sábado, 1 de septiembre de 2012

Servicios Fúnebres Virtuales... De Alguna Manera...


La red social para dejar herederos al morir...



Captura de la página de inicio de la red social Stillhere. Foto: Cedoc

Tiene apenas unos meses y usuarios en 32 países.

El negocio de servicios fúnebres tiene cada vez más curiosidades: la tercera edición de Funexpo, que se realiza estos días en Costa Salguero, cuenta con stands donde empresarios promocionan el mismo ataúd de Néstor Kirchner, un “columbario" portátil, y hasta una red social para administrar legados en forma digital.

Esta última es, por caso, una de las sorpresas de esta exposición, donde se puede conocer las últimas tendencias del mercado. Se trata de la red social Stillhere,creada en noviembre pasado por empresarios uruguayos y mexicanos, que si bien todavía está en constante renovación, ya tiene usuarios en 32 países, y está disponible en cuatro idiomas: francés, inglés, español y portugués.

“La red nación para atesorar recuerdos, pero también sirve para dejar datos importantes a un heredero en caso de que algo te suceda, como contraseñas de correo electrónico o cuentas bancarias”, explicó a Perfil.com Gabriela Bidegain, una de las creadoras del sitio y gerente de comunicaciones del emprendimiento.

La red social permite administrar memorias, fotos, videos por una solo persona o por algunas personas cercanas, pero en forma privada. “Tiene cuatro componentes: uno es la ‘bioespiral’, donde se pueden almacenar recuerdos de las distintas etapas de vida y donde las personas que vos quieras invitar puedan aportar también”, contó Bidegain.

Y agregó: “Otro es el ‘legado virtual’, para dejar información sentimental, poesías, fotos, etc, a uno o más herederos. También está la ‘bóveda’, donde se pueden dejar datos relevantes, por si te pasa algo, como cuentas de facebook, de banco, fotocopias de documentos o títulos de propiedad... cualquier dato relevante al que pueda tener acceso algún heredero designado por el usuario”.

Según explicó Bidegain, este último servicio funciona a través de un sistema que prevé corroborar previamente si efectivamente el titular de la cuenta falleció antes de enviar los datos a su heredero.

“Otro servicio es de ‘homenajes’ para la persona que haya fallecido, donde se puede crear una genealogía, donde existe un muro para escribir anécdotas, etc”, señaló.

La red social tiene su propio stand en Funexpo 2012 con el fin de hacer negocios con otros empresarios. Así por ejemplo, si bien la red es gratuita, el servicio del “legado virtual” cuesta 40 dólares al año, pero buscan que forme parte de los servicios que se ofrecen en los cementerios parque.

La Funexpo 2012 comenzó ayer y continuará hasta mañana en el Pabellón I de Costa Salguero, donde se pueden conocer novedades y tendencias del sector de servicios fúnebres, cementerios y parques privados.

Esta es la tercera edición del evento organizado por la Federación Argentina de Entidades de Servicio Fúnebre y Afines (FADEDSFYA), que en 2010 reunió a más de 70 expositores y 7 mil visitantes.

© Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma e Buenos Aires el viernes 31 de Septiembre de 2012.


viernes, 31 de agosto de 2012

El Monotributo, un dilema... De Alguna Manera...


Dilema de un Monotributista...

 Monotributista...

La inflación que azota el país ha elevado los montos nominales de facturación en todos los rubros, lo que obliga una re-categorización hacia “arriba”, hasta llegar a los máximos permitidos y la consiguiente salida del sistema. ¿Qué hacer?

Esto es lo que pregunta (y se contesta) un contribuyente, haciendo el siguiente razonamiento: “Tengo comercio minorista. Estoy inscripto en el monotributo. Pago el máximo que se puede pagar: $ 2.957. Para estar “dentro” del bendito monotributo, hay que vender hasta $ 300.000 por año, que son $25.000 por mes. Si te pasás salís del sistema. Pero, las cuentas no dan. Fijate: Alquiler del local, expensas y servicios, cinco lucas. El pibe que me ayuda, sueldo+ 931+ sindicato, todo,  más o menos seis lucas. Monotributo, Ingresos Brutos + Obra Social de la familia, cuatro lucas, otros gastitos, una luca. Ahí tenemos dieciseis lucas. Súmale la compra de la mercadería y lo que me llevo yo para vivir. A las veinticinco lucas, las paso sin inguna duda. 

¿Cuál es la otra?: Ser  responsable inscripto del IVA, lo que implica que de la venta que tengo hoy, disponga un importe para pagar el IVA, más el autónomo mensual, más impuesto a las ganancias. No me cierra. - ¿Qué hago? – Me quedo en el monotributo. Mal categorizado y sujeto a una posible sanción, según me dijo el Contador, pero por lo menos sobrevivo.

El monotributo es un régimen opcional y simplificado que se creó para los llamados “pequeños contribuyentes” y que consiste de una cuota fija que reemplaza tres impuestos: aportes autónomos, IVA e Impuesto a las Ganancias. Tiene diversas categorías y cada una paga una única cuota mensual cuyos importes acaban de sufrir un pequeño aumento, vigente a partir del mes de Julio de 2012. Pero no subieron los parámetros de facturación utilizados para la categorización, lo que produce la situación descripta. En septiembre hay una nueva recategorización ¿Que hacer?.

Tabla vigente:

Fuente: AFIP.

© Escrito por el Contador Guillermo LoCane y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueves 30 de Agosto de 2012.

Película de miedo... De Alguna Manera...


Película de miedo...

Amasa crítica. Cristina Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

El discurso único encuentra más voces dispuestas al disenso democrático. De Suar a Eliseo Subiela.

No me gusta que me empujen como si fuera ganado para que piense algo y, si no lo hago, tener que bancarme un informe televisivo editado para joderme y vincularme con la dictadura y los desaparecidos. Hay gente que cree que soy reaccionario, que soy de derecha, que me estoy perdiendo una verdad porque no pienso como ellos. Eso me violenta, me parece una manifestación casi fascista.” La declaración de Adrián Suar al diario Perfil es una síntesis perfecta de un hartazgo social que está agrietando el muro de silencio construido por Cristina con el perverso mecanismo de multiplicar el miedo desde el Estado.

Una artista popular, amiga en su momento de Mercedes Sosa, que tiene temor de dar su nombre, me contó algo doloroso. La contrataron del Gobierno para unos recitales y, un día, uno de los burócratas del ministerio le reclamó porque no elogiaba al gobierno de Cristina en los reportajes que le hacían en las ciudades donde cantaba. Hace seis meses que no cobra.

El ex cantante de la Bersuit, Gustavo Cordera, El Pelado, también en una nota de este diario, fue explosivo: “El jueves nos bajaron del Festival de la Nieve en Bariloche porque Moyano tomó declaraciones mías y se las tomaron a pecho. Entonces, como Cordera no es K (…) Yo no tengo mala leche, no quiero derrocar al gobierno de Cristina. Quiero provocarlo, quiero provocar conciencia, quiero denunciar las cosas que no me gustan, quiero ser diferente y que me respeten por eso. No que me bajen de un festival”.

Obviamente, no estamos hablando de un militante del neoliberalismo. Cordera votó a Cristina pero rechazó la invitación a tocar en la celebración del Bicentenario y a ser declarado ciudadano ilustre a propuesta de Aníbal Fernández: “Yo creí en el proyecto Kirchner, pero está empezando a haber una cosa muy asfixiante. O sos como yo, o sos el contrario. No soy ni el Gobierno ni Clarín, ¿qué quiere decir?, ¿que no tengo lugar en el mundo? Hay que tener cuidado con eso, porque ese discurso lo tenían Mussolini, Hitler y Bush”.

Recibí un mail de esos que habitualmente no abro porque les temo a los virus o porque no tengo tiempo de leer cadenas.

Pero lo abrí porque me lo enviaba alguien al que yo respeto profundamente por su talento y la ética que expresa en todas sus acciones. Hablo de Juan José Campanella, que en el asunto decía: “Sin ofender a nadie”. Y después aparecía un escrito sensible bajo el título “Con mucho dolor, digo”. Quise reproducir ese texto anónimo y le pregunté a Juan si le molestaba que lo leyera en la radio y que lo identificara como la persona que me mandó el mail. Me contestó de inmediato:

“Querido Alfredo,

No me molesta ninguna de las dos cosas, pero ojo que no lo escribí yo. Sólo lo ‘forwardeé’ borrando a todos los anteriores. Parece mentira que hoy haya que tomar esas precauciones.

”Me pareció un texto excelente que me representa totalmente”.

Las palabras se preguntan qué nos pasa a los argentinos. Se refiere a “una sensación de impotencia, frustración y abatimiento que nos noqueó”. Dice más adelante: “Estamos perdiendo en silencio a nuestra Argentina. La metamorfosis es brutal. El país que tenemos hoy no es el que imaginamos, y el país de mañana será mucho peor de lo que imaginamos. No hay respeto. No hay educación.No hay diálogo. La búsqueda de la excelencia se abandonó por completo. Nos acostumbramos al atropello del poder político, al patoterismo. Al corto plazo sin una visión de país que nos ilusione. Que nos enamore. ¿Qué queremos? Volver a sentir orgullo de ser argentinos. Viajar seguros. Ver un desarrollo cultural sostenido. Transitar por las calles sin piquetes.

”Escuchar a un presidente conectado con el mundo.

”Decidir qué comprar. Qué libros leer. Respetar al maestro.

”Los delincuentes presos. Estadistas conduciendo al país.

”Economistas manejando la economía. Calma y paz.

”No al odio y la crispación. Los tres poderes funcionando.

”Comprar dólares. O no. Recibir cosas del mundo y poder enviar cosas al mundo. Si querés lo mismo, circulá este mail.

”En paz… Argentina… te quiero!!! Y no quiero perderte.”

El trazo grueso de lo ocurrido con otro gran hombre del cine como Eliseo Subiela es más conocido. En dos palabras: se quejó por Facebook porque tuvo que ir a Perú para presentar su película, auspiciado por la Cancillería, y no le quisieron vender unos miserables dólares o soles. A partir de ese momento se descerrajó sobre él un operativo punitivo absolutamente desproporcionado que empezó con el titular de la AFIP hablando de su situación fiscal y terminó con un procedimiento en la escuela de cine donde le dejaron pegada una carta en la puerta. Subiela dijo que lo trataron como a un delincuente y que se sintió en un Estado policial. Y que tenía miedo, como nunca desde el gobierno de Isabel Perón.

Como estuvo en el exilio durante la dictadura, se supone que se refirió a la actuación de la tenebrosa Triple A. Porque confesó que había sido montonero. Lo dijo dos veces, casi como un pedido de clemencia por parte de la AFIP: “No soy el enemigo, no soy la oligarquía”, como si ser radical o demócrata progresista o independiente habilitara a utilizar la prepotencia de Estado. Pero ése es otro tema. Lo más grave fue que su familia ahora se quiere mudar a Uruguay y que mencionó a El huevo de la serpiente. La película de Ingmar Bergman describe la decadencia del Berlín que permite el surgimiento de Hitler. A través de la fina piel del huevo puede verse la silueta del reptil a punto de nacer. Es un bicho repugnante que se arrastra sigiloso hasta que inocula su veneno.

No creo de ninguna manera que se pueda caracterizar a esta Argentina como pre-fascista. Pero es cierto que la metodología para instalar un discurso único es feroz y despiadada. Puro autoritarismo castigador e intimidatorio. Eso no nos habilita para caer en las mismas desmesuras que los Kirchner instalaron con la siembra del odio. “Nazi”, “facho” o “golpista” no son términos que deberíamos utilizar en el debate. Son ese tipo de palabras que se pronuncian con el dedo en el gatillo. ¿Cuál es el próximo paso? Algo nuevo está pasando. Afloran sentimientos ocultos. Todavía son muchos los que callan. Pero cada vez son menos. Como decía el gremio de los periodistas: la peor opinión es el silencio.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 26 de Agosto de 2012.

martes, 28 de agosto de 2012

Monólogo sin debate... De Alguna Manera...


Monólogo sin debate...

Norma Morandini.
 
La primera vez que escuché hablar de Carta Abierta recordé la Carta 77 fundada por Vaclav Havel en el año que le da nombre, el de 1977. Tenía de carta lo que tienen todas las epístolas, una comunicación de ideas, sentimientos, sensaciones. Un género literario que Kafka detestaba porque decía que las cartas eran un comercio de almas. El poeta portugués Fernando Pessoa se burlaba e ironizaba, “¿quién no escribió alguna vez ridículas cartas de amor?”. Pero cuando las cartas abandonan la intimidad, son públicas, se autoproclaman abiertas, ya no se trata de comercio de almas, ni menos aún de la cursilería que nos permitimos en la intimidad amorosa. Son manifestaciones políticas, o sea: expresiones de la libertad.

Havel fue el portavoz del movimiento que se conoció como Revolución del Terciopelo, que comenzó pidiendo a los dirigentes comunistas que adhirieran a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Entonces, la invasión de las tropas de Varsovia había impuesto un gobierno opresor y la Carta 77 hablaba por aquellos que se sentían oprimidos pero enmudecían por temor a perder sus empleos. Havel fue encarcelado, pero cuando la Carta 77 se convirtió en la expresión de esa opresión, el régimen totalitario de Checoslovaquia cayó en la primavera austral de 1989 y el escritor Vaclav Havel fue elegido ese mismo año presidente de la República. Pocos autores de cartas escritas como manifiestos políticos llegaron tan lejos. El pertenece a la generación de intelectuales, pensadores, que pusieron sus vidas en riesgo por resistir los autoritarismos que recorren la conturbada historia del siglo XX.

Las “cartas abiertas” también en nuestro país tienen como autores a intelectuales, científicos, artistas, hombres del pensamiento político que buscan influir sobre el espacio público de las opiniones. Sólo que hoy los argentinos vivimos una situación inédita en nuestra historia reciente, un período continuado de legalidad democrática. El tiempo que media entre el pasado de terror y el ejercicio de la libertad puso en escena fenómenos novedosos que nos increpan para su comprensión. Como que se reproduzcan las desconfianzas y las separaciones de muchos de aquellos que en el inicio de la democratización estuvimos unidos en la misma alegría de la restauración. No porque creamos que debemos vivir amontonados sino porque en nombre de la libertad se cancela su primera consecuencia, el derecho a la opinión.

No hay prohibiciones directas, pero la inhibición que provoca el verse expuesto en el lugar de la burla y la descalificación desde los medios públicos termina actuando como una sutil censura. Como si decir la verdad, lo que se piensa, no fuera un acto de honestidad y sí una cuestión de coraje.

No debiera perturbar que profesores universitarios, filósofos, periodistas y pensadores tengan simpatías por un gobierno. Perturba, sí, el monólogo, la negación del otro y la ausencia del debate como intercambio de ideas.

La confrontación no es un fin en sí mismo. Ni la tolerancia una condescendencia piadosa sino la constatación de que todos los seres humanos somos iguales y tenemos razones que no son una única razón, infalible.

No se trata de volver a la cultura de la unanimidad, sino de preguntarnos quién debe ser el destinatario de nuestro privilegio de hablar por los otros. ¿Una persona a la que se sigue tutelando porque no se cree en su capacidad de discernimiento y se le debe decir cómo pensar? ¿O un ciudadano que tiene nuestros mismos derechos pero los ignora y lo mínimo que debe esperar de sus intelectuales es que construyan un espacio público en el que las ideas circulen, se intercambien, en beneficio del nivel del debate? O sea, en beneficio de la sociedad que nos da fundamento, la democracia.

© Escrito por Norma Morandini y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 26 de Noviembre de 2011.