inadi lo habría ya amenazado con iniciarle alguna demanda judicial. Así de simple es el doble estándar que existe en el mundo K.

Lo que se vive dentro del Gobierno en relación con Kicillof inquieta y desespera a más de uno de sus funcionarios. El ministro de Economía, Ajuste, Inflación, Devaluación e Improvisación no se detiene ante nada. Los efectos deletéreos de su gestión, tampoco. Cuando asumió su cargo, el 20 de noviembre de 2013, el dólar oficial cotizaba a 6,12 y el blue, a 9,18 pesos. El viernes, el oficial cerró a 8,40 y el blue, a 13,50. Para el Indek, a noviembre pasado la inflación llegaba a 10,8%, en tanto que la inflación Congreso era del 28,3%. En lo que va del año, las cifras de inflación del Indek están en el 16,7% mientras que las del Congreso alcanzan el 39,4%. Lo preocupante es que, tanto la Presidenta como su ministro predilecto consideran que esos números son el reflejo de un éxito. ¡Increíble!

El proyecto de ley para cambiar la sede de pago a los bonistas que tienen acreencias con la Argentina ha terminado por confirmar el cambio definitivo de rumbo en esta tortuosa disputa con los fondos buitre. Recuérdese que, cuando se conoció la resolución de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos por la cual se dejó firme el fallo del juez Griesa a favor de los holdouts, Kicillof expresó su idea de mudar la sede de pago de Nueva York a Buenos Aires. A esta primera reacción le siguió otra diferente en la que la Presidenta expresó que el Gobierno cumpliría con el fallo. Allí fue cuando comenzó la negociación con el mediador Dan Pollack, que culminó en un fiasco en la calurosa tarde del miércoles 30 de julio pasado en Manhattan. Entonces, Kicillof en su conferencia de prensa en el Consulado argentino señaló que nuestro país desconocería el fallo del juez, ofreciéndoles a los fondos buitre las mismas condiciones de pago que al resto de los bonistas.

La decisión adoptada por el Gobierno y comunicada por la Dra. Cristina Fernández de Kirchner a través de la cadena nacional, la noche del miércoles, ha representado una desobediencia del veredicto de Griesa y, como tal, ha sido un paso hacia la nada, que tendrá dos resultados concretos: el primero, que el problema no se solucionará; el segundo, que el gobierno que viene recibirá una pesada herencia que lo complicará.

Una de las consecuencias de la falta de resolución del problema habrá de ser una mayor escasez de dólares, circunstancia que de por sí ya padece la Argentina. Por ende, la actividad económica se deteriorará aún más. Si al día de hoy las importaciones están complicadas, lo estarán mucho más en el tiempo por venir. El financiamiento externo que el Gobierno buscaba con los acuerdos logrados con Repsol y con el Club de París está hoy bloqueado. Para paliar este déficit se pondrá a trabajar a la máquina de imprimir billetes, por lo cual, la inflación no tendrá freno. La historia de la Argentina abunda en la repetición de situaciones como ésta, que Kicillof, un apasionado por la divulgación de la materia Historia de la Economía, parece no haber aprendido. Así de sofisticada, pues, es su gestión.

Por otra parte, su enfrentamiento “a cara de perro” con el presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, no se detiene. Los banqueros que asistieron a la reunión a la que los convocó Fábrega de urgencia en los días previos al 30 de julio pasado no paran de expresar su asombro por lo que vivieron aquel día. Estaban todos los participantes en el despacho de Fábrega, quien, cuando logró que los bancos acordaran desembolsar el dinero que hacía falta para pagarles a los holdouts sus acreencias, se levantó para llamar por teléfono a la Presidenta, quien dio su visto bueno para poner en práctica la operación, pidiendo que se arreglase su implementación con Kicillof. Esto no le gustó al ministro, quien, con su ascendiente, convenció a la “doctora” –así es como se refiere a la jefa de Estado– de dar marcha atrás con la iniciativa.

Según refiere una fuente, que es uno de los engranajes entre el Ministerio de Economía y la Secretaría de Comercio, el titular de esa repartición, Augusto Costa, se limita a llevar y traer información, y acatar las órdenes del ministro Kicillof. En realidad, todos en dicha Secretaría corren al ritmo del joven ministro sin apartarse una coma de sus deseos. “El problema es otra vez la escasez de dólares vinculada a los vencimientos de deuda y al pago de bonos –aclara–. En este caso  el problema es que restan pagar unos US$ 4 mil millones en importaciones que ya llegaron a la Argentina desde las diferentes casas matrices de las empresas y aún no se ha remitido el dinero para saldar el compromiso”.

“El plan que ha bajado de Economía –se sincera la fuente– contempla la cancelación de esa deuda con bonos. Es decir que las casas matrices de las compañías que tienen sede en Argentina no recibirían dólares, sino algún tipo de papel a cobrar en un plazo a determinar. Aún no se sabe de qué manera comunicarlo o, mejor dicho, cómo meter la tierra debajo de la alfombra”.

Un importador que pidió reserva de su nombre razonó: “¿Alguien cree que en el exterior, con el fantasma del default hecho realidad, van a tomar esto con seriedad? Aun cuando tengan que aceptar compulsivamente la oferta, el riesgo es que decidan cortar el envío de insumos y productos terminados a la Argentina. Es que nadie quiere hacer negocios con otra Venezuela”, cerró. Así pues, cabe preguntarse: ¿Cuál será la próxima genialidad de Kicillof que encandilará a la Presidenta?

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el Sábado 23/08/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


domingo, 8 de diciembre de 2013

Hombres sin futuro… De Alguna Manera...


Hombres sin futuro…

Guita-reo Amado Boudou. Foto: Pablo Temes
 
Los pasos en falso de Boudou, Capitanich, Kicillof y Costa reflejan la ausencia de destino en el planeta K.

La escalada del dólar no para. La caída de reservas del Banco Central, tampoco. Desde que asumió el nuevo elenco ministerial, el drenaje de la divisa estadounidense no cesa. Ya son más de mil millones en sólo quince días. Esto ha disparado las internas dentro del equipo económico. Juan Carlos Fábrega, el nuevo presidente del BCRA, tiene pocas cosas en común con Axel Kicillof, y, al paso que van, corren el riesgo de esfumarse si la sangría de las reservas no para. Los mensajes y las decisiones del nuevo ministro generan cortocircuitos hacia dentro del Gobierno y poco entusiasmo hacia afuera de él. Los empresarios, a los que les pidió colaboración, ven con escepticismo todo lo que se viene haciendo porque, en verdad, es más de lo mismo.

El Gobierno no termina de darse cuenta de que lo que enfrenta es una crisis de confianza. Los acuerdos de precios nunca funcionaron y menos en esta administración. La salida de Guillermo Moreno es, en parte, consecuencia de ese fracaso. Por lo tanto, insistir con esa receta sin abocarse a la concreción de las soluciones que requiere el problema de base –que es la inflación– no tiene sentido.

La inflación es la consecuencia de un gasto fiscal que sigue en aumento. Por eso la tendencia de los reclamos viene experimentando un paulatino crescendo difícil de frenar. El incremento de precios que se verifica en los productos de primera necesidad exime a esas demandas de mayores explicaciones.

La primera reunión entre los supermercadistas, algunos industriales y otros hombres de negocios con el flamante secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, no despertó mayor entusiasmo. “Mejoraron las formas pero sobreviven muchas de las ocurrencias de Guillermo Moreno”, resumió uno de los asistentes al encuentro que supo frecuentar al ex secretario. La prueba concreta de ello es que el control de precios y la segmentación de productos habrán de continuar. Lo único que cambió fue que hubo un reconocimiento explícito del problema que representa la inflación. Lo increíble es que, a pesar del fracaso de las medidas impulsadas por Moreno, se haya decidido insistir con ellas. Llamó la atención, y decepcionó a los pocos que se entusiasmaron con la posibilidad de cambios reales, el hecho de que se defendieran los métodos del ex secretario, a quien se sindicaba como el principal responsable de los estrepitosos errores de la política económica oficial.
 
Desde el punto de vista formal, la Secretaría de Comercio Interior, aquel templo por el que durante más de cinco años peregrinaron los empresarios de todos los rubros implorando soluciones para sus penurias, ya no es lo que era. Por fuera ya no resalta el cotillón contra Clarín ni los afiches burlones dedicados a Sergio Massa. Por dentro, los comentarios de pasillo hacen foco en los nuevos inquilinos, a quienes definen como jóvenes “de ropa cara, con grandes títulos, mucho posgrado en Harvard y muy poca capacidad de gestión”.

Un empresario que conoce los pormenores del traspaso de gestión explica en detalle el porqué de la lentitud del accionar de los nuevos funcionarios, circunstancia que causó una verdadera parálisis en las autorizaciones para importar. La causa fueron los diez días interminables que pasaron entre el anuncio de la renuncia de Moreno y su concreción efectiva, el lunes 2. Al principio, el ex secretario ninguneó tanto a Kicillof como a su gente. Recién cuando terminó de digerir la enorme amargura que le produjo su cesantía, Moreno llamó a sus sucesores para que se acercaran a la Secretaría a fin de interiorizarse de su funcionamiento. Su sorpresa fue grande cuando nadie respondió a su convocatoria. En consecuencia, por el lapso de diez días esa dependencia fue tierra de nadie.

A quien se le complicaron las cosas mucho es a Amado Boudou. Los testimonios de Nicolás Ciccone, uno de los dueños de la ex Ciccone Calcográfica, y de su yerno, Guillermo Reinwick, han hundido aún más al vicepresidente que, a esta altura, desde el punto de vista político es un hombre sin futuro. Está claro que Boudou quiso quedarse con la empresa Ciccone para usufructuar el fenomenal negocio de la emisión de billetes. Contaba para ello con una situación originada en el deterioro causal y no casual de la Casa de Moneda que se ahondó durante el tiempo en que el hoy vicepresidente fue ministro de Economía. El problema para Boudou es que la jugada le salió mal. Más allá de lo que vaya a ocurrir de ahora en más con el devenir de la causa judicial, toda la maniobra está ya categóricamente demostrada.

Los saqueos ocurridos en Córdoba en la noche de terror vivida por sus habitantes durante el autoacuartelamiento policial muestran no sólo cuál es el clima social imperante en muchas zonas del país, sino también el nivel que ha alcanzado la sinrazón. Un gobernador, José Manuel de la Sota, que llamó al jefe de Gabinete de Gobierno a un número que no es el correcto y que a las 10 de la noche dijo que no a lo que doce horas después dijo que sí. ¿Cómo se entiende? Un jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que asiste pasivo e indiferente a la penuria del pueblo de Córdoba como si esa provincia fuera un enclave perteneciente a otro país, privilegiando la interna política del peronismo por sobre las necesidades y urgencias de la ciudadanía.

A cual peor es la síntesis de tamaño desatino. A nada de esto fue ajena la Presidenta. Está claro que fue ella quien ordenó lo dicho y hecho por Capitanich. Alguien debió haber advertido, además, lo peligroso de permitir que, al prolongarse, el conflicto generase un efecto dominó en otras provincias, tal como finalmente sucedió. En una noche, el gobernador del Chaco en uso de licencia dilapidó gran parte de su capital político.

Como si fuera el túnel del tiempo, este diciembre de la así llamada “década ganada” nos devuelve imágenes de un pasado reciente que nos aleja del mañana mejor al que aspiramos todos los argentinos.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 07/12/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.