"El
que bajó la palanca en el apagón fue De Vido"…
Cortes.
"Que no funcione la electricidad no es una cosa puntual: aquí lo que hay
es un problema estructural."
Ex
secretario de Energía y director del Banco Mundial, habla de los “sabotajes” y
los cortes de luz de la semana pasada, y advierte sobre el estado deplorable
del sector y la situación de YPF.
El doctor Alieto Guadagni ha sido secretario de Energía, secretario de
Industria, embajador en Brasil y, entre otras ocupaciones, director del Banco
Mundial en representación del Cono Sur. Esta noche, entonces (ya con la energía
eléctrica recobrada), observamos cómo anochece sobre Buenos Aires y nuestras
preguntas van hacia los orígenes de la crisis energética que nos agobia.
—Mire, a mí esto no me sorprendió. –explica Guadagni–. No conozco los
detalles, pero le repito que no me sorprendió por una razón muy sencilla: el
sistema de distribución de electricidad del Gran Buenos Aires que está a cargo
de Edenor y de Edesur está totalmente mal mantenido y sin inversiones. La
propia información oficial lo demuestra: el ENRE (que es el ente regulador)
publica información sobre varias cosas. Por ejemplo: la cantidad de reclamos de
los usuarios entre 2007 y 2011 aumentó un 32%. El tiempo promedio en resolver
los reclamos aumentó un 70%. Estos son, entonces, indicadores claros que
muestran un deterioro evidente (estamos hablando de 2007 a 2011) de servicio Si
hay más interrupciones y se tarda más tiempo en repararlas resulta claro que
algo no anda bien. Entonces, la pregunta de rigor es ¿qué es lo que no anda
bien? Y… se cayó la inversión. Para poder mantener un buen nivel de servicio
(sin cortes ni interrupciones) estas empresas deberían invertir más de 200
millones de dólares por año. En cambio, han invertido 120 millones por año. O
sea, 80 millones menos. Y esto durante diez años El total nos da 800 millones
de dólares. Si usted tiene un auto y no le efectúa los arreglos que
corresponden, si no lo mantiene… bueno, en algún momento va a tener problemas.
Entonces, cuando el ministro De Vido dice que alguien bajó la palanca yo digo:
“Sí, tiene razón. Alguien la bajó: la bajó el propio ministro”. Y la razón es
que condujo una política energética que provocó la descapitalización del
sector. Así que no hay que sorprenderse frente a estos eventos.
—Pero usted, como ex secretario de Energía, cómo analiza la
posibilidad de un sabotaje?
—Bueno, la información oficial de Cammesa dos horas después del evento afirma
que “…se desconocen las causas…”. Luego están las declaraciones de Oscar
Lescano (secretario general de Luz y Fuerza), que atribuye el episodio a la
interferencia de unos álamos. Cosa que yo desconozco. No lo sé. Pero aquí hay
algo muy importante y es lo que Lescano había dicho antes: “Si hubiera habido
sabotaje, yo me hubiera enterado”.
—Bueno, él conoce bien el escenario.
—A un hombre que dirige ese gremio desde hace cuarenta años no se le puede
decir que hay un sabotaje y que él no lo sepa.
—También hay algo que llama la atención. Si recorremos los diarios
del lunes 12 observamos que otro ex secretario de Energía, como el doctor
Lapeña, señala que el ministro De Vido dio una conferencia de prensa recién 18
horas después del corte. Es decir que transcurren casi dos días sin que,
oficialmente, se nos explique lo que ha pasado.
—Evidente. Además lo del sabotaje y de bajar la palanca ya lo había dicho en
2004. En 2004 hubo, en efecto, una interrupción, y él dijo lo mismo. Pero eso
forma parte de una política que es no hacerse cargo ni ser responsable de nada.
Pero, vuelvo a repetir: todos los indicadores oficiales muestran de una manera
incontrastable que el servicio se viene deteriorando desde hace cinco, seis o
siete años Y, también, que las empresas no han invertido lo requerido para
mantener un buen servicio. Reitero que han invertido 120 millones de dólares
por año cuando deberían haber invertido 200.
—¿Usted coincide con algunos de sus colegas que sostienen que las
empresas de servicios públicos de electricidad están, en muchos casos, al borde
de la cesación de pagos y que el público debería saberlo?
—Están en cesación de pagos. ¿Y cómo funciona la cesación de pagos? Le explico:
estas empresas no producen electricidad. La distribuyen. ¿A quién le compran?
Le compran a un “pool” manejado por el Estado que se llama Cammesa y que es una
especie de caja centralizada. Ahí compran la electricidad de alta tensión.
¡Pero después no le pagan al “pool”! No le pagan a Cammesa. Entonces, técnicamente,
están en cesación de pagos. Pero le explico algo más: la crisis energética en
Argentina es mucho más grave que los cortes de luz. Los cortes son sólo una
parte de la crisis energética que tiene que ver con la distribución de
electricidad. Pero aquí hay una crisis mucho más profunda, y que es toda la
descapitalización del sector. Desde el año 2003 el sector viene cayendo en
producción, en inversiones, en exploraciones y en reservas. Que no funcione la
electricidad no es una cosa puntual: aquí lo que hay es un problema
estructural.
—Sigamos entonces en el campo energético. ¿Y en cuanto a la
expropiación de YPF?
Guadagni suspira y luego responde:
—Bueno, vamos a los resultados que tenemos hasta ahora. En primer término, el
Estado expropia YPF haciéndole un cargo a Repsol en el cual el Estado tiene
razón: en los últimos años la política de Repsol fue vaciar YPF. ¿Y qué quiere
decir esto? Técnicamente “vaciar” significa que toda la ganancia se reparte
entre los accionistas y no se invierte. Eso es un vaciamiento. Pero de lo que
el Gobierno se olvida es de que el Estado argentino es socio de ese
vaciamiento. Este es un punto muy importante. Mire, cuando Repsol le vende la
cuarta parte de la empresa más grande de la Argentina a un consorcio que no era
argentino sino español-australiano constituido jurídicamente en Australia,
incluye una cláusula por la cual se iban a repartir todas las ganancias en
efectivo. Usted comprenderá que si todas las ganancias se reparten en efectivo
(más del 90%) claramente no hay inversión. Usted me podrá decir que siendo éste
un negocio entre privados ¿qué tiene que ver ahí el Estado? Pero no. El Estado
fue socio de esto. Fjese usted –Guadagni exhibe la fotocopia de un documento–
que en la cláusula resolutoria dice: “La compraventa queda sujeta a la
siguiente condición resolutoria: la no obtención dentro del plazo de 12 meses
de la fecha de este contrato de la autorización a la compra-venta por parte de
la Comisión Nacional de dicha competencia o la Secretaría de Comercio Interior…”
—El Estado interviene entonces.
—A través de Moreno. Está probado. Pero, como si esto fuera poco, en ninguna
empresa petrolera argentina hay un director nombrado por el Estado. ¡Sólo en
YPF! A pesar de la privatización, siempre un señor se sentaba en el directorio
con instrucciones del gobierno argentino El señor ministro de Infraestructura
De Vido, en los balances 2007, 2008, 2009 y 2010, da instrucciones de votar a
favor del vaciamiento de YPF. Esta es una cosa increíble: en el mundo las
empresas petroleras reparten. Por ejemplo, Petrobrás reparte el 41%, el 30%, el
46%; Total, la francesa, el 38%; Chevron, 31%; Exxon, 25%; Shell, 41%, etc. El
promedio mundial petrolero es de 26%, pero aquí hay una empresa que repartió en
el primer año el 255% de las ganancias. Y piense que YPF en 2008 ganó 3.640
millones de pesos y repartió, en efectivo, 9.287 millones. O sea que aumentó
los dividendos en un 235%. ¡Algo increíble! Es un vaciamiento total. Pero lo
grave, repito, es que no son negocios entre los españoles de la Caja de
Cataluña (que es el mayoritario) y un grupo no argentino, es decir
español-australiano, sino que el Estado argentino lo bendice. Y lo bendice
porque la cláusula resolutoria 5.1 del contrato del 21 de febrero de 2008 es
bien clara: Repsol-YPF con el grupo Petersen. Además, si usted mira atentamente
este contrato hasta suena como una tomadura de pelo. ¿Cómo Repsol le vende la
cuarta parte de la compañía a una empresa que no sabe nada de petróleo? Porque
fíjese que la define como “empresa de nacionalidad española especializada en
inversión, gestión, administración de valores, títulos, bonos y acciones”.
Ciertamente no es una empresa petrolera. Entonces lo que quiero subrayar es que
hemos perdido el autoabastecimiento petrolero, entre otras cosas porque se
vació YPF con el apoyo y la participación del Estado argentino.
—Hace unas horas se conoció en París el Informe de la Agencia
Internacional de Energía (AIE) que señala que Estados Unidos va a superar a
Rusia y a Arabia Saudita como productor de gas y petróleo y que en 2030 se
convertirá en exportador de crudo gracias al inesperado aporte de los llamados
hidrocarburos no tradicionales y que la Argentina también debería resultar
beneficiada con ese fenómeno porque su producción de gas natural podría llegar
a 66 mil millones de metros cúbicos en 2035… Sin embargo, el informe de AIE
también añade: “… a pesar de las reales perspectivas de Argentina de aumentar
su producción de gas líquido natural gracias a la emergencia de una industria
del shale gas, el deterioro del clima propicio a las inversiones provocado por
la decisión del Gobierno de nacionalizar YPF podría frustrar estas
esperanzas…”. ¿Esto es así, doctor Guadagni?
—Sería necesaria otra política y con otra gente. Porque ¿qué pasó con el gas natural?
La producción de gas natural viene cayendo desde 2004, pero lo más grave es que
las reservas de gas natural han caído… Hay menos reservas de gas hoy que en el
año ’90. Y nosotros, en el año ’90, no consumíamos gas. No había ningún
vehículo a GNC, no estaba el polo petroquímico de Bahía Blanca… Lo que dice el
informe de AIE es cierto, pero allí hablan de recursos y no de reservas.
Recursos es un concepto genérico. Más bien de carácter físico. Para que sea
reserva tiene que ser aprovechable y sustentable con respecto al medio
ambiente. Por supuesto que allí también debe haber alicientes a la inversión.
Esto no ha ocurrido y, hasta ahora, YPF no ha podido dar vuelta la cuestión.
Tengo en la mano el último balance de YPF que se presentó el 30 de septiembre
de este año, y si comparamos el tercer trimestre de este año con el mismo del
año pasado el balance nos dice que la producción de petróleo crudo subió 0,6% y
la producción de gas licuado cayó 8,4% y la producción de gas cayó 1,7%. La
producción de gas sigue cayendo. Y no creo que YPF pueda revertir esta
tendencia decreciente porque no tiene fondos para invertir.
—Perdón, pero ¿por qué no tenemos inversores interesados en el
yacimiento de shale gas de Vaca Muerta?
—Le devuelvo la pregunta: ¿y por qué vamos a tenerlos? No están dadas las
condiciones. El posible inversor no puede pasar, como ejecutivo de esa empresa,
un test de su asesor jurídico. ¿Por qué? Pues porque su asesor jurídico le va a
preguntar algunas cosas. Supongamos que usted es el presidente de una compañía
y quiere hacer un contrato con YPF, el asesor jurídico le preguntará: “Y si
después de hacer este contrato ponen un impuesto nuevo ¿qué pasa?”. Porque por
ahí ponen otro impuesto. “Y si después de hacer este contrato nos prohíben
mandar los dividendos al exterior, ¿qué pasa?”. Y… no sé lo que va a pasar,
etc., etc. El asesor jurídico terminará por preguntarle “¿Y usted quiere
invertir con esa gente?”. En fin, le estoy dando ejemplos, pero la Argentina no
tiene previsibilidad jurídica, y si usted no tiene previsibilidad jurídica es
muy difícil tener inversores en esta área. Algunos dicen que no es así porque
hay países que están en guerra civil y, sin embargo, tienen inversores en
petróleo. Pero hay una diferencia: son países que pueden estar en guerra civil,
y hay inversores en petróleo, pero no van a explorar y a buscar. Van a sacar lo
que ya está. Ponen un pozo y a los 12 meses lo amortizan. Aquí usted necesita
inversores que no vengan a producir petróleo o gas sino que los vengan a buscar,
a explorar. Que lo busquen y lo encuentren.
—¿Sería el caso de un yacimiento importante como Vaca Muerta?
—Sí, es muy importante, pero hay que probar muchas cosas. Que sea técnicamente
viable; que el agua necesaria no sea excesiva. Le explico: este tipo de
exploraciones y explotaciones requieren un uso intensivo de agua. Hay que
efectuar estudios técnicos que demuestren que no hay contaminación, que hay
agua suficiente, etc., etc. Sintetizando: nosotros tenemos la posibilidad. Hay
un recurso que es Vaca Muerta. Un recurso positivo pero, reitero, hasta ahora
no tenemos las condiciones de confiabilidad necesarias, desde el punto de vista
institucional y político, como para convocar inversiones de envergadura.
—¿Quiere decir que el nombramiento de un profesional tan respetado
como el ingeniero Galuccio no ha provocado la confianza internacional que se
esperaba?
—Lo que ocurre es que no es el presidente de YPF el que debe inspirar la
confianza de los inversores sino el Estado argentino. Galuccio no puede contestar
las preguntas que yo formulaba recién. ¿Puede señalar acaso que no vamos a
trabar las exportaciones? Ciertamente no. Tampoco puede contestar acerca de si
se va a autorizar el giro de los dividendos porque él no es el presidente del
Banco Central. Y con respecto a YPF, ya no es una empresa grande. Aquí hay una
confusión: dejó de ser la empresa líder. Por ejemplo, en cuanto a gas sólo
produce el 23% del total. La empresa más grande es Total (francesa). En cuanto
a petróleo, YPF es la primera pero con el 34% de la producción. También hay que
saber qué hace el resto de las compañías. YPF no va a arreglar todo esto.
Muchos compatriotas aún la ven con la imagen de los años 70 o 80. Aun a
comienzos de los 90 YPF producía alrededor del 95% del total. Pero hoy ya no es
la empresa líder. Desgraciadamente, después del vaciamiento ha perdido muchas
reservas.
—Usted mencionaba recién el liderazgo de la francesa Total. Ellos,
al menos, parecen no haber perdido confianza en el país.
—Bueno, están sacando lo que tienen ya en su reserva. La confianza no se mide
por lo que están produciendo sino por lo que invierten en exploración. Y, en
Argentina, la exploración ha venido cayendo. Una vez que los pozos están
descubiertos el negocio es sacar. Le reitero que la confianza es crucial para
la exploración, que es una ruleta Y como toda ruleta tiene riesgo propio.
Técnicamente se llama “riesgo geológico”. No se le puede añadir, entonces, un
riesgo institucional-político porque se convierte en un doble riesgo.
—También, como ex secretario de Industria, usted habrá visto que en
la conferencia anual de FIEL una de las cosas que se subrayan es que el gasto
público no cesa de crecer.
—Sí. Está a niveles muy altos y, en el caso del sector de energía, esto es
grave porque en vez de ir el gasto público energético a la inversión (centrales
hidroeléctricas, nucleares, exploración etc.) está dirigido a los subsidios. Y
los subsidios energéticos son cuatro puntos del PBI. Para que usted lo entienda
y se dé una idea, le explico que cuatro puntos del PBI son 20 mil millones de
dólares. Y ésos son los dólares que necesitamos para mejorar el servicio
eléctrico; para construir nuevas centrales tanto nucleares como
hidroeléctricas; explorar, etc. Por ejemplo deberíamos ir al Mar Continental.
Aquí se creó por ley una empresa que se llama Enarsa y cuyo único objetivo es
ir al Mar Continental y… ¿qué pasa?, pues que los únicos que están en el Mar
Continental son los ingleses. También son los únicos que están haciendo
exploración. A mí me molesta mucho que los ingleses se metan en Malvinas, donde
no se tienen que meter. Pero me preocupa más que los argentinos no se metan
donde deben hacerlo: es decir, en todo el Mar Continental. Ahí tenemos un
problema muy serio: con 20 mil millones de dólares anuales, en vez de
dedicarlos a la expansión, la inversión y la producción, los estamos dedicando
al subsidio de manera indiscriminada. Y esto, ahora, es un monstruo muy difícil
de desmontar.
—El informe de FIEL señala que el gasto en educación es flojo y, en
cambio, el empleo público ha crecido notablemente.
—Muchísimo. Sobre todo en las provincias. Por ejemplo, en Santa Cruz más del
40% de los trabajadores son empleados del gobierno. En cambio, en Salta son
alrededor del 20%.
—¿Cómo estima el crecimiento del PBI?
—Este año puede crecer hasta un uno y medio por ciento... Mire, lo que se
acabaron son las tasas chinas. Entonces en el futuro el pronóstico más
razonable es que, quizás crezcamos, pero al uno, dos o tres por ciento. Ahora
bien, con esos niveles de crecimiento no solucionamos ningún problema social ni
tampoco ningún problema de empleo porque a esos niveles no hay generación de
empleo. Lamentablemente ya ha quedado atrás una etapa muy próspera como era
aquella en la que teníamos los superávit gemelos. Teníamos superávit en cuentas
corrientes y superávit fiscal.
—¿En qué año exactamente?
—Esto no es brusco. Comienza a deteriorarse a partir de 2007. Yo diría que
coincide bastante con la salida de Lavagna, y si tuviera que sintetizar el tema
energético le diría (como en el tango) “que veinte años no es nada…”. Terminó
un ciclo histórico de dos décadas de energía abundante, barata y exportada y
comenzó un nuevo ciclo largo de energía escasa, importada y cara. Y esto lo
venimos diciendo (el grupo de los ocho ex secretarios de Energía) desde hace
muchos años.
© Escrito por Magdalena
Ruíz Guinazú y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires el sábado 17 de Noviembre de 2012.