Justicia
se busca…
Alta Tensión. Julio De Vido. Dibujo: Pablo
Temes
Impunidad y poder de dirigentes gremiales
que contaron con protección política y judicial.
Comienzan a desplegarse los lineamientos de lo que será la esencia de la
campaña electoral que desembocará en los comicios del 22 de octubre. En el
oficialismo reina el optimismo. Los números de la incipiente y sostenida
recuperación de la economía no podrían haber llegado en mejor momento. La caída
de la pobreza y la reactivación de algunos sectores claves de la economía se
aúnan para generar un ambiente de esperanza en aquellos sectores que decididamente
no quieren la vuelta del kirchnerismo.
Esta combinación de factores ha generado una situación
que motiva una paradójica preocupación dentro del oficialismo: que la dirigencia y la militancia se relajen,
circunstancia que sería fatal a tres semanas de una elección que de ninguna
manera está aún definida. “Nos dicen que estamos un punto y medio arriba de CFK
pero las cifras verdaderas son más holgadas y están guardadas bajo siete
llaves”, reconoce una fuente de Cambiemos. Desde la mesa chica del oficialismo bonaerense,
compuesta por María Eugenia Vidal, Federico Salvai, Jaime Duran Barba y su socio Santiago Nieto, se baja la orden de que se debe trabajar
como si estuvieran un punto abajo. La tarea pues es levantar a los candidatos
todos los días para ir a hacer campaña a los lugares más recónditos y adversos
del conurbano bonaerense con toda la energía. El objetivo no es sólo electoral:
se busca un cambio de la cultura política en esos bastiones cuasi inexpugnables
del peronismo.
Las dos últimas
semanas están guardadas para el Presidente. Volverán
los escenarios en 360 grados y los encuentros cuidadosamente estudiados. Su
presencia en el Gran Buenos Aires será preponderante en los lugares más ásperos
en donde, de a poco, Cambiemos va haciendo pie.
Por su parte, Cristina Fernández de
Kirchner concedió dos entrevistas como parte de su
campaña. Tanto en la que realizó Carlos Cué para
El País como en la de Chiche Gelblung para Crónica dijo cosas que indignaron y
que lograron un efecto claro: no sumar un solo voto más. ¿Quién la asesora?
En las filas del randazzismo reina la
calma. Allí la apuesta es a mediano plazo y comenzará a
perfilarse mejor luego de la elección. La convicción es que, si no hay
sorpresas, Cristina Fernández de Kirchner pasará a formar parte del pasado y a
partir de allí comenzará una etapa de verdadera renovación dentro de las filas
del peronismo.
En el massismo, por su parte, la decisión es dejar de hablar de CFK.
“Cada vez que volvemos sobre la corrupción, las denuncias y los discursos
gastados de Cristina, le hacemos el juego al Gobierno”, señala una voz cercana
a Sergio Massa.
La detención de Juan Pablo “Pata” Medina, el poderoso e
intocable secretario general de la seccional La Plata de la Uocra, tiene un
valor fáctico y otro simbólico.
El fáctico a los hechos de corrupción y de comportamiento
mafioso sobre los que armó su emporio este nefasto personaje al que aguarda una
larga estadía –años– en alguno de los presidios del país. Está claro que todo
el entramado que armó para lograr el fenomenal poder del que hizo gala
durante los veinte años que duró su despótico reinado, contó con una
escandalosa protección política y judicial. Ahí están los videos en los que se
lo ve al ex gobernador Daniel Scioli agradecer
a la Uocra La Plata.
Tanta impunidad fue posible también por la complicidad de
jueces que dieron vergüenza. Son muchos los que recuerdan aquel cumpleaños del
hoy destituido juez César Melazo, al que Medina
fue invitado y en el que se codeó con el ex ministro de Justicia Ricardo Casal,
y el entonces jefe de la Policía Bonaerense, comisario Juan Carlos Paggi.
El Pata Medina no sólo se enriquecía vilmente, sino que, con sus formas, tenía
atemorizado a todo el vecindario de la sede de la Uocra La Plata que padeció durante
años la prepotencia y el patoterismo que impuso en ese lugar.
Claro que el hecho se proyecta más allá del dirigente sindical hoy preso. Es
útil conocer cómo fue el proceso a través del cual Medina sumó poder y acuñó
riqueza. La metodología la aprendió de sus mayores, y aquí mayores significa la
conducción central de la Uocra. Las obras se cotizaban y después se arreglaban los sobreprecios con los
empresarios. La Cámara de la Construcción –que sistemáticamente
niega estos hechos– ha sido copartícipe de todo este engranaje de corrupción.
Tampoco hay que
olvidar el caso de Omar “Caballo” Suárez,
secretario general del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) y hombre de
cercanía de CFK. Las sospechas sobre otros dirigentes gremiales a veces quedan
transformadas en evidencias a partir de circunstancias impensadas. He ahí
el caso de Gerónimo Venegas, el histórico secretario general de la Unión Argentina de Trabajadores
Rurales y Estibadores (Uatre), de quien ahora se confirma un patrimonio enorme
que se encuentra en disputa entre sus hijos. ¿Cuántos más hay en la misma
situación?
¿Qué esperan jueces y fiscales para investigar y avanzar
en causas que duermen hace mucho tiempo en cajones y archivos?
Las razones que se esgrimen desde algunos ámbitos
tribunalicios para explicar semejante molicie es que este despertar se debe a
que ahora están dadas las
condiciones políticas para avanzar en las causas e investigar.
El argumento es ominoso.
Si hay algo que no puede resignar la Justicia, es su
independencia. Si ese concepto no se modifica, la Argentina se queda sin un
instrumento clave para combatir el grave delito de la corrupción. Y esto es
peligrosísimo no sólo desde el punto de vista político e institucional, sino
también social y personal, porque la corrupción mata. La tragedia de Once nos
lo recuerda todos los días.
Producción periodística: Santiago
Serra.
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