domingo, 16 de diciembre de 2012

Club Atlético Huracán... Balance semestral... De Alguna Manera...


Balance futbolístico semestral...



Me detuve a observar y contemplar los números que ha dejado esta primera rueda del torneo y resulta que hay varios datos y cuestiones interesantes, en especial a la hora de pensar cómo debe reforzarse al equipo y cuáles son los sectores del campo a los cuales el “Chocho” debe prestarles particular atención de cara a lo que viene. A continuación, los resultados y conclusiones a las cuales arribé a partir de partidos, goles, participaciones, rendimientos individuales y colectivos, y demás datos.

- El Globo terminó en el puesto 14 de la tabla de posiciones. Con sus 21 puntos (producto de 6 victorias, 3 empates y 9 derrotas), está a 10 de los puestos de ascenso y a 4 del último eslabón, que hoy ocupa Boca Unidos. Tiene un promedio de gol a favor de 1,16 por partido, mientra que el de goles en contra es 1,44.

- De sus 21 goles a favor: 2 fueron en contra, 7 fueron de defensores, 11 de delanteros y tan solo uno fue convertido por un volante (Villarruel, en la goleada ante Almirante Brown). Continuando con las falencias del mediocampo, si sumamos el total del Promedio Aguante Huracán por zona, la línea de volantes está por debajo de las defensiva y delantera.

- Con 55 amarillas es uno de los equipos que más tarjetas ha recibido. Alrededor de 3 amonestaciones por fecha. Además, suma 9 expulsiones a lo largo del torneo: 1 cada 2 partidos. Entre Milano y Barrientos, recibieron 5 de las 9 rojas.

- Cerró el año con un promedio de 1,196. Está por encima de Nueva Chicago, Douglas Haig e Independiente Rivadavia.

- En 18 fechas, con tres técnicos diferentes sentados en el banco (Rivoira, Rinaldi y Llop), cosechó el 48,14% de los puntos posibles. El líder Olimpo, más del 60%. Para el próximo año habrá que tener en cuenta que de los 60 puntos a jugar, 33 se pondrán en disputa en el Palacio Ducó.

- Islas y Martínez fueron los únicos con asistencia perfecta, aunque solo el arquero completó los 90 minutos en todos los encuentros. “Pity”, en cambio, arrancó varias veces desde el banco. Les sigue Domínguez, titular en 17 partidos (solo se perdió el match ante Crucero debido a la suspensión por 5 amarillas).

- En lo que fue esta primera mitad de temporada, ya han tenido minutos en cancha 29 jugadores: un arquero, 10 defensores, 10 mediocampistas y 8 delanteros. Salvo Alexis Ferrero (frente a Crucero del Norte) y Kuszko (ante Defensa y Justicia), todos jugaron en más de un partido.

- La mejor performance individual hasta ahora le pertenece a Alejandro Quintana, quien la logró en la octava fecha al convertirle un doblete a Banfield en su cancha y alcanzar un Puntaje Aguante Huracán de 8,5. El peor puntuado al cabo del semestre es Nicolás Minici, por su paupérrimo rendimiento ante el “Halcón” de Varela en la última presentación del Globo en el año (recibió 1 punto).

- Al cabo de 18 fechas, solo cuatro jugadores han superado la barrera de los 6 puntos en su Promedio AH: Daniel Islas, Federico Mancinelli, Lucas Villarruel y Matías Defederico (además, Ferrero recibió un 6 redondo por su único partido jugado en el torneo).

- Islas fue elegido figura por Aguante Huracán en 4 ocasiones, siendo así quien más veces lo ha logrado. Le sigue Martínez, con 3. Por otro lado, el Promedio AH más bajo del torneo es para Leonardo Villán (3,75), aunque solo participó en dos partidos (uno solo como titular).

- Domínguez es el goleador quemero, en su haber se contabilizan 4 tantos. Detrás están Barrales y Vega, con 3 cada uno.

Vistos estos datos, se pueden sacar varias conclusiones, aunque también hay algunas contradicciones. Por ejemplo, está claro que los volantes no tienen suficiente llegada al gol y es algo que hay que mejorar, aunque también es cierto que Martínez fue figura en tres ocasiones y Villarruel es uno de los mejores jugadores del Globo en todo el certamen. Domínguez jugó casi todos los partidos del torneo y no lo hizo en un buen nivel, sin embargo es el goleador de Huracán. Cuestiones que el cuerpo técnico deberá descifrar y resolver antes de febrero, cuando la segunda y última parte de la temporada de inicio.

© Escrito por Matías Ciancio, Dirección de Redacción Periodistica, socio e hincha de Huracán, estudiante de Comunicación Social, escritura de cuentos e italiano y publicado en http://www.aguantehuracan.com.ar el domingo 26 de Diciembre de 2012.

Siguen matando a los qom en Formosa… De Alguna Manera...


Siguen matando a los qom en Formosa…

Protesta. Uno de los muchos reclamos de la comunidad La Primavera por la muerte de su gente.

La muerte de una abuela y su nieta volvió a dar espacio en los medios nacionales al drama que viven las comunidades indígenas en Formosa donde, aseguran sus líderes, “el racismo es insoportable”.

Pese a las promesa oficiales, la sangre Qom se sigue derramando en Formosa. El domingo 9 de diciembre Ricardo Coyipé, un hombre de 63 años, de tez morena, ojos pequeños y bigote prolijo, fue embestido por el auto del gendarme Walter Cardozo. Logró sobrevivir, pero  su mujer, Celestina, de 49 años murió en el acto y su nieta de diez meses falleció al día siguiente. Los tres volvían en moto por la ruta 86 de una ceremonia religiosa en Misión Tacaglé.

Se dirigían a su comunidad qom La Primavera. Ricardo, luego del impacto, en vez de recibir ayuda por parte del gendarme, fue golpeado. La familia de Cardozo, que iba con él en el automóvil, también le pegó patadas y trompadas. Coyipé denunció que no se trató de un accidente, sino de un hecho “intencional”. Cardozo, conocido en la zona por arrendarles terrenos a los qom, está detenido en el Escuadrón 16 de Clorinda, imputado por doble homicidio culposo.

“Nos preocupa mucho la situación porque se viene derramando mucha sangre. Ya perdimos muchos hermanos en esta lucha. Además, de noche, gente de la zona, mandada por punteros políticos, como los intendentes y los concejales, nos queman los ranchos. Sólo pedimos que las cosas se hagan como corresponde”, dice con tristeza a PERFIL Félix Díaz, líder de la comunidad La Primavera.

No hay datos oficiales que calculen la totalidad de qom en la provincia. El censo de 2010 determina un total de 32.216 indígenas. Tanto los miembros de las comunidad qom, como los especialistas, dicen que se computan menos de los que hay para ajustar las políticas públicas, como los derechos sobre las tierras.

El reclamo de los terrenos es ancestral y las gobernaciones no dan respuestas favorables. “El gobierno de Gildo Insfrán –quien se mantiene en el poder de 1987: fue ocho años vicegobernador y desde 1995 es gobernador. Fue menemista, tuvo buena relación con la Alianza, fue duhaldista y ahora kirchnerista– está ensañado con el pueblo qom y avala todo acto de violencia. Formosa es zona liberada para la represión y el crimen estatal”, declara Mariano Rosa, coordinador de la campaña Chau Roca y dirigente de la juventud del MST.

Lorena Cardín, antropóloga  que trabaja con las comunidades desde el 2001, explica que si bien está en vigencia la Ley 26.554 de Emergencia Territorial –que prohíbe los desalojos de las tierras de las poblaciones originarias– el gobierno provincial, junto al nacional y el Inadi, firmó un convenio específico que va contra el espíritu de la ley. “La norma dice que en aquellas comunidades con títulos comunitarios (como La Primavera) no se realizará un relevamiento de sus luchas para actualizar la cantidad de hectáreas que le corresponden. Por lo cual, no hay interés en darles las tierras”, denuncia Cardín, quien actualmente está en Formosa haciendo su tesis de doctorado sobre dicha problemática.

Napocna Navogoh - La Primavera. El tema de la tierra con esta comunidad, una de las más visibilizadas, es muy complejo. Miembros de La Primavera explicaron a PERFIL que en 2007, por un decreto provincial, se le asignaron 600 hectáreas a la Universidad de Formosa para la creación de un Instituto de Investigación. Pero esto desmontó un territorio que ellos consideraban sagrado: el gobierno sitió la zona, obstruyendo las actividades de pesca, caza y recolección. A partir de ese momento, el reclamo se fortaleció. Pero tuvo sus consecuencias. El 23 de noviembre de 2010, la policía provincial realizó un violento operativo de desalojo al corte de ruta que los qom realizaban hacía cinco meses en reclamo de sus tierras, que derivó en la muerte del abuelo qom Roberto López y el policía Eber Falcón.

Hasta el día de hoy, continúa la violencia y la persecución penal: “la causa por el desalojo está más avanzada contra nosotros, especialmente contra mí. Y aún no determinó ningún responsable político o material por parte de la policía provincial”, determina Félix.

En abril de 2011, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dictó una medida cautelar: garantizar la integridad física de los integrantes de la comunidad, a partir del hostigamiento que venían sufriendo. Pero el último hecho de violencia sucedió cerca del lugar y lo causó un efectivo de seguridad.

Miembros de la comunidad plantean que la situación que se vive en Formosa con la policía y la gendarmería es una de las peores del país: “no sé porqué acá hay tanto racismo”, se pregunta Félix desde su provincia.

“Con un blanco te tratan mejor”

Los qom sufren deficiencias “gravísimas” en salud, educación y alimentación. Fidel González, miembro de Namqom, una comunidad cercana a Formosa, dice que para hacer cualquier tipo de trámites deben dirigirse al ICA (Instituto de Comunidades Aborígenes): “lo peor es que no está dirigido por un indígena, entonces nos ponen trabas”. Como la tramitación del DNI, que según Nilda Patiño, secretaria general del gremio de docentes autoconvocados, “hay muchos que aún no lo tienen o se les pusieron mal los datos”. 

Todas las comunidades tienen problemas de agua, cloacas, vivienda, electricidad: “lo que conseguimos es por nuestra lucha. Nosotros mismos nos tenemos que hacer las conexiones, dice Félix, y agrega que “si vas al hospital tenés que ir con un blanco para que te traten mejor”. Además, a los qom “no se les dan herramientas para que trabajen la tierra, entonces muchos arriendan la hectárea a sojeros por $ 200 al año”, detalla la antropóloga Cardín.

© Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 15 de Diciembre de 2012.

Despedida... De Alguna Manera...


Despedida...


Terminó una etapa política en Venezuela y América latina. Las primeras horas de la transición transcurren con la preocupación, el amor y la piedad de millones de compatriotas y extranjeros de uno y otro lado. Hoy, la figura del presidente venezolano y líder regional está muy presente. Tanto o más que cuando estaba gobernando, hasta que el sábado pasado aceptó que su salud se lo impide.

Millones de venezolanos hoy votan en elecciones regionales donde se deciden cosas importantes. Pero en las últimas horas, la evaluación de la gestión de los distintos gobernadores y el mapa de distritos chavistas u opositores quedaron en segundo plano ante millones de mensajes de apoyo para el presidente enfermo, de Venezuela y de todo el mundo. A eso se sumó, cuando la gravedad de la situación era evidente, el silencio respetuoso de sus tantas veces proclamados enemigos. No podía ser de otra manera.

Terminó una etapa política porque aun apostando a su recuperación, “favorable” según el último parte médico, no es fácil sobrevivir a tres operaciones de cáncer en menos de un año y medio. Se trata de una situación lo suficientemente delicada como para que el sábado pasado Chávez armara una mise en scène para proyectar su traspaso de poder simbólico al vicepresidente Nicolás Maduro. El comienzo de su despedida del poder.

Muy distinta había sido su partida anterior, en febrero, cuando Chávez había viajado a Cuba para su segunda operación. Esa vez, optimista y desafiante, había hablado de parado, apoyándose en su hija menor, Rosinés, frente a unos doscientos civiles y militares el jardín del Palacio Miraflores. Tras llamar a la unidad de su fuerza y atender a “la burguesía apátrida y pitiyanqui que pretende engañar al pueblo”, Chávez había hablado de su enfermedad como algo temporario, como un obstáculo en su camino. “¡Viviremos y venceremos! ¡Hasta la victoria siempre! ¡Volveremos para ponernos al frente de la batalla rumbo a la gran victoria del 7 de octubre!” “¡Viva la patria! ¡Viva el pueblo bolivariano! ¡Viva la Revolución Socialista! ¡Viva Venezuela! ¡Viva Chávez!”

En cambio, el sábado pasado, Chávez se despidió puertas adentro, sentado a una mesa, junto a un médico de uniforme blanco, con la bandera venezolana a su derecha y Maduro a su izquierda. Vestido de camisa de fajina azul sobre una remera rojo punzó, manos inquietas, torso inmóvil, habló en un tono calmado, didáctico, entre cálido y neutral, lejos del histrionismo y de la solemnidad, quitándoles dramatismo a sus palabras.

Tras anunciar la inminencia de su tercera operación, Chávez admitió, por primera vez, que las dificultades físicas le resultaban ya no un obstáculo sino un verdadero impedimento para el normal ejercicio de la presidencia.

“Yo decidí venir (a Venezuela), es verdad, haciendo un esfuerzo adicional porque los dolores, bueno, son de alguna importancia... estamos con tratamiento, con calmantes, en la fase preoperatoria y yo debo regresar a La Habana mañana, con el favor de Dios”, dijo a la cámara.

No mencionó la revolución socialista ni al pueblo bolivariano ni a ningún adversario, salvo su enfermedad. A falta de eso, sacó un crucifijo plateado de su bolsillo, lo mostró a la cámara, se lo llevó a sus labios y lo besó, cual talismán, y dijo: “Estoy aferrado a Cristo”.

Después siguió hablando con el crucifijo en la mano. Repasó varias fechas importantes de su vida y del país, como su llegada a la presidencia y su vuelta al poder tras haber sufrido un golpe de Estado. Dijo que está vivo de milagro, que su vida es un milagro y que esperaba otro milagro para sobrevivir a la siguiente operación. Mientras hablaba, se pasaba el crucifijo entre los dedos y lo hacía girar. “Y sigo aferrado al milagro”, confió, místico e introspectivo.

Entonces, con un ademán, Chávez estiró el brazo y posó al crucifijo lejos de él, en un costado de la mesa, como diciendo que terminaba el mensaje religioso y empezaba el de Estado.

“Ahora, toda operación implica un riesgo”, empezó a decir. “Y aunque uno planifica todo, hay que estar preparado para que algo salga mal. En ese caso, la Constitución ha previsto que asuma el vicepresidente.” Justo cuando decía “vicepresidente”, Chávez levantó de la mesa una copia en miniatura de la Constitución Bolivariana de 1999. Chávez entonces enumeró una larga lista de elogios al vicepresidente mientras jugaba con la Constitución entre los dedos. Buscando con la mirada la sonrisa cómplice de Maduro, el presidente remató: “Lo he visto, lo hemos visto durante todo este tiempo. Por algo te tuve de canciller, ¿cuánto? ¿Cinco o seis años, Nicolás?”.

Antes de que Maduro pudiera contestar, Chávez se puso serio otra vez y dijo: “Debo decir algo aunque suene duro, pero yo quiero y debo decirlo. Si, como dice la Constitución, se presentara alguna circunstancia sobrevenida que a mí me inhabilite, para seguir al frente de la Presidencia, Maduro debería concluir el período actual”.

El mensaje no terminó ahí. “Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir como manda la Constitución el período sino que mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que en ese escenario que obligaría a convocar a elecciones presidenciales ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente”, dijo Chávez, sin soltar el librito.

El traspaso simbólico del poder chavista se completó con otro mensaje por cadena nacional, esta vez el martes por la noche, en el que Maduro informó al mundo que Chávez había sobrevivido a la operación.

Desde el patio Palacio Miraflores, subido al mismo atril desde donde Chávez solía dar sus discursos presidenciales, rodeado de chavistas jóvenes y viejos vestidos con poleras rojas, uniformes militares y camperas símil bandera venezolana, mientras alzaba la voz con la misma cadencia caribeña de su jefe convaleciente, Maduro se pareció bastante a un Chávez con bigote.

Con respecto a la operación quirúrgica, el vice dijo secamente: “Podemos decir que ha concluido”. No dijo “éxito”, ni siquiera “salió bien”. Apenas, “ya se encuentra en su cuarto descansando”.

Pero el mensaje de Maduro no terminó ahí. Ante un auditorio de sonrisas forzadas e incómodas por noticias no muy alentadoras, el sucesor elegido de Chávez emprendió un discurso político. Refiriéndose a Chávez como “mi comandante”, habló del deber de continuar con el trabajo tal como lo habían planificado con el presidente, mencionó las elecciones de hoy como una oportunidad para darle una alegría al jefe, y agradeció especialmente a las fuerzas armadas y a los líderes de América latina. También le dedicó un largo párrafo a la oposición. “A los que destilan odio y veneno, ¡basta ya! ¡Respeten al comandante, respeten el dolor del pueblo!” Arrancó aplausos por única vez cuando resaltó el coraje de su líder: “Afortunadamente esa humanidad gigante que es el comandante una vez más ha demostrado su fortaleza”.

Sobre el final, emocionado, Maduro aseguró que jamás traicionaría a Chávez, ni siquiera si Chávez no estuviera vivo. “¡Hemos jurado ser leales a usted, más allá de esta vida!”, dijo al borde del llanto. “¡Aquí lo esperamos!”

Así, en Venezuela y la región, la etapa política dominada por la gigantesca figura de Hugo Chávez llegó a su fin. Sucedió muy rápido. Si Chávez no asume el 10 de enero, como todo parece indicar, según la Carta Magna bolivariana, Maduro tendría que llamar a una nueva elección presidencial en treinta días.

Llegarán nuevas fechas y nuevos acontecimientos en Venezuela y en la región que ya no tendrán a Chávez como principal protagonista, sino, ojalá, descansando. Ya habrá tiempo para analizar el cambio. Ahora es momento de cruces y despedidas.

© Escrito por Santiago O’Donnell y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 16 de Diciembre de 2012.






Diagnóstico y remedio… De Alguna Manera...


Diagnóstico y remedio…

PRIMERO, AUXILIO. Cristina Fernández de Kirchner. Dibujo: Pablo Temes.

Kirchneristas y ex, dentro y fuera del Gobierno, marcan errores y esperan decisiones de Cristina. Escenario opositor.

El discurso extremo, que identifica a grupos críticos con su peor sector, puede valer para la tribuna propia, pero produce contraindicaciones severas. Meter a todos los asistentes a las manifestaciones del 8 de noviembre en la misma bolsa que Cecilia Pando es un error de análisis, amén de una táctica boomerang.” “El error de diagnóstico aleja o enfada a los no encuadrados o dubitativos y, a menudo, a quienes ‘balconean’ desde afuera.”

Es infrecuente que desde una columna de un diario se recomiende la lectura de un “competidor”. Pero el valioso texto del comienzo pertenece a Mario Wainfeld y fue publicado el domingo pasado en Página /12 bajo el título de “Sanguchitos y política”. Se trata de un trabajo que coloca en el “ágora”, como le gusta decir a él, un debate que hierve casi clandestinamente entre los cuadros con más historia dentro del peronismo. Son los que apoyan con toda lealtad a Cristina, pero ven con preocupación el creciente sectarismo de la Presidenta y el consecuente desembarco como funcionarios  de jóvenes que en muchos casos tienen como única virtud la de pertenecer a la agrupación que lidera (¿) Máximo Kirchner.

Nadie podría acusar a Wainfeld de ser un gorila destituyente. Todo lo contrario, es uno de los analistas que mejor defienden al Gobierno porque se permite ciertas disidencias aunque sean escritas con prudencia, algún eufemismo y sin responsabilizar jamás a Cristina de esas fallas. De hecho, cuando señala a los autores materiales del “discurso extremo y los errores de diagnóstico” apunta a “ciertos bastiones oficialistas” que no comprenden que “a veces la épica o la voluntad de hacerse cargo de conflictos inherentes a la lucha política se confunde con carecer de aptitudes para la negociación, la articulación, los canjes lícitos. O de ciertas destrezas más sutiles, como trabajar a los adversarios por líneas internas. En ciertos bastiones oficialistas se lee eso como fuerza, cuando puede ser una debilidad o una falta de ductilidad, cuando menos”.

La columna funciona como un resumen de lo que pude recoger hablando con peronistas que no descubrieron a Perón hace cinco minutos, como Amado Boudou o Beatriz Rojkés, quienes sólo le han aportado dolores de cabeza al Gobierno y que fueron designados por la propia Cristina en los dos lugares institucionales más importantes abajo de ella. Cristina carece de olfato para elegir a sus colaboradores. Tal vez su mayor pecado sea privilegiar demasiado la obsecuencia por sobre los méritos.

Wainfeld, en su estilo prudente, también se mete con los cambios de gabinete que en voz baja muchos kirchneristas reclaman. Dice el periodista que “quizá sea el momento de analizar si es necesario renovar elencos, manejar más recursos políticos”.

Es curioso pero es posible encontrar este pensamiento crítico en ambas orillas. Los que están afuera del kirchnerismo y fueron ministros como Roberto Lavagna, Alberto Fernández o Alberto Iribarne piensan parecido a los que callan porque están adentro: Carlos Tomada, Florencio Randazzo, Julián Domínguez. Jamás lo dirán, pero todos ellos, genéticamente peronistas, se sienten más cerca entre sí que con los recién llegados de La Cámpora o sapos de otro pozo como Héctor Timerman o ex funcionarios de la Alianza, como Nilda Garré y Juan Manuel Abal Medina. La clave, por ahora indescifrable, es por qué Cristina confía más en los amigos de sus hijos que en esos dirigentes históricos. Y la gran pregunta es si a medida que se acercan las elecciones de medio tiempo, finalmente con pragmatismo, va a abrir sus puertas para todos o va a profundizar el aislamiento.

Mario Wainfeld en su nota pone como ejemplo a uno de ellos. Rescata “la vocación de diálogo” de Julián Domínguez y “una capacidad de contactarse con el adversario no siempre visible en el oficialismo”. Recuerda los elogios de sus pares a la hora de reelegirlo al frente de la Cámara de Diputados y las buenas relaciones que supo tejer con los productores agropecuarios cuando fue ministro del área, después de la guerra de la 125. Eso no lo convierte en un traidor a Cristina ni en un kirchnerista de paladar negro, es según el columnista “un conservador popular con agenda actualizada”.

La columna desborda observaciones críticas (siempre respetuosas y en lenguaje casi académico) ya planteadas por otros periodistas (tal vez en forma más insolente y descarnada),  fusilados mediáticamente por el aparato propagandístico K.

La rigidez dogmática, la desmesura épica que pretende ocultar ineficiencias y actos de corrupción, la falta de cintura para cortar menos grueso en los conflictos y aislar a los grupos minoritarios ( como los de Cecilia Pando, por ejemplo) son situaciones que siempre estuvieron en el ADN peleador de Néstor, pero que Cristina elevó a la enésima potencia y lo transformó en goles en contra. La Presidenta pierde el rumbo porque no encuentra la única respuesta que la tranquilizaría, que es la manera de autosucederse en el poder. Su furia, muchas veces sólo le sirvió para unir en la otra vereda lo que estaba dividido: Magnetto y Lanata; Moyano y Patricia Bullrich (en la mesa de diputados esta semana); Biolcati y Buzzi; Barrionuevo y Micheli (en la marcha que viene), Binner y Macri (el lunes en la UCR); y hasta Majul y Wainfeld, cuando en su nota dice que “la demanda del titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, contra los periodistas Matías Longoni y Luis Majul es algo peor que un error de manejo. Es una conducta intolerable e incongruente en un gobierno que despenalizó las calumnias e injurias”.

La mirada de Wainfeld es un buen termómetro de lo que está ocurriendo en las entrañas del peronismo, dentro y fuera del poder. Planteó que “no todos los que pararon el 20 de noviembre ‘son’ Hugo Moyano o Luis Barrionuevo o Gerónimo Venegas. No todos sus reclamos son absurdos, no todos son irrecuperables políticamente. Tratarlos de ese modo, así fuera en el discurso, resta en vez de sumar”.

Todos los caminos conducen a Roma. O a ese empeño en achicarse con alegría que suele exhibir el oficialismo. Los convencidos, o las minorías intensas, sirven para potenciar la mística, pero no para ganar elecciones y menos para administrar un gobierno. El infantilismo revolucionario ya parió un fracaso generacional feroz y una tragedia horrorosa. En la legendaria revista Unidos, que dirigía Chacho Alvarez, el mismo Mario Wainfeld (ambos de la JP Lealtad, en su momento) escribió en diciembre de 1985 que los Montoneros se fueron del peronismo “porque al pasar a la clandestinidad,  el 6 de septiembre de 1974, abandonaron la lucha de masas para convertirse en un movimiento elitista que no representaba a los sectores populares”. La misma soberbia pero sin armas.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 16 de Diciembre de 2012.