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domingo, 27 de diciembre de 2015

Los políticos que no sabían perder… @dealgunamanera...

Los políticos que no sabían perder… 


Horas después de perder las elecciones en el Reino Unido, manteniendo un 31% del apoyo del electorado, Ed Miliband anunció el pasado mes de mayo su dimisión como líder laborista al asumir la «absoluta y total» responsabilidad del resultado. Horas después de perder las elecciones en España, con un 22% de apoyo en el peor resultado del PSOE en unas elecciones generales, Pedro Sánchez anunció... que había «hecho historia». Sabido es que la victoria tiene numerosos padres y la derrota vive en la orfandad, que recordaba John F. Kennedy. Pero, ¿conocen otro país donde los fracasos electorales se disfrazan de éxitos con tanto desparpajo como en España?

© Publicado el domingo 27/12/2015 por el Diario el Mundo de la Ciudad de Madrid, España.

Nuestros candidatos se toman los batacazos electorales sin ninguna deportividad o intención de asumir responsabilidades. Cero autocrítica. Ninguna renovación. Ganen o pierdan, saben que su futuro no depende tanto de la opinión de los votantes como de las intrigas y alianzas de partido. Sólo así se entiende que Sánchez trate de aferrarse a su liderazgo al frente del partido e incluso se postule para presidente de un país donde ocho de cada 10 votantes se decantaron por otra opción. Alegar que el nuestro es un sistema parlamentario, y que todas las combinaciones son igualmente legítimas, no añade coherencia a una ambición personal que debió morir la misma noche electoral.

«Nuestros candidatos se toman los batacazos electorales sin ninguna deportividad»

Y, sin embargo, estamos en España, así que no descarten que Sánchez se salga con la suya y aguante el chaparrón. Ya lo hizo en una situación similar su gran rival, Mariano Rajoy, manteniéndose al frente del PP tras su segunda derrota frente a Zapatero en 2008, prueba de que nuestros políticos se toman con excesiva literalidad la cita de Beckett: «No importa. Inténtalo otra vez. Falla otra vez. Falla mejor».

España se ha metido en un buen lío tras el 20D y se encuentra con que la solución pasa por políticos que no saben perder y a los que tampoco se les da bien dialogar entre ellos, por eso de la falta de costumbre. Lo mínimo que se les puede exigir es que, esta vez, hagan el esfuerzo. Si desde este periódico defendemos un acuerdo entre los tres principales partidos constitucionalistas no es sólo porque las alternativas nos parezcan peores -¿puede el Gobierno de un país depender de partidos que abiertamente abogan por su ruptura?-, sino porque ese gran pacto supondría una magnífica oportunidad para fijar al fin la agenda reformista que necesita España.

No hablamos simplemente de investir a Rajoy en aras de la estabilidad para entregarle un cheque en blanco que le permita volver a gobernar con la falta de consenso y la desconexión con la calle de esta última legislatura. De lo que se trata es de que PP, PSOE y Ciudadanos lleguen a un acuerdo con reformas concretas que recojan lo mejor de sus programas electorales, una política de consenso frente al desafío independentista, medidas económicas que eviten una recaída de la crisis y esa regeneración que el (ex) bipartidismo resistió con tanta terquedad como falta de visión, y si no que se lo digan a los cinco millones de votantes que lo han abandonado.

«Si fuera un obstáculo para un pacto, Rajoy debería tener grandeza para apartarse»

El pacto tendría que incluir una batería de medidas contra la corrupción, un acuerdo nacional por la Educación, el reforzamiento de la independencia de la Justicia y de los medios de comunicación públicos, una nueva ley electoral que repare las injusticias de la actual y la reforma de instituciones que han sido contaminadas por el clientelismo de la clase política. ¿No es ése, acaso, el mensaje que ha enviado el electorado?

Por supuesto, Rajoy no cree que nada de esto sea necesario o habría liderado él mismo esas reformas en los cuatros años en los que ha tenido mayoría absoluta. Pero ocurre que los números son tozudos y las empresas de mudanza han empezado a dejar folletos con ofertas en el buzón de Moncloa.

El presidente no tiene otra salida que tomar la iniciativa y ofrecer ese gran acuerdo por una Segunda Transición, por mucho que la guerra interna en el PSOE lo haga complicado. Y llegado el momento, si el propio Rajoy fuera un obstáculo para lograrlo, debería tener la grandeza de apartarse a un lado y dejar que sea otro líder, dentro del proceso de renovación pendiente en el PP, quien lo intente. Porque ni él, ni mucho menos Pedro Sánchez, son imprescindibles en esta nueva etapa política donde se ha puesto más difícil hacer pasar las derrotas por victorias.


lunes, 7 de diciembre de 2015

¿Hacia dónde irá ahora Venezuela?... @dealgunamanera...

¿Hacia dónde irá ahora Venezuela?...

Venezolanos celebran la victoria de la oposición en las elecciones legislativas de Venezuela. Foto: Luis Robayo - AFP

Tras la derrota del chavismo en las parlamentarias, la oposición podría lograr una amnistía para los presos políticos

La coalición opositora Mesa de Unidad Democrática ha logrado una histórica victoria contra el chavismo en las elecciones parlamentarias celebradas este domingo en Venezuela. La oposición se ha hecho con 99 escaños frente a los 46 de Nicolás Maduro, líder del Partido Socialista Unido de Venezuela, el gran perdedor de la noche. Pero, ¿qué cambios puede haber en Venezuela tras la primera derrota del chavismo en 17 años?

Para empezar, Maduro seguirá en el poder hasta 2019, aun así, ha perdido la mayoría en el Parlamento, que está compuesto por 167 escaños. Los opositores a Maduro necesitan 12 escaños más para lograr una mayoría calificada, algo que algunas fuentes opositoras creen que será posible alcanzar una vez haya finalizado el recuento total de votos, informa AP.

Probablemente la oposición usará esta victoria en las parlamentarias para aprobar una amnistía para decenas de opositores encarcelados durante las protestas del año pasado entre los que se encuentran dos de sus principales líderes, Leopoldo López y Antonio Ledezma. Algunos opositores de la línea dura han prometido forzar un referéndum revocatorio contra Maduro para que su mandato acabe lo antes posible, aunque de momento no tienen los apoyos suficientes.

Pero frenar a Maduro, que asumió la presidencia después de la muerte de Chávez en 2013, va a ser difícil. El control casi absoluto de Maduro de otras ramas del poder del Estado como la Corte Suprema significa que podrá arreglárselas fácilmente pese a tener un Congreso hostil. Algunos expertos especulan con que los legisladores salientes podrían aprobar en el último momento una ley para otorgar a Maduro poderes de decreto especiales para poder así aprobar leyes sin el beneplácito del Congreso, que no se renovará hasta enero.

La oposición lo tendrá mucho más fácil si logran una supermayoría de más de 112 legisladores, algo que todavía es una posibilidad. En caso de conseguirlo, el Congreso tendría poder para cambiar los jueces del Tribunal Supremo, aprobar legislación importante e incluso convocar una convención para reescribir la Constitución chavista de 1999. Con la fuerte polarización que vive la sociedad venezolana la oposición debe su victoria al fracaso del chavismo.

Con una inflación que se cree que ronda los tres dígitos, colar interminables a las puertas de los supermercados debido a la escasez de productos básicos y una devaluación del 80% de la moneda en el mercado negro, ha sido la economía que ha vuelto a venezolanos contra el gobierno. Tanto es así que ayer circulaban videos por Internet que mostraban a cinco prominentes políticos socialistas - incluyendo Adan, el hermano de Chávez- abucheados en sus centros de votación al grito de “el gobierno va a caer” o “ladrones”.

La derrota del gobierno de Maduro supone otro golpe a la izquierda en América Latina tras la victoria el mes pasado del centro-derecha en las elecciones presidenciales de Argentina. 

© Publicado desde la Redacción el lunes 07/12/2015 por el Diario La Vanguardia de la Ciudad de Barcelona, España.