Los
opositores no quieren riesgos…
Todos en contra. Sergio Massa, Mauricio Macri, Ernesto
Sanz, Elisa Carrió, Hermes Binner y Pino Solanas.
Análisis
sobre el rechazo al proyecto oficial del pago soberano de la deuda externa. Con
matices, la mayoría de la oposición adelantó que no acompañará la iniciativa
oficial para pagar la deuda en la Argentina. Página/12 consultó a politólogos
para entender las causas y consecuencias de la actitud en contra del gobierno
nacional.
El
envío del proyecto de pago soberano de la deuda anunciado por el gobierno
nacional obligará a los principales referentes políticos de la oposición a
poner el cuerpo en el debate sobre el conflicto con los fondos buitre. A
diferencia de lo que venía sucediendo, el traslado del tema al Congreso implica
un cambio en las responsabilidades políticas de cada espacio, por encima de las
declaraciones públicas que se produjeron hasta el momento. En este contexto,
Página/12 consultó a politólogos y analistas políticos para entender las causas
y las consecuencias de la actitud opositora, que si bien mostró matices, en su
mayoría anticipó un rechazo a la iniciativa. “Esto es como un castillo de
naipes. Se van sacando cartas y nadie quiere ser partícipe de las consecuencias
de un posible derrumbe”, explicó Marcelo Leiras, director de las carreras de
Ciencia Política y de Relaciones Internacionales de la Universidad de San
Andrés.
Al
anunciar el envío de la iniciativa al Congreso, la presidenta Cristina
Fernández hizo especial hincapié en la voluntad del oficialismo de aceptar
modificaciones y alternativas: “Estamos siempre abiertos a las propuestas y
somos todo oídos a quienes tengan una solución mejor. El proyecto está en el
Parlamento y cualquier ciudadano puede ir a exponer y aportar ideas”, aseguró
CFK. Sin embargo, y a pesar de los constantes reclamos por la “falta de
diálogo” del kirchnerismo, el grueso de la oposición no recogió el guante sino
que, en algunos casos, denunció la intención de “socializar” la responsabilidad
en un conflicto mal manejado.
Esta actitud opositora contrastó con el viaje que
realizaron hace unos meses a Estados Unidos acompañando al Frente para la
Victoria antes de que se conociera el fallo de la Corte Suprema norteamericana.
De esa visita a Nueva York habían participado legisladores de todas las
bancadas políticas, con excepción de la Coalición Cívica.
Tras el
reciente anuncio, el primero en salir a cuestionar al gobierno fue el PRO de
Mauricio Macri: “No vamos a aplaudir el default como lo hicieron muchos en
2002. Por eso, el bloque de legisladores del PRO va a votar en contra de este
proyecto”, dijo el jefe de Gobierno porteño. Luego le siguió el líder del
Frente Renovador, Sergio Massa: “No vamos a acompañar el camino elegido, es equivocado
y peligroso”, sostuvo Massa, que para diferenciarse del líder del PRO anticipó
que presentarán una propuesta alternativa. Los radicales también cuestionaron
al Gobierno y rechazaron el proyecto que propone un canje voluntario de los
bonos bajo ley norteamericana por otros bajo ley argentina y también reemplazar
el pago a través del Banco de Nueva York por Nación Fideicomisos.
Para
diferenciarse de todos, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, anunció
su abstención y aclaró que en el caso, muy poco probable, de empate, votaría en
contra. El socialista Hermes Binner no quiso anticipar la posición de su
partido aunque calificó de “innecesario” el proyecto, igual que la UCR. Además,
el ex gobernador santafesino reconoció que en el Frente Amplio Unen analizaron
la posición a seguir con cierto temor a quedar asociados a los intereses de los
capitales especulativos. El único opositor que se pronunció a favor fue
Humberto Tumini, de Libres del Sur, quien si bien le pegó al Gobierno, les
pidió a sus socios del FA-Unen diferenciarse de la postura macrista.
En este
contexto, Ernesto Calvo, profesor de la Universidad de Maryland, consideró que
la oposición “está utilizando su sentido común”. “Si se alinea con el Gobierno,
no capitaliza la confrontación con Griesa y corre el riesgo de pagar el precio
después de enero, cuando el frente internacional se abra a distintas
resoluciones. No importa si es por convicción o por oportunismo, la respuesta
de la oposición no puede ser otra que denunciar a los buitres y al Gobierno”,
afirmó Calvo, en línea también con el planteo de Leiras. La referencia al mes
de enero se debe al vencimiento de la cláusula RUFO, la que establece que la
Argentina debe equipararles a los bonistas que ingresaron a los canjes de 2005
y 2010 cualquier oferta superior a la que se les hizo a ellos. En el escenario
actual, a partir de esa fecha podría producirse una negociación con mayor
libertad con los holdouts.
Por
otro lado, Calvo sostuvo que la oposición no pagaría un costo por oponerse a la
medida, aun cuando el oficialismo lo venga cuestionando por tener una “actitud
mezquina”. “No tiene mayoría en el Congreso, no maneja el Ministerio de
Economía, no tiene vínculo con Griesa y no tiene control sobre ninguna política
del Gobierno. Se puede sentar, criticar a Griesa y al Gobierno, decir que lo
hubieran hecho bien y esperar que le llegue el turno para probarlo”, remató el
investigador, casi describiendo la conferencia de Massa en el teatro Picadilly
cuando luego de cuestionar la iniciativa kirchnerista afirmó: “Este conflicto
tiene solución. Si no nos escuchan, en 476 días (los que faltaban para el fin
del mandato de CFK) lo vamos a resolver nosotros”.
Por su
parte, Leiras diferenció al radicalismo, ya que al tratarse del principal
partido de oposición en el Congreso, actúa con una “responsabilidad
institucional” y evita correr riesgos en un escenario que se asoma incierto.
Según el politólogo, a diferencia de otros casos como la estatización de YPF,
que la UCR acompañó con su voto, la ley de pago soberano no tiene un abanico de
consecuencias claras que permita aventurar los distintos escenarios que se
desencadenarían con su aprobación. Por eso tampoco es negocio para los
opositores acompañar al Gobierno.
Nicolás
Tereschuk, politólogo y uno de los editores del blog Artepolítica, hace
hincapié en la “fragmentación” del espectro opositor, en contraposición con la
“homogeneidad” del oficialismo y sus precandidatos presidenciales. “Cuando se
habla de la crisis de los partidos políticos y la destrucción del sistema de
partidos a partir de 2001, habría que pensar si el FpV –con todas sus flaquezas
institucionales– no termina posicionándose como ‘un partido como los de antes’
donde hay diferencias sobre distintos temas entre los candidatos pero no sobre
un conjunto de temas centrales, una ‘plataforma’”, analizó Tereschuk.
El
politólogo agregó que al igual que en otros sistemas presidencialistas
sudamericanos, con bajo nivel de institucionalización, el choque no se da entre
partidos (oficialismo-oposición) sino directamente entre el presidente y la
oposición. “El presidente suele estar en el centro y la oposición reacciona. En
este caso se da lo mismo”, completa. Por otro lado, incorpora otro elemento
para entender la actitud de la oposición: “Los candidatos no actúan en el
vacío. Hay sectores que los apoyan. Si firman documentos con el Foro de
Convergencia Empresarial (la Rural, UIA, AEA, IDEA, etc.) tienen vínculo con
sectores a los que este tipo de planteos de Cristina les parecen negativos, no
van a salir tampoco a apoyar la iniciativa”, concluyó.
© Escrito por Sebastián
Abrevaya el Sábado 23/08/2014 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad
Autónoma de la Ciudad de Buenos Aires.