domingo, 21 de abril de 2013

Periodismo de investigación… De Alguna Manera...

Periodismo de investigación… 

 
LANATA en el estudio de su programa Periodismo para todos.

Como otros cinco millones de argentinos me senté el domingo pasado a ver el programa de Lanata y, electrizado, no me pude levantar hasta el final, cuando fui a agarrar el celular para enviarle un mail que tenía como cuerpo sólo un título: “Sana envidia”.

Y durante toda la semana mi cabeza fue y vino, pero no sobre las desmentidas y sus derivaciones, sino que había quedado fijada en el programa del domingo, en las reflexiones que me disparaba sobre el pasado y el futuro del periodismo de investigación.

Lo primero, su costo: cómo financiarlo y quiénes podrían hacerlo. El programa de Lanata del domingo pasado no tuvo cortes comerciales y, aunque fuera sólo por tratarse del primero y el resto del año sea diferente, igualmente hay en esa ausencia de avisos un aviso de algo: que los anunciantes no quieren publicitar donde haya contenidos conflictivos. Y no es sólo de ahora con el kirchnerismo, también pasaba en la época de Menem y pasa en países muy desarrollados donde las empresas prefieren no quedar asociadas a temas políticos. El kirchnerismo lo que hizo fue llevar esta aprensión al cuadro emocional del terror.

Que el hacer periodismo de investigación no sea económicamente sustentable para un medio de comunicación no impide que el impacto del programa Periodismo para todos del domingo pasado hiciera también presente la ausencia de Lanata en televisión durante mucho tiempo. ¿Cómo alguien que consigue conmover a la opinión pública como Lanata estuvo sin trabajo en la televisión durante tantos años?

Además del problema de que los anunciantes prefieran orientar su publicidad al entretenimiento, el problema está también en que gran parte de la audiencia no siempre está dispuesta a digerir el periodismo de investigación. Todos lo disfrutan cuando la economía empeora y la popularidad del gobierno es mayoritariamente negativa. Pero en los primeros años de cualquier gobierno exitoso sólo un núcleo reducido de la audiencia sigue valorando el papel de fiscal del poder que realiza el periodismo de investigación.

En esos tiempos iniciales de luna de miel sólo los medios gráficos, y no todos, cumplen ese papel de perro guardián y críticos del oficialismo de turno, tolerados (lo que no quiere decir no castigados) por su menor alcance. Pasó con Kirchner, pero también con Menem.

Lanata no padeció exilio televisivo los primeros años del menemismo porque por entonces aún no se había dedicado a la televisión, pero habría sufrido las mismas consecuencias entre 1990 y 1995. Aquellos primeros años de Menem, sólo Página/12, cuando la dirigía Lanata, y la revista Noticias, de Editorial Perfil, fueron los arietes ante el menemismo. En los primeros años del kirchnerismo, nuevamente Lanata, esta vez desde PERFIL, además de los artículos de este diario y siempre la revista Noticias, denunciaban en papel y tinta lo que hoy se puede ver y escuchar por televisión. Lázaro Báez, el testaferro de Kirchner, con una foto de ambos juntos, fue una tapa por aquellos años.

Si la televisión se hubiera hecho eco de aquellas denuncias hace muchos años, ¿se habría evitado que los hechos siguieran sucediendo hasta hoy? Algo podría haber cambiado, pero no hay que dejar de prestar atención a que la sociedad no quería recibir esos mensajes porque, mientras un gobierno atraviesa un ciclo de progreso económico, muy pocos quieren escuchar críticas sobre él. La corrupción, como tantas cosas de la vida, no despierta siempre el mismo interés.

Si además de que a los anunciantes no les gusta mucho poner su publicidad donde se hace periodismo de investigación, tampoco la audiencia quiere prestarle atención, se entiende (aunque no  se justifica) por qué en los primeros años del kirchnerismo el periodismo de investigación estuvo ausente.

¿Volverá a suceder lo mismo durante los primeros años del gobierno que sustituya al kirchnerismo? Dependerá de una mayor educación democrática de todos: medios, anunciantes y audiencia, que la Argentina suba un escalón político como sociedad.

En gran medida, de la continuidad y la vitalidad del periodismo de investigación depende la calidad de la democracia que iremos consiguiendo. Al comienzo del kirchnerismo no había mucha conciencia de esta relación. La propia Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), en sus tradicionales premios patrocinados por los principales diarios de todo el país, galardonaba 17 géneros periodísticos, desde periodismo político, deportivo, pasando por fotografía, infografía y digital, pero no existía ningún premio al periodismo de investigación. A partir de la reaparición del diario Perfil y su ingreso al Consejo Ejecutivo de Adepa, esa asociación distingue también la investigación periodística. Y, recientemente, Editorial Perfil firmó un convenio con la Universidad del Salvador, la primera que dictó la carrera de periodismo, para potenciar sus posgrados, que incluyen la única Maestría en Periodismo de Investigación.

Quizá el mayor aporte de Lanata no sean sólo sus valiosas investigaciones, sino el ejemplo inspirador para futuras generaciones de periodistas que abracen este género en mayor número.

Pero la audiencia debe aprender que, si no le presta atención a estos temas cuando los gobiernos le gustan, más tarde le disgustarán más aún. Los anunciantes, que tienen una obligación republicana de apoyar con su publicidad ese tipo de programas. Y los medios, que si desertan de esa responsabilidad después podrían pagar costos aún mayores.

Hay que apoyar a quienes se arriesgan a hacer periodismo de investigación crítico de todos los gobiernos porque el costo, no sólo económico –a veces expresado en juicios–, sino emocional por campañas de difamaciones, y hasta físico, merece reconocimiento de toda la sociedad.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 21/04/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

"Lázaro, Levánte y Lava"... De Alguna Manera...


Lázaro Baez rompió el silencio…

El empresario se defendió de las acusaciones sobre el lavado de dinero.

Lázaro Baez rompió el silencio, dijo que fue "usado como un forro" y que dará explicaciones a la Justicia. El empresario dio una conferencia de prensa en la que respondió a las acusaciones por presunto lavado de dinero. "Me quieren mostrar como un hombre oscuro", dijo.

Lázaro Baez, el empresario kirchneristra acusado de lavar dinero proveniente de contratos de obra pública, decidió romper el silencio.

El descargo de Baéz llega luego de que el programa "Periodismo Para Todos" de Jorge Lanata pusiera el testimonio de Leo Fariña y Federico Elaskar, donde contaba cómo lavaban dinero para el empresario kirchnerista. En la semana ambos jóvenes se desdijeron y señalaron que fue todo un invento.
En conferencia de prensa, el empresario se quejó de que lo quieren mostrar "como un hombre oscuro" y anticipó que iniciará acciones legales "contra los responsables de esta maniobra".
A continuación, el comunicado que leyó Lázaro Baez.

"Ante la campaña difamatoria instalada en la opinión pública desde el programa televisivo PERIODISMO para TODOS, el Señor Lázaro Báez rechaza en forma terminante todos los hechos y afirmaciones calumniosas que se le atribuyen en relación a supuestas operaciones financieras. Dichas imputaciones fueron promovidas sobre la base de la edición de versiones que brindaron personas de dudosa credibilidad y de documentación de la cual se desconoce su autenticidad y procedencia".

“Me presentaré ante la autoridad judicial correspondiente y allí brindaré todas las explicaciones necesarias que pondrán en evidencia la malicia de estas tendenciosas imputaciones y demostraré mi absoluta ajenidad respecto de esos supuestos hechos, accionando legalmente contra los responsables de esta maniobra.”

“Por falta de conocimiento y por intencionalidad política se me acusa mediáticamente. Mi respuestas serán efectuadas en los ámbitos correspondientes, no soy un personaje mediático sino una persona de trabajo. Las empresas de las cuales soy accionista generan empleo en la Provincia de Santa Cruz y están sujetas a todos los controles de los organismos estatales pertinentes.

"Por otro lado, en relación a la nota publicada en el día de hoy en un matutino porteño, con relación a los viajes al Uruguay del avión matrícula LV – ZSZ, de la empresa Top Air, de la cual soy accionista, el mismo no es solamente de uso particular sino que está afectado a dicha empresa Top Air de la cual soy accionista y dedicada al alquiler de taxis aéreos. Por lo que durante el verano, en plena temporada turística, ha sido contratado por distintas personas o empresas para asistirlas en sus traslados. Quienes contrataron los viajes que cita la nota son las empresas American Jet (Fact: 0001-00000409) Refinadora (Fact: 0001-00000406), y Consulgroup (Fact: 0001-00000427)".

"Lamentamos tener que dar a publicidad esas contrataciones entre particulares para tener que contestar la nota publicada en el día de la fecha, pero quienes la publicaron no llamaron a nuestra empresa ni nuestros voceros para chequear esta información".

© Publicado el viernes 19/04/2013 por el Diario La Capital de la Ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe.





América, Vila, Manzano y el Periodismo Rentado... De Alguna Manera...


La operación mediática del periodismo y la SIDE para salvar a Báez...


Las grietas quedaron expuestas. Fue después del Fariña-gate que desnudó Jorge Lanata y que involucró al siempre sospechado Lázaro Báez.

A partir de entonces, la locura mediática llegó a los lugares menos pensados. Por un lado, el grupo Clarín llevó la historia a una hipérbole de bombardeo de información insistente, como si se tratara de un tema relevante a los intereses de la sociedad.

Por el otro, puntuales periodistas a sueldo de la Secretaría de Inteligencia —ex SIDE— montaron una vergonzosa operación a efectos de “farandulizar” la denuncia efectuada por Lanata.

A esos efectos, se conjuraron Rolando Graña, Facundo Pastor, Gustavo Sylvestre y Mauro Viale. Luego se agregaron Jorge Rial y Luis Ventura. Casi todos, cobran interesantes salarios por parte del Dirección de Reunión Interior de la Secretaria de Inteligencia, Fernando Pocino.

Bajo un libreto armado por Carlos “Chino” Zannini, secretario de Legal y Técnica del kirchnerismo, todos siguieron al pie de la letra una actuación casi perfecta del plan oficial. “Casi”, sí; pero no perfecta.

El primer tópico que levantó sospechas fue el sintomático silencio que se dio durante todo el lunes pasado. El mutismo fue tal que ni siquiera los siempre activos blogueros K se dejaron ver ese día.

Al mismo tiempo, comenzaron los reservados contactos entre Zannini y Leonardo Fariña a efectos de pergeñar el culebrón que se vería 24 horas más tarde. No sería en cualquier canal, sino en América TV, perteneciente a los operadores Daniel Vila y José Luis Manzano. Ambos siempre sedientos de negocios con el Estado.

Luego llegaría uno de los momentos más vergonzosos para el periodismo vernáculo: la sorprendente defensa periodística de las figuras de Fariña y el financista Fernando Elaskar, ambos asesorados por otro oscuro personaje, el abogado Fernando Burlando.

El encargado del trabajo sucio fue Graña, por instrucciones directas y precisas de Zannini. Él fue el que “bajó línea” a los periodistas arriba mencionados para que avanzaran en el plan de “farandulización” de la investigación de Lanata y, al mismo tiempo, blanquear las figuras de Fariña y Elaskar.

La estrategia jamás tuvo que ver con la protección de estos últimos, sino con la necesidad de detener la curiosidad periodística —y judicial— sobre la figura de Lázaro Báez, quien a su vez puede llevar hasta los incómodos rastros de Néstor y Cristina Kirchner.

Todos, cada uno a su manera, actuaron su papel estelar en esta pieza. Eso sí, lo hicieron tan desprolijamente que hasta copiaron sus argumentos entre sí a la hora de desacreditar el informe de Lanata. La postal cruda de la operación llegó de la mano de Mauro Viale, quien no solo colaboró en la farandulización del caso, sino que además criticó al conductor de Periodismo Para Todos con duros e innecesarios calificativos. Toda una sobreactuación que nadie le había pedido en realidad.

Así fue, en resumidas cuentas, cómo se llevó adelante esta operación que se armó en plena Casa Rosada y que contó con la participación de periodistas de la talla de Graña, Pastor, Viale y Sylvestre. Un verdadero muestrario de lo que es el antiperiodismo.


No obstante ello, a pesar de todo lo ocurrido, la ciudadanía no le termina de creer a Fariña y menos aún a Elaskar. ¿Cómo dar fe a un cambio de discurso tan repentino y sugestivo de ambos personajes?

Más allá de la prueba concreta, la ciudadanía insiste en respaldar a Lanata y a creer que la corrupción dentro del oficialismo es un hecho.

Mañana, Periodismo para todos promete evidencia concisa sobre esta misma trama. Más allá de lo que se muestre, la sociedad ya ha dado su veredicto: Báez es culpable y la corrupción oficial es innegable.

No es poco.

© Escrito por Christian Sanz el sábado 20/04/2013 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



sábado, 20 de abril de 2013

El fantasma de la censura llega al cine... De Alguna Manera...


El fantasma de la censura llega al cine...


La posibilidad de que el relato estatal –esa invención discursiva que hace creer a algunos que se estaría realizando un proceso de transformación en el país, cuando florecen en realidad las historias alrededor del edificio Madero Center– sea exitoso implica que se expanda hacia todos los órdenes de la vida posible. A partir de este mes, esta posibilidad llega al cine, a la producción documental. Al menos, así se desprende de la lectura de la resolución 982, firmada este año por Liliana Mazure, presidenta del INCAA, y que cuenta con el rechazo de la gran mayoría de los realizadores de documentales argentinos –un género que experimentó un florecimiento durante los últimos años, aquí y en el mundo–.

Hasta el momento, la actividad cinematográfica documental que recibía subsidios del Instituto del Cine (INCAA) para su realización se canalizaba a través de un Comité de Evaluación compuesto por representantes de las seis asociaciones de documentalistas que aprobaban los proyectos presentados a la institución. Con la nueva resolución, se elimina tal instancia democrática de evaluación, se limitan los fondos para los subsidios y se crean tres comités que dilatarían la aprobación de los proyectos, uno de los cuales (el “Comité de Visualización”) reviste un carácter altamente polémico ya que podría tener un rol censor de los contenidos. Este comité debería cerciorarse de que el resultado fílmico se ajuste al guión presentado en el proyecto, algo que de no “comprobarse” plantearía la quita de los subsidios otorgados. En cine, como en toda realización creativa, es imposible la traslación literal de lo escrito en un guión a lo realizado para la pantalla, mucho más en un documental, género que trabaja con la realidad, que cambia constantemente, a la vez que la mirada del realizador también podría transformarse. Esta exigencia podría transformarse en un eje extorsivo, censor y de control ideológico de los contenidos audiovisuales.

“Es un retroceso absoluto –sentencia Víctor Cruz, director de La noche de las cámaras despiertas y miembro de ADN–. La forma actual que se quiere eliminar surgió de la lucha y consecuencia de trabajo de las asociaciones que permitieron que se produzcan cada año entre 50 y 60 películas. Con esta medida se imponen trabas que burocratizan el mecanismo de selección de proyectos y no se establece quiénes evaluarán las películas. El ‘Comité de Visualización’ que plantea la resolución supone, por lo menos, desconocimiento sobre cómo se hace un documental”.

“Tira para atrás todo lo que se viene trabajando desde 2006 en materia de documentales de bajo presupuesto y de diversa forma de producción –asegura Virna Molina, directora junto a Ernesto Ardito de Raymundo, la biografía del documentalista Gleyzar, y miembro de RDI–. A pesar de tener una buena relación con la gestión de Mazure, toda esa legislación se elaboró a nuestras espaldas. La resolución elimina la posibilidad de documentales realizados para la pantalla grande, como largometrajes, y los plantea como realizaciones para la televisión. El Comité de Visualización, como mínimo, condena a la película a una mirada mediocre: todo lo que podría enriquecer al documental podría ser censurado para que se ajuste al guión presentado. En el peor de los casos, podría querer intervenir en los contenidos, y se transformaría en un comité censor”.

“La 982 trata de imponer la censura y el control ideológico y el recorte y el ajuste en la producción documental –dispara Francisco Estrella Gutiérrez, del colectivo Silbando Bembas, cuya última realización es Hecha la ley… (sobre la ley de medios) y miembro de DOCA, asociación que hoy se moviliza a las 13 a las puertas del INCAA para protestar contra la nueva legislación–. A las dificultades de exhibición que tiene la producción documental tanto en pantallas privadas como públicas, se suma un avance que plantea la intervención directa sobre el material del realizador. En mi opinión, forma parte de las operaciones de control ideológico y regimentación que lleva adelante el oficialismo en todas las instancias. Es una resolución claramente regresiva impulsada por los sectores más conservadores del mundo del cine”.

El debate también se inscribe en la polémica sobre el rol del documental en el mercado cinematográfico, ya que ese tipo de producciones suelen tener escaso público, situación que los realizadores atribuyen al poco impulso que se le da a los lanzamientos de las películas por parte del INCAA y a la escasez de salas en las que exhibirlas. Cierto sector del periodismo de espectáculos plantea que se debería privilegiar un cine industrialista en lugar de otorgar subsidios al cine documental.

El 8 de abril las seis asociaciones de documentalistas (DOCA, ADN, DIC, DAC, RDI, PCI) entregaron una carta a la dirección del INCAA rechazando los términos de la resolución, que ya había sido firmada a sus espaldas. El debate sobre el recorte al cine documental ha llegado y, sobre todo, el temor a la injerencia ideológica estatal en los contenidos audiovisuales.

Los documentalistas se encuentran en estado de deliberación y alerta debido a una legislación que plantea recortes a la producción audiovisual y permite la injerencia del Estado en los contenidos.

© Escrito por Diego Rojas el miércoles 17/04/2013 y publicado por plazademayo.com