lunes, 26 de noviembre de 2012

El ritual de la despedida… De Alguna Manera...


El ritual de la despedida…

Marc Augé

En Futuro (Adriana Hidalgo), el antropólogo francés Marc Augé analiza la importancia del rito, en apariencia vinculado más a lo ido que a lo por venir, y su relación con lo que nace...

Recorro por primera vez desde su muerte el escritorio de mi padre. Lo busco en las marcas de sus libros, en las fotos que tomó y en las que repiten su rostro, en la música que bailaba (¡cuánto bolero, tanta bossa!), en las diapositivas de casos médicos que presentaba en congresos, en los originales de sus cuentos y entre el desorden galáctico de sus papeles. El ritual marca que debo elegir mi parte de él. Lo que llevaré a mi casa cuando cerremos la que fue suya. Algo que lo diga tanto y tan bien que pueda escucharlo siempre. ¿Qué sentido tiene para el mañana este paseo al dolor?

En Futuro (Adriana Hidalgo), el antropólogo francés Marc Augé analiza la importancia del rito, en apariencia vinculado más a lo ido que a lo por venir, y su relación con lo que nace: “El comienzo es la finalidad del rito. El comienzo no es la repetición. (…) En re-comenzar, comenzar es lo que importa. Re-comenzar es vivir un nuevo comienzo, un nacimiento”, escribe. Cada nacimiento está tironeado por dos obsesiones que rigen la vida en sociedad: la de significado y la de libertad. Del diálogo entre pasado y futuro se nutre el animal simbólico que somos y que busca en ese gesto “sus huellas o sus pruebas en el mundo”. Por eso, porque es preciso pensar el tiempo como “puesta en intriga” pero también como inauguración, sigue interesándonos el rito, señala Augé, en una época que por su demanda de eterno presente se caracteriza “por el déficit ritual”.

Hallo entre sus cosas esta frase: “No se puede pecar contra la esperanza”. Sonrío al fantasear que papá la anotó ya enfermo y pisando sus 80 años para que yo la encontrara exactamente hoy, exactamente aquí, cuando me pregunto, bajo un diluvio de pena, por el puente que unió su vida con la mía. A solas con lo que me ha dejado elijo las palabras de Augusto Monterroso para contarle, como cuando me sentaba en sus rodillas e inventaba un cuento, cómo nos va por aquí sin él: “Dios todavía no ha creado el mundo; sólo está imaginándolo. Por eso el mundo es perfecto, pero confuso.”

© Escrito por Raquel Garzón y publicado por la Revista Ñ de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 23 de Noviembre de 2012.




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