domingo, 4 de marzo de 2012

El cambio y el rumbo... De Alguna Manera...

El cambio y el rumbo...


Cristina anunció en el Congreso que introducirá cambios en la gestión, pero sin perder el rumbo, y dijo que era necesario adecuar el marco normativo a las transformaciones producidas de hecho. La reforma del Banco Central inicia esa enmienda, que podría continuar con los ferrocarriles y la energía. La Inteligencia de Gendarmería, la guerra de Malvinas y los docentes.

Pese a las emotivas referencias al ex presidente Néstor Kirchner, la exposición de CFK ante la Asamblea Legislativa apuntó a enmendar algunas de las decisiones menos felices de aquel mandato, que se mantuvieron en el primero suyo. La extensa enumeración de logros impactantes no implica una aprobación a libro cerrado de todos y cada uno de sus aspectos. En forma expresa anunció que introducirá cambios en la gestión, pero sin perder el rumbo. “La gestión es cambio permanente, lo que nunca se debe perder es la dirección” de ese cambio, dijo al principio de su exposición. Sobre el final, agregó: “El problema [de quienes cuestionan a su gobierno] no son las políticas” sino “el rumbo que tenemos”, porque “no favorece a los que favoreció durante tantísimo tiempo”. También dijo que la transformación de hecho del país, hasta ahora no se había plasmado en un nuevo marco normativo.


Balazos republicanos

Su mensaje fue tanto un informe sobre el estado de situación del país como una rendición de cuentas de su gobierno. Por eso durante largos tramos replicó afirmaciones que se repiten como el dogma de la revelación divina. Al apartarse de las convenciones establecidas, este capítulo de refutaciones convierte la ceremonia institucional en un acto político, que enardece a medios y partidos críticos cuyos argumentos son rebatidos con datos duros, en este caso provenientes del FMI. Así cuestionó la doctrina del viento de cola y el presunto cierre de la economía. Explicó que la mejoría de los términos del intercambio había sido mucho mayor para otros países de la región cuyo crecimiento no se acercó al de la Argentina y mostró que sólo en la India las importaciones habían crecido más que aquí. 

Pero la cuestión más conflictiva para el gobierno era el terrible episodio de Plaza Once donde murieron medio centenar de personas. Dos de los principales opinadores republicanos se ilusionaron con que este dolor tuviera traducción política y usaron la misma llamativa metáfora bélica. Luis Majul tituló su columna en La Nación “¿Empiezan a entrar las balas?” en la que afirma que “la conmocionante tragedia ferroviaria del día de ayer” podría “cambiar el humor de un país entero. Algo parecido a lo que sucedió con Cromagnon”. Marcos Novaro escribió en Clarín que “a falta de otras armas” muchos opositores se ilusionan con que la tragedia de Once ponga fin a “la luna de miel que viene disfrutando la Presidenta en su relación con la opinión pública” y que “de una vez por todas le empiecen a entrar las balas que disparan los propios errores”. También él realizó la analogía con Cromagnon (así lo escribieron los dos). Más allá de estas indisimulables expresiones de deseos, el otro tema acuciante para el gobierno es la situación energética, dada la creciente importación de petróleo y gas, a precios que el contexto internacional impulsa hacia arriba.


Indicios

El juez federal Claudio Bonadío investiga lo sucedido en la estación ferroviaria. Su reconocimiento del Estado nacional como persona jurídica querellante, en su carácter de propietario del material y garante del servicio, no excluye que algún funcionario sea responsable como persona física, pero esto sólo podrá determinarlo la investigación que recién comienza. Por su parte el Poder Ejecutivo dispuso “la intervención administrativa, técnica-operativa” de la empresa Trenes de Buenos Aires en la línea Sarmiento, escenario de la tragedia, pero también en la línea Mitre, donde no ocurrió nada comparable. La combinación de ambas resoluciones, más el lapidario informe aprobado el viernes por unanimidad de los directores de la Auditoría General de la Nación, donde tiene mayoría el oficialismo, delinean una posible respuesta a la crisis en la que ni TBA seguiría prestando el servicio, ni Juan Pablo Schiavi continuaría por mucho tiempo en la Secretaría de Transporte. En cambio, sale bien parado el interventor de la Comisión Nacional Reguladora del Transporte, Eduardo Sícaro, cuya tarea fue encomiada tanto por CFK como por el presidente de la AGN, el radical Leandro Despouy. En 2009, Sícaro envió a Schiavi quince expedientes con constataciones de incumplimientos graves de TBA, que creaban riesgos a la seguridad y que en ese año y el anterior provocaron 67 accidentes. 

La CNRT determinó penalidades y multas por 4.680.000 pesos hasta 2008. Esa acumulación de incumplimientos configura una causal de rescisión del contrato, pero Schiavi no los tomó en cuenta y TBA no pagó las multas, que ingresaron al pantano de la renegociación permanente del contrato. El informe de la AGN establece que entre 2003 y 2010, TBA recibió subsidios de explotación y accesorios (retroactivos e intereses) por 1.924 millones de pesos. En los últimos cuatro años de ese período el monto del subsidio de explotación mensual se incrementó en un 146 por ciento, por sucesivas redeterminaciones en las que no se siguieron los procedimientos normados. Los mayores costos se convalidaron en base a proyecciones de la empresa y sin verificaciones. En 2009 y 2010, la CNRT también fue muy crítica con el mantenimiento, insuficiente y sin cumplir las normas técnicas, que produjo un deterioro progresivo de la infraestructura, con “consecuencias directas en la seguridad”. Estas “falencias del material rodante y de la infraestructura de vías” fue causa del 93 por ciento de los descarrilamientos denunciados en 2009 en el Mitre y del 61 por ciento de los del Sarmiento. Pero además se modificó la composición del subsidio: entre 2003 y 2010 la cuenta de personal (salarios y nuevos agentes) pasó del 46 al 70 por ciento y la de materiales disminuyó del 15 al 4 por ciento. Los subsidios, que en 2003 eran un tercio de los ingresos de TBA, en 2009 llegaron a representar tres cuartas partes del total. 

Cristina explicó el rol fundamental de los subsidios en la recuperación económica pero es indefendible la desviación de esos fondos a otros destinos. En el caso de TBA, sus accionistas han tenido un crecimiento y una diversificación espectaculares que no se compadecen con el estado de las líneas que gestionan. No sólo contratan en forma directa las tareas de mantenimiento y provisión de material con empresas vinculadas, sino que han comprado numerosas líneas de colectivos hasta constituirse en la principal empresa del sector y hasta poseen una línea de colectivos urbanos con 170 unidades en Perú y una prestadora de servicios de lujo entre Orlando y Miami, Red Coach. Su página en Internet (http://www.redcoachusa.com/about) informa que los hijos del inmigrante Nicola Cirigliano crecieron en las últimas dos décadas y hoy operan 1700 omnibus que transportan 180 millones de pasajeros al año. También fabrican colectivos, vagones ferroviarios, construcciones e infraestructura para ferrocarriles y decodificadores de televisión. También tienen una filial en Qatar con la que Enarsa negoció la importación de cinco millones de toneladas de gas natural licuado (GNL) anuales durante dos décadas. 

Lo ocurrido en Once cuestiona la propia razonabilidad del sistema adoptado, para un servicio público de utilidad social en el que no se justifica que los concesionarios obtengan enormes ganancias sobre la base del subsidio y en vez de aplicarlas al mejoramiento de la calidad y la seguridad de la prestación las vuelquen a otros negocios, dentro y fuera del país.


A grito pelado

Las acciones de Repsol dejaron una ganancia próxima al 15 por ciento en un día a quienes las compraron antes del discurso presidencial y las vendieron después. La versión de que CFK anunciaría la nacionalización de YPF o su intervención provocó el desplome de esos papeles, y el incumplimiento de tal vaticinio los hizo rebotar. La prensa de Madrid atribuyó el supuesto cambio de política a una llamada de Juan Carlos de Borbón a Cristina y a una negociación entre los ministros argentinos Julio de Vido y Hernán Lorenzino con el español José Manuel Soria, quienes habrían acordado formar dos comisiones técnicas para analizar la situación de la petrolera española. En cambio omitió toda referencia a la detallada exposición sobre el estrangulamiento del sector energético argentino que en esa reunión hizo el viceministro de Economía Axel Kicillof. Cuando la presidente les pidió explicaciones a sus ministros, Lorenzino mantuvo una dura conversación telefónica con Soria. “Nunca te dije tal cosa. Esto no es un tripartito”, gritó el argentino. El comunicado posterior lo reiteró: la situación de YPF no forma parte de la agenda bilateral. Sería un error deducir del discurso presidencial que el conflicto se ha superado. 

El barril de petróleo que costaba menos de diez dólares al concluir la presidencia de Menem, trepó a más de cien al comenzar el segundo mandato de Cristina, lo cual torna intolerables la caída de la producción y las reservas y el incremento de las importaciones. Todavía no se han definido todas las medidas que vendrán, pero la articulación entre el Estado federal y las provincias petroleras para forzar a YPF a cumplir con sus compromisos o perder las concesiones implica una novedad absoluta. ¿Cuánto caerá la capitalización de Repsol en pocas semanas, cuando las provincias comiencen a recuperar las áreas descuidadas y a ponerlas en producción con otros operadores, públicos, privados o mixtos? La opción menos atractiva parece la nacionalización de YPF propuesta por la UCR, un partido que cuenta con algunos abogados de empresas extranjeras como la propia YPF, Shell y Esso, y que tiene alguna experiencia en el pago de indemnizaciones por medidas de este tipo. La reversión a las provincias de las áreas concedidas, la expropiación de las maquinarias por razones de utilidad pública o la compra de la mayoría accionaria en el mercado una vez que su capitalización se haya redimensionado serían caminos más racionales y a la altura de las posibilidades argentinas. También podría entrar en discusión el marco normativo impuesto con las privatizaciones, que segmentó la generación, el transporte y la distribución de energía y que ha dado lugar a diversos abusos, desde quienes han encontrado los artilugios legales para su integración vertical, hasta aquellos que se concentran en los nichos más rentables y se desentienden del resto.

La institucionalidad

CFK mencionó en su discurso otras decisiones tendientes a perfeccionar la institucionalidad, como la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central y la derogación de tres artículos de la ley de convertibilidad; la Unificación de los Códigos Civil y de Comercio (elaborada desde hace un año por una comisión encabezada por el presidente y la vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti y Elena Highton) y la Acordada que la Cámara Nacional de Casación Penal elaboró para acelerar los juicios por delitos complejos y no sólo los de lesa humanidad (con aportes del CELS y de la Unidad Fiscal de la Procuración General sobre las causas del terrorismo de Estado). En el primer caso, se trata de revertir la concepción neoliberal que en 1992 redujo el rol del Banco Central a “preservar el valor de la moneda” y suprimió su facultad de orientar el crédito en función del crecimiento de la economía y el empleo. Kirchner dio un primer paso en 2004, cuando reemplazó al broker del JP Morgan Adolfo Prat Gay por el militante del poder Martín Redrado. 

Lo que se discutía entonces era si mandaban las autoridades electas por la voluntad popular o los organismos multilaterales, el gran capital y sus brazos mediáticos. Kirchner estaba a la misma altura del mandato en que esos poderes quebraron a Alfonsín. Al año siguiente usó el 100 por ciento de las reservas excedentes (o 35 por ciento del total) para cancelar la deuda con el FMI. Cristina profundizó ese rumbo en 2010, cuando cesó a Redrado por su resistencia a transferir al Fondo del Bicentenario el 30 por ciento de las reservas excedentes (o 14 por ciento del total) para saldar los compromisos externos de ese año sin recurrir a nuevo endeudamiento a elevadas tasas, como proponía el vicepresidente radical Julio Cobos. En julio de ese año, durante una visita al Senado, el entonces viceministro de Economía Roberto Feletti expuso seis opciones distintas para medir el nivel óptimo de reservas y la cantidad excedente. Mercedes Marcó del Pont introdujo en la nueva Carta Orgánica un artículo del postergado proyecto de ley de entidades financieras, que permite la regulación de tasas y encajes de los bancos, para dirigir el crédito hacia donde la política económica lo considere conveniente. En cambio sigue prohibida toda indexación. 

Como al pasar, Cristina informó que el Fondo de Garantía de Sustentabilidad del sistema previsional equivale a las reservas del Banco Central, aunque más de la mitad está inmovilizado en títulos de deuda. Todo esto permite intuir que quienes desde la oposición propician con argumentos ortodoxos el negocio del nuevo endeudamiento, deberán seguir esperando.

© Escrito por Horacio Verbitsky y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 4 de Marzo de 2012.


Fortalezas, desafíos y cambios... De Alguna Manera...

Fortalezas, desafíos y cambios...


Los dos discursos de Cristina. La reforma en el Banco Central, pura economía K. La paritaria docente, un mal cierre. El sistema ferroviario, la necesidad del cambio. A la espera de pericia, los tiempos de la política. El informe de la Auditoría, datos relevantes. La voz de las víctimas y los reclamos pendientes. La agenda de la Corte.

La composición del Congreso (decidida por el pueblo soberano cuando votó) y los logros mencionados por la Presidenta en su discurso ante la Asamblea Legislativa expresan núcleos duros de la fortaleza del Gobierno. Legitimidad de ejercicio, poder institucional ganado en buena lid, resultados en lo económico, lo social y lo laboral. La agenda que recorrió Cristina Fernández de Kirchner recogió también desafíos y problemas del año 2012, que claman por soluciones y cambios. El tramo más logrado fue aquel en el que aludió al conflicto con el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, incluyendo la vuelta atrás con el inoportuno retiro de la Policía Federal en los subtes. La conducta del líder de PRO lo pinta de cuerpo entero: es desaprensiva, arrasa con las instituciones, niega sus propias acciones de cumplimiento del convenio.

Pero el Gobierno debe cuidar flancos vulnerables, que “el 54 por ciento” no basta para robustecer: los perjuicios a los usuarios del transporte público pesan, hoy día, entre sus deudas. Le faltó timing a una movida que sumaba enojo a los pasajeros, así hubiera razones válidas en el fondo de la cuestión.

El anuncio más relevante fue la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central. También es sugestiva la reforma integral de los códigos Civil y Comercial, que incluye mejoras en derechos personales muy gravitantes. El Senado tiene, ya con aprobación de Diputados, los proyectos de ley de “muerte digna” y fertilización asistida. El combo entre lo que entrará y lo que se despachará pronto significa aggiornamento de derechos, en sentido virtuoso.

La reforma del Central, el fin del paradigma noventista y aun del conservador, engarza bien con la mejor política económica del kirchnerismo. La mayoría oficialista en Diputados tratará de imprimirle un tratamiento veloz.

El Banco tendrá objetivos más amplios, ligados a la economía real. El manejo menos atado de las Reservas de Libre Disponibilidad (RLD), que el Gobierno fue impulsando en su empiria, habilita el pago de deuda con las reservas. Como el dinero es fungible, ese desahogo mejora las disponibilidades del Tesoro nacional. El cambio fue impulsado desde hace años (mucho antes de ser banquera central) por Mercedes Marcó del Pont. El pliego de la funcionaria ya está ingresado al Senado y va por su aprobación.


La mesa desvencijada: La reseña de la oradora sobre el sistema educativo tuvo luces y sombras. Es válido rescatar el compromiso del kirchnerismo con la educación, no sólo en materia económica. La inversión fiscal, la ley de financiamiento, la construcción de escuelas, la distribución de net-books y la paritaria nacional son un conjunto inigualable en la historia reciente. De cualquier forma, en este aspecto como en otros del discurso, pareció primar cierto economicismo sobre la “sintonía fina”. El aporte dinerario, en este renglón, es notable y digno de alabanza. Pero la plata no alcanza para reconstruir un sistema demolido en décadas previas. Esa no es una falla del Gobierno, pero sí una de sus metas a reparar.

En cuanto a la paritaria nacional, que ya había fracasado antes del jueves, la palabra presidencial combinó planteos lógicos con descalificaciones excesivas e injustas. Es atinado que la Presidenta fije la mira en el ausentismo y reclame el cumplimiento del calendario escolar. También que cuestione las huelgas al comienzo del ciclo lectivo. Sobraron las alusiones a supuesta pereza de los maestros, a las “cuatro horas” de jornada laboral y a la laxitud de las vacaciones. Excitaron la bronca de laburantes de a pie y no son justas.

La paritaria nacional es una conquista del sindicalismo docente, consagrada durante el mandato del ex presidente Néstor Kirchner. Trabajosa y densa, no tiene parangones en la región. Cuidar esa mesa es una misión de las dos contrapartes, en ese sentido ambas fracasaron este año. Cada cual culpará al otro, lo cierto es que es un traspié compartido. Es la primera vez que no se concreta un acuerdo. A falta de precedentes y previsiones legales, el Ejecutivo deberá buscar una figura administrativa para darle un cierre prolijo al retroceso, lo que hará en los próximos días.

La palabra presidencial, aunque incluyó alusiones a los “compañeros docentes”, añadió nafta al fuego. Del otro lado, hubo demasías. En Santa Fe, como la Presidenta señaló, se rechazó una oferta piso de más de 4000 pesos y se estuvo a un tris de promover un paro por tiempo indeterminado.

Todos deberán esmerarse para recuperar la interlocución cuando baje la tirria mutua, para reabrir la mesa discutiendo condiciones de trabajo, capacitación u otros temas de interés común.

El tema da para más que un párrafo en esta columna, el cronista seguramente volverá sobre él en otras. Entre tanto, se van arrimando las posiciones en las provincias más grandes. El salario inicial garantizado por la Nación (que aporta fondos para compensar a once provincias menos dotadas de fondos) será de 2800 pesos.

El Gobierno y los gremios docentes (claro que sin desearlo) han hecho un favor objetivo, una promoción, a la educación privada que, sin pagar mejores salarios, garantiza aulas abiertas todo el año. Los padres de los alumnos, trabajadores ellos, precisan tener garantizada su cotidianidad. Todos los protagonistas, que son defensores sinceros y comprometidos de la escuela pública, deberían tomar nota de la contradicción y repensar sus conductas, sin renunciar a sus derechos ni a los reproches al “otro”.


La tragedia y el sistema de transporte: Cristina Kirchner habló sobre la tragedia de Once y sobre el sistema ferroviario en Rosario y en el Congreso. En la primera intervención evocó víctimas con nombres y apellidos, dio cuenta de sus dificultades y su dolor, comentó que el Estado se ocupó y ocupará de ellas. Y ratificó que esperará a la pericia judicial para definir acciones en el sistema de transporte. Horas después, intervino interinamente a la empresa TBA. La espera, cabe interpretar, tiene como finalidad esencial darle tiempo al Gobierno para sopesar decisiones de cambio que tendrán impacto en años o décadas futuras. Desde ese ángulo, es razonable un plazo de quince días o un mes.

En el Congreso, la Presidenta se ciñó a reseñar las inversiones, faltó un reconocimiento acerca de su insuficiencia.

Las reformas, opina el cronista, deben ser estructurales. Van desde el propio sistema de concesiones hasta la creación de un ministerio, pasando por la existencia de funcionarios de muy distinto perfil y calidades que Ricardo Jaime o Juan Pablo Schiavi. La problemática es compleja. Casi no existen países de primer nivel (acaso sólo Estados Unidos) que tengan un sistema privado de trenes. Y tal vez sólo Gran Bretaña produjo una privatización tan salvaje como la Argentina y la revirtió con enorme esfuerzo y, según comentan los entendidos, con acierto. La casuística comparada no ayuda mucho porque pocos cayeron tan profundo como la Argentina. Salir del abismo es una meta forzosa, que no sencilla.

El expediente judicial, insiste el cronista, es una mira demasiado estrecha para una cuestión muy vasta, previa a la tragedia. El flamante informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) da cuenta de falencias graves del concesionario, del servicio y de entes estatales. El titular de la AGN es Leandro Despouy, un jurista con destacada trayectoria en la defensa de derechos humanos. Despouy es radical, pero el organismo es colegiado, con mayoría de integrantes peronistas. Sus dictámenes, entre ellos el difundido el viernes, suelen ser unánimes, dato que contradice la hipótesis de partidización y fortifica su autoridad. Los informes se nutren de material suministrado por la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT), otro organismo estatal. Son rotundos: TBA es una pésima concesionaria desde hace demasiado tiempo.

La aceptación del Estado como querellante en la causa es un paso en falso del juez Claudio Bonadío, que no sorprende dados sus pergaminos. La fundamentación es escueta y pobre. Quien quiera leer un trabajo erudito sobre el tema deberá acudir a otras fuentes, por ejemplo, un fundado estudio de los juristas Alberto Bovino y Leopoldo

Filippini, publicado en el blog No Hay Derecho nohuboderecho.blogspot.com, de intensa circulación por redes sociales.

Como sea, las pericias avanzarán. Y, todo lo indica y exige, la decisión política de modificar un esquema muy imperfecto, que la tragedia puso en carne viva. En la militancia kirchnerista, y también entre sus legisladores y funcionarios, el viraje se da por hecho.


La voz de las víctimas: Casi todos los legisladores ovacionaron de pie a Baltasar Garzón. Un homenaje conmovedor merecido, en una escena que predispuso este Gobierno no sólo el jueves, sino desde sus comienzos. El respeto a las víctimas del terrorismo de Estado se expande, claro, a otros ciudadanos que padecen o padecieron privaciones injustas, violentas o aberrantes.

Sería impropio no incluir, en el acelerado repaso de la semana, una mención a lo que dijeron los padres y la hermana del joven trabajador Lucas Menghini Rey. En su caso, a la pérdida irreparable se agregó la desidia y el descuido en la búsqueda del pibe desaparecido durante días. Un comunicado torpe del Ministerio de Seguridad arrojó sal en las heridas, ya acentuadas por las torpes palabras de Schiavi. La familia habló con dignidad, pidió justicia y reparación. La palabra de las víctimas debe escucharse con unción, la sociedad argentina les reconoce autoridad, que bien merecen. Es ya una tradición (cruel en un aspecto, valorable en otro) que las víctimas (los familiares lo son) salgan al espacio público, legitimadas por su dolor. Hay un factor común en sus palabras: “Que no se repita”. Esto es, que se remuevan las causas que posibilitaron un desenlace evitable y cruel.

Al Estado le cabe contenerlos, reconocerlos y cambiar cuando es necesario. El kirchnerismo, una fuerza de gobierno que ha sabido dar cambios de timón, innovar y revisar sus carencias, tiene el deber de recoger ese reclamo y sus vastas implicancias en el primer lugar de su agenda.

© Escrito por Mario Wainfeld y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 4 de Marzo e 2012.


sábado, 3 de marzo de 2012

Verás que todo es mentira... De Alguna Manera...

Habló Boudou: “Está bien que la Justicia investigue, solo les digo que es mentira”...

Amado Bouduou. Vicepresidente en ejercicio de funciones.
El Vicepresidente se refirió al “Caso Ciccone” en 678. Luego de que se conocieran las denuncias por supuestos delitos de lavado de dinero y negociaciones incompatibles con la función pública contra el vicepresidente Amado Boudou, salió hoy a negar las acusaciones por el caso Ciccone y aseguró que "son todas mentiras".

"Es una mentira, entonces no puedo contestar una mentira permanente, que es una agenda que nos quieren imponer", aseguró Boudou en el programa 6,7,8 de la Televisión Pública.

También aprovechó para explicar el silencio que mantuvo a lo largo estos días y para acusar a los medios de haberle dado trascendencia al caso, mientras que comparó su situación con la del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, procesado por el caso del espionaje en el ámbito de la Ciudad y que sin embargo, para Boudou, "no tiene cobertura mediática".

"Hay que fijarse la diferente vara entre un jefe de Gobierno que está procesado y no mueve nada y otro caso que no es nada y que está todo los días en la tapa de los diarios", dijo.

"La verdad es que repiten los textos y le cambian el titulo, tratan de mantener un tema sin novedad. Es la búsqueda de crear un clima. Si uno constata las diferencias entre los titulares y el texto ya es una mentira", indicó Boudou. "Ha sido muy dañino para el país guiarse por la agenda mediática”, agregó.

"Está muy bien que la Justicia investigue, todo se va a ir conociendo a medida que avancen los distintos actores. Solo les digo que es mentira", sostuvo el ex ministro de economía.

El fiscal federal Carlos Rívolo, pidió en los últimos días informes a entidades estatales sobre las gestiones realizadas para controlar la mayor imprenta de la Argentina, la ex Ciccone Calcográfica, habilitada para imprimir documentos y papel moneda y supuestamente beneficiada por Boudou.

© Publicado por Tribuna de Periodistas el miércoles 29 de Febrero de 2012.

http://www.periodicotribuna.com.ar 




Infografía de la gestión del ex Ministro de Economía por la empresa Ciccone Calcográfica...


© Publicada por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos AIres el sábado 10 de Marzo de 2012.




De subsidios x 3... De Alguna Manera...

En solo seis años se triplicaron los subsidios a los trenes...


Un estudio que pone en situación incómoda al Gobierno. La tragedia de Once sigue dando qué hablar. Los medios de prensa, al menos, siguen desmenuzando la cuestión en sus páginas dominicales.

Hay mucho por contar y analizar aún y las explicaciones oficiales aún brillan por su ausencia. Una de las cuestiones que alguien deberá responder a nivel gubernamental es por qué a pesar de lo malo del servicio, el Estado persistió en subsidiar a las empresas concesionarias.

Por caso, un estudio de la consultora IDESA revela que en los últimos seis años los fondos aportados a TBA se triplicaron.

La consultora toma datos de la ASAP y de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte para puntualizar que:

-Entre los años 2005 y 2011, los subsidios del Estado a los trenes pasaron de $2.411 millones a $6.837 millones medidos en moneda constante a precios del año 2011.

-Entre los años 2005 y 2010 (último dato disponible), la cantidad de asientos disponibles  en los trenes metropolitanos pasó desde 264 a 266 millones anuales.

-Entre los años 2005 y el 2011, la cantidad de gente que viajó en tren pagando su boleto cayó de 413 a 344 millones anuales.

La evidencia muestra que en el mismo período en que el monto de los subsidios, descontada la inflación, se multiplicó por 3, la inversión en cantidad y calidad del servicio —aproximada por los asientos disponibles— aumentó un mísero 1% y la gente que paga su boleto cayó un 17%. Es decir, mientras los subsidios crecen, el servicio se deteriora. Las empresas se despreocupan por cobrar boletos y por la calidad del servicio porque mucho más importante es esforzarse para capturar los subsidios.

IDESA asegura que "el Gobierno priorizó el congelamiento de la tarifa, para lo cual se concentró en distribuir discrecionalmente subsidios y relajó los controles. El resultado obvio es que las empresas concesionarias priorizaron congraciarse con los funcionarios que administran los subsidios y descuidaron la calidad y la seguridad de los servicios".

© Escrito por Carlos Forte y publicado en Tribuna de Periodistas el domingo 26 de Febrero de 2012.

Hacé clic acá para descargar el informe de IDESA:

Huérfano de futuro... De Alguna Manera...


“Empecé a morir en las cárceles de la dictadura”...

 Recién liberado. El 4 de diciembre de 1983, el autor de la nota –tercero de pie desde la derecha, con lentes– participa de una conferencia de prensa junto a sus compañeros. Denuncian los métodos de destrucción psíquica y física del penal de Rawson, donde pasaron los últimos meses.

¿Puede un hombre estar huérfano de futuro? Esa imposibilidad marcó a los prisioneros políticos que pasaban de la picana y de la privación del sueño a meses de absoluto aislamiento, sin saber qué les esperaba. Algunos imaginaron una vida paralela para mantenerse en pie.

Nací muerto. Eran los 50 y mi madre fue fumando a la sala de parto. Al salir del útero no respiraba y no lograron reanimarme. Me descartaron. Por suerte, una tía estaba terminando su residencia en el mismo hospital y pasó por el quirófano. No sé qué método heterodoxo aplicó sobre mi cuerpo sin vida, pero logró que yo llorase: los pulmones comenzaron a funcionar. En las primeras horas de vida fui tan horrible que cuando me llevaron para que mi madre me conociera, sus primeras palabras fueron: “¿Eso es mi hijo?”
 
La heterodoxia y la muerte, que fueron mis nodrizas, no me han abandonado nunca. Mi padre se suicidó cuando yo tenía 9 años y mi madre murió hace más de tres décadas. Me cuesta recordar qué se sentía ser hijo. Siento que siempre fui huérfano. Mi primer amigo del primario murió durante la epidemia de poliomielitis. Muchos de mis compañeros del secundario fueron secuestrados y asesinados en los 70. En los 80, durante la primera etapa democrática, el sida se llevó a decenas de conocidos y amantes. Ahora ya nos vamos muriendo de viejos.

Hay una experiencia que se parece a la muerte. Es la prisión. Más que la vida en la cárcel, lo mortuorio es el hecho de ir preso: significa un quiebre radical con la vida.

Ese instante es eterno. Es el momento perpetuo en el que se tiene la certeza de haber perdido, tal vez para siempre, la libertad, la dignidad, todo. Ese instante es la muerte. Literalmente. Empecé a morir en las cárceles de la dictadura, de nuevo, cuando tenía 20 años. Fui a prisión a la una de la mañana del 23 de noviembre de 1974.

Estaba haciendo el servicio militar y clandestinamente participaba en el PRT-ERP. Jamás había realizado una acción violenta, pero formaba parte de su estructura política. Un soldado de otra unidad me nombró al ser torturado. Se lo acusaba de un delito que no había cometido. Por esa comedia de equívocos terminamos en prisión ocho soldados: fuimos presos por un delito inexistente, pero en el camino nos acusaron por militar en un grupo en el que sí militábamos y que en ese momento estaba prohibido. Nos condenó un Tribunal Militar, aunque la Corte Suprema de la democracia desechó el juicio. Esas son argucias legales. Lo importante es que mi vida cambió radicalmente. En el instante en que me detuvieron, todo dejó de suceder. El tiempo, el ruido del mundo: todo se acabó.

A la medianoche vino a mi cuartel un móvil de inteligencia militar y pidió hablar con el oficial de guardia. Yo fui el encargado de acompañarlo hasta esa oficina. Inventaron una misión nocturna y me ordenaron que acompañara al oficial de inteligencia a los cuarteles de Palermo. Iba en la camioneta militar, rodeado de hombres armados que me miraban raro. Todos en un silencio absoluto. Miraba las calles como si nunca más volviera a verlas. De alguna manera extraña ya estaba aprendiendo a vivir sin vida.

Intentar dar cuenta de la cárcel es una empresa imposible. Si no lo lograron Primo Levi ni Solzhenitsyn ni Genet ni Wilde menos lograré yo dar cuenta de una experiencia que es en sí misma inefable. La gente que no estuvo presa cree que libros tan maravillosamente poéticos y trágicos como Si esto es un hombre o Diario de un ladrón dan cuenta de la vida en prisión. No es así. No llegan al núcleo candente de la experiencia. Justamente porque no hay vida en la prisión: es una forma de morir. Yo trataré apenas de dar testimonio.

Cuando llegamos a la compañía de la Policía Militar me temblaba el alma. Supe que había perdido todo y sólo me quedaba aceptarlo. Me introdujeron con violencia en un edificio que está cerca del portón de entrada.

Se me secó la garganta y no pude ni gritar. Los treinta metros del pasillo que conducía a la cámara a la que me llevaban los recorrí casi en el aire, elevado del suelo por las patadas y trompadas. Todavía no lo sabía, pero esos golpes eran las últimas caricias que me daba la vida.

De todas las torturas que padecí, la que más sufrí fue la privación total del sueño. Fue atroz y duró días. Entre sesión y sesión de picana y golpes, me tenían parado frente a una pared, las manos esposadas en la espalda (el dolor en los hombros me duró algo más de un año). 

Un soldado me apuntaba con un fusil para que no me durmiese. Los que se durmieron fueron los que custodiaban. Dos veces dispararon el fusil inconscientemente, porque tenían el arma sin seguro, para que yo supiese que al mínimo movimiento me mataban

Después de quince días, un militar uniformado (los que nos torturaban lo hacían de civil) me tomó declaración y me informó que iría detenido al penal de Magdalena. Allí permanecí los primeros seis años –un Consejo de Guerra me condenó a ocho, aunque finalmente estuve encarcelado casi diez–. Los cinco meses iniciales fueron de aislamiento total. Encerrado las 24 horas en mi celda. Solo tenía una cama, paredes descascaradas, un techo alto, un ropero casi vacío y aire para seguir respirando. Podía caminar cuatro o cinco pasos desde la puerta de la celda hasta la pared del fondo. Pasaba horas mirando la pared blanca que estaba delante de la cama. Durante años no me permitieron leer nada. Cada cosa que lograba tener era un tesoro: una cuchara oxidada, un trozo de madera, un espejito. 

A las seis de la mañana nos despertaban para que nos higienizáramos rápido y tomáramos el desayuno: un mate cocido lavadísimo. Era uno de los momentos en los que podíamos socializar entre los presos que estábamos en el pabellón. Eran unos minutos. Luego venía el cambio de guardia. 

Entre los presos políticos el sexo era algo impensable. Yo soy gay y todo el mundo lo sabía, o inmediatamente se daba cuenta. Eso en la cárcel era una doble condena . No sólo por los militares, que lo usaron algunas veces para maltratarme aún más, sino por mis compañeros: en ese entonces la gente de izquierda era militantemente homofóbica. 

Consideraban que la homosexualidad era una aberración burguesa, que debía ser extirpada con “reeducación” (un eufemismo que se usaba para definir la política de enviar a los homosexuales a campos de trabajos forzados, tal como sucedía en todo el mundo socialista). La única sexualidad progresista era la masturbación solitaria.

La vida transcurría monótona: yo aprendí cierta serenidad zen en esa nada. Ahora vivo dos vidas: la que vivo y la que imagino. Mi imaginación es del doble del tamaño de lo real. Así poblé mi soledad de historias imposibles y de razonamientos absurdos. Como no veíamos nada más que la pared blanca, se aguzaba el oído. Los ruidos desconocidos nunca anunciaban nada bueno.

Cada vez que abrían la puerta del pabellón podía suceder algo malo. A treinta años de distancia, aún soy capaz de distinguir sonidos que se producen lejos de donde estoy. En realidad nunca estábamos solos del todo. Podíamos hablarnos gritando. Así manteníamos conversaciones, jugábamos a un ajedrez mental o “hacíamos gimnasia”: yo dirigía las sesiones gimnásticas, ordenando una serie de ejercicios que, después supe, era el único que las hacía.
El penal de Magdalena queda en medio del campo. Ausencia total de todo estímulo, pared blanca, trato duro, esperanza nula: creo que lo que me permitió sobrevivir con un mínimo de lucidez fue el humor. Siempre fui capaz de reírme de mí, pero en la cárcel alcancé la maestría. Desde entonces no puedo tomarme en serio.

Con el paso del tiempo hubo varios cambios en nuestra vida cotidiana. Ansiábamos poder hablar con otro, pero en las poco frecuentes ocasiones en las que nos permitían estar fuera de la celda solían estallar los conflictos. Convivir en esa olla a presión era más difícil que soportar la soledad. 

En los dos últimos años estuve en celdas compartidas: extrañé el encierro solitario.

El infierno son los otros. La soledad me protegía de la mirada de los demás, pero compartir una celda las 24 horas con otro (u otros, como en Devoto, donde éramos 4 por celda) destruye la individualidad. 

Todo el tiempo se está ante la mirada inquisitiva. Cada pedo que me tiraba era oído y olido por mi compañero de celda. Cagábamos y meábamos ante la mirada del que compartía la celda. Nos masturbábamos de noche, en el mayor silencio posible, pero igual oíamos que el otro se masturbaba. 

Vino un gato a vivir al pabellón.

Lo llamamos Mendieta, por el perro de Inodoro Pereyra: solo le faltaba hablar. Cuando entraba a mi celda y me hacía compañía, yo era feliz.

Sí: feliz en la tumba. Jugaba con el Mendieta y reía. Era negro, inteligentísimo. Percibía todo antes de que sucediera. Aprendí mucho de él. Me pasaba horas observándolo: me volví gato. 

El Mendieta se metía dentro de mi cama para dormir. Yo me sentaba en el piso y miraba el techo, pensando. De golpe, el Mendieta salía de la cama, se desperezaba y se sentaba frente a la puerta. Dos minutos más tarde, yo oía el carro de la comida que rodaba por los pasillos del penal a cien metros del pabellón. El Mendieta me enseñó a ver las cosas antes de que sucedan.

Mientras escribo se me hace un nudo en la garganta. Me emociona recordar al Mendieta. Me emociona recordar que fui joven y no lo supe. Por el vacío de las horas muertas, la cárcel es una espera eterna. No sucede nada o lo que sucede siempre es malo. 

Estar preso en la época de Isabel Martínez y durante la dictadura era una condena a no se sabía qué.

Los relatos de Kafka vueltos realidad: sin metáfora. Había muertes en los traslados. Había muertes dentro de los penales. Sabíamos de las desapariciones. La libertad no era algo esperable.

Durar sin sentido o el sinsentido de la muerte: el día a día de mis veinte años.

En mayo de 1981 nos trasladaron a la cárcel de Caseros. Fuimos en un camión, esposados y sin ver adónde nos llevaban. Después de una hora y media de viaje olí el Riachuelo y me largué a llorar de emoción: ¡volvía a Buenos Aires! No imaginaba que el año y medio que iba a pasar en Caseros iba a ser el peor de mi vida. El sistema de Caseros era atroz.

Vivir allí ya era una tortura. El maltrato era la norma. A todo volumen pasaban una misma canción por los altoparlantes durante todo el día. No apagaban las luces a la noche: a mí me resultaba imposible dormir. 

Ante cualquier pedido médico, te trataba el psiquiatra, que recetaba las drogas más embrutecedoras. Nos obligaban a tomarlas. Era una mezcla del manicomio y el infierno. No había ni un detalle dejado al azar. Nos sacaban a recreo dos horas diarias y todos estábamos tan pálidos y ojerosos que parecíamos cadáveres. Mi madre ya había muerto y me venía a visitar un tío. El me veía así y se ponía triste. Yo lo veía así y me entristecía más.

Me salvó la Guerra de Malvinas. El día del paro de la CGT, el 30 de marzo de 1982, me llevaron al calabozo por pelear con otro preso del que me había enamorado (y al que aún recuerdo con afecto, aunque nunca más lo volví a ver). De golpe, la mañana del 2 de abril viene a buscarme el celador al calabozo y me dice que me conmutaron el castigo: “Recuperamos las Malvinas; todos estamos ahora en el mismo bando”. 

Yo creía que me estaba haciendo una broma.

Después de la derrota, a fines de agosto de 1982 sacaron a todos los presos políticos de Caseros. Casi todos fueron llevados a Rawson. A mí me trasladaron a la cárcel de La Plata, que era un mejor destino. Mi tío había visto al Papa cuando recibió a los familiares de los presos políticos.

Juan Pablo II pidió por mí ante la Junta Militar. Mi tío, como yo, era ateo militante. Más que yo, era anticlerical fanático, pero se arrodilló ante el Papa, le besó el anillo y le habló de mí. Yo no sé si hubiera sido capaz de hacer lo mismo por él.

De la Plata fui a Devoto y de allí a Rawson. Me conmutaron la condena una semana antes de que asumiera Alfonsín.

Salí en libertad el 3 de diciembre de 1983, a la una de la mañana. 

Al cruzar la puerta que daba a la calle vi el muro del cementerio de Rawson, que estaba enfrente del penal, y me acordé de mis padres muertos.

Levanté los ojos y vi las estrellas.

Hacía 10 años que no las veía. La vida volvía a latir en mí, como si me hubieran descongelado. Al ingresar a la cárcel aún tenía 20 años y salí en libertad una semana después de cumplir los 30. En ese momento, de cada tres horas que había vivido, casi una hora había estado preso.

© Escrito por Daniel Molina, Periodista y crítico cultural y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 3 de Marzo de 2012.

Mandatos y traiciones... De Alguna Manera...

Mandatos y traiciones...


Es curioso cómo pesa el origen. De a ratos sentimos que no somos libres sino que estamos “predestinados a”: a una profesión, a un rol en la familia, a una pátina de humor o de alta seriedad, a una estética corporal. En una época que predica el valor del camino propio, de ser uno y no lo que otros quieren, las rupturas aún provocan desvelos.

Quizás la idea de lo finito –la muerte, para ser más directos– tenga algo que ver. En la lógica extraña de la naturaleza, hay una sensación de que uno sigue vivo –un poquito– si logró diseñar un mundo que le perdure. Con los hijos, claro, pero también con los amigos o con lo que uno construyó, desde una casa a un libro. Y en ese mapa, los otros a veces son piezas que movemos para asegurarnos el proyecto.

Las genealogías no sólo se asocian a familias tradicionales. También a mandatos y a traiciones que están presentes en todos los niveles y que no respetan una orientación única pero sí trazan caminos. Un mecánico pelea para que su hijo estudie ingeniería. O al contrario, lo incentiva a quedarse con su propio taller con la idea de que ese es su lugar. Algo así como un resabio de la Edad Media : Dios nos puso en este rol, no lo debemos abandonar.

Pero luego está la necesidad y los gustos de cada uno. Conozco a muchos con dinero que terminan perdidos en una pieza en París , que jamás habitarían en la Argentina, felices del anonimato. Sin rumbo, pero sin presiones. Otros que no tienen un peso marchan hacia el Sur –nuestra imagen de tierra sin cepo , del espacio en el que uno puede convertirse en alguien diferente– para emprender un camino con significado idéntico.

La familia cobija, pero la familia también resuena como tierra de fidelidad. Atreverse a conjugar el origen con l a exploración personal, con el formar la propia genealogía e iniciar de nuevo la cadena, se intuye como una tarea endiabladamente compleja. ¿Será por eso de que los frenos intangibles son los que más cuestan destrabar?

© Escrito por Daniel Ulanovsky Sack y publicado en el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 25 de Febrero de 2012.

Autodeterminación de los Kelpers... De Alguna Manera...

Una posición que coincide con la del Reino Unido...

 
No se trata de emitir juicios sobre las personas que se han pronunciado a favor de la autodeterminación de los kelpers. Hay entre ellas mujeres y hombres con una buena formación que han contribuido con sus escritos a comprender nuestra realidad.

Mi opinión es sobre la posición que se ha conocido en declaraciones de algunos de los miembros de este grupo. Defienden la autodeterminación de los kelpers. Esa posición coincide con la del Reino Unido, que ha hecho lo imposible para tratar de imponerla.

La Argentina ha sostenido el respeto por los estilos de vida de los kelpers, tal como aparece en la primera disposición transitoria de nuestra Constitución: “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional.

La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.

La Resolución 1514 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 1960, es el texto básico donde se estableció la aplicación del principio de autodeterminación como el criterio que debía regir el proceso de descolonización. Sin embargo, ubicó el principio de integridad territorial con una jerarquía superior: la autodeterminación no debe vulnerar la integridad del territorio.

Hay dos principios que guían la descolonización; para el caso de Malvinas, la comunidad internacional ha expresado de forma ampliamente mayoritaria que es la integridad del territorio el que se aplica, no el de autodeterminación. Los autores de la declaración deberían conocer esto, es el ABC del tema.

En el año 1986, cuando se debatía en la Asamblea General la resolución sobre Malvinas, la delegación británica inteligentemente introdujo una breve enmienda al texto. En esa enmienda se sostenía que el contenido de la resolución se aplicaba respetando el principio de autodeterminación. Fue un momento extremadamente difícil para nuestra delegación.

Las enmiendas se votan antes que el texto originario y la mayoría de los países presentes habían logrado su independencia gracias a aquel principio. Era, por lo tanto, relativamente sencillo que los británicos lograran la mayoría en la votación. Un desastre para nuestra posición.

Sin embargo, ganamos la votación con el apoyo activo de muchos de los países que habían alcanzado su independencia con la aplicación del principio de autodeterminación. Votaron con nosotros e hicieron campaña a nuestro lado. Por segunda vez la Asamblea General sostenía la no aplicación del principio para el caso de las Islas Malvinas.

La defensa de la autodeterminación equivale a decir que renunciamos a las Islas. Ni más ni menos. Quienes sostienen la idea, deberían decirlo así. Están en su derecho. Tenemos derecho a decir lo que pensamos y la obligación de decirlo claramente, sobre todo cuando se trata de cuestiones serias.
Es útil que todos entiendan lo que uno quiere decir. En este caso es sencillo: se trata de dar un paso más allá en la política que aplicó el presidente Menem entre 1989 y 1999. Eso lo entienden todos.

Quienes pensamos distinto, quienes nos opusimos a la guerra durante la guerra y luego defendimos nuestra posición en la medida de nuestras posibilidades, pensamos que en esta cuestión no se trata de defender un trozo de tierra, perdido en el Atlántico Sur.

Creemos que hay que cuidar las cosas que nos unen. Tratamos de recuperar una parte de nuestro territorio, es decir una parte de nuestra nación. Más que lo que son, las Islas importan por lo que representan.

© Escrito por Dante Caputo y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 25 de Febrero de 2012. 



Es por plata... De Alguna Manera...

Relato fisurado...

 Vía muerta. Secretario Schiavi. Dibujo: Pablo Temes.

Detrás de discursos épicos, la triste realidad. Trenes trágicos, ofensiva anti-ex-aliados y silencio oficial.

Es por plata. No es por cuestiones personales ni por ideología. Las cajas están vacías y ya no hay quien pague la fiesta del consumo. Un dato duro: en 2005, los subsidios a los servicios públicos eran de $ 3.500 millones. Hoy se multiplicaron por veinte y llegan a la friolera de 75 mil millones. Otro: el año pasado se fugaron US$ 23 mil millones. En 2009, apareció el primer semáforo en rojo pero se apeló a los fondos de las AFJP. Tuvieron que disfrazar de epopeya heroica la cara de hereje de la necesidad. Ahora hacen lo mismo con la minería a cielo abierto. Al Gobierno no le importa demasiado si contamina o no. Es casi la única actividad, además de la soja, que todavía sigue trayendo dólares. No quieren combatirla. Para salir a endeudarse deberían pagar una tasa altísima cercana al 10%, como hizo Mauricio Macri.

Esta es la madre de todas las batallas contra los empresarios que hasta ayer eran socios del Gobierno. Esto es lo que explica los bruscos volantazos de Cristina que dinamitan la burguesía nacional y que dejan colgados del pincel, desorientados, a los escribas a sueldo del poder. No saben para qué lado correr ni a quién defender o atacar. Antes era más fácil: Néstor vive y Clarín miente. Pero ahora no terminan de dilucidar cuál es la verdadera CFK. Por eso, en los arrabales del kirchnerismo aparecen las fisuras del relato.

Hebe de Bonafini caracterizó como “pelotudo” a Juan Pablo Schiavi y algunos se quedaron con la anécdota del insulto. Fue mucho más a fondo: “No sé si podrá dormir tranquilo o mirarse al espejo”. Y se preguntó: “¿Qué hace con los 3 millones por día que le dan?”, sin que todavía ni ella ni Sergio Schoklender hayan respondido sobre los 750 millones de la pesadilla de los sueños que compartieron. Lo más inexplicable fue cuando Bonafini confesó que “Schiavi y Jaime dan vergüenza”. 

Luis D’Elía fue en el mismo sentido: “Me gustaría que le sacaran la concesión a Cirigliano y ver preso a Jaime”. Fin del espacio destituyente. ¿No saben acaso que Schiavi fue designado por Cristina y que Cirigliano era hasta ayer uno de los mejores compañeros de ruta? ¿Ricardo Jaime preso? Sería una tragedia para el proyecto nacional y popular porque Jaime fue la mano derecha de Kirchner. El hombre que entraba a Olivos sin golpear porque siempre tenía las manos ocupadas. El señor de los negocios. Hebe y D’Elía están jugando con fuego. 

Contradicciones flagrantes que muchos cuadros políticos ocultan. Un diario oficialista publicó que el grupo Cirigliano utilizaba los subsidios del Estado para comprar dólares y participar en la timba financiera. Son los mismos que hasta hace poco hablaban maravillas de Claudio Cirigliano del brazo de Cristina en sus viajes al exterior o colaborando con el combate mediático fabricando los conversores para la TV Digital.

Idéntica encrucijada se les presenta con cada piedra del camino. ¿Está bien acusar a los docentes de tener “una actitud extorsionadora o cometer una salvajada”, como hizo el ministro Alberto Sileoni, o lo que corresponde a la moral revolucionaria es respaldar a los trabajadores de la educación que apenas reclaman un sueldo mínimo que es menos del 10% de lo que gana un diputado o un senador nacional? Amado Boudou y Julián Domínguez nunca sabrán el daño que le hicieron a la paritaria docente cuando impulsaron la megadieta a cielo abierto en el Parlamento.

La maquinaria estatal y paraestatal de propaganda no sabe dónde pararse. ¿Y vos, chabón, de qué lado estás?, se preguntan por Jorge Brito, Sebastián Esquenazi, Cristiano Ratazzi y hasta la familia Werthein.

El dueño de Macro fue un menemista y conspirador en el origen, según lo denunció el matrimonio presidencial en lo de Mirtha Legrand. Después, un aliado incondicional. Y ahora Guillermo Moreno lo acusa en todos lados de ser el responsable de la “corrida contra el dólar” que todavía no han dominado porque el nivel de transacciones es muy bajo.

Resulta muy revelador escuchar nuevamente los antiguos elogios de Cristina hacia los Esquenazi, su capacidad emprendedora y su vocación por invertir. Eso pasó hace apenas cuatro meses y hoy YPF es blanco de un ataque cotidiano. En el piquete de funcionarios que Axel Kicillof y Daniel Cámeron encabezaron en la reunión de directorio donde estaba Antonio Brufau, sólo faltaron Moreno y sus guantes de boxeo. La infantería de los periodistas militantes y una escribana acompañaron la provocación. ¿Preparan el terreno para una estatización? No tienen fondos para hacerlo, pero el experto privatizador del menemismo y asesor del oficialismo, Roberto Dromi, está buscando los caminos. ¿Tal vez una intervención? Cristina podría anunciarla en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso, el mismo lugar en el que Oscar Parrilli fue miembro informante para la privatización de YPF allá lejos, cuando todos eran “peroneoliberales”. Pragmatismo a repetición.

Ni qué hablar de las barbaridades que el Gobierno dice del capo de Fiat o de la mezquindad concentradora que Julio De Vido le atribuyó a Telecom, que ganó $ 2.422 millones en 2011 y donde el grupo Werthein tiene el 32% de las acciones. ¿Estos empresarios son víctimas o victimarios del Gobierno? ¿Se derrumbó esa burguesía nacional soñada por Néstor?
Son muchos y graves los problemas que tienen al oficialismo a la defensiva y corriendo detrás de los acontecimientos. Han convertido a Cristina en invisible y a Amado Boudou en mudo. No han dicho una palabra de la apropiación sin expropiación de la ex Ciccone.

El horroroso siniestro ferroviario con sus 51 muertos funcionó como catalizador. El twit mas terrible dijo: “Tuvieron tiempo para frenar ese tren. Tuvieron ocho años”. Ojalá esa Argentina sin frenos ni controles que se estrelló en Once no haya funcionado como una metáfora premonitoria. La muerte masiva de trabajadores y la crisis del transporte popular siempre jaquean a los gobiernos porque indignan a las mayorías. Lo padeció Michelle Bachellet, cuando intentó hacer una reforma en Santiago. Cayó 23 puntos de imagen positiva en un año. El talento de la chilena le permitió recuperarse y retirarse con 88% de aceptación.

Roberto Lavagna fue quien popularizó la definición de “capitalismo de amigos” (crony capitalism, según The Economist) para dejar en evidencia el flanco débil del modelo. Hay algo peor que aquel capitalismo de amigos. Este capitalismo de enemigos.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 25 de Febrero de 2012.


Carta de Jorge a Amado... De Alguna Manera...

La carta abierta de Lanata a Boudou... 
 
   El vicepresidente, Amado Boudou, cuestionado por Jorge Lanata. Foto: Télam

El periodista salió a responderle al Vicepresidente quien hizo declaraciones en el programa 678 sobre las acusaciones que lo involucran en contratos millonarios.

Una investigación realizada por el periodista en su programa de Radio Mitre sobre supuestas irregularidades del Vicepresidente Amado Boudou, generó una serie de declaraciones cruzadas. Ayer en el progama 678, el titular del Senado esbozo una serie de explicaciones, a las cuales el periodista le responde a travès de esta carta.

Sr. Vicepresidente de la Nación, Amado Boudou:

Anoche en el programa oficialista 678 del canal del Estado usted dijo que la denuncia sobre Ciccone era mentira y que usted dijo que no iba a responderla porque no quiere La Nación, Clarín y Perfil manejen la agenda.

Sr. Vicepresidente, viendo el programa era fácil entender por qué usted había elegido responder ahí. Después de más de una semana de silencio oficial usted estaba reunido de periodistas comprados.

Sólo le hicieron dos preguntas la introductoria al tema y al final una chica gordita vestida de oscuro le pregunto porque usted pensaba que el tema se había judicializado. Algo así como preguntarle: por qué tanta injusticia con un héroe de la patria como usted. Gran pregunta hizo la gordita.

Sr. Vicepresidente el que miente es usted. Mintió antes y miente ahora. Lo único que explica su silencio anterior es su complicidad con el hecho y su turbación frente a la denuncia.

Ya que usted habló de periodismo y solo estaba rodeado por analfabetos, me permito hablarle yo de periodismo que hace 37 años que lo ejerzo. La columna de oportunistas que lo rodeaba evito preguntarle, por ejemplo:

¿Cuál es su relación con Vanderbroele?

¿Por qué la AFIP pidió la quiebra de Ciccone y luego la misma AFIP pidió levantarla?

¿Fue casualidad que Moreno observara conductas monopólicas en Boldt y esas denuncias terminaran otra vez en Ciccone?

¿Por qué instruyó a la casa de la moneda para que actuara sin licitación en el contrato de impresión de billetes del año próximo?

¿Sabía usted que Vanderbroele está relacionado con Núñez Carmona, uno de sus socios reconocidos en su declaración jurada?

¿Conoce usted con el fiscal cuenta con diálogos entre Vanderbroele y su entonces esposa en los que se habla de negociados y coimas con Boudou?

¿Es usted ese Boudou el que se menciona en la conversación?

El silencio de los chicos que lo rodeaban ratifica su oportunismo y quizás los convierta tan cómplices de un delito como usted. Dijo usted que confía en la justicia. Hace bien. Jaime también confía y confía De Vido y confían los Kirchner y todos confían que el sorteo llegue a Oyarbide o algún otro juez venal con miedo que perjudique su ascenso lo enfrenten a juicio político en el Consejo de la Magistratura o nunca lo saquen de su condición de subrogante.

Sr. Vicepresidente se equivoca en dos cosas: en mentir a sabiendas y en creer que el poder dura para siempre.

Con la consideración de su embestidura y sin ningún respeto personal.

Lo saluda, Jorge Lanata.

© Escrito por Jorge Lanata y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 2 de Marzo de 2012.


viernes, 2 de marzo de 2012

Pepín Cascarón...

Pepín Cascarón...

 

Recuerdos, apenas unos recuerdos. Y una pregunta: ¿cómo puede ser que una revista infantil de la que sólo salieron 16 números, en 1960, haya quedado grabada a fuego en mi memoria y la de unos pocos amigos, que en esos tiempos no teníamos ni cinco años? 

Años, muchos años más tarde, ya convertido en un coleccionista de antiguas publicaciones y con una biblioteca de ocho mil volúmenes, la mayoría de los cuales fueron comprados en las "librerías de viejo" de las avenidas Corrientes y de la Avenida de Mayo, me enteré que mi admirado Dante Quinterno era el autor de Pepín y compañía, ya que la revista mensual también contenía cuentos, juegos, acertijos, pasatiempos manuales, dibujos para colorear y otras linduras que fueron más fuertes que el olvido. 

Un detalle para considerar es que Pepín Cascarón tenía mucho de Humpty Dumpty, el personaje de Lewis Carroll en "Alicia en el país de las maravillas". Pero esto es apenas una referencia al paso.

 


La plata de Boudou... De Alguna Manera...

Lluvia de billetes "100 Boudues" en el Congreso...

 Panfletos distribuidos durante la sesión de apertura del Congreso. Foto: Perfil.com

El Parlamento recibió una catarata de panfletos con el rostro del vice y la leyenda "Boudou Miente".

Tras la apertura de la Asamblea Legislativa, durante esta mañana en el Congreso Nacional, el vicepresidente Amado Boudou se sorprendió al ver panfletos y carteles con su nombre y rostro que llovían dentro y fuera del edificio parlamentario.

"Boudou Miente", suscribía el primero de los panfletos distribuidos durante la apertura de la 130ª sesiones ordinarias. Pero la creatividad no sólo llegó a lo textual, dado que luego comenzaron a verse los "boudúes", una serie de billetes -falsos naturalmente-, con el rostro del vicepresidente.

La chicana gráfica se produce tras las acusaciones de tráfico de influencias en torno a su figura a las concesiones con la empresa Ciccone Calcográfica.

Minutos previos a la inauguración parlamentaria, Amado Boudou reiteró que "es una gran mentira" el llamado 'caso Ciccone', por el cual está siendo investigado en la Justicia y acusó al diario Clarín de buscar "que este Gobierno se caiga" con esa noticia. En una entrevista con radio La Red, el periodista Jorge Rial preguntó entonces si cree que Clarín "¿es golpista?", a lo que el titular del Senado respondió: "Lo ha hecho explicito en mas de una oportunidad. Está en contra de las instituciones".

Después de haber guardado silencio durante un par de semanas, mientras el caso judicial avanzaba, Boudou negó conocer personalmente a Alejandro Vandenbroele, director de la Compañía de Valores Sudamericanos S.A. (CVA), que tomó el control de la ex Ciccone Calcográfica, y sostuvo que la supuesta vinculación de ambos "es un pequeño invento".

© Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueves 1º de Marzo de 2012.