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domingo, 26 de junio de 2016

Campañas: Usos del caso López… @dealgunamanera...

Campañas: Usos del caso López…


El caso López es un capítulo más de la saga destinada a desacreditar la gestión kirchnerista en general e intentar dañar la imagen de la presidenta Cristina Kirchner. Es particularmente espectacular, y el componente narrativo en especial, su impacto en medios masivos, resulta muy eficaz para desplazar la agenda de opinión pública hacia costados menos comprometidos para el oficialismo que la aceleración de la crisis socioeconómica que ya asume una magnitud inimaginable para sólo seis meses de gobierno.

© Escrito por Artemio López, Director de Consultora Equis, el viernes 24/06/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Caída de 2 puntos del PBI, inflación por sobre el 43%, salarios convencionales pactados a la baja en torno al 30% anual y 250 mil nuevos desempleados con un aumento inédito de la pobreza, que sumó 1,7 millones de nuevos pobres sólo en el Gran Buenos Aires, pasando del 22% en diciembre al 35,5% en abril de 2016.

Según la actualización de abril del relevamiento de pobreza del Instituto Germani de la UBA, oportunamente publicado en Perfil, si se toma como población de referencia el GBA (Conurbano más CABA), en valores cercanos a 12,8 millones de personas, entre diciembre y finales de abril las personas en situación de pobreza pasaron de 2.816.000 a 4.544.000. Y las que viven en la indigencia aumentaron de 752 mil personas a 985.600, un crecimiento sin antecedentes en sólo seis meses para ambas carencias.

Adicionalmente, el estudio de la UBA muestra que al 35,5% de pobres debe adicionarse otro 13% de población que, superando la línea de pobreza, no logra duplicar su valor con los ingresos totales del hogar, colocándose en situación de vulnerabilidad, donde cualquier circunstancia de pérdida de empleo, horas extras, changas o aumento de precios sin correlato en mejoras de ingresos desliza el hogar por debajo del umbral de la pobreza. 

En paralelo a este deterioro de indicadores sociales, la valorización financiera marca la etapa con gran intensidad y el endeudamiento ya supera los 23 mil millones de dólares. Deuda improductiva, contraída para pagar deuda o gastos corrientes tras el notable impacto del vergonzoso pago a los buitres y el desfinanciamiento estatal que produjo la actual gestión neoliberal con su política de Hood Robin: darles a los ricos –quita o reducción de impuestos y retenciones, quita o reducción de las restricciones a la compra y fuga de dólares– para sacarles a los pobres –actualizaciones de asignación universal, jubilaciones, pensiones a la mitad de la inflación, despidos masivos, tasas por la nubes, para imposibilitar el acceso al crédito–.

Estos son sólo algunos de los indicadores que muestran la profundidad de la crisis en desarrollo que se pretende desplazar a un segundo plano, dando centralidad a casos lamentables pero estructuralmente poco significativos como el de José López, con éxito contundente en los primeros días de instalación pero acotado en el tiempo.

En este sentido, en lo inmediato en el sistema político en general, el episodio López atenúa las críticas al modelo socioeconómico y las desplaza al terreno de la “lucha contra la corrupción”, o sea al campo de la lucha contra aquello que los medios oficialistas instalan como “corrupción”, a lo que luego los jueces oficialistas dan, a como dé lugar, cierto formato judicial.

Finalmente, al interior del kirchnerismo, el impacto del caso López produjo efectos de perplejidad, sobre todo en sus referentes más sensibles, efecto de desaliento oportunamente agigantado por los medios oficialistas, que inicialmente quita volumen y sistematicidad a la principal fuerza opositora para ejercer la crítica absoluta al impiadoso ajuste neoliberal que despliega el gobierno de Cambiemos.

Ajuste salvaje que ha producido el más grave daño social en menor tiempo en un proceso inédito al menos desde la recuperación democrática, sin que ningún alma sensible neoliberal haya mostrado hasta el momento congoja alguna ni el más mínimo arrepentimiento.

La salida a estos dilemas en el universo kirchnerista se conoce: afirmar la identidad especialmente en momentos en que las condiciones de esta afirmación son desfavorables pero no por ello menos productivas política, programática y finalmente, no caben dudas, también lo será electoralmente. O sea, nunca menos, estimados lectores de Perfil.


sábado, 14 de marzo de 2015

Resiliencia K… De Alguna Manera...

Resiliencia K… (*)

La presidenta otra vez revierte la pérdida de aprobación. Foto: Cedoc Perfil

Cristina perdió 10 puntos de aprobación por Nisman pero los va recuperando desde su discurso del 1-M. 

La muerte de Nisman le hizo perder a Cristina Kirchner casi diez puntos de aprobación, pero a partir de su maratónico discurso de más de tres horas y media en la inauguración del año legislativo en el Congreso, el 1º de marzo pasado, comenzó a subir de nuevo y en algunas encuestas hasta un punto por día.

Los analistas no lo pueden comprender: cada vez que se precipita un evento muy negativo para su gobierno (Boudou, Báez, salto devaluatorio, holdouts, Hotesur, ahora Nisman), parece comenzar su irreversible declive, pero al poco tiempo ella logra regenerarse. Ante la repetición de cada crisis, se presume que “ahora sí” no se recupera más y se encamina inexorablemente hacia el rechazo generalizado, pero su resiliencia desafía una y otra vez los pronósticos.

Cristina perdió 10 puntos de aprobación por Nisman pero tras su discurso del 1-M sube un punto por día

Ella comparte con Scioli la capacidad de desorientar a los encuestadores, porque se ven poco afectados por situaciones que a otros políticos los pasarían a retiro. Y hay quienes piensan que si Cristina quisiera realmente ganarle a la oposición y estuviera dispuesta a comerse el sapo de disimular mientras el PJ elaborara un acuerdo amplio que incluyera a Massa como gobernador de la provincia de Buenos Aires y a Scioli como presidente, la oposición podría perder. Hay encuestas en el PRO que indican que, aun con un acuerdo institucional con el radicalismo, en un eventual ballottage contra un Scioli que tuviera a Massa en la provincia y a Cristina apoyando, Macri perdería por cinco puntos.

No parece una alternativa muy posible pero quienes no la descartan argumentan que si Massa se quedara sin aliados a nivel nacional y Macri absorbiera la mayoría del voto opositor, parte del voto peronista de Massa podría ir para Scioli sin grandes traumatismos.

Pero aun ganando la oposición, les queda el temor de una Cristina que se presente para diputada y desde el Congreso conduzca la oposición con una eventual primera minoría parlamentaria.

Hipótesis del futuro de Cristina hay para todos los gustos: en Santa Cruz también se rumorea que podría ser la próxima gobernadora e instalarse en Río Gallegos, pasando los fines de semana en su casa de El Calafate, contigua al más lujoso de sus hoteles, Los Sauces. Pero en El Calafate se imaginan más a Cristina viviendo en Nueva York que cerca de los glaciares.

Lo lógico sería que residiera en Buenos Aires y, si finalmente optara por ser sólo parlamentaria del Parlasur, fuera un día por mes a Montevideo, donde funcionará su sede. Pero resulta extraño que alguien que se esté por mudar dentro de poco más de nueve meses no haya comenzado la adecuación del lugar donde irá a vivir. Y sospechan que algo en secreto se pueda estar preparando.

En cualquier caso, sorprende que después de ocho años de presidencia y doce años en el poder siga contando con una fidelidad que oscila entre el 20% y el 30% de la población. El mismo fenómeno, ampliado, es Scioli, quien también acumula ocho años de gobernador y doce con sus cuatro de vicepresidencia. “Ser de teflón”, inalterable a las modificaciones del ambiente, es el carácter distintivo de Scioli. Pero en cierto sentido parece también –aunque más parcialmente– ser un atributo compartido con Cristina Kirchner.

Más explicable es en el caso de Scioli, porque la adaptabilidad es un recurso fundamental para quien se dedica a deportes extremos, como en esos realities de supervivencia en lugares inhóspitos. Pero más raro en el caso de una abogada, como la Presidenta.

Analistas del discurso explican que durante las más de tres horas y media que habló en el Congreso la Presidenta cometió varios errores, con las cifras, con las formas y hasta con algunos conceptos, pero que la mayoría de los votantes tiene escaso interés por la política y una aun menor formación, por lo que la ponderación de la actuación de la Presidenta está más influida por “el cómo” que por “el qué”. En términos de Paul Watzlawick, autor de Teoría pragmática de la comunicación humana, la enorme mayoría de las personas coloca en los mensajes mucho más importancia al aspecto relacional que al del contenido.

Cristina Kirchner, al hablar durante más de tres horas y media, manteniendo una sintaxis encadenada y prácticamente sin leer, transmitió la energía y la pasión de lo que llaman “un cuerpo sincero”. Por el contrario, cuando Macri aparece abrazando a una persona carenciada a quien su gestión le solucionó algún problema, no luce como “un cuerpo sincero”, transmitiendo cierta incomodidad con la situación, mientras que a muchos peronistas se los nota a gusto en esas circunstancias.

Abusando de la simplificación de la pragmática Escuela de Palo Alto, Cristina Kirchner produce empatía a nivel metacomunicacional y no a nivel del contenido. Lo mismo sucede con Scioli, escaso siempre en la espesura de sus contenidos pero desbordante a nivel relacional.

Esa capacidad de reversión, de dar vuelta lo negativo y resurgir, es compartida por Cristina y Scioli a pesar de provenir de escuelas políticas casi opuestas.

Ella y Scioli comparten la misma capacidad regenerativa frente a la adversidad: siempre lucen como víctimas

La técnica que utiliza la Presidenta para volver a crecer después de la muerte de Nisman es repetida: colocarse en papel de víctima que tiene el aguante suficiente para reponerse y salir airosa una y otra vez de cada crisis. La palabra crisis comparte con la palabra Cristina cinco de sus seis letras. Scioli, al poner una y otra vez la otra mejilla, también asume el papel de víctima que supera la adversidad. Aunque todo el mundo los vea muy distintos en las apariencias, quizás hay elementos en común en la construcción metacomunicacional de ambos.

(*) Resiliencia es la capacidad para afrontar la adversidad y lograr adaptarse bien ante las tragedias, los traumas, las amenazas o el estrés severo.

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© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 14/03/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



viernes, 10 de octubre de 2014

La ofuscación democrática... De Alguna Manera...


La ofuscación democrática...


Si no se entiende cuál es la legalidad democrática, mal se comprende la gravedad de los dichos y los hechos recientes en relación a la libertad de expresión.

“No queremos intermediarios”, dice la Presidente Cristina Kirchner, lo que es su confesión sobre el desprecio al sistema democrático, ya que los medios son los que gestionan de manera privada el valor simbólico de la libertad de expresión, consagrado por el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el artículo 14 de nuestra Constitución Nacional y todos los Tratados Internacionales de Derechos Humanos que entre nosotros tienen jerarquía constitucional desde la reforma de 1994. La prensa es inherente al sistema democrático. Los medios, como bien dice su nombre, son los que median entre la información del Estado y la ciudadanía. De modo que decir “no queremos intermediarios” se debe entender como “NO quiero democracia”.

Cuando el Jefe de Gabinete acusa a un grupo privado de atentar contra la libertad de expresión ignora que el único que puede violar los Derechos Humanos es el Estado, que es quien debe consagrarlos. Y la libertad de expresión es el corazón de los Derechos Humanos. Igualmente, el funcionario confunde a la información, como derecho ciudadano, con la información pública, que es la obligación de los funcionarios en el sistema democrático, definido por la transparencia.

La ofuscación surge de confundir prensa con propaganda, información como derecho con mercancía o publicidad. Los gobernantes deben informar sobre los actos de gobierno, no hacer propaganda personal. Menos aún convertirse en medios de propaganda de un gobierno. Sobre todo cuando los gobiernos utilizan a los medios públicos para hacer adoctrinamiento. No educación para la ciudadanía y la libertad. A los medios se les debe exigir responsabilidad. No hacerlos desaparecer.

Los medios públicos, como los privados, son los que gestionan el valor universal de la libertad de expresión. Nadie puede ser censurado previamente porque se admite la responsabilidad ulterior. Pero la función social de los medios públicos no es la lógica comercial sino la promoción y garantía de los Derechos Humanos. Si la audiencia se mide para las empresas de publicidad, ¿para qué quiere el Estado una medidora de audiencia?

La ofuscación democrática mayor es la subestimación de la ciudadanía, que elige los diarios que lee, las radios que escucha o los programas que ve. De modo que se confunde democracia con lo que se ha configurado: un régimen autoritario, antidemocrático. Por eso la ofuscación que vivimos los argentinos al constatar cómo el gobierno, que se jacta de los Derechos Humanos, los viola desde lo más alto de su magistratura.

© Escrito por la Senadora Nacional por la Provincia de Córdoba, Norma Morandini el Viernes 10/10/2014 y publicado por http://www.normamorandini.com.ar