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domingo, 28 de marzo de 2021

Argentina y Chile a bordo de una “FioriMotorHome” (Fiat Fiorino 1.4)… @dealgunamaneraok...

 Argentina y Chile a bordo de una “FioriMotorHome” (Fiat Fiorino 1.4)…


Charly Centineo, el protagonista de esta aventura, nos cuenta cómo transformar un utilitario en una casa rodante para iniciar un viaje de 5000 kms. por la Patagonia y Chile. 

© Publicado el jueves 21/11/2019 por la Revista Aire Libre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

A mis 52 años, mi pasión es la misma que de niño: viajar. Como sea, como se pueda, sin esperar a la situación ideal, el equipo perfecto o el vehículo superdotado. 

Así, a mis 15 descubrí que podía viajar en bicicleta y comencé a visitar los pueblos cercanos a mi Tandil. Sólo, o con algún compa de la secundaria, conocí Ayacucho, Juárez, Rauca, Encoche, Mar del Plata. Escapadas que fueron el disparador para darme cuenta que podía llegar a cualquier lugar, que lo más importante no es el medio sino el tiempo que uno dispone para llegar y conocer el sitio más remoto de la tierra. 

Después de haber viajado mucho en bici (he cruzado la cordillera varias veces y visitado nuestros países vecinos), a los 20 me compré mi primera moto (hasta hoy sigo teniendo moto) y mi horizonte se movió, mis límites se cayeron y sentí que podía llegar a donde quisiera. Así viajé mucho, generalmente solo porque no es fácil encontrar otro loco que tenga el tiempo, las ganas y la moto para poder compartir. Han sido muchos viajes donde fui aprendiendo a viajar con lo esencial, a no cargar de gusto con los “por si acaso...” que te llenan la mochila de peso que remontar. Anduve a dedo, auto, tren… viajar, como sea. 

Hace unos seis años, hice mi primer Camino de Santiago, saliendo a pie desde Saint Jean Pie de Port (Francia) para llegar a Santiago de Compostela y de allí a Finisterre y Musía, recorriendo 1000km para atravesar España de oeste a este con una pequeña mochila de 20 litros donde llevé todo mi equipaje. 

En síntesis, una introducción para que los lectores puedan entender por qué hoy puedo viajar absolutamente cómodo habiendo transformado una Fiat Fiorino en un mini motorhome.

 

La Fiat “FioriMotorHome” 
Cuando descubrí que el utilitario de Fiat tenía las mayores dimensiones entre estos vehículos, comencé a soñar con transformarla en mi “casita rodante”. A esta altura de la vida me gusta viajar más cómodo y seguro, así que compré una 0km y con un amigo de la secundaria, con quien en aquella época viajábamos en bici, empezamos a dibujar el interior de la Fiori. 
Lo primero que volamos fue la chapa que separa la cabina del espacio de carga, logrando mayor amplitud y la posibilidad de pasar hacia atrás sin bajarte del vehículo. Se instaló sobre el techo un portaequipaje y se tapizó toda la caja con tapizmel y una buena aislación térmica con lana de vidrio, que resulta de gran ayuda para el frío, el calor y también los ruidos. 
Sobre el piso, al que le reemplazamos la alfombra de goma por estos nuevos pisos vinílicos con aspecto de pisos flotantes de madera, colocamos dos cajones longitudinales de melamina blanca con compartimentos donde guardar por un lado alimentos, en otro ropa, utensilios, herramientas, etc, etc. Va una heladera, parrilla, disco, calentador, etc, etc. 
Los cajones, se pueden configurar para que queden a modo de dos sillones o bien, levantando las tapas laterales formar la cama de dos plazas de 1,5 x 1,65. Los almohadones que van sobre los cajones, más los respaldos forman el colchón de goma espuma de alta densidad y 7cm de espesor. Diseñadas a medida van sábanas ajustables para que no se muevan y un plumón para utilizar en caso de una noche fresca.
La Fiorino tiene sobre la cabina un buche que quedó cerrado con tapa y accesible desde atrás donde llevo una notebook que sirve no sólo para trabajar en viaje, sino también para mirar películas en caso de mal tiempo.
 

Entre la cabina y la parte trasera, y también sobre el portón de atrás, colocamos cortinas de blackout para que no dejen pasar la luz. La iluminación interna se resolvió simplemente con un par de spot led con mando a control remoto, y el control, para no extraviarlo, va pegado con abrojo sobre cualquier lateral de tapizmel. Decidimos no modificar la instalación original del vehículo, ya que está en garantía y no es necesario alterar nada. Un inverter que se conecta a una batería externa convierte de 12 a 220 en caso de ser necesario (hasta ahora no se usó)

 

Imaginen entonces, después de mi introducción sobre mi forma de viajar, tener este aparato para recorrer América es genial.

 

Viaje inaugural Chile 5000 kms. 
Este es un viaje que, más allá del paisaje, tiene un significado especial para mí. Marca una nueva etapa. He viajado en bici, moto, a dedo, tren y en el histórico Fiat Uno que fue mi primer auto y me llevó por rincones increíbles de Argentina y América. Ya hace mucho que no armo viajes rígidos, prefiero tener un rumbo a seguir, pero lo más libre posible de fechas para dejar lugar a las sorpresas.

Así fue como un mes de marzo salimos con Chechu, mi novia, con quien ya hemos viajado en moto por Europa, para volver sobre las huellas de uno de mis primeros viajes en moto por la Carretera Austral de Chile y parte de la RN40. La primera parada fue cerca de Tandil en Pigüé y luego en General Roca, pasa almorzar con amigos. Y acá hago un alto para llamar a la reflexión a los viajeros apurados, que viajan de un tirón a San Martín de los Andes o a Bariloche. Vale la pena frenar en el Valle del Río Negro y no pasar apurado por la RN22. Desde Choele Choele hasta Cipoletti y por qué no Plottier o Arroyito, justifican una pausa.

 

Villa Pehuenia fue nuestro siguiente hito en el camino y de ahí por el paso Icalma nos movimos hasta Villarrica y el hermoso Pucón que no para de crecer y transformarse día a día.

 

En el cruce fronterizo un carabinero nos recomendó Puerto Saavedra, para comer buenos mariscos. Allí fuimos, siguiendo ese consejo para ver nuestra primera puesta de sol del viaje sobre el Pacífico. En la zona del puerto se encuentran una serie de pequeños restaurantes donde se ofrecen pescados, ceviches, mariscos recién pescados y a buen precio. Valdivia es paso obligado y la zona del Fuerte Niebla, punto estratégico de protección del puerto en épocas remotas ha crecido para ser un espacio del turismo con muy buena gastronomía.

 

Frutillar y Puerto Varas son imperdibles, así como dar toda la vuelta al lago Llanquihue y esperar que las nubes te dejen ver la punta del Volcán Osorno cubierta de nieve. También hay que visitar los Saltos de Petrohue y el lago de Todos los Santos a donde llega el catamarán que hace el cruce de frontera desde Bariloche.

 


Muy cerca de ahí Puerto Montt grande y mucho más ordenada que en mi visita anterior es la puerta para llegar a su puerto Angelmó para comer un buen salmón y comprar, para traer, salmón ahumado envasado al vacío (lo trajimos15 días sin frío y llegó bien).

 

En lugar de cruzar a Chiloé, como lo había hecho en moto, seguimos la ruta 7 previo comprar el Angelmó el ticket para el ferry de Hornopiren. El viaje siguió por el paso Futaleufú para volver a Argentina conectando la RN40.


En Esquel pasé a visitar a un amigo, compa de secundaria. José Ignacio Tellechea, “el Mono” fue rebautizado “Pepe”, hoy es médico obstetra en esta ciudad que me sorprendió muy gratamente por su crecimiento y calidad de vida de los habitantes. Acampamos varias noches en los campings agrestes del PN Los Alerces con buena provisión de cordero y vino, donde disfrutamos los lagos durante el día y noches memorables de charlas con cielos colmados de estrellas.

 

Luego, un alto en PN Lago Puelo para visitar a un tandilense amante de la naturaleza, orgulloso guarda parque nacional. Nicolás Ferrari y su familia nos recibieron en su casa. Disfrutamos mucho escucharlo hablar con pasión de su estadía en Antártida, su viaje en motorhome por América y su vida en familia cuidando como guarda parque un hermoso rincón de Argentina como es el PN Calilegua.


Un último dato. El regreso, luego del paso por Bariloche fue por la RN23 en lugar de cruzar el valle del Río Negro por la tan transitada RN22. Casi completamente asfaltada, vale la pena hacer unos km de más y conocer otros rincones de la Patagonia para llegar al Atlántico en Las Grutas y de allí a Viedma y Carmen de Patagones que también son dignas de visitar.

Encuentros o reencuentros

La idea de este viaje fue la de seguir la huella que dejé hace 25 años en mi primer “gran” viaje de exploración en moto, donde el objetivo era encontrar “mi lugar en el mundo”. En aquel entonces recorrer la Carretera Austral y la RN40 era todo un desafío por las dificultades que presentaban las rutas, grandes distancias y complicaciones de abastecimiento. A esto se sumaba que viajaba en moto, con carpa y muy poco dinero. Hermosa experiencia, con mucho aprendizaje que no relataré en este texto. 

Ahora, con más años, me pude regalar una vuelta por los mismos paisajes. Las rutas evolucionaron, todo es más fácil. Viajar en una Fiorino “equipada” donde hay hasta cama con sábanas, me dieron la posibilidad de “aterrizar” en cualquier lado y así dormir junto a los océanos, un lago, un río de los Parques Nacionales o una estación de servicio. 

En este viaje, a diferencia del aquel, a los mágicos paisajes le sumé ENCUENTROS con personas que ya conocía y que fui cruzando en distintos puntos del itinerario, especialmente en la ruta 7 chilena.

Llegando a Chaiten, población que fue afectada por la erupción del volcán y evacuada totalmente en 2008, apareció en mi memoria un nombre, un lugar, un momento. Con la moto acampé en una playita sobre el Pacífico llamada Santa Bárbara donde le pedí permiso para pasar la noche allí a un señor con el que me tomé una fotografía (con cámara de rollo por supuesto). Recordé que el señor se había abrochado su camisa hasta el último botón para posar en ese retrato y que prometí y cumplí en enviarle la imagen impresa. Nunca volví a pasar por este lugar ni tuve respuesta respecto a la recepción de la foto.

 

Llegando a Chaitén veo el cartel de Santa Bárbara y decido entrar a ver el lugar donde armé mi carpa tanto tiempo atrás. Junto a una casita, que no estaba en aquel momento, vi a un señor mayor que estaba barriendo. Me acerco y le pregunto respetuosamente: ¿“Ud. conoce o conoció a José Esterlín Mansilla”? y me responde rotundamente que NO.

 

Yo no sabía qué suerte había corrido este señor por los años transcurridos y también porque con la erupción del volcán en 2008 toda la población se trasladó y solo regresó años después la mitad. Mi charla comenzó a intentar explicarle al señor el motivo de mi parada en ese lugar y los recuerdos que me llevaron a detenerme. Después de escucharme el señor confesó ser él Don José Esterlín Mansilla y me invitó a pasar a su casa a “compartir unos amargos”.

 

Charla va, charla viene… aparece un muchacho de unos 35 años y se suma a la conversación. Patricio Mansilla, hijo de Don José, recordaba mi paso y comienza a buscar el álbum familiar de fotos. Entró a dar vueltas la casa para buscar los recuerdos que viajaron desde Chaitén a Puerto Montt al momento de evacuarse y luego regresó a Chaitén como registro de la historia familiar.

¡¡¡Y lo encontró!!! Apareció con una carpetita con unas 40 fotos en total con bautismos, nacimientos de nietos y eventos de familia. Y ahí estaba yo, abrazando a Don José Esterlín con su camisa abrochada hasta el último botón.

 

A Patricio los recuerdos le quedaron muy grabados porque apenas tenía unos 10 años cuando pasó este argentino loco en moto, un 31 de diciembre y armó carpa en esta playita del Pacífico.

Hay fotos del encuentro año 1996 y 2019.



sábado, 7 de abril de 2018

Una física del Balseiro trabajará con dos Premios Nobel en Noruega… @dealgunamanera...

Una física del Balseiro trabajará con dos Premios Nobel en Noruega…

Soledad Gonzalo Cogno, junto con su directora de doctorado Inés Samengo. Fotografía: Prensa Instituto Balseiro.

En abril comenzará a desempeñarse en el Instituto Kavli de Trondheim. Se llama Soledad Gonzalo Cogno, se acaba de recibir de Doctora en Física en el Instituto Balseiro y en pocos días viajará a Noruega para empezar a trabajar en el laboratorio de dos Premios Nobel en Medicina.

© Publicado el miércoles 14/03/2018 por http://www.anbariloche.com.ar, de  la Ciudad de San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro.

La sonrisa de la joven física evidencia felicidad: a principios de abril comenzará a trabajar en el Instituto Kavli de Trondheim, en Noruega, en el laboratorio de Edvard y May-Britt Moser. Ella se llama Soledad Gonzalo Cogno, y sus directores de posdoctorado son dos neurocientíficos que ganaron el Premio Nobel en Fisiología o Medicina junto con John O`Keefe en 2014 por el hallazgo de neuronas involucradas en el “GPS interno” del cerebro (ver recuadro "Premio Nobel...").

La joven investigadora, que acaba de defender su tesis de Doctorado en el Instituto Balseiro, cuenta que en agosto de 2016 asistió a una escuela de verano en el Instituto Kavli. “Como parte de mi visita, Edvard y May-Britt me invitaron a dar una charla sobre el trabajo que hice durante la última etapa de mi doctorado. Luego de la presentación hubo un intercambio de ideas muy estimulante y a continuación, en una conversación privada, los Moser me propusieron que considerase su laboratorio para mi postdoctorado”, rememora Gonzalo Cogno.

La física, que es oriunda de la ciudad de Buenos Aires, ingresó en 2007 en la carrera de Licenciatura en Física del Instituto Balseiro, que es una institución de educación pública y gratuita dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo). En el Balseiro también se dictan carreras de ingeniería y el campus está integrado al Centro Atómico Bariloche. Para ingresar a este instituto es requisito realizar materias de los primeros dos años en otra universidad. En su caso, ella cursó esos primeros años en la carrera de física de la Universidad de Buenos Aires.

En el Instituto Balseiro, donde todos los estudiantes de grado y de maestrías reciben becas de estudio completas de la CNEA para dedicarse de forma exclusiva al estudio, también se recibió de Magíster en Ciencias Físicas. Y luego realizó una estadía en Alemania. En 2012, regresó al Balseiro para iniciar su Doctorado en Física, que acaba de concluir, en el Grupo de Física Estadística e Interdisciplinaria bajo la dirección de Inés Samengo.

Soledad Gonzalo Cogno

Cuenta la joven investigadora que su interés por la física nació en la escuela secundaria. “Recuerdo que en mi casa había libros de física básica que eran de mi papá, y que por curiosidad empecé a mirar. Ese interés, acompañado del gusto que tenía por la matemática, hizo que terminara estudiando física”, cuenta nostálgica. Afirma que la primera vez que fantaseó con ingresar al Instituto Balseiro también fue durante la secundaria, pero que decidió rendir el examen de ingreso el verano anterior al examen. “Fue una idea que maduré durante bastante tiempo, y una decisión que sin dudas cambió mi vida”, dice de forma contundente.

El doctorado en neurociencias

“Mi tesis estuvo enfocada en el estudio del código neuronal, es decir, en el estudio de cómo los estímulos se traducen en los impulsos eléctricos con los que se comunican las neuronas”, cuenta Soledad Gonzalo Cogno. Y detalla que abordó la neurociencia desde un punto de vista computacional y que en la segunda mitad de su doctorado agregó el análisis de datos experimentales. “Estos datos los midió Emilio Kropff, que es investigador del Instituto Leloir y colaborador nuestro, en el laboratorio de los Moser hace unos años, y luego de su retorno a Argentina empezamos una colaboración que terminó teniendo un gran impacto en mi carrera profesional”, agrega. Una curiosidad es que su colega Emilio Kropff es barilochense e hijo de dos físicos que son egresados del y han sido investigadores en el Centro Atómico Bariloche: María Teresa Causa y Fernando Kropff.

Ante la consulta de cuáles fueron los principales resultados de su tesis de doctorado, que defendió el pasado 16 de febrero en el Salón de Actos del Instituto Balseiro, Gonzalo Cogno explica que los mismos están asociados al estudio de dos áreas del cerebro: el hipocampo y la corteza entorrinal. Estas regiones juegan un rol muy importante en la formación de memorias y en la navegación espacial. “Estudié cómo transmiten información las neuronas de esas regiones y cómo las señales eléctricas de las mismas están vinculadas con los procesos de orientación en el espacio”, describe.

Con respecto a su formación en el Instituto Balseiro, cuenta que vivió una gran experiencia como estudiante. “Luego de recibirme tuve una especie de enamoramiento con el estudio del cerebro. Me voy del Balseiro agradecida por la formación que recibí y por la gente que conocí, entre la que se encuentra mi marido”. Y agrega: “Estoy contenta por los años vividos y lista para enfrentar lo que sigue”.

El futuro en Noruega

El día que le ofrecieron el puesto, en agosto de 2016 mientras estaba en Noruega, Soledad Gonzalo Cogno llegó al hotel y llamó a su marido, Iván Davidovich, un joven físico también egresado del Balseiro y que trabaja en el campo de la física de partículas. Inmediatamente después contactó a su directora de tesis de Doctorado Inés Samengo, del grupo de Física Estadística del Centro Atómico Bariloche.

“¡No aguantaba un segundo más sin contarles la noticia! Una semana más tarde, como parte del proceso de selección, tuve una conversación con un psicólogo y con May-Britt. Fue una charla amena pero yo estaba muy nerviosa”, cuenta. Y agrega que al concluir la charla, le contaron que había obtenido el puesto. “En ese momento no podía más de la alegría, me sentía muy feliz y con ganas de compartir la noticia con mi familia y con la gente con la que trabajo. May-Britt me abrazó y me felicitó.”

¿Qué expectativas tiene de los próximos cuatro años que vivirá en Noruega junto con su marido? “En este momento lo que más deseo es aprender mucho, y hacer ciencia de gran nivel en un laboratorio fascinante. También espero que ese proceso esté acompañado de mucho disfrute, y de conocer gente y lugares nuevos. Creo que me esperan buenos años, de mucho trabajo pero también de mucha alegría”. Por último, destaca que está convencida de que “con determinación y esfuerzo uno puede lograr lo que se proponga. Mi caso es un ejemplo de eso, pero también fue un ingrediente fundamental la invaluable ayuda que recibí de Inés Samengo y Emilio Kropff”.

Premio nobel por descubrir el “Gps interno”

Edvard y May-Britt Moser, que son los neurocientíficos que formarán a Soledad Gonzalo Cogno en su laboratorio en Noruega, fueron premiados con el Premio Nobel en Fisiología o Medicina en 2014 junto con el estadounidense John O`Keefe. Fue “por sus descubrimientos de células que constituyen un sistema de posicionamiento en el cerebro”.

Ese sistema de posicionamiento o “GPS interno” hace posible que el cerebro cree un mapa para orientarse en el espacio: permite que uno sepa dónde está, encontrar el camino de un lugar a otro y almacenar esta información para que esté disponible cuando sea necesario. Los tres neurocientíficos hicieron grandes aportes que demostraron una base celular de estas funciones cognitivas, según explica el sitio web de la Fundación Nobel.

En 1971, John O'Keefe descubrió el primer componente de este sistema de posicionamiento. “Halló que un tipo de neurona en el área del cerebro llamada hipocampo siempre se activaba cuando una rata estaba en un determinado lugar de una habitación. Otras neuronas se activaban cuando la rata estaba en otros lugares. El científico concluyó que esas ‘células de lugar’ formaban un mapa del cuarto”, se comunica en el material de prensa de la Fundación Nobel.

Hace más de 10 años, en 2005, May-Britt and Edvard Moser descubrieron otro componente clave del GPS cerebral. “Identificaron otro tipo de neurona que nombraron ‘célula grilla’, que generan un sistema de coordenadas y permiten el posicionamiento y la orientación. Sus investigaciones subsecuentes demostraron cómo las células grilla y las células de lugar hacen posible determinar la posición y navegar”, informa el mismo sitio web.