domingo, 18 de noviembre de 2012

Estilos… El pecado de la soberbia… De Alguna Manera…

El pecado de soberbia... 

Condenados por Alonso. Los que purgan la soberbia en una figura que pertenece al “Purgatorio”. 

La soberbia es un defecto difícil de corregir. Además de ser defecto, es pecado, pero eso ya es asunto de Dios. Para corregir la soberbia, hay que admitir que el otro pueda tener razón, por seguro que se llegue a estar de que por nada del mundo la tiene. Y asimismo acostumbrarse por sistema a dudar de esa razón que es la propia, obligarse a presumir la posibilidad del error aunque existan garantías de estar por completo en lo cierto.

Pero existe otro recurso, pues la soberbia es cuestión de formas (la deciden la miradita, la sonrisita, el tonito asertivo, el airecito impaciente, mucho más que el contenido de lo que se pueda decir). Ese recurso es el de la falsa modestia, en la que Borges tanto descollara. Es decisivo que no se note que toda esa modestia es falsa, o el efecto de soberbia se verá quintuplicado. A Borges no se le notaba, porque lucía apenado de sí.

Claro que una cosa es la literatura y muy otra es la política. Porque en la literatura lo indefinido, lo vacilante, lo insinuado, lo ambiguo bien pueden ser un prodigio, y de hecho a menudo lo son. Los políticos, en cambio, trabajan de tener la verdad o al menos de convencer a los demás de que son ellos quienes la tienen. ¿De qué modo pueden persuadir de esa verdad sin caer en petulancias? ¿Cómo habrán de explicar sus certezas sin caer en magisterios? ¿Qué dirán para demostrar que los demás se equivocan, que tropiezan o no entienden, sin sonar peyorativos y sin sugerir desprecios?

El justicialismo de por sí propende a la inmodestia retórica: expide sus Veinte verdades (Perón) no menos que un Manual de zonceras argentinas (Jauretche). Sin embargo, no registro que a Perón lo impugnaran por soberbio, entre tantas objeciones que tanto le prodigaron. Quizá fue su estilo, tan campechano, lo que lo eximió de suscitar ese fastidio. Carlos Menem, su discípulo, no paraba de decirse genial; no recuerdo, sin embargo, que le endilgaran soberbia. El día que explicó, por ejemplo, lo del viaje a Japón en siete minutos con un cohete que salía a la estratósfera, lo hizo con lengua en enredo y con la vista extraviada. Por eso no sonó soberbio, y a la gente en general le encantó.

Pasada la irritación que suscita la soberbia, pasado lo que es ante todo el efecto de una forma, seguirá la discusión en el rubro contenidos. Habrá que prestar atención y seguir los argumentos. No vaya a ser que nos deslumbre un estilo modosito, y nos vuelvan a contar el cuento del cohete que viaja a Japón.

© Escrito por Martín Kohan  y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 16 de Noviembre de 2012.


Reportaje a Alieto Guadagni... De Auna Manera...


"El que bajó la palanca en el apagón fue De Vido"…

Cortes. "Que no funcione la electricidad no es una cosa puntual: aquí lo que hay es un problema estructural."

Ex secretario de Energía y director del Banco Mundial, habla de los “sabotajes” y los cortes de luz de la semana pasada, y advierte sobre el estado deplorable del sector y la situación de YPF.

El doctor Alieto Guadagni ha sido secretario de Energía, secretario de Industria, embajador en Brasil y, entre otras ocupaciones, director del Banco Mundial en representación del Cono Sur. Esta noche, entonces (ya con la energía eléctrica recobrada), observamos cómo anochece sobre Buenos Aires y nuestras preguntas van hacia los orígenes de la crisis energética que nos agobia.

—Mire, a mí esto no me sorprendió. –explica Guadagni–. No conozco los detalles, pero le repito que no me sorprendió por una razón muy sencilla: el sistema de distribución de electricidad del Gran Buenos Aires que está a cargo de Edenor y de Edesur está totalmente mal mantenido y sin inversiones. La propia información oficial lo demuestra: el ENRE (que es el ente regulador) publica información sobre varias cosas. Por ejemplo: la cantidad de reclamos de los usuarios entre 2007 y 2011 aumentó un 32%. El tiempo promedio en resolver los reclamos aumentó un 70%. Estos son, entonces, indicadores claros que muestran un deterioro evidente (estamos hablando de 2007 a 2011) de servicio Si hay más interrupciones y se tarda más tiempo en repararlas resulta claro que algo no anda bien. Entonces, la pregunta de rigor es ¿qué es lo que no anda bien? Y… se cayó la inversión. Para poder mantener un buen nivel de servicio (sin cortes ni interrupciones) estas empresas deberían invertir más de 200 millones de dólares por año. En cambio, han invertido 120 millones por año. O sea, 80 millones menos. Y esto durante diez años El total nos da 800 millones de dólares. Si usted tiene un auto y no le efectúa los arreglos que corresponden, si no lo mantiene… bueno, en algún momento va a tener problemas. Entonces, cuando el ministro De Vido dice que alguien bajó la palanca yo digo: “Sí, tiene razón. Alguien la bajó: la bajó el propio ministro”. Y la razón es que condujo una política energética que provocó la descapitalización del sector. Así que no hay que sorprenderse frente a estos eventos.

—Pero usted, como ex secretario de Energía, cómo analiza la posibilidad de un sabotaje?
—Bueno, la información oficial de Cammesa dos horas después del evento afirma que “…se desconocen las causas…”. Luego están las declaraciones de Oscar Lescano (secretario general de Luz y Fuerza), que atribuye el episodio a la interferencia de unos álamos. Cosa que yo desconozco. No lo sé. Pero aquí hay algo muy importante y es lo que Lescano había dicho antes: “Si hubiera habido sabotaje, yo me hubiera enterado”.

—Bueno, él conoce bien el escenario.
—A un hombre que dirige ese gremio desde hace cuarenta años no se le puede decir que hay un sabotaje y que él no lo sepa.

—También hay algo que llama la atención. Si recorremos los diarios del lunes 12 observamos que otro ex secretario de Energía, como el doctor Lapeña, señala que el ministro De Vido dio una conferencia de prensa recién 18 horas después del corte. Es decir que transcurren casi dos días sin que, oficialmente, se nos explique lo que ha pasado.
—Evidente. Además lo del sabotaje y de bajar la palanca ya lo había dicho en 2004. En 2004 hubo, en efecto, una interrupción, y él dijo lo mismo. Pero eso forma parte de una política que es no hacerse cargo ni ser responsable de nada. Pero, vuelvo a repetir: todos los indicadores oficiales muestran de una manera incontrastable que el servicio se viene deteriorando desde hace cinco, seis o siete años Y, también, que las empresas no han invertido lo requerido para mantener un buen servicio. Reitero que han invertido 120 millones de dólares por año cuando deberían haber invertido 200.

—¿Usted coincide con algunos de sus colegas que sostienen que las empresas de servicios públicos de electricidad están, en muchos casos, al borde de la cesación de pagos y que el público debería saberlo?
—Están en cesación de pagos. ¿Y cómo funciona la cesación de pagos? Le explico: estas empresas no producen electricidad. La distribuyen. ¿A quién le compran? Le compran a un “pool” manejado por el Estado que se llama Cammesa y que es una especie de caja centralizada. Ahí compran la electricidad de alta tensión. ¡Pero después no le pagan al “pool”! No le pagan a Cammesa. Entonces, técnicamente, están en cesación de pagos. Pero le explico algo más: la crisis energética en Argentina es mucho más grave que los cortes de luz. Los cortes son sólo una parte de la crisis energética que tiene que ver con la distribución de electricidad. Pero aquí hay una crisis mucho más profunda, y que es toda la descapitalización del sector. Desde el año 2003 el sector viene cayendo en producción, en inversiones, en exploraciones y en reservas. Que no funcione la electricidad  no es una cosa puntual: aquí lo que hay es un problema estructural.

—Sigamos entonces en el campo energético. ¿Y en cuanto a la expropiación de YPF?
 Guadagni suspira y luego responde:
—Bueno, vamos a los resultados que tenemos hasta ahora. En primer término, el Estado expropia YPF haciéndole un cargo a Repsol en el cual el Estado tiene razón: en los últimos años la política de Repsol fue vaciar YPF. ¿Y qué quiere decir esto? Técnicamente “vaciar” significa que toda la ganancia se reparte entre los accionistas y no se invierte. Eso es un vaciamiento. Pero de lo que el Gobierno se olvida es de que el Estado argentino es socio de ese vaciamiento. Este es un punto muy importante. Mire, cuando Repsol le vende la cuarta parte de la empresa más grande de la Argentina a un consorcio que no era argentino sino español-australiano constituido jurídicamente en Australia, incluye una cláusula por la cual se iban a repartir todas las ganancias en efectivo. Usted comprenderá que si todas las ganancias se reparten en efectivo (más del 90%) claramente no hay inversión. Usted me podrá decir que siendo éste un negocio entre privados ¿qué tiene que ver ahí el Estado? Pero no. El Estado fue socio de esto. Fjese usted –Guadagni exhibe la fotocopia de un documento– que en la cláusula resolutoria dice: “La compraventa queda sujeta a la siguiente condición resolutoria: la no obtención dentro del plazo de 12 meses de la fecha de este contrato de la autorización a la compra-venta por parte de la Comisión Nacional de dicha competencia o la Secretaría de Comercio Interior…”

—El Estado interviene entonces.
—A través de Moreno. Está probado. Pero, como si esto fuera poco, en ninguna empresa petrolera argentina hay un director nombrado por el Estado. ¡Sólo en YPF! A pesar de la privatización, siempre un señor se sentaba en el directorio con instrucciones del gobierno argentino El señor ministro de Infraestructura De Vido, en los balances 2007, 2008, 2009 y 2010, da instrucciones de votar a favor del vaciamiento de YPF. Esta es una cosa increíble: en el mundo las empresas petroleras reparten. Por ejemplo, Petrobrás reparte el 41%, el 30%, el 46%; Total, la francesa, el 38%; Chevron, 31%; Exxon, 25%; Shell, 41%, etc. El promedio mundial petrolero es de 26%, pero aquí hay una empresa que repartió en el primer año el 255% de las ganancias. Y piense que YPF en 2008 ganó 3.640 millones de pesos y repartió, en efectivo, 9.287 millones. O sea que aumentó los dividendos en un 235%. ¡Algo increíble! Es un vaciamiento total. Pero lo grave, repito, es que no son negocios entre los españoles de la Caja de Cataluña (que es el mayoritario) y un grupo no argentino, es decir español-australiano, sino que el Estado argentino lo bendice. Y lo bendice porque la cláusula resolutoria 5.1 del contrato del 21 de febrero de 2008 es bien clara: Repsol-YPF con el grupo Petersen. Además, si usted mira atentamente este contrato hasta suena como una tomadura de pelo. ¿Cómo Repsol le vende la cuarta parte de la compañía a una empresa que no sabe nada de petróleo? Porque fíjese que la define como “empresa de nacionalidad española especializada en inversión, gestión, administración de valores, títulos, bonos y acciones”. Ciertamente no es una empresa petrolera. Entonces lo que quiero subrayar es que hemos perdido el autoabastecimiento petrolero, entre otras cosas porque se vació YPF con el apoyo y la participación del Estado argentino.

—Hace unas horas se conoció en París el Informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE) que señala que Estados Unidos va a superar a Rusia y a Arabia Saudita como productor de gas y petróleo y que en 2030 se convertirá en exportador de crudo gracias al inesperado aporte de los llamados hidrocarburos no tradicionales y que la Argentina también debería resultar beneficiada con ese fenómeno porque su producción de gas natural podría llegar a 66 mil millones de metros cúbicos en 2035… Sin embargo, el informe de AIE también añade: “… a pesar de las reales perspectivas de Argentina de aumentar su producción de gas líquido natural gracias a la emergencia de una industria del shale gas, el deterioro del clima propicio a las inversiones provocado por la decisión del Gobierno de nacionalizar YPF podría frustrar estas esperanzas…”. ¿Esto es así, doctor Guadagni?
—Sería necesaria otra política y con otra gente. Porque ¿qué pasó con el gas natural? La producción de gas natural viene cayendo desde 2004, pero lo más grave es que las reservas de gas natural han caído… Hay menos reservas de gas hoy que en el año ’90. Y nosotros, en el año ’90, no consumíamos gas. No había ningún vehículo a GNC, no estaba el polo petroquímico de Bahía Blanca… Lo que dice el informe de AIE es cierto, pero allí hablan de recursos y no de reservas. Recursos es un concepto genérico. Más bien de carácter físico. Para que sea reserva tiene que ser aprovechable y sustentable con respecto al medio ambiente. Por supuesto que allí también debe haber alicientes a la inversión. Esto no ha ocurrido y, hasta ahora, YPF no ha podido dar vuelta la cuestión. Tengo en la mano el último balance de YPF que se presentó el 30 de septiembre de este año, y si comparamos el tercer trimestre de este año con el mismo del año pasado el balance nos dice que la producción de petróleo crudo subió 0,6% y la producción de gas licuado cayó 8,4% y la producción de gas cayó 1,7%. La producción de gas sigue cayendo. Y no creo que YPF pueda revertir esta tendencia decreciente porque no tiene fondos para invertir.

—Perdón, pero ¿por qué no tenemos inversores interesados en el yacimiento de shale gas de Vaca Muerta?
—Le devuelvo la pregunta: ¿y por qué vamos a tenerlos? No están dadas las condiciones. El posible inversor no puede pasar, como ejecutivo de esa empresa, un test de su asesor jurídico. ¿Por qué? Pues porque su asesor jurídico le va a preguntar algunas cosas. Supongamos que usted es el presidente de una compañía y quiere hacer un contrato con YPF, el asesor jurídico le preguntará: “Y si después de hacer este contrato ponen un impuesto nuevo ¿qué pasa?”. Porque por ahí ponen otro impuesto. “Y si después de hacer este contrato nos prohíben mandar los dividendos al exterior, ¿qué pasa?”. Y… no sé lo que va a pasar, etc., etc. El asesor jurídico terminará por preguntarle “¿Y usted quiere invertir con esa gente?”. En fin, le estoy dando ejemplos, pero la Argentina no tiene previsibilidad jurídica, y si usted no tiene previsibilidad jurídica es muy difícil tener inversores en esta área. Algunos dicen que no es así porque hay países que están en guerra civil y, sin embargo, tienen inversores en petróleo. Pero hay una diferencia: son países que pueden estar en guerra civil, y hay inversores en petróleo, pero no van a explorar y a buscar. Van a sacar lo que ya está. Ponen un pozo y a los 12 meses lo amortizan. Aquí usted necesita inversores que no vengan a producir petróleo o gas sino que los vengan a buscar, a explorar. Que lo busquen y lo encuentren.

—¿Sería el caso de un yacimiento importante como Vaca Muerta?
—Sí, es muy importante, pero hay que probar muchas cosas. Que sea técnicamente viable; que el agua necesaria no sea excesiva. Le explico: este tipo de exploraciones y explotaciones requieren un uso intensivo de agua. Hay que efectuar estudios técnicos que demuestren que no hay contaminación, que hay agua suficiente, etc., etc. Sintetizando: nosotros tenemos la posibilidad. Hay un recurso que es Vaca Muerta. Un recurso positivo pero, reitero, hasta ahora no tenemos las condiciones de confiabilidad necesarias, desde el punto de vista institucional y político, como para convocar inversiones de envergadura.

—¿Quiere decir que el nombramiento de un profesional tan respetado como el ingeniero Galuccio no ha provocado la confianza internacional que se esperaba?
—Lo que ocurre es que no es el presidente de YPF el que debe inspirar la confianza de los inversores sino el Estado argentino. Galuccio no puede contestar las preguntas que yo formulaba recién. ¿Puede señalar acaso que no vamos a trabar las exportaciones? Ciertamente no. Tampoco puede contestar acerca de si se va a autorizar el giro de los dividendos porque él no es el presidente del Banco Central. Y con respecto a YPF, ya no es una empresa grande. Aquí hay una confusión: dejó de ser la empresa líder. Por ejemplo, en cuanto a gas sólo produce el 23% del total. La empresa más grande es Total (francesa). En cuanto a petróleo, YPF es la primera pero con el 34% de la producción. También hay que saber qué hace el resto de las compañías. YPF no va a arreglar todo esto. Muchos compatriotas aún la ven con la imagen de los años 70 o 80. Aun a comienzos de los 90 YPF producía alrededor del 95% del total. Pero hoy ya no es la empresa líder. Desgraciadamente, después del vaciamiento ha perdido muchas reservas.

—Usted mencionaba recién el liderazgo de la francesa Total. Ellos, al menos, parecen no haber perdido confianza en el país.
—Bueno, están sacando lo que tienen ya en su reserva. La confianza no se mide por lo que están produciendo sino por lo que invierten en exploración. Y, en Argentina, la exploración ha venido cayendo. Una vez que los pozos están descubiertos el negocio es sacar. Le reitero que la confianza es crucial para la exploración, que es una ruleta Y como toda ruleta tiene riesgo propio. Técnicamente se llama “riesgo geológico”. No se le puede añadir, entonces, un riesgo institucional-político porque se convierte en un doble riesgo.

—También, como ex secretario de Industria, usted habrá visto que en la conferencia anual de FIEL una de las cosas que se subrayan es que el gasto público no cesa de crecer.
—Sí. Está a niveles muy altos y, en el caso del sector de energía, esto es grave porque en vez de ir el gasto público energético a la inversión (centrales hidroeléctricas, nucleares, exploración etc.) está dirigido a los subsidios. Y los subsidios energéticos son cuatro puntos del PBI. Para que usted lo entienda y se dé una idea, le explico que cuatro puntos del PBI son 20 mil millones de dólares. Y ésos son los dólares que necesitamos para mejorar el servicio eléctrico; para construir nuevas centrales tanto nucleares como hidroeléctricas; explorar, etc. Por ejemplo deberíamos ir al Mar Continental. Aquí se creó por ley una empresa que se llama Enarsa y cuyo único objetivo es ir al Mar Continental y… ¿qué pasa?, pues que los únicos que están en el Mar Continental son los ingleses. También son los únicos que están haciendo exploración. A mí me molesta mucho que los ingleses se metan en Malvinas, donde no se tienen que meter. Pero me preocupa más que los argentinos no se metan donde deben hacerlo: es decir, en todo el Mar Continental. Ahí tenemos un problema muy serio: con 20 mil millones de dólares anuales, en vez de dedicarlos a la expansión, la inversión y la producción, los estamos dedicando al subsidio de manera indiscriminada. Y esto, ahora, es un monstruo muy difícil de desmontar.

—El informe de FIEL señala que el gasto en educación es flojo y, en cambio, el empleo público ha crecido notablemente.
—Muchísimo. Sobre todo en las provincias. Por ejemplo, en Santa Cruz más del 40% de los trabajadores son empleados del gobierno. En cambio, en Salta son alrededor del 20%.

—¿Cómo estima el crecimiento del PBI?
—Este año puede crecer hasta un uno y medio por ciento... Mire, lo que se acabaron son las tasas chinas. Entonces en el futuro el pronóstico más razonable es que, quizás crezcamos, pero al uno, dos o tres por ciento. Ahora bien, con esos niveles de crecimiento no solucionamos ningún problema social ni tampoco ningún problema de empleo porque a esos niveles no hay generación de empleo. Lamentablemente ya ha quedado atrás una etapa muy próspera como era aquella en la que teníamos los superávit gemelos. Teníamos superávit en cuentas corrientes y superávit fiscal.

—¿En qué año exactamente?
—Esto no es brusco. Comienza a deteriorarse a partir de 2007. Yo diría que coincide bastante con la salida de Lavagna, y si tuviera que sintetizar el tema energético le diría (como en el tango) “que veinte años no es nada…”. Terminó un ciclo histórico de dos décadas de energía abundante, barata y exportada y comenzó un nuevo ciclo largo de energía escasa, importada y cara. Y esto lo venimos diciendo (el grupo de los ocho ex secretarios de Energía) desde hace muchos años.

© Escrito por Magdalena Ruíz Guinazú y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 17 de Noviembre de 2012.



Tragedia y locura... De Alguna Manera...


Tragedia y locura…

LA PRESIDENTA, frente al dilema de tener que elegir entre profundizar el modelo o corregirlo.

Tras el 8N, hay dos posibilidades: el Gobierno corrige el rumbo o lo profundiza. Elige cuáles deseos mantener y cuáles abandonar, o sigue yendo por todos. Se trata de una opción porque uno de los dos caminos tiene muchos más riesgos y contiene verdadero peligro. Si no, todos querrían siempre ir por todo. El dilema reside en que, independientemente de cuál sea la decisión, siempre tendrá remordimientos por no haber optado por la otra elección.

La tragedia es el género especializado en situaciones en las que el agente tiene que elegir entre dos alternativas, ninguna carente de males, en conflicto ético, incompatibles entre sí y ante las cuales el protagonista se rebela. Martha Nussbaum, en su libro La fragilidad del bien: fortuna y ética en la tragedia y la filosofía griega, escribió que es característica de la tragedia “mostrar la lucha entre la ambición de trascender lo meramente humano y el reconocimiento de la ruina que ello acarrea”.

El ejemplo de Aristóteles era el del capitán de un barco que, para salvar a su tripulación en una tormenta, debía tirar el cargamento al mar. Pero si quería llegar a puerto con todo, emergía la tragedia. En nuestro caso, lo que la Presidenta debería enviar al fondo del mar, si deseara que la nave de su economía llegue sin mayores riesgos a 2015, sería el relato, porque le será cada vez más difícil continuar con inflación creciente, retraso cambiario, subsidios y déficit. Y en el camino puede producir una tormenta perfecta.

Pero, para ciertas personas, la vida sólo es completa cuando se la vive como si fuera obra de arte, pretendiendo unir lo sublime y lo profano. Nietzsche creía que “el gran estilo” era lo que unía la voluntad de poder con el arte, entendido como exceso, transgresión, transformación, energía, “la economía a lo grande” y el encuentro con la vida. Para Nietzsche, “el gran estilo” era la tragedia, “el amor por las cosas problemáticas y terribles”. Lo sublime identificado con la “domesticación de lo trágico” y la instrumentalización de lo enigmático.

Para el romanticismo no hay verdad sin estilo, ni estilo sin verdad. Y Nietzsche hablaba del fin de la retórica y el comienzo de la estética.

Así pensado, en muchas locuras no habría una caída del mundo inteligible al sensible sino lo contrario, un ascenso, porque sólo con la liberación de las pasiones se accedería al conocimiento, y sólo el furor divino permitiría alcanzar el saber del nivel superior.

“El hombre siente placer cuando actúa conforme al fin que ha suscitado su acción, la conformidad con el fin se manifiesta bajo la forma de belleza, bello es aquello que siendo perfecto implica una acción virtuosa”, escribe el profesor de Estética de la Universidad de Turín, Sergio Givone en su Historia de la estética.

Si lo sublime es la tragedia, ¿será más majestuoso quedar en la historia como la mujer que no cambió sus convicciones, o lo será ser re-reelegida si para ello tiene que moderar sus proposiciones? Entonces, ¿preferirá un escenario donde los kirchneristas se hagan más kirchneristas y los antikirchneristas se hagan más antikirchneristas? ¿Preferirá la fábula verdadera y una inagotable producción de significados antes que abandonar teorías derrotadas tras experimentos falseadores? Y si la economía se fuera de control antes de 2015, ¿preferirá una inflación del 50% anual y una brecha cambiaria del ciento por ciento antes que aplicar otro plan económico?

Martha Nussbaum, en su libro sobre la tragedia, escribió que “la particular belleza de la excelencia humana reside justamente en su vulnerabilidad”, el héroe siempre tiene un “esplendor fugaz” y una “frescura húmeda”. Ulises prefiere el amor mortal de una mujer destinada a envejecer al esplendor perpetuo de la hija de Atlas. “Limitando el intento de desterrar la contingencia de la vida humana –sigue Nussbaum– hubo siempre un vívido sentido de la especial belleza que atesora lo contingente y mudable, un amor al riesgo y la vulnerabilidad de la humanidad que se expresa en numerosos relatos sobre dioses enamorados de mortales”.

¿Soñará Cristina Kirchner con enamorar al destino? ¿Soñará con ser ella misma Odisea? Los 200 funcionarios que la aplauden de pie cada vez más sobreactuadamente (haciéndole mal) son la esperanza de que la Presidenta no se extravíe en el goce de lo sublime que alimente la tragedia para no quedarse ellos sin trabajo.

Ojalá que el género que practique el kirchnerismo siga siendo la comedia.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 17 de Noviembre de 2012.



Twist K…De Alguna Manera...


Twist K…

¿Habrá un cuarto cruce para Cristina? Desde que asumió su primera presidencia, tres veces se cruzaron las líneas de quienes aprueban y desaprueban su gobierno.

En la contratapa del domingo 20 de septiembre de 2010, PERFIL publicó el gráfico de la tradicional encuesta de Ipsos/Mora y Araujo, que desde 2004 viene midiendo bimensualmente la aprobación/desaprobación de la gestión de gobierno, donde se observaba un cambio de tendencia. Hacía seis meses que Cristina Kirchner había comenzado su repunte, y por primera vez en casi dos años la línea de aprobación volvía a ser mayor que la de desaprobación.

En 2012 se repite la historia de 2008: meses después de empezar su segunda presidencia, el gobierno de Cristina Kirchner volvió a perder una parte significativa de la aprobación con la cual asumió, y la desaprobación se encamina a superarla.

La esperanza del kirchnerismo es que el rulo aprobación/desaprobación repita en 2013 el mismo giro positivo que tuvo en 2010, para ganar las elecciones de octubre próximo y poder hacer renacer su proyecto de reforma constitucional y re-reelección de la Presidenta en 2015. Tres años pasaron desde el piso de aprobación de Cristina Kirchner en mayo de 2008 hasta el cenit de abril de 2011, los mismos tres años que nos separan hoy de las elecciones de 2015.

Pero esta vez les será mucho más difícil, porque el kirchnerismo ya consumió gran parte de los recursos de la Anses y el Banco Central que le permitieron agregar demanda con acciones por todos celebradas, como la asignación universal por hijo. La inflación viene sumando estragos año tras año, los subsidios consumen una parte creciente del producto bruto, ya se aumenta anualmente el circulante casi el 40%, el atraso cambiario es cada vez más insostenible y la creación de empleo es nula.

Además, si bien es cierto que la Presidenta había comenzado a mejorar su popularidad en 2010, bastante antes de la muerte de Néstor Kirchner, la inesperada desaparición de éste generó un aumento extra de diez puntos en la aprobación del Gobierno.

ADN K. El rulo que construye el gráfico del sube y baja de la aprobación/desaprobación de la Presidenta tiene la misma forma de doble hélice del código que contiene instrucciones genéticas (ácido desoxirribonucleico), llamado también “mapa de la vida”.

Ese continuo rotar del humor social en un bucle sin fin es una señal de atención para quienes creen que después del 8N se clausuró la continuidad del proyecto kirchnerista. Hoy estamos en un escenario similar al de 2009, cuando el Gobierno perdió las elecciones legislativas de medio turno; pero si la misma gente que desaprobó en 2008 y 2009 a partir del conflicto con el campo luego aprobó con tanto entusiasmo su reelección, y con la mayor cantidad de votos desde el regreso de la democracia, ¿por qué no podría suceder lo mismo?

Los que creen que el kirchnerismo es capaz de volver a conquistar a quienes manifestaron en su contra apelan a que el 30% de los concurrentes al 8N ya habían votado por Cristina Kirchner en octubre de 2011, y que la oposición no mejoró su aprobación. Si la opinión pública es tan volátil que puede pasar varias veces del 70% de aprobación al 70% de desaprobación en sólo medio año, podría mantener su twist.

Los kirchneristas creen que las marchas del 13S y el 8N (como las del conflicto con el campo en 2008) no habrían sido posibles sin el apoyo de Clarín, y que una vez aplicada la Ley de Medios al Gobierno se le alinearán todos los “planetas”. Por eso la obsesión de Cristina Kirchner con el 7D.

Es probable que la Presidenta pueda recuperar la consideración de quienes hoy desaprueban su gestión, pero aun así resulta imposible que consiga una reforma constitucional. Además, en el ejercicio teórico de que pudiera ser candidata, y aun en la hipótesis de que la oposición fuera a la primera vuelta dividida y surgiera ella como la más votada, perdería en un ballottage.

Todo indica que el kirchnerismo comenzó su camino final, pero en su recorrido tiene todavía mucho ruido por producir.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 17 de Noviembre de 2012.



El Chipi Barijho jugó su clásico… De Alguna Manera

Y jugó su clásico…
 
Barijho fue la estrella del derby: estuvo 37 minutos en cancha, y enloqueció a todo San Lorenzo. "Parece que Rivero se quiso pelear", bromeó sobre el expulsado...

Hacía calentamiento previo y miraba al banco. Buscaba la complicidad de Ardiles, que se la jugara y lo metiera. Desde la popular visitante ya había bajado la sentencia: "Bariiijho, Bariiijho...". Luego sí, a los 15'' ST recibió la señal y se mandó a la cancha a jugar, a pelear, a discutir...

El Chipi esperó este partido desde que llegó al club. Las lesiones y su estado físico ("sé que no estoy en mi mejor nivel", reconoció), le impidieron retribuirle con su juego todo el apoyo que recibe a los hinchas de Huracán (desde que llegó nunca pudo ser titular). Sin embargo, ayer contribuyó en el clásico e hizo lo que mejor le sale: hacer pesar su experiencia en estos partidos y volver locos a los jugadores de San Lorenzo, a sus hinchas, al árbitro, al juez de línea, a Rivero... "No discutí mucho. En la jugada que me quedé con la pelota fue porque el tiro libre de San Lorenzo era mucho más atrás. Y la otra fue la de Rivero, que estuvo muy bien expulsado porque me pegó. Es un boludo, se quiso pelear". Sí, Barijho (30 años) participó en la roja del Burrito: encabezaba una contra cuando le tiró un sombrero al volante, quien lo taló estando con amarilla. Ahí nomás, el grito de guerra volvió a renacer en la popular: "Bariiijho, Bariiijho...".

Está claro, jugó un clásico aparte: "Todos saben que soy hincha de Huracán, por eso no me quería perder este partido. Más que nada por todo lo que representa para los hinchas". ¿Cómo estuvo en la parte futbolística? No tuvo muchas situaciones, aunque la única que se le presentó, de cabeza, casi la manda a guardar. "Cuando cabeceé creí que entraba. Le pegó a Adrián González y me quise matar. Una lástima porque era el gol del 2-1", dijo en el vestuario.

"Fuimos superiores. Si tendría que haber habido un ganador, ése era Huracán. En el primer tiempo jugamos muy bien, y en el segundo fue todo parejo. Ya está, se sumó, aunque vinimos a buscar los tres puntos", analizó el delantero. Y dejó un mensajito para los dirigentes (su contrato tiene una cláusula de rescisión): "Espero seguir el año que viene en el club. Poder hacer una buena pretemporada y estar en buenas condiciones".

© Escrito por Cristian Defeo y publicado en el Diario Deportivo Olé de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el lunes 5 de Noviembre de 2007
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